Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA]
Marinette pestañeó varias veces en señal de no entender a lo que se refería. - Vamos, no me digas que no lo sabes. - la azabache negó con la cabeza.
- Pues permite recordártelo - y lentamente volvió a besarla pera esta vez sin nadie que los interrumpiera, Marinette se derretía ante el hecho de que Adrien la estaba besando y como besaba el jodido..., había encontrado la posición ideal donde sus labios encajaban a la perfección y con un ritmo suave y acompasado se dejaban llevar por los sentimientos guardados durante tanto tiempo. Con cada movimiento se exigían más el uno del otro. Adrien estaba perdido en el dulce manjar que para él eran los labios de su niña, con la tersura de la seda y el dulce sabor del melocotón maduro se extasiaba una y otra vez en cada envite de ella.
Marinette estaba en su particular nirvana, ¿cuántas veces desde que lo había conocido había fantaseado con ese momento?, ¿docenas?, ¿cientos?, ¿miles?, ya daba igual ese momento por fin había llegado y era solo de ellos dos, él era de ella. Ante esa idea apretó su agarre contra el cuello de su chico profundizando aún más el beso que poco a poco iba transcendiendo a otros niveles. Estaba ansiosa, no quería abrir los ojos porque si esto era un sueño no quería despertar, enterró sus gráciles dedos en la rubia cabellera jugando con cada mechón. Deslizo su mano derecha hacia abajo acariciando la mejilla del joven modelo a su paso, se detuvo al llegar el cuello de este, ahí pudo sentir con intensidad los frenéticos latidos del corazón desbocado de Adrien, con suavidad volvió a subir su mano acariciándole el lóbulo de la oreja y la base de esta por el lateral.
Adrien abrió grande los ojos ante la agradable sensación que la azabache le provocaba con sus caricias y sin poder evitarlo un ligero gemido salió de su garganta.
La azabache se sorprendió ante el gutural sonido que sin quererlo le había erizado cada vello del cuerpo, una ligera sonrisa de picardía se dibujó en sus labios sin despegarlos de los del rubio, sabía lo que eso había sido y lo mejor era que ella había sido quien lo provocó. Noto como Adrien dejaba de besarla al parecer él chico se había avergonzado de su espontánea expresión de placer, sin tiempo para timideces Marinette separó ligeramente los labios y en un inesperado movimiento atrapó con delicadeza el labio inferior de su chico entre sus dientes. Adrien abrió los ojos sorprendido ante la acción de ella pero lo peor fue cuando noto como pasaba suavemente su lengua por su labio apresado. Dios, la chica lo estaba matando con ese simple gesto, no pudo evitar que un sonido algo más grave que el anterior volviera a salir de su garganta.
El caso de Marinette no era distinto, todas esas sensaciones eran tan nuevas para ella que no sabía qué hacer solo se estaba dejando llevar guiada por el amor y la pasión que su chico le provocaban. Ella era un mar de sentimientos en plena ebullición con la necesidad de explorar más, de querer más. Cerró más su abrazo sobre él evitando que pudiera alejarse, ese segundo sonido no hizo más que avivar aquello que ahora la quemaba por dentro, en un impulsivo movimiento liberó su labio y ante la sorpresa del chico tomo posesión de su boca.
Adrien estaba ensimismado, los labios insaciables de Marinette lo tenían a su entera merced. Al sentir la cálida y suave sensación que la juguetona lengua de la azabache provocaba en su boca encendió aún más su deseo por corresponder a sus atenciones, empezando así un frenético baile de seda y fuego. Adrien subió su mano hasta la nuca de su chica reduciendo aún más si se podía la distancia entre ellos.
Su otra mano se paseaba en sinuosos movimientos sobre la espalda de la azabache generando sensaciones de placer en ella, lentamente la fue bajando por toda su columna hasta ese punto donde la chica no pudo evitar soltar un tímido gemido que para Adrien fue como la voz de un ángel.
Después de un rato sus movimientos iban descendiendo en intensidad, no es que ellos desearan detener ese huracán de pasiones contenidas pero el rellano de la escalera no era el mejor sitio para ello y mas estando en el piso de abajo los padres de la chica. Al final separaron sus labios los cuales no ocultaban las sonrisas de felicidad, sus frentes aún permanecían unidas, su respiración se entrecortaba y sus pechos chocaban con cada bocanada del necesitado aire. El fue el primero en abrir los ojos viendo frente a él el bello rostro ruborizado de su niña, cuando ella abrió con parsimonia sus ojos, Adrien los miro maravillado eran como el más bello amanecer sobre el azul mediterráneo.
- Te amo, princesa. - apresuró a decir para después depositar un corto beso en sus labios.
Una grácil risita salió de los labios de Marinette. - Te amo, chico guapo. - correspondiendo con otro beso.
