Wow, finalmente ya pude sacar este capítulo. Siento que ya el último empujón es el más difícil x'D Ahí perdonen si parece un chilaquil :)
7. Diario del año que no existió
Te espero con un ser que no espera a los otros: en donde yo te espero sólo tú cabes.
Pedro Salinas
Julio 28
Ah, así que esto era la soledad. Se siente extraña, casi la había olvidado. Muchos dicen que cuando creces la sientes más, pero yo recuerdo que me sentía absolutamente solo cuando estaba en la universidad. ¿Será porque ni siquiera sabemos quiénes somos, y aún así buscamos y damos compañía? Y quizá cuando uno crece se acostumbra a evadirla, y uno se ha casado ya un poco con su propia identidad, tanto que parece otra persona. ¿Será eso, o estoy desvariando? Creo que la prueba de que me siento solo es que puedo darme el lujo de tener estos pensamientos que no avanzan...
Si tú estuvieras aquí, quizás este clima húmedo y estos paisajes un poco descoloridos resultarían menos tristes. O tal vez no. ¿Por qué pienso en estas cosas? Recuerdo que hace mucho, alrededor de esa época en la que me desprendía de mi papel de estudiante, decidí que no pensaría más en este tipo de cosas. Pero a estas alturas, y después de haber vivido contigo, me doy cuenta de que sí se puede hablar de eso que no se ve ni se toca y que parece irrelevante... Extrañamente, me da la impresión de que vuelvo a tener veinte años; siento la soledad en el cuerpo, tal como siento el hambre, la sed y las ganas de tener sexo. Culpo al clima de este país.
Agosto 7
Me siento un poco igual que cuando me enfermé hace unos meses: creí que dolería por siempre, que la vida se detendría hasta que yo pudiera estar de pie de nuevo, y aún así, que ese día no llegaría nunca. Pero no es así: me levanto y camino, y voy a trabajar; hablo con Sasuke por teléfono, o él viene a verme, y Yoko me invita seguido a beber los fines de semana y terminamos hablando hasta la madrugada de un montón de cosas que al día siguiente ni recuerdo… Creo que siempre terminamos hablando de quién será el primero en tener un posgrado. Obviamente cada quien apuesta por sí mismo.
Hace mucho calor, y a veces me paso un cubito de hielo por el interior de la muñeca, como me aconsejaste una vez, para regular la temperatura del cuerpo. Y entonces veo la marca de lo que hice ahí, y aún quiero apartar los ojos…
¿Allá también está haciendo calor?
Septiembre 17
Estoy muy cansado todo el tiempo, ¿sabes? Porque como que tengo que dar explicaciones sobre mí a los demás, y ellos a su vez sienten que yo no los entiendo. Ya a estas alturas me importa un carajo el idioma, no quiero saber ya nada de eso ni tratar de traducir nada dentro de mi cabeza. A veces, estoy tan cansado en el trabajo que termino hablando en japonés sin darme cuenta. Hay otro japonés en esta sucursal, casi me dobla la edad y me habla como si fuera su hijo; seguido me invita a pasear los fines de semana con su familia. Vamos al campo, más que nada. No me siento en casa ajena cuando voy allá, y sus hijos me preguntan un montón de cosas sobre Japón todo el tiempo.
Cuando le pregunté a él por qué había decidido vivir aquí, dijo algo como "a fin de cuentas el mundo es todo un poco aburrido, lo mismo en todos lados, ¿por qué no buscar estar con gente a quien quieras?". Creo que no hay nada más cierto. Y hay gente que quiere aventura y toda la cosa, siempre de viaje y viendo caras nuevas, pero yo no tengo esa hambre... A veces, justo antes de quedarme dormido, pienso en que quiero escuchar tu voz… pero no intento llamarte... Porque ya ves que cuando uno come con el estómago vacío le da indigestión y a veces termina vomitando…
Octubre 21
A Naruto le han encargado una investigación de campo en la isla donde estuvimos. Le han prestado un coche de la empresa, y Sasuke me ha invitado a ir (se lo toma como vacaciones). La verdad, no quería ir pero no sé por qué a última hora cambié de opinión. Como ellos dos iban en su mundo, fue fácil pensar en otras cosas en el camino ahí. De vez en cuando Sasuke me preguntaba qué tenía, y yo sólo le decía que estaba un poco mareado.
