Capítulo 7
-Creo que esta manta es bastante caliente.
-Sí, gracias.
-Los elfos dijeron que la cena estaría lista en un rato.
-No tengo hambre en realidad hijo.
-Yo tampoco. Podríamos tomar té si quieres.
-Eso suena bien.
Scorpius fue a sentarse en un sillón cerca de la cama de sus padres, bueno, ahora únicamente de Draco. Le estremeció la idea de pensar que tan solo unos días atrás estaba sentado ahí mismo, cuando a su madre se le fue la vida delante de sus ojos. Y su padre... su histérico padre que lloraba, gritaba, y parecía a punto de desmayarse a la vez.
Él simplemente se había quedado mirando, sin ser capaz de decir una palabra. No recordaba mucho más de aquel día, pues de repente sintió que alguien lo hacía ponerse de pie y luego... luego ya estaba en el funeral. Suponía que los sanadores lo habían ayudado, o quizá fue su tía Daphne. No estuvo realmente consciente de lo que pasaba hasta que enterraron a su madre en el panteón familiar, y luego volvió solo a su casa, y comenzó a empacar. Después tuvo que aparecerse en una de las chimeneas de Londres para poder llegar a King's Cross, y luego estuvo caminando por el mundo muggle; seguramente un muchachito rubio, con los ojos aún hinchados por el llanto, vistiendo totalmente de negro y con un enorme baúl tras él se veía bastante peculiar.
Alzó la vista, su padre tenía los ojos posados sobre él, y una mirada muy preocupada. Scorpius parpadeó.
-Sólo pensaba- murmuró.
-No tienes que estar aquí si no quieres- le respondió Draco, que jugueteaba con sus dedos-. Tal vez sea mejor si vas a dormir un rato.
-Estoy bien aquí- Scorpius encogió las piernas en el sillón y se recargó en el brazo de este.
-¿Cómo van las cosas en Hogwarts?- le preguntó Draco tras un rato en silencio.
-Igual que siempre- dijo él, manteniendo su voz con un tono indiferente-. Una total mierda- masculló.
-¿Cómo?
-Nada, todo bien. No debes preocuparte.
-Supongo que estos días allá fueron difíciles... por lo de tu madre, y luego tu padre haciendo un espectáculo- bajó la mirada, deprimido-. Ojalá no haya arruinado tu reputación...
Scorpius soltó una especie de risa, pensando en su "reputación".
-Espero que tus amigos no piensen mal de ti ahora.
Scorpius sintió más ganas de reírse, su padre en verdad no se enteraba de nada.
-Quizá puedas escribirles, aunque me imagino que les contaste tu plan antes de venir.
De repente sintió sus labios alzarse en una sonrisa tensa y dolorosa, y sus ojos cristalizarse.
-Aunque espero que piensen que hiciste bien. Todos deben saber lo bueno que eres Scorp.
Soltó pequeñas risas, extrañas y perturbadoras mientras su padre seguía hablando.
-Siempre lo supe, desde que naciste te parecías a tu madre.
Y luego sus ojos estaban completamente inundados.
-Tienes su alma bondadosa, las personas como ella y tú siempre contagian la felicidad.
Scorpius no pudo más, de repente se estaba riendo. Ojalá hubiera podido decir que era sus primeras verdaderas carcajadas desde que era un niño pequeño, pero la verdad es que no sentía ni una pizca de alegría. Ni siquiera sabía por qué reía, ni siquiera sabía cómo reír, y la cara le dolía por lo forzado de esa falsa sonrisa, y las lágrimas se le escurrían, y sabía que eran lágrimas de dolor. Miró a su padre, que le decía algo, pero él ya no lo escuchaba. Scorpius se levantó y salió de prisa hacia su habitación. Apenas llegó se tiró de rodillas en el piso, esperando a que pasara ese ataque de lo que sea que fuera.
Demoró unos minutos, al final le dolía el rostro, el estómago y los brazos porque se pellizcó para detenerse. Tenía la cara empapada de lágrimas y los ojos hinchados. Respiró hondo para calmarse y buscar alguna explicación para decirle a su padre. Luego miró al frente, hacia las grises nubes que podía observar a través del ventanal.
-Estoy más jodido de lo que pensaba.
