—Lamento mucho lo que ha pasado pero —la frase de Kabuto se cortó a la mitad. Orochimaru lo observó asentir con el teléfono pegado al oído—... No ofrecemos ese tipo de servicio —Orochimaru sonrió y cuando hicieron contacto visual, Kabuto trazó una línea horizontal en su cuello—. No, tampoco por dinero.
Orochimaru colocó una mano en su hombro y vocalizó una frase silenciosa. "¿Cuánto dinero?"
—Entiendo —Kabuto dibujó un cinco y cuatro ceros en el aire—. ¿El doctor Senju? No está aquí ahora mismo.
—Dile que sí —susurró Orochimaru.
—Veremos qué puedo hacer —dijo Kabuto—. Tenga un buen día.
—Diablos —dijo Orochimaru en cuanto Kabuto colgó—, esa desesperación escaló rápido en un solo día.
Kabuto asintió.
—Desesperado porque la prensa no se entere, como se nota que vienen elecciones en el País del Viento.
—Aunque parece ser que ahora es nuestro problema —dijo Orochimaru cruzado de brazos. Kabuto frunció los labios—. Aunque cincuenta mil ryo son cincuenta mil ryo. Lo habría hecho incluso por la mitad, pero no se lo digamos.
—¿Y bien? ¿Quién se va a ocupar del angelito? —preguntó Kabuto.
—Es chistoso que preguntes eso porque pensaba enviarte a ti.
Kabuto hizo una mueca.
—Precisamente ahora que tengo tanto que hacer, no sé si voy a poder encontrar hueco para ir a por un adolescente que no va a colaborar con mi misión de traerlo aquí.
—Llévate a Karin. Se le dan bien los niños —sugirió Orochimaru.
—Es cierto. Se le da bien engancharlos de la oreja y arrastrarlos —replicó Kabuto.
Ninguno de los dos se sorprende cuando la puerta se abre y Karin pasa sin llamar, con la tableta en la mano.
—Doctor Orochimaru —dijo, mostrándosela.
—Ya la invocaste, Kabuto —Orochimaru suspiró.
—Te recuerdo que tú la nombrarste antes.
Karin frunció el ceño.
—¿Qué estaban diciendo de mí?
—Lo bien que se te daría hacerme un pequeño favor —respondió Orochimaru—. ¿Ha pasado algo?
—Ya he terminado de analizar los datos de Deidara —dijo Karin—. Hay algo que tienes que ver. Deidara no es un viudo del alma.
Orochimaru sacudió la cabeza.
—Qué decepción. Tenía pinta de ser un caso tan interesante.
—Entonces eso significa que su alma gemela está registrada en la base de datos —preguntó Kabuto y Karin asintió.
—No sólo eso. Su alma gemela es Uchiha Obito.
Unos segundos de silencio siguieron a la afirmación de Karin.
—Oh —Kabuto parpadeó un par de veces—. Así que es Deidara el alma gemela de quien tanto se está escondiendo.
El doctor Orochimaru rompió a reír.
—Retiro lo dicho. Acabo de recobrar el interés en Deidara.
—Jamás lo habría visto venir.
—¿Cuándo vamos a darles la noticia? —preguntó Karin.
—¿Tan rápido? ¿Y dejar pasar esta oportunidad de observar su comportamiento?
Karin chasqueó la lengua.
—Sabía que ibas a decir eso —exclamó Karin—. ¡Eso no es ético! Ya sabes que Tobi me cae mal, pero tiene derecho a saber y a que su deseo de no hacer contacto con su alma gemela se respete.
—Lo que no es ético —Orochimaru levantó un dedo—... Es desperdiciar esta situación. Papá se revolvería en su tumba si estuviera muerto.
—¡Dile algo! —Karin se volvió hacia Kabuto—. A ti te hace caso.
—No siempre— la corrigió Orochimaru.
—Bueno —murmuró Kabuto—... Me temo que en este caso estoy de acuerdo con el doctor Senju. Podríamos comprender mejor los caminos del —Kabuto hizo el signo de las comillas en el aire— destino.
Karin se golpeó la frente con la palma de la mano.
