**Todos los personajes de Ranma 1/2 son propiedad de Rumiko Takahashi, esta historia fue escrita con fines de entretenimiento***

~ º º ~

"Pon atención,

pues la mentira y la traición, suelen

caminar unidas"

Anónimo

~ º º ~

—Buenas noches—dijo Ranma desde el umbral de la puerta.

La sala de estar estaba en silencio, Ranma miró el reloj que colgaba de la pared y vio que marcaban las diez treinta. Su última clase se había prolongado más de lo habitual y por lo visto el resto de la familia cenó sin él. Subió las escaleras y caminó hacia su habitación, de pronto recordó que su lugar ahora estaba con su esposa; se dirigió al ático y al entrar se sorprendió de lo ordenado que estaba el lugar.

— ¡Vaya!, hiciste un buen trabajo Akane.

—Gracias, aunque no hubiera podido sin la ayuda de mi papá —admitió Akane sirviendo un tazón de ramen.

— ¿Tú lo cocinaste? —preguntó Ranma, preocupado.

—No, te guardé tu cena. Pensé que sería buena idea cenar aquí arriba —dijo Akane, irritada.

—Gracias, Akane.

Ranma ocupó su lugar en la pequeña mesa de roble antiguo. Miró de nuevo el lugar y notó que necesitaba muchas mejoras; reparar el agujero del techo, pulir un poco el piso, cambiar las cortinas de las ventanas, entre otras cosas. Miró a Akane poniendo los platos sobre la bandeja vestida con un delantal blanco y pensó que ella merecía más que vivir en un viejo ático.

— ¿Qué tal tu día? —inquirió Akane colocando los platos sobre la mesa.

—Sin novedades —respondió Ranma antes de dar un sorbo a su vaso de té—. ¿Y qué hay de ti?

—No mucho, después de limpiar el ático me puse al día con algunos asuntos de la escuela —replicó Akane.

—Akane… lo he pensado mucho y creo que debería conseguir un trabajo —dijo Ranma, en tono serio.

— ¿Un trabajo? , ¿Y qué va a pasar con la escuela de artes marciales Tendo? , ¿Acaso piensas abandonarla? —inquirió Akane, intrigada.

—Puedo entrenar por las noches para no perder la forma y tu padre se haría cargo de los alumnos por la mañana —Ranma comió un bocado de su plato y continuó: —ya lo tengo todo pensado.

— ¿Y en dónde piensas trabajar? —preguntó Akane, seria.

Ranma se quedó en silencio. No podía hablarle de la propuesta que Shampoo le hizo acerca de trabajar en su local.

—Comenzaré a buscar algo mañana —respondió, nervioso.

— ¿Por qué la urgencia de conseguir un trabajo? , ¿Es por lo de nuestro matrimonio? —lo interrogó Akane —. No tienes obligación ninguna conmigo, si estamos casados es por capricho de mi padre. No tienes que renunciar a tu vida antes de todo esto.

Ranma sintió una punzada de dolor atravesando su pecho. Era obvio que Akane no pensaba lo mismo que él acerca del matrimonio, capricho o no, debía responder como hombre y un ático destartalado no era un buen lugar para comenzar un hogar.

—Quiero conseguir dinero extra, es todo —respondió.

— ¿Para qué necesitas ese dinero?

—Haces muchas preguntas, Akane —replicó Ranma, de mala gana.

Akane se quedó en silencio. Ranma siguió comiendo sin decir nada. Si a ella no le importaba su matrimonio como a él, no tenía porque darle explicaciones de lo que hace o no con su vida, pensó. Miró a su esposa y notó que ésta miraba el plato de ramen sin probar bocado.

—Akane…

— ¿Por qué no vas a darte un baño?, seguro debes estar cansado—. Le sugirió Akane con una sonrisa forzada—. Yo prepararé la cama.

Ranma accedió y salió del ático hacia el baño. Bajo la regadera buscó las palabras exactas para disculparse con Akane, si bien le dolía el hecho de que no correspondiera sus sentimientos, Akane no tenía culpa de ello.

