Antes de Uncharted 1
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Era la quinta vez que la llamaba en esa semana. Elena reconoció el número y colgó directamente. Esa mañana le había interrumpido dos veces la reunión con su jefe.
-¿No vas a cogerlo? -preguntó el hombre sonriente.
-Es... un lunático -explicó con un movimiento de mano- está empeñado en que és el descendiente de Sir Francis Drake y de que sabe donde encontrar su ataud.
-¿Y no vas a comprobarlo? -Jonathan era amable para ser jefe de una redacción, debía rondar los cincuenta y tantos, estaba casado y no tenía hijos.
-Huele a fraude desde aquí -rió la muchacha revisando sus papeles.
-Podrías darle una oportunidad, antes me estabas diciendo que necesitabas nuevas ideas para tu programa.
"Tu programa" siempre sentía un escalofrío cuando le decían eso. Elena era una jóven periodista que había destacado lo suficiente para que le concedieran tener un programa de viajes por costas desiertas y descubrimientos raros. No es que tuviera muchisima audiencia, pero por algo se empezaba, y ella estaba comprometida a llegar donde hiciera falta.
-Como quieras -contestó sorprendida.
Volvió a su mesa y repasó todas las llamadas perdidas. Al final con un suspiro marcó el número.
-¡Señorita Fisher! -sonaba a un hombre jóven, quizás en su treintena, y se alegraba de oirla- Y a estaba empezando a perder la esperanza.
-De acuerdo señor Drake, voy a darle una oportunidad. Empiece a contarme lo que sabe y veré si es viable financiar su expedición.
Conforme dijo esas palabras supo que se arrepentiría, el hombre empezó a hablar de manuscritos, un anillo perdido y varias majaderías más. Lo extraño era que parecía muy entusiasmado por ello, como si el realmente se creyera todas esas historias.
Elena fué apuntando en un papel lo poco que sacaba en claro.
-Entonces, ¿Me esta diciendo en serio que tiene las coordenadas exactas del lugar donde esta la tumba de Sir Francis?
-Correcto -la mujer tragó saliva. Si era un farol se lo estaba marcando como un profesional. Si era un farol se encargaría personalmente de que sufriera.
-¿Que sugiere usted que necesitaríamos para llegar hasta allí? -El hombre enmudeció al otro lado de la linea un momento, era casi como si estuviera hablando con alguien más- ¿Señor Drake?
-Ah, si, estaba pensando -balbuceó- déjeme que lo hable con mi socio y la llamo de nuevo.
Socio. No le gustó nada como sonaba eso.
-Discútanlo y lo llamaré yo mañana -resumió ella viendo como la montaña de papeleo crecía ante ella. No podía detener todo su trabajo por una noticia fantasma.
-De acuerdo -tras eso su voz cambió a algo más profundo- ha sido un placer hablar con usted señorita Fisher.
Antes de colgar un escalofrío la recorrió entera.
-Maldito Don Juan -soltó dejando su teléfono un lado. Estaba segura de que eso es lo que era, un maldito Casanova buscador de tesoros.
Elena solía dar siempre en el clavo cuando juzgaba a la gente, tenía un don para ello. No hacía falta más que un ligero vistazo a la forma de moverse o a los tonos de voz.
En este caso ella misma se sorprendería de lo acertada que había estado su descripción mental de Nathan Drake.