Pero la verdad es que sólo pensaba en que no te pregunté un montón de cosas que ahora me gustaría saber: ¿dónde te dieron tu primer beso?, ¿aprendiste a nadar pronto?, ¿cuál era el lugar donde te escondías de tus padres cuando se enojaban contigo?, ¿por dónde caminabas para ir a la secundaria?, ¿dónde vivía tu mejor amigo? A pesar de que viví aquí contigo unos meses, nunca te pregunté nada de eso, nada que pudiera volver esta ciudad más conocida y valiosa para mí… Ojalá me digas cuando vuelvas…
Sasuke me pide que pasee con él mientras Naruto trabaja, y lo llevo a los lugares donde tú me llevaste. Lo hago casi sin darme cuenta, y es hasta que estamos en el malecón comiendo un helado que Sasuke me pide perdón por no haber tenido tacto (la verdad es que nunca me enfado con él, sé que rara vez lo tiene). Pero yo le digo, y es la verdad, que todo está bien.
Noviembre 23
Odio el frío. Quizá no lo sepas, porque nunca pasamos estas temporadas juntos, pero la verdad es que lo detesto. No me dan ganas de hacer nada, sólo quiero dormir y eso me deprime mucho. Extraño el calor en todas sus formas: el sol, el té, las sábanas, tu piel, tu saliva…
Recuerdo cuando nos tendíamos desnudos, uno contra el otro, simplemente inhalando y exhalando aire. Nos quedábamos dormidos, y cuando uno despertaba, miraba al otro fijamente, hipnotizado. Y cuando te ibas, no te duchabas sino que te ponías la ropa como si nada… Las rodillas se me volvían gelatina cada vez que dejabas que mi sudor y el tuyo se quedaran en tu piel, que mi semen siguiera en tu interior, y salías a la calle como si nada.
A mí me asustaba un poco que no nos hicieran falta las palabras. "Hay algo importante que tengo que decirte", tenía esa sensación siempre en mi estómago. Pero los días pasaban, y te besaba, te acariciaba, te mordía, te desnudaba, te dejaba dormir, te veía llorar... y comencé a darme cuenta que lo que tenía que decirte, ya estaba dicho, de mil formas distintas…
Ah, como que ya vuelvo a entrar en calor.
Diciembre 21
Ayer discutí con Yoko... Nunca la había visto así de enojada. Habíamos salido a bailar, y ella, que estaba dolida porque se había peleado con su novio, se emborrachó pronto y comenzó a coquetear con alguien más. Yo la había dejado estar, sólo me quedé observándola de lejos mientras me acababa una cerveza. Pero de pronto vi que ella se iba a la salida con el desconocido, y la detuve.
Ni siquiera quise negociar con ella, sólo la arrastré hasta su casa. Le pregunté por qué lo había hecho, y ella dijo que quería lastimarlo. Le dije que se iba a arrepentir al día siguiente… "¿Tú qué vas a saber de esto?" "No entiendes nada", y la verdad es que no. No entiendo cuando la gente dice que las relaciones son juegos de poder, y que los hombres son así y las mujeres asá. Por eso le dije que si seguía hablando así, con frases tan trilladas, era obvio que yo sería el primero en tener un posgrado. Lo dije para quitarle peso al asunto, pero creo que lo empeoré, porque sólo me llamó "idiota", y me cerró la puerta en la cara. Al menos me quedo tranquilo porque la dejé en su casa pero... pelearse con la gente es cansado.
Me recordó a cuando tú y yo discutíamos. Cuando fumaba y fumaba y tú me repetías una y otra vez que tenía que dejarlo. O aquella vez que me metí al mar sin protector solar, y duré horas nadando. Te enojaste conmigo por haber ignorado tu consejo, pero aún así me pusiste crema en los hombros quemados… Dolía mucho, no recuerdo si fueron dos o tres días que no pude dormir sobre mi espalda…
Bueno, mañana iré a ver a Yoko a ver si ya se le pasó el enojo.
