Holaaa! aquí está el capítulo 7!

"Esta historia no es mía, es una adaptación de un libro de la colección Harlequin "Julia" cuya autora es Sarah Holland. Asimismo, los personajes de Naruto no me pertenecen sino que al gran Masashi Kishimoto"

Quiero añadir, por temas contextuales, que esta historia fue escrita hace aprox. 30 años atrás, por lo que hay varias cosas que tal vez sean chocantes hoy en día e igual he intentado modificar ciertas cosas dentro de lo que pude sin alterar la trama. Sin embargo, les invito a que aprovechemos esta instancia y reflexionemos al respecto...

Sin más que agregar, les dejo la lectura


Deseo Peligroso

Capitulo 7:

El Rolls-Royce blanco descapotable, corría por la avenida Princesa Grace. El sol se ocultaba y el cielo estaba teñido de un color rojo dorado sobre Montecarlo. La cálida brisa le agitaba el pelo rosado alrededor del rostro como si fuera un soplo de libertad. Pero Sakura empezaba a darse cuenta de que ya era tarde para construir una fortaleza alrededor de su corazón para evitar que Sasuke entrara. No podía creer que después de una conversación tan seria, personal y emocional, él pudiera hablar de sexo al siguiente instante. ¿Acaso las palabras que dijeron no le habían causado ningún efecto?

Él iba sentado en el asiento de atrás, a su lado.

— Por cierto, me gustaría que almorzaras conmigo mañana —dijo mientras se dirigían a las afueras de Montecarlo—. Mañana por la noche se ofrecerá el baile de la Cruz Roja. Es el acontecimiento más brillante en el calendario de Mónaco. Quiero comprarte un bonito vestido de gala.

— Tengo un vestido apropiado para la ocasión —negó con la cabeza y lo observó con resentimiento—. No quiero que me compres más regalos.

— ¡Sakura, no estropees mis sorpresas! Quiero comprarte un vestido y deseo ayudarte a elegirlo. Será divertido para mí. Vamos…

— No —repuso en tono seco—. No soy tu amante, soy la amiga de tu hermana y no sería correcto que me comprases más regalos de ese tipo.

— Nada me impide presionarte para que lo aceptes —le mordisqueó el sensible lóbulo de la oreja.

— ¡No! Y no me agrada que siempre hables de sexo, pienses en eso, le des la mayor importancia como lo hiciste hace un rato.

Chérie… sé que has tenido un día cargado de emoción —la observó un momento antes de tocarle el muslo—. Y sé que nuestra conversación fue muy personal. Pero te deseo con tanta intensidad que no puedo dejar de pensar en hacerte el amor. No me odies sólo porque insisto en nuestros momentos de sensualidad. Son muy intensos…

— ¡Demasiado intensos y no quiero que se repitan! —dolida, alejó la mano de él—. Insisto en lo que he dicho antes, comenzaré a buscar a otro hombre.

La sonrisa de Sasuke desapareció mientras la observaba. La rabia brillaba como fuego negro en sus ojos.

— ¡Si te sorprendo cerca de otro hombre, haré que te arrepientas por tratar de traicionarme!

— Yo no diría que es una traición.

— Lo es de acuerdo a mis normas. ¡Sabes lo que siento por ti!

— No, no lo sé.

— Me tienes obsesionado —dijo irritado.

El corazón de Sakura perdió el ritmo. Tuvo una llamarada de esperanza, pero el temor fue muy fuerte. Era el temor de que la hiriera, de que la pusiera en ridículo.

— Seguro que lo has sabido desde el principio —dijo Sasuke con voz ronca—. No puedo mantenerme alejado de ti ni siquiera cinco segundos. Ya me he cansado de perseguirte y a veces pienso que disfrutas rechazándome porque tienes curiosidad por ver si eso me agudiza el apetito.

— ¿Tu apetito, para qué? —preguntó con amargura—. ¿El sexo?

Él la observó un rato y torció los labios en un gesto cínico.

— ¿Qué otra cosa podría ser?

Sakura desvió la vista porque le resultaba doloroso mirarlo. Fijó los ojos al frente, hacia las luces de Montecarlo y éstas comenzaron a borrarse.

— Durante un momento creí que e ibas a decir que albergabas hacia mí sentimientos más profundos que la lujuria.

