Ese día Luna estaba bastante entretenida tocando unas canciones de los ochentas. Ella prefería el rock moderno, pero el rock de esos tiempos anteriores también era bueno.

Toc toc toc.

- Adelante.

Lincoln estaba ante la puerta de su hermana mayor, nervioso. Entró tímidamente, y Luna se sentó adecuadamente, curiosa de lo que iba a ocurrir.

- ¿Qué ocurre, hermano?

- Bueno... Es que hace mucho que no tocamos juntos, pero me gustaría recordarte que en serio me gustaba tocar contigo... Y pues, recuerdo que esta canción la tocábamos mucho -murmuró Lincoln. Le pasó unas notas, y Luna las tomó, sonriendo al recordar que a Lincoln le fascinaban los Bee Gees.

- Bueno, ¿a qué esperas, hermano? ¡Ve por tu teclado!

El peliblanco no se hizo del rogar y sonrió. Corrió a su cuarto por su instrumento preferido y en menos de un minuto después ya estaba de vuelta. Se puso su teclado en sus piernas, y al recibir el tempo de Luna, recrearon Tragedy.

Claro, sus voces no lograban igualar a los de la canción original, pero les encantaba esa letra desde que eran niños. La volvieron a tocar varias veces inmunes al aburrimiento que surge cuando se repite una y otra vez las mismas acciones. Ya era de noche cuando Luna miró a través de su ventana y vio que ya era de noche. Su espíritu estaba dispuesto, pero sus dedos estaban ligeramente gastados.

- Creo que ya fue suficiente por hoy, hermanito. Me encantaría seguir tocando, pero mis dedos necesitan un descanso.

- Espera, Luna... Hay otra canción que me gustaría tocar.

- ¿Tiene que ser ahora? Podemos esperar hasta mañana.

- No, pero esta es otra, aunque también de los Bee Gees.

- ...Bueno, supongo que podemos tocar una canción más. ¿Cuál es?

Lincoln le pasó otras notas. Luna aceptó, consciente de que a su hermano estaba emocionado. Sin demorarse, tocaron More Than a Woman. Estaban a punto de terminar la canción, inspirados por las notas. Todos conocen ese momento especial, ese momento en el que el título de la canción se repite muchas veces, cuando Luna levantó la vista de su guitarra y vio los ojos de Lincoln clavados en los suyos. Resplandecían de una manera extraña, pero Luna no apartó la vista, intrigada y anhelante. Sus voces bajaron de volumen hasta apagarse.

Lincoln tomó sus cosas, como recapacitando, pero antes de irse se acercó a la rockera y le dijo.

- Creo que... esta canción te la dedico, Luna -susurró, a la vez que le daba un breve beso en la mejilla, y salía corriendo de la habitación. Luna se puso de un rojo tan intenso que casi resplandecía en las sombras. Se tapó la boca, y se rozó donde los labios de Lincoln habían estado hace solo un momento. Su corazón palpitaba de manera alarmante y sintió como se encendían sus mejillas.

- ¿Qué me habrá querido decir con eso? -pensó Luna, enfrascada en su hermano menor.

Lincoln no estaba mucho mejor que Luna.

- Lo hice -se dijo emocionado- Por fin lo hice. ¡Sí! ¡Y no me apartó! ¡Puede que aún pueda lograrlo!

Se durmió con la esperanza de que, al fin y al cabo, verdaderamente su sueño se hiciera realidad. Luna no se pudo sacar de la cabeza lo que Lincoln había hecho, y pasó varias horas imaginando un futuro con él. No pudo evitar tocarse en su intimidad, inventando fantasías cada vez más salvajes, siempre culminando con Lincoln encima de ella, solos para siempre. Lincoln no se quedó atrás, imaginando el hermoso cuerpo de Luna recostado junto al suyo, disfrutando de la soledad; mientras los gemidos de ambos eran inaudibles para el resto del mundo, ellos hacían el amor, una y otra vez, sin descanso hasta que llegaba la noche y los dos se detenían únicamente para dormir y comer. Los sueños los cautivaron hasta tal punto que casi pensaron que era verdad.

Al día siguiente, fue complicado para ambos verse otra vez a la cara. Tanto Luna como Lincoln sintieron que fue algo vergonzoso, pero a la vez reconfortante. Ninguno de los dos mencionó lo ocurrido la tarde anterior, pero por sus expresiones, ninguno lo había olvidado. Ahora era Luna quien deseaba darle una indirecta a Lincoln, ¿y qué mejor forma que haciéndolo igualmente con una canción? Solo hacía falta encontrar una canción perfecta para ello...

