Lucy Veral había pasado años sin haber podido hablar con nadie más que unas cuantas excepciones que la acompañaban de pasada. El dolor, los sentimientos, la soledad, todo eso cambió cuando conoció a Lincoln Faren. Jamás había conocido a nadie como él. La afinidad, la familiaridad que sentía no era del todo aleatoria, ya que poco a poco Lucy sentía cómo un vacío largamente olvidado desaparecía. ¿Qué era eso que Lincoln tenía que nunca había sentido por nadie más? ¿Qué era lo que verdaderamente sentía?
- Lucy, te estoy hablando.
- ¿Ah, qué?
Lori la veía con gesto impaciente.
- Te estoy preguntando que si quieres venir con nosotras al centro comercial.
- Ah, eso... Pues sí, como sea.
- Sí, lamento la pregunta. Nunca vas a...
Lori se detuvo y la miró con cara de sorpresa.
- ¿Qué? -preguntó Lucy, extrañada.
- Nunca habías aceptado venir -dijo Lori, tapándose la boca, y sonriendo- ¡Por fin te estás abriendo con nosotras! -gritó Lori, emocionada. Se abalanzó sobre su hermana, abrazándola.
- Lori... No respiro... -jadeó Lucy.
- Ven -se emocionó Lori, tomando a la gótica de la mano- Hay muchas cosas que quiero hacer contigo.
Y tomándola del brazo, salió disparada hacia su coche, desde donde arrancó con todo.
En unos minutos estaban en el centro comercial. Leni y Lola ya estaban atareadas buscando ropa bonita mientras su madre cargaba a Lily, viendo unos escaparates con descuento. Lana, por su parte, estaba en la tienda de mascotas.
- Vamos, Lucy. Tenemos que probarnos mucha ropa.L
Las siguientes horas se pasaron volando. Lucy sintió una calidez en su pecho al ver a Lori tan feliz, y se prometió no causar tantos problemas desde ese momento. No era mucha la ropa que se dejaba probar, pero ya era una mejora.
- Esta ha sido la mejor compra de todas, y lo mejor es que era la última blusa celeste, es prácticamente invaluable ahora... Leni, ¿dónde están tus compras?
- Oh, se las di a una ancianita que no había alcanzado a agarrar nada -repuso alegremente Leni, acercándose a ellas sin nada en sus manos.
- Como sea... Supongo. Bueno, al menos hiciste algo bueno -se resignó Lori.
- ¿Ya nos vamos? -preguntó Lucy.
- Sí, ya nos vamos. En cuanto mamá traiga a las gemelas, pago esto y nos vamos. Solo déjame encuentro mi tarjeta.
Revolvió en su bolso hasta dar con su tarjeta, volviéndose al mostrador.
- Aquí está. ¿Cuánto es? -le preguntó al cajero.
- En su recibo aparecerá la cantidad total, señorita. ¿Se lo pongo en una bolsa...? ¿Lo... LORI?
La mayor levantó la vista, extrañada de escuchar su nombre en los labios de un desconocido. Solo que cuanto se fijó mejor, se dio cuenta de que no era un desconocido.
- ¿BOBBY?
El ex-novio de Lori se apareció en la caja, ya que hasta ese momento el moreno había estado de espaldas. Lori sintió como el mundo se le volvía encima.
- ¿Qué haces aquí? -preguntó Lori, furiosa.
- Trabajo aquí.
- ¿Cómo es que...? Sabes qué, no me importa. Solo cóbrame.
Por unos segundos, el moreno hizo su trabajo. Sin embargo, pronto volvió a hablar, en un tono que Lucy nunca había oído en él, pero del que ya estaba enterada: Confiado, mezquino y aunque no se notaba a primera vista, controlador.
- Oye, Lori -comenzó Bobby, metiendo las compras en una bolsa- ¿No querrás ir a tomar un café conmigo más tarde?
Lucy sintió como las llamas de la ira consumían cada partícula de su cuerpo. Ese idiota la había manipulado y engañado, ¿y ahora la invitaba a salir otra vez?
- Te botó, ¿eh? -dijo Lori, cruzando los brazos.
- Sí... Sólo fueron unas semanas, y ya me dejó...
- Pues lástima por ti. Y lo siento, pero ya tengo planes con mi familia.
- ¿Mañana entonces? ¿O algún otro día? -perseveró Bobby.
- No volveré a ir a ningún lado contigo, a menos que sea a tu propio funeral -contestó Lori en un amenazante susurro.
Bobby se puso furioso.
- ¡No me hables como si yo tuviera la culpa de todo! ¿No ves que yo también tuve que sufrir? ¡No he dejado de pensar en ti desde que nos separamos! Dame una segunda oportunidad, por favor.
