…
Resucitar al corazón
De entre las ruinas
Y comulgar con el mismo destino
Renacer, Zoé
...
VII
Sincero
…
El palacio era tan blanco como lo recordaba, sin embargo ahora notaba la luz reflectada sobre las cristalizadas superficies. Plut los guío como aquel día hasta la sala del trono.
Contrario a su última visita, había un murmullo fuerte y un grupo de mujeres reunidas en la mesa.
—No, en serio —decía Mina —, hay un exquisito servicio de canapés en la compañía.
—Entonces sería una buena opción, siempre y cuando le guste a Rei —objetó Ami.
—¡¿Canapés?!
La pregunta hecha un grito hizo que todos dieran un salto. Trunks miró caminar hecha una furia a la princesa de Júpiter hasta la mesa. Empuñando la pequeña pala de jardinería como un arma potencialmente peligrosa.
—¡Mina! —dijo y la rubia en cuestión se escondió tras el cuaderno que tenía en las manos —¿Así que tienes a alguien más en mente con los aperitivos?
—Yo se lo advertí —dijo Serena con los brazos cruzados y con la nariz apuntando al techo.
—Bu-bueno —comenzó nerviosa la rubia cuando bajó el cuaderno a la mesa —, tú no has estado en las últimas reuniones —sería mejor que salieran por la tangente o iniciarían una de sus épicas discusiones.
Makoto se puso las manos en las caderas y azotó el piso con un pie.
—Les dije que tenía inventario y hoy ya había quedado con Sailor Plut.
—Bueno Makoto, esto es de suma prioridad —defendió Serena.
Makoto boqueó y no pudo decir nada.
Para ese entonces Sailor Plut tenía una mano sobre su rostro y los visitantes una enorme gota de sudor.
Plut tuvo que carraspear muy fuerte para llamar su atención.
—Su alteza…
Serena giró el rostro desde su asiento y los miró. Ami y Mina hicieron lo mismo. Los ojos de Serena se abrieron con sorpresa unos segundos después.
—¡Pero si es Trunks! —dijo con alegría al reconocer al hombre.
Las otras dos chicas sonrieron como bobas, una al volverlo a ver y otra por las nuevas y recreativas apariciones.
—Así es —informó Plut —, ellos son elementos de la Guardia de Paz, han venido de vacaciones…
Serena de puso de pie y caminó hacia ellos. Trunks se volvió a inclinar.
—Le ruego que me perdone por el daño que provoqué, y-yo lo lamento mucho, en verdad. Sé que no hay palabras para pedir perdón por la ofensa que cometí, mis actos merecen la peor condena que usted…
—No…—Serena paró el paso y le miró admirada—, por favor yo no sería capaz —dijo al seguir el paso de sus palabras—, y ya te habíamos perdonado —agitó una mano restando importancia a ese tema y luego se puso seria —, en todo caso ahora somos nosotras las que te pedimos una disculpa, debimos ayudarte… pero no encontramos la manera de hacerlo.
Trunks la miró impactado, no podía creer lo que estaba escuchando.
—Es verdad —dijo la joven de cabello azul.
—Nos gustaría mucho poder ayudarte ahora —siguió Makoto un poco apenada.
Las palabras de aquellas mujeres eran en verdad muy benevolentes. Agachó su cabeza una vez más.
—Yo lo agradezco infinitamente —y se puso de pie.
—Sean bienvenidos —dijo la Neo Reina —, pueden quedarse en las instalaciones del palacio o si gustan viajar a otro lugar.
Aer y Dorian se miraron incrédulos. ¡Nunca antes habían sido invitados al palacio!
—Muchas gracias su majestad —dijo Dorian —, nos encantaría visitar la ciudad antes de partir a otro destino.
—¡Estupendo! Pediré que los acomoden.
—¡Claro, quédense! —dijo la rubia de pelo suelto, encaramándose sobre la mesa —Tendré un concierto el fin de semana y les daré boletos.