Esta vez, cuando Luna fue a visitar la habitación de su hermano, la puerta estaba abierta, ya que Lincoln estaba terminando su tarea. Luna se acercó a él, con su guitarra en una mano, unas notas en la otra y una expresión emocionada en su rostro.

- Hola, hermano. ¿Te interrumpo? -preguntó tímidamente Luna.

- No, ya casi acabo -dijo Lincoln, sonriendo.

- Qué bueno, porque... Oye, me gustó como tocamos ayer, ¿te parece que lo hagamos hoy también?

- Este... Si, no veo problema. ¿Qué quieres tocar?

- Pues... Me encantaría que tocáramos esta canción.

Le pasó unas líneas, y Lincoln se desconcertó un poco. No entendía porqué Luna quería tocar esa canción, pero no preguntó. Accidentally in love de Counting Crows no era una canción cuyo género fuera de la predilección de Luna. ¿Tendría un motivo como él? ¿Le estaría intentando decir algo? ¿Será que...?

Al final de la canción, que terminó con un suave roce de los dedos de Luna en su guitarra, ambos se quedaron mirando. Las claras intenciones de esa canción en específico podrían significar un punto culminante en sus vidas. Los marrones ojos de Luna brillaban, mientras se levantó de repente y abrazó con fuerza a su hermanito. Lincoln la abrazó de vuelta, sorprendido de ese arrebato.

- Sabes... -Susurró Luna, directamente en el oído de Lincoln- Ahora yo te dedico esta canción a ti.

Lincoln no podía creer lo que escuchaba. Aún así, no creyó tener el valor necesario para hacer lo que tenía en mente. Todo lo que había ocurrido en su pasado, sus aciertos, sus errores, los instantes en que su vida pudo tomar todo un rumbo distinto pasaron por su mente.

Luna aún no podía olvidar que la habían engañado y que solo había sido una herramienta... Pero también sabía que su hermanito jamás haría algo así. Su hermano haría lo que sea para evitar que ella sufriera, y así había sido desde siempre.

Así, ninguno de los dos se movió cuando se intercambiaron esas palabras. Sin embargo, se sintieron más cerca que nunca. Los dos hermanos se pasaron semanas tocando, cantando y pasando el tiempo juntos. Los sentimientos entre ambos crecían cada vez más, pero carecían del coraje para dar el último paso. Sus anteriores parejas fueron quedando poco a poco en el olvido. No podían deshacer lo ocurrido, pero el corazón se fortalece con cada herida a la cual sobrevive. De esa forma, Lincoln y Luna fueron sintiendo cada vez más el impulso de dejar todo salir y hablar.

Una tarde, estaban tocando como lo hacían en las últimas semanas. Luna estaba cantando con mucho entusiasmo, acaparando la atención de su hermano. Lincoln admiró la pose de su hermana, su corazón latiéndole como nunca. Luna terminó de cantar, y quiso preguntarle a Lincoln qué canción deberían tocar a continuación, pero se encontró con la mirada del albino. Se miraron unos segundos. Y fue cuando el peliblanco por fin se decidió a actuar. Lincoln sabía que lo que estaba por hacer podía tener muchas repercusiones. Nunca lo había olvidado. También recordó lo que le había hecho a Haiku, y lo que se hizo a sí mismo. Y sobre todo, pensó en lo que Luna podría llegar a hacerle si se enojaba. Pero mostrando un enorme valor, acercó su rostro al de Luna, y le dio un rápido beso, justo en los labios. Lincoln sentía su corazón latir alocadamente, emocionado y asustado de lo que podría ocurrir. Luna no se movió sorprendida del arrebato de su amor. Unos instantes después, Lincoln se separó, su rostro a punto de derramar lágrimas de dolor.

- Luna, yo sé que esto está mal, pero desde hace mucho tiempo... a pesar de que somos hermanos... creo que... me enamoré de ti.

Luna no dijo nada.

- No hay nada que no me guste de ti -prosiguió Lincoln- Tu voz, tu cabello, tu sonrisa, tus ojos, me cautivas cada vez que cantas, adoro como eres, y... No puedo evitar sen...

Fue interrumpido por Luna, quien dejó de lado sus instrumentos, y besó a Lincoln. Éste se sorprendió muchísimo. Ambos tenían los rostros muy rojos, pero se dejaron llevar y cerraron los ojos. Al principio solo sus labios se tocaban. Luego sus lenguas se encontraron, buscando dominar la boca del otro. Sus manos se acariciaban en la cabeza, los hombros, acercándose lo más que podían. Apenas y podían respirar, pero nada los iba a separar de ese momento. Por fortuna para ellos, los demás miembros de la familia Loud estaban demasiado ocupados como para fijarse en ellos.

