Se hizo eco del almacén que explotó pero hubo alivio de que nadie muriera, claro que solo los presentes sabían lo que había sucedido. Para Ryuuto, que Kyouya sea inmortal traía cambios y ahora con lo sucedido tendría mayores motivos para investigar sobre el responsable que buscaba asesinarlo, tarde o temprano llegaría a dar con Nana, debería hacer algo al respecto.
- Ryuuto-kun. – Escuchó a Michiru llamarle. – Quería agradecerte.
- ¿Eh? ¿Realmente funcionó? Los brownies hechos con amor.
- Si. – Asintió ella. – Nana-shan me dijo que estaban deliciosos.
- Excelente. – Ambos chocaron palmas. – Ahora podrán ser grandes amigas, ahora espero mi paga, háblale bien de mí, busco su amor~
- Jeje, ella es amable, seguro un día de estos se dará cuenta… respecto a lo otro. – Puso su dedo en los labios de la rubia.
- Es mejor no decir nada, si Kyouya ha decidido no expresar algo al respecto es que no busca crear preocupación, respetemos eso. – Ella asintió. – Ahora ¿vas a comer con Nana-chan?
- Si, puedes venir con nosotras.
- Quisiera, pero tengo otros asuntos, nos vemos. – Se despidió de ella. El peliverde se puso en camino por los pasillos. – (Para Nana-chan, matar a Kyouya es menos factible en esta ocasión, seguro buscará otra víctima, la pregunta es… ¿Quién?)
En otro lado, Nana y Michiru estaban almorzando, la rubia realmente estaba feliz de haberse vuelto su amiga.
- (Inukai Michiru… ella de forma ingenua buscó acercarse a mí y ahora ser mi amiga, no importa que pase, ella sigue siendo un enemigo de la humanidad, deberé matarla en algún momento…)
- ¿Qué piensas Nana-shan? – Preguntó la rubia al ver el rostro pensativo de Nana.
- No es nada, esos brownies que hiciste estaban ricos.
- Jeje, gracias, Ryuuto-kun me ayudó, él sabe hacer postres deliciosos, si no hubiera sido por su ayuda, nunca lo hubiera conseguido.
- Ya veo, es alguien un poco extraño pero no es alguien malo.
- Es muy bueno. – Respondió Michiru. – Aunque me dijo que te hablara bien de él para que te enamores.
- Ya veo jaja… - Un gotón cruzó su frente. – Deberé agradecerle también más adelante.
- Si. – Siguieron comiendo un rato más, cuando se despidió de Michiru, Nana estaba por irse cuando escuchó algo.
- (¿Qué fue eso?) – Buscó para todos lados sin encontrar nada, estaba segura que alguien la seguía, decidió abandonar ese pensamiento para volver a su habitación, entonces una figura estaba ahí escondida, sonriendo por debajo.
Llegó el siguiente día, Nana no atendió mucho a las clases, tenía un siguiente movimiento que realizar en aquel momento, al llegar el almuerzo, alguien se puso frente a ella.
- Hiiragi-san.
- Esto… eres Tsunekichi-kun ¿no? – Un chico de cabello rubio parado estaba frente a la pelirrosa.
- Así es, la verdad es que deseo hablar contigo ¿podrías venir a almorzar? – Nana no sabía por cual razón deseaba hablar con ella, ella ya sabía sobre él debido al registro que llevaba y lo peligroso que era según el conteo.
- Claro, vamos. – Respondió con una sonrisa. Los dos se fueron mientras por ese lado Ryuuto los observó fijamente. Por el momento los dos llegaron hasta la cafetería para pedir, con Nana pidiendo un tazón de ramen y Tsunekichi otra comida. – Entonces Tsunekichi-kun ¿de qué querías hablar?
- Bueno… es algo un poco extraño, seguro no es que sepas primero sobre mi talento.
- ¿Tu talento? Claro que no.
- Pues verás… puedo ver el futuro.
- ¿El futuro? – La pelirrosa ladeó su cabeza.
- No ese tipo de lo que piensas de verlo con mi mente sino que puedo retratarlo con fotografías, te daré un ejemplo, hace poco tomé una foto y te la mostraré. – Le mostró una de las fotos, en ella se veía a Nana con el tazón de ramen derramado sobre su cabeza.
- ¿Qué clase de broma es esa? Vamos Tsunekichi-kun, no me asustes. – Buscó hacerla de menos.
- ¿No me crees? Solo espera. – Sonrió el rubio.
- Pero no es que sea algo absoluto, por ejemplo, aquí parece que estoy en el asiento de la izquierda, si me cambio a la derecha, entonces podría cambiar.
- Ni lo pienses Hiiragi-san, el futuro que veo no puede cambiarse. – Expresó con una sonrisa, Nana pensó que era posible, así que se cambió, en ese momento llegó la anciana a cargo de la cafetería.
