Capitulo 7
Habían pasado seis meses desde que Zuko, ahora conocido como Lee, había naufragado cerca de la costa de la Tribu del Agua del Norte, salvado por Yugoda, una maestra agua especializada en la curación y desde que descubrió que podía hacer agua control.
Aún seguía sin poder recordar su pasado, pero eso ya no le preocupaba, pues conforme pasaba los días en el Polo Norte, iba aprendiendo y conociendo nuevas cosas. En poco tiempo, se había convertido en el mejor estudiante del maestro Pakku y los chicos que le dieron pelea en un principio, ahora mantenían su distancia.
Sin embargo, no solo había aprendido a dominar bastante bien el agua control en combate, sino que después de rogarle un millón de veces a Yugoda, esta accedió a enseñarle técnicas de curación.
Cuando Yugoda escuchó esa petición del príncipe, se negó rotundamente, y le dijo que eso no era necesario para un chico como él. No obstante, se dio cuenta que estaba hablando bajo la influencia de las tradiciones que desaprobaba, y se cuestionó que, si una mujer puede aprender a pelear, por qué entonces un hombre no podría aprender a curar. De modo que una noche, a escondidas, llevó a Zuko a su salón de clases y le enseñó el arte de curar con el agua, llevándose la sorpresa de que tenía el talento para ello, aunque por algún motivo el realizar las prácticas, el príncipe terminaba muy agotado. Al ver eso, Yugoda, le advirtió que usará la curación solo en caso de emergencias.
Y así fueron pasando los meses, tranquilos y sin emociones fuertes. Hasta que una mañana todo cambió.
La clase de agua control había terminado, y Zuko junto con otros chicos estaban caminando por un puente rumbo a sus casas, cuando de la nada, varias personas comenzaron a salir de sus casas y se situaban frente al río principal, para ver algo.
¿Qué está pasando? - cuestionó Zuko en voz alta.
¡Lee, es él! – dijo uno de sus compañeros de clase. -No lo puedo creer.
Sin tener tiempo de preguntar a qué se referían con que "es él" Zuko fue jalado por otro de sus compañeros hacía el barandal del puente para que viera mejor.
-¡Está aquí! – gritaban una chicas.
-Díganme que estoy soñando -dijo un chico dando saltos de la emoción.
Fue entonces cuando Zuko comprendió todo, en el río principal, estaba entrando un extraño animal grande y sobre él había tres chicos que saludaban tímidamente a la gente.
-¡ES EL AVATAR!
-Es nuestra oportunidad. ¡Disparen!
El sonido de unos disparos como si fueran los de un cañón resonaron en su cabeza, fuertes e intensos que no le permitían concentrarse en otra cosa.
-¡No lo dejen escapar!
-¡Te atraparé cueste lo que cueste!
Cuando los disparos cesaron, el sonido del agua moviéndose con fuerza lo remplazó. Y la imagen de una ola gigante se formó frente a Zuko.
-¿Lee? ¿Te encuentras bien?
Zuko volvió en sí, su cabeza le estaba doliendo mucho, y su respiración estaba agitada.
-¡Lee ahí estás! -dijo otro chico corriendo hacía él para su suerte. -El maestro Pakku quiere verte.
Sin perder tiempo, Zuko se alejó de toda la gente que gritaba de la emoción y se dirigió al campo de entrenamiento, donde en efecto, se encontraba Pakku esperándole junto con otro chico.
-Tardaste mucho – le dijo Pakku con el ceño fruncido y luego dirigiéndose a todos por igual exclamó. -Sé que están conscientes de que tenemos un invitado muy especial. Y el consejo no escatimará en hacerle una bienvenida a lo grande, es por eso que me ha pedido que escoja a dos de mis mejores alumnos para realizar una muestra de agua control, y los he escogido a ustedes.
El otro chico, no pudo evitar soltar un gritó de emoción al escuchar la noticia. Pero, por otro lado, Zuko no sentía lo mismo. Su mente le seguía dando vueltas a esas extrañas voces que escuchó minutos atrás al ver al Avatar entrar a la ciudad.
¿Qué significaba eso?
-No podremos hacer figuras de hielo, ¿verdad? – dijo el otro chico, trayendo de vuelta al presente a Zuko.
-No – dijo Pakku mirando discretamente al príncipe. – Tengo otro tipo de ejercicio en mente. ¡Andando, no tenemos mucho tiempo!
Aang, junto con Katara y Soka, no podían estar más que felices al ver semejante bienvenida. Habían viajado mucho para llegar al Polo Norte, encontrándose con todo tipo de obstáculos y lugares con los que jamás soñaron. Ahora, después de tanto viajar, agradecían el poder sentarse a comer, sin tener que estar alertas por si un enemigo estaba cerca.
-Espero que la comida sea de su agrado. – dijo el jefe Arnook.
-Está excelente – contestó Sokka con la boca llena.
-Agradecemos mucho su hospitalidad. -dijo Katara con una leve inclinación.
-Aún tenemos algo más que enseñarles. -dijo Arnook -Una muestra de agua control dirigida por el maestro Pakku y dos de sus mejores estudiantes.
La gente que estaba en el salón guardó silencio al ver como el maestro Pakku junto con dos chicos se colocaban en el centro y hacían una reverencia hacía la mesa del avatar antes de empezar con la muestra de habilidad.
-Wow, son muy buenos. -dijo Katara al ver como los chicos hacían danzar el agua.
-Mañana estaremos aprendiendo a hacer eso .- dijo Aang emocionado.
