Segundo Arco


Capítulo 8 —Nuevo Comienzo

—Así que otra vez aquí…

Resopló y se dejó llevar por la placentera sensación de flotar sobre ese mar eterno dentro de aquel sueño consciente que se presentaba ante ella por cuarto día consecutivo. Era tan vívida la percepción de la densidad del agua entre su cuerpo que al principio se había exasperado al creerse realmente varada en el medio del océano, pero al cabo de un tiempo indeterminado despertaba así que se había decidido a gozar de esa apacible quietud por el tiempo que durara.

Extendida sobre el infinito manto de agua se puso a contemplar el cielo, iluminado por los centellantes colores del mediodía aunque sin sol que pueda apreciarse. Sus oídos captaban un ininteligible arrullo que provenía de las profundidades del agua y que iba acunándola poco a poco, como quien cantara para consolar a una niña afligida.

Suspiró con satisfacción al tomar dimensión de que había encontrado un oasis de paz dentro del mundo de los sueños… paz que nunca encontraría en la realidad puesto que en cuestión de un instante su vida se había retorcido y convertido en un auténtico infierno.

Le resultaba hilarante cómo su subconsciente había creado aquella fantasía, probablemente como un mecanismo de defensa para intentar contrarrestar las violentas emociones que cercenaban su psiquis y su existencia.

—Espero que esto no sea señal de que estoy desarrollando algún trastorno mental por todo lo que me ha pasado desde Samhain…

Quizás se estaba volviendo loca, pero lo peor era que no podía hacer nada al respecto. Estaba atrapada en el medio de un conflicto de poder interracial donde era obligada a involucrarse por una orden de supremacía mundial que se había apropiado de su vida, brindándole sólo el engañoso consuelo de elegir por cuenta propia cuál sería el camino que la tragaría directo a las entrañas de Golden Dawn.

Todos los caminos conducen a Roma. Ya sea la Guardia de Eel o Los Sabios, su invisible condición de prisionera seguía intacta.

Por eso debía fortalecerse, para luchar por su libertad. Si no sabía defenderse a sí misma, menos podría defender a aquellos cuyas vidas necesitaban la luz de esperanza que se suponía que ella debía proporcionarles.

El arrullo de las profundidades del océano fue intensificándose y ella soltó un bostezo, comprobando que estaba próxima a dormirse. Era paradójico, el sueño extraño siempre finalizaba cuando ella se quedaba dormida en el mar, despertándose de inmediato en la vida real... raro, aunque no culparía a su pobre subconsciente, ya bastante estaba siendo castigado por todo el mundo que la rodeaba.

Sus párpados le pesaron y su cuerpo fue aflojándose cada vez más, dejándose inundar por el sosegado sopor previo a la cruel realidad de cuando despertara. Qué ironía que su despiadado destino se disparara en la misma noche que había decidido salir a despejar su cabeza para sentirse un poco más libre, terminando aún más enjaulada que antes… y ya ni siquiera sabía quién era.

¿Quién era Erika? ¿La humana fracasada que no podía concretar una maldita carrera universitaria? ¿O una de los últimos individuos de una raza prácticamente extinta que tenía la obligación moral de convertirse en el símbolo de esperanza para reducir la brecha de injusticia que enajenaba tanto a humanos como faeries por igual?

¿Humana o aengel?

Era la nada y era el todo al mismo tiempo. ¿Qué significaba realmente ser faelienne?

Sus ojos se cerraron y su cuerpo fue hundiéndose en las profundidades del océano sin ahogarse, perdiéndose dentro de la impenetrable oscuridad.

¿Quién soy?


—Erika respirar demasiado, Erika deber marcar ritmo más estricto y respirar en profundidad.

Bajó la velocidad hasta reducirla a un simple trote en cuanto escuchó las instrucciones de Jamón, pero el ardor que incendiaba sus vías respiratorias sumado a la dolorosa fatiga de sus músculos abdominales la abrumaban de tal manera que apenas escuchó un par de gruñidos incomprensibles. Todavía le faltaba correr varias vueltas más aunque ya se sentía pulverizada tanto física como mentalmente.

No reguló bien el repentino cambio de velocidad y sus piernas se trastabillaron del cansancio, obligándola a recuperar el equilibrio como pudo: amortiguando su peso con sus rodillas y ocasionándole un dolor punzante que ascendió por toda su columna.