Ah, espera. Me acabo de dar cuenta que ya en tres días es tu cumpleaños... No pudimos celebrar nuestros cumpleaños juntos, ¿cierto? Nos conocimos casi un mes después del tuyo y nos separamos antes del mío… Bueno, a mí me gustan los cumpleaños, son la excusa perfecta para comer pastel y llenar de atenciones a alguien… Pero creo que debe ser molesto cumplir años en una fecha festiva. ¿De niño te daban un regalo por navidad y otro por tu cumpleaños? ¿O sólo uno?
Enero 2
He pasado los últimos días muy ocupados, pero no en trabajo, sino en fiestas y reuniones, rodeado de gentes. Estoy cansado y sólo quiero dormir, pero creo que es un cansancio agradable, como el que dices tú que te deja el mar... Me sorprendió haber recibido regalos e invitaciones a salir de personas que recién conozco… Por ejemplo, está Bianca, que es italiana y llegó apenas hace dos o tres semanas aquí… Con ella me pasó un poco como contigo, que sólo la vi y sentí que me agradaba, que me gustaba. Supongo que fue mutuo, porque siempre que salíamos en grupo se sentaba a mi lado y hablábamos cada quien con su acento quebrado en inglés, era divertido.
Salimos dos días después de mi cumpleaños, y como los dos vivimos en el mismo edificio, nos despedimos de los demás y empezamos a subir las escaleras. Ella se apoyaba en mí, pero me aclaró "no estoy ebria, sólo quiero tocarte", y no pude evitar sonreír ante su franqueza... Cuando abrió su puerta, vi que su apartamento era casi idéntico al mío, sólo que más ordenado. Y ya… recuerdo que eso fue lo último que pensé antes de que Bianca me tendiera los brazos y yo me dejara llevar… Supongo que cuando sabes que de pura casualidad coincidiste con alguien del otro lado del mundo, lo menos que quieres hacer es esperar o dejar pasar la oportunidad…
Enero 20
He dejado de trabajar en la cafetería y empecé a hacer diseños para clientes particulares. Todo se dio gracias a que Yoko habla de mí con sus pacientes, y terminan contactándome. Es más fácil construir para alguien que para una corporación desconocida. Bueno, no más fácil, sino más claro, y más satisfactorio. Es el factor humano, sin duda. Tal como dice Yoko de sus pacientes: "trato enfermos, no enfermedades". Creo que aplica lo mismo cuando construyes algo, debes tomar en cuenta qué tipo de habitantes habrá y distribuir y usar el espacio lo mejor posible. Es divertido hacerles un montón de preguntas a los clientes… Los conoces, y cuando haces el primer boceto te los imaginas ya caminando por ahí, y sabes si algo cuadra o no. Nunca me había divertido tanto… pero no es bueno porque a veces pierdo la noción del tiempo y se me olvida comer y dormir. Pero no te preocupes, Sasuke se encarga de regañarme.
Febrero 16
Bianca es impresionante: aparte de hablar inglés, también habla francés y chino. Me pide que le diga una que otra cosa en japonés, y lo repite a la perfección. Encima de eso, en sus proyectos nunca se le escapan los detalles, se puede pasar todo un día encerrada sin comer ni dormir con tal de que salga perfecto… No puedo evitar sentir extrañeza y cierta envidia… Yo nunca me he podido volcar de lleno realmente en algo, y tampoco me he destacado en nada en particular. En cambio ella, tú… ustedes parece que se olvidan del mundo cuando están haciendo lo que les gusta, ¿no es algo increíble?
