Cuenta Regresiva: 26.280 horas.

Danger!

Bulma estaba en la sala, viendo unas revistas de ciencia y leyendo en particular un artículo sobre unos nuevos robots de tipo androide que se estaban utilizando en algunas compañías como recepcionistas. Al finalizar su lectura resopló molesta al pensar en el doctor Maki y el horrible futuro que ese muchacho vino a impedir. Dejó la revista a un lado con rabia y comentó -Ese malvado científico debe estar en este momento trabajando en esos horribles seres… ¡Qué impotencia!

La señora Briefs hacia su aparición en la sala -Hijita, mira. Encontré una nueva pastelería… dime si no están bonitos estos pastelillos. Son tan delicados y todos son bajos en calorías… elige el que quieras.

Bulma la miró con paciencia -Madre, te envidio… ¡Siempre tan despreocupada!

-Mi amor… si Yamcha y Vegeta no te toman en cuenta por estar entrenando, no es motivo para desanimarse. ¡Vamos! ¡Arriba los corazones! – la animó.

-¡Mamá!… ¡Deja de decir esas cosas! Te dije que no me interesa lo que haga ese par. En lo único que piensan es en volverse más fuertes…

En eso entró el profesor. Se le notaba cansado - Aaaawww – hizo, estirando su espalda – Ese Vegeta cada día me sorprende más… Es un hombre muy empeñoso…

- ¡¿Qué?! – preguntó su hija, extrañadísima. Para ella Vegeta más que empeñoso era un perfecto maníaco.

El anciano se explicó -A lo que me refiero es que siempre que me visita me pide nuevos robots, ya que no le duran ni dos días. Por lo mismo, le he dicho que esa gravedad es mucha para él… Pero insiste en hacer mejoras a los robots para poder continuar con su entrenamiento.

Bulma frunció el ceño y se recostó en el sofá -Lo que pasa es que Vegeta es un demente… no le importa en lo más mínimo su seguridad. Ayer mismo lo vi llegar todo magullado y él como si nada… ¡Es un idiota!

La señora encontró que era la oportunidad perfecta para hacerle propaganda al saiyajin- ¿Eso creen? Pues ¡yo pienso que él es un hombre muy guapo!

Ambos la miraron sorprendidos.

-Pero, cariño… - intervino el profesor - ¡Hace nada decías que Gokú era el más guapo!

-Lo sé… - respondió Bunny - Gokú es muy guapo, pero Vegeta se ve mucho más fuerte, además de varonil… sin contar que es muy inteligente. Ninguna chica sería capaz de rechazarlo – comentó abanicándose – y esa frente… ¡Uf!, le da un aire bastante especial, lo que lo hace simplemente irresistible – bebió un poco de té, como para calmarse y agregó, ante la sorpresa de su familia – ¡Ya sé!… Apenas lo vea lo invitaré a salir conmigo. No es mala idea ¿cierto, hija?

Ambos se quedaron de una pieza con la ocurrencia de la señora.

Mientras tanto, Yamcha descendía en el jardín trasero de la Corporación, sintiéndose como si lo hubieran apaleado, ya que el entrenamiento con Ten estuvo bastante intenso, sin contar que aún estaba adolorido por su incursión nocturna en la nave. Ni siquiera sabía porque había aceptado entrenar con Ten, aun sabiendo que no respondería bien luego de la experiencia de la noche anterior. Por lo mismo había decidido regresarse para primero recuperarse antes de volver a a enfrentarse con alguien en algún encuentro amistoso. Solo esperaba que Bulma lo hubiese extrañado siquiera un poco para que hubiese valido la pena tanto dolor físico. Aun se sentía humillado por haberla perdido, tanto así que cuando Ten le preguntó por cómo iba todo le mintió diciéndole que todo iba viento en popa y que habían decidido aplazar la boda solo por el asunto de los androides, a lo que su amigo le respondió que era lo más sensato dada las circunstancias.

Así que una vez dentro de la casa, se fue directo su habitación, notando que sobre la cama había un montón de paquetes y una nota de Bulma que decía "lo siento". El guerrero apretó el papel contra su pecho y sonrió al pensar que las cosas no estaban tan perdidas como creía. Enseguida revisó algunas cosas para después dejar los paquetes en el suelo y recostarse a ver televisión.

Comenzó a cerrar sus ojos, dejándose vencer por el cansancio cuando un fuerte ruido lo hizo saltar en su cama, al mismo tiempo que parecía como que la casa se remecía por completo.

-¡¿Pero qué fue eso?! - exclamó, para enseguida salir de su cuarto a averiguar que había pasado.

En la sala todos se asustaron, tanto por el estruendo, como por el humo negro que comenzó a verse por la ventana.

-¿Que está pasando? - preguntó asustada su madre.

Bulma que se había manchado la car con el pastel que estaba degustando, tomó una servilleta, la que se pasó rápidamente por la cara y miró enseguida con horror hacia la ventana que estaba tras ella -¡VEGETA! – gritó, corriendo enseguida hacia el jardín, mientras su padre se asomaba para ver lo ocurrido.

-¿Vegeta estará bien?

-No lo sé querida, pero mejor nos damos prisa y preparamos todo en la enfermería… "Ay, muchacho… Te lo advertí pero no quisiste hacerme caso..."

...

Al llegar al jardín, Bulma vio la nave destrozada. La mitad inferior estaba de costado y el resto se había convertido en un montón de chatarra, pero lo peor era que no se veía al saiyajin por ninguna parte. Corrió hacia lo que quedaba con todas sus fuerzas, sintiendo que sus piernas flaqueaban. Cuando al fin logró llegar, se llevó las manos a su pecho, quedando totalmente choqueada por un instante hasta que la voz de Yamcha la hizo reaccionar.

-Bulma, era lógico que esto ocurriera… el entrenamiento que llevaba era casi suicida – comentó Yamcha, que había llegado casi al mismo tiempo que la joven al jardín y que inclusive había corrido casi junto a ella pero ésta no le había prestado atención ni siquiera cuando le preguntó que había ocurrido. Sinceramente, él no tenía muchas ganas de que Vegeta estuviera con vida, y esto era muy probable, ya que se había concentrado en su ki y no lo halló, suponiendo que estaba en lo correcto. Por lo que permaneció de pie tras su ex novia, como un simple observador de aquella tragedia.

La muchacha recién en ese momento se percató de la presencia de Yamcha, pero lo ignoró nuevamente y se lanzó a mover los escombros con sus manos desnudas, de rodillas, sobre los trozos de metal. "Por favor Kami, que no esté muerto, que no esté muerto, que no esté muerto…" repetía en su mente, mientras escarbaba. Sin embargo, y sin previo aviso, una mano se asomó de entre los escombros, asustándola de tal modo que dio un salto hacia atrás, cayendo sobre su exnovio, quedando ambos expectantes de lo que ocurriría a continuación.

A la mano la siguió un saiyajin, totalmente magullado, el que comenzó a salir por su cuenta de debajo de los trozos de metal.

Bulma suspiró aliviada y exclamó -¡Vegeta, estás vivo!

-Por supuesto…- respondió el saiyajin, mientras intentaba ponerse en pie con mucha dificultad.

Ella al ver que él le respondía groseramente como siempre y que no parecía estar tan mal herido, se puso de pie y agregó furiosa por el susto que la había hecho pasar -ESTAS LOCO… CASI DESTRUYES LA CASA… ¿EN QUE DIABLOS ESTABAS PENSANDO, MALDITO INSENSIBLE?

Él solo le sonrío, burlándose, como siempre hacía, casi por instinto, mientras sus piernas apenas sostenían su peso. Veía entre doble y borrosa a Bulma, pero su visión empeoró, viendo enseguida muchos puntos bailando frente a sus ojos, al tiempo que su conciencia se apagaba. No soportó de pie, simplemente se desplomó sobre los escombros.