Lucy sintió como la seguridad de Lori flaqueaba, cuya voluntad cedía ligeramente.
- Lo pensaré -dijo a modo de respuesta Lori, sin mirar a Bobby a los ojos.
Cuando caminó fuera de la tienda, las demás la siguieron, evitando mirar a Bobby. Leni tomó las compras de su hermana, y se apresuró a alcanzarla.
- No creo que sea una buena idea, Lori -susurró Leni.
Lori no respondió.
- Lori, estoy segura de que hay algo detrás de todo esto. No creo que te haya encontrado solo para "recuperarte" -enfatizó Lucy.
Silencio.
- ¿Estás bien, Lori? -preguntó Leni.
Sin darse cuenta, las tres habían llegado al coche, donde entraron y se sentaron. Y sin previo aviso, Lori rompió a llorar.
- ¿Por qué? ¿Por qué ahora? Ya que lo empezaba a olvidar. Se suponía que estaba fuera de la ciudad. ¿Qué hace de nuevo en este lugar? -sollozó la mayor de las Veral.
Leni se adelantó, siempre tan tierna con los demás.
- No pasa nada, hermanita -la abrazó- Estoy segura de que sabrás qué hacer. Tienes un corazón más grande de lo que piensas, y tu fortaleza saldrá a la luz.
Lori sonrió un poco.
- Gracias, Leni. Tú siempre sabes qué decir -sollozó Lori, algo más calmada. Abrazó a a su hermana.
Leni le devolvió con fuerzas el abrazo. Lori se tomó algo de tiempo, pero para cuando llegaron las demás con sus compras, por fin se recuperó del shock, y supo qué hacer.
- Gracias, Leni. Y tú también Lucy. Iré a hablar con él uno de estos días.
- ¿Eh? -dijeron Leni y Lucy al unísono, confundidas.
- No se preocupen, tengo un plan Y créanme... Bobby lo va a lamentar.
Después, las dos mayores volvieron a poner su atención en las ropas, la mayoría de las cuales las había recomendado Leni. Lucy estaba muy contenta con lo que eligió, pero se dio cuenta de que sus ojos ocultos arruinaban un poco el efecto que podían tener las ropas. Se acordó del broche que le dio Lincoln, y se sonrojó al pensar lo que él diría se se lo ponía.
- Uh, Lucy, ¿por qué esa cara? -preguntó Lori repentinamente, con una sonrisa melosa en su rostro.
- ¿De qué hablas? -preguntó Lucy, pero incluso en su propia voz oyó un tono de nerviosismo.
- Conozco esa mirada. Te preocupas por cómo te verías con ropa linda. Y como no te había importado antes tu aspecto... Me atrevería a decir: ¿un chico?
- Claro que no -respondió Lucy, tal vez muy rápidamente. Le dio miedo la certeza de las palabras de su hermana mayor.
Lori supo que había dado en el clavo.
- Sí, lo que tú digas -rió Lori, divertida.
Lucy se sonrojó, algo que casi nunca le había pasado.
Después de esperar un poco, su madre, Lily y las gemelas terminaron de acomodar todas sus compras, con lo que estuvieron listos y se fueron a su casa.
Pasados unos días, Lori por fin le dijo a Bobby que salieran. Esto preocupó a sus hermanas, pero Lori las tranquilizó.
- Esto les va a sonar raro, chicas -comenzó Lori- pero les daré permiso para que me espíen.
- ¡¿Cómo?! -gritaron todas.
- Mi sueño hecho realidad -suspiró Lola.
- Jajaja, lo sé. Sin embargo, no se emocionen tanto. Solo es para que no me pregunten cómo me fue, ya que lo verán con sus propios ojos.
Las chicas se miraron asombradas, pero como era una oportunidad prácticamente única en la vida, no tardaron en aceptar.
Se arreglaron para ir, y se encontraron con Lori usando uno de los vestidos que había comprado. Se veía realmente espectacular, aunque seguían sin saber cual era su plan. No tardaron en acomodarse todas en el carro, preguntándose qué rayos iba a pasar. Lori se detuvo en el café acordado, y les dio algo de tiempo a las demás para que se pusieran en posición. Lori había hecho lo correcto en elegir un café con espacios abiertos al aire libre, de ese modo la gente se podía enterar hasta de lo que no quería saber.
Bobby ya había llegado, y la esperaba. Las demás se escondieron cerca, y fue así como el latino nunca las vio.
