Nada de Katekyo Himan Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.
Behind Golden Eyes
Capítulo 7
-… un problema y lo sabes. – Rodo los ojos, queriendo simplemente sacar a los inútiles que no sabían hacer nada más productivo que hablar y hablar…
Xanxus, porque así se llamaba el hombre según tenía entendido, siguió bebiendo tranquilamente su licor. De hecho, dejo a los hombres hablar y hablar, para gran molestia de ella, sin siquiera darles una mirada. Lo mismo con los otros dos humanos que estaban allí. Nadie les dio atención a los quejosos, no hasta que el vaso fue dejado en la mesa con molestia, vacío de todo contenido.
- Escúchenme muy bien basuras, porque solo lo diré una vez. – Resoplo y se rio entre dientes ante el terror de los pobres diablos al verse apuntados con pistolas, cuchillos, y una espada al cuello. – Tocan un pelo de esos animales, y morirán. – Bajando las pistolas y dándoles toda la atención necesaria a los idiotas, es decir: ninguna, aclaro: - Si quieren tocar una de las pocas cosas que el difunto Decimo dejo, adelante, solo asegúrense de tener su tumba hecha con antelación. – Ah sí, los humanos eran raros en eso. En lugar de dejar los cuerpos por ahí o comérselos, desperdiciaban la carne.
Los humanos eran horribles en ese sentido, horribles criaturas. Por más que su cachorro intentara explicarle que era mayormente cosa de respeto al muerto, o una tradición que llevaba mucho tiempo ocurriendo, o simplemente una forma de limpiar el desastre, seguía siendo un desperdicio. Muchos podían beneficiarse de esa carne, como ella por ejemplo.
Suponía que no podía decirle nada, era cosa humana, y aun así su cachorro compartía esas presas con ella y los otros seres inferiores que mantenía de vez en cuando. No todo lo desperdiciaba, aunque estaba bastante segura de que ningún otro humano aprobaría tal cosa o lo entendería.
Saber que su cachorrito la enterraría cuando su vida acabara era tanto confuso como encantador. Confuso, porque no tenía nada practico hacer tal cosa. Encantador, porque sabía que para su cachorro un lugar de descanso era importante, al menos a quienes quería darles uno de verdad. Nadie tendría el placer de devorar su carne, para bien o para mal.
- Pueden largarse-¡Bam!
- "¡No puedes entrar así a cualquier lado Tsu!" – Ah. Aquí venia el idiota león. ¿Había dicho Tsu? – "A quien engaño, nadie te va a decir nada incluso si ya no eres el due-¡mi cola!, ¡mi cola!" – Se rio con ganas ante los lloriqueos de Natsu. Dios, su cachorrito era una ternura.
- My, my, miren a quien tenemos aquí… - Una sonrisa enorme, cuchillos desaparecieron tan rápido que pareció ser obra de magia. – Hey niño, ¿vienes a visitar a Bel-chan? – El rubio con corona bien podría haber cantado la pregunta.
Su cachorrito dejo de jalar al idiota de Natsu por la cola, para alivio del león, pero no lo soltó. En cierto modo era un castigo de su cachorrito por haber sido mordido de la franela para que se detuviera. Natsu era un idiota, ¡a un cachorrito no lo controlabas así!, ¡en especial uno que estaba siendo tratado como el próximo alfa!
No era tonta, y hubiera hecho la vida triste a muchos si no trataban a su bebé como tal. Después de todo, su cachorro había sido el alfa de este lugar. No admitiría que le había tomado… meses de meses en entender tal cosa. Para un alfa, su cachorro era muy amable, muy dócil, muy poco autoritario. ¿Qué clase de alfa permitía que alguien, así fuera ella, ordenarlo o tratarlo como un simple miembro de la manada?, ¿qué alfa permitía irrespeto hacia él sin repercusión severa?, ¿qué alfa no utilizaba fuerza e intimidación para recordar a los demás quien era el líder?
Su cachorro, solo su cachorro. Solo su cachorro actuaba como un dulce omega la mayor parte del tiempo, como el inferior de la cadena de comando, y no como el alfa que era, como el líder que era. Quizás fuera algún concepto humano, pensó por un tiempo y luego conoció a este idiota llamado Xanxus. El alfa que su cachorro había dejado a cargo. Un alfa que actuaba como tal, incluso si la mitad del tiempo no era de la mejor manera. Xanxus, para ser un alfa, no era el más asertivo.