Cuando Bianca me vio con la cara seria, no pude más que decirle lo que pensaba, y finalmente le dije: "Sólo sé contar, soy bueno con los números, ¿por qué no eligieron a alguien más para venir aquí?" y Bianca se rió de mí: "No es sólo eso, Madara… si tú quieres llamarlo "ser promedio", adelante, pero yo lo veo de otra forma. Es fácil hablar contigo, haces el ambiente más ligero, y eso rara vez se ve en un campo como el nuestro, ¿no te has dado cuenta? Más aún, eso no se aprende. Llena una habitación de pura "gente talentosa", como tú dices, y verás cómo todo se cae a pedazos y se matan unos a otros."
Me reí, pensando que bromeaba, pero luego me di cuenta que era verdad, hasta cierto punto… Recordé a los de tu departamento, siempre nos llegaban rumores de que había peleas, se saboteaban entre ustedes, y que los nuevos empleados sufrían mucho para adaptarse. Creo que alguna vez escuché lo mismo de un amigo que estudió Medicina, sólo decía que ya quería terminar la carrera y nunca volver a ver a ninguno de sus compañeros. Supongo… que siempre es unas por otras, ¿no? Por lo pronto creo que dejaré de subestimar ser "un tipo promedio".
Febrero 23
Las mañanas son cada vez menos frías, y hasta los ciruelos ya están floreciendo. Quizás es por esa expectativa colectiva en el aire de que algo hermoso se aproxima, o quizá sea que aún tengo frío y quiero calor, que empecé a salir con un chico que es menor que yo… Se va a graduar en abril de la universidad… Honestamente, es un infierno salir con él, pero el sexo es muy bueno, así que dejo pasar muchas cosas. Nunca había salido con alguien menor que yo; nos la pasamos discutiendo por estupideces, y yo no tengo paciencia con él. Pero como la verdad es que no me importa tanto y sé que vamos a terminar pronto, tomo las peleas como si fueran ejercicio: terminas agitado, sacas todo lo podrido de tu interior, y el sexo lleno de enojo es una de las tantas maravillas de este mundo que recién descubro.
Hace una semana fuimos a Asakusa, y no dejaba de quejarse de la gente. "¡¿Qué esperabas, en un barrio turístico?!" eso quería gritarle. Ni siquiera me esperaba si me detenía en algún puesto a mirar lo que vendían (es interesante, ¿no crees?, ver lo que consumen los turistas). Y encima, si me hablan por algo de trabajo, se molesta. Pero es que el sexo es muy bueno… Creo que dejaré de verlo cuando el clima sea más cálido y me llegue más trabajo. Le daré una patada en el trasero el día de su graduación: "Bienvenido a la adultez".
Marzo 21
Aún hace frío (¿cuánto más falta para que la temperatura pase de los 20 grados?), y por eso agradezco que Bianca se duerma pegada a mí, desnuda y con una de sus piernas entre las mías. Me recuerda a cómo dormías tú, aunque ella se despierta si me levanto al baño, tú tenías el sueño más pesado…
Le comenté como si nada que los cerezos estarían en plena floración justo ahora, y entonces ella me pide que le enseñe fotografías. Y las más recientes que tengo son las de la primavera pasada… Ella pasa las fotos, y de pronto se detiene en una.
- ¿Quién es?-pregunta-. Se ve un poco triste… Pero le queda bien. Está muy guapo.
Yo medio sonrío, sin saber qué contestar.
-Sí, estaba triste-es lo único que atino a decirle. Ella me mira un momento, y entonces habla sólo de los cerezos, ya no más de ti. No entierra el dedo en la herida. Fue la semana pasada, ¿no? El aniversario de la muerte de tus padres...
Abril 4
Convenzo a Sasuke de ir a ver los cerezos a pesar de que ya casi están quedándose sin flores, y aunque él está con la cara seria al inicio, poco a poco hablamos de papá y mamá. Y sale finalmente: "¿Por qué fuiste con Madara a ver los cerezos el año pasado?" Me parece curioso cómo los humanos nos guardamos las cosas durante tanto tiempo, y cuando las volvemos a sacar nos duelen lo mismo, sino es que el doble. "Porque quería hacerlo, Sasuke" le dije. Él me mira herido, como si lo hubiera insultado. Para bien o para mal, él siempre ha sido más honesto con sus sentimientos, aunque eso implique tener que mantener acuerdos que ya no sirven... Pacto implícito, habíamos dejado de disfrutar la primavera desde que eso pasó… Y el año pasado, contigo, fue la primera vez que vi los cerezos intentando no sentir culpa ni resentimiento...