La "cita" salió de forma normal, excepto que Bobby ya no lucía tan tímido o algo infantil como antes; ya era seguro de sí mismo, al punto de resultar agresivo. A ninguna le gustó eso. Pero Lori seguía igual. Los dos hablaron por un rato, aunque Bobby se esforzaba en realzar las cosas que él hacía, en lo bueno que era, y en lo mucho que extrañaba a Lori. Lentamente fueron acercándose al tema del que Lori quería hablar.
- ¿Entonces, por qué volviste a Royal Woods? -preguntó Lori, casualmente.
- Oh, es que mi hermana quiere ver a un chico, el ex de mi hermana. Según este chico, mi hermana era muy agresiva, así que ella va a enmendar las cosas para volver con él -dijo Bobby, sin darle mucha importancia.
- Y tú viniste con ella.
- Ajá -contestó Bobby, cruzando la pierna, y tomando de su bebida- Bueno, Lori, creo que ya es tiempo de que volvamos, ¿no crees?
- No lo sé, tú eres el que tuvo esta idea -dijo Lori, haciéndose la inocente.
- Lo sé, pero es que he estado esforzándome por encontrarte, y ya que por fin lo hice...
- ¿Y Carol? -preguntó repentinamente Lori.
Bobby se calló, enmudecido y borrando su sonrisa jocosa.
- ¿Qué pasa con ella? -preguntó al fin.
- Tú sabes que es lo que pasa con ella -dijo Lori, muy tranquila.
- Si te refieres a porqué corté con ella, ya te lo dije: ella se cansó de mi, y me tuve que ir.
- Ah, entonces, ¿qué es esto?
Lori levantó su celular. Bobby se fijó en él, y sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando vio una foto. Una foto en la que aparecía Carol, lastimada, con raspones y moretones.
- ¿Para eso me querías, Bobby? ¿Para golpearme si estoy en desacuerdo contigo? No puedes esperar que haga todo lo que se te antoje cuando quieras. No quieres una mujer, quieres una esclava -soltó Lori, abandonando por fin su amabilidad.
- ¿Cómo sabes de eso? -gruñó Bobby, apretando los dientes y los puños, tratando de ocultar inútilmente su ira.
- Bueno, en realidad me dio curiosidad que vinieras aquí sin ella, así que quise saber qué le pasó a Carol en realidad. Cual fue mi sorpresa cuando supe que la tenías secuestrada. Resultó que pudo escapar gracias a su madre, quien fue la que la rescató al final. Carol me habló después y me contó todo esto, ya que yo soy la persona más cercana entre ella y tú, advirtiendo de lo que eres capaz de hacer. Por suerte, ella ya está mucho más recuperada, y el miedo que ella siente es por lo que le puedes hacer a otras inocentes, no de tu persona.
- Y para que sepas -dijo una voz detrás de ellos- Ya llamé a la policía. Vienen para acá. Vas a caer Santiago, y nadie saldrá a rescatarte, ni siquiera tu familia ahora que saben lo que hiciste.
La anterior víctima del latino, Carol, se acercaba, con una mirada algo más vacía de lo normal, pero firme.
- Se te acusa de secuestro, manipulación, abusos, y uso de la fuerza contra otro ciudadano. Así que... Creo que no te veremos en un tiempo, Bobby Santiago.
- ...Esto no se quedará así -dijo Bobby, levantándose e intentando golpearlas, pero la policía ya estaba preparada para tales circunstancias, por lo que lo detuvieron en el acto.
- Te espera una estancia larga en la cárcel, no tengas la menor duda -le advirtió uno de los policías, esposándolo y tapándolo la boca para que no dijera nada. La justicia se llevó al moreno sin muchos problemas.
Lori tomó a Carol de los hombros, abrazándola.
- Ya por fin nos deshicimos de ese tonto.
- Sí, ya estaré más tranquila. Por suerte no me retuvo mucho tiempo. Mi madre me encontró muy pronto.
Las hermanas Veral se alegraron por Lori, acercándose a ella, y felicitándola por el éxito de su plan. Se reunieron con Carol y su familia para celebrarlo, y cuando terminaron, Carol estaba mucho más contenta.
Lo que ninguna de ellas sabía, era que Bobby no simplemente quería amenazarlas sin más. Bobby miraba entre los barrotes de su celda, con una mirada iracunda.
- No sabes en qué problema te has metido Lori Veral. Te obtendré aunque sea lo último que haga. Me ayudarás, ¿no es así... Ronnie Anne?
- Por supuesto, hermano -respondió la ex-novia de Lincoln, con una sonrisa malvada.
Era cierto que ninguno de los dos pensaba tener que recurrir al plan B para obtener lo que querían... Pero eso no los iba a detener, y menos cuando casi toda la operación estaba marchando sobre ruedas.