-Oh, Vegeta… - susurró Bulma. corriendo hacia él para enseguida pasara un brazo por la espalda del hombre logrando enderezarlo un poco, al tiempo que recorría con su vista el rostro del malherido hombre, llenándose de un sentimiento de ternura que nunca había sentido. Acto seguido, pasó con suavidad una mano por la mejilla de él, consiguiendo que Vegeta abriera un poco los ojos. El saiyajin apenas la pudo reconocer, pero era suficiente para él. Ahí estaba ella, el motivo de que perdiera la concentración de vez en cuando. Esa maldita humana gritona la cual se preocupaba por él sin siquiera pedírselo. Sin embargo, esa manera en que lo sostenía y lo miraba, lo hizo suponer que ella lo besaría como otras veces, por lo que le dijo - Ni se te ocurra hacer una tontería…- sincerándose después, producto de la conmoción agregó - tú… interfieres con mi entrenamiento…

Bulma lo miró extrañada un momento pero de inmediato le dijo - No vas a seguir entrenando por un tiempo… No con ese cuerpo tan maltratado, ¡estás demente! - él apenas podía mantenerse consciente, pero aún así le respondió - Esto no es nada… yo soy el más fuerte de los saiyajin… se los demostraré cuando supere a ese imbécil de Kakaroto…

Ella lo miró un segundo y le dijo con suavidad -Si, lo que tu digas, Vegeta… pero esta vez vas a tener que escucharme… - eso sonó a una orden para el saiyajin que de inmediato se removió del abrazo de ella diciendo - A mi nadie, ni menos una mujer, me dirá que hacer… - terminó intentando ponerse de pie, apoyándose en una de sus manos, pero le fue imposible, ya que una punzada intensa en su brazo izquierdo le provocó un espasmo, al tiempo que su vista se volvió a nublar, perdiendo totalmente el conocimiento y cayendo a un lado.

Yamcha se acercó y observó a Bulma con consternación, no porque le importara el saiyajin, sino por la escena que había presenciado. Era evidente que, a su ahora amiga, le importaba demasiado el saiyajin y, aunque por una parte le alivió que el hombre fuera tosco y grosero con ella, por otra le preocupaba pensar en que quizás era esa la forma de relacionarse de los saiyajin con las mujeres cuando les interesaban. Aun así, pensó que debía ayudarla para no quedar como un canalla, así que le dijo -Te ayudo a llevarlo dentro… no podrás sola.

-Eh… sí, Yamcha… muchas gracias... – le respondió desconsolada, mientras acariciaba la espalda del saiyajin.

El joven de la cicatriz tomó con cuidado al otro hombre en sus brazos, no sin antes darle una mirada de odio. Bulma también se puso de pie y caminaron hacia un cuarto del primer piso, donde tiempo atrás se había dispuesto de una enfermería, en caso de que ocurriera alguna situación como esta. Bulma caminaba juntó a él en silencio, rogándole a Kami Sama que les diera una mano.

En el Templo sagrado Kami Sama estaba al tanto de lo ocurrido.

-Kamis Samas… ¿El Vegetas se va a morir? - preguntó mister Popo, algo preocupado.

-No, amigo Popo… La raza saiyajin es muy resistente… Esto solo le dará aun más poder…

-¿Cree que intentará matar al Gokús?

-Mgrh...En este momento no lo sé...Pero si las cosas siguen su curso dudo que se enfrente a Gokú por ahora…

-¿Se refiere a que esas mujer llamadas Bulmas lo haga cambiar de parecer?

-No podría confirmarlo ni negarlo, Popo…

El extraño sujeto lo miró sorprendido.

...

Bulma, Yamcha y Vegeta llegaron a la habitación en cuestión, donde estaban esperándolos los señores Briefs, quienes ya tenían todo un plan de acción en caso de ocurrir algo así, ya que Bunny, a pesar de lo que aparentaba, era una experimentada enfermera. Así que su exnovio depositó a Vegeta en la única camilla que había en el lugar y se retiró al corredor para dejar trabajar al equipo Briefs, siendo seguido por la peli turquesa. Ambos se quedaron de pie en el pasillo, pero luego de unos minutos de angustioso silencio, Bulma le preguntó – Yamcha… Ve por una semilla del ermitaño – el ex ladrón negó de inmediato – No puedo hacer eso, Bulma... El Maestro Karim no querrá dármela, menos sabiendo que las necesitamos para curar a Vegeta… - Bulma insistió - ¿Por qué no? ¡Vegeta va a pelear de nuestro lado ahora!… - hizo un alto y agregó - ¡Podrías decirle que es para mí!… - Yamcha replicó, algo molesto – No voy a mentirle al Maestro, ni menos para ayudar a ese miserable, no me importa de qué lado pelee, siempre será un asesino… Comprende Bulma, para los dioses él aun es uno de los malos...

-¡Pero a mí me mentiste sin ningún asco! Y los dioses deben saber que Vegeta ha cambiado, yo sé que no es el mismo desde que revivió…

El guerrero la miró con rencor un momento, pero enseguida dejó caer sus hombros y le dijo -Bulma, yo te quiero mucho, lo sabes, pero creo que ya hice suficiente ayudándote a cargarlo… Lo lamento, pero estás sola en esto… - y diciendo esto se retiró a su habitación, dejándola molesta y algo desesperanzada.

-¡Tonto! – gritó para destensarse, pero en eso salió su padre y le dijo – Hija, te tengo noticias, ven, entra por favor… - La peli turquesa lo miró preocupada e hizo caso a la petición de su padre.

Al ingresar vio a Vegeta todo vendado y con una mascarilla de oxígeno, llamando su atención que no lo hubiesen conectado a algún monitor cardíaco, por lo que preguntó - ¿Se recuperará?

-Si, cariño… Él está bien a pesar de la explosión… Solo tuvimos que retirarle unas esquirlas, limpiarlo, suturar algunas heridas y vendarlo. Eso sí, tiene una fractura de cuidado en su humero izquierdo, pero va a estar bien si descansa apropiadamente…

Bulma frunció, volteando a ver al saiyajin con preocupación.

Mientras tanto Yamcha estaba frente a su habitación, meditando lo ocurrido. Sabía que si Vegeta llegaba a morir las cosas se pondrían extrañas en la casa y no tenía ganas de estar presente, aunque pensó que si apoyaba a Bulma durante ese momento podría reconquistarla, pero le pareció demasiado retorcido, sobre todo después de la discusión reciente. Así que decidió que lo mejor era irse un par de días a su apartamento mientras todo se calmaba.

Ingresó a su habitación y juntó un poco de ropa sobre la cama para enseguida buscar un bolso, comenzando a guardarla en él. Justo en ese momento llegó Puar, que había estado visitando a unos amigos. Había visto el desastre fuera de la casa por lo que voló al encuentro de Yamcha para averiguar lo ocurrido.

-Yam ¿Qué qué pasó?… y ¿Por qué estás empacando? - el ex ladrón le respondió, con un dejo de preocupación - Vegeta explotó la nave y está bastante grave en el cuarto de enfermería.

-¡Oh! – dijo el gato, llevándose ambas patas a la cabeza, para enseguida preguntar asustado - ¿pero sobrevivirá?

-No lo sé… Sinceramente pienso que ese tipo tiene más suerte que yo… - cerró el bolso y agregó – Vamos, Puar. Me iré al apartamento un par de días… No quiero estar aquí si ese saiyajin llega a morir. Siento que el ambiente se pondrá muy raro aquí.

-Pero ¿No te quedarás a apoyar a Bulma?

-No… - negó Yamcha - prefiero dejar pasar un par de días. Hablaran de Vegeta todo el tiempo y no quiero oírlo. Además ella quería que le consiguiera una semilla y me negué...

El animalito asintió y lo acompañó a su auto. Ambos subieron y se fueron de la Corporación.

De vuelta en la enfermería, la familia Briefs aún acompañaba a Vegeta.

-Pobrecito… ¡Le debió doler mucho!- decía Bunny, quebrándose al fin.

-Es sencillamente sorprendente… Cualquier otro hubiese muerto producto de esa explosión… ¡esa raza saiyajin es realmente poderosa!… - miró a su mujer y agregó - Vámonos, no podemos hacer nada más que esperar... - abrazó a su esposa, consolándola, para enseguida abandonar la habitación y así dejar al hombre descansar.