"¿Así nada más olvidas las cosas, las promesas?" sigue él. "No, Sasuke. Me dolió. Así como también me dolió cuando murieron. Me dolió." No sé qué más decirle. Él se me queda viendo y dice: "No lloraste por ellos, pero lloraste por Madara". Sonrío, porque es como si finalmente pudiera ver dónde está enterrada la espina que le ha causado tanto dolor... "No es cierto. Lloré por todo lo que no había llorado…"
Me di cuenta de que una sensación extraña me subía por el pecho, era como ácido, un rencor extraño que nunca había sentido antes con Sasuke… Porque la primavera siempre había sido mi estación favorita, hasta ese maldito año. Y me odié tanto a mí mismo por pensar "ojalá al menos hubieran muerto cuando los cerezos se marchitaran". Es egoísta, es egoísta, lo sé, uno no dice esas cosas en voz alta…
A modo de conclusión, Sasuke me dice: "Ni el llanto ni el sueño se pueden reponer después…" Yo opino diferente, uno siempre puede pagar las deudas del pasado, aunque salen siempre más caras... ¿No es verdad?
Mayo 1
Finalmente parece que el clima se está poniendo mejor, por eso decido ir al mar. Grave error, porque el mar de aquí parece un charco de agua sucia, que además está heladísima. Da una sensación muy extraña venir al mar y traer pantalones y camisa de manga larga. Pero no todo está mal, porque cuando me quito los zapatos y meto los pies en el mar, se me ocurre algo… ¿No está toda el agua del mar conectada, mezclada? Entonces, con un poco de imaginación, el agua que está aquí bien pudo haber estado en Japón, bien pudiste haberte bañado tú en ella…
¿Recuerdas que te conté cómo jugaba en el mar cuando era niño? La mayoría juega a correr hacia el mar, y huir cuando las olas vienen de regreso. Yo no hacía eso. Yo entraba al mar hasta que me llegaba a la cintura, y clavaba mis pies en la arena y pensaba "derríbame si puedes". A eso jugaba, a no moverme de lugar aunque vinieran las olas, una tras otra, sin descanso. Todo empezaba bien, me sentía fuerte, satisfecho desde mi altura de ocho años. Pero en algún momento comenzaba a cansarme de que las olas se estrellaran en mi torso y en mi cara con total indiferencia; me ardía el rostro y me mareaba porque el reflejo del sol en el agua me cegaba. Siempre terminaba perdiendo. Bueno, no, había días que yo le concedía al mar un "empate".
Por eso mi madre siempre decía que era terco, y se enojaba porque seguido la desobedecía. Pero es que, ¿cómo no iba a hacerlo? Después de concluir que contra el mar no se podía, comencé a imponer mi voluntad con los otros, pensando que tal vez a ellos sí podía ganarles. Les di muchos dolores de cabeza a mis padres…
Ah… Creo que ya entiendo por qué te gustaba tanto el mar. Es hipnótico ver el ir y venir de las olas, y si te metes a nadar no tienes más que dejarte llevar también por ellas, eso era lo que más te gustaba, ¿no? Recuerdo que te veía zambullirte justo antes de que la ola rompiera, y luego aparecías del otro lado, flotando felizmente. Pero qué bueno que no estás aquí, este mar no te gustaría para nada.
Mayo 13
Hay días en los que siento que no despierto. Me levanto de la cama, desayuno aunque no tengo apetito, tomo el café más caliente de lo usual, a ver si me escalda la boca, hago estiramientos con tal de sentir al menos algo de dolor en mis músculos, pero aunque lo siento, no parezco despertar. Es como bruma en mi cabeza…
Me canso sin hacer nada, y quiero llorar por cualquier cosa: si se quema un poco la comida, si se dobla la página de algún libro, si veo que la tinta de mi pluma ya se va a acabar… No entiendo y a veces me desespero… Incluso si sé que no puedo controlarlo y que es una especie de desequilibrio químico en mi cerebro, no puedo dejar de pensar que es molesto, que estoy harto de sentirlo...
