(Todo este capitulo es un flashback, es un momento de sesshoxrin que no afectara mucho en la trama si desean saltearlo. Solo hay dos elementos importantes que es el haori y la peineta que habia sido destruida anteriormente)

*Flashback*.

—Rin, sal de ahí.

–Perdón, perdón, perdón…—Era lo único que decía la chica y que repetía constantemente, sin descaso alguno. Su rostro ardía de la vergüenza, mas roja no podía estar cuando tienes la falda levantada por encima de la rodilla con un demonio mirándote fijamente en tierra firme y que para sumarle tendría que ir avanzando a paso de tortuga, asegurándose de que el hielo no se quebrar bajo sus pies congelados.

Lamentaba haberle llamado, silbarle e incluso casi gritado para poder ser rescatada de un lago congelado. El único deseo de la chica era llegar a su tibia cama, cerrar los ojos y desaparecer por un mes. Después de esto, no quería dar más la cara a nadie.

Su amo estaba sin su armadura pero si con sus espadas en la cintura, había sido claro con ella que tendría que salir por su cuenta y que no iba a intervenir de ninguna forma. Y aunque lo estaba haciendo pero en el proceso iba rezando a todos los dioses existentes e incluso había inventado nuevos dioses, su miedo se iba apoderando más de ella y no la dejaba pensar con claridad. Todo parecía que avanzaba bien hasta que pudo oír un crujido, ella se quedó estática y tan dura como pudo. Solo le faltaba unos metros para llegar a tierra firme y su amo ya se encontraba mirándola fijamente, así que avanzo solo unos centímetros y fue cuando pudo oír claramente como el hielo se iba quebrando.

—¡¿ALGO MAS ME TIENE QUE PASAR EN ESTE DIA DE M…—ni siquiera pudo terminar la frase cuando casi se hunde en el agua pero el demonio fue más rápido y con su estola, enredo la cintura de rin sacándola rápidamente antes de que todo su cuerpo quedara mojado.

Ella se encontraba postrada en el suelo con la mitad de su kimono mojado, la estola se iba desenredando y volviendo a su posición original mientras rin se levanta del suelo con cuidado. Estaba temblando de frio, se abrazaba a sí misma para conservar el poco calor que poseía y se maldijo por no haberse abrigado cuando tuvo la brillante idea de salir del palacio.

Todos sus pensamientos y sus maldiciones fueron interrumpidos cuando el amo le arrojo una tela gruesa en sus brazos que atrapo de manera inmediata, evitando que cayera al suelo.

—Te he dicho que no…

— ¡Pensé que era un campo cubierto de nieve y no un rio congelado! — Dijo abiertamente mientras abrazaba la tela entre sus brazos con la vista en el suelo, sintiéndose como a una niña que estaba siendo retada por hacer alguna travesura. —Solo quería recuperar esa peineta con los adornos de flores que usted me regalo… eso es todo…

—No me interrumpas, rin.

La chica levanto su mirada del suelo y miro esos ojos dorados que no estaban cuestionándola por tomar una decisión tan estúpida como el de ir a buscar una peineta en un lugar que apenas conoce, ni siquiera tenía un plan de como volver al palacio sin perderse en medio de tantos arboles blancos. Se percató que su decisión de tratar de ser una mujer independiente solo había hecho traer problemas, seguramente varios guardias serian castigados o peor… decapitados por no percatarse de que había salido sin que nadie se diera cuenta.

–Lo siento, amo.

Había bajado nuevamente su mirada al suelo, pensando en todas las posibilidades en que serían castigados esos sirvientes por su imprudencia y no lo iba a permitir.

—Andando.

Sesshomaru había retomado el camino hacia el palacio con una rin que arrastraba sus pies detrás de él, caminando tan lento para dar tiempo a idealizar un plan y pensando en como evitar una masacre. Sin embargo, su cuerpo pedía a gritos por una fuente de calor y tuvo que frenar por unos segundos para extender esa tela que su amo le había dado hace unos momentos atrás.

