Peter había olvidado que ese día Flash daba una fiesta y fue invitado personalmente por él, y ahora estaba preparándose para ver a Tony.
—Creí que iríamos a la fiesta de Flash —recriminó Ned, usando un sombrero poco atractivo.
—Lo olvidé, y no puedo dar marcha atrás, tengo que ver a mi amigo.
—¿Por qué no me lo presentas? —se quejó.
Y Peter siempre callaba, no tenía una excusa buena para eso y con ello Ned aprovechaba en sacar conclusiones erradas.
—¿Si no es tu novio, por qué te preocupas en arreglarte tanto? —Preguntó Ned, con gesto altivo y una sonrisa de lado.
—Porque… porque sí, Ned.
—Entonces, ¡sí son novios!
Peter bufó irritado aunque en el fondo estaba claramente feliz y avergonzado. Se supone ese día era un poco especial porque la vida de Tony empezaría a cambiar. Se peinó una vez más el cabello cuando salió, prometiendo a Ned que llegaría lo más pronto posible para que pudieran pasar un rato a la casa de Flash.
Tony ya le esperaba en el callejón, pero al parecer había esperado demasiado porque estaba recostado en el piso, y parecía algo aburrido. Pero cuando estuvo cerca, Tony se puso de pie y empezó a hablar de lo genial que era siempre salir con Peter. Peter se sonrojó.
Tony llevaba el pelo bien cortado, pero no peinado, también llevaba una barba larga y lo extraño fue que juraría que se veía algo extraña pero lo ignoró una vez se percató que Tony usaba unos pantalones inusualmente rasgados, como si fuera a propósito haciendo que todo en Tony siguiera siendo un gran misterio para Peter.
—Sí, la barba es falsa y no preguntes por qué. Te lo diré luego.
Avanzaron lentamente por las calles, sin decir nada interesante hasta llegar a un puesto de tartas y té, y Peter deseaba que Tony aceptara. Pero Tony parecía nervioso, mirando alrededor y tratando de agachar la cabeza cuando alguien lo miraba o sospechaba que lo miraban. Peter creyó que sería el lugar un poco más transitado por la gente.
—No hay problema. —confesó Tony cuando Peter le sugirió quedarse en ese lugar.
—Pero si no…
—Vamos, Pete, ya estamos aquí así que pidamos algo.
Se sentaron en las sillas que rodeaban una mesita con un florero que cargaba rosas frescas, a unos centímetros de ellos estaba otra mesa ocupada por una pareja mayor, y no muy lejos estaba ocupada por dos amigas que no paraban de hablar entre risas. A Peter le gustaba el lugar por ser al aire libre ya que a esas horas en la tarde, las sobras de los árboles eran refrescantes y ya cuando el sol caía daba un aspecto vintage a todo el lugar.
—Oí que hay becas en tu escuela—dijo Tony, mirando el menú sin realmente estar interesado. —Espero ganes alguna.
—Honestamente, si la gano la voy a rechazar —respondió Peter, provocando una impresión de sorpresa en Tony que levantó la vista para mirarlo casi horrorizado.
—Tienes que estar bromeando —y como Peter no se retractó, Tony preguntó muy interesado por qué no lo aceptaría. —Hay muchos chicos que matarían por una beca así.
—Tal vez al final no lo gane porque muchos los que se acercan al promedio perfecto están esforzándose por ser los participantes en la nominación de las becas —informó Peter —y yo… bueno, quiero tener un año libre de los estudios para trabajar y ayudar a mi tía.
Tony suspiró, preocupado, llevándose una mano a la frente, claramente pensando en algo.
—Tony —le llamó Peter. —Tengo una buena noticia para ti.
El mayor se irguió sobre su asiento, ahora mirando hacia Peter con interés.
—¿Y qué puede ser una buena noticia para un vagabundo? —preguntó, curioso.
