Conexión restablecida...
Capítulo 7
Mentir es una rara habilidad
-¡Aquí tienes, Número 5! –un exaltado 101 dijo, colocando el objeto en manos de la chica frente a él, sonriéndole con feliz ingenuidad-. ¡El módulo de puesta en servicio!
-Gracias, 101, es un placer verte.
Antes de que pudiera darse la vuelta para irse, el niño la sujetó de su manga, obligándola a mirarlo.
-¿Ya olvidaste nuestro trato? ¡Te doy este fragmento invaluable de historia, tú me das tu autógrafo, igualmente invaluable!
-Oh, Número 5 no lo ha olvidado. Aquí tienes.
Ella le firmó el cuaderno, utilizando un crayón rojo, ambos artículos de la propiedad del niño, quien saltó en pura alegría, agradeciéndole y despidiéndola.
-¡Suerte en tu investigación, Número 5!
-Sí, lo que sea.
La chica estaba abandonando las instalaciones del museo de la Base lunar, aquel sábado por la tarde, cuando su anfitrión volvió a llamar su atención.
-Hmm, si puedo preguntar, ¿para qué quieres esa cosa? Ya sé que es un artilugio invaluable en términos históricos, pero en serio, desde que Número 1 lo devolvió en esas condiciones, ya no sirve.
-Oh, pues... ¡Número 5 piensa investigar su historia... para... una misión ultrasecreta de la líder suprema!
-Oh, no hay problema. ¡Adiosito!
Una vez la afroamericana se hubo marchado, 101 se quedó contemplando el techo del museo, cavilando en algo.
-Qué raro. Usualmente la propia jefa suprema u 86 me avisarían si tuvieran que utilizar alguna de las reliquias. Pero bueno, ¿quién soy yo para entrometerme en la misión archi-súper-ultra-secreta de 5?
-Eso estuvo cerca, amiga –se dijo Abby para sí misma.
Más tarde ese día, y estando en su cuarto en la casa del árbol, se encontraba pensando en la manera más indirecta y convincente para pedirle al mecánico del equipo que intentara reparar el módulo de puesta en servicio. Obviamente, no podía decirle que era para recuperar la memoria de Cree. Aunque dudaba de que él la entregase sin más como traidora, podría entender que lo hiciera. ¡Pero vamos, ella no estaba traicionando a nadie! Simplemente le devolvería la memoria a su hermana, le daría un incentivo a 2 para su curiosidad ilimitada y, por último, ayudaría a Padre a redimirse.
Solo había algo que la incomodaba. ¿Cómo estaba tan seguro su mayor enemigo de que el módulo de puesta en servicio era la solución? Y, siendo como era un villano despiadado, ¿qué lo había motivado a tomar semejante decisión? ¿No amaba a los taraditos descerebrados que llamaba hijos? Bueno, amar no era la palabra exacta, pero bueno, ¡simplemente, no tenía ningún sentido!
Algo en todo esto le daba un sabor amargo en la boca del estómago, y por cada día que pasaba colaborando con el infame villano, sentía que daba un paso más en un camino de oscuridad del cual dudaba que hubiese retorno. El abismo en el que se hundía con el pasar de las horas sólo se hacía más profundo, y tenía la sensación de tener una garra invisible y mortal sujetándole el hombro. Esa garra, que podría ser su desconfianza o su miedo, a la vez la sostenía para que no se cayera en el abismo de una sola vez, a la vez la empujaba, poco a poco, hacia su interior. Era como si la invitara a mirar dentro, y ella, fascinada y horrorizada a la vez, no fuera capaz de apartar la mirada de aquella negrura inconmensurable.
-Deja de atormentarte, Abby, ¡no estás traicionando a nadie! –al colocar su mano sobre la máquina, esa sensación volvió a sacudirla, haciéndola temblar-. ¡Estás haciendo algo bueno! Tienes esto, ¿de acuerdo? Solo respira.
Se sentó en su cama, con el dispositivo a su lado, cerrando los ojos y respirando profundamente para calmarse.
Fue entonces que escuchó que la llamaban. Abriendo los ojos, se apresuró a guardar el artefacto roto bajo la cama, antes de abrirle la puerta a un Nemo sonriente.
-¡ya está! ¡El sistema de seguridad ahora es ciento por ciento seguro! ¿Quieres probar la computadora por mí?