Pero luego pienso en tu carta, y en cuando me ponías tu dedo índice entre las cejas y me preguntabas "¿con quién estás enojado?". Ni siquiera me daba cuenta de que estaba tenso o que estaba frunciendo las cejas y maldiciendo. "Con nadie" te decía, apartándote la mano. Tú me sonreías y me dabas besos en la cara aunque yo sólo quería que me dejaras en paz… No, no quería que me dejaras en paz. La verdad no sabía qué quería, nunca me había preguntado qué quería, sólo estaba muy cansado… Y tú entendías y te quedabas conmigo en la cama, a veces tú también te dormías, o trabajabas, o hablábamos en voz baja, espaciada, como a cuentagotas… Y yo me quedaba dormido escuchándote, escuchándome hablar…
Junio 9
Hoy es tu cumpleaños, y acá está lloviendo, para variar. Creo que alguna vez me dijiste que siempre llovía en tus cumpleaños, y que a ti te gustaba, porque te daba la excusa perfecta para no hacer nada especial… No sé, a mí me parece un poco triste no hacer nada en un cumpleaños. O tal vez es que yo quiero darte un pastel y ver tu rostro mientras apagas las velas… Alguna vez alguien me dijo que las celebraciones de cumpleaños son más para los invitados que para el cumpleañero… Supongo que es cierto.
Junio 30
Pasó algo importantísimo, el mundo se detiene porque... a Sasuke le salió una cana. Te juro que ese día pensé que me iba a orinar de la risa. Había ido a visitarlo, y Naruto y yo estábamos en la sala, esperando a que Sasuke se cambiara para ir a cenar algo. De pronto Sasuke salió, aún a medio vestir, y señalaba sin parar su cabello, "¿Qué diablos es esto?" repetía. Naruto y yo observamos más de cerca, y fue él quien dijo "Es una cana".
En seguida Sasuke, con la voz temblando, me preguntó si yo tenía alguna, y ciertamente recuerdo que en algún momento encontré alguna pero olvidé su existencia… Pero sólo para mortificarlo más, le dije que no, que jamás me había encontrado una. "Te estás haciendo mayor" le dije, preocupado, aguantándome la risa, porque tenía una expresión de horror pintada en el rostro. Naruto y yo intercambiábamos miradas, casi sin poder contener las risas, pero cuando Sasuke nos miraba a cada uno, nos la bebíamos, como cuando uno se aguanta un bostezo frente a un profesor.
- Sasuke, me preocupa algo…-le dije con la mayor seriedad posible.
- ¿Qué?
- ¿A partir de ahora tengo que hablarte de usted?
Debiste haber visto su cara, estaba tan enojado mientras Naruto y yo explotábamos en carcajadas. Recordé que alguna vez me dijiste que Sasuke parecía difícil de tratar, pero que en realidad era facilísimo sacarlo de balance. Bueno, es cierto. Pero antes de que se enojara más lo abracé y le aseguré que a todo el mundo le salen canas, aunque estén en sus veintes. Supongo que la existencia de los hermanos mayores está para molestar y consolar casi simultáneamente, ¿no?
Bueno, dejando esa catástrofe de lado, ya casi regresas, ¿no? No creas que se me olvida que ya casi le damos la vuelta al año… Vuelves el mes que viene, ¿cierto? Me pregunto si será buena idea ir a recibirte al aeropuerto… Usualmente, cuando se trata de ti, no dudo. Como que hay algo que me empuja y ni siquiera me deja meter las manos para frenar. No sirve de nada oponer resistencia, como la última vez que nos vimos… No planeaba emborracharme, ni besarte, ni… En fin, es que de verdad quiero ser la primera cara familiar que veas cuando regreses.