Bulma se disponía a marcharse también, sin embargo, cuando estaba casi en el umbral de la puerta, escuchó a Vegeta quejarse. Se acercó y pudo oírlo decir -Maldito… superaré tus poderes… seré más fuerte que tú… ya… ya lo verás

Una mirada de compasión se posó en los ojos de Bulma "¡Está teniendo pesadillas!… Ay, Vegeta ¿por qué tienes que ser tan terco? Ya eres bastante fuerte y no tienes que demostrarle nada a nadie… ¿por qué sigues con esa estúpida idea de derrotar a Gokú? Alguna vez te dije que vieras esto como una nueva oportunidad… espero que este accidente te sirva de lección" En ese momento se dio cuenta de que el saiyajin estaba sudando, por lo que, con sumo cuidado, tocó la frente del hombre, percatándose de que estaba ardiendo en fiebre, así que decidió quedarse a cuidarlo y comenzó a aplicarle compresas frías, mientras el saiyajin se movía de vez en cuando y maldecía entre sueños -¡Aguanta, Vegeta! Sé que superarás esto…- susurró Bulma, cambiándole nuevamente la compresa.

Como a eso de las dos y media de la madrugada, su madre le trajo algo de sopa para que recuperara fuerzas, diciéndole -Hijita, debes descansar… Puede que Vegeta no despierte hasta varias horas más...

Bulma negó con su cabeza -No, mamá… Yo lo invité a vivir aquí… Lo mínimo que puedo hacer es cuidarlo hasta que se recupere… Aunque después vuelva a intentar matarse por vencer a Gokú.

-Cariño… - insistió la señora.

Bulma volteó a ver nuevamente a Vegeta. Su madre comprendió que no podría convencerla y se retiró a dormir.

La peli turquesa se quedó despierta un par de horas más. Por suerte el saiyajin ya se veía más tranquilo. Respiraba con normalidad y una leve sonrisa adornaba sus labios. Ella suspiró aliviada, y tocó nuevamente la frente del hombre, sintiendo que su temperatura había descendido. Pasó su mano por la cara de él, sin poder dejar de verlo -Se ve tan tranquilo cuando duerme… - murmuró sintiéndose tentada de besarlo, por lo que le retiró la mascarilla de oxígeno y depositó un suave beso sobre los labios del saiyajin, volviendo a ponerle el oxígeno mientras sonreía satisfecha. Enseguida se retiró unos pasos, para volver a sentarse frente a la mesa que estaba junto a la cama, recostando luego su cabeza sobre sus brazos para descansar un momento, sin dejar de ver al saiyajin, pero no pasaron ni veinte minutos y se quedó profundamente dormida, agotada por la tensión del día.

A eso de las ocho de la mañana despertó Vegeta. Sobresaltado por los extraños y vívidos sueños que tuvo esa noche "Fue solo na pesadilla...". Se extrañó de que la luz del día entrara ya por la ventana, porque siempre despertaba antes de que amaneciera. Se iba a incorporar, cuando se percató de que no estaba en su cuarto, recordando enseguida lo ocurrido el día anterior. Su cuerpo le dolía, pero no sentía heridas de gravedad. En eso se dio cuenta de que no estaba solo, miró hacia donde sentía su presencia y la vio, durmiendo plácidamente recostada sobre la mesa. Estaba vestida igual que el día anterior, cosa que le indicó que se había quedado toda la noche velando por él. Se la quedó viendo mientras pensaba "Terrícola… ¿por qué insistes en preocuparte por mí? Sabes perfectamente que no soy como ustedes… No puedo tener esos estúpidos sentimientos que poseen los humanos… Sin embargo, eres la culpable de que mis entrenamientos se vean interrumpidos… Eres terca, y esa terquedad será tu ruina… Ni creas que te agradeceré… Además, debo volverme el saiyajin más fuerte, al precio que sea… No puedo permitirme ningún tipo de distracción… Sin embargo, ahí estas todo el tiempo… en mi mente, desconcentrándome y desviando mi atención de lo realmente importante…"

En ese preciso momento se abrió la puerta, dejando pasar a Bunny - ¡Oh, Vegeta! – exclamó, bastante sorprendida, más que nada porque había descubierto al saiyajin mirando a su hija atentamente. Él se volteó contrariado y un leve rubor cubrió su rostro, obligándolo a cerrar los ojos. Así como los niños lo hacen creyendo que se volverán invisibles.

Bulma se despertó y vio a su madre, por lo que le preguntó - ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Dijiste algo mamá?

-Dije, "hija, despierta"… sí, eso – respondió, algo nerviosa, bajando la voz.

La muchacha se desperezó y se puso de pie – Awwmm… ¿Aún duerme? – dijo ella, también susurrando.

-Sí… Mejor salgamos… ven a desayunar.

-Si, mamá.

Ambas salieron de la habitación. Aunque Bunny que iba detrás se volteó a ver un segundo más al príncipe. Él ya había abierto sus ojos, pero se encontraba mirando hacia el techo y su rubor aun no desparecía, lo que le pareció realmente adorable a la señora.

"Maldición" pensó el saiyajin al ver salir al par de mujeres. Realmente había actuado como un idiota sin siquiera darse cuenta "Deben serlos estúpidos fármacos que me administraron..."

Llegaron a la cocina y ahí estaba el científico, leyendo el diario, pero al oírlas entrar, levantó su vista de la lectura y dijo - Hija, buenos días… ¿Cómo está Vegeta?

Ella cruzo sus brazos sujetando sus codos y le respondió -Bueno, él ya no tiene fiebre, pero aún no despierta… Por suerte su sueño ya es tranquilo… - dio un suspiro cansado y agregó – El pobre tuvo muchas pesadillas anoche.

Por detrás de Bulma, su madre le hacía señas al señor Briefs, indicándole que el hombre ya estaba despierto -Oh, ya veo… - dijo el profesor, haciendo un movimiento de comprensión con su cabeza, disimuladamente a su mujer - Come algo, hijita. Necesitas reponer fuerzas para que puedas seguir al pendiente de tu paciente…

-Pero Mamá tiene más experiencia que yo en estas cosas… - replicó ella.

-Pero tu misma dijiste que era tu huésped y debías ocuparte de él, Bulma… así que no te angusties. Sé que no lo harás mal, querida, sabes lo necesario para cuidarlo y procurar que se recupere…

Ella asintió, convencida por el argumento de su madre, y se sirvió un café, sentándose luego a desayunar.

Mientras, la señora comenzó a preparar el desayuno para Vegeta. Bulma solo miraba su café y de vez en cuando le daba algunas mordidas a una tostada que había tomado de la mesa. De repente levantó la vista y miró a su padre - Papá… - dijo, no muy segura de lo que diría.

-Dime – le respondió él, animándola a seguir -. Ella lo pensó un momento y le preguntó - ¿Puedes ayudarme a que reparemos la nave? - el anciano la observó con sorpresa -¡Pero, hija! Vegeta aún está mal herido y no sabemos cuánto tiempo le tomará recuperarse completamente. ¡Podrían ser meses!

-Lo sé… - le respondió la peli turquesa, agregando enseguida, con seguridad - Pero para él, entrenar y volverse más fuerte es lo que le da sentido a su vida… Pienso que eso lo animará para que se recupere más rápido… Te prometo que vigilaré que descanse lo suficiente antes de que vuelva a entrenar… pero, por lo mismo, quiero que tenga donde hacerlo cuando esté listo.

El anciano la miró con orgullo, comprendió perfectamente a su hija -De acuerdo, Bulma… Me pondré enseguida a trabajar en eso… Después de todo, Vegeta va a luchar del lado de los buenos esta vez…

-Gracias, papá… tú siempre me entiendes y apoyas… - luego miró hacia donde se suponía que hace unos momentos estaba su madre – Oye ¿y mamá?

Un par de golpes en la puerta lo pusieron en alerta, con lo distraído que estaba pensando en cómo haría para poder retomar su entrenamiento sin su preciada nave, no se había percatado de que se aproximaba Bunny, así que cerró instintivamente sus ojos y colocó sus manos sobre el pecho, para controlar su respiración, haciéndose el dormido. La puerta se abrió suavemente, y Bunny ingresó con una sonrisa -Buenos días, joven Vegeta… - lo saludó - ¿Cómo te sientes?

Él abrió sus ojos y miró a la señora, notando enseguida que traía en sus manos una bandeja con un abundante desayuno. Iba a responder que lo dejará en paz, pero su estómago lo delató - Hmn… - hizo molesto, por no poder negar el hambre que sentía.

La señora se sonrío y colocó la bandeja sobre una mesa de hospital que había en un rincón. La acercó a la cama y le preguntó - ¿Te puedes enderezar, cariño, o necesitas ayuda?

-Por supuesto que puedo sentarme – le respondió, sin pensarlo - No necesito la ayuda de nadie.

