Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA]
La mirada atenuada en los ojos de Adrien se iba desvaneciendo sin dejar de ver el rostro de Marinette paralizado por el miedo. Ella no era capaz de pronunciar palabra, trató de decir algo pero solo un gutural intento de reclamo salió de su garganta. Sentía como el rudo agarre sobre su cuello poco a poco iba perdiendo su fuerza, mientas que él lentamente se desplomaba quedando de rodillas frente a ella para finalmente caer inerte sobre el frio suelo de losas talladas.
Todo el cuerpo de la azabache temblaba sin poder controlarlo, largas y pesadas lagrimas recorrían sus pálidas mejillas, una desagradable mezcla de angustiosas sensaciones comprimían su pecho impidiéndole respirar con soltura. Sus piernas flaquearon no pudiendo sostener mas su propio cuerpo, dejándose caer sobre sus rodillas.
Con mirada taciturna veía el rostro inexpresivo del que había sido el amor de su vida, llevó sus titilantes manos hasta él, acunando amorosamente su rostro contra su pecho.
- A...Adrien,...por favor mírame, ...dime algo,...¡RESPONDEME!... - exclamó con desesperación ante la lánguida expresión de su cara, queriendo evitar la realidad que aparecía en forma de una gran mancha en rojo intenso que se extendía por toda la blanca camisa.
Las lagrimas caían sin consuelo alguno resbalando lentas sobre el rostro sin vida de Adrien, ella se aferraba a él apretándolo contra su cuerpo como si con ese sencillo gesto pudiera retener el último atisbo de vida que pudiera quedar en él. Profundos sollozos que salían entrecortados a través de sus trémulos labios contrastaban contra el frio mutismo de una voz acallada, de la que solo quería volver escuchar el cariñoso apelativo con la que él la llamaba...su princesa.
El maestro Zhu permanecía estático, sus ojos desorbitados eran incapaces de apartarse de la desgarradora escena. Unos débiles tirones en su camisa atrajeron su atención hacia su amigo que aun yacía herido en el suelo.
- Zhu, ayúdame a levantarme. - pidió el maestro Fu con voz apagada, miraba con frustración y dolor a sus dos protegidos, se lamentaba haber dejado que aquella situación se le escapara de las manos de esa trágica manera.
Con paso lento el mayor de los guardianes ayudo a su amigo a llegar hasta donde Marinette, en total silencio se arrodillo junto a Adrien, quedando frente a la azabache. El corazón se le comprimía al ver el cuerpo inerte del que había sido uno de los héroes de Paris.
- Ma...maestro... por favor...haga algo, ¡sálvelo!. - imploró Marinette al notar la presencia del guardián.
Con la azul mirada clavada sobre él en una constante suplica el anciano no era capaz de pronunciar palabra alguna, la desesperación que vio en esos otrora alegres ojos le formó un apretado nudo en su garganta. Le dolía reconocer que por esta vez no tenía una respuesta que ofrecerle.
- Fu, tal vez...- intervino el maestro Zhu captando de inmediato la atención de Marinette y del guardián. No pudo terminar la frase al ver como pequeños espasmos convulsionaban el pecho de Adrien.
Marinette nerviosa ante aquellos asíncronos movimientos afianzó mas su abrazo sobre él, miradas de desconcierto se cruzaron entre la azabache y los dos guardianes. Así de la misma manera repentina de como aparecieron los espasmos el cuerpo de Adrien volvió a quedar completamente inmóvil.
Entre la sangre que aun manaba del lacerado pecho, un espeso y brumoso liquido oscuro empezó a brotar también por la herida, este se fue compactando en pequeños círculos hasta tomar la forma de una enorme mariposa negra como la noche con brillantes destellos purpuras sobre sus grandes alas. Los tres miraban atónitos la metamorfosis del líquido en ese oscuro lepidóptero.
- La Ascalapha. - murmuro el maestro Zhu al ver como su teoría se tornaba real. Después de la conversación con Nooroo, el maestro Fu y él habían llegado a la conclusión de que Gabriel Agreste había encontrado la manera de infectar a su propio hijo, transmitiendo en un akuma parte de su consciencia y que ahora este necesitaba del portal para poder regenerarse a su estado original al ser una creación de un prodigio que estuvo intrínsecamente ligado a él.
La negra mariposa se movía nerviosa sobre el pecho de Adrien, hasta que sus brillantes ojos inyectados en un rojo apagado se posaron sobre Marinette, un crispante chillido salió de ella antes de lanzarse con furia contra la azabache.
Al ver el ataque de la Ascalapha el maestro Fu lanzó rápidamente su brazo contra ella, alcanzando a golpearla antes de que lograra alcanzar a Marinette.