Sin darse cuenta, sesshomaru también había detenido su andar y la miraba de reojo mientras ella casi suelta un grito con lo que tenía en sus manos.

—A..am..amo. —Le costaba hablar, miraba la prenda de vestir como si fuera algo sagrado que ella no se atrevería usar por nada del mundo y aunque el demonio espero que la mujer terminara de expresar, su paciencia se agotó antes.

—Úsalo.

—Pero es su haori y no puedo usarlo, amo. — Decía firmemente la mujer con la prenda en sus manos e iba a devolvérselo pero su amo frunció el ceño en señal de desagrado y retrocedió ante la idea.

—Rin.

—Pero…

Ella conocía esa facción del demonio cuándo le desagradaba que una orden no se estaba cumpliendo, estaba segura que su paciencia estaba por agotarse nuevamente y no se arriesgaría a tentar a su suerte. Suspiro y extiendo la prenda para colocarse el haori, cerrándolo con cuidado sobre su pecho a pesar de que era demasiado grande para ella. Realmente era muy útil para combatir el frio, se sentía cómoda y hasta había vuelto a retomar el camino en silencio con su amo caminando por delante.

Sin embargo, quería evitar a toda costa los daños colaterales por su imprudencia y fue cuando una idea se hizo presente en su mente. Miro la mano de su amo, estaba totalmente segura de hacerlo y solo sería un momento para decir lo que tenía que decir. Solo un momento, lo diría y luego lo soltaría.

Y con ese incentivo, fue avanzando rápidamente hasta poder sujetar la mano de su amo con las suyas provocando que el demonio se detuviera bruscamente pero dándole la espalda en todo momento.

—Amo, solo quería decirle que lamento haberle ocasionado problemas pero tengo una petición y es que no castigue a los guardias que velan por mi seguridad. Ellos no tuvieron la culpa de nada, no deseo que me odien más de lo que me odian por ser humana y si desea que me valla… pues… lo hare pero no les haga daño por algo que yo hice. Castígame a mí y desate su furia conmigo pero no con ellos…

Sesshomaru no solo escucho con atención su petición sino que se giró para poder mirarla directamente a los ojos y tomo las manos de rin para jalarla hacia él, atrayéndola hacia su cuerpo mientras una de sus manos fue a rodear la cintura de la humana que no solo estaba mirándolo sorprendida por su acción sino que estaba volviendo a sonrojarse.

Ella se encontraba tan apegada a su amo que bajo de manera inmediata su mirada hacia cualquier zona que no fuera a sus ojos, podía sentir esa mano sobre su cintura y como evitaba la posibilidad de que ella se alejara aunque no tenía la intención de hacerlo. Cerró los ojos fuertemente con el corazón martillándole en sus oídos, pudo sentir una respiración sobre su cuello y como unas garras que pasaban por su cabello con sumo cuidado.

La mano que se hallaba en su cintura la obligo arquear la espalda causando que su pecho se apegara al de su amo mientras que el demonio blanco ansiaba probar la piel de su protegida pero solo se limitó a oler el aroma de flores mezclado con el olor de él. Le agradaba y le resultaba fascinante, tan así que apretó aún más su cuerpo con la de él y sus labios rozaron la piel expuesta del cuello femenino.

— ¿Amo?...—Ella susurro su nombre pero contuvo su aliento cuando el demonio tomo con su mano libre uno de sus mechones y su rostro subió para se acercaba peligrosamente al de ella. Podía sentir como sus respiraciones se cruzaban, solo necesitaban acortar unos centímetros más y aquellos sentimientos que se guardaban se encargarían del resto.

—Deja de provocarme, rin. —Dijo con voz grave y haciendo que la mujer se sonrojara aún más y se quedara casi sin aliento. Rin en respuesta apoyo su mano temblorosa en la mejilla del albino y hablo con miedo pero segura.

—Solo le quería pedir eso… mi señor…

Rin hablaba casi en forma de susurro, no sabía si lo había provocado o no pero no iba a dejar pasar la oportunidad.

Sin embargo, el albino se separó de ella y comenzó su andar hacia el palacio mientras que rin trataba de recuperar el aliento.

