Como siempre, la historia original pertenece a Kelly Oram, yo solo juego con los personajes para nuestra mutua diversion


CAPÍTULO 6: El Desafío

Me tomó menos de veinticuatro horas para averiguarlo, y todo se lo debo a una chica con el alias deNYCgirl861. Había ido a casa de la escuela ese día y entré directamente al enlace de YouTube como lo había hecho desde que Angela me mostró los comentarios. Todos los días había unos cuantos más. Hoy fue éste el que me llamó la atención:

NYCgirl861:El sexo está sobrevalorado de todos modos. Desde que mi novio y yo decidimos tener una vida sexual activa, es TODO lo que él quiere hacer. Sólo sexo, sexo, sexo. Tal vez debería deshacerme de él y encontrar a alguien que realmente me lleve a citas de vez en cuando.

Fue por ese comentario que me encontré en el laboratorio de computación después de la escuela al día siguiente. —¡Hola! —me saludó Angela alegremente cuando entré—. ¿Así que por lo menos Jacob te encontró?

—Sí, lo hizo. Eso es más o menos por lo que estoy aquí.

—¿Va a ser tu conejillo de indias?

Pensé en decirle que no podía serlo porque no era virgen como ella pensaba, pero por alguna razón sentía como tal vez debiera guardar su secreto. —No eligió un camino o el otro —le dije—. Pero trajo a colación un punto interesante.

—¿Ah?

—Me preguntó cómo mi campaña ayuda a las personas que ya han perdido su virginidad.

—Buen punto —dijo Angela, su rostro cayendo en un ceño fruncido—. Supongo que no lo hace.

—Todavía no.

—¿Tienes alguna idea?

Saqué el collar y los pendientes a juego que había traído conmigo. Angela frunció el ceño de nuevo cuando los vio. Ambos tenían pequeñas As. —Pensé que se suponía que todos tuviesen Vs en ellos.

—Las Vs son de vírgenes, pero no todo el mundo es virgen, así que hice esto. —Miré a la pequeña y brillante A y sonreí—. A es por abstinencia.

—¿Abstinencia?

—Sólo porque alguien ha tenido relaciones sexuales, no quiere decir que sea demasiado tarde para decir que no. Si no estás preparado para ello, entonces no tienes que seguir haciéndolo.

—Genial. Problema resuelto. Entonces, ¿qué te trae a mi rincón del bosque?

—Bueno —sonreí, contenta de revelar mi plan—, ¿qué tanto sabes de hacer sitios web?

—¿Estás pensando en llevar V es por Virgen a internet?

—Oh, sí —le dije—. Vamos a necesitar un lugar para que la gente reporte su progreso.

—¿Progreso?

—En el Desafío de la abstinencia —dije, dándole a Angela la modelo de un folleto que había creado anoche, cuando no podía dormir.

Sentí la necesidad de explicarme mientras Angela leía sobre los detalles de este desafío. —Hay más en la vida que sólo tener sexo, y debe haber más de una relación que dé eso también. El sexo es tan estresante. ¿Debes hacerlo? ¿No debes hacerlo? ¿Te vas a quedar embarazada? ¿Vas a tener una enfermedad? ¿La gente va a reírse de ti si no lo haces? ¿Te van a llamar nombres sucios si lo haces? Nunca se termina.

—¡Estamos en la escuela secundaria! Tenemos muchas otras cosas para preocuparnos, por lo que propongo que la gente trate de renunciar al sexo. Sólo por ahora. Únicamente para ver lo que sucede cuando no tienen que preocuparse sobre ello todo el tiempo. Tendremos gente inscribiéndose para el desafío en la web, todos anónimos, por supuesto, y luego dejamos que describan su experiencia en línea. Es algo así como un experimento. Las personas pueden durar dos días, o dos años, y podría llegar a ser la mejor cosa que nunca hizo, o la peor. De cualquier manera, les hará detenerse y pensar sobre el sexo, y si están o no realmente listos para tenerlo.

—¿Crees que la gente irá a por ello?

