Cuando me dieron de alta del hospital ahí estaba Yuri, dispuesto a llevarme a mi departamento y cuidar de mí hasta que pudiera hacerme cargo de mi mismo, lo que llevó un poco más de tiempo del que esperaba. No se separaba de mí en ningún momento, al menos hasta que tuvo que regresar a clases para no perder sus materias. Y fue justo en una de esas mañanas sin Yuri, cuando Lenin llegó a mi departamento.

Ya podía moverme un poco mejor sin ayuda, por lo que cuando escuché el timbre fui a abrir la puerta, mirando con algo de gracia las cosas que no me pertenecían y como es que Yuri prácticamente hubiera hecho de mi departamento su hogar en estas últimas semanas. Me sorprendió un poco encontrar frente a la puerta a mi compañero y único amigo al inicio de mi estadía en Rusia.

— Hola, Yuuri. — Se veía bastante tímido, lo que era algo extraño en su comportamiento hacia mi.

— Hola, Lenin, adelante, pasa. — Me hice a un lado para dejarle pasar al departamento y cerré la puerta cuando los dos estuvimos en el interior. — Toma asiento, ¿Quieres algo de beber? — Le ofrecí una vez se sentó en mi sofá, pero él negó solo con la cabeza y entonces decidí tomar asiento junto a él. — Ha sido un tiempo desde la última vez que nos vimos. — Le sonreí como siempre había hecho y eso pareció ponerlo más nervioso.

— Si...lamento no haberte visitado en el hospital...estuve...algo ocupado. — Asentí, restándole importancia, después de todo en ese lugar me la pasé más dormido que despierto.

— Está bien, no era necesario, mejor que no me viste en ese estado. — Salió una risa nerviosa de mí, me sentía incómodo por la actitud tan seria que tenía Lenin, se me dificultaba un poco lidiar con los momentos serios. — Además, me estás visitando ahora, ¿No? — Lenin me miró a los ojos finalmente y yo le sonreí.

— Yuuri...en realidad yo he venido a...hablar, no, a confesar algo que… — Por alguna razón me ponía ansioso que no hablara como siempre lo hacía conmigo. — Lo que quiero decir...Yuuri… — Tomó aire y después de unos minutos donde no supe qué hacer, lo soltó. — Yuuri, tú me gustas y no me refiero a gustar porque eres mi amigo, sino como algo más. — Esa información fue como un balde de agua helada para mí, además, me hacía sentir mal conmigo mismo porque yo ya tenía a alguien que me gustaba y ese alguien había estado conmigo todo este tiempo, me había ayudado con mi recuperación y...estaba casi seguro que me correspondía aunque no lo dijera directamente, aún.

— Lenin, lo siento, sabes que eres un muy buen amigo para mí, pero… —No me dejó terminar y se levantó del sofá en cuanto dije aquello.

— Si, entiendo, no lo dije para obtener algo a cambio, solo quería decirlo. Tampoco me gustaría que las cosas entre nosotros se sintieran...extrañas. — Finalmente regresaba a su actitud cotidiana, pero desafortunadamente aunque yo lo intentara no podría comportarme de la misma forma con él. Lenin salió de mi departamento después de despedirnos y yo solo permanecí acostado en el sofá hasta que Yuri llegó.

Al día siguiente tuve una cita con el doctor donde me había dicho que ya podía regresar a la escuela, pero debía tomarlo con calma. Pero aún cuando el médico lo dijera, yo aun sentía que no podría hacerlo, me causaba algo de miedo hacerlo porque quizás Yerik al ver que no había muerto se empeñaría más la próxima vez. Yuri trató de tranquilizarme, me aseguró que no habría una próxima vez, y bueno, yo confiaba en él.

Cuando salíamos del departamento, Lenin me vió y de inmediato se acercó a saludarme. Trate de alejar el sentimiento de incomodidad que ahora me invadía junto a él, pero para mí buena suerte, Yuri salió para salvarme, claro que sin que él mismo lo supiera.

— Vámonos, cerdo. — Gire un poco hacia atrás para ver a Yuri quien cargaba con su mochila y la mía. — Romanov, no sabía que vivías aquí, ¿ustedes son amigos? — Siempre pensé que la mirada de Yuri era bonita, aún cuando a veces se veía burla u odio en sus ojos, pero en esta ocasión me sentía inquieto por encontrar justamente esa mezcla de sentimientos en ellos.

— S-si...¿Lo conoces? — No quería saber de dónde lo conocía, mucho menos quería que Yuri se enterara de la confesión que me había hecho hace un par de días.

— ¡Claro! — Su bonita sonrisa no hizo que mi ansiedad disminuyera en esta ocasión. — Es hermano del tipo que te partió la cara hace menos de un mes, bueno en realidad son medios hermanos, Yerik es en realidad un bastardo...en ambos sentidos de la palabra. — Tardé en procesar las palabras de Yuri, pero en cuanto lo hice una masa de sentimientos encontrados se instaló en mi interior.

— Y-ya veo, no lo sabía... — Evite mirar a Lenin y tampoco miré a Yuri, simplemente baje la cabeza para ver mis zapatos. — Nunca me lo habías dicho, Lenin. — Suspiré y terminé buscando una explicación en la mirada del que se hacía llamar mi amigo pero evitó decirme algo tan importante como esto.

— Más importante aún, ¿por qué no hiciste algo para detener al mal parido de tu hermano? Supongo que sabías que era él quien lideraba el acoso hacia Yuuri, ¿No es cierto? — Entonces Yuri había dicho algo obvio y que me hizo sentir tan traicionado, giré hacía él tan rápido que probablemente me había lastimado un poco nuevamente, pero no me importó. Lenin pudo haberme ayudado sin que las cosas llegaran tan lejos, casi había muerto a manos de su estúpido hermano y él no intervino en ningún momento. Ni siquiera me había visitado en el hospital, excusándose con que tenía muchas cosas que hacer, ¿No sé suponía que era la persona que le gustaba? Vaya sentimientos tan débiles.

— Yuuri, yo...déjame explicarte, yo no lo sabía... — Me reí de forma interna, absolutamente nada podría justificar el hecho de que fue tan culpable como los que me había golpeado simplemente por ser un mero espectador de lo que estaba sufriendo.

— No te preocupes, entiendo. — Aún así le dí una sonrisa. — Vamos, Yura. — Me adelante hasta el elevador, esperando a Yuri el cual por alguna razón se quedó hablando un poco más con Lenin. Cuando me alcanzó, le pregunté. — ¿Qué le dijiste? — Él encogió los hombros.

— Que se aleje de ti.

— No será necesario. — Yuri me miró en una pregunta no formulada que respondí de inmediato. — Yo no me acercaré a él nuevamente.