―¡¡Esperame maldita sea, que a mi no me entrenaron como a ti!!

Los últimos rayos del sol se comenzaban a ocultar tras los altos arboles que se encontraban frente a ellos. Nathaniel comenzó ha apartar varias ramas del camino, mientras Daliah le seguía completamente agotada de tanto caminar. Derrotada, la castaña se dejó caer sobre el húmedo suelo junto a unas hojas secas. El rubio al darse cuenta de que su compañera se habia detenido, suspiró y se giró a mirarle al tiempo que se cruzaba de brazos.

―Daliah, si nos detenemos esas criaturas podrían alcanzarnos.

―Maldita sea, si nos persiguieran a estas alturas ya tendrían que habernos alcanzado ―Daliah se incorporó y comenzó a estirarse la espalda― Ademas, parece que ese maldito castillo está muy apartado. Es imposible, antes vine de ahí y no tardé tanto en llegar a Walschbronn.

El rubio le miró asustado y le cogió por los hombros.

―¿Que quisiste decir con eso?

―Pues que antes de llegar a la aldea y encontrar todo destrozado, Giselle me habia traído para estar a salvo por aquí.

―¿Y fuiste así como así a un castillo alejado de Walschronn con una completa desconocida?―Soltó a Daliah y se alejó de ella mientras se revolvía el pelo frustrado. La castaña se puso frente a el y le golpeó en el hombro enfadada.

―¿ACASO PREFERIAS QUE ME HUBIESE VUELTO APERITIVO DE LOBO?Puede que sea temeraria, pero no estúpida.

Nathaniel suspiró derrotado sabiendo que su amiga tenia razón, y de la funda para cuchillos que tenia en el cinturón de su pantalón sacó un pequeño puñal de plata. Lo observó detenidamente y tras eso, se lo entregó a una muy confundida castaña.

―¿Y esto?― Con miles de preguntas pasando por su cabeza, Daliah aceptó el arma y miró fijamente a los ojos ámbar del chico.―¿Porque me das este puñal?

―Necesitas algo para poder defenderte, te repito...―La castaña notó como de repente el aire al rededor de ellos se tensaba y un escalofrio le recorrió de pies a cabeza, ante el odio con el que dijo aquellas ultimas palabras antes de continuar la marcha― No puedes confiar en los vampiros.

El sol se habia ocultado por el horizonte al tiempo que habían logrado alcázar las escaleras, las cuales conducían al camino serpenteante hacia la parte superior de la montaña. Podía observarse rastros de batalla y sangre fresca en el sendero que iba de vuelta hacia el pueblo, pero lo que mas les llamó la atención fueron las marcas de quemaduras, que se encontraban formando una linea fina en una de las rocas cercanas.

Arboles destrozados se encontraban en el camino de subida al castillo, volviendo complicado el ascenso y haciendo que el rubio estuviera alerta. Daliah se detuvo junto a uno de los arboles derrumbados, y observó que habia varios pétalos de rosa quemados junto al tronco. Con la mirada intentó mirar alrededor pero debido a la oscuridad que habia en el bosque, no conseguía averiguar de donde provenían.

―Nath, aquí hay algo raro.

El joven de ojos ámbar regresó tras sus pasos y se colocó a su altura.

―¿Que viste?

―Aquí... ―Señaló hacia el rastro de pétalos; Nathaniel suspiró y se llevó una mano a la cabeza― Daliah, si un par de rosas aplastadas se te hace extraño, en medio del bosque, tenemos un problema... ese es el menor de nuestros problemas ahora mismo y deberíamos continuar.

La castaña le miró mal.

―si digo que es raro es por algo, este tipo de rosas no crece en esta región. La única a quien he visto con estas rosas a sido a mi...― Daliah miró asustada a Nathaniel― ...tia... y cuando nos atacaron los animales salvajes las destrozaron.

El rubio enarcó una ceja sin entender.

―¡¡¿NO LO ENTIENDES?! ― comenzó a mirar a su alrededor― ¡Eso quiere decir que los que están en el castillo están en peligro también! ¡Tenemos que ayudarles!