—Excelente —resolvió Plut al ver que todo marchó a pedir de boca—. Siendo así, me retiro.
La Neo Reina y ella se despidieron con una corta reverencia y la Sailor salió.
—El mayordomo les llevará a sus habitaciones —informó la Neo Reina —, cualquier cosa que necesiten pueden pedírsela a él.
…
Algunas horas después Trunks se dispuso seguir a sus compañeros a la ciudad. La primera vez la había visto muy poco por el aire, ahora sin posibilidades de volar tendrían que caminar. Bajaron por el amplio jardín frontal y subieron a un automóvil muy largo. Trunks miró como el conductor los llevaba a través de los altos cristales que resguardaban palacio.
—Tengo ganas de ir a comer —dijo Aer.
—Antes tenemos que ir a comprar ropa —dijo Dorian.
—Pero eso va a tardar mucho —se quejó Aer.
Entonces Trunks reparó en algo en lo que hasta ahora no había pensado.
—O-oigan —dijo con mucha pena —, yo no me había dado cuenta de que no tengo dinero… quizás sea mejor que regrese.
Dorian y Aer lo miraron como si fuera un animal exótico.
—¿Ves tu reloj de muñeca? —preguntó Aer.
Luego jaló el brazo de Trunks frente a ellos y comenzó a presionar algunos botones.
—Mira, esta es tu paga.
Trunks parpadeó confuso. Aer arrugó la frente.
—No es mucho, es sólo un depósito, pero contando el tiempo que estarás fuera, yo creo que podemos lograrlo. Además, si necesitas, Dorian y yo no tenemos problema en pagar por ti.
—Y no te preocupes —objetó Dorian al ver la mirada de Trunks —, si algo de bueno tiene jugarnos el culo en la Guardia es que Manriki se asegura de que se nos pague bien.
Aer asintió con los brazos cruzados.
—¿Sabes lo que pagan los universos por la protección que les damos? —preguntó Aer cómo si esa pregunta fuera un misterio para sí mismo.
Trunks observó con atención su muñequera, no había pensado en el salario, bueno Manriki había mencionado algo al respecto el día de su reclutamiento, pero no recordaba qué le había dicho. Revisó con más detenimiento su muñequera, ahí especificaba el tipo de cambio y la cantidad con la que contaba, no tenía idea de cuánto eran 278,200.00 yenes, pero esperaba que le alcanzaran para pasar un mes y medio… ahora tenía otra cosa de que preocuparse: su salud.
Mentiría si se dijera que no estaba preocupado, pero lo estaba, al parecer Bardock razón tenía. No se había cuidado, no quería hacerlo, sentía que era injusto pensar en cuidarse cuando Mai no estaba ya con él, pero debía hacerlo. Y la verdad es que necesitaba recuperar su poder, quizás eso le hiciera sentir mejor.
Había mucha gente, Tokio de Cristal era una ciudad enorme e imponente. De altos edificios, llenos de luces e imágenes. A donde volteara había algo que ver.
Trunks se dio cuenta de que Bardock podía tener razón en muchas cosas, pasar el tiempo con Aer y Dorian resultó agradable. Hubo un momento en que se encontró participando de sus preguntas y curiosidades. Disfrutó de la comida que degustaron de pie junto a un puesto ambulante y casi los perdió en el interior del centro departamental.
Trunks pasó el mayor tiempo dentro de la tienda hablando con Aer, mientras Dorian pasaba de un vestidor a otro eligiendo prendas. Allí Trunks se animó a preguntar cómo habían llegado a la Guardia.
—Dorian y yo nacimos en el universo 4, pero desde que nuestro planeta fue destruido no hemos vuelto cerca de allí… bueno incluso si hubiera planeta, Dorian y yo no podríamos regresar.
Trunks elevó una ceja. Aer miró sus zapatos nuevos.