Se vistió y entró de nuevo al ático. Akane estaba sentada sobre el futón matrimonial, pensativa. El aroma a incienso de jazmín inundaba el ambiente y el sonido de las hojas de los árboles moviéndose con el viento apenas era perceptible. Ranma se sentó a su lado y dijo: —lamento haber sido grosero contigo.

—Olvídalo, tienes razón, hago muchas preguntas —murmuró Akane con tristeza.

—No es eso, es sólo que me gustaría mejorar este ático y necesito el dinero para hacerlo en menos tiempo —Ranma mintió.

—Entiendo, entonces yo también debería buscar un empleo —dijo Akane con vehemencia.

— ¡No! —Ranma la abrazó por los hombros—. Tú debes concentrarte en tus estudios, te falta muy poco para terminar la universidad.

—Si, pero no es justo que…

—Yo me encargaré de arreglar este lugar y de los gastos —Ranma la interrumpió.

—Está bien —Akane sonrió.

Akane se apoyó en su pecho y cerró los ojos. Ranma se deleitó con el suave perfume de su cabello. Le gustaba tenerla cerca y por un momento creer que podían ser una pareja de verdad.

.

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Akane miraba absorta a la ventana mientras la profesora daba los lineamientos de cómo calificaría su clase durante el curso. No podía creer que estuviera cursando ya el último semestre de universidad, parecía que fue ayer cuando llegó por primera vez a la Universidad de Musashi como estudiante de primer curso de la carrera de educación. Se sentía afortunada de que ningún estudiante de su antiguo instituto cursara asignaturas con ella, fue como un nuevo comienzo lejos de los días en dónde los chicos de peleaban por salir con ella y de los muchos problemas que tuvo por el hecho de ser la prometida de Ranma Saotome.

Cuando era niña su sueño siempre fue convertirse en artista marcial como su padre, sin embargo; con el tiempo se dio cuenta que las artes marciales a pesar de ser su vocación, no tenía la suficiente habilidad para dedicarse a ello de por vida. Buscó entre muchas opciones de profesión y se decidió por convertirse en profesora de escuela. Había logrado hacer algunas amigas y se dio cuenta que la universidad no era tan difícil como lo imaginó. Miró por un momento su sortija de matrimonio y se sintió aliviada de que nadie hiciera preguntas, no es que le avergonzara su unión con Ranma, es sólo que odiaba dar detalles sobre su vida privada.

La campana sonó, sacándola de su ensoñación. Tomó su bolso y se encaminó a la salida. Por suerte era la última clase del día, así que se despidió de sus amigas y tomó el camino a la parada del autobús. Corrió tan rápido como pudo pero por desgracia no pudo llegar a tiempo y el transporte ya había partido.

Decepcionada, decidió caminar a casa. Avanzó un par de calles cuando de pronto un local de comida japonesa llamó su atención, continuó su camino cuando de pronto escuchó una voz femenina gritar su nombre.

— ¡Akane!

— ¿Ukyo? —murmuró Akane, nerviosa. A estas alturas seguro que estaba enterada de su boda con Ranma y lo más probable es que la llamara para retar a un desafío.

Ukyo se acercó con una pala grande en la mano. Akane tomó la correa del bolso escolar con fuerza.

— ¿Podemos hablar, Akane? —inquirió Ukyo, en tono serio.

—Claro.

—Pero no aquí, vamos a mi negocio —sugirió Ukyo.

—De acuerdo —respondió Akane, intrigada.

Entraron al local, Akane se sorprendió que Ukyo cambiara de ubicación su negocio, el local era mucho más grande que el anterior por lo que la cantidad de clientes era mayor. La decoración era sencilla: muebles de madera rústica, cortinas blancas y piso de linóleo amarillo. Ukyo se puso frente a la plancha caliente, y comenzó a cocinar un Okonomiyaki. Las dos mujeres estaban en silencio, Akane temía que Ukyo hiciera algo para lastimarla.

—Luce muy bien —dijo Akane en un intento de romper la tensión.