—Olvidé que el doctor Orochimaru podría sugerir lo que fuera y tú dirías: «sí, amo», cada una de las veces.
—Eso no es verdad —replicó Kabuto.
—No te enfades, Karin. Vamos a decirles, sólo que no ahora. ¿Qué tal en un par de meses? En dos meses habremos observado bien el caso y su evolución —Orochimaru juntó las manos—. Anda...
—Dos semanas —contestó Karin.
—Mes y medio —dijo Orochimaru con falso tono de súplica.
—Un mes. Un mes y no más —sentenció Karin.
Kabuto se encogió de hombros.
—Posiblemente se acaben enterando antes por sí solos.
—Gracias Karin, la ciencia te lo agradece. Puedes tomarte el viernes libre, así como querías.
Karin se cruzó de brazos.
—Doctor Senju, es usted un corrupto.
—Pero bien que te vas a tomar el viernes libre —Karin no respondió y Orochimaru decidió que era hora de pasar a otro asunto—. Entonces, coincidimos en que hay que enviar a Tobi y Deidara a por el paciente perdido.
—Tobi no es tonto. Se va a dar cuenta de que estas tramando algo cuando note que no tiene sentido mandar a alguien con discapacidades físicas a hacer un trabajo como ese —dijo Kabuto.
—Le daremos más presupuesto para su proyecto Nezumi —dijo Orochimaru—. Y sobre Deidara, le diremos que Tobi necesita asistencia, no hay nadie más disponible y aprenderá mucho si empieza a relacionarse con pacientes. Algo así.
—No quiero saber nada de tus tejemanejes —espetó Karin antes de darse la vuelta y salir.
Deidara miró la hora en la esquina inferior derecha de la pantalla. El tiempo parecía no avanzar. La voz femenina que salía de los auriculares explicaba sobre la corteza dorsolateral y Deidara detestaba no ser capaz de concentrarse del todo, como los últimos dos miércoles. Podría pasar el vídeo hacia atrás y volver a escuchar pero no había tiempo de eso si no quería que el visitante de la tumba de Rin se le escapase una vez más. Deidara se dijo que el tiempo no iba a pasar más deprisa sólo por tener la cabeza en otra parte así que enfocó toda su atención en la profesora virtual y en los esquemas que se iban dibujando en la pantalla frente a él.
A las dos en punto, Deidara cerró el programa y apagó la computadora. Hizo una nota mental para acordarse de repasar por la noche y agarró su bolsa.
—¿Dónde vas con esas prisas? —preguntó Konan desde su propio asiento.
—Hoy lograré hablar con el tipo del otro día, lo juro.
—Esa es la actitud —dijo su compañera de estudios—. Si hay algo en lo que te pueda ayudar, sólo dímelo.
—Gracias —Deidara asintió—. ¿Cómo está Nagato hoy?
—Algo cansado. Aún nos cuesta acostumbrarnos a la ausencia de Yahiko —respondió Konan—. Pásate luego a hablar con él si tienes tiempo, también está preocupado por tu caso.
Deidara se preguntó si formar parte de un vínculo de alma triple en el que uno de los integrantes muriese, no sería parecido a lo que le pasa a él. Un TDVR más leve de lo normal pero aún con días malos. El doctor Orochimaru de verdad era un coleccionista de casos raros.
—Hoy no podré, pero mándale saludos, hm.
Deidara tomó su bolso y salió del aula. Al sacar el teléfono vio que tenía trece llamadas perdidas de Kurotsuchi y varios mensajes con links a noticias.
«El chico que lleva dormido más de cinco años.»
«¿Volverá Yamato alguna vez de su estado vegetativo?»
«Tenzo Yamato recupera mínimamente la consciencia.»
Deidara lee las tres noticias, el tiempo le va en contra pero Kurotsuchi no le mandaría nada que no fuera importante. Buscó su número en la agenda y la llamó. Su amiga contestó al acto.
—¡Dei! ¿¡Leíste los artículos!? ¿¡Crees que es él!?