Se seguían besando cuando Lincoln cargó a Luna hacia la puerta, cerrándola para evitar mirones. Poco sabía que las cámaras de Luan, impávidos ante lo que veían, seguían grabando.

Lincoln cayó encima de Luna, mientras sus labios se encontraban una vez más. Perdieron la noción del tiempo. Las horas y horas pasaron, mientras la recién formada pareja se deseaban con pasión, después de tanto tiempo de abstinencia y dificultades. Cuando por fin se separaron, jadeando, vieron que ya era de noche, y que pronto los llamarían para cenar. Se sonrieron con cariño, y Luna se acercó un poco más a Lincoln para susurrarle:

- Yo también te he amado por un largo tiempo, hermanito. Desde que me pediste bailar en el baile escolar, no pude evitar notar cada pequeño detalle sobre ti, y empecé a volverme loca con cualquier cosa que me recordara a ti. Por eso empecé a escribir canciones de amor.

- ...Jejeje. Qué curioso. Fue porque un día te escuché cantando una de esas canciones cuando empecé yo a notarte a ti. Y desde ese día no te pude quitar el ojo de encima.

- Ni yo de ti, mi amor.

Se sonrojaron al escucharse, y se sobresaltaron cuando les gritaron que bajaran a cenar.

- Será difícil mantener el secreto -suspiró Luna.

- Pero lo haremos -aseguró Lincoln, besando a Luna antes de bajar él primero.

Como ya tenían práctica en ocultar secretos, nadie sospechó que hubiera algo entre ellos. Casi todos notaron solamente una mejora en el humor de ambos, pero nada fuera de lo normal. Solo Luan, quien era la más cercana a la rockera, supo que algo pasaba entre dos de sus familiares. La comediante estaba consciente de lo que ocurría, y la información que poesía podría ser una bomba de tiempo si no sabía controlarla. Las acciones que tomó desde esos momentos fueron clave para el futuro de esa pareja.

Ese fin de semana, Luan visitó a Lincoln, quien estaba distraído con sus cómics. Luan se quedó en el marco de la puerta, esperando que la notaran. Como Lincoln no daba ningún indicio de saber que ella estaba ahí, lo llamó.

- ¡Oye, Lincoln!

- ¿Ah? Oh, hola Luan. ¿Qué pasa?

- No lo sé, es lo que quisiera saber. No estoy para bromas. Jajaja ¿entiendes? Pero ya en serio... Algo está pasando entre Luna y tú. Sé que tu sabes lo que es, así que...

- Ah, eso... No es nada, es que tocamos unas canciones y nos encantó la forma en la que combinamos -dijo Lincoln lo más naturalmente que pudo. Casi engañaba a Luan... o al menos eso creía. Luan sabía que Lincoln se hacía el tonto. Sin embargo, aún no se decidía a sacar los trapos sucios, de modo que siguió el juego... Por el momento.

- Muy bien, Lincky, solo era una duda. Pero recuerda: Tengo mis ojos puestos en ti. Nada se me escapa.

- Ok...

A Lincoln no le gustó nada esa conversación con Luan. Tendría que tener más cuidado. Lincoln y Luna se siguieron viendo en secreto por varias semanas, y como sabían que no los podían ver juntos, no se molestaban por el poco tiempo que pasaban. A Luna realmente no le importaba con quien pasara el tiempo Lincoln, a diferencia de Haiku. Se le hacía imposible pensar que su amado Lincoln la fuera a traicionar, y si veía algo así, hablaría primero con Lincoln antes de juzgar.

- Cuantos problemas se solucionarían si todas las chicas hiciéramos esto -pensó Luna para sus adentros, mientras tomaba una fotografía de Lincoln y la besaba. Luan vio en secreto como Luna besaba esa foto, y aunque no veía de quien era, no podía pensar en nadie más que en Lincoln. La rockera siempre le contaba lo que le pasaba, no había secretos entre ellas, pero esa podría ser la primera ocasión. Luan hizo caso omiso de todas sus inseguridades, y supo que tenía que enfrentar a sus hermanos... Solo tenía que encontrar la forma en que ninguno de los dos pudiera escapar...