-¿Por qué ese chico tiene una máscara puesta? – preguntó Sokka al mismo tiempo que señalaba a Zuko con un hueso de ave.
-Por moda ¿tal vez? – contestó Aang encogiendo los hombros.
-Él es Lee – dijo la princesa Yue al escucharlos. – Es sobrino de la maestra Yugoda. Desde que llegó aquí siempre ha usado esa máscara.
-¿Desde que llegó? – preguntó Katara.
-Al parecer es de la Tribu del Sur.
-¿En serio? – exclamó Sokka. -Jamás había escuchado de él en nuestra tribu.
-La verdad no se sabe mucho de él. -prosiguió Yue. -Pero se rumorea que cuando era un niño, un soldado de la Nación de Fuego le quemó la cara por completo y que por eso usa la máscara.
-Que horrible – dijo Katara sintiendo compasión por él. -Apuesto que se alegrará saber que somos de la Tribu del Sur, quizá recuerde a alguien de allá, puede que a Gran-gran.
-Mañana le preguntaremos cuando lo veamos en clase. -dijo Aang sonriéndole a su amiga.
Cuando se hizo de noche, la gente regresó a sus casas y una mujer se hizo cargo de llevar al avatar y a sus amigos a la residencia donde permanecerían durante su estancia en la Tribu Norte.
Mientras tanto, Zuko regresaba a la casa de Yugoda, exhausto física como mentalmente. Por suerte, Yugoda le estaba esperando con una buena taza de té de jasmín con miel. Desde que empezó a vivir ahí, el té se había vuelto parte de su vida, siempre tomaba una taza de té con cada comida. Y podía presumir que sabía distinguir un buen té de uno malo, esto gracias a Yugoda, que lo había reprendido severamente al decir que el té era solo plantas mojadas en agua caliente. No obstante, el té de jasmín, era especial para él, pues cada vez que lo tomaba le evocaba una sensación de familiaridad que lo hacía sentirse a gusto. Pero eso noche, a pesar de tomarlo, no podía sentirse bien.
-Estuviste muy bien está tarde.- dijo Yugoda con una sonrisa.
-Gracias – contestó Zuko sin prestarle atención y dirigiéndose a su habitación.
Ya estando en su cuarto, el príncipe pudo dar rienda suelta a todos sus pensamientos de esa tarde.
No sabía muy bien por dónde empezar, todo estaba bien esa mañana hasta que llegó el avatar a la ciudad. ¿Por qué tenía que ser ese específicamente? ¿Por qué no escogió otro día para llegar? La gente al verlo esa mañana gritaba de la emoción, pero él por alguna extraña razón, no sentía emoción al verle, al contrario, sentía furia.
¿Pero cuál era el motivo? Jamás había hablado con el avatar o tenido algún contacto. Y eso lo confundía.
Durante su presentación de agua control, estuvo tratando de no mirar hacía la mesa del avatar, pero le fue imposible. Al igual que los demás, tenía curiosidad por saber quien era el elegido para restablecer el equilibro entre las naciones, pero se llevó una sorpresa al ver que el avatar era un chico de no más de 12 años que parecía no tomarse las cosas en serio, pues durante la cena estaba haciendo levitar unas piedras.
-Y ahí está nuestro héroe. -dijo Zuko para sí mismo.
Cansado de pensar en los sucesos del día, Zuko terminó su taza de té, sé quitó la máscara y se fue directo a dormir, esperado al menos tener un poco de tranquilidad en sus sueños.
Estaba corriendo detrás de alguien por un pasillo oscuro, fue lo primero que pudo ver Zuko.No podía distinguir aquien perseguía, pero podía sentir la necesidad de atraparlo. A pesar de sus esfuerzos, no era capaz de acercarse al desconocido y con cada paso que daba, veía como el pasillo se hacía más largo, sin darle la oportunidad de acercarse.
Después de unos segundos vio como el sujeto al que perseguía atravesaba una puerta, Zuko fue tras él, pero alcruzar la puerta, una luz lo cegó por unos segundos. Al recuperarse, advirtió que se encontraba en una zona helada. Vio siluetas deformes de hombres correr con desesperación, como si estuvieran escapando de algo. Zuko se dio media vuelta y quedó petrificado al ver una ola gigante elevarse por los cielos, pero lo que más le sorprendió fue ver que sobre la ola gigante había un chico joven, controlándola.
La ola gigante empezó a caer, llevándose todo a su paso. Cuando estuvo cerca de él, Zuko trató de crear una barrera de protección, pero el agua no le obedeció y lo golpeó. El agua lo arrastró y vio a un hombre de edad avanzada y con barba extendiendo una mano para ayudarle. Con mucho esfuerzo tomó la mano que le ofrecían y consiguió evitar ser arrastrado por el agua. En eso, se vio transportado sobre uniceberg gigante, que sin darle tiempo de procesar lo ocurrido, este se rompió en varios pedazos. Buscó desesperadamente al hombre que le había ayudado hace unos segundos, pero este ya no estaba, en su lugar había otro mucho más joven, quien estaba a unos metros lejos y con el puño tocando elhielo.
Sintió como volvía a caer y todo se puso negro.
Zuko se despertó de golpe, una capa de sudor frío lo cubría por completo y su respiración al igual que su corazón volvían a estar agitados.
¿Qué había sido aquel sueño?
Por fin ya llegó Aang y compañía al polo norte.
¿Acaso Zuko al fin recordará todo?
¿Cómo será el primer encuentro entre el team avatar y Lee/Zuko?
Eso lo sabrán en el siguiente capítulo.
Nos leemos a la proxima.
