Cuenta Regresiva: 26.280 horas.
Estado de Guerra.
La tarde caía sobre la capital y la gente comenzaba a volver a sus casas luego de un día laboral más, mientras Bulma veía pasar las calles por la ventanilla del vehículo con aburrimiento, luego de ir a retirar lo solicitado por su padre, haciendo un alto para pasar a comprar algunas cosa para ella y comer algo con su exnovio. Se sentía extraña, entre confundida y feliz. Vegeta estaba vivo y al parecer sin secuelas, sin contar que la había besado la noche anterior, aunque fuese para fastidiarla. Además su ex novio se había comportado como un buen amigo hasta ahora sin mencionarle en ninguna oportunidad lo de volver a estar juntos. Por lo mismo lo miró y le dijo, con una sonrisa - Gracias por acompañarme a buscar los conectores que faltaban... eres un buen amigo.
-No es nada, Bulma. Lo que sea por una vieja amiga – le respondió él, dándole un abreve mirada y sonriéndose por lo dicho.
-¡Oye! – le reclamó dándole un golpe en el hombro - ¿Tenías que agregar lo de vieja?
-¡Auch! ¡No te molestes! Era solo un decir…
-Aún así, no fue gracioso – alegó, agregando después - Oye, no me has dicho aun por qué te fuiste… Es decir. Me dijiste que estaba sola en esto… Me refiero a lo de Vegeta, pero nunca pensé que sería literal…
-Bueno… - dijo él, mirándola un instante mientras se detenían en una luz roja – me conoces bastante bien y no puedo mentirte más… no quería estar en la Corporación mientras todos estaban al pendiente de ese bastardo.
- ¡Oh, Yamcha! Estabas celoso…
-Por supuesto – dijo, poniendo el vehículo en marcha nuevamente – Yo aún te amo y tú tienes sentimientos por él… ¿cómo querías que me quedara?
-Entonces… ¿por qué volviste?
-Después de meditar las cosas, me dije a mi mismo que no debía darme por vencido aun... Mientras tenga una mínima oportunidad de volver contigo, será suficiente para dar la pelea.
- Me halagas, Yamcha, pero creo que nosotros por ahora estamos bien como estamos...
-Estoy de acuerdo en que nos hemos llevado mejor… Pero me gustaría insistir en que salgamos a comer o al cine uno de estos días… digo, como amigos…
-No me presiones, además, acabamos de comer juntos – le comentó, volviendo a la normalidad.
-Eso no cuenta…Yo hablo de salir a cenar.
-Creo que podría pensarlo – le respondió, con algo de coquetería.
-Excelente… ¿Qué te parece hoy?
- ¡Yamcha! – le reclamó Bulma por su insistencia, mientras él se avergonzaba brevemente -Está bien, está bien… yo solo decía… - se excusó el ex bandido, mientras doblaba para ingresar a la avenida donde estaba la Corporación.
Apenas descendieron del vehículo, Bulma se fue directo a la nave, mientras su exnovio la veía alejarse con cara de bobo. Sin embargo, su expresión cambió a enojo, al ver que Vegeta estaba en uno de los balcones, también observando a Bulma, con una expresión bastante peculiar, lo que consiguió que Yamcha se molestara, elevando su ki. El saiyajin, al percatarse de ello, se volvió hacia el hombre de la cicatriz y le sonrió burlón, dando media vuelta y desapareciendo de su vista.
Para Yamcha fue notorio que Vegeta se traía algo entre manos. Parecía como si lo estuviera desafiando, como si supiera de sus intenciones de volver con Bulma y que definitivamente parecía querer fastidiarlo. Apretó con fuerza sus puños y se dirigió a su habitación, mientras maldecía internamente al saiyajin, tratando de dilucidar que era lo que estaba tramando Vegeta y en cómo podía adelantarse a lo que fuera que tenía pensado hacer.
…
Era casi la hora de la cena y Bulma estaba en su cuarto terminando de cambiarse, para bajar. Se miró una última vez en el espejo de su tocador, sonriéndose ante su imagen y se dispuso a salir, pero apenas puso su mano en el pomo de la puerta, su intercomunicador se encendió.
-Humana, necesito que vengas.
-¿? – Bulma se volteó con asombro - ¿Vegeta? – preguntó, no muy convencida de haber escuchado bien.
- Sé que estás ahí. Ven a mi cuarto… Tengo un problema con los vendajes.
Bulma puso cara de loca. Ahora sí que creyó que estaba alucinando. Se acercó al comunicador y, oprimiendo el botón, respondió - Voy enseguida… - "¿? ¿Vegeta quiere que vaya a su cuarto a ayudarle?… esto es raro. ¿Se habrá golpeado la cabeza?" Salió al pasillo y se paró frente a la puerta continua, dando un par de golpes.
-Entra – le respondió el saiyajin. Así que, intrigada, empujó la puerta e ingresó, viendo de inmediato a Vegeta sentado en su cama, con el torso desnudo, con el botiquín a su lado - ¿Qué ocurre? – preguntó ella, acercándose, no muy convencida aún.
-Necesito que cambies el vendaje de mi brazo. Me molesta… - respondió él, con un tono neutro.
-De acuerdo… pero creí que no necesitabas de mí para eso - dijo ella, avanzando hacia él, esperando incomodarlo con su comentario. Vegeta frunció y le dijo en un tono de muy pocos amigos -No me hagas repetirlo…
Bulma se paró frente a él y con cuidado retiró el vendaje, notando que efectivamente estaba demasiado tenso, por lo que procedió a quitarlo para cambiarlo por uno nuevo, sintiendo sobre ella, en todo momento, la intensa mirada del saiyajin mientras trabajaba, lo que la hizo ponerse un poco nerviosa. Comenzaron a temblarle las manos y, a causa de esto, se le resbaló el vendaje que retiró, obligándola a inclinarse a recogerlo, pero levantó su vista al escuchar lo que le pareció una risa contenida por parte de su paciente - ¿Se puede saber de qué te ríes? – le preguntó, mirándolo enseguida. Vegeta, que no dejaba de observarla, se sonrió y le dijo - No sabía que tu torpeza tenía un motivo, mujer… - Bulma sintió enrojecer sus mejillas, aunque no supo si fue por verse descubierta o por ese nuevo apelativo. Optó por negarlo todo - ¿De qué estás hablando? Solo se me resbalaron las vendas de las manos… A cualquiera le puede pasar – se excusó, cogiendo la venda del piso e irguiéndose de inmediato, pero enseguida sus ojos se agrandaron y agregó, acusadora, con la intención de que él se retractara - ¡Oh! ¿acaso estás insinuando que tú me pones nerviosa? – pero no lo consiguió, ya que Vegeta solo se sonrió malignamente y por el contrario prosiguió con su argumento – No he dicho tal, pero ¿Qué más podría ser? Solo hizo falta no sacarte la vista de encima para que te temblaran las manos.
-¡Cállate! - le dijo ella, descartando el vendaje y tomando uno nuevo del botiquín – sabes que no es cierto, saiyajin engreído.
- ¿Necesito demostrarlo acaso? – preguntó él, de buen humor.