Julio 12
Mi vuelo sale en una semana, y de pronto me doy cuenta que el tiempo, que hasta ahora me parecía lento, de pronto se ha acelerado. Las horas se escapan aunque las corretees. Bianca, que se va a quedar aquí medio año más, me dice que me acompañará al aeropuerto… La verdad es que hemos estado evitando hablar de despedidas, porque de todas formas sabíamos desde un inicio que llegaríamos a este punto…
Sonreí cuando vi tu mensaje: "Quiero pasar por ti al aeropuerto. ¿Puedo?" Siempre has sido muy directo con lo que quieres… "Por favor", te respondí, y te mandé el horario del vuelo. No sé qué siento, supongo que una mezcla entre miedo y expectativa, unas ganas tremendas de saber qué ha pasado contigo, de escucharte, de verte, de olerte… Y quiero contarte también muchas cosas…
¿Te acuerdas de lo que me prometiste cuando nos separamos? Dijiste: "No quiero que duela, no quiero que nos duela… Así que para mí el año que viene será como si lo viviera antes de conocerte, para no sentir que pasa el tiempo sin ti. Sé que estoy diciendo tonterías, culpo al alcohol, pero así lo voy a pensar… Y luego, volveré a verte y la vida en la que te conozco volverá a comenzar... ¿De acuerdo?"
No pude más que sonreír ante tu ingenuidad y tu juventud, pero estabas siendo honesto; yo tampoco sabría qué solución darle al tiempo y la distancia. "Entonces haré lo mismo" te dije, tranquilizado por tus palabras. Aún si no se podía llevar realmente a la práctica, incluso como promesa imposible, me conmovió que me hubieras asegurado que el espacio que nosotros habíamos habitado juntos se quedaría en pausa, en espera a que volviéramos a vernos para retomar las pláticas pendientes y un sinfín de cosas… Sé que no funciona así la vida, pero fue lindo que te ofrecieras a hacer eso…
El vuelo aterrizaba alrededor de las once de la noche. Itachi había decidido rentar un auto para poder esperar con calma sin preocuparse por tomar taxi o cargar las maletas en autobús. Mientras esperaba sentado en los incómodos asientos de la sala de llegadas, de pronto le entró miedo de ver a Madara: ¿Qué tal si no quiere verme? ¿Qué tal si no somos ya más que dos desconocidos? Porque aunque había prometido que nada cambiaría, se daba cuenta ahora de la estupidez de algo así. Si él tampoco era el mismo, mucho menos Madara, después de haber vivido un año en el extranjero.
No tuvo tiempo de pensar más en eso, porque de pronto lo vio entrar, y no supo si lo que temblaba eran sus rodillas o el suelo debajo de él. Todo parecía transcurrir muy lento de pronto: quería tocarlo, hablarle, y se le antojaba que el tiempo que tardaba en llegar a él era más largo que el año que estuvo fuera. Madara lo vio también y sonrió, se notaba que estaba cansado. Antes incluso de que Itachi pudiera decir algo, Madara lo abrazó… No, fue diferente, más bien dejó caer su peso contra él. Itachi trastabilló, sorprendido, pero enseguida plantó sus pies firmemente en el suelo para poder sostener el peso de ambos, y lo rodeó con ambos brazos.
- Bienvenido de vuelta…-susurró. Madara asintió y estuvo así un buen rato, contra él, en silencio. Inhalaba el aroma de Itachi, y podía sentir que casi se le salían las lágrimas.
- Estás cansado, ¿cierto…?-dijo Itachi, acariciándole la espalda. Madara asintió, aún sin poder hablar. Itachi sonrió… sí, Madara parecía cambiado. Pero lo único que quería hacer ahora era estar así con él, después de todo tenían mucho tiempo para ponerse al corriente... Madara soltó un largo suspiro y dijo en voz muy tenue:
- ¿Podemos ir a casa…?
Itachi asintió, y lo ayudó a llevar las maletas al auto.
- Duérmete un rato, llegaremos en una hora…-dijo Itachi, mientras se abrochaba el cinturón.
- No… si me duermo el jet-lag será peor… Mejor déjame oírte, no sabes cómo extrañaba escuchar a alguien y no tener que hacer malabares en mi cabeza.