—No sé. Una «Y» no se parece a una «O» —respondió Deidara—. Pero en realidad ni siquiera sé si estaba intentando decirme su nombre cuando el puente se rompió.
—¡Hay que averiguar más de él! Entonces podrás visitarlo y salir de dudas —dijo Kurotsuchi.
—Puedo preguntarle al tipo que vi en el cementerio. Si estuvo en ese autobús, entonces todos deben conocerse —Deidara suspiró—... Si es que me cruzo con él porque ya voy tarde otra vez.
—¡Entonces ve! ¡Imagina que saldas este asunto esta misma semana! Hablas con él, le preguntas todo lo que le tengas que preguntar y si no es él, el tipo del cementerio te ayudará a esclarecer todo. ¡Tiene que saber!
—De acuerdo. Hasta-
—¡Veeee!
Kurotsuchi colgó. Deidara echó a correr, salió del edificio y esquivó peatones por la acera hasta las escaleras del metro. Fue incapaz de mirar la hora en su teléfono mientras esperaba en la plataforma. De pie en el congestionado metro, lo único que pudo hacer fue contar las paradas en la pequeña pantalla del vagón y prepararse para salir en cuanto llegó la parada en la que tenía que bajarse. Deidara subió las escaleras mecánicas saltando de dos en dos, cruzó la avenida en rojo y no dejó de impulsar sus piernas aunque los pulmomes le ardieran. Al llegar a la tumba de Rin Nohara se dio cuenta que una vez más, llegaba tarde. Mármol impoluto, flores y el daifuku de fresa en el plato.
Si no hubiera estado en un lugar sagrado, Deidara habría gritado. Se sentó junto a la tumba tratando de conformarse con el nombre que le había dado Kurotsuchi. Estaba progresando, a paso de tortuga, pero estaba progresando. Las flores de los cerezos ya se habían caído y los árboles de alrededor estaban ya más verdes que blancos. Deidara respiró hondo, se deshizo de su enojo y se concentró en una nueva idea. Sacó un bolígrafo y cortó un trozo de papel de su agenda. Escribió su número de teléfono en un lado y un mensaje en el otro.
«A quien visita todos los miércoles esta tumba: me gustaría hablar contigo sobre lo que pasó aquel día en el puente Kannabi.»
Después lo dobló y lo puso bajo el plato. Le hubiera gustado hablar en persona con el tipo, pero ya estaba harto de intentarlo por esa vía. El metro estaba casi vacío a la vuelta. Deidara pudo sentarse y echar un mejor vistazo a los artículos que le había mandado Kurotsuchi.
—Tenzo Yamato —murmuró Deidara, mirando la foto del chico castaño de ojos negros y almendrados.
Deidara empleó el trayecto de vuelta en mirar todas sus fotos una por una. Era el primer posible candidato a alma gemela cuyo nombre sabía.
—Tenzo Yamato —repitió y no sintió nada especial ni diferente al pronunciar su nombre.
Aunque en verdad, Deidara tampoco sabía si se debía sentir diferente o no.
—¿Crees que se puede intuir quién es tu alma gemela? —preguntó Deidara.
Tobi siguió cortando fresas y poniéndolas en dos cuencos de cristal.
—¿Te refieres a...? ¿Te refieres a que salten chispas de magia cuando la miras a los ojos o algo así?
—Más o menos. Viéndolo así suena idiota hm.
—No creo —respondió Tobi—. El vínculo genera una complicidad superior pero es algo gradual. Según mi observación en el tiempo que he estado trabajando aquí, cuanto más interactúas con tu alma gemela, más profundo se vuelve. Estudiarás eso en el curso más adelante.
—Ya veo...
Tobi volvió a la mesa y dejó el pequeño cuenco de fresas con azúcar espolvoreada delante de Deidara.
—¿Por qué lo preguntas? —dijo Tobi.
Deidara pensó en Yamato y sacudió la cabeza.
—Por nada en especial —murmuró.
Tobi dejó un tenedor junto a su cuenco. Su mano quedó sobre el mismo mientras lo miraba. El pulso de Deidara se aceleró un poco bajo el escrutinio de aquella mirada intensa y él frunció el ceño.