-¡No digas tonterías!… Déjame terminar de cambiar el estúpido vendaje para poder retirarme ¿de acuerdo? – le dijo ella, procediendo a ponerle las nuevas vendas, mientras Vegeta seguía observándola, muy atentamente, para después comenzar a inclinarse lentamente hacia ella. La muchacha, podía sentir muy próximo a ella el rostro de él, por lo que comenzó a respirar más agitadamente, y por lo mismo, le costaba aún más concentrarse en su labor.
- Vegeta… Ya basta… - le advirtió ella.
-No estoy haciendo nada, mujer… - le replicó divertido. Pero, a pesar de estar disfrutando bastante la situación debía comenzar a ganarse aun más la confianza de la científica por lo que le preguntó algo cotidiano para no levantar sospechas - ¿Así que finalmente no corriste de aquí a la sabandija?
- ¿Estamos conversadores? -preguntó ella de vuelta, intentando parecer lo más tranquila posible.
- ¿No me vas a contestar?
Bulma lo miró a los ojos. Realmente el saiyajin estaba muy cerca de ella – Si tanto quieres saber, Yamcha se quedó por muy buenos motivos, pero no creo que sea algo que te importe…
Él se retiró un poco, cerró un momento sus ojos, y respondió, frunciendo – Ningún motivo de los que hayas elegido es bueno, créeme…. Pero para mí sigue siendo un estorbo…
- ¿Qué insinúas? – lo interrogó ella, terminando de ponerle el cabestrillo.
-Hmn… ¿ya terminaste? – le preguntó él, evadiendo su pregunta.
- ¡¿Ahora tú no vas a responder?! – lo interrogó Bulma, poniendo sus manos en las caderas, dando un paso hacia atrás.
- ¿Debo explicártelo, terrícola? – contra preguntó el saiyajin, volviendo a mirarla, pero ahora con una sonrisa burlona.
En ese momento se encendió el comunicador:
-Joven Vegeta, ya está la cena… Ay, querido ¿Serías tan amable de avisarle a Bulma? No la encuentro por ningún lado…
Vegeta, sin sacarle la vista de encima a la muchacha, se estiró hacia la mesa y con su mano derecha presionó el botón del comunicador respondiendo - Ella está aquí… bajamos enseguida.
Bulma quedó de una pieza. "¿Desde cuándo es tan amable? Esto está muy raro… ¿que lo hizo cambiar de actitud?… Sin embargo, eso de que no soporta a Yamcha no me extraña… nunca se han llevado bien"
El hombre soltó el botón. Y, acto seguido, tomó de encima de la cama una camiseta y con una facilidad sorprendente, producto de la práctica, se la puso con solo un brazo. Se levantó, avanzó hacia la puerta y volteando a ver a Bulma le dijo - ¿Piensas quedarte, terrícola? - ella parpadeó un par de veces y lo siguió, fuera de la habitación, respondiéndole – No, vamos. Espero que la cena de hoy esté deliciosa, pues muero de hambre.
-Yo también… - le comentó él, adelantándose, dejándola extrañada por su actitud, pero enseguida ella le siguió el paso, sonriéndose por compartir un poco con esta extraña personalidad del Saiyajin, tal como cuando él le solicitó visitar los laboratorios en su estadía anterior. Pensó que ese era el Vegeta que más le gustaba de todos los que convivían dentro de él.
…
Mientras en el cenador, Bunny, muy contenta, comenzaba a traer más bandejas con deliciosos platillos. Allí se encontraba Yamcha, que estaba con un rostro de medio kilómetro, ya que justamente entraba cuando la señora llamó a Vegeta a cenar y escuchó perfectamente la respuesta que el hombre le dio, confirmando para sí mismo, que el saiyajin se traía algo entre manos con su ex novia. Pero lo peor fue verlos llegar juntos y conversando muy animadamente, lo que le reafirmaba su teoría de que Vegeta tramaba algo, ya que jamás los había visto así de cercanos, aunque Bulma se lo hubiese dicho en más de una oportunidad.
Los señores Briefs ya estaban sentados y sonrientes - Siéntense, queridos, por favor – les indicó la señora, dirigiéndose enseguida al príncipe - Vegeta, te preparé unos deliciosos muslos de pavo, para que no tengas problema… Debe ser horrible tener que comer con una mano solamente…
-Gracias, señora, es usted muy amable – respondió el saiyajin, para sorpresa de todos.
"Maldito hipócrita convenenciero" pensaba Yamcha.
"¡Es todo un encanto!" pensó Bunny.
"¡Vaya!… el descanso le ha sentado bien" pensó el científico.
"Esto no va a terminar bien" pensó Puar.
"Está muy raro hoy…Pero lo prefiero así" pensó Bulma.
La cena transcurrió con normalidad, y para seguir sorprendiéndose, todos platicaban.
-Profesor – comentó el saiyajin – me enteré de que agregarían ese nuevo material a la nave…
-Así es, Vegeta – le respondió - Si queremos aumentar la gravedad debemos aumentar también la resistencia… No queremos que ocurran más accidentes.
-Me parece perfecto – comentó el príncipe, bebiendo enseguida un poco de agua.
Luego de unos segundos de silencio, Yamcha decidió entablar conversación – Bulma, mañana por la tarde iremos donde el maestro con Puar ¿quieres venir?
Vegeta, que había vuelto a comer, disimuladamente puso atención a la conversación.
-No lo sé… aún falta mucho que hacer en la nave… - respondió con sinceridad la científica.
- ¡Vamos! Será solo por la tarde, además, volveremos antes de la cena - intentó convencerla su ex novio.
-Hija, si quieres ve… por un día no nos atrasaremos demasiado - le recomendó su padre. Bulma miró a su padre y de pasada a Vegeta, que la estaba observando, pero pensó que era mejor abstenerse -No, Yamcha. Gracias. Quizás en otra ocasión… Solo te pido que no les digas a los demás lo que ocurrió con la nave. Por favor.
Vegeta se sintió conforme con la respuesta al mismo tiempo que el ex ladrón miró a la muchacha algo desilusionado - Como quieras, Bulma. De todos modos, les daré tus saludos – comentó Yamcha, con pocos ánimos.
Una mueca parecida a una sonrisa apareció en los labios de saiyajin, mientras comía.
Cuando terminaron de cenar, cada cual se fue por su lado. Los señores se retiraron a beber café y ver la televisión en la sala, Bulma se dirigió a su oficina, ya que tenía algo pendiente que terminar y Yamcha, al ver que ella se iba a encerrar a trabajar, decidió ir a su habitación, a esperar a que ella saliera para poder conversar un momento a solas. Por su parte Vegeta, bueno, él salió al jardín. O eso es lo que todos pensaban.
…
En la oficina de Bulma…
-Hola ¿estás ocupada? – la saludó el saiyajin, con estudiada cortesía. Ella se volteó sorprendida, encontrándose a Vegeta de pie en la puerta de su laboratorio, como esperando a que ella lo invitara a pasar, cosa que llamó en extremo su atención - Hola, Vegeta, adelante… - intentó no darle importancia, por lo que volvió a su ordenador y le preguntó - dime ¿qué necesitas?
