Capítulo 8. Luminiscencia (Parte I)
Nota: Este capítulo contiene varias escenas +18 (prácticamente todo el capítulo😏🙈💕). Lo mismo el siguiente. Se recomienda discreción.
Rin había aprovechado su descanso en las cercanías del río para bañarse, dado que pronto se vería con Sesshomaru. Al volver a su habitación se puso su kimono camil, se colocó una horquilla con detalles rojos y lilas en el cabello y se puso algo de labial y color en las mejillas. Su corazón latía muy rápidamente. Era la primera vez que su Amo la invitaba a un paseo solos durante la noche.
El demonio por su parte, se había dado su espacio durante todo el día, dejando también que la joven hiciera sus cosas. Al regresar junto a ella, Rin estaba terminando de arreglarse.
Jaken, que observaba a lo lejos a un costado de Ah-Un, ya comenzaba a enternecerse con las interacciones de aquellos dos. Si bien es cierto, su Amo cada vez buscaba estar más a solas con ella, reconocía que gracias a Rin el Daiyokai se había ablandado. Era como si hubiera logrado desbloquear nuevas emociones y tratos hacia los demás.
Debo admitir que esa chiquilla colma de luz a todo aquel que está a su lado. No es para menos que el amo Sesshomaru haya podido ir más allá de sus ambiciones y querer una vida tranquila para estar junto a ella.
Jaken, quien había adquirido los malos hábitos de Rin, era ahora quien picoteaba alimento por los rincones.
-Hmmm, este cinturón me está ajustando... - se dijo mientras pinchaba con un dedo la pancita que le sobresalía.
Sesshomaru tomó a Rin en brazos y con cuidado se elevó hacia el cielo. Desde aquella altura se veían a lo lejos algunas casitas alumbradas como faroles, pero lo más llamativo eran las estrellas, que mostraban toda su luz solo para ellos.
La llevó por los aires un breve rato; al detenerse, puso a Rin en el suelo, dejando que apreciara el lugar con detenimiento. Era una colina, la cual estaba llena de pequeños hongos fluorescentes. A lo lejos se apreciaban unos árboles colosales, que escondían la más fantasiosa espesura del bosque.
Caminaron por entre los hongos, que parecían aumentar su brillo cuando daban el paso cerca de ellos. Se detuvieron en un rincón rodeado de taludes por dos extremos. Allí no había rastro de aquellos hongos, pero sí estaban lo suficientemente cerca para iluminar dicho espacio.
El pasto era suave, pero no muy alto y estaba lleno de diminutas partículas de luz, pues los hongos las desperdigaban cuando el viento los azotaba.
-¡No los toques! Son peligrosos.
- ¿En serio? ¿Qué pasa si toco uno ahora?
- Tal vez por tocarlos no te pase nada, pero desprende una toxina que paraliza al rival y le produce alucinaciones. Lo mejor es que te limites a mirarlos.
¿Se podrá hacer algún brebaje con ellos?
Sesshomaru se sentó a su lado. Esta se encontraba inmersa en aquel entorno tan distinto. Se oía claramente el movimiento de las hojas de los árboles por encima de sus cabezas. Esta vez, la luna no apareció.
- Señor Sesshomaru, ¡este lugar es impresionante!
- Lo es.
- Gracias por traerme - le dijo con una sonrisa, mientras colocaba ambas manos debajo de sus piernas encogidas.
- Siempre me he preguntado: ¿qué pensó sobre mí la primera vez que nos encontramos?
El demonio se tomó su tiempo para responder.
- Pensé que eras valiente.
- ¿Valiente?
- Aún estando herida y hambrienta intentaste cuidar de un demonio peligroso.
- En ese momento recuerdo que pensaba en usted como mi salvación. Además, ya no quería ver más personas heridas, aunque fuera un demonio, no podría haberlo dejado solo.
Sesshomaru no respondió.
- Amo Sesshomaru, ¿qué piensa de mí ahora?
- Rin es fuerte a su manera, no obstante, siempre estaré para cuidarte, aunque ahora tengamos que separarnos.