—Es sobre… No quiero que lo interpretes mal —empezó Peter—, pero he conseguido un lugar donde puedes trabajar. Así podrás tener tu propio dinero, no será mucho pero creo que sería un gran…
—Espera, espera —lo detuvo Tony—¿Pete, me buscaste un trabajo?
Peter asintió feliz. Y otra vez, Tony no parecía contento y volvió a caer en el respaldo de la silla mientras con los dedos peinaba superficialmente su ceja izquierda.
—Sin duda eres como un ángel caído —dijo al fin después de varios minutos que torturaron la mente de Peter. —Pero lo voy a rechazar, si tú rechazas una beca, yo también puedo rechazar un trabajo.
—¿Qué…? No, eso no es lo mismo —dijo Peter
—Para mí sí es lo mismo —atacó Tony, sonriendo de oreja a oreja, y aunque parecía mirarlo en realidad estaba observándolo, algo que no era muy común. —Peter… nunca dejes de ser así.
Y sin previo aviso, Tony estiró sus manos encima de la mesita tomando las manos del más bajo. Peter se estremeció y por reflejo alejó sus manos sin éxito por la fuerza que usó Tony por unos segundos. Tembló y para Tony eso no pasó desapercibido que con sus manos claramente más grandes acunó sus manos. Y como por distraerse, Peter notó que las palmas de Tony eran suaves, miró las manos ajenas y vio que seguían limpias, cuidadas, no había piel seca ni ronchas en ningún dedo. En cambio los de Peter estaban descuidadas porque a veces solía morderse no las uñas pero sí los bordes que rodeaban sus uñas.
—Aceptaré ese trabajo, solo quiero que me muestres el lugar y mañana iré a hablar con el o la encargada—continuó Tony, sin alejar ni un poco sus manos de las de Peter.
A todo eso, Peter asintió feliz y sintió como Tony apretó un poco el agarre con cariño. El menor tuvo que alejarse del agarre antes de que Tony notara que empezaban a sudarle las manos por el contacto ya que obviamente le cohibía ese acto. Pidieron tarta de fresas y té, aunque Tony pidió café.
—Entonces, el niño robusto con el que siempre caminas es tu mejor amigo… debí imaginarlo. Creí que eran novios.
Peter exclamó un no, divertido. Le parecía muy curioso que Ned creyera que Tony era su novio y ahora Tony estuviera en las mismas pero con Ned.
—¡Casi lo olvido! —exclamó Peter. —Necesi… exijo saber qué hiciste con Flash. ¡Me invitó (también a Ned) a su fiesta! Y no acepto un nada.
—Bueno, solo le dije que dejara de molestarte. —Tony tomó el último sorbo de su café.
—Entonces quiero saber a detalle lo que le dijiste.
—No tiene caso, no es la gran cosa —dijo Tony. Pero como Peter insistía, Tony tuvo que soltar la verdad—: Bien. Fui a casa de los Thompson y en cuanto me vieron se sorprendieron, sin duda, ser un vagabundo tiene sus beneficios. Hablé con el señor Thompson y el chico ese, Flash, puede que mi sermón de buen cristiano o ser un pobre hombre de las calles, los conmovió y también asustó, creo, tanto que el señor Thompson prometió corregir a Flash. Aunque Flash no parecía que iba a necesitarlo porque me prometió que te trataría mejor. Eso es todo. No es como si los hubiese amenazado.
—¿Y por qué se mostrarían tan comprensivos contigo cuando el bullying hacia mí era claramente por ser pobre? —pregunto Peter, extrañado.
—Tal vez porque omití lo que dije: "Le mostraré al mundo la clase de familia que son".
A Peter no le cuadraba por qué a la familia Thompson le importaría que un vagabundo los expusiera cuando bien podrían desaparecerlo.
—¡Mierda! —Peter no pudo pensar mucho cuando Tony se alteró tomando el florero de la mesa como si de pronto hubiese visto a alguien que lo buscara. Instintivamente Peter se dio la vuelta, sin disimulo, a ver qué podría ser y no halló nada sospechoso. —Peter, no mires.