Si, era fuerte, intimidante, listo, sabia dirigir, resolver problemas y más. No tenía el mismo tacto, la misma delicadeza, la misma paciencia, ni el mismo cuidado que su cachorro tomo de la manada. Xanxus no era malo, no era un mal alfa, pero no era el mejor tampoco. No muchos lo respetaban por ser quien era, sino por su fuerza. Tampoco se tomaba el tiempo de asegurarse de que todo marchara bien en cada rincón del lugar.
Estos años sin su cachorro le había permitido hacer comparaciones tras observación. Incluso cuando su manada le fallo a su alfa, su alfa estuvo pendiente de ellos. Otro alfa, como Xanxus, los hubiera destruido o hecho huir o hubiera buscado otra manada y se hubiera establecido como líder. Esa era la respuesta que su cachorro debía de haber dado, eso o buscar otra manada. Era típico, especial en los jóvenes, de dejar la manada en la que nacieron y buscar lugar en otra.
Detrás de una sonrisa amable, de la actuación de un dulce omega, estuvo detrás un alfa que solo buscaba mezclarse entre los suyos, que lo vieran como un igual para ofrecer seguridad y le llegaran con cualquier problema. El alfa que dejaba que lo irrespetaran, que no buscaba intimidar, era uno que no le gustaba pelear, pero tenía un límite. Ese alfa fue brutal cuando ese límite era rebasado, recordándoles a sus víctimas quien era a la perfección. Para un alfa, su bebé era muy carismático y no le gustaba ser fuerte con nadie a menos que no tuviera otra opción.
Tenía la impresión, desde hace un tiempo, que su cachorro no fue precisamente tratado o enseñado a ser un alfa en las primeras etapas de su vida. Lo contrario mas bien. Por más que la personalidad estuviera ligada a las actuaciones de los diferentes roles que un individuo pudiera adquirir dentro una manada, se había percatado de que los humanos eran muy adaptables y eran increíblemente complicados…
El alfa actual era el perfecto ejemplo de líder severo, un cazador fuerte y peligroso. Diría que era como un lobo, si tuviera que compararlo con otro ser. ¿Su cachorro?, ese era un perfecto dolor de cabeza.
Por mucho tiempo, y en general, lo veía como una cría que no sabía mejor, o en su defecto una presa, no un cazador. Encantador, colorido sin ser extravagante o muy llamativo. Había muchas de esas criaturas, eran un buen bocadillo. Luego venia la mala sorpresa de que por más que luciera inofensivo, su cachorro cambiaba radicalmente y podía arrastrar a quien sea por el suelo dejando el rastro de sangre como si fuera algo habitual, una sonrisa en su rostro o solo una expresión neutral.
Por más que quisiera negarlo, ese tipo de cosas le dieron más que un paro al corazón las primeras veces. No en el mal sentido, claro. Era la impresión. Y hablando de impresiones…
-… a Batman. – Termino su niño, inflando los cachetes en molestia y desencanto, en el regazo de un hombre que sonreía mucho y era una sonrisa sumamente afilada.
- ¿Es así? – Fue dicho lentamente por el rubio, girando la cabeza de forma casi escalofriante a los "nuevos" humanos. – Me pregunto qué habría lastimado a Batman y a Robin…
El hombre de la espada no sonreía, un semblante oscuro en su rostro, cruzándose de brazos y ansioso por hacer rodar cabezas.
- Van a estar bien mocoso. – El alfa actual de la manada no saco la vista de sus papeles, pero quien no sintiera su enfado… - Nos aseguraremos de que no vuelva a ocurrir… - Esos ojos finalmente subieron, una sonrisa sádica comenzando a mostrarse.
- "Uno pensaría que tendrían más cerebro al verme aquí, ¿no creen?" – En su trono, a plena vista. – "Vamos bebé, no quieres ver el baño de sangre que se va a formar, te lo garantizo." – Afortunadamente su niño era muy obediente, en lo importante al menos.
Aun no quería comer lo que le traía. Si no comía apropiadamente no iba a crecer bien, y le traía las presas más finas que se podían conseguir…