Él la miró algo divertido y avanzó. Aunque su sonrisa no era maligna como siempre, más bien era algo parecido a los nervios de enfrentar algo desconocido, como un reto. Así que, acto seguido, cogió una silla y la puso frente al escritorio donde ella estaba trabajando, con toda la naturalidad del mundo - ¿Puedo? – dijo indicando el asiento.
-¿? ... Eh… claro. Siéntate – le respondió ella, bastante confundida. No se esperaba para nada esa visita, ni menos tanta cordialidad, por lo que le preguntó con cautela – Dime, Vegeta ¿Qué te trae a mi laboratorio a estas horas? Yo creí que subirías a descansar o a intentar entrenar.
Él se sentó, mientras parecía evaluar lo que diría pero no tardo en decirle - Humana… ¿Aún estas molesta por que entrené estando lastimado?
Bulma se giró un momento y lo miró extrañada "sé que es algo bipolar... pero esto ya raya en lo clínico..." pensó, para enseguida responderle - Estás muy raro…
-¿Por qué lo dices?... Soy el de siempre…
– Si así lo crees… - le dijo, volviendo a teclear.
-¿Vas responderme o comenzarás con tus evasivas? – insistió él, tratando de no enojarse, pero la vena de su sien ya había comenzado a asomarse. Era increíble que con tan poco ella consiguiera sacarlo de quicio.
Bulma se sonrió un momento y enseguida le dijo – Insisto en que estás actuando muy sospechoso… Pero está bien… Te responderé… No, ya no estoy molesta, Vegeta… ¿Por qué preguntas eso?
-Solo quería aclarar las cosas… Sabes que necesito convertirme en el súper saiyajin antes de que lleguen esas chatarras… - Bulma se volteó a verlo. Él parecía ser sincero, sin embargo, algo no le cuadraba en la actitud del saiyajin, pero ya llevaba todo el día así, por lo que le respondió, como dándolo por su lado, mientras volvía a su ordenador - Lo sé… Pero si entrenas estando lastimado solo conseguirás el efecto contrario…
El saiyajin decidió insistir - Ayer me preguntaste si yo era tu amigo… - ella definitivamente dejó de teclear y le puso toda su atención - ¿lo eres? – preguntó con esa mirada curiosa tan típica de ella.
Vegeta hizo un alto antes de responder, notando que casi la tenía donde quería. De su respuesta dependía ahora obtener más información por parte de ella, así que trato de responder sin comprometerse demasiado - Debo reconocer que hay mucho de eso que ustedes llaman amistad en nuestras interacciones…Aunque debo admitir que es extraño, porque no te siento como un compañero de lucha, pero quizás se deba a que obviamente jamás lucharías a mi lado… creo que solo… es diferente...pero supongo que es a eso a lo que te refieres.
La mirada de Bulma se iluminó al preguntarle - ¿Hablas en serio? No sabes lo feliz que eso me hace…
-Hmn… lo que digas… - intentó bajarle él algarabía, agregando enseguida - El asunto es que, según tú, podemos confiarnos cosas ¿no es así?
-Claro. Es lo que hacen los amigos - le respondió ella, ilusionada con la idea de que él aceptara finalmente que eran amigos.
Vegeta se recostó en el respaldo bastante satisfecho - Supongo que ya aclaré mi duda...
Ella se lo quedó mirando expectante, ya que esperaba alguna confesión por parte de su amigo, pero lamentablemente, Vegeta solo la observó mientras se ponía de pie y dando media vuelta se acercó a la salida – Gracias por la aclaración y buenas noches, terrícola – le dijo, volteando a verla un momento, para abandonar finalmente la habitación.
Bulma pestañeó contrariada un par de veces antes de reaccionar - ¡Vegeta, espera! – gritó ella, saliendo tras él, corriendo hasta alcanzarlo frente a la entrada principal. El saiyajin tenía una sonrisa dibujada en sus labios, la cual se desvaneció cuando volteó a verla, preguntándole con enojo - ¿Qué quieres ahora? ¿Qué no fui lo suficientemente claro?
Ella quedó a un par de pasos de él y llevándose ambas manos a su pecho, le preguntó - ¿No sé qué pasa contigo?… es decir, vienes a charlar y a dejar en claro si somos amigos o no y luego te vas sin decir más… Acéptalo, es una manera muy extraña de actuar…
-Así que de eso se trataba… Yo solo quería aclarar las cosas… te lo mencioné – le respondió, cambiando su tono de voz a uno más suave – No comprendo a qué se debe tú confusión…
Bulma lo miró a los ojos y se acercó aún más a él para decirle, mientras gesticulaba - Pero… se supone que si viniste a aclarármelo es porque querías confiarme alguna cosa, pero tal parece como si te hubieras arrepentido ¿o me equivoco?
Una sonrisa burlona apareció en su rostro al verla a solo un escalón de distancia - No me malentiendas. Yo no tengo nada que confesarte… solo quería saber si aún podía tener tu confianza. Pero si quieres saber algo, solo pregúntalo… Aunque no te aseguro que responda... – terminó cruzándose de brazos.
Bulma se quedó observándolo, sintiéndose hipnotizada por ese malhumorado hombre que tenía en frente, perdiéndose en sus facciones tan fuertes, mientras intentaba comprender por qué se comportaba así ahora. - ¿Y bien? – preguntó él, apresurándola, a lo que ella simplemente se encogió de hombros molesta - Olvídalo… En este momento no puedo pensar en nada que quiera saber.
La sonrisa de Vegeta se amplió y, acto seguido, se inclinó hacía ella y con sus labios casi rozando su oído le susurró - No te preocupes, mujer… aún hay tiempo - y diciendo esto le dio una última mirada a Bulma, para enseguida cruzar la puerta, abandonando los laboratorios.
La peli turquesa casi se desmaya de lo fuerte latió su corazón, creyendo que se le saldría por la garganta. La última vez que Vegeta le había hablado así de cerca, ella estaba bajo la influencia del alcohol. Pero ahora era distinto, estaba totalmente lúcida y por lo mismo, la había dejado bastante descolocada. Ya no sintió deseos de trabajar, así que volvió a su oficina y guardó la información, apagando enseguida el ordenador, para dejarse caer en su silla con los codos apoyados en la mesa y la cabeza entre sus manos "¿Por qué hace estas cosas? Tonta yo que reacciono como una quinceañera... No puedo negar que me gusta, de eso no me cabe ninguna duda...Además, siempre me ha llamado la atención lo fuerte e inteligente que es, cosas que rara vez se ven juntas..." Terminó sus pensamientos dejando caer su cabeza sobre el escritorio, con las manos como almohada, continuando hablando consigo misma, con la mirada perdida sobre una hoja de papel - Pero ¿Qué es lo que siento realmente por él?… ¿Estoy enamorada de ese saiyajin ingrato y grosero? No. Eso es imposible… Pero no puedo controlar lo que siento cuando estoy cerca de él… ¿Y Yamcha? No, definitivamente ya no siento nada por él más que cariño… ¿Cómo fue que pude olvidar un amor de tantos años en tan poco tiempo?… Vegeta… Él es el culpable de que ya no sienta nada por Yam… desde que comenzamos a interactuar comencé a interesarme en él, casi sin notarlo y, aunque debería ser realista y admitir que ese saiyajin no tiene madera de novio, no puedo sacarlo de mi cabeza...¿Cómo hacerlo si hasta que sea un príncipe de un reino perdido le da un aire de misticismo, similar a como si fuera una extraña joya?... Él mismo me dijo que Yamcha jamás sería capaz de defenderme y ¡vaya que que tuvo razón!, sobretodo después de esa visita de Freezer, cuando el pobre solo temblaba y se quejaba porque iba a morir… Vegeta, en cambio, se mantuvo firme a pesar de estar consciente de que todo estaba perdido… - se incorporó y se cruzó de brazos en pose meditativa, mientras levantaba una de sus manos con su dedo indice en alto - El maldito tiene tantos puntos a favor que es me imposible ignorarlo…No es tan guapo como Yamcha o Gokú, pero es fuerte, tiene carácter, es inteligente, es gracioso a su manera, además de sensual… y es… ¡ESTÁ DECIDIDO! - gritó finalmente – Soy la Gran Bulma Briefs y lo que quiero lo consigo, ja, ja, ja… ¡Vegeta, prepárate, porque, aunque no lo quieras, conseguiré que te enamores de mí y me ruegues por ser tu compañera! - con esta declaración de guerra apagó las luces y se retiró a descansar. Bueno más bien a elaborar su estrategia de ataque, pero al llegar a las escaleras hacia su habitación, fue interceptada por Yamcha.