—Aquí tienes —Ukyo le entregó el platillo.

—Gracias —Akane sonrió, nerviosa.

Ukyo sirvió dos vasos de té. Akane estaba indecisa en comer Okonomiyaki, a pesar de que éste despedía un olor delicioso.

—Anda, come no voy a envenenarte —dijo Ukyo, con sarcasmo.

Akane miró de nuevo el plato y notó que sobre el Okonomiyaki estaba escrita la palabra "tregua".

— ¿Qué quieres decir con tregua, Ukyo? —inquirió Akane, intrigada.

—Quiero decir que ya no pelearé más por Ranma —declaró Ukyo con pesar—. Shampoo me contó lo de la boda en el parque, al principio no lo podía creer y me enfadé mucho, pero sabes conozco a Ranma desde que éramos niños y de verdad deseo que sea feliz, quizá no pueda convertirme en su esposa, pero al menos quiero seguir siendo su amiga. Sé que él te ama, así que por mi está bien si ustedes dos están juntos.

—Ukyo… —murmuró Akane, sorprendida de que Ukyo tomara la noticia de manera muy civilizada.

—No tienes que disculparte, Akane. Fuiste muy buena rival, sólo quiero pedirte un favor —comentó Ukyo antes de dar un sorbo a su vaso de té.

—Dime.

—No vayas a envenenar a tu esposo con tu comida —Ukyo soltó una carcajada.

— ¡Qué pesada eres! —Akane rió.

Ukyo se retiró un momento para servir las órdenes de unos clientes. Akane comió el Okomiyaki, se deleitó con el sabor de la carne de cerdo asado y la salsa dulce. Se deprimió un poco ya que sus habilidades en la cocina no podían compararse con las de Ukyo. La miró atender a sus comensales y sintió admiración por ella, ya que sola y a tan corta edad abrió su propio negocio, convirtiéndose en una mujer independiente.

—Ella sin duda hubiera sido una mejor esposa —musitó Akane con amargura.

Ukyo volvió y puso el dinero de la cuenta en la caja. Akane comía sin dejarla de mirar por el rabillo del ojo. Era la primera vez que estaban en el mismo lugar sin pelear la una con la otra, lo cual resultaba extraño.

—Sé que no me consideras tu amiga y tal vez por ello no creas en nada de lo que voy a decirte —declaró Ukyo mientras comenzaba a cocinar una orden para un cliente—. Pero si me gustaría advertirte algo.

— ¿Sucede algo malo? —preguntó Akane, preocupada.

—Tal vez renuncié a Ranma, pero ninguna sortija de matrimonio va a detener a Shampoo. Debes tener cuidado con ella Akane si quieres que tu matrimonio perdure —le advirtió Ukyo.

— ¿Por qué lo dices? —inquirió Akane, con curiosidad. Era extraño que Ukyo se preocupara por su bienestar.

—Cuando Shampoo vino a buscarme para decirme lo de tu boda, estaba tan enfadada que no midió sus palabras y dijo que unos días antes de la boda usó un brebaje para enamorar a Ranma pero al parecer no funcionó ya que él terminó casado contigo —le confesó Ukyo—. Dice que quien debía ser su esposa era ella y no tú. Yo no creo mucho en la hechicería, pero recuerdo que mi padre decía que no existía ninguna pócima para enamorar a alguien, por lo que llegué a la conclusión de utilizó un veneno para controlarlo a su antojo, que por lo que veo salió muy mal.

Akane se quedó pensativa y recordó lo que Ranma le dijo acerca de que la noche que durmieron juntos, dijo sentirse muy mal y que no sabía lo que hacía por eso terminó en su alcoba.

—Entiendo.

—Debes tener cuidado, Akane. Shampoo está furiosa y va a intentar cualquier cosa para quitarte a tu marido.

—Lo sé. Nadie dijo que la vida sería fácil —dijo Akane con pesar.

—Sólo mantente alerta, es todo. Si Shampoo te da problemas y no puedes con ella, llámame y yo iré a darte una mano —la consoló Ukyo, tomando su mano.