— ¿No hablamos de eso esta tarde? —observó el perfil de la joven con detenimiento—. El mercado, ¿recuerdas, chérie? Amor por amor. Ningún otro trato es posible —le tocó la mejilla—. Al menos para mí.

— El amor no es un trato, Sasuke —lo miró con amargura—. Se quiere a alguien o no se quiere. No hay garantía de que uno reciba amor de la persona a quien se ama.

— Ah… ya comenzamos a comprender —murmuró él.

Sakura lo miró confusa y con los labios entreabiertos. ¿Qué diablos le había querido decir él? Iba a preguntárselo cuando el Rolls llegó al hotel Montecarlo Beach.

— Hemos llegado —anunció Sasuke—. No olvides que la noche es de Ino. Le he robado tu compañía y lo que menos podemos hacer es asegurarnos de que se divierta esta noche. Así que no permitas que note hasta dónde ha llegado nuestro conflicto personal.

Sakura asintió, bajó del coche y se alisó el vestido ceñido de terciopelo rojo, escotado en los hombros. Sasuke la observó sonriendo tranquilo y con los ojos velados.

— Por cierto, estás preciosa —tiró de ella para darle un beso en la mejilla.

El corazón de Sakura aceleró sus latidos por el deseo y el dolor al permitir que la besara. Tenía los ojos cerrados y se apoyó en el cuerpo masculino mientras trataba de aceptar sus sentimientos de amor hacia él. Un segundo después, él la soltó y entraron al hotel.

— ¡Monsieur Uchiha! —el maître les dio la bienvenida al elegante restaurante al aire libre—. ¡Es un placer volver a verlo! Permítame que los lleve a su mesa…

Sasuke caminaba tranquilo por el restaurante, mientras las mujeres fijaban la vista con admiración en su apuesto rostro y en su andar arrogante y masculino. Sakura sintió que los celos y el dolor le recorrían las venas porque aunque ella iba a su lado, él no era de ella y nunca lo sería. Ese hombre atractivo e inteligente era de sí mismo, pero poco a poco hacía que ella albergara los primeros sentimientos de amor hacia un hombre.

— ¡Sasuke! —le saludaron sonrientes los ocho amigos de Ino.

Ça va!

Ocuparon una mesa grande junto a la piscina iluminada.

— Hermano mayor, pensé que nunca llegarías.

— ¿Es tarde? —Sasuke frunció el ceño al consultar su reloj.

— No, pero sé lo que tú y Sakura hacen. Siempre desaparecen en las habitaciones, riendo, besándose y hablando. Vive l'amour!

Sakura se ruborizó y dirigió la vista a Sasuke.

— ¡No le hagan caso a mi indiscreta hermana, que recibirá su merecido cuando regresemos a casa! Siéntate, chérie… permite que te presente a este grupo bullicioso —le retiró una silla y se sentó a su lado con un brazo apoyado en el respaldo de la silla de ella.

— Háblanos algo en japonés, Sakura —le pidió Tenten, una bella chica monegasca.

Realmente no sé qué decir —repuso en su idioma.

Todos se rieron a carcajadas.

Mon Dieu! —el novio de Ino, Sai, se dio un golpecito en la frente—. Scarlett O'Hara. Di ¡mañana será otro día!

Mañana será otro día —dijo mirando a Sasuke. Vio que él esbozaba una sonrisa y los dos intercambiaron recuerdos privados de la conversación de esa tarde.

— ¿Están listos para pedir? —preguntó Sasuke cuando el camarero se acercó a la mesa.

Estudiaron sus cartas. Sakura eligió pasta aux fruits de mer. Sasuke pidió filet de boeuf a point.

Et cing bouteilles de Chateauneuf-du-Pape —agregó Sasuke cuando todos terminaron de pedir. Observó a los hombres y a las mujeres alrededor de la mesa—. Supongo que ninguno de ustedes conducirá —todos se rieron y señalaron a dos jóvenes que hicieron muecas.

— ¡Lo echamos a suertes con una moneda de diez francos y nosotros perdimos!

— Entonces, que sean las cinco botellas de vino que he pedido.

— El bueno de Sasuke —aplaudieron todos.

— Aprovechen porque pasará mucho tiempo para que vuelva a invitarlos a cenar.