El problema era que Luna y Lincoln siempre se quedaban juntos en las noches, o cuando estaban seguros de que nadie, especialmente Luan, los viera. Lincoln y Luna se ocultaron como pudieron, pero las cámaras de Luan estaban tan bien escondidas, que aunque el ángulo en el que la comediante presenciaba las desavenencias de sus hermanos no eran ideales, era obvio lo que ocurría tras bambalinas.

Cada vez la joven pareja llegaba más y más lejos en su intimidad. Finalmente, una noche, tras varias semanas de continuos escapes furtivos, Luna guió a su hermano al sótano, donde nadie los oiría. Le trató de quitar la camisa a Lincoln.

- Luna, ¿qué haces...?

- Soy tuya, y de nadie más, mi amor. Hoy te dejaré que hagas lo que quieras con estos tambores -le susurró Luna de manera seductora, mientras guiaba las manos del peliblanco hacia sus pechos.

Lincoln Jr. despertó. El miembro tenía por lo menos quince centímetros, algo insólito para un chico de catorce años. Luna lo agarró con fuerza con una mano, moviendo su mano de arriba a abajo, tomando cada vez más velocidad. Lincoln jadeaba, pero ya tenía varias noches de práctica, por lo que aguantó. Le quitó a Luna su blusa, dejando al descubierto sus pechos de copa C, casi D. Los chupó con delicadeza, pero con decisión. Luna gemía, y Lincoln casi no resistía el placer que le causaba Luna con solo una mano. Luna se arrodilló, puso sus pechos alrededor de Lincoln Jr. a la vez que se lo ponía entero en la boca.

- Luna... Yo... Voy a... -le agarró la cabeza, obligándola a que Lincoln Jr. llegara al fondo de su garganta, donde soltó todo su semen.

Luna hizo un esfuerzo en tragarlo todo, y se limpió con agua la boca, antes de besar apasionadamente a Lincoln.

- Espero que no estés satisfecho con solo una vez, hermano.

- Claro que no, Luna... Por ti lo haré cuantas veces quieras.

Luna empujó a Lincoln para que quedara boca arriba y se montó encima de él. Lentamente, introdujo a Lincoln Jr. dentro de su vagina. Le salió un poco de sangre. Lincoln quiso parar para que no le doliera, pero Luna bajó hasta el fondo, y soltó un leve grito de dolor.

- Luna, ¿estás bien?

- Si... Solo dame... un minuto...

Se quedaron un rato quietos, hasta que Luna se recuperó, y sentía más placer que dolor. Se empezó a mover. Hacían lo indecible para guardar silencio, pero no era fácil cuando estaban haciendo el amor con la persona de sus vidas. Luna ya se había acostumbrado, y movía salvajemente sus caderas de arriba abajo. Lincoln besaba a Luna, mientras jugueteaba con sus pechos. Se acercaban al clímax. Las cámaras se apagaron de repente, conscientes de que su interlocutora se había tardado demasiado en decidirse si ese era el momento adecuado de actuar.

- Luna... Estoy por venirme...

- Yo también... Hazlo dentro de mí amor... Solo tú puedes hacerlo conmigo... Déjame embarazada...

Ese comentario excitó de tal manera a Lincoln, que no pudo evitar gruñir de manera bastante audible, al tiempo que su semen llenaba por completo el interior de Luna. Ella se tapó la boca para evitar gritar, pero aún así se oyó como gemía de placer. Se quedaron viendo el uno al otro por un rato, hasta que recuperaron la calma, y se besaron otra vez. Al principio, solo se quedaron viendo, sabiendo que habían cruzado una línea, siendo ahora imposible volver atrás.

Luego, de repente, escucharon pasos que se acercaban. Solo tuvieron tiempo de mirarse con ojos de miedo antes de que la puerta al sótano se abriera. Una luz los sacó de su ensimismamiento.

- Por amor de... No puedo creer que haya dudado tanto...

Luan bajaba las escaleras, atónita al ver a sus hermanos cometiendo el pecado del incesto en el sótano.

- Bien, bien -pensó Lincoln- Estamos muertos.

Antes de que Luan hiciera cualquier otra cosa, le taparon la boca para que no dijera nada. Aguardaron, esperando que alguien más llegara por el ruido que había alcanzado a hacer Luan, pero tal parece que todos tenían un sueño pesado; nadie más vino.

- Mira, Luan, te explicaremos todo, pero por favor ya no grites -suplicó Luna.

Luan se veía muy molesta, pero asintió de mala gana, y la soltaron. Luna y Lincoln se vistieron, y se enfrentaron a la ira de la comediante. Luna cerró las piernas para evitar que el semen de su hermano se saliera.