-No hay problema.
Caminó hacia la sala principal, comprobando los sistemas meticulosamente. Todo parecía estar en orden.
Abrió su correo electrónico, uno privado y secreto, que había creado con el exclusivo propósito de utilizar con su nuevo aliado. Acababa de recibir un mensaje suyo. Adjunto, venía el plano que sus científicos adolescentes le habían dado para configurar la máquina que, una vez arreglada, debía ser reprogramada para desencantar a los niños malcriados, luego de devolverle los recuerdos a Cree.
No vio nada sospechoso, el dibujo semejaba el interior del módulo original, excepto que tenía algunos cables y ranuras que no existían en ella. La siguiente imagen, por otro lado, mostraba un borrador del producto final: el módulo de puesta en servicio se veía algo futurista. Lo único que le llamó la atención fue que el científico del villano, en un descuido, había dibujado la manivela en el lado opuesto de la máquina original.
-¿Qué es eso? –la voz del piloto la sobresaltó, y Abby cerró la sesión a toda velocidad, mirándolo con nerviosismo-. ¿Está todo bien?
-¡Oh, es perfecto, Número 2!
El chico asintió, con una gran sonrisa adornando su rostro.
-Supongo que eso es todo por hoy.
-Eh, espera, Número 2.
Guiándolo hacia su habitación, lo dejó en el umbral, corriendo al interior y sacando el módulo de su escondite.
-¿podrías venir aquí? Hay algo que necesito que veas.
En cuanto los ojos del aviador reconocieron lo que ella estaba sosteniendo, su boca cayó al suelo, y sus ojos brillaron a través de sus anteojos.
-¿Eso es lo que creo que es? Abby, ¿es el módulo de puesta en servicio?
-Pues... sí.
-pero creí... creí que se rompió durante la operación CERO. ¿Por qué me lo estás mostrando? No querrás que yo...
Ante el asentimiento de la chica, la mandíbula del niño volvió a caer, antes de que él dijera:
-Pero 5, ¿eso no sería ilegal?
-¿Por qué lo sería? ¡Estarías reparando el artefacto más importante de la historia de KND!
-¿Tienes la autorización para esto? Quiero decir, ¿no se enfadará 362 si se entera que lo tenemos?
Abby se estremeció. ¡Oh, maldición! Esto no sería nada fácil.
-No te preocupes, nene. –ella le sonrió, sin poder ocultar su nerviosismo-. ¡Número 5 ya lo ha resuelto todo! ¡Solo tienes que sentarte y trabajar con esta cosa!
-Dos cosas, Abby. –EL chico, suspirando, se acercó hasta estar al otro lado de la cama-. Uno, incluso yo sé que, tras la partida de Número 1, 362 tendría que estar loca para autorizar a nadie a llevarse algo así de peligroso del museo. Y dos, no es por entrometerme, pero ¿por qué querrías que arreglara el módulo? Ambos sabemos que Cree...
"Aquí vamos, Número 5", se dijo para sí misma.
Respiró hondo, antes de explicar:
-¡esto no tiene nada que ver con Cree! –levantó las manos en el aire, mientras dejaba caer el artilugio en la cama entre ambos-. Esto...
-Abby, ambos sabemos que no has sido la misma desde el desmantelamiento de tu hermana. Quiero decir, si yo tuviera un hermano mayor malvado y de pronto me dijeran que será dado de baja, también me alteraría. Pero mira, vamos a conversar sobre esto, ¿sí? Llamar 4, y podemos...
-¡No! ¡No es necesario! ¿Acaso me crees capaz de repetir la historia? ¿crees que yo sería capaz de traicionar a Los Chicos del Barrio?
-¡Yo nunca dije eso! Pero oye, entiendo que estés algo... perdida. Primero, Número 1 se va al espacio, dejándote a ti a cargo; ahora, tu hermana es dada de baja. Sí, sé que nada de esto debe ser fácil. Dios mío, a pesar del tiempo, sigo extrañando al calvo y mira, no te ofendas, sé cuánto puede doler. Pero podemos hablar de esto. Todos juntos. ¿Está bien?
