Disclaimer: Todos los personajes de Naruto y Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.

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Como aún era relativamente temprano, no se encontraron mucha gente en los pasillos, pero quienes los veían se detenían a murmurar entre ellos o se quedaban observándolos. No les extrañó esa actitud, puesto que ya suponían que serían el espectáculo de la escuela durante los próximos días.

Sasuke caminaba delante suyo ignorando olímpicamente a todo el que lo rodeaba, pero Naruto nunca había sido tan bueno ocultando sus emociones y observaba a los que murmuraban con cierto nerviosismo, pero también con curiosidad. Se sentía terriblemente intrigado por cómo iría a desarrollarse la situación, pero al mismo tiempo le preocupaba lo que pudiera desencadenarse. Tenía una especie de presentimiento, pero no estaba del todo seguro si era un buen o mal presentimiento aún.

No se había percatado que había detenido sus pasos y había volteado hacia atrás, sus ojos azules escaneando el lugar como si buscaran algo, hasta que sintió una mano sobre su hombro y la mirada oscura de su novio chocó con la suya, con una pregunta silenciosa reflejándose en ella.

Regresó su mirada a los pasillos, dejando de percibir esa extraña sensación que le había hecho detenerse y volviendo su mirada a Sasuke.

—No es nada. —curvó los labios en una pequeña sonrisa.

—Vamos. —por el tono de su voz, supo que el Uchiha no se había quedado satisfecho con esa respuesta, pero que al mismo tiempo no planeaba insistir. Al menos no de momento.

Continuaron caminando y Naruto tuvo que seguirle el paso a su compañero para no perderse, puesto que aún no conocía muy bien el edificio.

Al llegar a su salón correspondiente, el profesor Iruka los recibió.

— ¡Naruto, Sasuke!

— ¡Iruka-sensei! —el rubio sonrió ampliamente al ver a su querido maestro, mientras que Sasuke solo le dirigió un asentimiento con la cabeza como saludo.

—Ayer me quedé preocupado por ustedes. ¿Lograron arreglar las cosas? ¿No han tenido problemas por las noticias?

—Estamos bien. —le aseguró Naruto, con voz animada. —Y no hemos tenido problemas hasta ahora. —Umino suspiró visiblemente aliviado al saber que sus estudiantes se encontraban aparentemente en buenas condiciones y parecían haber hecho las paces.

—Me alegro, en especial de escuchar que lograron arreglarse. —hizo una pausa. —Por cierto, ¿cómo lograron entrar? La entrada principal está abarrotada de reporteros.

Entonces la prensa sí estaba en las puertas del colegio. Menos mal que al pelinegro se le había ocurrido entrar por detrás, aunque no sabían por cuánto les funcionaría esa técnica hasta que a alguien se le ocurriera buscar acceso al instituto por otro lado.

—Entramos por detrás. —respondió el rubio.

—Comprendo…

Sasuke observó al ojiazul conversar animadamente con su maestro unos segundos más y luego comenzó a caminar en dirección a su asiento, siendo observado cautelosamente por los demás presentes en el salón.

Aún faltaban unos quince minutos para que la clase diera inicio, así que dejó sus cosas al lado de su pupitre y tomó asiento, apoyando los codos en el escritorio y la barbilla en el dorso de sus manos. Sus ojos divagaron a su alrededor, inspeccionando lo que iba ocurriendo y quiénes iban llegando. Vio aparecer por la puerta a Haruno, quien lo buscó con ojos anhelantes al tan solo asomarse dentro del salón, aferrando las manos a la agarradera de su bolso.

No le sostuvo la mirada, pero sabía que de todos modos eso no la detendría. Especialmente porque se sentaba justo en la silla delante de él, maldita fuera su suerte. La vio pasar al lado del Namikaze sin dirigirle una sola mirada, pero sí notó cómo Naruto la observó pasar con el rabillo del ojo, interrumpiendo su charla con el profesor.

—Sasuke-kun…—la voz de Sakura lo llamó en un murmullo inseguro y sus pupilas se centraron en ella con una expresión neutra.