—¿Honestamente? —Me encogí de hombros—. Lo dudo. Pero definitivamente no lo harán no les damos la opción. Además, el sitio web puede ser un lugar para que la gente hable de todo como lo están haciendo en YouTube. Mira la gran respuesta que un estúpido vídeo tiene. Tal vez esto podría ser algo más que sólo toda la escuela. Tal vez podríamos animar a otras personas en otras escuelas a hacer lo que estamos haciendo con las joyas.

No tenía la intención de dejarme llevar en mi discurso, pero cuanto más pensaba en ello, más emocionada estaba. Claro, había hecho algunas cosas interesantes con el consejo de estudiantes, pero nunca había intentado hacer algo que me pareciera tan importante. Me estaba haciendo determinada de una manera en que nunca lo había estado antes.

—Entonces, ¿crees que podrías ayudarme a hacer una página web? —le pregunté, y luego contuve la respiración por la respuesta.

Angela miró el diseño inacabado del periódico de la escuela en el equipo detrás de ella y luego al papel que yo le había dado. Esbozó una sonrisa y dijo—: Vamos a estar en funcionamiento antes de que termine la semana.

—¡Fantástico!

—¡Fantástico es correcto! —gruñó Alice mientras bailaba en el laboratorio de computación. No creo que pudiera haber sonado más sarcástica.

—Está bien —suspiré—. Bájale al drama.

Durante los años "Bájale al drama" se ha convertido en un eslogan para Alice y para mí. Esto se debe a que todo en el mundo de Alice de alguna manera siempre termina siendo drama. Por supuesto, le gusta de esa manera, porque entonces siempre tiene una excusa para actuar como si el mundo estuviese llegando a su fin. O ganará un Oscar un día o terminará en una telenovela. Podría pasar cualquier cosa.

—Así que, Nate Cooper preguntó si su banda podría tocar en el Festival de Otoño, ¿verdad? Así que le dije que tenía que escucharlos tocar primero. Bueno, Dustin Marshall se enteró de que estaba dejando "audicionar" a Nate así que quiere hacer una audición también.

—¿Dustin Marshall se encuentra en una banda? —Tanto Angela como yo preguntamos al mismo tiempo.

—No lo creo —se burló Alice—. Mi perro podría tocar instrumentos mejor que cualquiera de ellos. ¿Conoces el sonido que las uñas hacen cuando se rasca en una pizarra?

Me estremecí ante la sola idea. Alice asintió ante mi reacción. — Sí.

—Está bien —le dije—. ¿Y qué pasa con la banda de Nate Cooper?

—Bueno, es mejor que la banda de Dustin —admitió a regañadientes—. Pero no son ni de lejos lo suficientemente buenos como para tocar en el Festival de Otoño.

—Charlatana.

—Eso ni siquiera es la peor parte. Se corrió la voz de que hacía audiciones.

—Esto debería ser algo bueno, ¿no? —preguntó Angela y yo asentí porque pensaba lo mismo.

—Sí —le dije—. Quiero decir, aún necesitas una banda.

—He escuchado a catorce aspirantes de bandas de garaje esta semana y todos apestan. Juro que Edward Cullen debe haber sido el único talento que jamás haya salido de nuestra escuela de otra manera musicalmente incompetente. A este paso voy a tener que reservar el maldito club glee. ¡No hay esperanza!

—Hay esperanza —me reí. Reírse no era insensible de mi parte tampoco, porque nada tiene esperanza para Alice en un momento u otro—. ¿Quién es la rara más grande de música en el sur de California?

Alice olfateó, pero dijo—: Yo.

—Eso es correcto. Encontrarás una gran banda. Sé que lo harás.

Una voz profunda interrumpió nuestra conversación diciendo—: ¿Están ustedes todavía hablando de ese trabajito de caridad?

Me di la vuelta y pude verlo allí de pie, pero era tan alucinante que no me lo creí hasta que Angela dijo—: ¡Oye, yo te conozco! Eres ese tipo en esa banda. ¡Cantaste esa canción!

—¡Ja! —se rió Alice—. Ese tipo en esa banda que cantó esa canción. Ahora eso es ser famoso para ti. Sí, ustedes la hicieron en grande.

Edward sonrió en la dirección de Alice. —Me parece recordar algo acerca de que eres nuestra mayor fan.