- Aquí tiene su tazón de ramen… - Al avanzar, ella de repente se tropezó con una pluma y entonces se fue para adelante, justo donde estaba Nana, cayendo el tazón sobre ella y quedando empapada, Tsunekichi empezó a reír. - ¡Lo siento mucho, en un momento le traigo una toalla! – la anciana se fue.
- ¿Ves Hiiragi-san? El futuro que tomó con mis fotografías no puede cambiarse. Además de que hay otro motivo, no puedo controlar lo que tomó con las fotos y solo puedo hacerlo de noche, siendo cinco fotos en total, por esa razón capté algo extraño unos días antes.
- ¿Qué tomaste? – En ese momento le mostró otra foto a Nana, una la cual la puso palida en ese momento, era una foto del momento exacto en el que empuja a Nanao por el acantilado. - ¿Qué es esto Tsunekichi-kun? Es demasiado elaborado para ser algo hecho con Photoshop.
- No está trucada la foto Hiiragi-san… ya dije que lo que tomó con mi talento, se hace realidad… así que tu mataste a Nakajima.
- (¿Qué sucede? Eso no es algo que pensé pudiera ocurrir, debo hacer algo…) Tsunekichi-kun, yo nunca le haría nada malo a Nanao-kun, ya afirmé que fue obra de un enemigo de la humanidad.
- No me engañas Hiiragi-san, si esto sucedió con Nakajima, me imagino que fue igual para Shibusawa.
Nana chasqueó la lengua por debajo, el poder de Tsunekichi era demasiado y ahora no tenía una coartada con la que defenderse, su mirada se endureció, el rubio empezó a reír.
- Parece que estuve en lo cierto.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Bueno Hiiragi-san… ayer tomé otra ronda de fotos en mis sueños y entonces salió una foto en particular. – la mostró, en ella se mostraba a Nana estrangulando al rubio en el almacén deportivo de la escuela. – Según esto, me matarás durante una noche que haya luna llena, como tal, el futuro no puede ser cambiado pero no me apetece morir realmente, así que por eso me acerqué a ti, quiero que me prometas que no voy a morir.
- ¿Realmente estás en posición de exigirme algo así? – Expresó ella con molestia, a pesar de ello el rubio no se mostró intimidado por la amenaza.
- Es al revés Hiiragi-san, tu no puedes escapar de esta, a menos que desees que yo revele estas fotos al resto de la clase, será mejor que me hagas caso.
- Maldito… - Gruñó por debajo, la pelirrosa no tenía nada que pueda hacer, seguramente Tsunekichi no se separaría de esas fotos para que pueda tomarlas.
- Entonces Hiiragi-san, si quieres evitar que te delate, deberás de obedecerme, en otras palabras, serás mi novia.
- … ¿Eh? – El ojo izquierdo de la pelirrosa empezó a temblar.
- A decir verdad, nunca antes he tenido novia y que de repente la chica más popular de la clase salga conmigo llamaría demasiado la atención ¿cierto? Así que salgamos juntos como pareja a partir de este momento.
- Eso es demasiado y lo sabes. – Expresó ella con molestia.
- No puedes quejarte a menos que desees que revele tu secreto. – Nana no quería admitirlo pero estaba acorralada, apretó el puño con fuerza.
- Solo debo de fingir ser tu novia ¿cierto? – El rubio asintió.
- Al menos durante la presencia de otros, seamos una amorosa pareja que se ama totalmente.
- … Bien, pero será mejor que nunca muestres esas fotos.
- Claro, yo cumplo mis promesas siempre, las mantendré a salvo conmigo todo este tiempo. – Sonrió este, Nana necesitaría encontrar un momento en el cual logre tomar esas fotos para así guardarlas y luego mataría a Tsunekichi, eso lo haría.
Terminaron de almorzar, el rubio se despidió de ella la cual se fue, entonces este caminó por su lado pero obvio que estaba siendo seguido, así se movió directamente a un sitio en solitario.
- No pensé que me seguirían ¿puedes mostrarte? – Ryuuto apareció en ese momento, el rubio sonrió. – Justamente a quien esperaba, mi segunda cita, seguro escuchaste todo lo que hablé con Hiiragi-san ¿cierto?
- … Jeje, parece que no hay caso, supongo que tus fotos sacaron algo más que no mostraste a Nana-chan. – Como tal sospechó, Tsunekichi le arrojó una foto en ella se veía a Ryuuto colgando del acantilado cuando rescató a Nanao. – Oh… ya veo.
- Pude haberle mostrado a Hiiragi-san esta foto pero seguro si lo hiciera me matarías, por eso decidí guardarla.
- Eres alguien sensato. – Sonrió el peliverde de forma malvada. – Así que controlarás a Nana-chan a tu antojo para que no te mate.
- Solo hago lo que cualquiera y eso es velar por mi vida, no es nada de malo el tener que priorizarlo, aunque deba controlar vidas ajenas, después de todo, para eso somos los talentosos, estamos en la cima de la cadena alimenticia, no es algo malo.
- Ya veo… entonces tendremos un trato, como tal observaste, yo estoy aquí para evitar que Nana-chan mate a los talentos, no me preguntes la razón, es lo único que necesitas saber.
