Disclaimer: Naruto no me pertenece.
Aclaraciones: Universo Ninja | Romance - Humor | Rated K+ | Tema elegido: Artes plásticas.
.
Ocho: Tenten era mala con las esculturas
.
Observaba anonadada la facilidad con la que los dedos de la adolescente moldeaban el barro, el cual no dejaba de girar sobre el torno de alfarero. La máquina era controlada en la parte inferior con el pie de la chica, en una perfecta sincronía con sus manos. Tenten entreabrió sus labios al ver cómo, de un momento a otro, el barro ascendió más, formando la taza aún más larga, para luego descender, sin estropear la forma que adquirió fácilmente, gracias al amasamiento por parte de su menor.
—Hanabi, ¡qué bien lo haces!
La Hyuga sonrió, orgullosa, dando los toques finales con uno de sus dedos, dándole un arreglo especial a la taza que fabricó en alrededor de tres minutos. Dejó de manipular el pedal del torno que utilizó, para luego retirar la pequeña figura geométrica que había realizado. Se puso de pie en un salto, extendiéndolo hacia la visitante que tuvo esa mañana.
—Y es así como se fabrican varios utensilios, jarrones o decoraciones en la casa Hyuga. Aunque, claro, el barro es para lo más básico, pero funciona como pasatiempo para mí. Puede usarse arcilla o cerámica y pintar o barnizar luego, como también añadir más decoraciones.
Tenten aplaudió, aún sorprendida por la pequeña y rápida demostración que le hizo la heredera menor del clan. Había llegado esa mañana al Complejo Hyuga, puesto que iba a entrenar con Neji en el dojo, como acostumbraba cada fin de semana. Sin embargo, apenas llegó, una de los sirvientes le comunicó que el susodicho se encontraba ocupado con el líder del clan, por lo que la invitó a esperarlo unos minutos. Fue ahí donde, habiéndose asomado y con la vista directa del jardín de la mansión, vislumbró a Hyuga Hanabi moldeando varias figuras en un torno de alfarero, con bastante rapidez y precisión. Se dijo, entonces, que ella no solo tenía talento para las técnicas de su familia, sino también para la alfarería, algo que consideraba irónico.
—Puedes intentarlo, si gustas, Tenten-san. Neji-niisan quizá demore otro rato.
—Oh, ¿en serio? Pero no sé si lo haré bien.
—Tranquila, no es la gran cosa. Todos en esta casa lo hacemos: sirvientes, mujeres, hombres, ancianos… —la jovencita notó la renuencia en el rostro de la kunoichi, ocurriéndosele algo de repente. Sonrió maliciosa—. Incluso mi primo. Le gusta.
La castaña experta en armas se preguntó dentro de sí si todos en esa familia sí o sí debían tener algún talento para pertenecer al clan. Se imaginó a Neji siendo también habilidoso.
—Diablos, ¿tenía que ser también bastante bueno con los dedos? —se preguntó para sí misma, en casi un murmullo y con un pequeño sonroso, ignorando que la más joven a su lado estuvo escuchándola, con una sonrisa maliciosa.
—Sí, mi primo es bueno con los dedos. Tentador, ¿no? —Hanabi se rio sola al ver la consternación en el rostro de la otra kunoichi, por lo que aligeró el ambiente manoteando el aire—. Ya sabes. Todo un genio en las técnicas del clan.
—Oh, cierto, cierto… —se mordió la lengua, volviendo a recuperar la compostura—. Bueno, siendo así, ¡lo intentaré! Haré una taza.
La pequeña Hyuga le extendió la suficiente cantidad de barro, puesto que los otros materiales podrían ser estropeados, y le indicó la posición que debía adoptar en el asiento del torno, para poder manejarlo. Viendo a Tenten sentada, empezando a mover su pie y preparando ambas manos sobre la masa, sonrió: eso iba a ser muy divertido de ver.
00000000
Neji arregló su yukata, mientras se dirigía al patio. Apenas terminó la reunión con su tío, había sido notificado por la visita de Tenten. Tendría que disculparse por hacerla esperar más de diez minutos, a sabiendas de que ella siempre es bastante puntual cuando se sus entrenamientos se trataban. Como no la había encontrado en el salón, supuso que ella, acostumbrada a ir a la mansión Hyuga, se habría dirigido al patio o al jardín, con lo encantada que siempre está por cada ambiente del complejo.