Trató de sentarse, pero la espalda le dolía demasiado. Se quejó y volvió a dejarse caer en la cama luego de su intento fallido por parecer fuerte. Ella sin decir nada salió de la habitación y volvió con un par de almohadas. Contrario a lo que creyó el saiyajin, la mujer solo se las entregó y él como pudo las puso tras su espalda. Una vez sentado, ella le acercó la mesa y se alejó hacia la puerta de salida diciendo - Si necesitas algo más no dudes en avisar… De todos modos, en un rato más vendrá mi hija a cambiarte los vendajes – con esto dicho salió y lo dejó solo.

Vegeta la vio salir y luego dirigió su vista al desayuno, realmente tenía mucha hambre. Se comió todo, sintiéndose con más energía al instante. Alejó la mesa e hizo un nuevo intento por levantarse. Esta vez no tuvo tantos problemas, a pesar del dolor en su espalda. También le dolía mucho su brazo izquierdo y la pierna del lado derecho. Se palpó por sobre el vendaje del brazo y se dio cuenta de que estaba fracturado el húmero, recordando de inmediato que había usado ese brazo para protegerse de una placa de metal que voló hacia él durante la explosión, por lo que se maldijo y se ladeó con cuidado, bajando los pies de la cama para levantarse. Gimió al mover su pierna, seguramente era solo una contractura, pero al mirarla vio que tenía un enorme parche en el muslo, con un líquido extraño y pensó de inmediato que de seguro la terrícola era la responsable. La piel estaba amoratada alrededor y fue entonces que extrañó los tanques de recuperación. Iba a remover el apósito para espiar que tan grave era la herida cuando la puerta se abrió y entró ella, gritándolo enseguida al darse cuenta de lo que intentaba hacer - ¿QUE DIABLOS CREES QUE HACES, VEGETA?

-¡Tsk! – hizo él y sin mirarla se dirigió, cojeando un poco, al pequeño baño que tenía esa habitación, dejando la puerta abierta.

-¡No puedes estar levantándote, así como si nada! – le reclamó Bulma.

-Deja de decirme que hacer… solo vine al baño – y diciendo esto se puso de pie frente al urinario y comenzó a bajar la parte delantera de su ropa interior, la que notó en ese momento que traía puesta, ya nunca usaba interiores con su ropa de entrenamiento.

Bulma lo miró sorprendida, su rostro se tornó de un rojo intenso y se volteó mientras le gritaba -¡Vegeta, eres un descarado!… ¿por qué no cerraste la maldita puerta?

-No puedo cerrarla, imbécil… ¡Si quieres ciérrala tú! … ¡nadie te ha dicho que mires! – le respondió comenzando a hacer lo suyo. Ella no soportó y cubriéndose los ojos salió de la habitación.

-GRACIAS POR DARME UN POCO DE INTIMIDAD – le gritó el saiyajin, desde dentro.

-¡CÁLLATE!… ¿ASÍ ME DICES VULGAR A MI? – le respondió ella, aun algo sonrojada por el exabrupto de él.

Esperó unos minutos y golpeando ahora la puerta preguntó -Vegeta ¿puedo pasar?

-¿Ves que si puedes ser educada cuando te lo propones? Entra de una maldita vez y dime qué demonios quieres… - gruñó él.

La muchacha entró y ahora pudo apreciar que el hombre ya había comido. Eso la alegró. Vegeta se había vuelto a meter en la cama y la miraba con su ceño fruncido, pero no parecía de tan mal humor como supuso ella que estaría por no poder continuar entrenando.

-Vegeta… Bueno, debo decirte que me alegra que salieras vivo de tu accidente, pero lamento decirte que tendrás que descansar hasta que hayan sanado completamente tus heridas… – le comentó, mientras sacaba del estante algunos vendajes y unos frascos, para cambiar los que tenía el saiyajin.

-Olvídalo, ridícula… no puedes obligarme. Necesito seguir entrenando.

-Oye, a mí tampoco me agrada tener que estar al pendiente de un demente malagradecido, pero quieras o no, tendrás que recuperarte antes de retomar tu rutina... Además, si estás así es por tu culpa – le hizo notar ella.

-Hmn… - hizo él, volteando su cabeza hacia la ventana. Bulma lo miró desconcertada un momento, pero enseguida le dijo - Ahora necesito que pongas de tu parte, porque voy a cambiarte esos vendajes, te guste o no.

El hombre, aunque a regañadientes, se dejó hacer. Ella trataba de ser lo más delicada posible, para no causarle más dolor del que suponía que él ya tenía. Cuando sacó el apósito de la pierna, Vegeta observó que tenía un corte bastante profundo, gruño y frunció pensando que le tomaría un par de días o un poco más recuperarse de eso y de lo del brazo. Se maldijo internamente por estar en la Tierra y por no haber traído una muestra del líquido de los tanques de recuperación que había en las bases de Freezer que destruyó y que estaba seguro de que Bulma o su padre podrían replicar.

Una vez que Bulma dio por terminada su labor le solicitó con suavidad - Inclínate hacia adelante lo más que puedas…

-¡¿?! – la miró enojado, sin muchas ganas de obedecer.

-Por favor, Vegeta… es necesario – le suplicó con la mirada ella.

Él comenzó a hacer lo que le solicitó la muchacha. Apenas se inclinó un poco, vio como ella se subía a la cama, se sentaba detrás de él, con las piernas flexionadas a ambos lados, y lo empujaba un poco con las manos, por lo que comenzó a sentirse nervioso - ¿Q-qué demonios haces?

-Quédate quieto… voy a aplicarte un ungüento en tu espalda… para que se te pase el dolor… tuviste un golpe muy feo… ahí – le respondió ella, sintiéndose también algo incómoda con la situación. Sin embargo, no veía otra manera de aplicar de forma pareja la crema sin tener que hacerlo ponerse boca abajo, porque estaba segura de que eso jamás lo aceptaría su huésped. Para suerte de ella, él término cediendo, cruzando su brazo derecho sobre su pierna, como apoyo y bajo su cabeza, solo un poco.

Las manos de ella comenzaron a recorrer de arriba abajo la espalda del hombre. "A pesar de ser más bajo de estatura que Yamcha, tiene sus músculos mucho más desarrollados… Es notoria la diferencia…mmm… me están temblando las manos… debo ejercer más presión para que no lo note…" No pudo evitar mirar las cicatrices que cubrían gran parte de su espalda. En especial una muy larga, por la que intentó preguntar -Oye, Vegeta…

Vegeta, que ya estaba muy relajado, tanto por el masaje y como por la sensación cálida de las manos de ellas, sin contar la acción anestésica del ungüento, solo hizo -¿Hmn? - indicando que la escuchaba. Ella aprovechó de inmediato la oportunidad, preguntando enseguida - ¿Puedo saber cómo te hiciste esta cicatriz?

-¿Cuál de todas, humana? – le contra preguntó él.

-Bueno, la más grande… la que cruza tu espalda – le respondió ella, sin dejar de masajear.

El hizo una pausa para luego responder - Ese es un recuerdo de mi batalla en la Tierra…

Bulma recordó de inmediato los relatos de la batalla que había escuchado en el hospital, cuando Gokú, Krilin y Gohan tuvieron que estar un tiempo allí – Comprendo… Así que esta te la hizo uno de los muchachos…

-No… fue un gordo travesti… el desgraciado también cortó mi cola…

Ella sabía perfectamente de quién hablaba, por lo que optó por no preguntar más, ya que había tentado suficiente a su suerte. Pasó una última vez sus manos, ejerciendo presión en la parte baja de la espalda de él, logrando escuchar un leve gruñido proveniente del saiyajin, lo que la hizo ponerse aún más nerviosa, así que dio por finalizado el masaje y comenzó a descender de la cama.

-¿Terminaste, terrícola? – preguntó él, al sentirla alejarse.

-Eh... Sí, eso es todo… - le dijo, de pie junto a la cama - Por la tarde, dependiendo de cómo te sientas, te la aplicaré nuevamente… ¡Ah! y por la noche tendré que volver a cambiarte los vendajes.

-No creo que sea necesario… - dijo enderezándose - nosotros los saiyajin tenemos una recuperación más rápida de tejidos que ustedes.