Rin se sintió conmovida y triste al mismo tiempo. Así, tan cerca como estaban podía sentir la sinceridad de aquellas palabras. Por esa razón, se animó a correrse de su sitio, para acercarse aún más a su señor. Sesshomaru intervino:
- Si vienes a mí, sabes lo que podría pasarte.
- Lo sé - le respondió con una sonrisa.
Y acto seguido, se levantó posicionándose tras él. Lo abrazó por la espalda, sintiendo en su piel el cabello sedoso de su amo.
El demonio se mantuvo estático.
¿Por qué intentas seducir a este Sesshomaru? ¿Acaso no tienes miedo de lo que pueda pasarte?
Sesshomaru pensaba en eso cuando Rin, como si hubiera leído su mente, le respondió:
- Tengo miedo, pero no porque usted sea un demonio, sino porque es mi primera vez ¡No quiero que me duela! - pronunció esto último quejándose y escurriéndose hacia el suelo desde la espalda de su amo.
El Daiyokai al escucharla pensó en cuál podría ser la razón de la insistencia de Rin por volverse uno con él. Aún así, la rodeó con su estola y la llevó hacia el frente, donde él se encontraba sentado, colocándola en sus brazos.
Así permanecieron mirándose, mientras la joven cubría su cuerpo con sus antebrazos.
- ¿Sientes miedo? Desde que te traje de la aldea solo has tenido una cosa en tu mente y es el deseo de que te tome.
La humana se quedó mirándolo sin entender el significado de aquellas palabras:
¿No me tomará ahora... O nunca? ¿Es porque soy una humana? ¿O se debe a que si tengo un hijo suyo este sería un Hanyo?
Pero antes de que ella pudiera preguntar el demonio la abrazó, llevando el rostro de Rin hacia el suyo:
- Eres frágil, no permitiré que un momento de placer pueda lastimarte.
- Entonces, déjeme acariciarlo por mi cuenta - le dijo en un lamento.
Sesshomaru la soltó suavemente mientras miraba al piso. Pareciera como si estuviera pensando en algo.
- ¿Y qué piensas hacerme? - le respondió.
- No lo sé, no lo sé bien. Solo déjeme intentarlo.
Sesshomaru no entendía por qué era tan débil ante aquella humana. Nunca antes había sentido interés en acariciar a alguien, o que ese alguien lo hiciera con él. En todos los años que había pisado la tierra solo se había interesado en la lucha y el poder. ¿Por qué ahora sentía que su cuerpo y mente ya no le pertenecían del todo?
Rin lo besó dulcemente, aferrándose con ambas manos a su cuello. Dentro de sus bocas juntaban sus lenguas, pero aquel contacto se mantenía dulce y tranquilo. Luego, metió sus manos dentro del kimono de su señor, pero la armadura no le permitía continuar. El demonio comprendió aquello y acto seguido la retiró rápidamente, dejándola a un lado de donde estaban sin dejar de mirar a la fémina.
Rin continuó metiendo sus manos en el kimono, haciendo que el pecho de su señor se mostrara. Luego desató su obi, dejando así al demonio con todo su torso al descubierto. Apreció que la herida de su abdomen y pecho seguían allí, como una cicatriz en forma de raíz, rojiza.
- Señor Sesshomaru, ¿ y si lastimo su herida?
- Continúa - le ordenó.
Rin lo miró preocupada, pero siguió mimándolo.
Comenzó a lamer su cuello para después pasar a su clavícula. Mientras lo hacía acariciaba una de sus alargadas orejas. Sintió curiosidad por la dureza de aquella, por lo que se dirigió a esta y procedió a morder el lóbulo y después la punta. Sesshomaru reaccionó únicamente ladeando su cabeza hacia el lado contrario.
Rin siguió mordiendo la oreja al tiempo que acariciaba la otra, a ratos su cabeza plateada y algunas veces bajaba hacia el pecho, pasando sus dedos cuidadosamente para no lastimarlo.
El señor Sesshomaru no había pronunciado un solo sonido. Rin temía estar haciéndolo mal, de manera que decidió presionar su cuerpo contra el de su señor, de modo que sus cuerpos se rozaran y él pudiera sentir sus formas.