―Son Vampiros, no necesitan nuestra ayuda Daliah. ― Con cuidado recogió un par de los pétalos y los guardó en el bolsillo de su abrigo.

―Me da igual, tenemos que ayudarles y ya esta... vamos.

Después de darle un golpe flojo en el pecho, Daliah emprendió la marcha de nuevo hasta lo mas alto de la montaña ignorando las señales que Nathaniel le hacia para detenerse. Su familia habia estado en peligro y ahora corría el riesgo de que también la única que le habia ayudado en los últimos meses. Definitivamente no tenia pensado ir con cuidado.

Atravesar antes el bosque habia sido bastante complicado por ir evitando tropezar con las ramas de los pinos, ahora el peligro lo ponían los troncos que se encontraban destrozados en su camino. Un ligero movimiento proveniente de uno de sus costados mientras iba corriendo le distrajo lo suficiente como cara tropezar con una de las ramas perdidas por el suelo. Se llevó las manos a la rodilla y se dio cuenta del raspón que se habia hecho, pero lo que le llamó la atención fue darse cuenta de que el árbol tenia un corte limpio y quemado... como si hubieran utilizado algo capaz de cortar y quemar al mismo tiempo.

― ¿Estas bies? - El rubio que por fin la habia alcanzado le ayudó a levantarse, pero al momento que vio la herida que esta tenia puso mala cara - Tenemos que volver...

― ¡Mira! ¿Que demonios a podido hacer eso? - Nathaniel suspiró cansado de que no le hiciera caso.

―No estoy seguro, quizás le ha caído un rayo.

―No tiene sentido que un rayo le diera, si hubiera sido así no estaría el corte tan limpio-- Deslizó la mano por la base del tronco y notó como todavía quemaba--... es incluso mas extraño, noto como si todavía estuviera caliente...

Un sonido seco y fuerte de algo golpeando contra el suelo hizo que ambos jóvenes dieran un brinco. Giraron la cabeza al unisono en dirección de donde habia procedido y la morena palideció. El gran torreón del palacio se comenzaba a divisar desde donde se encontraban, por lo que debia haber caído muy cerca de ellos.

― Vamos, tienen que estar en problemas - Saltó el tronco y volvió a emprender la marcha, aunque empezaba a notar las punzadas del cansancio en su costado,no se dejaba hundir.

El cielo se encontraba completamente encapotado y no dejaba ver mas allá del palacio. Las nubes habían bajado lo junto para dar un aspecto mas lúgubre a la zona, provocando en Nathaniel fuertes escalofríos pero era su deber el proteger a la inconsciente de su amiga. Conforme se hacia mas grande la torre indicando la proximidad al edificio, gruñidos y sonidos de lucha comenzaban a esconderse.

Una gota de sudor se deslizaba por el rostro de Daliah cuando tuvo que detenerse junto a una roca al escuchar demasiado cerca a un lobo gruñir. El rubio se detuvo justo a tiempo de escuchar un fuerte gruñido junto a su oreja. Un horrible lobo con afilados colmillos y babeando a su posible presa. La joven se asomó un poco y vió como brillaba el pelo del animal bajo los leves rayos de luz que filtraban las nubes.

La criatura notó el cambio del aire y dirigió su horrible hocico en la dirección por donde se habia asomado Daliah, haciendo que esta volviera a ocultarse detrás de la piedra.

"Maldita sea...Maldita sea" - Cerró los ojos por el puro miedo que comenzaba a notar mientras intentaba controlar el latido de su corazón.

Un fuerte chispazo sonó apenas a unos metros de donde estaban provocando que el lobo gruñera con con rabia y se alzara sobre sus dos patas traseras para mirar al rededor de el. Nath aprovechó para apartar un poco a Daliah y colocarla justo detrás de el, para protegerla en caso de que fuera necesario.

― Daliah, te das cuenta de que quieres ayudar a unas criaturas que pueden contra esas cosas sin ningún problema... - la castaña abrió los ojos con visiblemente el miedo a flor de piel pero igualmente asintió convencida al rubio; Suspiró y le puso una mano sobre el hombro - Esta bien, pero harás lo que yo diga. ¿Deacuerdo?