En realidad, por muy fastidiosa que ella le pareciera, le daba un poco de lástima. La pelirrosa era una buena chica, pero no reconocía su propio valor. Además, estaba encaprichada con su fantasía de que ellos eran el uno para el otro. Tendría que superar su tonto enamoramiento pasajero para poder ser feliz más adelante con quien fuera su verdadera alma gemela.

—Hey, Sakura-chan. —la chica dio un respingo al escuchar una alegre voz saludarle y, al voltear, su ceño se frunció al encontrarse con el nuevo.

— ¿Qué quieres? —preguntó a la defensiva.

—Pasar. —sonrió de medio lado, gesticulando entre ella, que estaba parada en medio entre los pupitres, y su asiento ubicado detrás del pelinegro.

La ojiverde apretó los labios pero se hizo a un lado, dejándole pasar y observando como el rubio se acomodaba en su lugar. Regresó su mirada a Sasuke, pero este había girado el rostro para observar el cielo a través de la ventana, ignorándola como era costumbre. Sintió una increíble frustración instalarse en su pecho, pero se giró para sentarse ella también.

—Oye, Sasuke. —escuchó la voz del tal Naruto y giró el rostro para observar con disimulo. —Préstame tus apuntes luego para ponerme al día, ¿quieres?

Sakura frunció ligeramente el ceño. Uchiha nunca hacía favores a sus compañeros de curso, menos prestar sus cuadernos o cualquiera de sus cosas. El chico nuevo podía pedirle los apuntes a cualquier otra persona, no tenía por qué molestar a Sasuke con eso.

— ¿Por qué esperas hasta hoy para pedirlos? —le preguntó de mala gana, lo que hizo que la pelirrosa se sorprendiera, ya que Sasuke raramente respondía cuando alguien le dirigía la palabra.

—Estuve distraído pensando en ti. —A Sakura casi se le cae la barbilla al piso al escuchar al ojiazul coquetear tan descaradamente con su Sasuke-kun, pero le sorprendió aún más el hecho de que dicho Sasuke-kun se le hubiera permitido.

—Hn. Tendrás que mejorar tus excusas.

—No es una excusa, es la verdad.

El pelinegro estaba volteado en su asiento con el brazo apoyado en el respaldar, dándole su completa atención al rubio, por lo que la pelirrosa solo podía ver su espalda. Tampoco podía observar el rostro del Namikaze, ya que la cabeza de Sasuke se lo impedía, pero sí notó la mano que jugaba distraídamente con uno de los oscuros mechones que caían a los lados del rostro del ojinegro.

Sasuke le estaba permitiendo tocarlo, algo que nunca le había permitido a nadie dentro de la escuela, siempre rehuyendo e ignorando a todas sus pretendientes, alejándose como si el tacto ajeno le quemara. Entonces, ¿por qué permitía que un completo extraño le acariciara el cabello? No le convencía todo ese asunto de las almas ancestrales o lo que fuera, ella conocía bien a Sasuke y no había manera de que este tuviera un trato tan íntimo con alguien a quien acababa de conocer.

Apretó los labios y una presión molesta e incómoda se instaló en su pecho. Dirigió su vista al frente, notando como no era la única que había estado vigilando a la inusual pareja interactuar. Todos parecían estar sin palabras ante la peculiar escena protagonizada por Uchiha y el nuevo, especialmente porque el pelinegro solo hablaba con otros cuando era estrictamente necesario, nunca conversaba con nadie.

Era, a falta de una mejor palabra, extraño.

SNS

—Bueno, muchachos, en la clase anterior estuvimos hablando sobre las almas ancestrales del sol y la luna. —Umino Iruka hizo una pausa en la que se llevó el puño a la boca y carraspeó, recordando lo ocurrido al inicio de la semana y sintiéndose incómodo de repente. —Lamento si el tema resulta incómodo, muchachos, pero me exigen cubrirlo. —se disculpó dirigiéndose a Naruto y Sasuke, quienes ocupaban sus lugares al fondo del aula.