—Camina, rin.

—S..SI!

Ella iba detrás del el, en silencio pero por dentro ansiaba hablarle y decirle nuevamente sobre su petición. Realmente no deseaba más enemigos en el palacio, quería ganarse la confianza de aquellos que la ayudaban y poder entablar una conversación normal sin que la mitad la miraran con miedo. -

–Permanecerán ilesos, rin. Sin embargo, tu desobediencia no será ignorada. —Hablo el demonio de forma apacible mientras continuaba su camino como si hubiera leído la mente de su protegida, respondiendo a su petición y acabando con su ansiedad.

Ahora era ella quien estaba en problemas con su amo pero podía quedarse tranquila de no habrá repercusiones porque ese era su deseo, sabía que algún castigo iba a recibir por ponerse en riesgo pero ¿cuál sería?

Ella tomo aire suficiente como para que su respuesta no hiciera enfadar más a su amo, reunió todo el valor que poseía y levanto la vista del suelo manteniéndola en alto.

—Lo que desee el amo Sesshomaru.


Lo que quedaba del camino fue realizado en completo silencio, llegaron al palacio cuando había anochecido y muchos de los sirvientes recibieron al lord mientras que la cuidadora personal de rin fue atenderla de manera inmediata.

Algunos de los guardias se relajaron cuando el lord continúo su camino hacia el salón donde convocaban a generales, mensajeros e incluso a otros señores de otras tierras para discutir asuntos importantes.

Otros continuaron sus tareas habituales mientras que rin era jalada por su cuidadora por los pasillos principales hasta su cuarto, ambas mujeres ingresaron a los aposentos de rin mientras que deslizaban la puerta para cerrarla con su cuidadora muy enojada.

— ¿Dónde te habías metido?

—Azami, lo siento pero hable con el amo y no va a hacerles nada. —Dijo rin tranquilamente mientras se sentaba en el futon, mirando fijamente a su los ojos a su cuidadora.

—Ese no es el problema, rin. —Dijo muy enojada—El problema es que tu llamado provoco que el amo dejara una reunión diplomática, generales de otras tierras vinieron con información para el amo y tuvo que dejar a jaken a cargo para ir a salvarte. ¿Sabes que esto podría ser una ofensa por el lord que los envió?

—Lo…lo sé pero…—Rin la miraba preocupada y sabía que esto podría traerle problemas en un futuro muy cercano aunque no lo deseara.

–Rin, debes entender que el amo no puede estar contigo para siempre. Tienes guardias, sirvientes e incluso a algunos demonios fuera del palacio que están a tu servicio. —Suspiraba frustrada y cansada.

— ¡YA BASTA! —Se levantó de golpe del futon y la miraba con enojo. — Se perfectamente lo que sucede a mi alrededor, como y cuando. Soy consciente de las repercusiones que tendrá mi actitud y lamento no ser lo que esperaban, lamento no conocer las reglas de su mundo pero trato de ser lo suficientemente autosuficiente como para que no tengan que preocuparse por mí.

–Debemos hacerlo y tú sabes por qué…—se acerca a ella mientras ingresaba otra sirvienta a la habitación con la comida de rin en bandeja. — eres la favorita, su protegida y…—se mordió la lengua para no decir que era la futura compañera del demonio, aun no era tiempo de decirle y ni siquiera la habían preparado para tal puesto.

— ¿Y qué?

—Come rin, debes reponer tus fuerzas porque mañana será un día muy difícil para ti.

—pero…

—Hazlo

Azami se retiraba mientras la sirvienta le dejaba la bandeja sobre el futon, pensando en cómo podrían evitar sus salidas improvistas y retenerla más tiempo dentro del palacio.

Rin en cambio comió de lo que se le había servido, de apoco y por bocado. Por momentos, tomaba un sorbo del jugo que le habían traído con la comida y cuando estuvo satisfecha agradeció a la sirvienta que ya retiraba todo lo usado rápidamente.