Oh, no. ¿Tenía a su huevo en ella? Antes de que Alice pudiese entrar en una guerra de insultos, lo que podía hacer todo el día, siempre y cuando Edward le siguiera prestando atención me interpuse entre ellos y le pregunte a Edward—: ¿Qué estás haciendo aquí?

Edward parecía más que feliz de haber ganado mi atención. Hizo una sonrisa del tamaño de Texas y dijo—: No te quedaste para el show la semana pasada.

—¿No me digas? —pregunté secamente.

—Y no regresaste para el show de este fin de semana en el Club Key tampoco. Lo sé. Busqué por esas piernas.

—¿Tu punto?

—No has venido a mí, así que tuve que venir a ti.

—¿Por qué? ¿Acaso los muchachos y tú tuvieron un cambio de corazón?

—Más o menos. —Edward se echó a reír.

No compraba lo que sea que me estuviera tratando de vender, pero Alice, desesperada por encontrar una banda, y en negación de estar por encima de su obsesión por Shane se quedó sin aliento. — ¿Quiere decir que harás el show?

—Por supuesto. —Edward se deslizó a mi lado y echó el brazo por encima de mi hombro—. Si Piernas aquí sale conmigo.

Me reí bulliciosamente, una risa desenfadada que casi reconsideré tomar la oferta de la Sra. Feeney para unirme al club de teatro. —Eso es genial —le dije—. Muy gracioso. Pero estamos buscando una banda, No un comediante.

Alice interrumpió mi buen humor cuando concordó con sus términos. —Ella lo va a hacer.

—Alice. —Una vez tomé mi mandíbula del piso, negué con la cabeza—. No, no lo haré.

—Bella —se quejó Alice—. Es sólo una mala cita.

—¿Quién dijo algo acerca de mala? —preguntó Edward, ofendido.

—El tipo me llama Piernas —le dije a Alice.

—Eso es totalmente un paso adelante con respecto a Virgen Bella y tú lo sabes.

—¿Me traicionarías así? ¿A mí? ¿Eres mi mejor amiga?

—Bueno, ¿por qué no? Podría ser bueno para ti. Mike es historia. Debes recuperarte ya.

—¿Y sugieres que lo haga con él?

—¿Recuerda lo que dijimos acerca de ustedes teniendo química?

Edward quedó boquiabierto, gratamente sorprendido. —¿Tú dijiste que tenemos química?

Señalé a Alice. —Ella dijo que tenemos química. Yo lo negué. Enfáticamente.

—¿Entonces dices que estás en negación sobre nosotros? — preguntó Edward.

—Sí, Yo… ¿qué? ¡No! ¡No estoy en negación acerca de nosotros!

Edward sonrió. —Entonces admites que tenemos química.

—¡No! —Me tenía tan nerviosa que sentí mis mejillas sonrojarse—. ¡Quiero decir que no puedo estar en negación acerca de nosotros, porque no hay un nosotros! ¡Deja de girar alrededor de mis palabras! No voy a salir contigo.

Los ojos de Edward brillaron con diversión de la manera más exasperante. —Entonces no estoy tocando un show para ti —le dijo a Alice.

—Vamos, B —declaró Alice.

—Sí, vamos B. —Hizo eco Edward. Se inclinó para que sus labios queden contra mi oído—. ¿Tienes miedo de que sacuda tu mundo y haga una mentirosa de ti con todo el asunto de la espera del matrimonio?

Ignoré los escalofríos que corrían por mi espalda y le di a Alice una mirada seca, pero estaba empecinada en salirse con la suya. — Necesitamos esto —dijo.

—Vamos a encontrar a alguien más.

—Pero son una banda real. Van a traer una gran multitud. Piensa en la cantidad de dinero que podrías ganar en las ventas de boletos solamente. Probablemente más de lo que hiciste en todo el festival el año pasado.

Bueno, amo a Alice, y la apoyé con toda esta cosa de la banda, lo hice, pero empezaba a perder la paciencia. —No puedo creer que estás tratando de hacerme esto ahora mismo.

—Y yo no puedo creer que no harías esto por mí. ¡Es sólo un día!