—No se preocupe por nosotros, Iruka-sensei. —le tranquilizó Naruto con una sonrisa despreocupada, llevándose las manos detrás de la cabeza. —Dé su clase sin remordimientos.

—Si están seguros…—dudó el maestro, sin estar del todo convencido. —Bueno, ya que tuvieron un día de descanso en el que seguramente estudiaron, —escuchó a varios de sus alumnos toser disimuladamente y a otros desviar la vista hacia cualquier punto del salón que no fuera él. —quiero que me digan qué pueden recordar de lo que hablamos el lunes.

Naruto no perdió el tiempo y levantó la mano entusiásticamente antes de que cualquier otro pudiera hacerlo.

— ¿Naruto? —preguntó Iruka, confundido al ver que el joven ojiazul quisiera participar.

—Baja la mano, idiota. Tú ni siquiera estuviste en la clase. —Sasuke se giró en su asiento para retarlo con un timbre molesto en su voz.

—Pero conozco el tema y los puntos extra me harán falta más tarde. —se defendió arrugando la cara y cruzándose de brazos.

El docente se llevó la mano a la barbilla, meditando por un instante las palabras de ambos.

—Supongo que dejarlos participar sería trampa…—reflexionó al final, más para sí mismo que para ellos.

El Namikaze abrió la boca sorprendido y luego enfocó la vista en el Uchiha para reclamar, frunciendo el ceño y haciendo una rabieta como si fuera un niño.

— ¿Ves lo que haces, Sasuke-teme?

— ¿Alguien más? —preguntó el mayor, alzando la voz para cortar la pequeña riña que sus dos alumnos mantenían y dirigiéndose a todos los presentes.

Una chica de cabello corto castaño levantó la mano con cierta inseguridad.

—Adelante, Kurumi. —le dio la palabra.

—Eh…—la chica titubeó un momento. —Pues, la lectura decía que ambas almas se amaban tanto que cuando el sol bajó a la Tierra, la luna le siguió, y renunciaron a su inmortalidad para estar juntos.

— ¿Eso dice el libro? —la pregunta se le escapó a Naruto de sus labios sin poderla refrenar, interrumpiendo la participación de la chica, sus ojos parpadeando con curiosidad. Su compañero de adelante se llevó la mano a la cara con frustración.

—Cállate antes de que vuelva a golpearte, Naruto.

— ¿Que no es eso lo que pasó? —un alumno curioso se atrevió a expresar su duda.

—Mmm… Pues más o menos. —contestó, su mirada perdiéndose por unos segundos, como si estuviera recordando algo.

Esto despertó la curiosidad de todos sus compañeros, quienes comenzaron a cuchichear y a hacer todo tipo de preguntas, las voces mezclándose de manera que realmente no se entendía nada de lo que decían. El maestro tuvo que alzar la voz antes de que todo se descarrilara, pero las súplicas de varios de sus estudiantes le hicieron ceder y decidió que le daría la oportunidad a Naruto de hablar siempre y cuando él estuviera de acuerdo y no se sintiera presionado.

—De acuerdo, supongo que Naruto podría contarnos un poco sobre este asunto, —se detuvo para dirigirse hacia el mencionado. —siempre y cuando te sientas cómodo con esto.

—Pues… Sí es cierto que tuve curiosidad por la Tierra y bajé a conocerla. —confesó. —Pero Sasuke no bajó siguiéndome exactamente… Mas bien fue a reñirme por haber dejado mi puesto.

—Hn. Teníamos un trabajo.

Naruto le sacó la lengua ante el rostro perplejo de todos los presentes.

— ¿Qué hay de la parte que decía que "se amaron bajo las estrellas"? —otra persona se animó a preguntar.

— ¿Este libro es de historia o una novela romántica? —se quejó el rubio para sí mismo.

— ¿Entonces tampoco fue eso lo que sucedió?

—Bueno, bueno. —interrumpió su maestro. — ¿Qué les parece si Naruto y Sasuke aclaran sus dudas? Siempre y cuando ellos estén de acuerdo y que, si no quieren responder, no se sientan obligados a hacerlo.