- ¡Aarghggg! - exclamó de dolor el anciano, sosteniendo el brazo con su mano libre. Una marcada quemadura ocupaba toda la zona con la que había golpeado a la mariposa.
- ¡Fu!, ¿estás bien?. - inquirió preocupado el mayor de los guardianes al escuchar a su amigo quejarse.
- ...El akuma...me ha quemado. - dijo aun incrédulo mostrando la enrojecida herida en su brazo.
- Pero...¿Cómo es eso posible?. - el maestro Zhu revisaba desconcertado la herida del brazo.
- Debe ser su aura, tiene concentrados demasiados sentimientos negativos. - miró al guardián del portal con decisión - Debemos detenerlo, no puede salir de aquí y mucho menos cruzar el portal.
A pesar de todo Marinette se mantenía ajena a aquella conversación, ella solo veía como ese endemoniado ser se posaba sobre el techo de la cámara en la parte más alejada de ellos. Un sentimiento de rencor y odio se iba apoderando de ella contra todo lo que esa mariposa representaba, años de terror sobre Paris, el sufrimiento de todas las víctimas de los akumas y de sus familias, todo el dolor que les había causado a Adrien y a ella.
Un tenue lamento se escuchó cerca del portal llamando la atención de los tres, el joven pupilo del maestro Zhu poco a poco se erguía recuperándose de su enfrentamiento con Adrien. En ese momento la Ascalapha se lanzó al vuelo en dirección al muchacho.
- ¡Cuidado, detrás de ti! - Marinette fue la primera en avisarle del ataque del akuma.
Aun aturdido tardó en reaccionar y antes de que pudiera girarse el oscuro ser golpeo con fuerza su espalda, lanzándole de bruces contra el suelo y quedando sujeto a él.
- ¡Aaaagh! - gritaba de dolor mientras se retorcía sobre las frías losas al sentir como se quemaba ante el contacto del akuma.
Rápidamente el maestro Zhu fue hacia él, tomando a su paso su cartera del suelo, en cuanto llego junto al muchacho la Ascalapha lo enfrentó clavando su oscura mirada sobre él y lanzándole un agudo chillido amenazante.
El mayor de los guardianes afianzó con ambas manos la cartera y tomando impulso atacó con ella a la mariposa, propinándole un rudo golpe que la lanzó hacia los arcones del fondo.
Pudo ver como el oscuro ser quedaba inmóvil sobre el suelo. De inmediato buscó dentro su cartera una pequeña cantimplora y vació todo su contenido sobre la enrojecida herida que se apreciaba a través de la camisa quemada.
El cuerpo de su discípulo se relajaba al contacto de la fresca agua que se esparcía por la zona afectada. Una vez que cubrió la espalda con un paño limpio el maestro Zhu le ayudó a ponerse en pie.
- Pronto te pondrás bien, por suerte ha sido una quemadura superficial . - el guardián lo animaba dándole a la vez una afectiva palmada en el hombro.
Los cuatro se giraron al escuchar de nuevo el estridente chillido de la mariposa, ahí estaba la Ascalapha sobre uno de los arcones, mirando a todos y cada uno de sus enemigos de forma retadora. El maestro Fu fue el único en percatarse cuando los pequeños ojos del lepidóptero se quedaron estáticos sobre el portal.
- ¡Zhu, el portal! - el oscuro ser había empezado ya su vuelo antes de que el anciano pudiera advertir a su amigo.
Rápidamente el mayor de los guardianes tomó de nuevo su cartera a modo de arma mientras que su discípulo hacia lo mismo recogiendo la suya del suelo. Ambos hombres adoptaron una posición defensiva, interponiéndose entre el portal y la mariposa que volaba ya rauda hacia él.
El maestro Fu veía preocupado la escena, ya había comprobado el poder del akuma y sabia que estaban en una precaria situación de desventaja frente a él, era cuestión de tiempo antes de que pudiera cruzar el portal y que su mayor enemigo se regenerara. Solo había una única manera de detener esto y destruir la infame esencia que habitaba en la Ascalapha.
Se giró y una sensación de angustia se apoderó de él al ver a Marinette sosteniendo con cariño a Adrien contra su pecho de manera protectora. Era un duro momento de dolor para ella pero la necesitaba para terminar con toda esa locura. Pasó con dificultad saliva, sentía la garganta seca, dando una suave inspiración se dirigió a la azabache.
- Marinette, - dijo con suavidad, los cristalinos ojos azules de su protegida lo miraron inexpresivos - no puedo ni siquiera imaginarme por lo que estarás pasando en este momento, se que es muy difícil para ti pero necesito de tu ayuda para detener al akuma...necesito a Ladybug.