Todos lo abuchearon.

— ¡Qué amigos tienes, Ino! —se rió, moviendo la cabeza.

Sakura escuchaba la animada conversación y se sentía herida y marginada porque de pronto comprendió que todos ellos seguirían viendo a Sasuke durante todas sus vidas y ella lo vería sólo hasta que él la hubiera seducido. Después, ella no volvería a ocupar la misma mesa que él.

Les sirvieron la cena.

— ¿Qué te parece Mónaco, Sakura? —le preguntó Tenten.

La joven levantó la cabeza y trató de hablar con animación.

— Me enamoré de él a primera vista.

Sasuke empujó su plato que casi no había tocado y observó a Sakura.

— ¡Llegamos en el helicóptero de mi hermano mayor! —exclamó Ino—. Desde luego, pudimos admirar la mejor vista.

— ¡Ah, sí! —todos asintieron—. Desde el aire se ve todo. Cuando se vive aquí abajo no parece dividida en dos.

— Sí, la ciudad vieja y la nueva —dijo Sakura despacio—. Son bastante diferentes, ¿no? Las calles medievales, el palacio del príncipe, la lucha por conquistar la roca…

— Mientras Montecarlo resplandece con su gloria moderna y hedonista —intervino Sasuke.

— Cierto —Sakura lo observó—. Los dos lados me encantan porque me parecen igualmente atractivos.

C'est l'amour —murmuró Sasuke—. Uno no puede amar sólo un trozo de aquí y otro de allá. O se quiere la suma de las partes, para bien o para mal, o no se ama realmente.

Sorprendida, Sakura observó el apuesto rostro de Sasuke; pensó que él le había quitado la máscara y le cortaba el corazón en trocitos para señalar cada uno. Seductora, coqueta, rompecorazones egoísta. Chiquilla asustada y herida. Mujer rota que necesita desesperadamente la ayuda que sólo él podía darle.

Presa del pánico pensó que él tenía que amarla. "Nadie más lo hará, nadie más podrá. Por favor, ámame, por favor…"

— ¿De modo que te enamoraste de Mónaco a primera vista? —preguntó Sasuke con las cejas alzadas.

— Sí… —no pudo desviar la mirada y el corazón le latió con una esperanza loca repentina—. Pero entonces no me di cuenta.

Él tenía los ojos fijos en el rostro de ella. Pareció que los otros se desvanecían para dejarlos solos en ese mundo oscuro y privado que compartían. Luego, él desvió la mirada y el momento desapareció porque dejó de ser un intercambio de emoción personal y se convirtió en otro giro en la experta técnica de seducción de Sasuke.

— ¡Mañana será la gran noche! —exclamó Tenten—. ¡El acontecimiento principal de la temporada! ¡El baile de la Cruz Roja de Mónaco y todos asistirán!

— La pregunta crucial es lo que vestirá cada mujer —Ino se rió.

Todos soltaron una carcajada.

— Mañana llevaré a Sakura de compras para que elija el vestido de gala más bello que encontremos.

— ¡No es justo! —gritó Tenten—. ¡Eres una chica con suerte!

— ¿A quién llevará Suigetsu Hozuki al baile? —preguntó de pronto Ino.

Sasuke se tensó y dirigió la vista al otro lado del restaurante, donde un hombre muy atractivo vestidos de etiqueta que acababa de llegar, llamaba la atención por su caminar arrogante y su altura impresionante.

— Viene hacia aquí —murmuró Tenten mirando a Sasuke—. Apuesto a que se detendrá en esta mesa sólo para irritarte.

— Pienso lo mismo —dijo Sasuke—. A veces me pregunto hasta qué punto está decidido a sacarme de quicio.

— Hasta la desesperación —repuso Ino enfadada.

Sasuke entrecerró los párpados.

Sakura se preguntaba qué diablos ocurría cuando sintió que una mano le acariciaba el pelo rosado y que un dedo le rozaba la nuca.

Boquiabierta, se volvió y vio a Suigetsu Hozuki que murmuraba:

— Sasuke, preséntame a esta joven sorprendentemente bella.

— ¡Quizá lo haría si alejaras la mano de su cuello! —tronó Sasuke.