La chica simplemente se estaba preparando para irse a recostar, un baño rápido y el uso de uno de los tantos perfumes que le había regalado su amo era suficiente como para que ese día fatídico terminara de la mejor manera posible.

Solo dejo una vela encendida que ya estaba por consumirse por completo, se recostó de costado y se tapó con la manta hasta por encima de la cabeza por el frio que aun recorría dentro de su cuerpo.

Podía oír ese cantoneo, ese hermoso canto de los grillos que irrumpía el silencio de la noche y a veces podía oír el paso de algún que otro sirviente limpiando el pasillo. Aquella servidumbre que hacia su trabajo incluso a oscuras y en completo silencio, nunca se dejaban ver y jamás se hacían notar.

Rin había pedido a este tipo de servidumbre que aunque sea le permitiera poder oír los pasos para saber que no estaba tan sola como ella creía y así fue cada noche desde su pedido. Pudo cerrar los ojos, juntar un poco más sus rodillas a su pecho y abrazarse a sí misma para concentrar el calor que le proporcionaba sus mantas.

Sin embargo, esto se volvía realmente tedioso y empezaba a dar vueltas por el futon. Abofaba, volvía a cambiar de posición una y otra vez pero nada. Se encontraba tan despierta como esos sirvientes nocturnos del amo, escuchaba como los grillos cantaban más fuerte y hasta la brisa del viento mover suavemente las hojas de los árboles.

Cerró los ojos una vez más, quería poder abrazarse a ese sueño reconfortante y renovador. Volvió a su posición original, de costado pero abriendo nuevamente los ojos y mirando hacia la ventana desde su cómodo sitio.

Esa noche no iba a poder conciliar el sueño tan fácilmente como esperaba, no quería saber la hora que era pero calculaba que había pasado varias horas desde su último intento y nuevamente cerro los ojos para hacerlo por última vez antes de dignarse a levantarse a hacer algo que ocupara su tiempo.

Fue en este último intento cuando dejo de escuchar a la servidumbre, no había ningún ruido proveniente de los pasillos y pudo oír como se deslizaba su puerta para dejar el paso a algún extraño ser a meterse en sus aposentos.

Había cerrado la puerta, se escuchaba claramente los pasos de ese ser acercándose a su futon y la madera rechinando bajo el peso de este mientras ella empezaba a controlar su respiración, simulando un sueño profundo que no poseía.

Cinco, síes y siete pasos había hecho para llegar hasta ella. Lentamente metió su mano por debajo del futon para sujetar el mango de una daga que el amo le había regalado hacía tiempo atrás para que se pudiera defender.

Sintió como el futon se inclinó hacia un costado, se había acostado a lado ella y eso fue suficiente. Agarro firmemente el mango de la daga y se giró rápidamente para clavarlo sobre el intruso, sobre aquel que osaba en querer tocarla pero una mano que sujeto firmemente su muñeca la había frenado. Sintió como el peso del otro cuerpo la empujó hacia atrás bruscamente, la obligo a recostarse boca arriba y se posiciono encima de ella. Tuvo que soltar la daga con sola la presión de su mano sobre la muñeca mientras ella ya se disponía a prepararse para recibir su contrataque. Tenía la respiración agitada, el corazón latiendo tan rápido que la ensordecía y cerró tan rápido los ojos que iba apretándolos con fuerza.

— ¿Te atreves a atacarme, Rin?

Abrí rápidamente los ojos ante las sorpresa, no podía creerlo y menos que había sido capaz de atacar al amo sesshomaru.

"¿Cómo pude ser tan tonta y no haberme dado cuenta? " Se reprochaba intensamente

"Claro, como si cualquier demonio hubiera sido capaz de escabullirse por mi habitación sin que el amo no se percatara…. ¡IDIOTA! "

–yo… yo…—MI voz temblaba, no podía articular más de una palabra y hasta podía sentir su mirada encima mío aunque yo no pudiera hacerlo. —Yo no sabía que era usted, yo lo siento… no…no puede distinguir nada en esta oscuridad…yo…—Estaba por romper a llorar, seguramente me odiara por lo que hice y por haberle faltado el respeto.

