Draco no solía mostrarse como realmente era, con personas a las que no le tenía confianza. No solía reírse a carcajadas o hacer pucheros con los labios cuando estaba enojado, o actuar consentido, o les dejaba opinar sobre su vida íntima si no eran sus amigos de confianza.

Y lo poco que lo conocía, era casi nada, ya que Draco Malfoy era todo un misterio a sus 27 años.

Pero sus amigos, esas personas que prácticamente lo conocían desde que usaban pañales, sabían todo de él, como él lo sabía todo de ellos.

Su circulo intimo estaba conformado por sus mejores de la infancia, Pansy Parkinson, su mejor amiga - la cual trata como una hermana- Blaise Zabini, su compañero de aventuras - el que siempre lo acompaña en sus locuras y desvíos-y Theodore Nott, su consejero -y la voz de la razón en el grupo-

Habían crecido juntos y se habían educado juntos, eran casi tan inseparables como la uña y la mugre. Hacían todo juntos, se salvaban de los problemas y se comprendían sin palabras.

Otro círculo cercano con el cual se sentían a gusto eran con su grupo de ex-compañeros de instituto de aquel entonces. Crabbe Vincent, Gregory Goyle -los mastadontes pero fieles compañeros- Millicent Bulstrode -la sarcástica y fría mujer que ponía a todos al límite- e incluyendo a Daphne y Astoria Greangrass -las sensibles pero calculadoras del grupo- quienes siempre estaban allí para consolarte y ayudarte cuando lo necesitabas.

Luego también estaban sus colegas del trabajo, Cho Chang y Katie Bell, quienes admiraban su trabajo y lo conocían lo suficiente como para agradarle a él y a todos sus amigos.

Pero con quien Draco se mostraba totalmente sincero era sin duda con su mejor amiga -después de Pansy, por supuesto- Luna Lovegood.

Luna era gran chica, dueña de una cafetería cerca de la oficina de Draco. Ella era además la consejera amorosa más conocida de una revista muy popular llamada Corazón de Bruja, una bajo un seudónimo. Había ayudado mucho en el pasado cuando Draco se había hundido tras su primera falla amorosa.

Con ellos, Draco podía actuar como quisiera. Por que ellos lo conocían, no tenía que ponerse aquella máscara que usaba con todos.

Y sólo ellos sabían la verdad del por que Draco no se enamoraba o siquiera intentaba hacerlo.

Por que en toda su vida, Draco sólo se enamoró dos veces. De Harry Potter cuando estaba en el Instituto, descubriendo así su identidad sexual, y de Víctor Krum cuando llevaba su carrera de abogacía antes de mudarse a Francia.

Y sabían que ambos enamoramientos lo habían dejado marcado, el primero no tanto, pues ese era un amor unilateral y no correspondido que el otro nunca supo pero que Draco aún mantenía grabado. Y el segundo, que lo daño tanto emocional como físicamente, que fue casi imposible para Draco recuperarse en su totalidad.

Por que todos sabían que Draco era del tipo romántico, aunque realmente no lo pareciera.

Era por esa razón que amaba las historias de las comedias románticas, ya que siempre deseó un romance como la de los protagonista. Aunque luego de tanta basura amorosa en su vida, era un hecho que jamás tendría para sí, su final feliz.

Y sí, sonaba infantil.

Pero eso no importaba. Si, podía verse como una niña deseando que un príncipe apareciera, pero él lo único que quería es que alguien lo amara de verdad, que lo viera a él y no a su fortuna o su familia. Que lo viera a él como el chico que amaba las golosinas-en especial los chocolates- que ama a hacer bromas, vestirse elegante, bailar sin sentido y hablar por horas.

La primera vez que se enamoró, dándose cuenta de su sexualidad fue cuando tenía alrededor de los doce o trece años, y de quien se enamoró fue de Harry Potter, su rival, enemigo, y el chico al que más molestaba.

Pero, incluso antes de enamorarse supo que iba a ser un amor imposible. Aún así, siempre se la pasaba molestandolo por que amaba cuando su atención sólo se la daba a él, incluso aunque su mirada fuera de enojo. Su padrino le dijo que actuaba como el niño que le estira el cabello a la niña que le gusta, sólo para llamar su atención.

Lo primero que hizo cuando descubrió que le gustaban los hombres fue decircelos a sus mejores amigos, aún con el miedo a ser rechazados por ellos, aunque no tuvo mucho que temer. Pansy y Blaise habían hecho una apuesta de su sexualidad -donde Blaise terminó ganando- Theo sólo había sonreído comprensivo y había dicho que ya lo suponía.