- ¿Tienen una idea de lo que...?

- Claro que sí -la interrumpió Lincoln- Pero eso no nos detiene. Verás, llevamos mucho tiempo ignorando lo que sentíamos, sabíamos que estaba mal. Yo intenté olvidar lo que sentía, pero cada día me enamoraba más y más de Luna, no lo pude evitar. ¿O tú puedes decidir de quien te enamoras?

Esas palabras no aplacaron mucho a Luan, pero Luna intervino.

- ¿Podría preguntar cómo te enteraste de esto?

Luan sacó algo de su bolsillo.

- Cámaras. Las chequé hoy a ver si me encontraba algo sobre lo que hacían ustedes. Creí que aún tenía tiempo, y en los últimos días he bajado un poco la guardia... Lo cual fue el peor error de mi vida.

- Escúchame, Luan. Yo amo a Lincoln desde que me sacó a bailar en el baile escolar. Nadie más que él me ha apoyado en mi vida, y me dio razones para pensar que no estaba sola. Si no fuera por Lincoln, no creo que siguiera viva.

Luan reflexionó en eso, y creyó entender. Pero aún así, eso no apaciguó su temple.

- Lo que no entiendo es que, a pesar de los riesgos de llevar a cabo esta relación, aún sigan con esto. Si nadie más ha dicho nada es porque he mantenido la boca cerrada.

- Somos conscientes, y estamos dispuestos a afrontar las consecuencias. Solo que... sin que mamá y papá se enteren de esto, por ahora.

Luan seguía enojada, pero entendió que no podía hacer nada para hacer que cambiaran de opinión. Suspiró al estilo de Lucy, y de mal humor dijo:

- Muy bien, de todos modos, no estarán en esto mucho tiempo.

- ¿Eh? ¿A qué te refieres con eso? -cuestionó Lincoln, extrañado.

- ¿No se lo has dicho? -inquirió Luan a su hermana mayor, adoptando inesperadamente un tono de preocupación.

Los ojos de Luna se anegaron en lágrimas.

- Lincoln... Estos días que he pasado contigo, han sido los mejores de mi vida... pero... en una semana... me mandarán a estudiar a la universidad... Será aquí en Royale Woods, pero casi no podré salir...

Lincoln se quedó de piedra. Luna, el amor de su vida, se marchaba lejos...

- Perdón por no contártelo, pero quería disfrutar contigo todo el tiempo posible, porque el estudio de la música y todo lo que me gusta lleva tres, tal vez cuatro años de estudio.

Lincoln seguía sin decir nada.

- Te lo iba a decir, pero eras tan feliz que no me atrevía, y...

No pudo terminar al ver a su hermanito abrazándola con fuerza. Luna le devolvió el gesto, mientras sus lágrimas se resbalaban por la espalda del chico.

- No te preocupes Luna, yo te esperaré. No importa cuánto tiempo pase, yo esperaré por ti.

- Lincoln... ¡Lincoln!

Se besaron, casi olvidando que Luan estaba ahí. La comediante no se movió, incómoda. No estaba segura de que ellos supieran lo mucho que su relación era sabida por varios miembros de su familia, no solo ella. Sin embargo... Todo parecía que iba a terminar. Las cosas seguirían su curso, sea cual sea la decisión que ella tome. Lo bueno fue que, gracias a Luan, el impacto de la "noticia" no pegaría tan fuerte si es que se hubiera quedado callada. Lo malo era que puede que aún hubiera repercusiones y enfados por los que no estuvieran de acuerdo.

Pasaron los días, y Luna estaba a punto de partir. Lincoln estaba triste, pero disimulaba para que nadie de su familia notara nada. Disfrutaron del poco tiempo que les quedaba para estar juntos. Y el fatídico día llegó. Lincoln vio como Luna cargaba con todas sus cosas, aún sin poder creer del todo que Luna se tuviera que ir a la Universidad de esa manera. Ya había llegado el taxi que llevaría a Luna al campus, cuando el señor Loud tomó a Lincoln por el hombro, y le puso una maleta en sus manos.

- Campeón, sé que esto te parecerá repentino, pero necesitamos que acompañes a Luna -dijo rápidamente.

Lincoln no dijo nada, pues la impresión lo dejó momentáneamente sin habla.

- Hay una carrera que implica la realización, diseño, y publicación de cómics, y como tú te estás volviendo un experto, pensamos que te gustaría ir a aprender sobre ellos.