El demonio miró hacia abajo y se encontró con los ojos de su amada, la cual estaba temblorosa y sonrojada, pero además transmitía mucha pasión.
Lo besó más fuerte, acariciando a su señor por el cuello, su pecho y luego clavando suavemente sus uñas en la espalda de su Amo y arrastrándolas hacia abajo.
El demonio reaccionó ante aquella acción haciendo un tenue, pero grave sonido. Rin sintió temblar su corazón al tiempo que su entrepierna se despertaba y se humedecía más.
Se levantó lentamente colocándose frente a su amo. Se acercó más y levantó su kimono, permitiendo que su amo mirara su sexo. Mientras sostenía con una mano su kimono levantado, con la otra tocó la quijada de su señor. Él volteó la vista hacia arriba para conectar sus ojos con los de ella.
- Señor Sesshomaru...
Comprendió su petición, pero no pronunció palabra y se limitó a llevar sus manos al trasero de ella, jalando su cuerpo hacia su rostro.
El demonio, sentado como estaba, comenzó a lamer su vagina. Primero suavemente y luego poniendo más presión en su zona más sensible. Rin gemía y sentía que una corriente salía de su sexo hacia las piernas, haciéndola sentir que perdía su fuerza. Ella sujetaba la cabeza de su amo, tratando de hacerlo suave, pero en algunos momentos le jalaba el cabello.
El demonio continuó haciendo movimientos circulares y pensaba llevar a su amada al clímax, pero ella se alejó jadeante.
- Espere... No quiero que se termine todavía. Además, no buscaba que lo hiciera en esta posición - reconoció avergonzada.
Rin se sentó en las piernas de su amo, colocando las suyas a cada lado del cuerpo de Sesshomaru, de modo que sus rostros quedaban cara a cara. Se corrió aún para estar más cerca de él y con su entrepierna sintió la erección de su señor. Al notarlo, le subió por la espalda una sensación de calor. Empezó a mover sus caderas.
- Rin, es peligroso si haces eso.
Lo miró dulcemente y le dijo:
- Mañana me iré, pero hoy quiero estar a su lado.
Siguió moviendo sus caderas, rozando así su zona más sensible con el miembro de su amo. La sola idea de lo que estaba haciendo la llenaba de gran excitación.
De pronto, se detuvo un momento y preguntó a su señor.
- ¿Puedo tocarlo?
Sesshomaru ya no tenía la voluntad para detener lo que sucedía, así que no dijo nada.
Ella procedió a sacarlo y notó como estaba totalmente erecto y tenía ensanchadas las venas que lo recorrían. Rin se acomodó en el cuerpo del pene y comenzó a moverse suavemente. No pasó mucho tiempo para que sintiera que iba a tener un orgasmo, pues en esa posición se rozaba totalmente contra la piel de su Amo.
- Se-señor Sesshomaru, ¡Me voy a venir!
Sesshomaru, sucumbiendo a la excitación, tomó las caderas de Rin y comenzó a moverlas rápidamente, provocando con ello que esta sintiera agudizarse mucho más sus sensaciones.
- ¡AAAHHH! ¡Espere, espere! - le rogaba.
Pero el demonio continuó hasta que su humana culminó y al llegar ella lo sintió tan intensamente que no pudo hacer sonido alguno. Su cabeza se puso en negro cuando los espasmos que la acorralaban liberaron toda la presión. La corriente que se concentraba en su zona más sensible se esparció por todo su cuerpo, dejándole una sensación de mareo y a la vez de placer absoluto.
Rin respiraba agitada, temblando por el orgasmo y estaba completamente bañada en sudor. Descansaba de medio lado en el cuerpo de su amo con su kimono camil totalmente desatado. Él la abrazó.
El demonio no derramó una gota de sudor, sus expresiones y sonidos habían sido mínimos, pero en sus dentros sí había sentido una tremenda excitación, que no había disminuido al hacer llegar a su amada al clímax.
Pasados unos pocos minutos, Rin había recuperado el aliento. Sesshomaru lamía la frente de ella, retirando las gotita de sudor que permanecían allí suspendidas.