- Bulma, que bueno que te encuentro… ¿Podemos hablar un momento? – Ella se lo pensó y no porque no quisiera hablar con Yamcha, sino porque deseaba llegar a su habitación para pensar sobre lo que haría. Sin embargo, creyó prudente averiguar ciertas cosas antes de comenzar con su plan de ataque y quién mejor que Yamcha para aclararle sus dudas, por lo que le dijo - ¡OH! Claro, Yamcha… ¿quieres un café?
-Sí… Me caería bien- le respondió él, feliz de que ella aceptara charlar con él.
- ¡Qué bueno! – exclamó ella, tomándolo por un brazo, comenzando a avanzar hacia la cocina, jalándolo, mientras agregaba – ¡Porque muero por una cerveza!
Él la miró extrañado un momento, pero enseguida se dejó llevar, tal como en los viejos tiempos.
Al fin llegaron a la cocina, y, una vez instalados, la peli turquesa le sirvió un café a su ex novio y sacó una lata de cerveza para ella, la que abrió apenas tomó asiento junto a Yamcha, diciéndole - ¡No sabes cuánto necesitaba esto! – Yamcha la miró extrañado, no sabiendo a que se refería, por lo que le preguntó – Parece que no tuviste un buen día… ¿Es porque te pedí que saliéramos? – ella negó de inmediato – No. Eso no tuvo nada que ver, Yam...Lo que pasa es que… - dudó un momento antes de decirle, ya que aún no estaba segura de confiarle aquellas cosas tan intimas a su ex, pero, no teniendo a nadie más a mano, continuó – Lo que pasa es que Vegeta fue a mi oficina a decirme algunas cosas que realmente no logró comprender… – Su ex novio la miró con algo de desilusión, ya que se dio cuenta de que él ya no sería más, o por lo menos por un buen tiempo, el motivo de agitación de la muchacha. Así que bebió un poco de su café antes de preguntarle, con cautela – Te escucho, pero dime antes… ¿Qué tan serio es lo que sientes por ese malnacido?
Bulma, que ya se había bajado media lata, lo miró con curiosidad y le respondió - Yamcha… no puedo negar que él me gusta… Pero por otro lado sé que no tengo ninguna oportunidad… - mintió en parte ella. El guerrero se exasperó un poco, recomendándole - Y entonces, ¿por qué no solo te olvidas de todo esto? Eres una mujer inteligente, Bulma. Y él bueno, él es él… - ella bebió otro sorbo y le dijo -Lo que pasa es que tú estás celoso, porque ya no eres el chico malo que llama mi atención… Pero debes saber que tenía razón cuando les dije que él no era tan mala persona… solo hay que saber llevarlo… - Yamcha negó con su cabeza - No te engañes, Bulma – le dijo, tomando la mano que ella tenía apoyada en la mesa y aproximándose un poco hacia ella, agregó – Sabes que a él solo le gusta matar y que no tiene sentimientos más que de odio. ¡Y todos son hacia Gokú!
Bulma miró su extremidad atrapada y disimuladamente la retiró, para preguntar – No digas tonterías, Yamcha… mejor dime ¿Cómo fue que te enamoraste de mí?
El hombre de la cicatriz sonrió y comenzó a jugar con sus pulgares, algo nervioso por la pregunta - Bueno… Supongo que fue después de un tiempo que llevábamos juntos… No fue amor a primera vista. O sea, me gustaste, claro, pero los verdaderos sentimientos vinieron después… cuando te conocí mejor…
Bulma lo miró desconcertada - Pero ¿No pensaste en que eso podía ser también por costumbre?, es decir ¿Crees que sea posible que hayas confundido cariño con costumbre? - él se puso serio automáticamente - ¿Costumbre dices? No, Bulma. Sé muy bien lo que siento por ti… Y creí que a ti te había pasado igual… - ella negó nuevamente con su cabeza, antes de decirle – No. Creo que yo te amé desde la primera vez… De hecho ¡Pensé que eras muy guapo y fuerte! Además de tierno y muy considerado – él sonrió al recordar aquellos tiempos, comentándole – Sí, pero les tenía un miedo atroz a las mujeres – Ella sonrió también, para agregar con ironía, mientras acercaba la lata a su boca para beber, sin dejar de mirarlo – Pero ahora las persigues con bastante entusiasmo… - Yamcha se defendió, frunciendo levemente, mientras le reclamaba - ¡Vamos, Bulma! Eso fue diferente… Además, creí que ya lo habíamos dejado en claro ¿o no? – terminó con algo de despecho.
La peli turquesa decidió ir directamente a lo que necesitaba, antes de que le ex bandido terminara molestándose, así que le preguntó de una vez, tratando de ser más específica - Lo sé… pero ¿hubo algo en especial que te hiciera amarme?
Él ahora la miró con desconfianza - Bulma… ¿estás haciendo preguntas muy extrañas?
- ¿Puedes responderme? O ¿es que acaso solo estabas conmigo por mi apariencia física?
Yamcha suspiró. No comprendía a qué se debía ese raro interrogatorio, pero aun así intentó responder - No, no fue solo eso… Cuando nos conocimos solo éramos unos niños, bueno casi… Pero después, con el pasar del tiempo, me fui dando cuenta de que tenías muchas cualidades… Aunque eres muy terca, eres una persona muy tierna, dulce, comprensiva, inteligente y muy graciosa.
- ¿solo eso? - dijo ella algo decepcionada.