—Rin, no llores. — Su voz era tranquila y apacible, como si no hubiera hecho nada malo pero lo hice. Millones de pensamientos se amontonaban en mi mente mientras me concentraba en no llorar hasta sentí su mano en mi mejilla que provoco que me sonrojara rápidamente.

—Lo siento… amo…—Dije en forma de un susurro que se extinguió rápidamente en la ultima palabra, el podía oírlo claramente pero al sentir su respiración entrelazándose con la mía hizo que me quedara sin aliento para poder continuar hablando.

Tenía los ojos entrecerrados, sus manos fueron sobre mis muñecas y las llevo a la altura de mi rostro. Podía sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, el calor siendo interrumpido por las mantas que se encontraba en medio de los dos.

Solté un pequeño respingo cuando sus labios se apoyaron sobre los míos comenzado un leve contacto, acompañado con un leve rose y de manera lenta como si estuviera analizando la situación o tal vez probando algo.

El llevo mis manos por encima de mi cabeza, los juntos y las sostuvo unidas con una sola mano mientras su otra mano se dirigía a tomar mi mentón, ocupándose de sostenerlo para que alzara un poco más mi rostro hacia él.

Todo estaba sucediendo de manera tan lenta, tan silenciosa que parecía que el tiempo se había detenido momentáneamente y sin pretender nada, mi cuerpo fue más rápido que mi mente.

Me encontré arqueando un poco la espada, mi respiración se tornó pausada y pesada. Mi piel se había erizado, había separado mis labios en una clara invitación a que continuara y hasta le había permitido posicionarse entre mis piernas mientras doblaba mis rodillas. Anhelaba, deseaba y buscaba que es beso se concretara.

—Rin no será castigada. Sin embargo, este sesshomaru desea algo de rin. — Dijo con una voz grave y aun teniendo sus labios sobre los míos, causando nuevas sensación sobre mí que no podría explicar.

—Si usted lo desea, no me opondré… mi señor…

Sesshomaru soltó las manos y el mentó de la mujer que tenía por debajo para quitar las mantas que solo estorbaban entre ellos, estaba por volver a colocarse de nuevo entre en medio de las piernas de rin cuando ella sorpresivamente se sentó en el futon para rodear el cuello de su amo con sus brazos mientras ocupaba sus labios sobre los de el de manera torpe. El demonio puso sus manos en su cintura, la recostó nuevamente y luego se apoyó sobre su codo a un costado para no apoyar todo su peso sobre el de ella.

Ambos habían profundizado ese beso, tornándolo en uno lleno de necesidad y cargado de pasión. Rin pasaba ambas manos por su cuello y luego por su nuca hasta llegar entrelazar entre sus dedos las hebras plateadas de su cabello, respondiendo rápidamente a la lengua de su amo que se encontraba dentro de su boca.

El demonio por su parte, retiraba la tela de su juban que cubría sus hombros y el inicio de sus pechos con una sola mano. Termino por abandonar los labios rojos de su protegida y fue directo a besar la piel que hacía tiempo ansiaba probar, iba mordiendo y estirando con cuidado la piel de su cuello para luego dejar un beso que provocaba descargas placenteras sobre la mujer.

Ella deslizo sus manos por el pecho de su amo hasta aquel nudo que mantenía su haori intacto mientras arqueaba más la espalda y exponía aún más su cuello, provocando más al demonio que devoraba su cuello hasta dejarlo demasiado irritado por sus constantes lamidas y besos.

Rin fue deshaciendo el nudo y el haori se fue abriendo, permitiéndole tocar y explorar zonas que nadie había podido llegar.

Sesshomaru no se negó, todo lo contrario que mientras sus labios descendían hacia el inicio de los senos de rin, él se deshizo rápidamente de la parte de arriba de su vestimenta y lo arrojo lejos del futon compartido.

Ella iba a tocarlo, iba acariciarlo y quería besar su piel como él lo hacía con ella pero todas sus ideas se esfumaron cuando el demonio expuso uno de sus senos, soltó un gemido cuando sintió una lengua haciendo círculos sobre su pezón antes de ser lamido por completo por el demonio.