La azabache aun abatida por el dolor entendía perfectamente lo que el maestro le pedía, y si en algo podía ayudar para destruir a ese demoniaco ser lo haría sin dudarlo, bajó la vista hacia el rostro de Adrien y pasó su mano en un cariñoso gesto acariciando su mejilla, dando un ligero suspiro asintió con un único movimiento de cabeza.
El akuma se enfilaba en un ataque directo contra los dos hombres que le impedían el paso, con un quiebro hacia la izquierda esquivó en el último momento el golpe que le lanzaba el más joven con su cartera, perdiendo este con el fuerte impulso el equilibrio y cayendo aparatosamente contra la mesa, tirando todo lo que estaba sobre ella al suelo.
El maestro Zhu vio con determinación al adversario que se dirigía hacia él sin vacilar. Le lanzó un primer golpe el cual hizo retroceder un par de metros al akuma, la mariposa ante el ataque del guardián se elevó hasta posarse en el techo, sin darle un minuto de respiro se lanzó de nuevo contra él manteniendo su posición elevada, por su parte el guardián trato de alcanzarla lanzando por encima de su cabeza la cartera pero esta falló en su intento de golpearla.
La Ascalapha al ver desprotegido al anciano bajó su posición y aumentó su velocidad contra él. El maestro Zhu apenas pudo apartar la cabeza cuando vio las intenciones de su atacante, recibiendo solamente un pequeña roce en la frente al contacto del ala. El akuma al evadir a su último obstáculo aumentó aun más su velocidad y fijó su trayectoria directa hacia el portal.
Desde su posición vencida veían con impotencia y miedo como el akuma se acercaba peligrosamente al portal, el mayor de los guardines apretaba con fuerza sus puños ante la frustrante idea de haber fallado en su misión.
A escasos centímetros de traspasar el portal, todas las respiraciones se detuvieron cuando en el último momento un ánfora arrogada con fuerza golpeó a la oscura mariposa, cayendo desorientada en medio de los trozos de cerámica.
Sacándolos de su letargo, la voz del maestro Fu sonó con firmeza y decisión - ¡Zhu cierra el portal! - ordenó con celeridad a su amigo - ¡necesito los prodigios aquí! - volvió a exclamar dirigiéndose al más joven.
Rápidamente el maestro Zhu se acercó al atril y comenzó a buscar la página correcta, mientras que su discípulo rebuscaba por el suelo las cajas con los prodigios.
En cuanto encontró las cajas con las preciadas gemas las tomó y corrió hacia donde el guardián esperaba junto con Marinette.
- Maestro, los prodigios. - dijo diligente entregado las dos cajas.
El maestro tomó la que contenía el prodigio de la buena suerte y la revisó antes de ofrecérsela a la azabache.
Marinette aun con la angustia comprimiéndole el pecho miraba nerviosa la pequeña caja hexagonal frente a ella como el primer día que la recibió, la tomó con sumo cuidado y lentamente levantó la tapa, al momento de abrirse dejo a la vista el par de aretes y una brillante luz roja salió de ellos, materializándose frente a todos el kwami de la creación.
- ¡Tikki! - exclamó entre sollozos.
- ¿Marinette? - inquirió confundida ante el semblante roto y melancólico de su portadora. Enmudeció y sus ojos se agrandaron cuando vio el cuerpo inerte de Adrien tendido sobre el suelo y la gran mancha de sangre resaltada sobre su pecho.
- ¡Tikki! - volvió a exclamar la azabache, tomando esta vez entre sus manos al pequeño ser y apegándolo contra su mejilla en un cariñoso gesto.
Tikki aun consternada por la escena correspondió con una cálida caricia sobre su mejilla queriendo reconfortarla, porque sin necesidad de que nadie le explicara lo que ahí había sucedido sentía el sufrimiento de su portadora.
Al separarse una única frase salió en forma de susurro de los labios de la azabache - Te necesito. - el pequeño kwami no necesitó más para saber a lo que se refería, con un único gesto de su cabeza dio a entender que estaba lista.
Tras colocarse los pendientes dio una última exhalación - ¡Tikki, transformación! - se escuchó su voz por toda la cámara, tras el fulgurante resplandor rojo apareció ante la vista de todos la heroína que tantas veces había salvado París.
Por su parte el maestro Zhu había encontrado al fin el ritual que cerraba el portal, comenzó a leer el texto y reproducir con sus manos los movimientos que le indicaban las ilustraciones, los glifos en las columnas y el dintel del pórtico comenzaron a brillar una vez más.