- ¿Qué más quieres que diga? – le preguntó algo exaltado él guerrero, mientras fruncía - ¡No entiendo a donde quieres llegar con esto! Te amo tal como eres y pareciera que eso nunca fue suficiente…
-¡No seas exagerado, Yamcha! – lo regañó, dejando de lado enseguida, tanto la lata vacía como el reclamo de su ex, agregando con vanidad – Pero podrías haber dicho también que era audaz, intrépida, carismática, valiente, considerada y…
- Te faltó humilde… - comentó el saiyajin desde la puerta, con cara de pocos amigos. Se había levantado por un bocadillo nocturno y había oído gran parte de la conversación, pero esperó el momento apropiado para fastidiar a su anfitriona, como siempre, sin contar que le causó cierta satisfacción interrumpir su charla con el guerrero de la cicatriz.
-Vegeta, ¡Es de muy mala educación meterse en las conversaciones de los demás! – lo regañó ella, mientras Yamcha, de espaldas al saiyajin, solo le hizo un gesto a la muchacha como diciéndole "ahí lo tienes"
-¡Tsk! – hizo el saiyajin, caminando hasta la nevera y abriéndola, comentando enseguida, mientras veía que alimento atacaría - La casa es bastante amplia. Pudiste escoger otra habitación si querías estar a solas… Sabes perfectamente bien que esté es un espacio común y que la gente come de vez en cuando, por lo que era inevitable que alguien los interrumpiera…
-¡Eres Insoportable! – le gritó, para enseguida dirigirse a su ex - ¡Vámonos, Yamcha! – le ordenó ella, poniéndose de pie y tomando al hombre de la cicatriz de la mano, se lo llevó de la cocina, sin esperar a una réplica por parte de Vegeta.
- ¿Eso es lo que quieres? – le comentó Yamcha, mientras avanzaban por el pasillo.
-¡Shh!… ¡Que aún nos puede oír! – lo hizo callar Bulma, mientras lo arrastraba, literalmente, al jardín trasero. Una vez ahí se sentaron en una banca y se quedaron en silencio unos minutos hasta que ella se atrevió a preguntar, mientras se mordía el pulgar, nerviosa - ¿Ya subió?
-Déjame averiguar…. – le respondió él, buscando el ki del saiyajin - Sí. Ya está en su cuarto… - le confirmó, para enseguida preguntarle, con un hilo de voz, temeroso de la respuesta - ¿Qué ocurre, Bulma?
- ¡Uff!… - hizo ella aliviada, dejando escapar un suspiró, para enseguida relajarse completamente. Había oído la pregunta de su ex, pero no quería responder, por temor a la reacción de él. Pero no tenía como escapar, así que miró al suelo y le respondió, mientras movía sus pies como una niña pequeña – No es nada… Es solo que no quiero que él se entere de lo que hablamos…
Yamcha la observó con paciencia un momento, pero su último comentario despertó nuevamente sus celos, por lo que le dijo - ¿Es en serio?... ¡Pero si es un cretino! ¿Acaso no te diste cuenta de cómo te trato en la cocina? Para él no eres más que quién le provee de un techo, comida y entrenamiento… Por lo mismo no creo que necesite aclararte mi punto con respecto a ese imbécil… Bulma, por favor, considera volver conmigo. Yo te amo, lo sabes y jamás te…
-Yamcha… ¡No puedo! – lo interrumpió ella, mirándolo fijamente a los ojos - Ha pasado muy poco tiempo y aún me duele lo que me hiciste… Por otra parte, ya te dije que él me atrae y quiero intentarlo, aunque termine con el corazón roto nuevamente… Y cuando eso ocurra, puede que piense en ti nuevamente, pero no ahora… Además, me prometiste que no me presionarías y aquí estás, tratando de convencerme de regresar a nuestra relación.
-Pero…
La peli turquesa se levantó y le dijo, dándole la espalda - Mejor vámonos a dormir… Mañana tengo mucho que hacer.
-De acuerdo – dijo él, imitándola. Sin embargo, aun no pensaba en hacerla desistir del disparate que estaba cometiendo - Pero por favor, piensa en lo que acabamos de hablar y ten mucho cuidado con Vegeta, él solo te hará daño – le comentó el ex bandido, para luego, con ternura, darle un leve abrazo y acompañarla hacia la casa, cosa que Bulma aceptó, pero solo por un momento, ya que enseguida se apartó y caminó delante del guerrero, diciéndole – Es mejor que no hagas más esas cosas, Yamcha… Ya no somos novios – él la miró desconcertado un momento, pero enseguida se sonrió tristemente – Está bien, no te insistiré… amiga.
…
En el balcón de su habitación, Vegeta bebía una botella de agua y observaba la ciudad, con sus ojos entrecerrados, mientras sus pensamientos iban y venían, con respecto a la humana - Debo planear muy bien mi próximo movimiento... Ese gusano parece sospechar algo, pero está equivocado si cree que podrá interponerse... Nada ni nadie podrá evitar que me transforme en el súper… - se quedó en silencio, pues sintió el ruido que hacía la puerta del cuarto continuo al abrirse y cerrarse, por lo que se metió en su habitación, detrás de una cortina, en una esquina tras el ventanal, para observar "Si la terrícola sale no será bueno..." Permaneció en su lugar, y efectivamente vio, por el espacio de la gruesa tela, que Bulma salía al balcón y encendía su ya clásico cigarrillo nocturno.
La muchacha se apoyó en el balcón y suspiró - Maldición, Vegeta...
Los ojos del saiyajin se abrieron en asombro, creyendo, por un segundo, que ella sabía que estaba oculto. Sin embargo, decidió esperar un poco más, oyendo claramente a la muchacha decir - Si tan solo no fueras tan altanero, grosero y pendenciero… con ese carácter de mierda y esa bipolaridad sicótica que solo me confunde... – finalizó ella, casi con un hilo de voz, en un murmullo imposible de escuchar por un humano, pero sí por un saiyajin.
Ante esto, Vegeta apretó su puño derecho, no agradándole nada su descripción "¡¿QUÉ?!". Ella continuó con su monologo - Ya no puedo negar lo que siento... Pero ese idiota jamás lo entenderá - continuó sacudiendo su cabeza - Esas cosas no son parte de su estúpida cultura barbárica - caló su cigarrillo y continuó - ¡Maldita sea!... ¿Por qué siempre los chicos guapos que quiero terminan siendo los malos, o gays o simplemente idiotas?
El saiyajin dejó caer la botella que tenía en su mano, al mismo tiempo que su boca se abría en asombro. Por suerte para él, la suave alfombra amortiguó el sonido de la botella, pero eso le dio lo mismo, porque ahora tenía una afirmación de lo que sospechaba. Se inclinó a recoger la botella y sus ojos se encontraron con los de él mismo viéndose en el reflejo de la ventana y se sonrió, sin estar muy seguro de por qué por lo hacía. Pero su mente pronto encontró el motivo y este era que la humana gritona estaba interesada en él y no solo como amigo, cosa que lo puso de muy buen humor, ya que comprendió de inmediato que no necesitaría de mucho esfuerzo para conseguir su objetivo. Así que, sin querer escuchar más, retrocedió y se dejó caer sobre la cama. Acto seguido, dejó la botella en la mesa de noche, pensando en que su suerte estaba mejorando y que de eso no cabía duda. "Así que la escandalosa tiene verdaderos sentimientos terrícolas por mí... Pero tiene razón, no puedo comprender de que se tratan, es un misterio que no me interesa develar... Sin embargo, esto será más sencillo de lo que creí... Aunque hay algo que no deja de incomodarme de todo este asunto y por lo mismo debo ser frío y calculador. No puedo dar un paso en falso... Necesito a toda costa saber el secreto de la transformación de Kakaroto..." Se sorprendió al darse cuenta de que estaba levitando sobre su cama, soltando una sonora carcajada, sin poder evitarlo, mientras descendía nuevamente.