—Dorian y yo fuimos exiliados. En nuestro planeta natal, Vivaria, las personas como Dorian no eran bien vistas. El problema fue que Dorian y yo crecimos juntos, nos conocemos desde pequeños, y cuando él quedó al descubierto yo… yo no pude quedarme al margen... —Trunks miró cómo Aer miraba hacia donde Dorian entró para probarse la ropa —. Éramos muy jóvenes. El día que nuestro planeta fue destruido Dorian y yo teníamos tres años flotando fuera del planeta, a donde enviaban a las personas como él. La explosión nos empujó y no morimos. Cuando la Guardia de Paz llegó nos liberó, nuestra condena ya no existía. Perdimos todo, o quizás lo que después de todo ya no teníamos, pero recuperamos nuestra libertad… así que somos libres de morir en batalla. Decidimos unirnos la Guardia, casi todos lo hacen, porque todos somos iguales.
»Ya sabes, a menos que encuentres otro lugar a donde ir.
Trunks caviló un rato sobre lo que Aer le había confesado. Todos, en mayor parte, de los que conformaban la Guardia de Paz eran marginados como él. Trunks pensó que él no era la primera persona que tenía un fin tan terrible y que, probablemente, no sería el último. La Guardia estaba por esa justa razón, para impedir que cosas así ocurrieran.
Regresaron entrada la noche, después de caminar por todos lados y cenar dentro de un local bastante tranquilo. Trunks les ayudó a cargar sus compras, él no había comprado nada.
…
—¿Y entonces ese bombón fue el que les atacó ese día? —preguntó Mina mientras recogía su cuaderno y lo guardaba en su amplio bolso amarillo.
—Sí —contestó Makoto — y según Ami es muy poderoso.
—No pude medirlo bien, créanme, pero estoy segura… de que es muy poderoso —dijo Ami.
—Alguien ha escuchado mis súplicas —dijo Mina con ojos soñadores —¿Alguien sabe cuánto tiempo estará aquí?
—Creo que Setsuna dijo que tenía permiso por mes y medio —dijo Serena —, también me dijo que no está precisamente de vacaciones.
—¿Ah no? —preguntó Makoto.
Serena negó con la cabeza.
—Está incapacitado, enfermo. Le han mandado a descansar.
—Oh, vaya, ya lo creo que sí —dijo Ami.
—Bueno, en todo caso debemos asegurarnos de que asistan al concierto.
—Yo no creo que sea buena idea —dijo Ami —, qué si no se siente bien allí.
Mina se llevó la mano a la barbilla pensando.
—Bueno, pues tenemos a Makoto para derrotarlo, ¿qué no?
—Yo no aseguraría eso —replicó Makoto.
—Vamos, no sean aguafiestas, se supone que la diversión es algo sano, quizás termine divirtiéndose —alegó la rubia, el resto de las chicas se encogió de hombros—. Ahora tengo que irme.
—Te acompaño —se ofreció Makoto —dejé inconcluso el jardín de Setsuna.
Las chicas se despidieron y quedaron para después.
…
Tres días después el mayordomo llamó a la puerta de la suite de los chicos y les entregó los boletos para el concierto que sería al siguiente día.
—¡Excelente! —exclamó Dorian.
—Pero no tenemos idea de qué tipo de música es —se quejó Aer.
—Eso no importa —dijo Dorian —, no podemos ser mal educados y no presentarnos. Nos han dado alojamiento todos estos días.
—Pues la verdad yo ya me estoy aburriendo. ¿No crees que ya es hora de marcharnos?
—De acuerdo —aceptó Dorian —, nos iremos después del concierto.
Aer pareció más satisfecho. Trunks no había opinado nada, durante los últimos días sólo los había acompañado de un lado a otro. Internamente estaba de acuerdo con Aer, ya era hora de salir de allí, más aún, era hora a decidirse en buscar un lugar donde pudiera entrenar.