—Ser suficiente, Erika ahora caminar hasta regular el ritmo cardíaco y terminamos por hoy —indicó Jamón alzando la voz mientras anotaba en una planilla.

La joven obedeció agradecida de por fin concluir con el entrenamiento del día, dando pasos cada vez más lentos y esforzándose por acostumbrarse a dar las dichosas respiraciones profundas que su gigantesco instructor siempre le recalcaba. Se acercó a su botella y la llenó con agua helada del dispensador, aprovechando para mojarse el rostro y beber hasta inundar la llamarada que ascendía desde el estómago hasta su garganta. Luego rehízo su enmarañada cola de caballo y se recostó en una colchoneta para elongar sus músculos, sintiendo el retumbar de su corazón en sus sienes a la par que experimentaba dolorosos espasmos que latían en los músculos sobreexigidos de su abdomen y cintura.

Aún no caía en la cuenta de cuánto había cambiado su vida en cuestión de días. Dos semanas atrás su rutina constaba de pasarse el día echada y deprimida en la cama, analizando planes de estudios para tratar de abordar una nueva carrera universitaria por cuarta vez… y ahora se encontraba en una inmensa cancha de baloncesto haciendo ejercicios aeróbicos después de horas de musculación, siendo instruida por un inmenso ogro guerrero. Afortunadamente volver a entrenar fue algo positivo aun considerando que era consecuencia de la telaraña en la que estaba atrapada por Golden Dawn; la sensación de dolor y desgaste físico era muy placentera ya que acaparaba su atención y su mente se desviaba del dolor psicológico que venía carcomiéndola por dentro.

La Guardia de Eel había comprado un inmenso gimnasio lejos de la ciudad que se había declarado en bancarrota por la pandemia, permitiéndole a ella ejercitarse en el horario vespertino cuando el resto de los miembros terminaban sus respectivos entrenamientos. Así Jamón podía dedicar su atención enteramente a la joven, instruyéndola con cuidado y procurando ser gradual con el esfuerzo que implicaba cada ejercicio, aunque con un nivel intensivo que abordaba rutinas de musculación y cardio.

—Erika deber respirar profundo desde el diafragma —le corrigió, acercándosele. — Si Erika respirar rápido y por nariz, Erika necesitar más oxígeno y terminar hiperventilándose. Hiperventilarse ser malo.

—Lo sé Jamón, es que me duele todo el torso y me cuesta mucho —protestó, intentando elongar justo esa parte y luchando por contener las punzadas de dolor muscular.

Él se cruzó de brazos y soltó un ronco suspiro.

—Entrenar torso ser difícil pero ser muy importante, órganos vitales estar ahí. Erika deber esforzarse en respirar profundo ya que hiperventilarse causar aún más falta de oxígeno e hinchazón en cabeza, provocando que presión sanguínea bajar —explicó, alzando un dedo para comenzar la lección:— Respiración ser base de todo, uno inspira oxígeno y espira dio… diosis… diosios..

—Dióxido de carbono.

—Dióxido de carbono, sí. Jamón aún estar aprendiendo —se excusó, encogiéndose de hombros.

—No te preocupes Jamón, entiendo que debe ser un imposible asociar todos los conceptos nuevos sobre el mundo humano tan de golpe… así que mientras tú me ayudas a entrenar, yo te ayudo a recordar y a asociar todo.

Le sonrió, aún sorprendida de que alguien tan imponente e intimidante pudiera irradiar tanta ternura. A él pareció agradarle la propuesta e hizo una mueca, exteriorizando su filosa dentadura en lo que ella interpretó una sonrisa.

—A Jamón gustar la idea —puntualizó con un bufido. Luego se irguió y continuó: — Entonces, respiración ser mecanismo del cuerpo para balancear el oxígeno y el dióxido de carbono en sangre. Buen equilibrio en sangre significar buen equilibrio de maana… si Erika ser perseguida y respirar mal, maana desestabilizarse y Erika no poder defenderse.

La joven suspiró frustrada, entendiendo su punto. Un ágil flashback cruzó su mente y rememoró la persecución policial en Samhain, estremeciéndose al recordar el balazo de goma en su pierna. Si no hubiera sido por el tal Leiftan que había aparecido de la nada a socorrerla, pudo terminar herida a pisotones o aún más baleada… sin contar con que Los Templarios ya la habrían asesinado para convertirla en un fragmento de cristal impuro.