Itachi lo complació y le habló de todo un poco. Madara, aún aturdido, sólo asentía y escuchaba en silencio. A medio camino, al no escuchar ni siquiera un simple "mmm" como muestra de que escuchaba, Itachi se dio cuenta que se había quedado dormido.
- Te extrañé mucho…-murmuró entonces, sonriendo al ver de reojo su rostro dormido.
Habían decidido que Madara llegaría a dormir a casa de Itachi, en lugar de a su departamento, porque seguramente estaba lleno de polvo y sin comida. Cuando finalmente llegaron e Itachi estacionó el auto, comenzó a llamarlo con suavidad para despertarlo.
- Ya llegamos…-dijo a la vez que lo tocaba en el hombro. Madara abrió los ojos, y lo miró confundido por un momento, pero después pareció recordar todo-. Madara, ¿tienes hambre?
Madara asintió. Itachi sonrió; sabía que estaría hambriento, aunque no precisamente porque tuviera el estómago vacío... Había dejado hecho curry con arroz blanco, sopa miso, té verde, e incluso había comprado un montón de chucherías en el supermercado, por si Madara tenía antojo de algo… Mientras Itachi calentaba y servía la comida, Madara lo observaba, adormilado, y sentía que todo parecía un sueño… que quien estaba frente a él no era Itachi, sino alguien distinto, alguien distinto pero que irradiaba la misma calidez… Ah, le recordaba a la figura de su madre, dándole la espalda mientras cocinaba… Vio cómo Itachi le soplaba a la comida, la probaba y asentía para sí mismo…
- No tengo tanto estómago…-murmuró Madara al ver toda la comida dispuesta en la mesa.
- No importa-dijo Itachi, pero no se sorprendió al ver que Madara se comía todo sin esfuerzo. Era un hambre diferente, y le alegraba poder saciarla para él.
- Duérmete, el futón está en el cuarto, y… bueno, ya conoces la casa. Yo voy a limpiar la cocina.
- No, Itachi…-Madara lo sujetó de la muñeca-. Duerme conmigo, por favor…
Al ver el rostro de Madara, le pareció que aquella petición la hacía alguien mucho más joven, al que le dolían más cosas... Asintió, dejando los trastes sucios en el fregadero, eso podía esperar para mañana. Ya en la cama, con las luces apagadas y los ojos cerrados, Madara lo abrazó contra él y enterró su nariz en su cuello. "¿Vas a dormir así?" empezó a preguntarse Itachi, pero antes de que pudiera decirle algo, Madara ya estaba profundamente dormido.
Itachi acarició durante un rato su cabello, su espalda, reconoció de nuevo dónde había dado besos y mordidas en ese cuerpo… Pero no pudo evitar pensar que en realidad a quien abrazaba era a un niño, ¿cómo es que vuelves más joven, eh?, le recordaba a Sasuke cuando tenía siete u ocho años y se metía a su cama, temblando de miedo porque había tenido pesadillas.
Sasuke exigía que Itachi estuviera despierto mientras él dormía, para ver si lograba ahuyentar a los monstruos de sus pesadillas, e Itachi le prometía que no dormiría, que lo cuidaría, que podía dormir tranquilo. Era fácil, sólo tenía que despertarse siempre antes que Sasuke. "¿Tuviste pesadillas?" le preguntaba al amanecer, y Sasuke decía que no, contento, y le daba las gracias por haber estado despierto…
¿Tú también quieres que te cuide de tus monstruos, mmh…? pensó, y se quedó dormido con Madara abrazado a él.
Y ahora sí, estoy ya casi se acaba xD (Jaja la que dijo eso desde el capítulo anterior)
Bueno, la verdad es que de cualquier forma se suponía que el fanfic iba a terminar en el capítulo anterior, pero pues estos vatos hacen lo que les da la gana, y yo nada más tengo que cooperar y ver hasta dónde me llevan.
Así que nos vemos en el siguiente capítulo que, hasta donde yo sé, será el final.