—Gracias —Akane sonrió.

—De nada —Ukyo envolvió un Okonomiyaki de mariscos y se lo entregó a Akane—. Dale esto a Ranma de mi parte.

—Claro —Akane se levantó de la mesa y sacó dinero de su bolso.

—Guarda eso, la casa invita —dijo Ukyo.

—Tengo que irme. Muchas gracias por la comida y por el consejo.

Akane salió del local y tomó el camino a su casa. Durante el trayecto no dejó de pensar en las palabras de Ukyo, ahora todo tenía sentido, aunque siempre creyó en la inocencia de Ranma en el incidente de la alcoba, al menos ahora tenía una explicación. Sabía que Shampoo era una mujer peligrosa y no se detendría hasta conseguir lo que quiere, así que debería estar alerta.

.

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Ranma miraba el letrero del Cat Café con recelo desde el otro lado de la acera. Su búsqueda de empleo había terminado en un desastre; los horarios eran extensos y la paga muy reducida. Necesitaba tiempo libre para continuar con sus clases en el dojo Tendo para poder mantener dos empleos y reunir el dinero necesario para hacerse de su propio lugar junto con su esposa, así que no tuvo más remedio que buscar a Shampoo para aceptar su oferta de trabajo.

Cruzó la calle y entró al local. Había mucho movimiento, todas las mesas estaban llenas y en la barra una pila de cajas con pedidos de comida sin enviar. Shampoo salió de la cocina con una bandeja repleta de platos de ramen caliente y palitos de pan, al verlo ella casi deja caer los platillos. Se apresuró a atender a los comensales y se acercó a él.

Nihao Ranma, ¿qué te trae por aquí? —preguntó Shampoo, alegre.

—Shampoo, acepto la oferta que me hiciste acerca de trabajar en tu local —respondió Ranma.

— ¡Qué buena noticia! —Shampoo se abalanzó a los brazos de Ranma, pero éste de inmediato la hizo a un lado.

—Shampoo, no hagas eso —dijo Ranma de mala gana.

—Lo siento —Shampoo dio un paso atrás, avergonzada.

De pronto un objeto voló por el aire y Ranma lo atrapó sin problema. Lo extendió y se dio cuenta que era un mandil blanco.

—Dejen de charlar que tenemos que hacer muchas entregas aún —espetó la abuela Cologne desde la caja registradora.

—Ya escuchaste a mi abuela —Shampoo sonrió victoriosa—. Hoy es tu primer día.

—De acuerdo, por cierto, gracias Shampoo.

—De nada y bienvenido —Shampoo extendió la mano y Ranma la estrechó, amistoso.

Ranma se puso el mandil y comenzó a cargar la bicicleta con las cajas de los pedidos que debía entregar. Salió del Cat Café y empezó su recorrido, no era el trabajo de sus sueños ya que le gustaba más ser maestro en el dojo Tendo; se dijo a sí mismo que sería algo temporal. Pensó en Akane y un sentimiento de culpa lo invadió, no le gustaba la idea de tener que ocultarle acerca de su nuevo empleo, sin embargo; no sabía cómo tomaría la noticia.

—Tranquilo, sólo será por un tiempo, ella lo entenderá —murmuró y continuó pedaleando su bicicleta hacia la siguiente entrega.


Holi!

Muchas gracias por leer esta entrega. Agradezco infinitamente a KorivNuri por revisar este monton de ideas y darle luz verde al capítulo. Love u Mom!

Gracias a Alexandraaa417, Elisa LJ, KorivNuri, Niomei, Psicggg, Pandora0000, Wergar82, DULCECITO311, hinatacris, Bealtr, Benani0125, Trixie, Guest, Felicius, Guest, Ferchis-chan, James Birdsong, Guest, Wergar82, Bayby Face, Yancy, por sus comentarios. Ustedes y sus palabras me animan a continuar con este proyecto.

Les mando un abrazo enorme y nos vemos en la siguiente entrega.

Los quiero mil!