Y cuando llegó las vacaciones de invierno, se lo dijo a sus padres, quienes también fueron muy comprensivos. Aunque su padre fue más sobre protector diciendo que nunca aceptaría a que un hombre se lo llevará lejos de casa. Su padrino, quien era bisexual, le había informado sobre todo lo que tenía que saber con respecto al tema y lo ayudó en muchas otras cosas.

Dado por finalizado el Instituto, Draco quiso estudiar en la carrera de leyes, especializandose en abogacía. Su mentor fue Severus Snape.

Durante su primer año de postgrado, conoció a Víctor Krum, tres años mayor que él, de quien se enamoró perdidamente y estuvieron juntos por dos años, o eso hasta que lo descubrió engañandolo en su propio departamento.

Después de haber terminado esa relación, decidido a concentrarse más en su carrera viajó a Francia para terminar sus estudios y conseguir su título y reconocimiento. Su dos mejores amigos, Pansy y Theo lo acompañaron durante un tiempo en Francia, antes de seguir su propio rumbo. Pansy se dedicó al diseño, pese a las fuertes críticas, logró ser una diseñadora exitosa y muy bien pagada.

Theo, en cambio se dedicó a ser cirujano, fue aprendiz de muchos cirujanos expertos y reconocidos durante unos años, hasta que recibió su título.

Blaise, quien había estado viviendo en Italia desde que finalizó el Instituto, se convirtió en un gran chef de cinco estrellas, inaugurando así su propio restaurante.

Al cabo de unos años, luego de todos recibieran un título de su carrera, se hicieran conocidos y tuvieran su propio negocio, volvieron a instalarse en Londres.

Blaise vivía en un departamento cerca del edificio de Pansy, Theo vivía sólo en un departamento que permanecía bastante vacío y Draco vivía en un edificio cerca del trabajo, y su casa se convirtió en un punto de reencuentro entre todos sus amigos y compañeros.

Draco consiguió un buen puesto en el Ministerio, siendo uno de lo mejores abogados de defensa.

La siguiente relación que tuvo Draco, no duró mucho. Habia decidido tomarlo con calma, sunombre era Terry Boot, quien aunque parecía un caballero, pero resultó ser un completo playboy. Luego hubo algunas citas, unas cuantas relaciones más, las que terminaron en un total fracaso.

Después de todas las relaciones fallidas que tuvo con muchos hombres, que al principio parecian decentes pero que al final resultaron ser las mismisimas basuras, Draco optó por dejar de lado las relaciones empezando una vida llena de trabajo, y amantes de una sola noche. Eso le funcionó como anillo al dedo.

Si no se enamoraba, no podrían romperle el corazón.

Claro que había personas que no querían eso para él, como su amiga Pansy.

ᅳpor lo menos una cita ᅳle suplicó la mujer de cabello oscuro y corto, mientras lo tomaba de la mano y lo miraba con esos ojos verdes fijamente esperando a que diera una afirmación.

Desde hace un año, la chica había estado haciendo casi lo imposible para que Draco -el único en oposición a tener pareja en su grupo- aceptará salir a citas a ciegas para conseguir una pareja o por lo menos para distraerse de lo que conllevaba su vida de promiscuo. Y no era como si Draco necesitará una pareja, pero aún así, ella quería que su amigo se enamorara de vuelta, ella no era muy romantica pero, estaba muy preocupada por su mejor amigo.

Siempre se la pasaba en su trabajo, su vida giraba en torno a sus amigos y familia - no es algo que le molestará- pero sabía que su amigo necesitaba más, y sí, sabía que estaba siendo una entrometida pero no quería que se repitiera lo que pasó la última vez, cuando tuvo que ir a buscarlo bajo la lluvia torrencial golpeado y sangrando.

Ella sólo quería que su mejor amigo estuviera bien -y lo iba a lograr aunque fuera por las malas- quería recuperar esa sonrisa tonta que antes tenía cuando todavía no le habían roto el corazón. Aunque luego de tanta mierda amorosa, sabía que Draco había cerrado su corazón para cualquier sentimiento que involucraba el amor.

Draco la miraba con esa mirada que decía "no empieces otra vez" y ella mantenía la miraba decidida esa que decía "es si o si conmigo". Blaise aún lado, negaba con la cabeza sabiendo de primera mano que ambos eran demasiado testarudos como para dar su brazo a torcer y Theo estaba más concentrado en su libro-como todo un nerd- según Blaise y no prestaba atención a la discusión de los otros dos miembros de su grupo de amigos.

