Palabras de amor
Alice y Sev disfrutaban de un sábado por la mañana de vacaciones.
-Buf… cómo reconfortan tus abrazos, Prince, y más piel con piel, vuelvo a estar en las nubes… - decía ella.
-Pues yo quiero seguir mirándote, sólo te he mirado a la cara.
-Vaya…
-Porque anoche pude verte muy poco rato y me pareciste perfecta, quiero disfrutarlo.
-Vale… ¿Quieres que salga de la cama?
-Vale, pero voy a pasar el pestillo por si viniera Lily. Me han puesto un pestillo, ¿te habías dado cuenta?
-No, no me había dado cuenta. Ya voy yo, que quedo más cerca de la puerta.
-Estupendo, así te veo en acción.
Alice salió de la cama y fue hasta la puerta a pasar el pestillo. Sev admiró su cuerpo desnudo en movimiento. Ella volvió a tumbarse frente a él.
-Wow… qué fibrosa eres, Alice, me alucina tu cuerpo, se te marca cada músculo, eres perfecta, perfecta.
-Estoy muy delgada.
-Pero muy fuerte.
-Tócame si quieres.
-Buf… voy a ponerme caliente, ¿eh?
-Toma, y yo. Nos aguantaremos.
-Vale, no voy a privarme del placer.
-Sal de la cama tú también si no tienes frío.
-De acuerdo.
Él salió de la cama.
-Wow… Prince… Qué bueno estás, yo ya estoy caliente…
-Tensa el bíceps.
Alice lo hizo, él le palpó firmemente el brazo.
-Vaya, Alice… eres dura como una roca, cómo me pone…
Creció ante ella.
-Wow… Prince… espectacular… cómo has crecido en segundos…
-Buf… Esto es mucho para mí, ahora soy yo quien se siente abrumado, cuerpo y alma. Todo a un tiempo es demasiado, yo tampoco me había sentido nunca así…
-Nos retroalimentamos.
-Cierto. Deja que me relaje un poco, soy capaz de estallar así - tumbándose sobre la espalda.
-Pues háztelo, no te cortes.
-No, no, por algo no quise acabar anoche, quiero que mi primera vez contigo acabemos juntos.
-Vaya…
-Claro, Alice, la recordaremos para siempre.
-Desde luego, nos lo hacemos ya mismo si quieres.
-No. Vamos a hacer como has dicho tú, vamos a hacer las cosas bien. Será mucho mejor, ya verás, no te eches atrás por tan poco.
-Vale, vale...
Ella se acercó a él y le acarició la frente y la cabeza muy tiernamente, se miraban a los ojos con amor infinito.
-Wow, Alice… eres maravillosa, maravillosa, no tengo palabras, no las tengo. Me sanas, me sanas por completo, contigo me siento limpio, bueno, como nunca me he sentido, dejo atrás todo mi oscuro pasado.
-Vaya, Prince…
-Eres ese bálsamo que le decías ayer a Lily que debía ser.
-Wow, Prince… para, por favor o me lanzo sobre ti.
-Hazlo si quieres, ya nada me importa...
-No, no, vamos a vivirlo poco a poco, para mí también está siendo demasiado, no lo soportaría.
-Está bien, no te diré nada más hoy.
-De acuerdo, ni yo a ti. Pienso que tengo otro montón de incorpóreos de este rato.
-Seguro que sí, luego los pruebas.
Se quedaron mirándose a los ojos durante largos minutos mientras ella seguía acariciándolo, sin decirse nada más. Por fin, Sev habló:
-Tampoco voy a tocarte más hoy, he tenido suficiente por el momento.
-Está bien.
-¿Tienes hambre? ¿Bajamos a desayunar?
-De acuerdo.
Se vistieron, Alice hizo la cama con magia y bajaron a desayunar. Encontraron a Lily haciendo el té en la cocina.
-Vaya… qué temprano os habéis levantado… - les dijo ella de viva voz.
-También nos dormimos muy temprano – le respondió Sev.
-Mejor así, porque va a tocaros planificar. Anoche cuando volví a mi cuarto llegó carta de Albus.
-Buf… no… Lo había olvidado por completo…
-Se nos van al garete todos los planes para el día, Prince, ya verás – dijo Alice.