- Claro, me importan poco tus razones, pero Hiiragi-san es alguien peligrosa, el resto confía en ella por el acto que realiza pero ambos somos distintos y me alegra tener un compañero para que me cuide las espaldas.
- Claro, muy a mi pesar y lo malo que seas, debo de salvarte de cualquier cosa que ella te haga, así que estaré ahí para salvarte.
- Excelente, tendremos un trato entonces y nunca le mostraré estas fotos a Hiiragi-san. – Extendió su mano, Ryuuto aceptó el apretón de manos, cerrando el trato entre ambos, ya buscaría la forma para salvarlo, aunque por dentro el peliverde tenía algo más en mente.
Ryuuto fue al almacén donde tenía sus armas, ahí estaba Matsuo haciendo la limpieza por el lugar cuando el peliverde le llamó.
- Parece que tienes algo en mente.
- Alguien ya descubrió a Nana-chan.
- ¿Y eso no es malo? – Expresó el conserje. – Que la descubran arruinaría totalmente tu trabajo.
- Eso lo sé, pero parece que no revelará que asesina, al menos no ahora, conozco a ese tipo de personas y disfrutará jugar con ella, tenerla en la palma de su mano pero si se descuida aunque sea un segundo, le morderán la mano.
- ¿Qué quieres decir?
- Puede ser una novata pero ella sigue siendo una asesina, le han enseñado a lidiar con este tipo de situaciones y ella es inteligente además de astuta, sabrá como librarse de ello.
- Ya veo… ¿claro que lo salvarás al objetivo? – Ryuuto empezó a reír en ese momento.
- Me lo pensaré, admito que su poder es algo que me llama la atención pero… no me gusta lo que hace.
- ¿Qué quieres decir?
- Controlar a Nana-chan, una escoria tan baja como él no se merece a alguien como ella, solo yo tengo el derecho de poseer a Nana-chan y haré que sepa aquello, aunque no me moveré aún.
- Eres alguien territorial al parecer.
- A ningún niño no le gusta que le quiten su juguete favorito, este es el caso y Nana-chan ha sido el mejor juguete que he tenido en mi vida, así que deseo poseerla solo para mí hasta el final.
- Buena suerte con ello, lo más seguro es que nunca se aparte de su lado.
- No lo sabes Matsuo… que solo hay un momento en el cual no podrá mantener vigilada a Nana-chan… y eso es mientras él duerme…
Nana estaba en su habitación, realmente se mostró acorralada debido a las fotos que muestran el asesinato de Nanao.
- (Necesito recuperar esas fotos, no puedo permitir que mi misión se vea comprometida por algo así… Hatadaira Tsunekichi, juro que te asesinaré…)
Llegó la mañana siguiente, al llegar al salón, se hizo el anuncio.
- Escuchen todos, les presento a mi nueva novia. – El rubio abrazó a Nana, claro que eso armó un eco total por todo el salón que estaban sorprendidos.
- ¿Nana-shan? – Michiru miró a Ryuuto con preocupación el peliverde estaba mirando por la ventana, decidió acercarse a él. - ¿Estás bien Ryuuto-kun? Eso de que Nana-shan ahora…
- Estoy bien Michiru-chan… realmente lo estoy. – Volteó a mirarla, tenía lagrimas y su nariz con mocos. – Estoy… bien…
- Ryuuto-kun… - la rubia lo abrazó para que llorara. Nana solo podía desviar la mirada con una sonrisa fingida.
- ¡Hatadaira, como te atreves a ser novio de Nana-chan! – Moguo quiso decir algo pero el rubio puso su mano en frente.
- No puedes hacer nada, ella aceptó mi confesión después de todo.
- ¿Eso es cierto? – preguntó el gordo, Tsunekichi sonrió por debajo, un gotón cruzó la frente de la pelirrosa.
- Si… yo… ahora soy pareja de Tsunekichi-kun.
- ¡aaaah! – Todo el mundo se fue hacia abajo para Moguo y varios chicos se lo lamentaban aunque las chicas estaban molestas por la exageración de ellos, el rubio disfrutaba esa atención.
- (Pronto me las pagarás por esta humillación…) – Pensó Nana para sus adentros.
- (Jeje… parece que Nana-chan perderá la paciencia pronto, así que verás pronto lo que sucede cuando la haces enojar…)
Tsunekichi se sentía seguro mientras tuviera las fotos y que ella no le haría nada, la pelirrosa armaría su plan pronto para librarse de él y asesinarlo, Ryuuto se mantendría al margen por el momento, pero cuando se mueva, lo hará, esa noche predestinada se estaba acercando.
Bueno, ya aquí el siguiente, apareció el chico de las fotos del futuro y como Nana cayó en sus manos pero igual no será por mucho, se moverá para llegar a matarlo, respecto a Ryuuto, no le cayó bastante bien que la use para manejarla a su antojo, puede que veamos la primera muerte aquí, ya se sabrá para el siguiente cap, nos vemos entonces la próxima semana. Saludos.