Bulma, sobresaltada por la risa del saiyajin, apagó su cigarrillo y entró a su cuarto corriendo, asustada. Miró hacia todas partes, cerrando las puertas y las cortinas, al tiempo que comentaba - ¿Acaso me ha oído? No, imposible... - luego suspiró y agregó - Hoy definitivamente está más raro que de costumbre...
Las luces de ambas habitaciones se apagaron al mismo tiempo.
…
En las montañas Paoz, un par de extraterrestres se saludaban. Aún no salía el sol, siendo el momento ideal del día para iniciar un buen entrenamiento, por lo que ambos se miraron y comenzaron a levitar, para luego volar a toda velocidad hacia el Norte. Llegaron a un llano, donde no se podía apreciar ningún tipo de vida, comenzando de inmediato a pelear.
Después de un par de horas de golpearse a diestra y siniestra, haciendo, de vez en cuando, gala de algunas técnicas, el hombre de cabello alborotado hizo una señal de alto y descendió. El otro individuo lo imitó y se quedó a unos pocos metros - Debemos volver… - dijo el saiyajin, recuperando el aire – pronto despertará Gohan y no nos perdonará haber salido a entrenar sin él.
-Estoy de acuerdo – dijo escuetamente el otro, cruzándose de brazos, intentando no parecer agitado, pero frunció al oír al otro individua decir -Oye, ¿Crees que…
-Se lo que vas a preguntar y la respuesta es no, Gokú – lo interrumpió – No pienso ir nuevamente a esa casa de locos… Debes dejar que las cosas sigan su curso natural.
-Pero, Piccoro… - dijo Gokú, haciendo un mohín con sus labios.
-No me convencerás con tus estupideces – le respondió, molesto el namekuseijin - Si fui anteriormente, fue porque me impulsó también mi propia curiosidad… y porque si Vegeta llega a sentir tu ki en las proximidades de su territorio es capaz de asesinarte...
El guerrero de las mechas necias hizo un último intento, poniendo sus manos en súplica sobre su cabeza - Por favor, por favor, por favor…
- ¡No! ¡Y deja de ser tan enervantemente ridículo! – le gritó el namekuseijin, emprendiendo el vuelo.
El otro se quedó viéndolo alejarse - ¿?... ¡Qué mal! – exclamó, poniendo enseguida dos dedos en su barbilla, haciendo como que pensaba, agregando enseguida – Mmm… Parece que ya no me ayudará a averiguar si ya hicieron o no a Trunks… ¡PICCORO, ESPÉRAME! -gritó, siguiendo por los aires a su compañero de entrenamiento.
…
Mientras, en la Corporación, el señor Briefs entraba en la cocina y se sentaba a la mesa. Su esposa lo había llamado a desayunar hace solo unos momentos y él aceptó gustoso, pues ya llevaba varias horas despierto, por lo que le dijo al tomar asiento- Gracias, querida – recibió una taza de café y le comentó –¿Sabes? Por fin terminamos con la parte externa de la nave.
-¡Qué bueno!- comentó la señora, tomando asiento al lado del anciano - Así podrán relajarse… Y qué decir del joven Vegeta, él estará muy feliz.
-No sé si feliz sea la palabra… pero supongo que sí, cariño.
-Él ya vino a desayunar y estaba de muy buen ánimo. Pude ver un brillo especial en sus ojos…
-Debe ser por la noticia del aumento de la gravedad… - le comentó el profesor.
-No, amor. Es por algo más… Te puedo casi asegurar que esos dos terminan juntos antes de lo esperado - respondió Bunny, casi cantando.
En eso apareció Bulma en la escena, saludándoles - Hola, mamá, papá. ¡Que hambre tengo!
-Querida, recuerda que aun estás a dieta… - le comentó su madre.
-No tienes que recordármelo a cada rato… - dijo la muchacha bajando su cabeza – Pero un par de tostadas no me harán engordar ¿cierto?
-No te desanimes… - la animó Bunny, agregando - ¿por qué no haces algo de ejercicio como los muchachos?
-Mamá ¿crees que tengo tiempo para eso? Hay que terminar la nave, y además tengo un montón de proyectos atrasados… - en ese momento ingresó Yamcha, saludando muy cortes a todos - Buenos días, familia Briefs.
-Hola, querido – lo saludó Bunny.
- ¿Creí que estabas entrenando? - le preguntó Bulma. A lo que él respondió – No. Lo que pasa es que necesito reponerme después de ese día que entrené con Ten… Tú sabes que no soy tan fanático como otros... - ella decidió ignorar el comentario malintencionado de su ex, y continuaron en paz con su desayuno hasta que se activó el comunicador.
-Humana, ven de inmediato...
Todos se quedaron mirando a Bulma con cara de interrogación, eso sí de distinta índole de interrogación. La mucha fue la única en decir algo, molesta por la situación - Uy…Hace dos días no quería ni que me acercara a él, y ahora me solicita como si fuera la única persona en esta casa… - reclamó, para enseguida llevarse siquiera una rebanada de pan para calmar su apetito - Bueno, supongo que una tostada será suficiente por esta vez… Permiso, tengo que ir a atender a mi esclavizador huésped - se disculpó y salió de la cocina rumbo a la habitación de donde la solicitaban.
-Bulma es demasiado amable con ese sujeto – se le salió comentar a Yamcha, siendo reconvenido enseguida por Bunny - No, querido. Ella es así con todo el mundo... Además, después de todo es su invitado y no puede ser descortés con él solo porque no es igual a nosotros...
El hombre optó por cerrar su boca. Al parecer nadie en esa habitación, excepto Puar, compartía su antipatía por el saiyajin.
…
En el segundo nivel, Bulma daba un par de golpes a la puerta de la habitación - Vegeta… - La puerta se abrió y apareció el aludido, vestido solo con un pantalón de pijama azul, diciéndole - Se me acabaron los insumos para cambiar el apósito de la pierna.
Ella lo miró algo molesta, saludándolo con sarcasmo - Buenos días, Vegeta. Yo también amanecí de maravilla… ¿tanto te cuesta saludar, saiyajin maleducado?
-Hmn… - hizo él frunciendo. Ella supuso que le haría un berrinche de aquellos por lo que le dijo - Está bien, no te molestes… Pero pudiste avisarme eso por el comunicador. Ahora tendré que bajar a la enfermería y volver.
-Haz lo que tengas que hacer, pero que sea ya – le ordenó él.
-¿? – lo miró con cara de loca e iba a decirle algo pero no contaba con que la puerta se cerrara prácticamente en su rostro - ¡Uyy! - exclamó, con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo, yendo enseguida hacia el primer nivel nuevamente, mientras refunfuñaba groserías contra el saiyajin.