-Pues sí, porque seguro que te convoca para hoy mismo. Buf… estoy harto, ¿eh? No tengo vida privada, siempre pendiente del trabajo, ni siquiera el fin de semana...
-Si quieres me encargo yo con Deborah y te olvidas. Si puedo acudir por la mañana pierdo la clase de español pero no cancelamos nada de lo demás.
-Buf… Pero Deborah debe estar durmiendo, Alice, anoche estuvieron de concierto.
-La rastreo, a ver - Alice rastreó a Deborah - En efecto, dormida como un tronco.
-Lo que te decía, deben estar todos durmiendo.
-Quizá Frank ya esté despierto, podríamos contar con él.
-No te apures, no necesitamos a Frank para esto, nos apañamos solos.
-¿Os bajo la carta y vais leyéndola mientras os preparo el desayuno? – preguntó Lily.
-De acuerdo, Lily, muchas gracias, si me dices dónde está ya voy yo por ella.
-Subid a mi cuarto y leedla en privado si queréis, está sobre el escritorio. Por cierto, no hagáis la cama.
-Sí que te la hago, Lily, con magia son un par de pases – dijo Alice.
-Gracias, Alice, estupendo.
-Nos organizamos bien – dijo Sev – Vamos, Alice.
Subieron al cuarto de Lily, Sev se sentó al escritorio y abrió la carta mientras Alice hacía la cama, ella le preguntó:
-¿Y este muérdago?
-Es del Bosque Prohibido, fue mi regalo de Navidad para Lily.
-Vaya…
-Cuando no tenía ni un sickle para comprar nada, todavía no sabía convocar y no sólo eso, sino que me quedé en el colegio todas las vacaciones.
-Cuántas historias te quedan por contarme todavía.
-Cierto. Cuando hagamos la Unión de las Almas ya lo sabrás todo.
-Prefiero que vayas contándomelas tú poco a poco, así tenemos algo en lo que emplear el tiempo hasta entonces sin ponernos como motos.
-Tienes toda la razón. En cuanto hagas el ritual de la cueva tú también podrás hacerlo conmigo, recordarás todo lo que te ha pasado en la vida.
-Buf… no sé si quiero, ¿eh? Hay muchas cosas que prefiero olvidar en este momento.
-Cierto, yo también olvidaría con gusto la mayor parte de mi vida.
-¿No puede revertirse?
-Que yo sepa no. De hecho, voy a pedirle a Deborah que me Oblivie algunas cosas que viví con ella.
-Vaya tela… Bueno, esto está listo, vamos al lío.
Alice se sentó junto a él, Sev desplegó el pergamino que contenía. Lo leyeron juntos, apenas había escrito un párrafo, en el que Albus les decía que no se movería de su despacho hasta que acudieran, a cualquier hora del día o la noche, y les daba la dirección de Red Flu del mismo.
-La dirección no era necesaria, ya la sabía, se le va la pinza – dijo él.
Rieron.
-¿Has llegado por Red Flu a su despacho? – preguntó ella.
-Claro, cuando fui a entrevistarme con Damocles a San Mungo desde Hogwarts.
-Claro, claro…
-¿Qué hacemos?
-Voy en cuanto desayune, así quizá no me pierda la clase de español.
-Me parece bien, y así él también puede salir del despacho. El pobre debe estar volviéndose loco.
-En absoluto, nunca sale más que a las comidas.
-Cierto.
-Y quizá nos dé tiempo a charlar de lo que hable con él antes de la clase.
-Genial. ¿Hacemos una lista de las cuestiones que has de plantearle?
-Está bien, hagámosla.
La hicieron en medio folio.
-Listo, vamos a desayunar y te marchas.
Salieron del dormitorio de Lily y bajaron a desayunar.
-La vuelta voy a hacerla Apareciéndome desde mi casa en el jardín de atrás para que no se oiga el fogonazo en la chimenea y Amparo no sospeche cosas raras si ya ha llegado – dijo Alice.
-Me parece bien, la haremos sentarse de espaldas al jardín para que tampoco te vea llegar desde allí, que parezca que vienes de arriba.
-Genial.
Desayunaron con Lily, le contaron los planes y Alice se marchó a Hogwarts por Red Flu. Sev fregó lo del desayuno.