—No. —fue la respuesta inmediata de Sasuke.

— ¡De acuerdo! —fue la de Naruto.

Todos los miraron en silencio y el pelinegro solo dejó escapar un suspiro, sabiendo que el rubio haría lo que se le pegara la regalada gana. Le vio ponerse en pie para caminar al frente junto al profesor, no sin antes lanzarle una mirada de advertencia que fue rápidamente sacudida por el ojiazul, quien le lanzó una sonrisa divertida.

Una vez que estuvo al frente junto a Iruka-sensei, las preguntas comenzaron.

— ¿Es verdad que pueden recordar cada una de sus vidas pasadas?

— ¿Y que pueden leer la mente del otro?

— ¿Están juntos ahora? Uchiha no parece del tipo de persona que soporte estar con nadie.

Hubo un par de murmullos que concordaban con lo que el último estudiante acababa de decir.

—Es verdad. —comentó otro. —Y ustedes parecen ser completamente opuestos.

—Bueno, bueno. —interrumpió Iruka, haciendo un gesto con las manos para que se tranquilizaran. — ¿Naruto?

—Este… Pues no podemos leernos la mente. —comentó, rascándose distraídamente una mejilla. No creía necesario comentar que, a pesar de no poder leer la mente, sí podían comunicarse telepáticamente siempre y cuando el otro estuviera dispuesto a escuchar. Sin embargo, era una habilidad que no utilizaban demasiado, con lo mucho que a Naruto le encantaba parlotear. —Pero sí es verdad que podemos recordar nuestras vidas anteriores. Y definitivamente estamos juntos.

—Si recuerdan sus vidas anteriores, ¿también recuerdan las cosas que aprendieron en esas vidas? Como lo que estudiaron o a lo que se dedicaron.

—Es curioso, en realidad. Recordamos muchas cosas como si fueran un tipo de déjá vu, algo así como si en mi vida pasada hubiera sido abogado, o pintor, o lo que sea, no recordaría cómo ejercer la profesión pero sí se me harían familiares algunas cosas.

— ¿Siempre se dedican a algo diferente cada vez?

—Cada vida es diferente. —comenzó a explicar. —Nacemos en lugares diferentes, tenemos pasados diferentes y enfrentamos circunstancias diferentes. Técnicamente, nuestra personalidad, nuestras metas y objetivos se van formando conforme a nuestras experiencias y, como nunca hay una vida igual a la otra, somos personas distintas en cada vida. —hizo una pausa, tratando de pensar la mejor manera de explicarlo para que a los demás no les resultara más confuso. —En esencia, nuestra alma siempre es la misma, al igual que la base de nuestra personalidad, pero las cosas que vivimos nos moldean diferente cada vez. No soy la misma persona que era en mi última vida, al igual que Sasuke no siempre es un bastardo antisocial al que nadie se le puede acercar a menos de dos metros de distancia.

Todo el mundo se quedó en silencio, sorpresa plasmada en sus rostros ante la explicación que acababan de recibir. Tenía sentido lo que Naruto decía, pero el concepto de reencarnar siendo la misma persona y a la vez diferente era demasiado complejo para muchos y, en realidad, nadie nunca podría comprender del todo lo que implicaba ser ellos, porque los humanos normales no desarrollaban ese tipo de lazo. Ellos eran humanos, pero su origen y muchas de las habilidades que conservaban no lo eran. En la antigüedad, incluso, algunos llegaron a considerarlos dioses: el dios del sol y el dios de la luna.

Naruto nunca había estado seguro de cómo llamarse a sí mismo, antes de volverse humano. Sí habían sido inmortales (y en cierto modo, lo seguían siendo, ya que nunca morían del todo realmente), sí tenían habilidades que las personas comunes y corrientes solo podían llegar a imaginar, sí habían sido aún más poderosos en el pasado, teniendo la tarea de cuidar de la Tierra y de la vida que habitaba en ella… Pero así como para llamarse "dios", le sonaba en realidad arrogante. ¿Un ser divino, tal vez? ¿Una deidad?