Tenía que pensar en algo bueno, y pronto. Si no, las cosas acabarían de salirse de control. Ya habían comenzado a salirse de control, solo bastaría una palabra equivocada, un gesto brusco, y él se daría cuenta. Y eso era lo que menos necesitaba ahora. Sí, sabía cuánto se preocupaba por ella; eso solo hacía que toda la red de mentiras fuera más dolorosa.
-¡Solo escúchame! –ella lo detuvo, indicándole que se sentara; él obedeció, y ella se sentó a su lado-. ¿Qué pasaría si... qué pasaría si Padre deseara vengarse por la última vez?
-Uh, no dudo que debe estar planeando una forma retorcida y espeluznante de hacerlo. Solo que su preocupación inmediata estará puesta en Nigel, ¿no crees?
-¡Solo digo! Imagina. Imagina, si Padre se volviera completamente loco. Imagina que, en su desesperación por no poder encontrar a los tarados de la otra cuadra, furioso por su pipa desaparecida, y siendo el sector que más detesta, intenta algo horrible. Y que, bueno, no sé, ¡que de repente comienza a secuestrar niños en masa y deleitarlos!
-¡Oh, no! ¡Eso sería horrible! ¿Qué haremos, Número 5? Espera, ¿quién más sabe sobre esto? ¿86? ¿65.3? ¡Tenemos que hacer algo!
-ya, ya, nene, cálmate. –ella le colocó un dedo en los labios, deteniendo su diatriba-. No comiences a convertirte en el doble de Número 1, ¿de acuerdo? Solo sugerí que es una posibilidad, nada indica que vaya a suceder pronto. Pero bueno, Número 5 cree que deberíamos estar preparados para cualquier cosa.
-¿Y qué tiene que ver el módulo de puesta en servicio con todo esto?
-¿Recuerdas cuando Chad nos traiciono? ¿Borrándonos la memoria e intentando arrojar la Base lunar al sol? –lo miró, crípticamente-. Si no fuera por Número 1, que por algún raro milagro escapó del escuadrón de desmantelamiento antes de que él también fuera atrapado, hoy no estaríamos aquí.
-¿Qué estás sugiriendo?
-Nigel ya no está aquí. Si Chad o Padre, o cualquier otro villano lo suficientemente inteligente para planear algo así de horrible se presentara, ¿qué les impediría realizar sus viles propósitos? Entonces pensé, ¿por qué no recuperar este cacharro –señaló el artefacto en la cama-, arreglarlo y, no sé, utilizarlo para crear alguna clase de defensa mental contra algo así?
-¿Una defensa contra el desmantelamiento? ¿O contra el deleite?
-¡Contra el deleite, por supuesto! Y bien, ¿qué piensas?
-¡Es una gran idea! ¿Cómo no se me ocurrió a mí? Cuenta conmigo, Número 5, ¡puedo hacerlo!
-No dudaría de ti ni por un segundo.
Cuando 2 fue a llevarse el módulo, Abby le arrojó dos hojas enormes, recién impresas en la computadora central. Contenían copias de los prototipos de la máquina con las modificaciones de Padre.
-Ah, una cosa más, Número 2. Ten esto. Los científicos de la Base lunar le dieron estos... diseños experimentales a 101 para su... prueba. ¿Crees que te puedan ser de alguna utilidad?
-Claro. Hmm, me pregunto de quién será el diseño. ¿2por4? ¿11000? ¡Ah, no importa! ¡en eso estaré, Número 5!
Y con eso dicho, salió corriendo hacia su habitación, máquina y planos en ambas manos.
Solo cuando sus pasos hacía mucho que se habían alejado, Abby se permitió suspirar de alivio.
-Un momento. ¡Olvidé decirle que es un secreto! Solo espero que ni 3 ni 4 se enteren, solo complicarían todo innecesariamente.
-¡No te acerques más, asquerosa adolescente!
-¡Solo intento devolverte tus cosas! Uh, qué groseros son los niños de hoy en día.
3 y 4 estaban a punto de regresar a la case del árbol, justo cuando se toparon con nada más y nada menos que Cree, a la salida del supermercado. Ambos niños se habían puesto a pelear por la caja de cereal, acabando por tirarla al suelo. Afortunadamente, seguía intacta, pero se habría roto, aplastada por la gente que pasaba a su lado, si la adolescente no hubiera intervenido en ese mismo momento, saliendo del local y arrodillándose a toda velocidad para recuperar el artículo.