—Te das cuenta de que, si salgo con él para que podamos ganar más dinero en el festival, eso me hace una puta. Una prostituta real.

Edward se echó a reír, y ya que todavía tenía su brazo sobre mi hombro, fue muy fácil para mí darle un codazo en las costillas.

—No está pasando —le dije a los dos, y luego me encogí lejos de Edward.

Alice apretó sus manos en puños y pisoteó el suelo. Luego volvió toda su furia sobre Edward. —¿No puedes hacerlo de todos modos?

—Nnnnnnnnnope. —Edward disfrutaba de esto demasiado.

—¿Por favor?

—Es dar y recibir, nena. Quieres algo. Quiero algo.

—Pero sería una buena publicidad para ustedes —dijo Alice—. La KTLA News siempre envía un equipo para cubrir el festival. ¿Estás haciendo un show para la caridad en tu antigua escuela secundaria? Esa historia haría mayor audiencia.

—He estado allí, he hecho eso —dijo Edward, y luego me miró de reojo otra vez.

Entrecerré los ojos y le dije—: Hemos terminado aquí. Puedes irte ahora.

—¿Así que entonces eso es un "no"? —preguntó Edward, casi sin poder contener la risa.

—¡Fuera!

Ese es el momento en el que Jessica entró en la habitación diciendo—: ¿Qué pasa con todo el ruido aquí?

Jessica Stanley era lo último que necesitaba en este momento, pero se olvidó de enfrentarme en el momento en que reconoció quien se encontraba allí. —¿Edward Cullen? —jadeó con esa voz chillona de Barbie—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Nada —dijo—. Aparentemente he terminado aquí.

—¿Te vas tan pronto? —preguntó Jessica.

Oh, lo hizo sonar tan fanfarrona. Fue patético. Edward la miró de arriba a abajo, y como Jessica no es ninguna apariencia que despreciar, él le dio un ligero asentimiento de cabeza y dijo—: ¿Me acompañas?

—¡Oh, claro! —exclamó Jessica—. Estaba a punto de irme.

Edward rió y luego me miró. —Tú te lo pierdes, Piernas.

—Estoy bastante segura de que lo superaré.

Edward pasó el brazo alrededor de la cintura de Jessica y le preguntó su nombre, mientras caminaba delante de mí hacia la salida.

—Soy Jessica, y soy tu mayor admiradora. En serio, ¡te amo tanto! ¡Sé todas las palabras de cada una de tus canciones!

Juro que vi a Edward temblar. Dio dos pasos más y se detuvo y soltó un bufido de frustración. Se dio la vuelta y miró a Alice. —¡Muy bien! Tienes la banda.

No sé quién estaba más aturdida, pero Alice logró recomponerse mucho antes que yo. —¿En serio? —chilló.

Edward sonaba disgustado consigo mismo cuando se quejó—: Sí, de verdad.

Alice chilló y se lanzó hacia Edward, quien se vio obligado a dejar ir a Jessica para atraparla. Alice saltó a sus brazos, rodeó sus piernas alrededor de su cintura y le dio un gran beso húmedo en la boca. — ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Edward parecía tener la misma debilidad por Alice que yo, tuvo que dejar de fulminar con la mirada y reírse de ella. La expresión de su cara cuando perdió su compostura era absolutamente adorable. —De nada —dijo entre risas. Desvió la mirada por encima del hombro de Alice a mí—. ¿Ahora saldrías conmigo? ¿Por favor?

Casi digo que sí. Después de lo que hizo por Alice, en cierto modo lo quería, pero algo me detuvo. —¿Realmente tocarías un concierto completo gratis sólo para ir a una cita conmigo?

—Eso parece, ¿verdad?

—¿Por qué? —le pregunté.

Los ojos de Edward cayeron brevemente a la V que cuelga de mi cuello y su ceño se fundió en una sonrisa arrogante. —No puedo resistirme a un buen reto.

Eso es lo que yo pensaba. —Bueno, me temo que tienes un problema, entonces, Edward.

—¿Qué quieres decir?

—Nunca retrocedo ante un desafío tampoco. —Señalé a los vaqueros que llevaba—. Este es un par de pantalones en los que nunca conseguirás entrar.