Puede ser que para la humanidad esa fuera la manera más lógica de referirse a ellos en el pasado, pero la única verdad absoluta era que eran dos almas tan antiguas como el tiempo que, por suerte o por desgracia, habían tenido la oportunidad de encontrarse y enamorarse.

—Se dice asocial, tarado. —la voz de Sasuke, corrigiendo su monólogo anterior, interrumpió el silencio y sus pensamientos.

El rubio puso los ojos en blanco.

—Me retracto, eres igual de cretino en cada una de tus vidas. —pero, aunque sus palabras sonaran a queja, sonreía en su interior.

Definitivamente no cambiaría su vida (o vidas) con Sasuke por nada en el universo, aunque a veces fuera un idiota.

— ¿En serio ustedes son pareja? —preguntó otro chico, incrédulo al ver su corta interacción.

—Pues, piensen en como si lleváramos casados toda la eternidad. Pasamos la etapa de la luna de miel hace ya demasiado tiempo y somos como un viejo matrimonio que discute por cualquier cosa. —sonrió divertido ante la mirada extrañada de algunos. Al fin y al cabo, no todos los días llegaba alguien de su misma edad a hablar de ese tipo de compromiso.

—Entonces deberían divorciarse. —la voz seca de Sakura hizo mella en el salón, provocando un incómodo silencio y levantando la tensión dentro del lugar.

Naruto la observó unos segundos sin decir palabra, detectando la rabia y los celos en su mirada esmeralda, y se sintió algo culpable por la manera en que tendría que responderle. Tal vez, cuando ella hubiera aceptado que Sasuke nunca la vería como una pareja, podría intentar que fueran amigos, porque, a pesar de todo, no parecía una mala chica.

—El vínculo que nos une a Sasuke y a mí es más fuerte de lo que jamás llegarían a comprender. —habló con voz seria, su sonrisa y tono amistosos desvaneciéndose y dando lugar a una expresión severa. —Nuestras almas están enlazadas por la eternidad, y no hay manera de deshacer ese lazo, al igual que los sentimientos que nos unen nunca se debilitarán. Llamarlo "amor" es demasiado poco para describirlo, porque amar es un concepto humano y lo que nosotros tenemos ya existía antes que la humanidad y va más allá de los límites de los sentimientos que una persona puede experimentar, pero es la manera más sencilla de explicarlo.

El Uchiha se llevó la mano a la cara soltando una queja que sonó como un gruñido, maldiciendo mentalmente al estúpido de su novio por acabar de quebrar la mente de sus compañeros de clase tratando de explicar cosas que sabía que no eran capaces de comprender y que lo único que harían era que se sintieran intimidados con ellos.

No es que a él le importara lo que otros pensaran de él, pero Naruto era el que se suponía que estaba preocupado por lo que su situación pudiera desencadenar, y el muy tarado iba como si nada a empeorar el asunto.

Si es que era idiota.

Incluso Iruka se había quedado sin saber cómo reaccionar, observando a su querido alumno sin poder asociar lo que sus ojos veían ahora con aquel niño al que le había cogido tanto cariño hacía algunos años. Durante los minutos que estuvo hablando de su enlace sus ojos habían perdido la jovialidad que le caracterizaba y habían adquirido un matiz… difícil de describir. Como si sus ojos cargaran años, muchos años de experiencias que solo podía teorizar. Años de momentos tanto felices como difíciles que un joven de su edad no debería de haber experimentado tan pronto en la vida.

Puede que sus ojos reflejaran todo lo que le había tocado vivir en cada una de sus vidas, y que eso explicara lo profundos que se veían. Pero, así como su mirada adquirió esa profundidad, regresó el brillo característico suyo al igual que la sonrisa en su rostro.

—Bueno, creo que por hoy eso será suficiente. —decidió dar por terminada la sesión de preguntas y respuestas de manera oficial y le hizo un gesto a Naruto para que regresara a su asiento. Este le dirigió una mirada curiosa antes de obedecer.