Tras dos largas horas, Draco resignado había asentido levemente sólo para que su amiga dejará de insistirle, ella saltó de alegría y le dio un sonoro beso en la mejilla.

ᅳsolo unas cuantas citas y que quede claro que si no funcionan me dejaras en paz ᅳ espetó seriamente.

ᅳalgo es algo ᅳle susurro Blaise a un Theo todavía desinteresado a la discucion de sus otros dos amigos.

Draco miró a sus dos amigos de reojo y se acercó cómplice a Pansy, quien había captado la indirecta.

ᅳdeberias ayudarlos a ellos ᅳ le susurró.

ᅳ Blaise es un caso perdido, si lo ayudó o no, el problema es que se enamoró de un amante de la soltería.

ᅳpero aún así...

Su amiga sólo negó con la cabeza.


Había pasado sólo dos días antes de que Pansy lo llamará acordando un horario para conocer al primero de la lista de sus citas.

Razon por la que ahí estaba él, con su mirada en aquel chico de cabellos castaños, ojos marrones, y mirada tierna. Era apuesto, pero no su tipo.

ᅳ¿A qué te dedicas? ᅳpregunto, sin saber que más quería preguntar.

ᅳsoy maquillista ᅳrespondió el niño -por que estaba seguro que era mucho menor que él- con una sonrisa radiante.

ᅳwow, eso es increíble.

El chico empezó a hablar sobre su carrera y pronto la conversación se llenó de charlas sobre maquillaje, modelos y cosas sin importancia, para él fue difícil aparentar estar interesado en la conversación, usualmente odiaba hablar sobre maquillaje y temas del trabajo debido a que tenía pocas horas al día para tener un tiempo libre para su persona.

La cita en cuestión, fue un total fracaso.

El chico Dennis - como dijo que se llamaba- era demasiado joven para él. Podría fácilmente haberlo dejado allí, usando como excusa un mensaje urgente de su amiga, pero sentía que eso sería muy descortes.

La noche paso lento, pero a eso de las once, ambos decidieron terminar la cita -lo cual agradeció a sus adentros- el chico se despidió cuando paro un taxi, y él decidió ir a fumar en una caminata al parque.

Casi nunca fumaba a no ser que estuviera bastante estresado, por lo que la cajetilla de cigarrillos que tenia guardada desde hace una semana esa noche, quedó vacía.

Ya eran la una de la madrugada cuando fumó el último cigarro, su mirada se quedó en el cielo estrellado, el parque era el único lugar donde se podía ver bien las estrellas.

Llevaba tiempo sin ir a ese parque, en el pasado, solía sacar el auto en las noches que tenia insomio y conducir hasta el parque en su completa soledad. Caminaba por horas, y luego regresaba a su departamento y dormía plácidamente luego de una taza de té.

Cuando empezó a sentir frío, decidió que era mejor regresar a casa.

Su segunda cita no fue mejor que la anterior. Su nombre era Tom Hanks, chico alto y fornido, un completo patán, apenas y se habían conocido y ya se le estaba insinuando para tener sexo, no era algo que le molestaba, pero su tono y su forma vulgar de decirlo fue suficiente como para pagarle a un mesero por una distracción y huir.

La tercera cita, fue espantosa. Incluso Pansy se sintió muy avergonzada por haberlo presentado como candidato, en toda la cena no paro de hablar de su ex, y antes de que sirvieran la cena, él chico empezó a llorar por como si su abuela hubiese muerto. En definitiva, estaba empezando a odiar haber aceptado las ideas de su amiga.

Llegar a la cuarta cita fue casi un milagro, pero no fue mejor que las anteriores. El chico, Michael Phelps, era exactamente lo que nunca esperaría de un amante o una potencial conquista, en todo el camino que les llevó llegar al bar de los gemelos, el chico no paraba de hablar de si mismo y en lo orgulloso que estaba de vivir de sus parejas, prácticamente el chico era una sanjiguela y estaba orgulloso de serlo.

Intento mantener una sonrisa falsa todo el rato, pero cuando entró al local y vio a uno de los Gemelos -no sabía cual- le pidió el trago más fuerte que tenía, si iba a aguantar a su cita lo iba a hacer con alcohol o nada, ya le había mandado un mensaje a Blaise para que lo rescatar a de tan horrible cita, por suerte su amigo no tenía problemas pues había cerrado su restaurante por fumigación.

ᅳy dime, Draco ᅳle dijo Michael mientras sonreía coqueto ᅳ¿a qué te dedicas?