—Ah, pero todavía tienes un armario lleno de otros, y por lo menos una falda muy sexy, ¿no?

—Ninguno sobre los cuales conseguirás poner tus manos tampoco.

Edward cruzó los brazos sobre el pecho, estudiándome con un brillo en sus ojos. —Entonces, ¿así es como esto va a ser?

Igualé su postura y luego lancé sus propias palabras hacia él. — Eso parece, ¿verdad?

Edward me miró un momento más y luego caminó hacia mí con una sonrisa depredadora. Verlo venir lentamente hacia mí, era como estar atrapada en uno de esos espectáculos de la naturaleza en Discovery Channel. Mi pulso latía en el pecho con cada paso que daba, y empecé a dar marcha atrás hasta que choqué contra la pared.

De repente nos encontrábamos cara a cara. Su cuerpo ocupó tanto espacio a mí alrededor que era difícil respirar. Podía sentir su calor y aún no nos tocábamos. ¿Qué había sucedido?

Edward vio la mirada abrumada en mis ojos y sonrió con satisfacción. Llevó su boca hasta la mía y rozó los labios con un toque tan ligero como una pluma que me dejó sin aliento.

Mi cuerpo reaccionó antes de que mi cabeza pudiera. Caí en él como si de alguna manera fuera mi nuevo centro de gravedad. Mis ojos se cerraron, y esperé un beso que nunca llegó. Sus labios seguían allí, rozando hacia atrás y adelante sobre los míos, burlándose cruelmente hasta que dolía con un deseo tan intenso que comencé a temblar.

Edward rió oscuramente. —Es demasiado para ti entenderme, Virgen Bella.

Estaba tan bien. Era como si me hubiera puesto bajo un hechizo. Me asusté de lo mucho que me afectó, y ni siquiera creo que haya tratado tan duro.

No podía perder esta batalla, sin embargo, no importa lo mucho que mi cuerpo quería en ese momento. Con cada onza de determinación que tenía, lo empujé lejos de mí diciendo—: Así que ya sabes cómo poner a una chica nerviosa. Eso no es sorprendente cuando estás con una diferente cada fin de semana. —Traté de sonar enojada con el fin de ocultar lo mucho que me afectó—. Pero a pesar de tu experiencia, todavía hay una cosa que no conoces y te voy a enseñar.

Mi amenaza le divertía. —¿Y eso sería?

—Rechazo.

Edward se echó a reír, tan completamente seguro de sí mismo. —En caso de que no lo hayas notado, esto, aquí mismo, no me estabas rechazando.

—No volverá a suceder —le prometí. Posiblemente más para mi propio beneficio que el suyo—. Ya has mostrado tus intenciones, Edward. Ahora que sé a lo que me enfrento, nunca serás capaz de tomarme por sorpresa otra vez.

—Ya veremos. —Edward frunció sus labios en un beso y se acercó a la puerta. Justo antes de desaparecer, se volvió y me dio una sonrisa torcida—. Ponte algo sexy en el festival para mí.

Por un momento, todos quedamos allí boquiabiertos ante la puerta vacía. Entonces Jessica me miró y se fue lejos, con la esperanza de atrapar a Edward antes de que abandone el edificio.

—Por el amor de todas las cosas pecaminosas —gritó Alice después de que ambos se fueran—. ¡Eso fue más que CALIENTE! —Dejó escapar un largo suspiro—. Chica, estás en un gran problema.

—Puedo manejarlo.

—No, no puedes.

—Sí —le dije, molesta—. Puedo.

Alice negó con la cabeza. —Dile Angela.

Angela, quien no había dicho ni una palabra desde que Edward llegó, hizo una mueca. —Eso fue... um... —Se abanicó—. Sí, buena suerte con él.

—Tenemos que llegar a un plan de juego —dijo Alice.

—Tengo un plan de juego. "Sólo Di No" Es un clásico.

—Eso no va a ser lo suficientemente bueno. Vas a tener que ganarle en su propio juego. Tenemos trabajo que hacer. Necesitamos por lo menos comenzar a hacer compras de tu vestido para el festival.

—Comenzando con un cinturón de castidad —murmuró Angela.