La muchacha lo miró sorprendida pero no le respondió, dedicándose enseguida a guardar las cosas que había utilizado y desechando los vendajes usados. Una vez hecho esto entró al baño a lavarse las manos y sin decir más salió de la habitación, dirigiéndose a su habitación para al fin poder darse una ducha y cambiarse de ropa. "Vaya, eso estuvo bien… Creí que me echaría y no me dejaría hacer nada… Vegeta, ¡eres una caja de sorpresas!… Sin embargo, me da tanta pena pensar que cuando vino la primera vez a la Tierra yo solo quería verlo muerto… Ahora, viendo de cerca esa horrible cicatriz y sabiendo cómo su cola fue cercenada, tengo sentimientos encontrados… Por otra parte, debo admitir que realmente es muy guapo, como dice mi madre… y ese olor que tiene, es embriagante… Bah, nunca podría haber algo entre nosotros. Él lo dejó muy claro… resígnate Bulma... aunque igual le robé un beso anoche, je, je."

Vegeta se había vuelto a recostar, notando que la espalda le dolía menos, pero comenzó a sentirse incómodo en la cama. Aun así, cerró sus ojos e intentó dormir un poco para que sus heridas se recuperaran más rápido "es una atrevida… pero debo admitir que hace muy buenos masajes… maldita terrícola, otra vez está en celo… ¡Dejó su olor a propósito en la cama!… No, ella no sabe de esas cosas. Lo que hace, solo lo hace por instinto y por vulgar… Maldición, tendré que descansar un par de días hasta que sane mi pierna completamente, para poder caminar sin dar lástima... Argg, maldito olor" No soportó más y se levantó, yendo en busca de la señora.

Después de unos minutos logró llegar a la sala principal, donde sentía esa insignificante presencia. La encontró cepillando a Tama, él que al verlo maulló y se acercó a sus piernas. La señora se sonrió y dijo -Parece que tienes un amigo… pero Vegeta, no era necesario que te levantarás... debes descansar.

-Necesito que cambie mis sábanas – ordenó.

-Vamos, lo haré de inmediato, pero no vuelvas a levantarte, querido. Hay un comunicador en la mesa que está al lado de la cama – Vegeta frunció y le dijo – No lo noté…

– No te preocupes, querido – y diciendo esto lo acompañó de regreso a su habitación.

Unas horas más tarde, en el jardín, Bulma y su padre evaluaban los daños -¡Esto es un verdadero desastre!...Aunque solo desintegró la parte superior… Por lo visto esto nos tomará más de un par de semanas… pero habrá que hacer nuevamente la configuración del centro de gravedad.

-Eso no será problema… - le respondió con entusiasmo Bulma - lo conozco como la palma de mi mano…

-Lo sé… pero tendremos que cambiar algunos componentes… ¿Qué te parece utilizar ese nuevo material?

-¡Me parece excelente! – le respondió ella, con entusiasmo - así no nos arriesgamos a una nueva explosión… ¿Crees que pueda soportar quinientas unidades?

-¡¿Quinientas?! Pero hija, eso es una barbaridad… - dijo, observando a su niña.

Ella lo miró entre preocupada y ansiosa. El anciano suavizó su mirada y le dijo - Sé en lo que estás pensando, Bulma… piensas que Vegeta va a querer aumentar la gravedad.

-Sí… Lo que sucede es que los saiyajins se vuelven más fuertes después de pasar por situaciones cercanas a la muerte o estar con heridas de gravedad…

-¡Oh! Eso no lo sabía… Sin duda son una raza sorprendente… Pero está bien. Lo haremos… pero deberás ayudarme.

-¡Por supuesto, papá!

Bulma luego de hablar con su padre se retiró a dormir un poco, confiando en que su madre se ocuparía de Vegeta mientras ella recuperaba las horas de sueño que le faltaban, pero por si acaso puso un despertador para no pasar de largo, ya que el vendaje de la pierna era indispensable cambiarlo, para que el líquido hiciera su trabajo correctamente.

Como a eso de las seis despertó y se dirigió a ver a Vegeta, pero cual sería su sorpresa al ir a la enfermería y no encontrarlo. Revisó el cuarto de baño y se asomó por una de las ventanas. Nada. Así que salió de la enfermería y comenzó a gritarlo, mientras avanzaba por el pasillo.

-¡Vegeta!… ¡Vegeta!… ¡Uy! Si lo llego a encontrar entrenando juro que voy a… - terminó amenazándolo al aire, pero se vio interrumpida por el mismo personaje que buscaba - ¿Qué harás? – le respondió el aludido, a sus espaldas.

- ¿DÓNDE DIABLOS ESTABAS? – lo interrogó, de manos en las caderas

-¿Tienes que ser siempre tan escandalosa?- le respondió, pasándola por el lado y entrando al cuarto, cojeando.

Ella se relajó un poco al verlo tan indefenso y le dijo más calmada, siguiéndolo al interior de la habitación – Entonces ¿Serías tan amable de decirme dónde demonios te habías metido?

-Déjame en paz… Solo estaba caminando un poco por el pasillo…

-Eso no es verdad – dijo ella entrando tras él – Este cuarto está en un corredor sin salida. Es imposible que no te haya visto…

-¡Tsk! – hizo él, metiéndose a la cama – no soporto este cuarto… es aburrido.

Ella lo miró con paciencia, comprendiendo que tenía razón -Está bien… ¿quieres volver a tu habitación? Lo haremos. Pero es más cómodo que estés aquí… En el primer piso está la cocina y podemos llegar más rápido en caso de que necesites algo.

-Eso no me interesa… No puedes obligarme a que esté como un maldito estúpido encerrado todo el día…

-Cada cual está como puede… - murmuró ella.

-¡¿Qué dijiste?! – exclamó él, sentándose en la cama pero arrepintiéndose de inmediato por el dolor que sintió en su espalda.

-Nada, je, je… Te cambiaré el vendaje de la pierna... – dijo ella, mientras abría el estante y sacaba los frascos nuevamente - ¿Cómo sigue tu espalda?

-Hmn…

-Supongo que eso es un "mejor" … ¿Puedo? – le preguntó mostrándole el apósito para la pierna.

Él asintió con un gruñido, mientras se volvía a recostar y ponía su mano derecha en la nuca, manteniendo su mirada clavada en la joven para vigilar lo que hacía. La muchacha intentó ignorarlo y con suavidad removió el anterior apósito. Vegeta se enderezó, para poder apreciar el avance de su herida y notó que estaba bastante mejor, de hecho, solo corroboraba, ya que cuando se escapó al jardín por una de las ventanas, le había dolido menos al caminar.

-Al parecer esto va bien… esperemos que no quede cicatriz. Mañana cambiaré los demás – Comentó ella, mientras se deshacía del antiguo apósito.

-¡Hmp!…- hizo él, dejándose caer en la almohada nuevamente – no deberías sorprenderte…

-Lo sé. Los saiyajins tienen un sistema de cicatrización más rápido que los débiles humanos. Aun así, es agradable platicar contigo de vez en cuando como gente civilizada – dijo, terminando de poner el nuevo parche y acercándose al armario a guardar los medicamentos.

-Lástima que yo no pueda decir lo mismo, terrícola… Si ya terminaste de parlotear y de jugar a la enfermera puedes irte de una vez. Quiero descansar.

-¡¿Ahora quieres descansar?! – exclamó Bulma, cerrando de golpe el estante haciendo que algunos frascos saltaran en su sitio. El notó su molestia, por lo que agregó con el fin de fastidiarla aún más - Me refiero a tu presencia…

-Como quieras, malagradecido… - volteó a verlo - Le diré a mi madre, después de la cena, que prepare tu habitación.

-Hazlo tú... – dijo él, volteando su vista a la ventana.

-¿? - lo miró extrañada ante su solicitud.

-Quiero cambiarme de cuarto ahora y seguramente tu madre debe estar ahora preparando la cena- le aclaró él, sin mirarla directamente.

Ella se extrañó aun más ante lo considerado que estaba siendo para con su madre, pero pensó que solo era porque seguramente tenía hambre, así que le dijo - Está bien… De todos modos, no tenía nada mejor que hacer, pero no quiero que después reclames por algo que no te guste – le hizo un despreció, saliendo del cuarto.

Vegeta se quedó observando por donde se había ido la muchacha y se sonrió involuntariamente. Enseguida cerró los ojos, mientras seguía ese insignificante ki, para comprobar que fuese a hacer lo que le solicitó. Así estuvo un rato, hasta que, sin darse cuenta, se quedó profundamente dormido.