- Papá... ¿Qué...?

Lynn padre abrazó a su único hijo. Luna no entendió nada tampoco, pero su corazón dio un vuelco cuando su progenitor los empujó hacia el taxi, como para evitar discusiones.

La familia Loud veía como Luna y Lincoln se iban. Aún cuando Lincoln aún no hubiera acabado la preparatoria, podría hacer lo necesario en línea. Esa al menos era la idea de su padre, quien era el único aparte de Luan que apoyaba lo ocurrido sin tantas dudas.

- Pero bueno -pensó Luan, cuando su padre empujó a sus dos hermanos- Se me hace increíble que ni Lincoln ni Luna supieran que ya sabíamos lo que pasaba. Desde que puse cámaras, mamá y papá quisieron saber para qué las usaba. Y cuando vieron lo que pasaba... Nunca supe como no pasó nada más. Tal vez porque dejé las cámaras que nadie sabe donde están, y que estos dos evitaron ser vistos. Aún así, no todo es color de rosas...

Luan sacó una de las cámaras que había utilizado para vigilar la casa. Toda la familia se reunió alrededor del video, donde se veían a los dos amantes, besándose. Aunque muchas de las hermanas ya sabían lo que pasaba, no dejaba de ser una sorpresa. Aunque no todos estaban de acuerdo...

- Cariño, ¿que has hecho? -le preguntó la señora Loud a su marido, completamente enojada.

- Cariño...

- ¡Nada de cariño! ¿Sabías de esto?

- Claro que lo sabían. ¿Por qué crees que...?

- ¿Y por qué no me dijiste?

- Ya llegaron demasiado lejos como para volverse atrás. Cualquier cosa que hiciéramos solo reafirmaría su decisión. Y yo sabía que los ibas a tratar de detener, así que...

La señora Loud se quedó lívida, tratando de ocultar su enojo. Se marchó, cerrándose por completo. Las hermanas Loud miraron a su madre, sin atreverse a abrir la boca.

El señor Loud se quedó con sus hijos. Su hija mayor se acercó.

- No saben que estamos al corriente, ¿o sí? -dijo Lori.

- Oh, lo harán, en cuanto abran la maleta de Lincoln -dijo el señor Loud, aún mirando por donde se había ido su esposa- Ahora es tiempo de hablar con su madre... Aunque no estoy seguro de que sirva para algo.

Se dirigió hacia su mujer, sin saber que ese rencor hacia dos de sus hijos duraría años.

Mientras tanto, Lincoln y Luna tardaron casi tres horas en llegar al departamento en el que se quedarían los dos hermanos. Ya estaban desempacando, cuando Lincoln vio una nota encima de su ropa.

- Luna, mira.

La rockera se acercó y reconocieron la letra de su padre. Abrieron la carta.

- Hijos, esta es una gran oportunidad en su vida, ya que se les abrirán muchas puertas para triunfar. Pueden estudiar lo que quieran, y aprender a vivir el uno con el otro, cuidándose y animándose. Pensábamos que lo harían como hermanos, pero desde que nos enteramos de lo que hay entre ustedes, hemos decidido que tienen que pasar el resto de sus vidas juntos. Afrontarán momentos difíciles, pero ustedes, mi niña rockera y mi chico con el plan para todo, sé que lograrán lo que se propongan. No creo que su madre esté feliz con esto, pero yo los apoyo. Suerte, y sean felices.

Con amor, Lynn sénior.

P.d. Creo que sería una gran tradición que a su hijo le pongan un nombre con L. :)

Luna y Lincoln se quedaron pasmados por las palabras de su padre, pero luego rieron y un gran peso se les quitó de encima.

- Sí que era imposible mantener un secreto en esa casa -rió Luna.

- Sí, nos vieron la cara de tontos -confirmó Lincoln.

- Y ahora, por fin podemos estar solos, los dos. Para siempre.

- Luna, no cambiaría esto por nada del mundo. Te amo.

- Y yo a ti.

Se besaron intensamente. Luego frenaron un poco, aún atormentados por una última barrera.

- Pero, ¿que será de mamá? -suspiró Luna.

- Ya hablaremos con ella. Lo entenderá, en algún momento.

Se sonrieron y fueron a descansar. Vivieron unos años en ese edificio que no permitía que ningún sonido escapara de las habitaciones, y que se hallaba a menos de diez minutos de su nueva escuela. Sus nuevas vidas estaban a punto de comenzar, y lo harían juntos... Los hermanos Lincoln y Luna Loud.