Se había dedicado a comer lo mejor posible y a descansar como un holgazán, algo que nunca había hecho. Seguirles la pista a Dorian y a Aer no era tan fácil como había creído en un principio y se estaba desesperando. Y lo peor de todo es que el médico le había pedido que no intentara entrenar hasta dentro de otra semana.
—Tengo una idea —dijo Dorian al cabo de un rato —, consigamos el disco de esta joven.
—Dorian —dijo Aer con preocupación —¿Es que piensas ponerte a corear o qué?
—¡Claro que no! —Saltó Dorian —¿Cómo puedes pensar eso? Pero al menos sabremos de qué va la cosa.
— Bueno vamos. ¿Vas Trunks?
Trunks se levantó de la cama y caminó a la puerta.
—La verdad no tengo ganas. Saldré al patio un rato, los espero aquí.
No tenía ganas de volver a la ciudad y el bullicio. La tarde estaba cayendo y la luz golpeaba con espesos rayos de luz los pasillos de cristal. Trunks caminó hasta el jardín y no se detuvo hasta internarse un buen tramo.
Si lograba elevarse y volver a volar estaría listo. Podría empezar, había llegado a la conclusión de que lo único que podía hacerlo sentir bien era tener de regreso sus fuerzas.
Despegó lentamente y se elevó por sobre los árboles, que no eran muy altos. Eso estaba bien, podía sentir como se movía por el aire con un esfuerzo aceptable.
Escuchó unas voces más delante y luego miró que abajo unas mujeres bailaban y cantaban. No pudo sostener el vuelo y se fue de bruces sobre un árbol. En la caída intentó agarrarse de una rama, pero ésta se trozó al ser muy delgada y finalmente cayó de espaldas sobre una superficie plana.
Con un grito las chicas detuvieron su actividad y voltearon a ver al recién llegado.
Trunks abrió los ojos y se topó con un par de ojos verdes.
—¿Estás bien? —preguntó Makoto.
Trunks se levantó y se dio cuenta de que había aterrizado sobre una mesa que estaba llena de flores.
—Lo siento, lo siento mucho —se disculpó al ponerse de pie.
Los arreglos florales que ella tenía sobre la mesa estaban hechos trizas. Trunks se puso azul. No podía ser, no dejaba de meterse en líos con aquellas mujeres.
—Trunks —dijo la Neo Reina acercándose —¿Estás bien? ¿Qué hacías allá arriba? —y divisó con una mano sobre los ojos la copa del árbol.
—No, no estaba arriba, y-yo estaba volando y me caí. Por favor discúlpenme, no sabía que estaban aquí —Trunks miró a Makoto con profunda consternación —. Por favor perdóname, no quise destruir tus flores.
—No te preocupes por las flores, sólo era un ensayo. ¿Te encuentras bien tú?
—Sí, estoy bien, gracias... Mira quizás pueda pagarte por ellas —ofreció Trunks miestras bajaba de la mesa.
—No, en verdad sólo eran una prueba —dijo la de cabello negro y largo.
—Sí, se iban a marchitar de todas formas —continuó Makoto.
Trunks no estuvo muy conforme, pero no dijo nada más.
—Bueno, ya que estás aquí puedes quedarte a observar —dijo Minako y le guiñó el ojo.
—Sí —dijo Serena —, quédate, será una probadita del concierto.
La rubia de cabello largo regresó a su posición y las demás regresaron a sus asientos. Trunks miró a la castaña comenzar a recoger las flores maltrechas y ponerlas dentro de una canasta. Se dispuso a ayudarla.
—Gracias —dijo ella con una sonrisa —. ¿Ya están listos para el concierto?
Trunks dudó un momento.
—Pues la verdad no sé si deba ir.
—Claro que debes ir, será divertido. Mina es toda una estrella.
Trunks no quiso contradecirla. Sólo siguió poniendo las flores dentro de su canasta.