— Disculpe —Hozuki sonrió y retiró la mano—. ¡Tiene un cabello precioso! Es un color extraño para una monegasca. ¿Es usted extranjera, mademoiselle?

— Sí, soy japonesa —Sakura agitó las pestañas.

— ¿Japonesa? —sonrió más abiertamente—. ¿De qué lugar específicamente?

— De Tokio —contestó Sasuke—. Es Sakura Haruno y se aloja en mi departamento.

Sakura se tensó de furia con el rostro encendido. ¡Casi había dicho que era su amante! Se volvió hacia Suigetsu Hozuki y le dijo:

— De hecho, soy amiga de Ino, nos conocimos en París.

La mano de Sasuke le apretó el hombro y la gente que estaba sentada a la mesa intercambió miradas nerviosas al ver que Ino se ponía pálida.

— ¿De verdad? —divertido, Suigetsu Hozuki miró a Sasuke con sus ojos morados y sonrió con cinismo—. ¿La amiga de Ino de París? ¿Cómo está París? Es mi ciudad favorita. ¿Me permites que me siente en su mesa?

— Seguramente cenarás con alguien esta noche, Hozuki —respondió Sasuke con calma—. No querríamos privar a tu invitado del placer…

— Cenaré con un colega de negocios —sonrió el hombre—. Aún no ha llegado. ¿A caso quieres que me siente solo cuando puedo hacerlo aquí para hablar con una dama tan bella?

— Por supuesto que no —respondió Sasuke en tono amenazante antes de hacerle una seña a un camarero y decirle—: Haga el favor de traer una silla para el señor Hozuki y sirva el café. Nos iremos pronto.

— ¿Qué hacía en París, mademoiselle? —Suigetsu se sentó y le sonrió a Sakura.

— Trabajando y viviendo —contestó ella con cortesía—. Salí de Tokio hace tres años. Soy medio francesa y Francia me atraía.

— Siempre he querido ir a Japón. Tokio me fascina. ¿Vivía usted allí? Hábleme de esa ciudad.

Ella le habló de su casa, de sus padres, de los días largos y tediosos, de lo mucho que echaba de menos los árboles de cerezo y del sabor de la comida típica echa en casa.

— A veces echo de menos todo eso, pero me siento muy a gusto en…

Chérie —la interrumpió Sasuke con voz íntima—. ¿Quieres un licor? ¿Cointreau? ¿Grand Marnier?

— No, gracias. Suigetsu, ¿quieres algo? —movió la cabeza rosada.

— Sólo la cuenta —le dijo Sasuke al camarero e incrustó los dedos en el brazo de ella.

— ¿Se van tan pronto? —protestó Hozuki.

— Sí, todos iremos al casino a…

— Sakura, termina de tomarte el café —la interrumpió Sasuke molesto.

Les llevaron la cuenta y Sasuke firmó el recibo de American Express. Se puso de pie, rodeó la cintura de Sakura y la levantó a su lado.

— ¡Adiós, Hozuki! —dijo al dejar al hombre atrás—. Sin duda te veremos mañana en el baile de la Cruz Roja.

Todos se despidieron antes de caminar por la terraza. El cielo ya estaba totalmente oscuro, pero lleno de estrellas.

Afuera, Ino y sus amigos se subieron a dos coches.

— ¿Te veremos en el casino, Sasuke?

— No —respondió al inclinar la cabeza hacia la ventanilla—. Nos iremos a casa. Pero ustedes diviértanse. Te veré mañana temprano.

Estaba junto al Rolls y se despedía moviendo la mano de los otros dos coches que cobraban velocidad al fuerte sonido de la música pop.

— ¡Arpía! —se volvió hacia Sakura echando chispas por los ojos—. ¿Cómo te has atrevido a flirtear con ese desgraciado toda la noche? ¿Cómo te has atrevido a hacerme eso delante de..?

— No flirteaba con él —respondió sorprendida e irritada—. ¿Qué quieres decir con… flirtear con él? Sólo hablé con él.

— Oíste lo que dijimos cuando lo vimos. ¡Sabías que es mi enemigo, pero premeditaste flirtear con él, lo animaste a que se sentara con nosotros, le hablaste de Tokio cuando eso no le interesaba en lo más mínimo —la miró a los ojos—. ¡Dios mío, de no desearte tanto te arrojaría a sus brazos y me alegraría de deshacerme de ti!