-¡Walli, detente! –Kuki intentó frenar el impulso de su mejor amigo, en vano.
-¿Qué estás haciendo? ¡ningún asqueroso adolescente se robará mi comida! ¡Ni mucho menos ella!
-¡Walli, esa asquerosa adolescente no nos conoce! ¡Así que toma el cereal y discúlpate!
-¡No lo haré!
-¡Sí, sí lo harás!
-¡Que no!
-¡Sí, lo harás!
-¡Lelo lelo, no puedo oírte!
-¡Si no te disculpas, se lo contaré a Número 5!
-Oigan, no podría importarme menos sus discusiones infantiles, pero en serio, ¿quieren el cereal o no? Tengo que estar en otra parte.
-¡No lo harías!
-¡Claro que sí!
Resignado, el australiano recibió la caja de manos de una de sus –antiguas- peores archienemigas.
-Lo siento.
Cree le sonrió, antes de volver a levantarse y caminar en dirección a la calle.
-No se lo hubieras dicho a Abby, ¿verdad?
Cuando la japonesa iba a responder, repentinamente Cree se dio la vuelta, mirándolos con asombro.
-Un momento, ¿son amigos de mi hermanita? ¡Ah, mándenles mis saludos! ¡Fue un placer conocerlos!
Kuki sonrió, despidiéndola con la mano, gesto que la adolescente imitó antes de correr en la dirección contraria.
-¿Lo ves? ¿Eso fue tan difícil?
-Ni te lo imaginas.
-Walli, ¿no te das cuenta? ¡ya no es la villana que conocíamos! ¿Por qué no puedes darle una oportunidad?
-¿Y por qué debería? Aunque ya no sea una ninja adolescente, eso no la hace menos peligrosa. ¿Qué pasa si ellos la reclutan de nuevo y la maldita cosa comienza otra vez?
-Bueno, no lo sé.
-Si Número 1 estuviera aquí, me daría la razón.
-Eso no lo sabemos. Uh, ¿qué te pasa?
-¡No lo entiendo! ¿No viste a Número 5 los últimos días? ¡Simplemente no es ella misma! Cuando no estamos en una misión, se la pasa todo el día en su cuarto, sin hablar con nadie, ni siquiera con Número 2.
-Bueno, el otro día en la escuela, quise prestarle mi Simio Arco iris Te Hago Muy Feliz, y bueno... ¿de la nada, saltó y me gritó! ¡Dijo algunas cosas horribles!
-¿Eso es cierto? ¿Ay, Koocs, no tenía idea! ¿Qué te dijo?
-¡dijo que era un bebé por jugar con peluches tan estúpidos! –Kuki luchó contra las lágrimas que querían comenzar a derramarse por su cara-. ¡Dijo que, si volvía a molestarla con algo tan tonto, nunca más volvería a hablarme! ¡Walli, tienes razón! ¿Cómo no me di cuenta antes? ¡Estoy muy asustada!
-ya, ya, no te preocupes. No lo debe haber pensado. Seguro que tuvo alguna pelea con su hermana y...
-Después, durante el recreo, se disculpó, pero me dejó muy asustada. ¡Nunca le había tenido tanto miedo a una persona! ¡Ella es mi mejor amiga! ¡Y... y solo quiero que se sienta mejor!
-¿Tienes miedo de ella o por ella? No te entiendo.
-¡No lo sé! ¿Qué vamos a hacer? Quiero decir, yo también estaría muy deprimida y enojada si mi hermanita fuera humillada públicamente antes de que le borraran la memoria, pero ya sabes, Mushi no se unirá jamás al KND. ¿Qué harías tú, Walli?
-Pues, pues...
Esta vez, el chico australiano tuvo que pensar profundamente. ¿Qué haría él? Era cierto que su hermano pequeño podía llegar a ser muy molesto, pero vamos, ¡era Joey, su hermano! Si llegara el caso de que, en un futuro no muy lejano, con él como un estúpido adolescente sin sus recuerdos como Número 4, y Joey como un agente de la nueva generación de Los Chicos del Barrio, y por alguna extraña y desafortunada coincidencia, acabaran teniendo que enfrentarse... ¿Qué haría él? ¿Qué podría hacer contra semejante posibilidad, de todos modos?