Al pasar junto a Sakura, esta evadió su mirada y no dijo ni una sola palabra y, al pasar junto a Sasuke, sudó frío al presentir que luego iba a tener problemas gracias a la sigilosa mirada que este le dirigía.

¿Habría hablado de más?

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En cuanto sonó el timbre para el almuerzo, Uchiha Sasuke se puso en pie antes de que nadie pudiera reaccionar y se paró delante de la puerta de salida. Su postura era firme y sus ojos amenazantes, sus brazos cruzados sobre su pecho y su mirada escaneando fijamente cada uno de los rostros de los presentes.

—Nadie sale de aquí hasta que sepa quién fue el que grabó ese estúpido video. —expresó con voz dura, logrando intimidar a varios de los presentes.

Para Kiba esto no era de extrañar, ya que Uchiha era de esos a quienes se debía evitar en sus días buenos, pero si estaba de malas… Uff… Nunca nadie había tenido la oportunidad de presenciar al pelinegro estando enojado, pero tampoco es como si alguien hubiera querido tentar la suerte antes.

Y, la verdad, ese tipo le daba escalofríos en circunstancias normales. Ahora que sabían que no era completamente humano del todo… pues le daba algo de pavor, si tenía que ser honesto.

—Este… ¿Cuál video? —un chico preguntó sin comprender. Eso, o queriendo hacerse el tonto.

—El que estaban pasando ayer en cadena nacional y el motivo por el que hay una horda de periodistas en la entrada del instituto. —aclaró claramente molesto, sabiendo que no era necesario ya que todos sabían a qué video se estaba refiriendo.

Nadie habló. Todos se quedaron en silencio y se miraron entre sí, temerosos de lo que pudiera desencadenar la situación.

—Sepan que lo sabré de todos modos, así que esconderlo no les servirá de mucho. —advirtió, sus ojos rojos resplandeciendo como una amenaza.

Al ver lo que estaba ocurriendo, Naruto se levantó de su asiento y caminó hacia él, observando como sus compañeros estaban genuinamente asustados ante el repentino cambio del color de ojos del Uchiha.

El sharingan resplandecía de modo perturbador para todos aquellos que no conocían el poder que poseían esos ojos. Sin embargo, el rubio ya estaba familiarizado con esos ojos y su portador, además de que era inmune al poder de estos. No es como si Sasuke fuera a utilizarlo en su contra.

—Déjalo. —le pidió. —Descubrir al culpable no solucionará nada. Tú mismo lo dijiste.

Ojos zafiro y escarlata conectaron, sosteniéndose la mirada con firmeza.

—Los estás asustando, bastardo. —rezongó.

—Hn. —sus ojos volvieron a tornarse oscuros como lo noche. —Lo sabré igualmente. —advirtió en voz alta para que todos escucharan y el ojiazul solo suspiró.

Dicho esto ambos se apartaron de la puerta, dejando que varios de sus compañeros salieran despavoridos al almuerzo. Otros los observaban con cautela y unos pocos con curiosidad.

—Harás que nadie quiera hablarnos. —se lamentó Naruto.

—Entonces nos estaría haciendo un favor. —el rubio le dirigió una cara de pocos amigos. —Tú fuiste el primero en asustarlos con tu parlotería de hace rato.

—Pero yo no los amenacé esos ojos escalofriantes tuyos.

El Uchiha roló los ojos.

— ¿Ahora me dirás que te asusto?

—Pfff. —bufó. —Jamás podrías asustarme, pero a ellos definitivamente sí. —parpadeó una vez. Dos veces. Tres veces. La mirada fija de su novio dándole escalofríos. —Bien, puede que a veces sí des miedo, pero es porque tienes un humor de los mil demonios.

El Uchiha le dirigió una sonrisa torcida con un brillo de burla en sus pupilas.

—Hey. —una voz tercera les hizo salir de su pequeña burbuja.

—Kiba. —saludó el Namikaze con una sonrisa, viendo al moreno que acababa de acercárseles.