Desde su posición entre los trozos de la vasija la Ascalapha se mantenía inmóvil , observando todo lo que ocurría a su alrededor, sus ojos se tornaron a un oscuro bígaro(1), creciendo en su interior su desprecio por toda esa gente y en especial por ella, la culpable de todo desde un inicio.
Su vista ocupó ahora hacia el portal y hacia el maestro Zhu, intuía lo que el anciano hacia con el libro, sabía que debía cruzar el portal fuera como fuera antes de que sus enemigos lo cerraran. Desplegó sus alas en toda su envergadura y de un impulso se lanzó contra el guardián.
Concentrado con seguir de forma precisa el texto del libro no se percató de los movimientos del oscuro lepidóptero, cuando se quiso dar cuenta ya lo tenía a escasos centímetros de su cara. Era tan corta la distancia que no podía hacer nada, cuando ya sentía el ataque sobre él un objeto rojo y negro corto el aire a gran velocidad frente a sus ojos e impactó de lleno sobre la enorme mariposa .
El oscuro lepidóptero no pudo evitar el rudo choque contra la pared por la inercia del golpe recibido, mientras que el objeto regresaba presto a la mano de su dueña. El maestro Zhu miraba con agrado a la heroína quien sostenía su yoyó en la mano, agradeciéndole con una sonrisa y volviendo así a la tarea de cerrar el portal.
Ladybug avanzó con seguridad hacia el centro de la cámara manteniendo siempre la guardia, dispuesta a destruir de una vez por todas a su enemigo.
- Esta hecho - dijo el maestro Zhu sin apartar la vista del pórtico.
Los glifos habían dejado de brillar y el vórtice empezaba a retroceder hacia el punto inicial en el centro de él, el portal se estaba cerrando.
La Ascalapha al escuchar aquello agitó con desesperación las alas y olvidándose de Ladybug se lanzó lo más rápido que pudo hacia el portal. Antes de que pudiera siquiera acercarse a él sintió como una fina cuerda envolvía sus alas haciéndola caer de golpe sobre el duro suelo.
Forcejeaba cual fiera enjaulada por liberarse pero Ladybug tensaba cada vez más el agarre sobre su yoyó evitando que se moviera. Finalmente ahí frente a ella en el momento justo el portal se cerró, quedando ahora en completo reposo el centro del pórtico.
La mirada de la Ascalapha se encrespo con virulencia, su ira se incrementaba por momentos en un instante había pasado de conseguirlo todo a quedarse sin nada. De un fuerte tirón consiguió liberarse de su opresión, haciendo con ello que Ladybug trastabillara hacia adelante.
Al verse libre se elevó, volando hacia el pórtico dio una vuelta a su alrededor para después enfilarse a gran velocidad contra la heroína. Ladybug pudo evitar el envite girando su yoyó a manera de escudo, pero era tal la fuerza de ese ser que la hacía retroceder con cada golpe. En un intento por salir de esa incómoda posición lanzó su yoyó hacia la mesa que estaba volcada sobre el suelo y la enrolló con él, en el momento en que la mariposa la volvió a embestir ella lanzó con fuerza la mesa contra ella, viendo como esta se partía en varios trozos y lanzaba aturdida contra el suelo a la Ascalapha.
Maltrecha sobre las losas sabía que no podría con ella, solo le quedaba ocultarse en el único lugar donde no la dañarían. El sudor recorría la frente y la nuca de la heroína, trataba de recuperar el aliento después del esfuerzo realizado pero sin apenas una oportunidad para ello veía con fastidio como el oscuro ser volvía a elevarse pero esta vez ella no era el objetivo.
Volvió a dar un giro a la parte más alejada de la sala para después dirigirse hacia el cuerpo inmóvil de Adrien. Las pupilas de la Ladybug se dilataron al comprender lo que pretendía hacer ese engendro.
La negra mariposa estaba ya sobre Adrien lista para posarse en su pecho - ¡NO, no lo harás! - exclamó Ladybug, ante la sorpresa de todos se lanzó por encima de los restos de la mesa y lanzó su yoyó una vez más contra la Ascalapha, con la diferencia de que esta vez no fue para golpearla, en pleno vuelo del arma esta se abrió mostrando una brillante luz blanca que envolvió y absorbió al oscuro ser antes de que pudiera tocar a Adrien.
La heroína agotada cayó de rodillas sosteniendo el yoyó en su mano derecha. La atenta mirada de los tres hombres se posaban en ella y en ver la purificación del lepidóptero.
Ayudada por el maestro Fu se puso en pie, en un limpio movimiento paso su dedo por el yoyó para liberar a la mariposa pero cuál fue la sorpresa de todos al solo caer un puñado de ceniza negra sobre las losas.
(1) - Color azul violáceo.