—En verdad me gustaría pagarte las flores, he estado ocasionándoles problemas desde que estoy aquí…
—No es así, créeme.
—Pero ustedes me han tratado muy bien, a pesar de lo que hice… y de cómo te golpeé
Terminaron de recoger las flores y Makoto quiso cargar la cesta, pero él la tomó primero. Ella comenzó a caminar hacia un contenedor de basura unos metros más allá.
—Eso ya está olvidado, creo que sólo fue un mal entendido, no creo que debas sentirte mal —Makoto había pensado mucho en él los últimos días. No podía imaginar el pesar por el que él estaba atravesando —, todos tenemos problemas y cometemos errores, pero estamos para ayudarnos.
—Yo nunca debí lastimarlas, lamento todo el daño que causé. Si hubiera alguna manera de repararlo —dijo Trunks mientras dejaba caer las flores dentro del contenedor.
Makoto sonrió entonces traviesa.
—Bueno si tanto insistes puedes hacer algo.
Trunks se incorporó y sonrió animado. Makoto pensó que sonreír le sentaba bien. Su mirada atormentada la había perseguido durante las últimas semanas, su sonrisa era un resquicio de sol entre las nubes.
—Dime ¿qué puedo hacer?
—Acompáñame, digo a acompañamos al concierto. Te prometo que te gustará, iremos todos juntos.
Trunks entre abrió la boca. Nunca pensó que ella le pediría eso, ¿eso valía para ella o era una forma de obligarle a asistir?
—Está bien.
Makoto sonrió.
—Tienes… —dijo ella y estiró una mano hacia él —pétalos en la ropa.
Trunks se observó y así era, tenía pétalos rojos adheridos a la ropa. Se sacudió torpemente.
—Gracias.
—Vamos —dijo ella tomando la cesta de su mano y regresando con sus amigas —. Dime ¿por qué te caíste?
—Yo… estaba tratando de volar, pero parece que estoy algo enfermo y no puedo hacer uso de mis habilidades.
—¿Estás tomando medicamentos?
—…No, no, sólo debo… empezar de a poco.
—¿Empezar qué?
—A entrenar, de nuevo.
Los ojos de ella se abrieron.
—¿Practicas artes marciales?
—…Algo así.
—Makoto es un as en artes marciales —dijo Serena que de pronto estaba a su lado.
Trunks observó como el rostro de Makoto se volvía rojo.
—¡Sí! —dijo Mina —Incluso tiene un enorme lugar donde entrenar.
Trunks parpadeó sorprendido y miró a Makoto que por alguna razón parecía que echaría humo por el cuello en cualquier momento.
—Sí, ¡no! No es nada del otro mundo —dijo restando importancia.
—Bueno, hemos terminado —dijo Mina limpiándose el sudor de la frente —¡Los veré mañana!
Se despidió de todos y acto seguido corrió por su mochila y se fue. También se fue la mujer de cabello azul.
—Bueno —dijo la de cabello negro —, tendrás que repetir esos hermosos arreglos otro día.
—Sí y me quedarán mucho mejor —concordó Makoto—. De hecho será mejor que sea mañana, tenemos el tiempo encima.
—De acuerdo.
Y se marchó también.
—Entonces nos vemos mañana antes del concierto —dijo Makoto a Trunks.
—Sí…
Serena los miró de uno a otro.
—Bueno adiós.
—Adiós —respondió Trunks y ellas siguieron su camino —¡Oye! M-Makoto —gritó al cabo de un momento y las alcanzó trotando —, disculpa, veo que harás los arreglos otra vez mañana ¿p-puedo ayudarte con eso? ¿Al menos?
Makoto lo pensó un momento y miró a Serena, que de nuevo miró a uno y luego a otro.
—Claro, claro, si gustas.
—De acuerdo.
Ambas mujeres sonrieron y luego se perdieron rumbo a palacio.