Despertó sobresaltado por dos pequeños golpes a la puerta - Joven Vegeta, permiso… - dijo Bunny, entrando – te traje la cena…

- ¿La cena? "¿me dormí por tanto tiempo?"

-Así es, querido -le respondió la señora – Supuse que ya tendrías hambre...

Vegeta asintió y enseguida se sentó, indicándole a la señora que podía proceder. Bunny dejó la bandeja sobre la mesa auxiliar y la acercó a Vegeta, mientras comentaba - Mi hija me dijo que te cambiarás de habitación… Está lista por si quieres subir después de cenar. Trabajó toda la tarde para que quedara lo más cómoda posible…

-Hmn…

-Sí. Inclusive subió una consola de video juegos… ¿no es un encanto mi niña?

Vegeta se estaba mareando con tanta plática, sin embargo, decidió opinar al respecto -Su hija no es más que una escandalosa…

- ¿Tú crees? Pues yo pienso que ella solo se preocupa por ti.

El saiyajin bajó la mirada incómodo por el comentario. La señora lo observó un momento esperando que dijera algo, pero al ver que él solo guardaba silencio, decidió dejarlo a solas - Bueno, te dejaré para que comas tranquilo... Vuelvo más tarde por la vajilla.

Salió y se dirigió a la sala, donde estaba su hija y su esposo, bebiendo café, mientras veían la televisión.

- ¿Despertó al fin ese malagradecido? – le preguntó Bulma, al verla volver.

-Bulma, no digas esas cosas… Recuerda que a Vegeta lo educaron de otra forma – le respondió su madre – Pero sí, ya despertó y está cenando.

-Pero se cambió de cuarto ¿no?

-No me dijo nada al respecto… aunque se lo mencioné… ¡es un joven tan educado!

Padre e hija la miraron con extrañeza, pero Bulma se molestó y le dijo -No sé de dónde sacas esas ideas, mamá. Él me hizo ordenar su cuarto y cuando volví estaba durmiendo… Es un desconsiderado que cree que puede disponer como si nada del tiempo de los demás…. Me pone de mal humor.

Su padre solo sonrió y su madre le respondió - Cuando era más joven, tu padre también me ponía de mal humor… pero yo sabía que en el fondo lo hacía solo para llamar mi atención. Concuerdo contigo en que no es la forma, pero a veces los chicos no saben cómo relacionarse con las mujeres... sobre todo cuando hay sentimientos de por medio...

Bulma quedó de una pieza por un momento, pero enseguida le respondió molesta -¡Mamá!… Deja de decir esas cosas. Ese saiyajin no tiene sentimientos más que de venganza.

-Como digas hija… pero no puedes negar que aun así te preocupas por lo que le ocurre – le dijo Bunny sonriendo – Ahora dime ¿Dónde está Yamcha? Hace un buen rato que no lo veo.

La muchacha no supo qué responder a aquello, puesto que se le había olvidado por completo su exnovio. No lo había visto desde el día anterior y ni siquiera se había fijado en ello. Se sintió acorralada porque se le estaba notando demasiado que su preocupación por Vegeta era mayor que el supuesto cariño que sentía por su ex prometido. Aun así, prefirió disimular - Este… sinceramente no lo sé, mamá… supongo que decidió volver a su departamento… - terminó bajando la vista avergonzada

Sus padres compartieron miradas cómplices y comenzaron a platicar de otras cosas, pero Bulma continuó sintiéndose como si estuviese en el banquillo de los acusados.

Antes de ir a dormir Bulma fue por el rastreador, no quería llamar por teléfono a Yamcha, pero sintió la necesidad de saber de su paradero. Efectivamente encontró su ki en el apartamento del centro lo que la tranquilizó. Acto seguido, guardó el aparato en el cajón y salió de su cuarto, a hacerle una última visita a su paciente. Golpeó la puerta de la enfermería, sin embargo, no recibió respuesta, así que simplemente entró y vio que su huésped no estaba en su cama. La ventana estaba abierta y una leve brisa movía las cortinas.

-Claro… - dijo, cerrando la puerta - comió y se fue como el malagradecido que es. Era de esperarse. ¡Vegeta exudas educación! – volvió sobre sus pasos y subió al segundo nivel.

Cuando estuvo frente a la puerta contigua a su habitación, preguntó -Vegeta ¿estás ahí? - No hubo respuesta, por lo que decidió entrar y lo que vio no le gustó para nada, hinchándose la vena de su sien.

-¡Vegeta! – exclamó, enojada.

Esté al oírla perdió la concentración de las lagartijas que intentaba hacer con su brazo bueno, dándose contra el suelo. Ella se acercó al saiyajin para intentar ayudarle, cosa que no resultó muy bien, ya que éste la corrió de un manotazo.

- ¿Te encuentras bien? – le preguntó, preocupada.

-¡Estúpida! ¡Hasta cuándo mierda me fastidias! – dijo entre dientes el hombre, al verse indefenso contra el suelo. Bulma notó la impotencia del saiyajin, pero su enojo fue mayor, por lo que le gritó - ¿Para esto querías cambiar de cuarto? ¿Para terminar lo que empezaste ayer? ¡No eres más que un demente suicida!

Él se puso de pie con bastante esfuerzo para luego sentarse en la cama y mirarla con fastidio. No tenía ánimos de discutir, pero, aun así, le dijo -Déjame en paz, humana. Te he dicho hasta el hartazgo que soy un saiyajin de clase alta… No te incumbe en lo absoluto lo que haga – bajó la vista y vio que con el golpe su herida de la pierna había comenzado a sangrar nuevamente, sin contar que su brazo roto había recibido todo su peso al caer, doliéndole más que una descarga de ki directa a su escroto.

Bulma se percató del sangrado y un sentimiento de culpa la invadió. Después de todo, por culpa de ella él se había caído, por lo que se dirigió al escritorio que estaba en la habitación y cogió un botiquín con lo necesario.

-Ni se te ocurra… ¡Solo me haces perder el tiempo! - la detuvo él. Ella se volteó a verlo con algo de desilusión en sus ojos - Pero, Vegeta…

-… Yo puedo encargarme de mis heridas… Vete.

Bulma apretó la manija del botiquín, contrariada. Por lo mismo se acercó al saiyajin y le entregó con brusquedad el maletín, sin dejar de mirarlo a los ojos - No eres más que un cretino desconsiderado.

- ¡Hmp! – hizo el saiyajin, volteando su mirada. Pero enseguida le respondió – Yo no te he pedido que me ayudes…

La muchacha salió dando un portazo. "Es un inconsciente… ¡hasta cuando dejará de llevarme la contra!… yo preocupándome por él y él dale que dale con su estupidez… Estúpidos saiyajins, !Raza de tercos!… Pobre Milk, pensar que se casó con uno sin saber que son unos cabeza dura. Con razón tiene ese carácter la pobre… pero Gohan, él es un niño tan amable. Por suerte no sacó nada de saiyajin, excepto por la fuerza"

Al día siguiente, la peli turquesa fue a ayudar a su padre en la reparación. Se sorprendió al ver que la nave ya estaba en su lugar y que ya estaban avanzando en la reposición de la parte superior.

- ¡Wow! ¡Sí que estamos a toda máquina trabajando hoy, papá!

- ¡Oh! Hija, que bueno que ya estés desocupada. Sí, ya hemos avanzado bastante… pero te vas a molestar…

- ¿por qué me molestaría?

Su padre se sacó las gafas y las limpió en su bata mientras respondía -Bueno… ayer cuando vino la grúa para mover la nave, apareció Vegeta, que al parecer estaba molesto por el ruido que ésta hacía. Sin decir nada se acercó, enderezó la nave y se retiró sin más…

-Papá, no me molesta. Es más, ni siquiera me sorprende viniendo de ese idiota.

- ¿Discutieron otra vez?

-Sí… Es que anoche lo sorprendí ejercitándose y lo regañé. Pero no me voy a desanimar… voy a cuidarlo, aunque él no quiera.

-Ja, ja, ja… eres terca, hijita – se rio el científico, colocándose nuevamente sus anteojos – Vamos, que hay mucho que hacer.

Trabajaron todo el día, haciendo un alto solo para cenar. Bulma subió a ducharse y cambiarse. Al salir solo miró la puerta de su vecino y suspiró, pasándola de largo.