—¿Qué?
—Yo creo que lo dices por algo.
Deidara se mordió la lengua. Por lo que había visto, Tobi era bueno leyendo a la gente. O puede que él debiera ensayar mejor su cara de póker. Ambos supuestos eran equitativamente irritantes. Deidara decidió salir por la tangente.
—A veces me pongo a darle vueltas y no puedo parar.
Tobi retiró la mano y tomó su propio tenedor.
—¿Qué me vas a contar? —murmuró Tobi con un suspiro.
—¿También sueles darle vueltas a las cosas? —preguntó Deidara y pinchó varias mitades de fresa con el tenedor.
—Más de lo que me gustaría.
—Pues lo odio, hm —se quejó Deidara.
—En mi opinión, no creo que sea algo tan especial eso de tener un alma gemela —Tobi paró para comer una fresa. El azúcar crujía en su boca—. Enamorarse debería ser una elección. Y de hecho lo es para la mayor parte de las personas. No es justo que nos fuercen a estar atados a alguien, o a sufrir para siempre si esa atadura se rompe.
—¿Piensas que es una elección? —preguntó Deidara.
—¿Qué cosa?
—Cuando te enamoras... ¿Estás eligiendo? Yo creo que —Deidara hizo una pausa, en busca de la frase adecuada—... Creo que sucede sin más.
Deidara terminó su postre y dejó el cuenco y el tenedor en el centro de la mesa. Tobi aún iba por la mitad, se estaba tomando su tiempo comiendo de una en una. Saboreando cada bocado.
—Deidara... ¿Alguna vez te has enamorado?
—Nah —respondió él.
—¿Entonces cómo puedes saber?
—No sé, sentido común, supongo —Deidara observó a Tobi comer por unos segundos—. Nunca he escuchado de nadie que diga «oh, qué bien me caes, he decidido enamorarme de ti».
Tobi guardó silencio.
—¿Tú te has enamorado alguna vez? —prosiguió Deidara.
—Sí —respondió Tobi—. Hace muchos años.
Por su tono de voz, Deidara dedujo que Tobi no iba a tolerar que le pidiera muchos detalles al respecto. Se preguntó de qué tipo de chica se habría enamorado alguien como Tobi.
—¿Y fue tu elección?
—No —Deidara alza una ceja y lo observa, Tobi no tarda en sucumbir—. Pero definitivamente fue mi elección el continuar alimentando aquel sentimiento, hasta que quedó claro que no iba a ser posible.
Así que un amor no correspondido. Deidara tomó nota.
—Suena demasiado fácil, hm.
—Todo es posible si te mentalizas —Tobi acabó su postre—. Por ejemplo, tú pusiste en el cuestionario que besaste a alguien. ¿No sentiste nada por esa persona?
Deidara apiló toda la vajilla sucia en un montón.
—No tienes que sentir nada por nadie para besarlo —Deidara rió—. Fue curiosidad, nada más, hm.
—Jamás besaría a alguien por quien no siento nada —sentenció Tobi.
Deidara hizo nota mental de eso también. Si sólo se había enamorado una vez y no había sido correspondido... ¿Significaba eso que Tobi nunca había besado a nadie? La idea le parecía divertida. Deidara movió la silla, acercándose un poco a él. La visión tan cercana de aquellas cicatrices lo distrajo por un instante.
—¿Ni siquiera para que un viudo del alma, según tú, compruebe qué efecto tendrá besar a alguien más?
Tobi abrió mucho su único ojo y se echó hacia atrás. Entonces ocurrió algo que Deidara jamás habría imaginado: Tobi se sonrojó.
—¿Q-qué...? ¡Deidara...!
Le llevó varios segundos a Deidara el conseguir apartar la vista de esa cara de pánico.
—Sólo bromeaba, hm.
Entonces se levantó deprisa, tomó los platos sucios y los dejó junto al fregadero. Después de lo que le costó convencer a Tobi de turnarse para lavar, no iba a darle oportunidad de que se le adelantase como intentaba hacer siempre.
—Pensé que lo encontrarías divertido.