Regresó a los pocos minutos con lo solicitado por el saiyajin y encontró la puerta entreabierta, por lo que decidió entrar - Eh… ¿Vegeta? - preguntó con cautela y desde el cuarto de baño le respondieron - ¿Trajiste lo que te pedí?
-Sí – respondió ella, alzando un poco la voz, para que la pudiera oír – Oye, si no necesitas nada más me retiro… tengo mucho que hacer hoy - en vez de respuesta, la puerta del baño se abrió y, tras una nube de vapor, apareció el saiyajin. Con una toalla en su cintura y otra en su mano derecha - Déjalo sobre la mesa… -le dijo, avanzando hacia la cama.
Bulma no podía sacarle los ojos de encima, recordando la vez que lo vio salir de la piscina, quedándose en blanco por algunos segundos.
- ¿Te vas a quedar mirándome todo el día? – preguntó él, sonriéndose, mientras se llevaba una mano a la cadera y la miraba con burla.
Bulma se puso roja y avanzó con torpeza hacia el escritorio, dejando caer la caja que traía en sus manos sobre el mueble, mientras le decía, de espaldas a él - Ni quien quisiera ver esa cara tan fea… - Vegeta comenzó a reír – Ja, ja, ja… - enseguida se detuvo y agregó con una sonrisa ladina - No he dicho en ningún momento que me hayas estado mirando al rostro, mujer... Pero si lo deseas puedo enseñarte el resto… - terminó haciendo un ademán de retirarse la toalla que llevaba en la cintura, al tiempo que alzaba una ceja de manera seductora.
- ¿Estás loco? ¡No te estaba mirando como dices!… y eres... eres ¡Un depravado! – gritó ella, saliendo a toda prisa de la habitación mientras el saiyajin se desternillaba de risa.
La muchacha comenzó a correr por el pasillo, para alejarse del sonido de las risotadas y, de paso, de la vergüenza que acababa de pasar, pero, aunque ya estaba lejos, aún podía oír en sus oídos las carcajadas de su amigo.
Bulma no volvió a terminar su desayno, prefiriendo ir directamente a trabajar en la nave, pero, aunque intentaba concentrase en sus labores, de vez en cuando recordaba su tropiezo de la mañana y no podía evitar que sus mejillas se sonrojaran nuevamente al repasar la escena en su mente. Su padre solo la miraba con ternura. Conocía lo suficiente a su hija, para saber que ya estaba todo en marcha "El destino a veces es algo inevitable… está ocurriendo frente a mis ojos y, aun así, como científico, me parece increíble… Solo nos queda esperar que esos jóvenes guerreros hagan el cambio que tanto anhelan para que el futuro sea diferente y nuestro mundo esté en paz…"
…
Por la tarde, la muchacha salió a comer algo y se encontró con Yamcha que justamente iba de salida -Hola ¿vas donde el Maestro? – le preguntó, mientras buscaba que comer. Él la observó unos segundos antes de responder - Sí… es más, voy un poco tarde… ¿segura que no quieres venir? Lo pasaremos bien. Además, te llevas todo el día trabajando y un poco de distracción no te caería mal…
Ella lo miró a los ojos y le contestó - Yamcha, ya te lo expliqué. Primero quiero terminar la nave y luego vemos…
-Está bien – dijo aproximándose a ella, colocando un mechón de cabello de la muchacha tras su oreja, para luego alejarse y avanzar hacia la salida – Pero me la debes ¿eh?... Así que apenas termines con eso, saldremos, aunque sea a bailar… - luego gritó – ¡Puar, vámonos!
El gatito apareció en la puerta de la cocina, saludó de pasada a Bulma y salió junto con su amigo.
Ella los vio salir y suspiró antes de decir - Lástima que ya no te amo, Yamcha. Eres tan tierno y considerado… ¡Qué le vamos a hacer!… - se sujetó uno de sus brazos en un gesto de fuerza y agregó -Bueno, debo volver al trabajo. A los saiyajins se les conquista por el estómago y dándoles donde entrenar, ja, ja, ja - y diciendo esto, tomó finalmente una manzana de un frutero y salió al jardín.
…
Entrada la tarde, la nave estaba casi lista. Solo faltaba configurar la gravedad, así que el padre de Bulma le comentó que mientras ella se encargaba de eso, él despacharía a los trabajadores que los habían apoyado nuevamente y volvería a los laboratorios a terminar unas cosas que tenía pendientes.
En ese momento, Vegeta decidió salir a dar un paseo. La casa parecía vacía, excepto por la presencia de la señora, que estaba en la sala del primer piso, viendo la televisión. "Parece que la sabandija ya se fue y la gritona está sola en la nave. Hmn, creo que lo apropiado es ir a charlar con ella un momento…"
Llegó a la nave y ahí estaba ella. Sentada de piernas cruzadas, al lado de la consola, ingresando datos en su ordenador. Tan ensimismada estaba, que no se percató de la presencia del hombre, el que la observaba atentamente. Vegeta notó que ella de un momento a otro dejaba de teclear y espero a que volteara hacia él y le dijera algo, sin embargo, esto no ocurrió y en cambio la muchacha cerró sus ojos, ruborizándose un poco para enseguida maldecir en voz baja y continuar con su trabajo, concentrándose en la pantalla de su ordenador portátil. Vestía su overol blanco y usaba una gorra de la corporación para cubrir su cabello. Su rostro tenía un par de manchas de grasa en una de sus mejillas, quizás por haberse rascado o por acomodarse un rebelde mechón que insistía en aparecer cerca de su oreja izquierda, lo que le pareció, de alguna forma, irresistible, por lo que dejó pasar algunos minutos más, observándola, mientras una leve sonrisa comenzaba a formarse en sus labios "Esto será interesante… Será muy inteligente pero no tiene ni la menor idea de lo que está por golpearla". Borró a propósito su sonrisa y preguntó, con algo de fastidio - ¿terminarás luego, terrícola?
Bulma levantó su vista y se encontró con esos ojos negros, indescifrables. Su primera reacción fue de sorpresa, pero optó por comportarse de la manera más neutral posible – Aun no, Vegeta… pero terminaría más pronto si no me interrumpieran – el saiyajin avanzó un par de pasos y le dijo, con calma - Solo vine a hacerte una visita de cortesía, humana… no tienes por qué ser tan grosera.
Ella se puso a la defensiva - ¿Vaya quién habla de ser grosero? No te bastó con lo de la mañana ¿acaso vienes por más? - Vegeta la miró acusador - ¿más qué? ¡Si tú fuiste la culpable!… Sin embargo, ahora vengo en paz y eres tú la que quiere seguir discutiendo sobre ese asunto…
La peli turquesa se lo quedó viendo un momento "¿En paz? Esto me huele a truco… vamos a ver que se trae entre manos ahora…"- ¿en serio vienes a conversar solamente?
Vegeta se aproximó un poco más, hasta quedar a un paso de ella, observándola hacia abajo - Te sonara extraño, pero tengo ganas de ir a ese lugar que me llevaste en mi estadía anterior – le comentó sin dejar de mirarla a los ojos.