Todo se resumía en el placer que producía ese demonio sobre sus pechos, lamidas y leves mordidas sobre la piel humedecida por la saliva de ese ser que no frenaba en saborear sus senos. No parecía satisfecho que busco más y más, causando que la piel se enrojeciera.

—Aaa...a…amo…—Rin gemía y arqueaba con fuerza su espalda que facilitaba el acceso mientras ella apretaba con fuerza sus ojos, apretando las sabanas del futon con sus manos.

Sesshomaru finalmente abandono sus pechos y volvió a ocupar los labios de la mujer en un beso lleno de lujuria.

Ella paso sus manos por su pecho desnudo, por su abdomen y posiciono sus manos en la cadera del demonio antes de que este hiciera un movimiento rápido para hacer fricción con la ropa de la parte de debajo de por medio sobre la intimidad de la mujer. Rin ahogo su gemido en el beso mientras pudo sentir el grosor, el tamaño y lo endurecido que se encontraba el miembro del demonio.

Con solo ese movimiento él pudo oler la excitación de rin en el aire, ella estaba incitándolo aún más y todos sus sentidos fueron ensordecidos ante el instinto demoniaco de poseerla.

Rin clavo sus uñas en la cadera del su amo aunque no produjo ningún daño sobre la piel del demonio y movió la suya para provocar un poco más de fricción, quería sentirlo de nuevo y buscaba más.

El corto el beso y apoyo su frente sobre la de ella cuando respondió a su pedido, comenzó en un vaivén duro. Llevo sus garras a clavarse en el colchón y no sobre el cuerpo que estaba por debajo de el mientras la fricción aumentaba con ella gimiendo.

—¡Aaaahh!… a..a..amo… ¡aaahh!... espere...

El demonio gruño por debajo, no esperaba que lo frenara y menos cuando ya estaba pensando en arrancarle la ropa sin importarle si aún lo deseaba o no. La mujer respiraba agitada y trataba de hablar pero primero buscaba tranquilizarse un poco mientras el demonio que tenía encima de ella hacia mucho uso de autocontrol, su instinto decía que debía acabar con esa pausa y meter su miembro dentro de la vagina de esa mujer que lo estaba empezando a un poco desesperar.

No era la primera vez que algo así sucedía, no era la primera vez que ella gemía su nombre y tampoco que el la besara. Sin embargo, si era la primera vez que el demonio se había atrevido en ir al cuarto de su protegida solo por la necesidad de poseerla y no en su despacho o lejos de la vista de todos.

—Habla rin de una maldita vez. —Su voz había cambiado y mientras olfateaba la excitación de ella en su cuello, ella finalmente hablo.

—No podemos hacerlo. No… no estoy lista aun.

—Mientes, tu olor es evidente. – Hablaba con su rostro en el cuello de ella y una de las manos de sesshomaru fue a acariciar el muslo de la mujer, incentivándola a continuar con eso.

— ¿Cómo podría estar lista si usted no me dice que posición ocupo en su vida? —De manera inmediata escucho como gruño, lo había fastidiado. —Lo que rin quiere decir, es que…—llevo sus manos a las mejillas del demonio para hacer que la mirara a través de la oscuridad mientras ella miraba en donde creía que estaba sus ojos, logrando que se tranquilizara un poco y el pudiera prestarle atención — es que no estoy lista para esto y que aún no es el momento, rin desea que sesshomaru solo la espere un poco más.

El demonio solo se tomó varios minutos para pensarlo mientras ella esperaba una respuesta, solo oyó otro gruñido por debajo pero esta vuelta era un gruñido de enojo y se levantó. Ella se acomodó la ropa y se sentó en el futon, estaba por decir algo cuando sesshomaru la interrumpió.

–Duerme, rin.

Escucho la puerta cerrarse y unos pasos alejarse de sus aposentos, dejando atrás a una rin en plena oscuridad y en silencio.

*Fin del flashback*