—¿Son en el País de la Tierra así de descarados siempre? —preguntó Tobi.
—Se llama tener iniciativa —respondió Deidara, comenzando a enjabonar uno de los platos—. Te ves tenso. Relájate, hombre. Mira a ver qué hay en la tele.
Tobi se levantó, puso la almohada a modo de respaldado y se acomodó en la cama. Deidara lo miró mientras se remangaba el pantalón y se quitaba la pierna ortopédica.
—Ah... Mierda —masculló.
—¿Qué pasa? —preguntó Deidara.
—Olvidé ir primero a por la crema para la pierna.
Tobi se arrastró hasta el borde de la cama. Deidara se secó las manos en un trapo de cocina.
—¿Dónde está? Yo te la traigo, hm.
—No hace falta —respondió Tobi.
Deidara fue hacia él y lo presionó contra el colchón.
—No sé por qué te cuesta tanto entender que cuando te ofrezco ayuda no significa que te tenga lastima —espetó Deidara y se sentó a su lado, mirándolo con intensidad hasta que Tobi apartó la vista.
—Tú no vas a estar aquí siempre para solucionarme la vida.
A Deidara ya le había quedado claro que a Tobi no se le daba bien tratar con la gente.
—Pero estoy aquí ahora, bobo. Y no es como si ayudarte te fuera a hacer dependiente de mí para siempre, hm —Deidara esperó por una respuesta que nunca llegó—. ¿Dónde está esa crema y cómo es?
—En el baño —dijo Tobi—. Es un tubo transparente con gel verde dentro.
Deidara lo encontró en el primer cajón que abrió. Tras dárselo a Tobi, siguió fregando. Por el rabillo del ojo miraba como se aplicaba crema en el muñón.
—¿Para qué es? —preguntó Deidara.
—El roce constante con la prótesis irrita la piel —respondió, frotando el gel por la zona con ambas manos—. Si no se hidrata se acaba despellejando y se puede infectar.
—Sí, mejor que eso no pase —Deidara asintió—... ¿Quieres que deje el gel en su sitio?
Tobi lo dejó a un lado del colchón.
—No es necesario, ya lo guardaré luego —dijo y presionó un botón en el control remoto del televisor.
Deidara restregó la esponja en el interior del bol la olla arrocera con demasiada fuerza.
—Oye —Tobi lo miró—. ¿Cuando tengas pareja vas a decirle también que no te ayude en nada?
Para su sorpresa, Tobi no se molestó.
—No estoy interesado en el amor. Tengo proyectos que atender.
—Que estés tan interesado en ese proyecto me lleva a pensar que tienes prisa por librarte de la influencia de...
—No lo hago por mí. Lo hago por el mundo en general.
Tobi subió un poco el volumen del televisor. Deidara sonrió.
—Igual creo que no eres tan frío como tu crees ser. Te has preocupado mucho por mí, me ayudaste más que nadie cuando recién llegué, me preparas mi comida favorita —Deidara lo observó. Tobi parecía totalmente pendiente de la televisión pero le pareció ver que se había sonrojado de nuevo. Deidara rió—. Serías un buen novio.
—Estás muy insistente hoy con ese tema —respondió Tobi.
Siguió lavando los platos con el sonido de la televisión de fondo. Después Deidara se sentó en el otro extremo de la cama y subió las piernas. Intentó seguir la serie que estaba viendo Tobi pero pronto sacó su teléfono y se descargó el texto de la lección de aquel día. Tobi parecía que se iba a dormir tarde otra vez y Deidara se había acostumbrado a quedarse un rato con él antes de irse a su apartamento, ambos prestando atención a sus asuntos en silenciosa compañía. Un cuarto de hora después, Deidara escuchó un suave ronquido y alzó la vista un momento para confirmar que Tobi se había dormido. Sonrió al encontrarlo sentado, con la cabeza apoyada en su hombro y una extraña postura y se debatió entre despertarlo e irse o dejarlo dormir un poco más. Comprobó que sólo le quedaban unas páginas para acabar de repasar aquel documento y decidió que lo avisaría cuando se fuera.