Por un momento, se imaginó lo maravillada que estaría ella si algún día le dijera que viva en esa mansión. Con lo grande que es, Tenten estaría recorriendo hasta el último rincón de esa casa, emocionada cual niña fuese, encontrando diferentes espacios donde podría practicar en libertad su manejo de armas y su taijutsu. Con él.
Se detuvo de repente, frunciendo el ceño.
¿En qué estoy pensando?
Negó con la cabeza y apresuró el paso. Tenten aún es su amiga. Aún.
Dejando de lado la idea que se asomaba por su cabeza, captó la risa estruendosa de alguien, específicamente, de Hanabi. Frunció el ceño, dado que sabía que ella no recibía visitas el día de hoy y tampoco suele reír así con alguien en la mansión, por lo que aceleró aún más y llegó al patio, de donde prevenía el sonido.
—¿Qué…?
Sus ojos opales se abrieron un ápice más, aún incrédulo ante la imagen que tenía al frente: Tenten con el rostro manchado de barro, al igual que su cheongsam rojo estropeado y uno de sus moños manchado con esa misma masa color marrón. Ella continuaba moviendo el torno de alfarero que utilizaban los empleados de la mansión, con las manos moviendo, persistentes, una reducida cantidad de barro (supuso que el resto se encontraba en su encima) que no cogía forma. Al lado de su amiga, vio a Hanabi quien, al verlo, dejó de reír de repente. Se acercó a la escena del desastre.
—Hanabi —llamó, a manera de regaño, a su prima—. ¿Quién le dio eso a Tenten?
—Eh, yo… ¡pero mírala, Neji-niisan! Está aprendiendo a hacer una taza.
—Oye, Hanabi, ¿cuál decías que era el truco? ¿Cómo?... ah, no, ya casi.
El genio del clan Hyuga escuchó y vio a la castaña, quien seguía enfocada en la taza amorfa que estaba consiguiendo, después de no sabía cuántos minutos. Miró a su prima: esta seguía luciendo divertida de la desgracia ajena. Nunca dejaba pasar una oportunidad de diversión.
—Hanabi, entra a la casa. Luego hablaré contigo.
—¡Pero, yo…!
—Hiashi-sama puede enterarse.
No le contaría ese incidente a su tío, definitivamente, pero al menos logró su objetivo de ya no ver a la culpable de todo ese desastre. Se acercó más a Tenten, agachándose solo lo necesario para poder vislumbrar que su creación estaba consiguiendo una forma poco pulida, reducida e, inclusive, graciosa. La taza era más pequeña que una normal, tenía un grosor distinto a lo largo de la circunferencia y el barro se tornó grumoso.
—Suficiente, Tenten.
—Espera, ya casi acabo…
—No te… —empezó a decir lo que pensaba, hasta que vio cómo la mujer se ponía de pie, tomando el remedo de taza en sus manos, ya "culminado"—… saldrá.
—¡Bingo! ¡Salió, después de quince minutos!
Neji enarcó una ceja en cuando la castaña se lo extendió, sin comprender por qué se alegraba por eso. Ella lucía agitada, manchada y feliz, eso sí. La taza estaba secándose, sin embargo, la chica volvió a acercársela a su pecho y a hacer una marca con su uña, la cual él no pudo distinguir.
—Hanabi me dijo que todos los Hyuga pueden en el primer intento y muy rápidamente, así que quise intentar yo —se explicó, mientras sostenía con una mano su creación y, con la otra, limpiaba su frente y mejillas de las gotas de barro que estaban casi sólidas en su piel—. Supongo que no tengo talento para esto. Tú sí, ya que… imagino que eres bueno con los dedos —soltó una risa ahogada, algo avergonzada. Él no entendió—. En fin, ¿a ti te salen bien?
Él asintió a su última interrogante. Tenten rio, rendida, pues llegó a la conclusión que no era buena con las esculturas. Volvió a fijarse en la taza que logró hacer con tanto esfuerzo, estando ya casi seca. Para ella, lucía decente y funcional, así que podría hacer lo que estuvo pensando desde el comienzo. Se la extendió a su ex compañero de equipo, confundiéndolo al instante.
—Creo que podrías tomar tu té en la taza, Neji. Sí puede servir, ¡le puse tu nombre!