- ¡Vaya!, eso fue intenso. Por dios, vaya que lo necesitaban. No quise interrumpirlos pero iba a proponerles que se buscaran una habitación.
- ¡ALYA!. - exclamo la azabache ocultando su sonrojada cara en el pecho de Adrien.
Adrien sonreía con un ápice de orgullo a la vez que le daba ligeras palmaditas en la espalda para tranquilizarla.
Marinette giró levemente la cabeza sin separarse del todo del pecho del joven modelo, lo suficiente para ver de soslayo a su inesperada amiga.
- Dime que no lo has grabado. - Marinette veía a su amiga con ojos acusadores.
- ¡No!, claro que no, ¿por quién me tomas?. - con un rápido movimiento escondía su teléfono atrás de su espalda.
Ante la desconfiada mirada de la azabache Alya camino con tranquilidad hacia la escalera.
- Marinette sabes que te adoro y serás la primera en tener una copia. - ya estaba en el primer escalón lista para escapar antes de que su amiga se lanzara hacia ella.
Adrien le hizo un gesto a Alya señalándose a sí mismo con el dedo varías veces.
- Y Adrien el segundo. - remató lanzándose a la huida escaleras abajo.
- ¡Alya, vuelve aquí con ese teléfono!. - exclamo tratando de zafarse del abrazo de Adrien para tratar de alcanzar a la traidora de su amiga.
- Ja, ja. No te preocupes sabes que solo está bromeando. - dándole un beso en la frente la soltó.
La azabache ya más tranquila lo miro con una sonrisa. - Tienes razón, ¿nos vamos a nuestra ciiita? - se regocijaba con solo pensar que iba a tener una cita con él.
- Ja, ja. Claro que si princesa. Después de ti. - le cedía el paso con una caballerosa reverencia.
Adrien había reservado en El Café de la Paix, sabía que por su decoración y ambiente sería del agrado de Marinette y su situación cercana al Jardín de las Tullerías lo hacía ideal para un tranquilo paseo mas tarde.
Y así se encontraban ahora paseando tomados de la mano como tantas otras parejas.
- Me ha encantado. El lugar era precioso. Gracias - dijo cariñosa.
- Gracias a ti princesa, tu compañía ha sido lo mejor de la velada. - la azabache se sonrojó ante el tono adulador del rubio - ...Y gracias por la oportunidad, la verdad no hubiese tenido nada que hacer contra tu guapo modelo rubio. - miraba divertido el mohín en la cara de su chica.
- Eres un tonto. - le dio un golpe en el hombro pero sin soltar su mano.
- Si, pero soy... - antes de que pudiera terminar la frase la chica lo tomó de las solapas y lo giró hasta quedar frente a ella sin ningún espacio entre ellos.
- Si. Lo sé, eres mi tonto...solo mío. - tiro más de él hasta poder juntar sus labios en otro apasionado beso, al separarse Adrien la miraba absorto con una sonrisa infantil. - Y que no se te olvide. - recalcó antes de volver a besarlo.
Llegaron a la casa de Marinette poco antes de que la panadería cerrara, en su interior Tom recogía las bandejas de las estanterías mientras que Sabine revisa las ventas en la caja, al oír la campana de la entrada ambos miraron hacia la puerta. Sabine sonrío con alegría al ver entrar a los dos jóvenes de la mano, su hija se veía feliz.. Atrás quedaban los días de tristeza y preocupaciones, soltó una imperceptible risita al pensar en lo inocentes y despistados que eran los dos.
- Buenas noches chicos. ¿Como lo han pasado? - saludó Sabine con su siempre amable sonrisa.
- Muy bien mamá, Adrien me llevo a un lugar encantador y después paseamos por los Jardines de las Tullerías. - la azabache se abrazó al brazo de su novio.
- Awww, que romántico.
- Si, fue todo perfecto. - confirmó la azabache con tono enamorado y mirando a Adrien, quien se sonrojaba por momentos.
- Mamá, Adrien me va acompañar arriba antes de irse.
- Muy bien, nosotros subiremos en un rato más. - dijo refiriéndose a su marido y a ella.
- Con permiso. - pidió educadamente el rubio al pasar al lado de la madre de su novia. - y buenas noches señor Dupain. - saludó a Tom que en todo momento había permanecido en silencio viendo a la joven pareja.
Sabine se acercó a su marido quien aún seguía sorprendido con la mirada puesta en la puerta por donde habían salido los adolescentes.
- No sé de qué te sorprendes, tú mismo dijiste que Adrien aparecería cualquier día con su novia. - Sabine se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla a su marido.
Tom miró a su mujer y esbozó una sonrisa - Si, lo dije y es muy guapa. Hacen una linda pareja. - el fornido hombre abrazó a su mujer por los hombros apegándola a él y compartiendo una tierna mirada de complicidad.
FIN