— ¿Comerás con nosotros, Naruto? —le preguntó este, sin dirigirse al pelinegro que estaba junto a ellos.

— ¡Por supuesto! —sonrió alegremente, feliz de no haber ahuyentado a los chicos que le habían recibido el primer día. — ¡Hey, Sasuke! ¿Vienes con nosotros? —se giró a ver al ojinegro con ojos llenos de ilusión.

Este le observó arqueando una ceja.

—No.

—Vamos, no seas necio y aprende a socializar. —le jaló del brazo y lo arrastró hacia la salida ante la mirada perpleja del Inuzuka. Este no hizo ningún comentario, no queriendo comenzar un argumento con Uchiha, y se limitó a observar como el mencionado era arrastrado por el rubio hasta la cafetería.

—Qué problemático. —la voz de Nara comentó, apareciendo junto a él, observando con expresión aburrida la escena.

SNS

— ¡Hey, todos! —saludó sonriente Naruto, aún sosteniendo del brazo al Uchiha, quien ya se había resignado a que no podría almorzar tranquilo.

Hinata, Neji, Lee, Tenten, Chouji y Shino ya se encontraban almorzando en una mesa cuando Naruto llegó con alguien a quien definitivamente no esperaban ver acercarse a ellos jamás. Shikamaru y Kiba venían detrás de ellos sin expresar palabra.

— ¿Uchiha? —preguntó un confundido Neji, incrédulo ante lo que sus ojos presenciaban.

— ¡Hola, Naruto-kun! —saludó Lee energéticamente. — ¡Y Uchiha!

Tenten se había quedado boquiabierta, sin poder reaccionar ni para saludar. Shino, como era típico en él, escogió el silencio como saludo. Hinata tenía los ojos abiertos como platos, su rostro denotando nerviosismo a leguas.

—Traje a Sasuke conmigo, espero que no les moleste. —les dirigió una sonrisa apenada al tiempo que se rascaba la nuca.

—A mí sí. —habló el pelinegro.

—Tú no cuentas.

—Siento ser tan directo, ¿pero qué hace Uchiha aquí? —habló nuevamente el Hyuuga. —No eres del tipo de persona que conviva voluntariamente con otros.

—Oh, lo obligué a venir. —sonrió el rubio antes de que el mencionado pudiera responder.

— ¿Ustedes se conocen? —preguntó Lee con curiosidad.

Kiba le dirigió una mirada incrédula mientras se sentaba junto a Shikamaru en la mesa.

— ¡Salieron en las noticias! ¿Cómo es que no te enteras?

— ¿De qué? —preguntó el energético joven, sin comprender.

—De que Uchiha es el alma gemela de quien Naruto estuvo hablándonos el lunes. —Tenten le dio un codazo. —Y que además son las famosas almas ancestrales que nos obligan a estudiar cada año.

— ¿Qué no ves las noticias? —preguntó Neji con un tono neutro.

— ¡Oh! ¡Es increíble! —Lee sonrió y extendió los brazos hacia el techo. — ¡Ser testigo de tan inmenso amor aquí, en la escuela!

—Me largo de aquí. —exclamó el Uchiha, sintiendo una vena hincharse en su frente, pero el brazo de su compañero lo detuvo.

—Vamos a sentarnos. —lo ignoró, jalándole consigo para que ambos se sentaran juntos.

Todos los presentes, excepto por Shikamaru, parpadearon incrédulos ante su modo de actuar. Nadie jamás había visto a alguien llevarle la contraria a Uchiha. Bueno, para eso tendrían que haberlo visto hablando con alguien en primer lugar, pero no importaba.

El susodicho los ignoró, sacando sus bentos y ofreciéndole a Naruto el almuerzo que Itachi les había preparado. Este lo aceptó gustoso y, nada más dar el primer bocado, gimió de gusto.

—Oshe, ejtá 'elishojo. —masculló con la boca llena.

—Traga antes de hablar, dobe.

—Lo siento. Pero es que en serio está muy bueno.