El Hyuga tomó la taza entre sus manos, en la que pudo leer los kanjis que forman su nombre, tal como ella indicó. Si se la rechazaba, podría hacerla sentir mal, y él la valoraba lo suficiente como para querer eso. Además, no estaba tan fea, si se ponía a observar los detalles con mayor estima. Y no solo eso: ella puso todo su empeño en conseguir esa pieza con tal de conseguir un utensilio perfecto como los de la mansión, sin saber que estaba trabajando en vano.
—… Gracias —pero no prometo usarla, pudo añadir—. No debiste molestarte.
Ella le restó importancia, aleteando sus manos.
—Yo creo que puedo intentarlo de nuevo. ¡Seguro que me saldrán perfectas, como las de Hanabi!
—Eso es imposible.
—¿Ah? —la castaña frunció el ceño, ofendida—. ¿Y eso por qué? Si hasta tú lo puedes hacer, todos en esta casa no demoran nada y lo hacen perfecto, eso me dijo ella. ¿Por qué yo no?
—Porque moldeamos insertando chakra con las puntas de los dedos. Todos aquí somos Hyuga.
Tenten dejó caer la mandíbula, extrañada por esa revelación. Había visto a la menor bastante concentrada en su labor, moviendo rápidamente los dedos y confundió el chakra que emanaban con la imagen distorsionada de las revoluciones que daba el torno. Casi quiso matar a la chiquilla.
—¿Puedo matar a tu prima?
Neji sonrió de lado, divertido al ver el gesto molesto de la joven, quien empezó a limpiarse su cheongsam con furia y murmurando improperios. Decidió no añadir que, para lograr una escultura perfecta, siendo ella, tendría que utilizar más implementos que no tenían en la mansión, con la finalidad de pulirlo. Solo los empleados fabricaban utensilios, jarrones y más con sus habilidades de control de chakra poco perfeccionadas.
—No te salió mal, para ser tu primera vez.
Tenten alzó la cabeza, sorprendida gratamente ante el cumplido. Se sonrosó un poco al ver al pelilargo tan concentrado en la taza que, justo ahora, estaba dándole vergüenza. Quería quitársela y arrojarla a la basura, por haber sido una pérdida de tiempo y proveedor de estrés, además de haberse ensuciado haciéndolo. Sin embargo, su amigo estaba observándolo con ojos calmos. El sonrojo en las mejillas femeninas adquirió otra connotación, incrementándose.
—Ah… eso creo, pero no es necesario que la utilices, olvídalo. ¿Vamos a entrenar?
Queriendo aligerar el ambiente, la castaña fue quien tomó la delantera, dándole la espalda a su compañero. Este le siguió el paso, recordándose mentalmente que debía llevar la taza a la alacena de la familia principal.
00000000
Hanabi acostumbraba a levantarse temprano, para así poder aprovechar y analizar el entrenamiento matutino en solitario de su primo, siempre con la intención de poder unírsele. Fue en esa mañana, teniendo su desayuno servido y esperando a que su primo se le una, donde se llevó una sorpresa.
—¿Y eso? —le preguntó a la mujer Hyuga que se acercó con el desayuno de su familiar, para luego dejarlo frente al suyo. La vista de la heredera del clan estaba clavada en la taza que trajo.
—Neji-sama indicó que su té debe ser servido en esta taza. Con permiso.
La menor parpadeó varias veces, sin poder creerlo, mas no pudo contener su sonrisa. Quién diría que su pequeña broma sin malicia conseguiría tan buen resultado: a su primo le gusta Tenten, tal como se lo imaginó. Ahora tenía algo que contarle a Hinata.
—Buenos días —la chica se asustó en cuanto escuchó a Neji, quien tomó su lugar. Correspondió a su saludo, con respeto, aún avergonzada por el incidente del día anterior, dado que él, seguramente, lo tomó como una burla. Sin embargo, nuevamente, no pudo evitar sonreír, ahora que lo veía tomando un sorbo de su té negro. Digno de un genio, el pelilargo se dio cuenta de ello, por lo que le dirigió una mirada severa—. Un solo comentario y no entreno contigo.
—¡Sí, Neji-niisan! ¡Lo siento!
Se apuró en tomar su desayuno, aun teniendo la satisfacción dentro de sí. Se disculpará con Tenten y le contará eso, definitivamente.
.
.
¡Hola! Muchas gracias por leer, espero que se hayan reído un poquito. ¿Reviews? Saludos c:
