«No puedo describir el sabor de la vida...»
No estaba segura del por qué y del cómo terminó parada frente a la entrada del pequeño, pero decente, apartamento de su antiguo sensei.
Una extrañan necesidad de algo aún desconocido para ella residía en su interior junto al sabor amargo que la vida le había mostrado, y ahí estaba, parada frente a él con el rostro destrozado. Él intuyó que algo o alguien la había lastimado y, sin cuestionarlo, la invitó a pasar.
Después de descalzarse en el genkan, ella lo siguió hasta la sala de estar.
—Lamento aparecer así como así a esta hora —dijo ella.
Kakashi no estaba seguro de cómo tenía que actuar delante de ella, había pasado poco más de una semana desde aquella vez que la vio en el puente, aquella vez en que él intentó seducirla... sin éxito.
—Teniendo tantos lugares a los cuales acudir, venir a ver a tu antiguo sensei es algo fuera de lo común —dijo encogiéndose de hombros, como si no le importara la presencia de su ex alumna ahí, a esa hora—, pero sea lo que sea, debe ser importante para aparecerte así.
Ella se humedeció los labios antes de hablar.
—Ni si quiera estoy segura de lo que debe considerarse correcto. Que me hayan visto entrar a su apartamento a esta hora me da igual. —Soltó una risotada efímera y despreocupada, no obstante, su semblante aún lucía destrozado—. Estar a solas con mi antiguo y pervertido sensei también me da igual.
Kakashi sintió una opresión extraña en el pecho. No sabía qué había ocurrido con ella y eso le procuró alguna clase de sentimiento extraño. Se ahorró sermones innecesarios sobre que él ahora era el Hokage y que debían seguirse protocolos de disciplina... etcétera, tan sólo permitió que ella hablara.
—¿Quieres algo de beber? —dijo él llevándose la mano a la barbilla.
—Ahora mismo me gustaría un poco de sake.
—No puedo darte sake, aún no eres mayor de edad.
—¿Y eso qué? Así como está el mundo, ¿a caso importa? Teóricamente, ya soy adulta —replicó ella enarcando una ceja.
Kakashi la miró en silencio sin saber qué decir, ¿qué le había pasado a la alumna que él recordaba? Parecía haber perdido toda inocencia, si es que alguna vez existió. Y no era para menos, los estragos de la Cuarta Gran Guerra Shinobi, aún permanecían en ellos como una constante sombra a pesar de los años.
Mientras él se hallaba en la cocina, tratando de buscar alguna excusa para no darle de beber sake, ella comenzó a hablar desde su lugar.
—¿Recuerda aquello que le dije sobre el sexo? —preguntó sin esperar respuesta, después de todo estaba segura de que él lo recordaba—. Ayer, al terminar aquella horrible misión con Naruto, me sentí tan destrozada y asustada, al igual que él y al final, solo nos comportamos como dos seres humanos tratando de encontrar paz mental y terminamos haciendo lo que en otras ocasiones habíamos hecho ya. Ni siquiera tuve la decencia de esperar a que el luto pasara y, como una necesitada de afecto me entregué a Naruto, en ese acto de deseo puro. Se que está mal, todo está mal. Ahora solo puedo sentirme avergonzada y vacía.
Se sintió aterrada al ver a aquel niño morir entre sus brazos.
Definitivamente, el mundo shibobi conllevaba cargar el peso de la pérdida y el dolor sobre los hombros.
Con la voz destrozada y con lágrimas en los ojos alcanzó a decir:
—¿Hasta cuándo?
—¿Qué dices? —preguntó Naruto acuclillándose para poder ver el rostro de Sakura que yacía de rodillas en el suelo sosteniendo a aquel infante.
—¿Hasta cuándo terminará todo esto? —preguntó desconsolada, sintiendo la responsabilidad de haber perdido aquella inocente vida, situación que le recordó anteriores batallas y el sufrimiento que trajo consigo la Cuarta Gran Guerra Shinobi—. No hay nada peor para una kunoichi médico que ver morir a quien supuestamente debía salvar.
—No seas tan dura contigo, Sakura. Hay cosas que están fuera de nuestras manos —musitó Naruto tratando de sonar sereno pero, su rostro enmarcaba la amargura de la desgracia vivida.
—Tú no entiendes —exclamó.
—Claro que entiendo 'ttebayo. Para mí tampoco es fácil ver morir a gente, sobre todo cuando sus vidas dependen de nuestros actos.
Ambos se incorporaron y dieron sepultura a aquél niño. Acto seguido, permanecieron bajo la lluvia en silencio. Naruto abrazó a su amiga y compañera de equipo.
Lo que ocurriría entre ellos ese día, fue algo de lo que Sakura posteriormente se cuestionaría.
Kakashi prestó atención desde la cocina a cada palabra que ella decía pero, ¿Por qué el tenía que escuchar esas cosas?, ¿Por qué Sakura no simplemente se desahogó con Ino o cualquier otra persona? ¿Por qué lo elegió a él?; su corazón latió desesperadamente.
Abandonó la cocina y caminó hacia donde estaba ella pretendiendo jovialidad y se sentó en silencio junto a ella, quien lo miró con sus profundos ojos esmeraldas humedecidos por las lágrimas que estaban a punto de caer.
—Resulta que, aquella ocasión tuve sexo por tenerlo, patético, ¿no lo cree? Sobre todo cuando yo misma traté de mostrarme renuente con usted y... ¿Si el sexo no nos llena? ¿Qué más hay? ¿Es este el paso más allá del amor, o es el amor el paso más allá del sexo? —cuestionó a Kakashi, como si él tuviera las respuestas—. Esto me resulta irónico, yo hablando de sexo con usted...
—Creo que depende de la persona con quien estés —repuso con amabilidad, después de todo Sakura le importaba—. Podría decir incluso que, también depende de lo que estés dispuesto a involucrar.
Sakura guardó silencio meditando las palabras de Kakashi, lo que éste aún no sabía era que Sakura no sólo había estado con Naruto, sino también con el hombre que ella decía amar y aún así, se sentía vacía, motivo que le hizo derramar aquellas lágrimas contenidas.
En esos momentos de silencio, ella lentamente fue recostando su cabeza en el regazo de Kakashi. Y ahí estaba ella, sollozando, mirándolo con sus bellos ojos llenos de aquel líquido saldado.