— Eso es lo que esperaría de ti —respondió dolida—. Ofreciéndome a todos como, ¿qué fue, Sasuke? ¿Un regalo de navidad? —le temblaron los labios—. ¡Te odio y ojalá no te hubiera conocido nunca! Ojalá…

— ¡El sentimiento era mutuo hace diez minutos! —tronó él—. Eres experta en incrustar el cuchillo, ¿no? ¿Qué fue, Sakura? ¿Una venganza por nuestra pequeña conversación en el jardín?

— ¡No finjas que no sabes por qué hablé con él! ¡Casi le dijiste que soy tu amante! Lo premeditaste. Quisiste que él pensara que me alojo en tu apartamento… ¡como tu amante!

— Lo dije porque quise asegurarme de que él no intentara tocarte —su rostro se encendió—. ¡No se me ocurrió que serías tú quien lo animara!

— Se debe a que no pensaste en mí ni en mis sentimientos —le tembló la voz—. ¡Lo dijiste, delante de toda esa gente, y me hiciste sentir como una prostituta!

— Estaba ofuscado —murmuró ronco—. No soy perfecto. No siempre puedo hacer bien las cosas. ¿Por qué no esperaste para hablar conmigo en privado en vez de flirtear con él? ¿Tuviste que hacerlo en público? ¿Tuviste que elegirlo tú? ¡Todo eso además de lo que dijiste respecto a encontrar a otro hombre! Por eso lo hiciste, ¿verdad? Viste que había hostilidad entre Hozuki y yo y decidiste elegirlo a él para que fuera tu amante —sus ojos relampagueaban—. ¡Dios mío!

Sakura se lo quedó mirando, conmocionada por la furia de él; era una furia que nunca le había visto antes y se preguntó si se debía sólo a que ella había hablado con el otro hombre.

— ¿Por qué estás tan enfadado? —preguntó despacio—. ¿Qué te hizo ese hombre?

— ¡No te entrometas en algo que no te concierne! —exclamó con mirada salvaje.

— ¿Puedes decirme eso a mí? —contuvo el aliento como si él le hubiera dado una bofetada—. ¿Después de todo lo que te he contado? ¿De contestar todas tus preguntas respecto a mi pasado? Pero cuando yo te hago una pregunta de índole personal me dices que no me inmiscuya.

— Así es. ¡No es asunto tuyo!

Lo que Sasuke trataba de decirle a ella era que ella no era nada para él.

Absolutamente nada. Fue tan doloroso que no pudo hablar durante unos segundos.

— Espero no sorprenderte alguna vez hablando con Hozuki —la observó con intensidad—. Y quiero que me prometas que no lo harás, Sakura, porque de lo contrario las consecuencias serán más desagradables de lo que puedas imaginar.

— Pero no me dices por qué. Haces una escena, me dices cosas dolorosas y me exiges que no vuelva a hablar con un extraño, pero no me das un motivo.

— Esos son los hechos, Sakura. ¡Prométemelo o te llevaré a la cama para darte lo que, al parecer, estás dispuesta a darle a mi más enconado enemigo en vez de a mí!

— ¡Está bien! —repuso ronca, temblando de emoción—. ¡Prometo que nunca hablaré con él! ¿Estás satisfecho? ¿Dejarás de insultarme y amenazarme?

— Más te vale cumplir tu palabra, Sakura —respiraba con dificultad.

— ¡Por supuesto que lo haré! —a la chica le ardían los ojos a causa de las lágrimas amargas—. ¿Qué otro camino tengo? Si no lo hago cumplirás tu desagradable amenaza. Pero, ¿acaso tengo motivos para sorprenderme de tu comportamiento al exigirme? A ti sólo te interesa el sexo conmigo, y ahora me haces ver, de manera brutal, que nuestras conversaciones personales no han sido más que un camino para llevarme a la cama. Comenzaba a pensar que quizá te interesaba lo que me había pasado. Pero fui muy tonta al pensar en eso. Tus intenciones han sido vestirme como una prostituta, seducirme y luego echarme del principado después de haber satisfecho tu lujurioso deseo.