Después de la cena, padre e hija volvieron a trabajar un rato más, ya que el tiempo apremiaba. Entrada la noche decidieron parar la reparación hasta el siguiente día, tras lo cual, al verse desocupada, se armó de valor y subió a ver nuevamente al saiyajin - Vegeta… ¿estás despierto? – dijo dando un par de golpes a la puerta, mientras giraba el picaporte y abría lentamente la puerta.

-No, terrícola y no te atrevas a… - su amenaza fue interrumpida por el ingreso de la joven mientras le decía, ignorando su berrinche - Vengo a ver si necesitas algo antes de irme a dormir...

-Humana insolente… pagarás por tu atrevimiento. Al príncipe de los saiyajin nadie lo contradice.

-Si, como digas – lo dio por su lado, aproximándose a la cama y tomando el rostro del hombre entre sus manos, comenzó a evaluar si cambiar o no los parches "A ver si con esto te calmas".

Vegeta quedó congelado, sin poder articular palabra, mientras observaba de cerca los ojos de Bulma que lo escudriñaban como si fuera lo más natural del mundo. Sintió que su rostro se tornaba rojo, así que optó por cerrar los ojos para no ver a la muchacha, la que se sonrió al ver al temible príncipe de los saiyajins a su merced, y aunque sentía unas ganas enormes de sentirlo aún más cerca, tal vez hasta de besarlo, se decidió por dejarlo en paz. Con esto ya se daba por pagada del mal rato que le hizo pasar anteriormente, así que lo soltó suavemente, a lo que Vegeta respondió abriendo sus ojos, pero aun así no le dijo nada y se dedicó a observarla.

-Lucen muy bien, pero es mejor que los cambie… - comentó la muchacha, yendo en busca de unos reemplazos, pero al abrir el mueble vio por el rabillo del ojo un movimiento extraño fuera, por lo que se aproximó a ver por si era Yamcha. Se asomó al balcón para cerciorarse, pero al no ver a nadie, se encogió de hombros y entró nuevamente a la habitación - ¿Qué extraño? Hubiera jurado que vi a alguien ahí afuera….

Vegeta cerró sus ojos, agudizando sus sentidos. De hecho, sí sentía un ki en las proximidades. Se dejó caer en la cama y comentó -Hmn…Es el namek…

- ¿Te refieres a Piccoro? – preguntó ella extrañada

-Acaso ¿conoces a otro namekuseijin que viva en la Tierra?

-Es verdad… - asintió ella - ¿Pero por qué estaría vigilándote?

- ¿Cómo demonios quieres que lo sepa, terrícola? Ese estúpido de Kakaroto debió enviarlo… Debe saber que ya soy más fuerte que él.

Bulma lo miró sorprendida "¿Será eso cierto? Pero entonces ¿quiere decir que ya está listo para derrotarlo y llevar a cabo sus planes?... pero si aún no es un súper saiyajin…" -Vegeta…

Él supo enseguida lo que ella quería saber. Volteó su mirada al cielo raso, acto seguido cerró sus ojos y dijo - No voy a luchar con Kakaroto aún, si es eso en lo que estás pensando. Primero debo convertirme en el legendario súper saiyajin y luego derrotar a esas chatarras. Pero después…

La muchacha se tranquilizó. Sabía que a Vegeta le faltaba algo importante para conseguir transformarse, así que prefirió no decir nada y volvió al mueble, de donde tomó el botiquín y, dejándolo sobre la cama, sacó lo necesario para reemplazar los parches. Terminó con esto y se quedó observando a Vegeta, que al sentirse observado le devolvió la mirada, mientras fruncía y le decía - ¿Qué me ves ahora?

Bulma le sonrío y le dijo - Siéntate, Vegeta.

-No caeré nuevamente en ese truco, humana – le dijo, mirándolo con odio.

-Vamos… Sabes que es por tu bien…y no me mires con esa cara. Sabes muy bien que eso ya no funciona conmigo.

-Tsk… - hizo él, dándose por vencido, mientras se incorporaba con algo de dificultad.

Ella, sin perder un segundo se subió a la cama, detrás de él, casi con entusiasmo porque la idea de masajear esa fuerte espalda no le era para nada indiferente y lo mejor de todo es que la cama del saiyajin era un poco más amplia que la de la enfermería, por lo que estaría más cómoda. Así que puso manos a la obra, retirando el vendaje que él se había puesto, pasando de vez en cuando sus manos por el abdomen de su huésped con algo de nerviosismo. Una vez hubo terminado, cogió uno de los frascos que había dejado en la mesa de noche y, abriéndolo, sacó un poco del contenido, comenzando a aplicarlo sobre la espalda del malhumorado saiyajin. Vegeta, soltando el aire que tenía contenido para insultarla, apoyó un brazo sobre una de sus rodillas, mientras cerraba los ojos y se dejaba hacer.

- ¿Sabes? Estamos reparando la nave y le aumentaré la gravedad para que pueda alcanzar las 500 unidades… ¿Qué te parece? – le comentó ella, para bajar la tensión.

El hombre, que estaba ya relajándose, abrió sus ojos con sorpresa, intentando que ella no lo notara. "¿Desde cuándo hace de esta manera las cosas? Es una maldita loca. ¿Primero me grita porque entreno y ahora me viene con que está reparando la nave?" - ¿Qué pretendes, terrícola? – le preguntó, y ella le respondió al instante, con algo de soberbia - ¿Acaso no puedo ser amable con mis amigos? Además, aunque te lo prohíba vas a querer entrenar… Pero te advierto que solo lo harás cuando te recuperes del todo.

-Tú no eres quién para prohibirme nada, humana…

- ¿No niegas que eres mi amigo?

-¡Tsk!… ¿ya terminaste?

Ella suspiró, dejando de pasar sus manos por la espalda del saiyajin. Acto seguido, respondió - ¿Cuándo dejarás de comportarte como un idiota, Vegeta?

Él se enderezó un poco, obligándola a recostarse en la cabecera de la cama y que un leve rubor cubriera el rostro de la muchacha, entonces volteó su rostro un poco para mirarla por el rabillo del ojo, pero ella no se dejó amedrentar tan fácilmente - ¿No vas a responderme? - insistió ella tratando de disimular su nerviosismo.

-Vete.

Bulma no insistió. Como pudo trató de salir de atrás del hombre, intentando no tocarlo. Vegeta había vuelto a mirar al frente, pero no le facilitó en lo más mínimo la salida. La muchacha se deslizó hacia el lado contrario a la mesa de noche, percatándose de que una de sus piernas se había "dormido". Se quedó quieta unos segundos y se sentó al lado de Vegeta.

- ¿Qué demonios estas esperando para irte?

-Je, je… No puedo… Es que se me durmió una pierna – le explicó ella.

-No digas estupideces… ¡Vete de una vez!

El nerviosismo de Bulma fue reemplazado por la ira - ¿Crees que quiero estar cerca de un malagradecido como tú?

-¡Vete de una maldita Vez, embustera!

-Si pudiera ya me habría ido ¡Idiota!

El saiyajin no aguantó más y se levantó de la cama, para enseguida agarrar a la muchacha de un brazo y jalarla hacia él. Acto seguido la tomó por la cintura y la acercó a su cuerpo para de inmediato llevarla con él hacia la puerta de entrada, mientras ella le reclamaba- ¿Qué demonios estás haciendo? ¡Bájame, maldito bruto!

-¡Cállate de una maldita vez y deja de moverte! – respondió, dejándola caer frente a la puerta.

- ¡Eres un Idiota descerebrado! ¡Esa no es manera de tratar a un a joven bonita y delicada como yo!– le gritó, furiosa, mientras Vegeta la miraba a los ojos. Estaba tan molesto y tan harto de sus gritos que no lo pensó más y la calló, posando con fuerza medida sus labios sobre los de la muchacha, la que quedó paralizada, con sus ojos muy abiertos, no entendiendo lo que estaba ocurriendo. Vegeta se apartó y le dijo - ¿Conforme, humana? Ahora vete y déjame en paz… - enseguida le dio la espalda y se encaminó a su cama.

La joven, aún confundida, respondió - Vegeta… tú…

-¡ARGG!… - gruño, volteándose a darle una mirada feroz.