Una mesera pasó por su lado y Tony, muy ágilmente, le quitó el menú que llevaba para fingir que leía de cerca, lo suficiente para cubrirle todo el rostro por si realmente alguien lo estaba buscando.
—Es mi exnovia. —susurró Tony y esta vez Peter no pudo solo dejar pasar esa oportunidad para conocer a esa mujer, tenía que saber qué tan bella era, saber si él podría tener alguna oportunidad… tonto, pensó.
La gente caminaba de aquí para allá, otros con el teléfono en mano, indiferentes de lo que pasara a su alrededor. Peter buscó entre ellos una mujer indigente, debía ser algo obvio, imaginó, el reconocerla. Seguro ella estaría portando alguna pobre ropa, y como a cualquier vagabundo le faltaría algo de luz porque al ser ignorados por la sociedad la luz de estas personas parecía marchitarse hasta verse completamente opacos. Y no había nadie que estuviera buscando a alguien, ni con la mirada, como Peter. No hasta que vio a una hermosa rubia hablando por teléfono mientras miraba disimuladamente en su dirección. ¡Tenía que ser una broma! Claro, Peter estaba confundido.
—¿Tu exnovia es rubia? —preguntó Peter, dudando.
—N…no. Peter, me harías un gran favor y sales corriendo después de mí.
—¿Pe…por.. qué? —Peter frunció el ceño, claramente confundido.
—No preguntes y a la una…—Tony empujó su silla hacia atrás con disimulo—a las dos…
—Espera, espera —lo detuvo Peter. —No creo que podamos hacer eso, aún me falta pagar y el cajero está ahí adentro —señaló el local.
—Pues ahora podemos correr y te ahorras ese dinero —le sonrió Tony —y a las…
—No haré eso —replicó Peter, poniéndose de pie —iré a pagar y tú puedes correr de tu exnovia, antes de que te vea aquí… conmigo.
Sin hacerse rogar, Tony realmente escapó de ahí, dejando solo a Peter y ese acto hizo sentir a Peter un perdedor. Recibió una factura y entonces no supo si debía regresar a su casa o caminar vagamente por los alrededores. Optó por la segunda opción para despejar de su mente aquellos pensamientos que lo estaban hiriendo sin realmente habérselo propuesto. ¿Por qué de pronto se menospreciaba tanto? ¿Por qué era tan difícil saber lo que sentía?
La pobreza no significaba no tener absolutamente nada, y Peter sabía que Tony a pesar de ser un vagabundo era un hombre guapo bajo esos harapos, bajo esa barba falsa que había osado ponerse por ese día. Estaba seguro que Tony podría pasar como alguien importante si hubiese tenido la oportunidad que él estaba teniendo. Pero recordó que estaba planeando rechazar la beca de Industrias Stark, ¿acaso eso no era irónico?
Además, el corazón de Tony era grande y valiente, se había atrevido a defenderlo de Flash. ¿Quién haría algo así? Normalmente los vagabundos idolatraban a la gente rica y jamás los amenazaban.
—Creí que irías a casa —Tony apareció a su lado, caminando junto a él por las calles. Peter no contestó y a Tony eso le señaló a seguir hablando. —Peter, mi exnovia…
—La verdad no me importa—cortó Peter en un intento inútil de sonar desinteresado.
—¿Te pasa algo? —Tony lo detuvo de los hombros con delicadeza, poniéndose frente al más joven para que pudieran mirarse a los ojos pero Peter los ignoró. —Dime qué es.
—No es nada.
—Algo te pasa y me lo vas a decir —insistió Tony, con el semblante preocupado.
—De verdad, no es nada.
—Mi exnovia —continuó Tony —y yo teníamos un negocio, ¿sí? Si me busca es porque la hice cargo de todo por si… me llegara a pasar algo. —Peter siguió evitando mirarle a los ojos —. Ella cree que ser la dueña de mi empresa es una tarea difícil y quiere obligarme a dejarla en paz con eso.