-¿Hoy no quieres vincularte conmigo, Sev? – le preguntó Lily.
-Ya ves que no.
-Buf, Sev… cómo mareas, ¿eh?
-Lily… no empieces, ¿eh? Es por lo de ayer por la tarde.
-No me fastidies, por favor, después estuvimos estudiando a gusto y vinculados de noche, ha sido por la noche que has pasado con Alice.
-Pues sí, ha sido por eso. Ya te lo dije anoche, me merece más que tú. Espabila si no quieres volver a perderme.
-Vale, vale…
-Es que en lugar de quitarme problemas me los creas, Lily, y sí que es cierto que tiene que ver con lo que hablamos por la tarde. Me dejaste para el arrastre, y sabes que no olvido nada al igual que tú no lo haces, me pediste disculpas de noche.
-Cierto, cierto.
-Y fue Alice quien me quitó la preocupación que tú me creaste.
-Tienes razón.
-No soy perfecto, Lily, me queda mucho por aprender, ayúdame a hacerlo como lo haría una buena compañera, con paciencia si es la primera vez que meto la pata. Si repito el error varias veces te doy permiso para recriminármelo, pero ya viste cómo me arrepentí de haber hecho las cosas mal, no volveré a cometer el mismo error.
-Tienes razón, Sev. ¿Qué hacemos hasta las diez?
-¿Damos un paseo ahora que todavía no hace calor?
-¿No es mejor que nos quedemos en casa por si vuelve Alice?
-Cierto, porque no creo que le lleve mucho tiempo charlar con el viejo si ya está esperándola.
-¿Te apetece tocar y así te relajas?
-No hasta que los demás se levanten, Lily, no quiero molestar.
-Mis padres ya deben estar despiertos, ¿eh? Y Petunia se quedaba en Londres.
-Vale, vale…
-Claro, anoche no fue Apareciéndose, fue con todas sus amigas de Londres al concierto, no estuvo con los brujos por Lauren.
-Claro… No habría pasado nada.
-Nunca se sabe, Sev, los muggles no pueden aprender Oclumancia.
-Claro…
-Una pena, está perdiéndose las clases de español que podría estar dando. Después me va a tocar explicárselo todo para que se reenganche.
-Cierto, ya dijo que quería aprender también, que le iba a ir muy bien para el latín.
-Pues sí, con el latín ya tiene algo avanzado. ¿Tocas un rato entonces o prefieres que repasemos lo que hicimos ayer?
-No, no, toco. No necesitamos repasar nada, sabemos todo de memoria.
-Claro, claro…
-A la pronunciación ya le iremos pillando, con que se nos entienda llega.
-Cierto.
-Voy a tocar el piano hasta que se levanten tus padres y después el trombón.
-Mis padres seguro que se marchan de paseo o de compras, así que tendrás un rato hasta las diez sin molestarlos.
-Muy bien, entonces toco el piano hasta que se marchen.
-¿Te importa si me siento contigo?
-En absoluto.
Salieron al comedor.
-Así aprendo algo yo también.
-El jueves me ayudaste mucho sugiriéndome que buscara el acorde que faltaba.
-Cierto.
Se sentaron al piano.
-¿Qué toco?
-Toca nuestra canción, sólo la tocaste entera una vez.
-De acuerdo, allá voy.
Sev tocó y cantó 'I'll be your mirror'. Los dos se emocionaron y lloraron. Cuando terminó se abrazaron.
-Lily, Lily… te quiero mucho, nunca lo dudes…
-Claro que no, Sev…
-Ya quiero vincularme.
-Ya sabes que no necesitas pedir permiso.
Él se vinculó con ella.
-Sigue tocando, anda, toca todo tu repertorio.
-No, todo no, que no quiero aburrirme de ellas. Voy a tocarte las que aprendimos el miércoles con Sophie, que no las has escuchado, sólo que en ésas no canto, no las he ensayado cantando.
-Pero, ¿sabes la letra?
-Sí, claro, de escucharla.
-Entonces ensáyalas para ser capaz de cantarlas también, así puedes tocarlas también para ti siempre que quieras.
-Cierto. Gracias, Lily, me ayudas mucho con la música.