-Bueno, no estoy seguro. –se rascó la cabeza, pensativo-. Si se estuviera uniendo a nuestro equipo, y si cometiera alguna tontería, y bueno, no digo nada, pero si, digamos, acabara enfureciendo a alguien importante en el KND... Y bueno... si 362 decidiera que lo mejor era destituirlo, ¿qué podría hacer yo? –se encogió de hombros, con la mirada gacha-. Kuki, los dos sabemos que nadie puede evitar el desmantelamiento. A menos que quieras ser considerado un traidor y entonces, tanto mi hermanito y yo acabaríamos siendo destituidos.
-¿no digas eso, Walli! ¿Qué quedaría para mí en el Sector V si algo tan horrible te pasara?
-Oye, solo es una teoría. Uf, detesto pensar tanto. En fin, hay otra opción más simple. Joey volviendo a ser mi inconsciente y tonto hermanito, conmigo como su mayor ídolo y modelo a seguir en la vida, sin tener idea alguna del KND. Seguiría siendo el favorito de la familia, por lo que apoyo no le faltaría.
-¿Y si la situación fuera a la inversa?
-A ver... Bueno, supongo que las cosas serían muy diferentes. –Se cruzó de brazos, mientras emprendían el regreso a la casa del árbol-. Pero una de dos: o mi hermanito me golpearía rápidamente para dejarme inconsciente y evitar que su equipo me volviera un lío sangriento, o me golpearía de todos modos, con furia y todo eso. Ya sabes, podría acabar heredando la fuerza de su hermano mayor.
-Solo espero que eso no incluya heredar su estupidez –dijo su amiga por lo bajo.
-Bueno, de todos modos, es muy probable que mi hermanito, se una o no al KND, acabe por hacerme a un lado y yo termine como un adolescente estúpido. Quiero decir, podría terminar como Tomy, y ser parte de todo esto sin tener que ser un agente oficial. ¡Uh, me duele la cabeza!
-Waw, ¿todo eso salió de tu mente? ¡Qué genialidad!
-Si tú lo dices... Podemos dejar este ridículo asunto a un lado y divertirnos? Estoy seguro de que 2 no soporta que lo haya derrotado en su juego favorito.
Y no mentía. Al llegar a la base, ambos niños se enfrentaron en una clásica carrera de velocidad, mientras Kuki se dirigía a llenar el área de suministros.
Cuando iba caminando de regreso a su cuarto, se lo pensó mejor, y acabó por visitar a su actual líder.
Cuando la buscó en su habitación, descubrió que no estaba allí. Así que optó por buscarla en la sala principal.
Abby parecía estar bastante animada, enviando un par de archivos de las últimas misiones al Comando Global.
-¡Hola, Abby! ¿Te molesta si me quedo aquí?
-hola, Número 3, no hay problema.
Kuki se acomodó en una silla del fondo, procurando no hacer demasiado ruido. Dos minutos después, se animó a intentar iniciar una conversación.
-¿está todo bien, Número 5?
-¡Oh, perfecto! ¿Por qué la preocupación, 3?
-Solo digo... Es que recién, de camino aquí, Walli y yo nos encontramos con tu hermana.
-¿En serio?
AL oír semejante cosa, la afroamericana apagó la computadora, girándose en su silla para mirarla directamente. Solo cuando la japonesa descubrió que no llevaba las preciadas gafas de su anterior líder de sector, y notó las ojeras en los ojos de su amiga, ella comenzó a preocuparse.
-Bueno, sí. –Pensó en si debería contarle el incidente a la salida del supermercado, optando por omitirlo-. Nos dijo que te mandaba sus saludos. ¿Abby?
-¿Qué pasa, Kuki? Si es por lo del otro día, mira, estaba teniendo un mal día, ¿de acuerdo? Sabes que no pretendía...
-Abby, sé que todo esto es duro. Primero Número 1, y ahora esto. Solo quiero que sepas que estamos aquí por si necesitas decir algo. Yo estoy aquí.
Abby tembló internamente, sintiéndose ahora verdaderamente mal del estómago por ocultarle a su equipo su colaboración con su peor enemigo. Pero claro, ¿qué pensarían ellos? Probablemente le dirían que había perdido la cabeza, y la llevarían con 362. No para proponer que la desmantelaran, ¿cierto?
-Estoy bien, kuki. No tienes de qué preocuparte. Solo ve y diviértete. No tenemos ninguna misión hasta el martes.