Un aullido por parte del lobo hizo que se estremeciera la chica de pies a cabeza y diera sin querer un paso hacia detrás, pisando unas ramas que provocaron el animal girara la cabeza y le clavara los ojos inyectados en pura rabia en los suyos propios.

―Mierda...

Todo ocurrió muy rápido...

Nathaniel empujó a Daliah en un segundo antes de que el Licantropo le saltara sobre el cuello, y al tiempo suficiente para que el pudiera detener sus dientes con la espada de plata que tenia en las manos.

― ¡CORRE! - el rubio esquivó una de las garras que le dirigía la criatura al cuello y le dió un puñetazo cuando le sujetó la pierna - ¡Vete, yo lo distraigo!

Al igual que la primera vez que le habia ocurrido, la chica se quedó paralizada por el miedo incapaz de dar un paso. Se pegó todo lo posible junto a la roca y solo podía mirar horrorizada la lucha que tenia Nathaniel contra el Lobo. Definitivamente era como si fuera un baile de la muerte, ambos luchaban en igualdad de condiciones y solo se podía decir que ganaría el primero que no cometiera un error.

Un rayo apareció de la nada sobre sus cabezas y cortó un par de ramas de los pocos arboles que quedaban en pie. "Después de todo si ha podido ser una tormera"-- Daliah se llevó las manos a la cabeza al darse cuenta de que algunas ramas caían sobre ella. El lobo cuando notó el rayo dió un fuerte golpe a Nathaniel mandándolo contra uno de los arboles, - golpeándose muy duro sobre el costado - y se puso a mirar en todas las direcciones con miedo en su asqueroso rostro.

― ¿Que bicho le a picado ?

El rubio se limpió la sangre que le salia del labio con la manga de la camisa y entonces observó como otro rayo golpeaba una de las ramas cercanas a la criatura. Por su parte la castaña miró hacia donde estaba mirando ahora la criatura y fue cuando se llevó una sorpresa. Una silueta en medio de lo que quedaba del camino hacia el castillo con pose peligrosa, se encontraba con un gran rayo sujeto en su mano...-- "espera espera...¿Eso es un rayo?" La boca se le quedó desencajada a la chica cuando se percató del detalle.

―¡Nathaniel mirale las manos!

―¿¡Eso es lo que parece?! - El rubio aunque se encontraba sorprendido por eso no podía olvidar tampoco el dolor de costado y que posiblemente tendría alguna costilla fracturada, se acercó como pudo con cuidado hasta Daliah y vigiló al Licantropo. El animal habia dejado de prestarles atención y ahora habia clavado la mirada en la figura con el rayo en la mano.

La silueta levantó la mano por la que le salia el rayo y al alzarlo este hizo el mismo movimiento, saliendo disparado al momento que bajó la mano hacia el brazo del Licantropo, quemandole duramente allí donde le golpeó.

Un grito de pánico salió de la boca del animal - provocando un fuerte escalofrio en la adolescente - antes de salir corriendo sobre dos patas en dirección al bosque. Quien quiera que fuera aquella persona, desapareció en cuanto el lobo se marchó herido. Aprovechando la oportunidad, Nathaniel apresuró a Daliah a caminar a través de los troncos quemados en dirección al palacio en lo alto de la montaña.

― ¿Como puede haber tanto Licantropo por esta zona?... No me lo explico

― A estas alturas ya no se que decir, cada vez que vengo me cruzo con...¡¡AY!! - una de las piernas de la Castaña quedó atrapada en un agujero, haciendo que se le doblara causándole una herida que comenzaba a sangrar - Mierda.

El rubio se detuvo y palideció.

―Demonios, no podemos ir allá si estas así. - se rompió las mangas de la camisa y como pudo hizo un torniquete a Daliah en la pierna, para evitar en lo que pudiera que se desangrara. La chica cerró los ojos del dolor.

―Y que se te ocurre, ¿Nos quedamos aquí a ser aperitivos de los animales? - La chica cerró los ojos del dolor.

―Si me hubieras hecho caso, nada de esto habría pasado.

―No puedo quedarme de brazos cruzados y mirar como mi amiga muere, merecen que les ayude.