La mesa estaba tensa, todos estando en una actitud cautelosa frente al nuevo integrante del grupo. Uchiha no era por nada el chico más conocido del instituto, todos le conocían por no hablar con nadie, por ser el mejor de su clase y por ser el blanco principal de la mayoría de las chicas del lugar. Que estuviera sentado en grupo había llamado la atención de varios a su alrededor, además que sus compañeros de mesa se sentían como en terreno peligroso.

De hecho, observaban completamente perplejos cómo Naruto interactuaba con él sin ningún tipo de reservas y cómo el Uchiha no lo mandaba al diablo a pesar de su hiperactividad.

—Entonces…—comenzó Chouji, con cautela. — ¿Ustedes son novios?

Naruto dejó de masticar para dirigir su vista al chico de cuerpo regordete que le había hecho la pregunta.

—Puesh…—comenzó, aún con la boca llena. —Shomoj pareja, sí.

— ¿Y lo que dicen los libros sobre ustedes es cierto?

—En general, supongo que sí.

Hubo un pequeño silencio.

—Si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, no lo creería. —Shino habló por primera vez con un todo inexpresivo en su voz, mientras comía tranquilamente su almuerzo.

— ¿En serio reencarnan cada vez que mueren y recuerdan sus vidas pasadas?

—Así es. Incluso podemos recordar todos los idiomas que aprendimos en nuestras otras vidas.

Todos soltaron exclamaciones de sorpresa, pensando en eso como algo increíble e imposible.

— ¿Y qué pasa cuando uno de ustedes muere? —Shikamaru preguntó interesado, llamando la atención de sus amigos.

—No sé que hará Sasuke, pero yo, a menos que tenga algún asunto pendiente que tenga que hacer sí o sí, me quito la vida para morir junto con él.

Todo se sumió en un tenso silencio mientras los chicos trataban de comprender cómo alguien podía hablar tan calmadamente sobre suicidarse sin parecer afectado en lo más mínimo.

—Eso es… aterrador. —admitió Kiba.

—No realmente. —le sonrió Naruto. —O sea, si ya sabes que luego de morir volverás a nacer en otra vida, tenerle miedo a la muerte no tiene sentido. Sé que si muero no es el final, y prefiero morir que seguir viviendo sin el bastardo.

—Luego dices que yo los asusto. —masculló el Uchiha entre dientes.

—E-Eso… tiene sentido. —admitió Hinata, hablando por primera vez en todo el rato.

—Oye, Sasuke. —el rubio se giró hacia él con el rostro iluminado. — ¿Y tú que haces cuando muero yo primero?

Este lo miró con mala cara.

—Si lo que quieres es que te diga que me pongo a llorar por tu pérdida, lamento decepcionarte.

Su novio arrugó la cara en un puchero que hizo que Hinata y Tenten soltaran una risilla disimulada.

— ¿Entonces qué haces? —preguntó el Hyuuga.

Uchiha siguió comiendo y no contestó. No en voz alta al menos. No para que oídos ajenos pudieran escucharlo.

Acabar con mi vida en ese mismo instante.

Ante la mirada estupefacta de todos, Namikaze Naruto tomó el rostro de Uchiha entre sus manos y lo atrajo hacia sí para unir sus labios en un beso corto pero intenso, como si un fuerte impulso le hubiera hecho moverse con el único propósito de besarlo.

El pelinegro lo apartó con firmeza a los pocos segundos, empujando su hombro sin ser brusco pero sin darle oportunidad de negarse.

—Eres un idiota. —le regañó con un tono fastidiado.

—Te amo. —le respondió el otro con ojos brillantes y el rostro completamente embobado.

— ¿Qué caraj-?

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N/A: No estoy muerta :'v

Este capítulo me quedó a lo dundo y realmente no lo revisé, así que me disculpo de antemano xd

La vida me pasó por encima como camioneta estos días y hasta ahorita estoy acabando otro capítulo xd Espero que el próximo no me tome tanto tiempo :'v

Saluditos.

PD: Los invito a pasarse por mis otros fics :D El de nombre "Vínculo" realmente me está gustando muchísimo como va quedando.