Bulma quedó de piedra un segundo "¿Vegeta me está invitando a salir?". Lo miró a los ojos buscando si es que había sarcasmo o algún otro indicador de una nueva burla, pero no encontró nada. Aun así, prefirió declinar, por si acaso había pasado algo por alto - En serio no sé si pueda ir - dijo ella intentando sonar distante – tengo que terminar la configuración y prefiero hacerlo hoy…
El rostro del saiyajin se contrajo en una mueca de fastidio "Así que se está haciendo de rogar… maldita embustera". Decidió cambiar de estrategia - Supongo que puedo ir solo si no quieres acompañarme… Necesitaré con que cancelar mi consumo, terrícola – terminó haciéndole el gesto universal de pedir dinero.
Bulma cerró el ordenador, lo dejó a un lado y se puso de pie - ¡No! De ninguna manera. ¡No dejaré que salgas solo por ahí estando lastimado aún!
Él la tomó de un brazo, sintiendo por un momento, que el orgullo se apoderaba de él - Nadie me dice que hacer…
Ella lo miró a los ojos. Se le había olvidado completamente lo temperamental y cambiante que era él -Vegeta… cálmate… Me estás haciendo daño…
Él, al verse reflejado en sus ojos, sintió como si su corazón fuera oprimido, con una molestia que no pudo explicar. Aun así, sintió claramente como sus latidos se aceleraron, al tiempo que aumentaba su necesidad de proximidad y el calor de su cuerpo "Maldición, ¿por qué tiene que verme de esa manera?… La falta de entrenamiento me hace daño. Es similar a como si estuviese a punto de iniciar una batalla…Si continúo así, tendré que salir a destruir algo para calmarme…Hmn, deber ser ese maldito olor que expele…" Dudó un momento en soltarla, pero finalmente lo hizo, con suavidad, mientras cerraba sus los ojos, para dejar de ver a los de ella – Lo lamento...No era mi intención… - le dijo, tratando de calmarse internamente.
-Vegeta… ¿te ocurre algo? ¿tienes fiebre? – le preguntó Bulma, con preocupación genuina al verlo tan confundido, intentado poner una mano en el rostro del hombre, pero él apartó su rostro - No es nada que te incumba, humana – le respondió, dándole enseguida la espalda, agregando con un tono suave – Si así lo quieres, te espero en la sala del primer nivel, en una hora y no después… - terminó diciéndole a modo de ultimátum, saliendo de la nave para elevarse luego hasta su cuarto, dejando a Bulma bastante confundida - ¿Qué fue todo eso?... Se está comportando como un estúpido adolescente… - se quedó congelada y exclamó - ¡Oh! Es cierto entonces… Vegeta me acaba de invitar a salir… Bueno no será una cena romántica, pero por algo debo empezar… Debo apresurarme si quiero estar lista – así que comenzó a guardar sus cosas lo más rápido que podía, pensando en que los dioses le estaban brindando una oportunidad única de pasar tiempo con al saiyajin y de poder comenzar a conquistarlo.
…
Vegeta ingresó a su habitación y dejó que su cuerpo se relajara al fin. Se había sentido tan tenso que casi deseaba destruir o asesinar lo que fuese, percatándose de que la sensación de calor persistía en su cuerpo "Debo mantener la calma o de lo contrario lo echaré todo a perder… estoy tan cerca de conseguir el secreto de ese inútil de Kakaroto, pero ¡Demonios! ¿Otra vez está en celo? ¡Malditos terrícolas prolíficos! … La compatibilidad de especies debe ser muy alta, de lo contrario no me vería afectado… Me imagino al idiota de Nappa diciendo y haciendo sus desagradables gestos obscenos: ¿Ves cómo tenía razón, Vegeta?… ¡Hay que fornicarlas, príncipe!" Sacudió su cabeza con brusquedad, para alejar los pensamientos lujuriosos. Él pertenecía a la realeza y como tal, no debía desperdiciar su semilla con una vulgar terrícola. Se metió a la ducha y unos minutos después, ya más tranquilo, se dispuso a vestirse para salir con la muchacha, según tenía planeado.
…
En casa del maestro, todo era risas y tranquilidad. Oolong conversaba animadamente con Yamcha y Puar sobre unas chicas muy lindas que habían visto cuando fueron a la cuidad más próxima, de compras.
-… y entonces nos insultaron, porque nuestro vehículo le levantó la falda a una y le quedó sobre la cabeza, ja, ja, ja.
-Ustedes no cambiaran nunca – comentó desanimado Puar, a lo que Yamcha le dijo - Vamos, Puar ¡No seas amargado! ¡La historia es divertida! – pero su amigo no cambió de opinión - No son más que un grupo de babosos.
-Oye, Yamcha – preguntó el maestro - ¿Y Bulma? ¿Por qué no vino? … No has comentado nada de ella, desde que llegaste.
El hombre de la cicatriz, algo molesto, respondió - Lo que ocurre es que ella ahora está muy ocupada atendiendo otros asuntos, más importantes…
- ¿No me digas que te cambió por ese saiyajin? -preguntó el cerdo, entrecerrando sus ojos de manera insidiosa. Yamcha lo miró indignado - No digas estupideces, Oolong – se defendió el joven, cruzándose de brazos a la defensiva – Ella solo lo ayuda porque dice que lo necesitaremos para la batalla…
-¿Tú crees eso? Porque a mí me parece que estás celoso otra vez… Aunque tenga esa mirada tan fea es un chico malo, tal como le gustan a ella…- insistió el cerdito.
Yamcha solo le dio una mirada de fastidio y agregó - ¡Eres un tonto! ¡Bulma jamás se fijaría en alguien como ese enano bastardo!
-Entonces es verdad. Estas celoso porque ella le pone más atención a Vegeta, ja, ja, ja – río el cerdo para agregar – Bulma siempre se fija en los tipos musculosos, aunque sean los malos…
Yamcha comentó, ya molesto - ¡No es cierto!… lo que ocurre es que Bulma intenta mantenerlo lo más ocupado posible para que no tenga tiempo de hacer destrozos en el planeta… Ella es mi novia y confío en ella, después de todo… - el maestro lo miró, intentando leerlo y comprendió de inmediato que las cosas no estaban bien entre ellos, por lo que decidió cambiar el rumbo de la conversación - Te creemos, muchacho. No tienes por qué ponerte así… Aprovechemos que aún no vuelve Krilin y dinos ¿cómo van las citas con esas hermosas mujeres que me comentaste?
El joven ahora se puso rojo de vergüenza, mientras comenzaba a jugar con sus dedos - Bueno, la verdad es que muy bien. Aunque, hace varios días que no salgo con ninguna, ya saben, por el entrenamiento…
-Y ¿Cuándo traes a alguna? – preguntó el anciano, sobándose las manos - ¿No me digas que te has olvidado de tu pobre maestro?
-Maestro, como dice esas cosas… - le respondió el hombre, llevándose una mano a su nuca.
-Pero, Yamcha. No te cuesta nada contarnos. No le diremos a nadie… - le aseguró el cerdito.
El joven bebió un poco de su vaso y dijo, comenzando su relato – Bueno. Hay una en especial que se llama Mako y ella… Bueno, ella es bastante buena en lo que hace...
…
Continuará…