— Nunca he dicho eso, no tergiverses mis palabras, Sakura, no… —gritó ronco y de pronto le soltó la muñeca para agarrarle los hombros. Sakura creyó que él la golpearía y se encogió en espera de la violencia—. No… —murmuró al ver que ella se alejaba de él.

Durante un momento, sólo se oyó el canto de los grillos en la noche calurosa y el mar que lamía suavemente la playa oscura.

— ¿Por qué has hecho eso? —exigió saber él con voz temblorosa, mirándola fijamente—. ¿Por qué te has encogido como una chiquilla asustada?

— ¡No he hecho tal cosa! —respondió en voz baja, desviando la mirada.

— Pensaste que te golpearía… —la observó horrorizado—. ¿Te golpeó él? ¿Te pegó el hombre con quien te casaste?

— No quiero hablar de eso y de todas formas no te lo diría, después de lo que acabas de decirme.

— ¿Te pegó él? —insistió Sasuke fuera de sí—. ¡Dímelo, Sakura!

— ¡No te entrometas en asuntos ajenos! —masculló ella con los ojos irritados por las lágrimas.

Sasuke se llevó la mano libre al pelo, sin soltarle la muñeca.

— ¡Está bien! —aceptó por fin—. Ya me has hecho la promesa que yo quería. Asegúrate de cumplirla y de no volver a hablar con ese desgraciado de Hozuki —se volvió para dirigirse al coche—. Ahora, vámonos a casa.

— ¿Para que puedas llevarme a la cama? —le tembló la voz al resistirse a que él la metiera al coche—. ¡No, no iré! Llévame a un hotel, ya no soporto esta situación. Quiero irme de Mónaco, irme del apartamento, irme…

— ¡No te irás! —masculló él—. Ya te he dicho que si tratas de alejarte de mí te seguiré para volver a traerte.

— ¡No me quedaré aquí!

— ¿Quieres alargar la lucha entre los dos? De ser así, eso obtendrás. He dedicado demasiado tiempo y esfuerzo en ti para detenerme ahora, de modo que no trates de luchar contra mí, Sakura. Te tendré… de acuerdo a mis condiciones —le agarró la muñeca con más fuerza—. ¡Entra al coche porque irás conmigo a casa!

Sakura lo miró a través de las lágrimas que le velaban los ojos. ¿Qué otra elección tenía? No podía huir de él porque no llevaba dinero, ni el pasaporte, ni la tarjeta de crédito. Todo eso estaba en el apartamento con el resto de sus objetos personales.

— ¿Tratarás de poseerme esta noche? —preguntó al levantar la cabeza—. De ser así, Sasuke, lucharé contra ti hasta…

— No —repuso él—. Esta noche no te deseo, después de tu comportamiento con Hozuki. Entra al coche. Ha sido un día largo y el de mañana lo será más.

Caminó hacia el coche y ella lo acompañó con el rostro pálido.

Viajaron en un silencio tenso y amargo. Sakura no podía mirarlo; era muy doloroso recordar la forma en que él acababa de hablarle. La cálida brisa agitaba el pelo rosado alrededor del rostro pálido y dolorido.

Al llegar al apartamento, Sakura subió con él en el ascensor sintiéndose tan insignificante que ni siquiera se le ocurrió preguntarle de nuevo por qué Hozuki provocaba en él una reacción tan violenta. Tenía mucha curiosidad, pero no haría la pregunta respecto al asunto que no le incumbía. ¿Cómo pudo él decirle eso? Ella le había revelado su desesperación privada, pero Sasuke sólo le había revelado su encanto y sus técnicas de seducción; dos facetas de su personalidad tan impersonales que resultaban ser un insulto.

— Iré a acostarme —declaró él cuando entraron al silencioso apartamento—. Sugiero que hagas lo mismo. Y no se te ocurra irte a medianoche, chérie… —pronunció la última palabra con un desprecio mordaz—… o recibirás todo el peso de mi enfado cuando me vea forzado a traerte de vuelta para demostrarte quién manda en esta relación.

Ni siquiera le deseó las buenas noches, se limitó a entrar en su habitación y dar un portazo.

Sakura se quedó como clavada al suelo y sintió que se le rompía el corazón.


Hasta aquí el séptimo capítulo

Nos leemos mañana!

¿Merece reviews?

WHITEXSUN