-entonces, ¿por qué tienes esas ojeras? ¿Tuviste alguna pesadilla?
-Número 3, son más de las siete de la tarde.
-¿No duermes la siesta?
Abby suspiró, en evidencia.
-OK, ¿quieres saberlo?
La japonesa asintió, mientras acercaba su silla al escritorio, dispuesta a escucharla.
"Ay, Kuki, ¿por qué me haces esto? Intento apartarlos, convencerlos de que todo anda bien, y tú vienes a mí y te preocupas. Como Número 2 esta misma mañana. ¿Por qué quieres que me sienta aún más culpable? ¿Soy una líder terrible?"
-¡Claro que no, amiga! –solo entonces la afroamericana se dio cuenta de que había dicho lo último en voz alta-. Solo necesitas tiempo. Además, es pronto para angustiarse, ¿no crees?
-Es cierto. Quiero decir, falta todo un año para que cumpla los trece. Eso no es lo que me preocupa. Hmm, ¿Kuki? Si te cuento un secreto, ¿prometes guardármelo?
-¡Lo prometo! Bueno, lo compartiré con mi Simio Arco iris de la Amistad. ¡pero con nadie más! ¿Lo juro!
Para sellar su promesa, ambas niñas se dieron el penique con saliva, mientras compartían una mirada de complicidad.
-Hmm, ¿esto es sobre tu enamoramiento secreto?
-Oh, no. –Abby se rió, divertida por las ocurrencias de su amiga, antes de agregar, con seriedad-: ¿Quieres saber por qué no me preocupa mi treceavo cumpleaños?
-No lo sé. ¿Por qué?
-¿recuerdas a Mauricio, el antiguo Número 9? –ante el asentimiento de la japonesa, ella continuó-. ¿Y recuerdas lo frustrada que estaba en mi cumpleaños? Era porque me aterraba saber que él se convertiría en un adolescente y nos olvidaría a todos irremediablemente. Pero ¿sabes qué? Bueno, cuando mi hermana comenzó a planear algo horrible, yo estaba monitoreando a Mauricio. Sí, sé que eso está prohibido. ¡Pero tenía que hacerlo! ¿Qué hubiera hecho si los Ninjas trataran de reclutarlo? En fin, mi hermana me infectó con la varicela, y obligué a unos estúpidos adolescentes a que me dijeran dónde estaba Cree.
-¿Y fuiste a buscarla? ¿Tú sola, sin apoyo alguno? ¿Abby, podrían haberte lastimado!
-¡Lo sé, era una trampa! En fin, adivina qué pasó cuando la encontré junto con Mauricio.
-Hmm, imagino que debe haber sido devastador.
-Bueno, puede ser. Estuve a punto de renunciar, mi hermana me había vencido y no había nada más que pudiera hacer. Fue entonces cuando la isla de la varicela tembló, y mi hermana salió corriendo, sabiendo que estábamos a punto de volar por los aires. ¡Mauricio había encontrado el botón para la autodestrucción! ¿Me salvó y acabó con la fuente de la varicela! ¡Cumplió con su principal misión como agente de nuestro equipo!
-¿Eso es increíble! Pero espera, entonces ¿él te recordaba? ¿Recordaba al KND? ¿cómo?
-me contó el mismo secreto que yo voy a contarte a ti. Al parecer, no todos los agentes son dados de baja una vez cumplen los trece años. Los mejores son elegidos para mantener sus recuerdos, y unirse al TND, Los Adolescentes del Barrio.
-¿Y crees que nosotros podríamos formar parte de eso? ¡Sería tan genial! ¡podríamos conservar nuestros recuerdos!
-¡Kuki, shh! Es un secreto, ¿recuerdas? Nadie puede saberlo.
-OK. Un secreto. ¡Oh, qué emoción!
La japonesa envolvió a su amiga en un fuerte abrazo, antes de correr a su habitación, dando saltitos de alegría.
-¡Tengo que contárselo a mi Simio Arco iris!
-Uh, al menos no tuve que mentir esta vez.
Fue solo gracias a la repentina inyección de alegría por el secreto que ahora ambas compartían, que una leve sonrisa se posó en los labios de la Número 5 del equipo.
No acabaría con la culpa, pero al menos la disiparía por un par de horas.
Transmisión interrumpida...