-Recuerda que fue a mí a quien se le ocurrió que demandaras un piano en la Sala de Menesteres.
-Tienes razón.
-Y te conseguí la profesora.
-Cierto.
Sev tocó 'Só tinha de ser com você' intentando cantarla. Lo hizo unas cuantas veces hasta que le salió, cuando lo consiguió, oyó aplausos.
-Mis padres, desayunando en la cocina – dijo Lily.
-¡Bravo! ¡Bravo! – era Peter, que salía al comedor – Qué despertar maravilloso de sábado. Chicos, vamos a ir de compras, las últimas compras de sábado por la mañana del mes.
-Estupendo, papá – dijo Lily.
-Cuando volvamos estaréis en clase de español. Si podéis la interrumpís un momento para ayudarnos a cargarlo todo hasta dentro de casa, vamos a venir muy cargados.
-Claro que sí, papá, por supuesto.
-A ver si cabe todo en el maletero.
-Bueno, por favor, si cabían nuestros dos baúles cuando íbamos hasta King's Cross, ¿cómo no va a caber?
-No te creas, la lista que ha hecho tu madre es muy larga, hemos pasado más de media hora en la cama repasándola. Vamos a tener que reorganizar las alacenas cuando lleguemos para que quepa todo.
-Ya me encargo yo, papá, hasta que llegue Amparo, Sev va a tocar el trombón.
-Entonces ve a hablar con tu madre y que te explique cómo tiene pensado hacerlo.
-Allá voy.
Lily se desvinculó y se marchó.
-A la próxima toca el trombón en cuanto te levantes, todavía no te he escuchado y me gustaría hacerlo desde la cama – le dijo Peter.
-Buf… Lo que toco con el trombón no es muy agradable de escuchar y menos todavía no habiendo tocado desde el martes.
-Bueno, bueno, pues como me pasa a mí con el piano. A ver si esta tarde le meto horas y avanzo algo, porque cuando vuelvo de trabajar casi nunca me apetece ponerme. Creo que no voy a llegar muy lejos.
-Pues tienes que animarte, Peter y tocar un poquito cada día, se avanza mucho más.
-Cierto, ya me lo dice mi profesor. Anda, ve por el trombón, que te escuchemos un poco antes de marcharnos.
-Allá voy.
Sev subió a su dormitorio y bajó todos los bártulos para tocar el trombón. Comenzó tocando la escala que había aprendido el martes, le salió fatal. "Buf… qué desastre, qué vergüenza… No puedo pasar tantos días sin tocar, ya me lo dijo Hipólita, voy nota por nota con notas largas hasta que me salgan perfectas, hoy no voy a tocar el método para nada, no monto el atril siquiera.
A este paso el miércoles no voy a tener preparado el trabajo que me puso Duncan para casa, soy un desastre, desaprovechando las clases. Y no sólo eso, tampoco he practicado leer clave de fa. He de aplicarme mucho más, me distraigo demasiado con demasiadas cosas."
Hizo así, se dedicó solamente a tocar notas largas. Cuando dudaba de la afinación las tocaba al piano para corregirla, no se enteró de cuándo se marcharon Violet y Peter ni se preocupó por qué hora era, sólo lo supo cuando llegó Alice desde el jardín de atrás. Se vinculó con él.
-Aquí estoy, Prince, justo a tiempo, podría haber llegado mucho antes pero Albus se ha empeñado en que tomara té con él, me ha llevado a su saloncito donde come cuando no estamos los alumnos en el colegio.
-Vaya… conmigo nunca lo ha hecho…
-Lo que te decía yo, me habría enganchado para la Orden del Fénix, está encantado de que me hayas hecho segunda.
-Vaya, vaya.
-Son las diez menos cuarto, ¿nos da tiempo a debatir antes de la clase?
-Nos da, aunque Hipólita debe estar al llegar, a ver si no nos interrumpe. Recojo el trombón y subimos, ve contándome mientras tanto.
Él comenzó a recoger y secar el trombón.
-Tema más urgente, pensaderos. Arreglado al instante, tiene quien se los fabrica a espaldas del Ministerio.
-¡Vaya tela! – de viva voz.
-Claro, yo ya me olía algo así, me ha contado toda la historia de cómo aprendió Legeremancia y Oclumancia. Aprendió con esa persona, un brujo aún más viejo que él.