—¿Y por qué no la dejas en paz?
—Porque ella es una de las mejores personas más preparadas que conozco para llevar adelante un negocio.
—¿Qué clase de negocio?
Tony sonrió cuando Peter levantó la vista con curiosidad.
—Uno que inventé. Estoy seguro que comprendes eso de vender, Peter. Yo encuentro algo interesante en la basura y ella se las arregla para vender por un precio que nos beneficie a ambos. Nuestra relación siempre fue de amigos, pero erróneamente creímos poder ser más que amigos y no funcionó. Fue un desastre la mayor parte del tiempo. Si te consuela, ella y yo fingimos que nada pasó.
—¿Por qué me consolaría eso? —preguntó Peter, con las mejillas encendidas y volviendo a ser él mismo.
—No tengo idea… o tal vez sí —respondió Tony, mirándolo absorto y sin que ninguno de los dos pudiera esperarlo, sonó el tono de un celular. Era el tema de "Back in black" de AC/DC. Y sonaba muy cerca de ellos, y para no llegar a conclusiones erradas, Peter juraría que el sonido venía de uno de los bolsillos de Tony.
La calle seguía siendo concurrida, pero nadie se detuvo a observarlos a pesar del tono de celular. Y si fuera de alguno de ellos, Peter estaba seguro que el sonido se iría alejando con ellos porque nadie estaba estático.
—¿Tienes un celular? —preguntó Peter, cauteloso. Si Tony lo afirmaba, Peter no se sorprendería demasiado porque los vagabundos tenían un celular (tal vez la mayoría robada).
—No. —Tony lo negó sin pensarlo un solo segundo, aunque se lo veía nervioso —. Creo que está cerca de aquí, alguien debió dejarlo caer… Podríamos buscarlo y venderlo, ¿no crees?
—Yo creo que viene de ti —apuntó Peter, aunque un poco indignado que un vagabundo sí tuviera un celular y él no, no después de que Flash se lo arruinara. Ah, con razón el regalo de las portátiles.
—¿Yo con uno? Pf —se burló, mientras palpaba sus bolsillos. —No cargo nada conmigo, niño. —El tono calló y ambos trataron de ignorar lo que había pasado, pero no fue posible cuando el tono volvió a sonar.
—Creo que me quedaré a buscar ese celular —Tony se agachó en el piso, buscando entre los rincones el celular que claramente cargaba Tony. ¿Pero por qué se lo escondía? No es como si Peter se lo fuera a robar. —Deberías regresar a casa, seguro Ned te espera para ir a la fiesta que mencionaste.
Peter casi cae en el mismo piso que estaba pisando al recordar la fiesta de Flash y cómo Ned estaba entusiasmado de ir. Además lo había dejado otra vez esperándolo en su casa.
—Casi lo olvido —dijo Peter, y sin saber si darle la mano o abrazar a Tony como despedida, se vio haciendo movimientos extraños en el aire y Tony sonrió divertido y lo ayudó a darse un abrazo.
Peter se sintió tan feliz, cómodo al abrazarlo, era como si estuviera hundiéndose en una nube que tenía un perfume a… ¿Perfume?
—Peter… —le susurró al oído—. No te preocupes demasiado y prometo decirte la verdad la próxima vez.
Y el tono de llamaba volvió a sonar, con ello alejando a ambos y antes de que Peter pudiera responder o tal vez preguntar a qué verdad se refería, Tony desapareció por una esquina.
A Peter no le cayó nada bien que Tony prometiera decirle la verdad, ¿acaso todo lo que había dicho era mentira? Sin poder evitarlo, lo siguió sigilosamente.
Tony caminaba, despreocupado, mientras se quitaba la barba falsa y el sombrero y se subía a un auto blindado. Tony ni siquiera tuvo que abrir o cerrar la puerta porque un hombre más alto que él, y robusto, lo hizo como si se tratara de un empleado.
Peter se quedó boquiabierto mientras el auto conducía lejos de su vista, llevándose a Tony.