El sol se acababa de ocultar y Trunks miró encenderse las luces del enorme jardín. No creía que Dorian y Aer ya hubieran regresado así que deambuló un rato más, luego se sentó junto a un arbusto y se abrazó las rodillas.
Soltó el llanto sin poder evitarlo.
Hacía días que no lloraba, extrañaba tanto a Mai, a su madre. Había momentos durante el día en que le parecía que estaba en un sueño, que pronto despertaría y ellas estarían allí, después se daba cuenta de que no era así y una punzada le desgarraba el corazón. Dolía tanto que desaparecía el aire de sus pulmones. Dolía tanto que había buscado otro dolor más grande para acallarlo, ahora sabía que era contraproducente. Una parte de él quería que pasara rápido, una parte de él quería que el dolor acabara, pero la idea de que desapareciera era imposible de concebir.
Incluso extrañaba a Bardock, él no le obligaba a entablar una conversación que no deseaba, había pasado el mayor tiempo a su lado en silencio y ahora le costaba seguir a Aer y Dorian. Él siempre había sido tímido, su madre siempre se lo repetía, pero entablar conversación y relacionarse le costaba trabajo, ahora más que nunca.
Un rato después habiéndose calmado lo suficiente se sentó con las piernas cruzadas e intentó meditar. Mantener la mente en calma le fue casi imposible, pero lo logró por algunos minutos.
…
—¿Qué fue eso? —preguntó Serena.
—¿Qué? —preguntó Makoto mirando hacia el jardín en penumbra ya.
—No te hagas Mako-chan. ¡Eso! ¡Trunks y tú!
Makoto elevó los hombros como un gato erizado.
—¿Trunks y yo? ¿Pero qué estás diciendo Serena?
Serena puso las manos tras la espalda y caminó hacia el trono sonriendo.
—Bueno, él no es tan alto, pero hacen bonita pareja.
Makoto abrió la boca ante su comentario.
—Serena —dijo Makoto cruzándose de brazos y volteando la cara —, él está atravesando quizás el peor momento de su vida —se llevó una mano al pecho y la miró —. ¿Crees que yo… que yo estoy coqueteando con él? ¿Crees que él tiene eso en la cabeza?
Serena se mordió el labio.
—Bueno, claro que no, tienes razón… pero aun pienso que hacen bonita pareja.
—¡Serena!
…
Trunks regresó a la habitación entrada la noche. Aer y Dorian aún estaban despiertos.
—Te trajimos la cena —dijo Aer y señaló la mesa que había al centro de la habitación.
Trunks les agradeció, pues por lo tarde no había pasado a la cocina.
—¿Ya estás listo para el concierto? —preguntó Dorian.
Trunks asintió, después de todo ahora tenía que asistir. No lo notó, pero Dorian suspiró y luego se puso de pie.
—Te compré una playera, mira dice Venus.
Trunks observó la imagen de una gran "V" blanca en el centro de la playera negra con una imagen difusa de una mujer de cabello largo. Debía ser Mina. ¿Así se hacía llamar? Venus.
—Nosotros también usaremos unas —dijo Aer.
Trunks les agradeció, que fácil era para Aer y Dorian integrarse a donde fueran. Ellos se tenían uno al otro, pero él estaba solo.
Antes de ir a dormir Trunks guardó la playera dentro de su mochila negra. Tomó su espada y la desenfundó. El metal de la larga y afilada hoja resplandeció con la luz de la luna que se filtraba por el ventanal.
Trunks sonrió, fue como si un bálsamo tibio abrigara su corazón. Tenía de regreso a su vieja compañera y como en los viejos tiempos durmió junto a ella.
…
Ya estoy con otro capítulo súper rápido ahhhh. Envíen un rw para que Trunks le siga echando ganas!
Sailor Moon by Naoko Takeuchi
Dragon Ball by Akira Toriyama