-Vaya… hay que conocerlo.
-Por supuestoo. Vive en Godric's Hollow, los padres de Hipólita deben conocerlo.
-¿Cómo se llama?
-Eso no me lo ha dicho, hasta que tengamos la remesa lo considera peligroso.
-Maldito viejo, siempre guardándose la información para seguir siendo imprescindible.
-Claro, claro…
-Si muere estamos apañados, ¿eh?
-Ya te digo.
-Deberías habérselo sonsacado.
-Ya lo he intentado, Prince, no ha soltado prenda.
-Jo…
-¿Sigo y luego valoramos?
-Sigue.
-Dieta, muy agradecido por la idea para la argumentación ante el Ministerio y justo a tiempo para presentarla para los presupuestos del próximo año, que ya tenían elaborados él y Minerva. Van a cambiar esa partida.
-¿Le has dicho lo del aceite y lo de la fruta importados?
-Sí, sí. Minerva va a venir hasta Londres a buscar proveedores para hacer una estimación del gasto.
-Muy bien, entonces habría sido mejor hablarlo con Minerva directamente.
-Cierto.
-No importa, ahora ya está. Siguiente tema.
-Material escolar muggle, aceptado. A él también le repatea que Flourish & Bloots haga el agosto a costa de los alumnos del colegio, dice que nos sale mucho más caro que el material muggle.
-¡Genial! – de viva voz – No era ésa la razón, pero bueno, está bien.
-Un inconveniente, el papel es mucho menos duradero que el pergamino, así que seguiremos usando pergamino para exámenes, trabajos de fin de curso y cosas que deban ser conservadas.
-Vaya, hombre… Ya me huelo que voy a tener que seguir usándolo también en San Mungo.
-Pues sí, eso he pensado yo también. Me parece una exageración, el papel conservado en buenas condiciones también dura siglos.
-Cierto, pero el castillo no las tiene. A saber dónde guardan y en qué condiciones esas cosas que dice que deben ser guardadas. Además, me parece absurdo continuar guardando exámenes y trabajos de personas que murieron hace siglos.
-Ya sabes cómo es Hogwarts, orgulloso de su tradición ante todo.
-Desde luego. Terminé, vamos arriba antes de que llegue Hipólita.
Se dirigieron a buen paso a las escaleras, Sev con el trombón y Alice con el atril y el libro. Subieron a su dormitorio, él metió el trombón bajo la cama y Alice guardó lo demás en el armario. La cogió en brazos y la arrojó sobre la cama.
-¡Prince! – de viva voz.
-Como me hiciste tú cuando nos Aparecimos desde mi casa.
-Cierto.
-Cuidado que voy.
Se tiró encima de ella.
-¡Ah! ¡Qué daño! – de viva voz.
-Qué floja eres, Alice.
Se carcajeaban un montón.
-¿No quieres valorar la información?
-Ya lo haremos con más tiempo, ahora voy a marcarte porque eres mía, que se entere todo el mundo.
Él le marcó el cuello succionándolo, ella jadeaba intensamente.
-Prince… ya has vuelto a ponerme caliente…
-Yo también me he puesto.
-Ya, ya te siento. Yo también voy a hacértelo a ti.
-Dale.
Ella también lo hizo, él la abrió de piernas y se frotaba contra ella.
-Wooow… me encanta… - decía él – Quiero que me lo hagas por todo el cuerpo…
-Te lo haré… te lo haré… con tiempo… Si sigues así voy a llegar…
-Entonces paro, no me vale como primera vez.
-Vale.
Paró, se quedaron mirándose a los ojos.
-Vamos a pensar qué palabras de amor queremos aprender hoy en la clase de español – le dijo él.
-Vale.
-Mi amor…
-Mi vida…
-Bonita…
-Cariño…
-Preciosa...
-Mi corazón…
-Mi alma…
-Mi tormento…
-Mi luna…
-Mi sol…
-Mi estrella…
-Mi noche…
-Mi día…
-Te quiero…
-Te amo…
-Te deseo…
-Estoy loco por ti…
Bajaron por fin a dar clase de español, y ese día aprendieron, como ejemplo de la primera conjugación regular del castellano, el verbo amar.