Sólo le quedaban unos párrafos por leer cuando Deidara notó un molesto hormigueo en una de sus piernas. Cambió de postura y su pie rozó con algo. Despegó la vista de la pantalla de su teléfono y vio que ese algo había sido la planta del pie de Tobi. Una sensación cálida se encendió en su pecho y fue creciendo conforme se dio cuenta de cómo Tobi seguía durmiendo y de lo cerca que estaban sus pies el uno del otro. Deidara miró su calcetín naranja neón con líneas negras junto al suyo azul marino y movió un poco la pierna, lo suficiente para que su dedo gordo toque el de Tobi. Su cuerpo entero se calentó un par de grados.
Su tobillo giró despacio, Deidara inhaló con fuerza y su pie recorrió el de Tobi a través de la planta y hasta el talón. Tobi se movió y el corazón de Deidara dio un vuelco. Lo miró, sin atreverse a pestañear y lo vio sonreír en sueños. Entonces encogió la pierna y se preguntó a sí mismo que rayos estaba haciendo.
—Mmm —Tobi se cubrió la boca con la mano y bostezó—... ¿Qué hora es?
—Casi las diez —dijo Deidara—. Ya me iba, hm. Gracias por la cena.
Tobi asintió.
—Nos vemos mañana. Que pases buena noche.
—Tú también.
Deidara salió del apartamento sin perder un segundo más, con la imagen de Tobi sonriendo dormido aún en la cabeza. La foto de Yamato sólo se le pasó brevemente por la imaginación antes de irse directo a por su billetera, sacar el dibujo del dragón y contemplarlo hasta que olvidó qué hora era.
Comparado con lo que normalmente tardo en actualizar este, creo que esta actualización ha llegado en un período relativamente decente de tiempo. (? Estoy motivada con este en particular. Aún sigo en casi la misma situación en la que estaba en enero y eso significa que Intruso sigue parado. He intentado retomarlo varias veces pero hasta que no se haya completado el proceso de mudanza, sé que no me voy a poder concentrar en él.
Y bueno, nuestros chicos ya empiezan a endenderse mejor! :D He intentado hacer que se note como trabaja el vínculo de alma sutilmente, sin que ellos lo noten.
Arekusa, ay esa vida adulta jajaja espero que saques el tiempo, también hay cosas a las que he tenido que renunciar estos meses. Tengo problemas con el ritmo de llevar la relación de estos dos, me cuesta hacer que vayan de cero a uno y de uno a dos, y de dos a tres. Casi siempre me saltan de cero a uno y de uno a siete jajaja. En este caso, como son almas gemelas es un poco más fácil :D También me gusta y me rompe el corazón a partes iguales el escribir a Deidara así con esos altibajos ;_; Me gusta eso que dices sobre, el Obito debajo de la coraza es el que es compatible con Deidara. Es una forma de verlo super bonita aaaa 😭
Thing-senpai, sdfsdfd me alegró mucho tu mensaje, a veces también tiendo a fantasmear en las historias. Apruebo eso de que Obito y Deidara se conozcan y se casen esa misma noche! Hay que escribirlo! (⬅️ Lybra mira esto). Me los imaginé en uno de esos viajes a Las Vegas donde la gente se casa disfrazada jajaj. Me alegra mucho que te guste lo que escribo y sobre todo que te haya inspirado, si alguna vez te animas a publicar algo, me encantaría leer. Un abrazo :D
Cucu, jajaja espero no tardarme taaanto, gracias por el mensaje, me dio mucha risa.
Dani, no me esperaba verte por aquí! Me gusta mucho el concepto de alma gemela, leo fics a menudo de esta temática y aún no he superado la decisión que tuve de tomar de darle un giro dramático pero en el futuro escribiré otro de almas gemelas que sea bonito. Leí una premisa en la que ambos tienen tatuado en la muñeca las primeras palabras que les dirá su alma gemela al conocerlos y se me han ocurrido ideas para un fic de ellos. ¿Quizá cuando este acabe? O antes si me entra el mono de obidei fluff. Me alegra verte por aquí.
¡Gracias por leer y hasta el siguiente!