Nathaniel se levantó después de vendar la rodilla de Daliah y se llevó las manos al pelo frustrado.

―¡¡¿PERO NO TE DAS CUENTA DE QUE ERES UNA HUMANA Y ELLOS SON CRIATURAS DE LA NOCHE?!! Maldita sea Daliah, esos que consideras amigos los conociste hace prácticamente poco y...

―No no... mi amiga es Giselle, - Le interrumpió - ... a los demás es cierto que no les conozco, pero estoy preocupada por ella así que ahora ayudame.

―Genial... ¿todo esto por uno de ellos solo?... - Al ver la cara de enfado de esta, suspiró y le cogió en brazos. - Si llegamos ahi y se te intentan zampar que conste que te abisé.

Un crujido a sus espaldas hizo que se diera mas prisa por emprender la marcha.

Conforme iban acercándose al castillo, pasaron junto a un árbol en el que se encontraba tumbado un Jaguar observándoles fijamente dejando confuso a Nathaniel. Iba caminando tambaleándose, después de la pelea de antes y tener que cargar con Daliah era superior a sus fuerzas; se detuvo en el ultimo tramo antes de llegar a la puerta del edificio , y colocó a la castaña en el suelo. Se sentó derrotado bajo la preocupada mirada de Daliah.

―¿Como te encuentras?

― Me siento como si la señora Lavigne me hubiera hecho cargar con todo varios sacos de piedras, después de ayudar al señor Nivans a reparar un granero.

La castaña sonrió y miró hacia el pórtico.

―¿Crees que si gritamos nos podrán oír desde aquí? Como mucho estamos a 50 metros.

―Me preocupa mas que ese gato nos ataque si gritamos... - el rubio señaló la rama en la que habia visto al Jaguar y frunció el ceño - No nos quita los ojos de encima.

Daliah se giró para mirar a Nathaniel y después a la rama que señalaba. Un jaguar de un hermoso color Naranja con motas perfectamente precisas y negras, les observaba relajado desde lo alto de un árbol. No hacia nada, solo estaba ahí... Clavandoles sus gélidos ojos grises.

El viento comenzó a soplar con fuerza amenazando con soltar una gran cantidad de lluvia, sobre los devastados terrenos del bosque Cuando el Jaguar descendió del árbol. El rubio se incorporó rápidamente, y cogió a Daliah en brazos sin quitar los ojos del animal. Este se estiró al tiempo que abría su gran mandíbula en un bostezo, y se sentó enfrente suyo mirando hacia el pórtico del edifico.

―Si no fuera porque ya me resulta extraño ver un Jaguar aquí, pensaría que esta esperando algo...

―Sea lo que sea, no tengo pensado averiguarlo... he descansado lo justo, sigamos. - Al dar un paso hacia detrás, Nathaniel notó que habia chocado contra algo blando. Se giró y observó como un Guepardo de ojos azules se deslizaba despacio junto a el, y se aproximaba a olerle; Temiendo por que les estuviera atrayendo la herida de su amiga, se alejó todo lo que pudo mientras observaba como el extraño animal blanco olía en la zona donde antes habia estado sentada Daliah. - ¿De donde demonios salen estos animales?

―¡Guau! ¿Que tipo de animal es ese? Es la primera vez que lo veo

―No creo que este sea el mejor momento para emocionarnos... Estamos rodeados.

―¿es buen momento para probar a llamar a gritos?

―Te dije que eso no...

Un gruñido bajo les pilló sorprendidos a ambos. Miraron al Guepardo y se dieron cuenta de que les miraba y hacia pequeños gruñidos, dió un par de pasos hacia ellos pero Nathaniel daba el mismo numero hacia atrás en guardia. El animal se giró a mirar hacia su espalda y después volvió a mirar a los jóvenes, sacudió la cabeza hacia los lados y dió un gruñido mas fuerte. El Jaguar que habia estado sentado tranquilamente observando de forma perezosa la escena, se levantó y tras estirarse se metió entre unos arbustos.

―Llamame loca, pero casi parece como que se nos quiere zampar el blanco. - Los vellos de la nuca de Daliah estaban como puras escarpias, tenia un animal hermoso delante de ellos y estaban a punto de ser devorados por el; intentó tranquilizarse y se armó de valor - ¡¡UNA AYUDITA!!.