Bulma ni lo pensó y abandonó la habitación, sintiendo que su corazón latía a mil por hora. Se recostó en la puerta y se llevó la mano a los labios "¿acaso pensó que yo fingí lo de mi pierna para poder seducirlo? ¡Está loco!... Sin embargo, … fue tan...tan salvajemente sensual…" – Sacudió su cabeza y se dirigió a su cuarto "¿Qué estoy pensando? Es solo un maldito engreído y un… un… No. Tengo que tranquilizarme y no darle segundas lecturas a lo ocurrido. Estoy segura de que lo hizo nada más que para vengarse de mí … ¡Es un cretino!"

El saiyajin mientras tanto intentaba convencerse de que lo que había hecho era lo que correspondía a la situación - ¡Se lo tiene merecido por insolente! Espero que aprenda la lección y no vuelva a importunarme con sus estupideces… - se cubrió hasta el pecho y agregó – Era la única manera de que se quedara callada de una buena vez… Sin embargo... ¡Bah, es una tonta!

Al día siguiente Vegeta ya se sentía mejor, por lo que se levantó temprano y bajó a la cocina a desayunar. Vestirse fue un problema, ya que su brazo aun no sanaba, por lo que optó por darse una ducha rápida, cambiar sus vendajes él mismo y vestirse con un pantalón de buzo, una camiseta, por la que solo pasó su brazo derecho, mirando enseguida sus pies y decidiendo que andar descalzo no sería mala idea.

Cuando llegó a la cocina, estaba Bunny esperándolo con el desayuno. Él se sorprendió y mucho.

-Oh, Vegeta. Sabía que hoy bajarías a desayunar… - le dijo con toda naturalidad la señora.

El intentó disimular su sorpresa, pasando a tomar asiento como siempre y comenzando a comer sin decir nada, a la espera del parloteo que vendría a continuación.

-Es muy bueno verte ya en pie. Estábamos tan preocupados… aunque mi hija insiste en que lo mejor es que hagas reposo, pero yo creo que, si te sientes ya de ánimos, es mejor que te levantes de la cama - Vegeta solo frunció y continuó tragando. La señora decidió dejarlo solo, saliendo de la cocina, pero no pasó mucho tiempo antes de que sintiera un ki muy familiar acercarse y que lo hizo fruncir profundamente. Decidió agudizar sus sentidos para oír mejor, poniendo mucha atención a la conversación que ocurría en el pasillo.

-Buenos, días, Bunny…

-Oh, joven Yamcha. Qué bueno que regresaste ¿Quieres desayunar?

-No, gracias ¿Cómo ha estado todo por acá?

-Mejor, mejor… Vegeta ya se está recuperando de ese horrible accidente.

-¡Vaya! Eso no me lo esperaba… Disculpa ¿Bulma aún está durmiendo?

-Me parece que no, creo que está con mi esposo afuera… ¿vienes de visita o te quedarás?

Vegeta puso mayor atención a lo decían.

-Bueno… la verdad es que me quedaré… Es más fácil para mi entrenar aquí. Además, tengo la intención de volver con su hija.

-Eso es muy bueno… uno nunca debe perder las esperanzas. Te veo más tarde, querido… Debo ir a ver a mis mascotas.

Luego silencio.

El saiyajin se iba a retirar de la cocina, cuando nuevamente escucho voces. Pero esta vez venían del jardín. No podía entender lo que decían, pero pudo apreciar que se trataba de Bulma y el científico, que saludaban alegres al recién llegado. No le importaba en lo más mínimo lo que conversaran, pero sin darse cuenta, se fue inclinando un poco para poder observar mejor por la ventana lo que ocurría en el jardín, viendo que estaban la humana, su padre y la sabandija, conversando animadamente. No supo por qué, pero le disgustó ver a Yamcha tan cercano a Bulma, riendo y mirándola con ternura.

Chistó, se puso de pie y subió a su cuarto para entrenar mentalmente. Tenía que seguir fortaleciéndose mientras estaba lista su nave y evitar pensar en otras cosas que no fuese convertirse en el súper saiyajin. Además, su brazo izquierdo aun le molestaba, por lo que pensó que era un buen momento para fortalecer su mente.

Llegó a su habitación y dando un suspiro de fastidio se sentó con cuidado en el suelo, debido a que la pierna donde tenía el corte aun le punzaba un poco cuando la flexionaba más de lo debido. Aun así, entrenó un par de horas, sintiendo ese desagradable ki siguiendo a la humana por la propiedad, como si fuera una mascota. Poco a poco una vena comenzó a marcarse en su sien y luego otra la siguió.

Bufó e intentó no prestarles atención, o que funcionó por unos instantes, hasta que escuchó la voz de Bulma llamando al sujeto aquel que tanto detestaba. "Que me importa lo que hagan esos idiotas… Solo debo concentrarme en encontrar la manera de volverme un súper saiyajin" Se recostó con cuidado, de espalda, sobre la mullida alfombra de su habitación y observó el cielo raso un momento "Si tan solo supiera el secreto de la transformación de ese estúpido de Kakaroto…" Llegó a la conclusión de que ese era el verdadero obstáculo de su entrenamiento. No sabía cómo era que el otro saiyajin se había transformado, no conocía los detalles exactos, ya que estaba muerto en ese preciso momento, por lo que nunca sabría que hacer para conseguir su propia transformación.

Volvió a oír a Bulma gritando a Yamcha en el jardín para que se apresurara. Fue entonces que tuvo una epifanía, por lo que se incorporó, quedando sentado nuevamente, gruñendo por el dolor que sintió en su espalda - Argg… ¡Maldita humana gritona! - exclamó, acomodándose para que dejara de molestarle, pero enseguida sonrió con maldad al recordar su revelación - Por supuesto… Esa torpe debe saber algo al respecto… ¡Demonios! ¿Cómo no lo pensé antes? Este estúpido plantea y su atmósfera me han afectado más de lo que pensaba… ¡Maldito el día en que se me ocurrió venir! -Se levantó del suelo y se dejó caer en la cama, relajando sus músculos, pero se detuvo al sentir como Yamcha y Bulma se alejaban, probablemente en un vehículo. Frunció profundamente, pero enseguida relajó su ceño, mientras descansaba su antebrazo sobre su frente – Hmn… Es obvio que de buenas a primeras no querrá confiarme la información, por lo que debo encontrar la manera de hacerla hablar al precio que sea… - cerró sus ojos un momento, recordando

Flash Back

- Dime, terrícola… ¿por qué pegaste tus labios a los míos esa noche?

Bulma se quedó de una pieza, sabía perfectamente hacia donde iba esa pregunta. Comenzó a jugar nerviosa, pasando los dedos por el borde de la jarra que tenía enfrente. Miró al hombre que le cuestionaba, algo incómoda, y le dio una calada a su cigarrillo para calmarse, hábito que heredó de su padre. Luego de botar una bocanada de humo, haciéndose la desentendida, respondió - ¿Te soy sincera? Creo fue una manera de darte las gracias por lo que hiciste por los muchachos o quizás la soledad me jugó en contra…Pero, la verdad es que… creo que algo de ti me gusta - se sonrojó sin querer al terminar la frase. Sin embargo, sintió un impulso que no pudo contener - Lo hecho, hecho está… ¡qué demonios! - dicho esto se acercó al saiyajin y lo volvió a besar. Esta vez Vegeta cerró sus ojos y respondió a los movimientos de la mujer. Se besaron durante unos segundos, disfrutando de la sensación, pero ella fue la primera en alejarse, dejando al saiyajin con la sensación de que había sido muy breve el contacto, por lo que contuvo la respiración un momento para controlarse, comentándole luego - Eso… es nuevo… para mí… Esa costumbre es algo que no había visto nunca - dijo Vegeta, volviendo a beber de su jarra, sin dejar de mirar a Bulma.

- También lo fue para mí… es decir… nunca había besado a un extraterrestre.

Fin Flash Back

Vegeta volvió a abrir sus ojos y comentó, con una sonrisa maligna en sus labios - Creo que esos estúpidos sentimientos humanos no son tan inútiles como pensaba, ya que muy pronto me jugarán a favor… - volvió a fruncir - Aunque me será difícil con ese inútil revoloteando a su alrededor todo el tiempo… Hmn, aunque, pensándolo bien, solo debo hacer un simple movimiento para sacarlo de en medio - se sonrió de lado y agregó – Ja, ja, ja… ¡Que listo soy!… Si mis cálculo no me fallan, conseguiré que la humana me revele el secreto de Kakaroto y me desharé de la sabandija en una sola jugada… Llegó el momento de demostrarles quien es el Gran Vegeta…

Continuará…