ᅳ soy abogado ᅳcontesto, no queria hablar mucho de él puesto que esa iba a ser la única vez que se iba a encontrar con ese hombre.

ᅳentonces ganas mucho ¿cierto?

Antes de siquiera contestar, Blaise entro al local y cuando lo encontró con la mirada, puso su mejor cara de pánico y se acercó a ellos.

ᅳDraco ᅳcasi grito con una voz desesperada ᅳ Pansy esta a punto de dar a luz, vamos rápido ᅳsu cita miro a su amigo con desagrado, él evitó golpearlo por atreverse a mirarlo con esa mirada pero se contuvo, ya despues haría una bonita venganza, por mientras también entró a en su papel de amigo desesperado y se levantó de donde estaba.

ᅳoh, por dios. ¡ya viene el bebé! ᅳalgunas personas se voltearon a verlo al escuchar su grito, su mirada reflejaba desesperación y nervios, casi parecía real, se volteó a ver a su cita ᅳlo siento, pero me tengo que ir, mi amiga va a dar a luz.

Agarro el brazo de Blaise y se fue a grandes zancadas hasta la entrada dejando a su "cita" abandonado, corrieron hasta el auto del moreno apenas salieron por la puerta, y casi de inmediato su amigo arrancó, a una calle de distancia, el auto se llenó de carcajadas de parte de ambos.

ᅳvoy a matar a Pansy ᅳsolto entre risas Draco.

ᅳjamas dejaré que me ayude a buscar pareja ᅳlo secundo Blaise aún riendo.


Locura fue pensar un día que la tierra era cuadrada. O saltar en de un avión con un paraguas intentado volar, o creer que los juguetes cobraban vida mientras no los mirabas. Pero para Harry locura fue haberse encontrado con Malfoy en aquel bar, charlando amistosamente, con tragos de por medio, intercambiando coqueteos, para luego terminar en un hotel teniendo el mejor sexo de su vida, olvidando el hecho de que durante el Instituto no podían verse sin querer matarse.

Pero más locura fue haber seguido esa rutina por semanas. Muchas semanas.

Pero él había aparecido en un momento de debilidad. Con Ginevra otra vez separados, con esa maldita rutina que nunca parece querer acabar, aunque en realidad si nos ponemos sinceros, no es como si ninguno de los dos pusiera la cara para terminar eso tan raro que tenían.

Aunque ni el mismo sabía por que seguía esperando a que la pelirroja volviera, o por que mierda todavía seguía viendo a Malfoy, pero no es como si pudiera dejarlo así nada más.

Entro a bar con la misma expresión como todos los viernes a las casi media noche, su caso lo había dejado más agotado y estresado de los que debería. Malditos policías, no tenían la culpa de nada, pero alguien debía sufrir su ira y que mejor que empezar a insultar a todos los que estuvieron involucrados en la escena.

Camino hasta la barra donde uno de los Gemelos le sirvió un martini.

ᅳsabes que no tomo esto, Fred.

ᅳsoy George.

ᅳoh, lo siento George.

ᅳes broma, si soy Fred ᅳel pelirrojo sonrio burlón ᅳy con respecto a la bebida, Malfoy me dijo que te lo sirviera ya que por hoy no vendrá.

ᅳoh ᅳ Fred alzó una ceja mirándolo extraño, y sólo recién se dio cuenta que ese oh había sonado como si estuviese demasiado decepcionado y negó con la cabeza.

ᅳaun no logró entender como es que ahora llegaron a caerse bien siendo que antes apenas se miraban y ya querían aparearse el trasero ᅳhabia comentando divertido el pelirrojo y él se encogió de hombros, restandole importancia.

ᅳlos misterios de la vida.

Y como desde hace semanas no ocurría, ese día Harry regreso a su departamento temprano y sin compañia, o eso intento pues en el camino cuando paró frente al restaurante La vie en rose pudo distiguir claramente el cabello rubio de Draco Malfoy, quien estaba sentado en una mesa -y vestía elegante- y estaba hablando con un hombre más alto que él, con la piel oscura, sonriendo como no lo hacía con él, tomandole de la mano y susurrandole cosas al oído. Algo en su interior se removió ante esa escena, sin saber por qué.

Caminó de regreso a su departamento con un humor de perros - la cual encontró vacía y a oscuras para su suerte- y sólo cuando entró adentro, su ira se la tomó con todo lo que sus pies tocaban, sin saber por que estaba molesto o que fue lo que lo molestó en primer lugar.