El grito pilló al joven completamente desprevenido y soltó del susto a la chica que calló al suelo, se llevó las manos a los oídos y después miró sorprendido a esta.

―¿¡Pero estas loca?! - Observó al Guepardo blanco y al ver que no se habia movido , volvió la vista a Daliah - ¿Que habíamos dicho de gritar? Pueden atacarnos

―Perdona ¿vale?, Pero no tengo ganas de esperar a que me ataquen estos pequeños gatos... - Nathaniel ayudó a Daliah de nuevo y pasó uno de sus brazos por sus hombros, cargando con la mayor parte de su peso pero sin cansarse tanto como antes.

― menuda idea.

―Si Giselle esta cerca podrá ayudarnos y evitar que nos coma ese gato.

El animal dió un paso hacia ellos y dió otro gruñido bajo.

―Empiezo a sospechar como si estuviera llamando a alguien... preparate Daliah, puede aparecernos cualquier cosa.

―¿C...Crees que estará llamando a los demás de su grupo?

―Posiblemente... - Asintió con una gota de sudor bajando por su frente.

Sonidos de pisadas les hicieron ponerse nerviosos antes de que vieran aparecer de nuevo al jaguar, el cual se dirigió tranquilamente hacia donde estaba el Guepardo blanco y tras pasar junto a el desapareció de la vista. Los jóvenes observaron confusos como esta vez el animal les habia ignorado, cuando un nuevo ruido de pisadas se aproximaba hacia ellos; Un hermoso Zorro con una pequeña cojera de pelaje corto Naranja rojizo y visiblemente sucio salia de entre los arbustos , por los que tiempo atrás habia aparecido el Jaguar.

El Guepardo Blanco dió un ligero gruñido y el zorro se aproximó hasta el, dejando estupefactos a Daliah y Nathaniel al ver como el pequeño animal se restregaba en la pata del animal. La chica de ojos azules se do cuenta entonces de un detalle que habían pasado por alto.

― Espera, espera... - Le dio un ligero golpe a Nathaniel en el pecho - Creo que esa es...

El Guepardo lamió la frente del Zorro y volvió a gran velocidad por donde habia venido, al tiempo que lanzaba un gruñido muy fuerte. El zorro se giró hacia donde estaban los dos jóvenes y se aproximó; antes de que se lo imaginaran, el animal mordió - sin hacer demasiada fuerza, pero lo justo para marcar los dientes y sacar un poco de sangre- la espinilla del rubio. Sacudió la pierna para soltar al Zorro y observó como daba vueltas sobre si mismo alegre.

― Me hago una idea de quien puede ser. - Miró enfadado al animal mientras este comenzaba a hacer ruiditos parecidos a risa.

El cuerpo del animal comenzó a cambiar poco a poco y en solo un abrir y cerrar de ojos, Giselle se encontraba riendo en frente de ellos.

―Oh vamos... solo fue una broma. - Una amplia sonrisa decorada con un par de gotas de sangre en la comisura de sus labios por el mordisco a Nathaniel, se dibujó en el rostro de la joven.

―Cuando te clave un puñal en el corazón también lo será...

―¡¡Giselle!! Madre mía me alegro de volver a verte de nue...¡¿DIOS MIO QUE TE A OCURRIDO?!

A pesar de la visible buena forma de Giselle cuando estaba en forma de Zorro, la realidad era otra mucho distinta. La joven tenia su vestido rojo completamente destrozado y con una profunda herida en el torso y pierna derecha, junto a su pelo que antes era visiblemente hermoso y sedoso, ahora se encontraba completamente lleno de barro y sangre. La sonrisa divertida que habia tenido apenas unos segundos antes desapareció, dejando paso a una mirada fría y preocupada.

―Tenemos problemas, y de los grandes... - La rubia de ojos grises miró con sorna a Nathaniel; Se colocó al otro lado de la castaña y ayudó a este a cargar con Daliah. - Pero puede que ricitos de oro nos venga bien, andando. Tenemos que curarte esa herida y hay algo que necesitas saber con mucha urgencia.