Dependiente. Siempre dependiente.

—Nunca me gustó hacer cardio, tener resistencia al correr es muy difícil —suspiró, quedándose sentada en la colchoneta. — Me gusta entrenar en sí y me produce gran alegría poder retomar luego de meses de pandemia, sin embargo no creo que logre cumplir la prueba… van cuatro días y apenas puedo mover el torso del dolor y no consigo terminar de correr las vueltas que me indicaste sin morir en el intento.

—Jamón notar que Erika tener buen entrenamiento previo, músculos tener memoria y eso notarse. Erika tener piernas fuertes y bien ejercitadas pero Erika deber respirar mejor, eso ser base de todo ejercicio físico.

Unas voces jocosas se hicieron notar por fuera del predio, acercándose poco a poco hasta que se visibilizaron en forma de Chrome y Matthew que charlaban animadamente.

— ¿Recién terminas? —Inquirió el hombre lobo, observando su celular. — ¡Dos minutos más que ayer! Buen avance en sólo cuatro días de entrenamiento.

—Y estoy cada vez más destruida —acotó la joven, incorporándose con dificultad y chocando puños con ambos muchachos como gesto de saludo. — Estoy atrapada en un círculo vicioso donde me duele tanto la zona abdominal y lumbar que no puedo respirar profundo, y como no puedo respirar profundo no tengo resistencia para aguantar ningún ejercicio aeróbico.

—Aish, eso es todo un tema —siseó Matthew pensativo. — Te va a costar encontrar el balance en tan poco tiempo aunque procura no sobreexigirte demasiado… creo que vienes muy bien, pero entenderás que la Guardia de Eel no puede aceptar miembros que no tengan abs, está en nuestra constitución.

— ¡Exacto! ¿Cómo crees que sobrevivíamos en Eldarya? Con el poder de nuestros abs. —continuó su compañero, dándose un ligero golpecito en sus propios abdominales a través de su remera. — Cualquier eldaryano que se respete tiene sus abs listos ante cualquier problema, los terrestres están demasiado cómodos y malcriados en este mundo fértil, han desvalorizado el poder de sus abs y se nota.

—Ah, Huang Hua no me había dicho nada sobre eso, ¿tanto poder albergan los abs? —Preguntó Erika, tapándose los ojos por lo absurdos que eran… y para contenerse de hacerle una radiografía a los idiotas sudados que no paraban de hablar de sus MUY notorios abs.

—Jamón ha asesinado sujetos con sus abs, asfixiándolos en sus duros músculos hasta la muerte —murmuró en voz alta Matthew, como contando un secreto a vivas voces.

—Shhhh, no le cuentes aún de nuestra técnica secreta de abs, ella aún no ha sido aprobada por el Consejo de Los Abs. Todavía no es digna de nuestras sagradas escrituras.

—Jamón no matar a nadie con abs —bufó el aludido.

—Exaaaaaaaacto, ¿ves Matthew? Jamón sí sabe cómo mantener en secreto nuestras técnicas secretas.

Erika soltó una carcajada e inmediatamente se vio enmudecida por una punzada de dolor profundo en su abdomen que la hizo doblarse en dos. Los presentes soltaron una exclamación y ella alzó una mano para indicar que estaba bien, tomándose unos segundos para volver a erguirse con sumo cuidado.

—Estoy bien, es sólo que mis abs se resisten —bromeó con una pequeña mueca para aliviar la preocupación de sus compañeros. — He entrenado durante mucho tiempo antes de verme obligada a dejarlo por la pandemia, pero la zona abdominal siempre ha sido algo complicado para mí.

—Erika no preocuparse por tener abs, ellos dos pierden en combate contra Karenn y ella no tener abs —le consoló Jamón, apoyando una de sus gigantes manos con delicadeza en la espalda de ella, animándola.

— ¿Karenn?

—Es la hermana de Nevra y la novia de Chrome, además de una persona aterradora en el campo de batalla —explicó Matthew, haciendo un gesto como de escalofríos. — Nunca pelees contra Karenn, sus no-abs dan mucho miedo.

— ¿Hermana de Nevra? —La joven volteó hacia Chrome y ladeó la cabeza. — ¿Son una pareja conformada por un hombre lobo y una vampiresa? Creí que eran razas que se odiaban entre sí… bah, al menos eso decía Bram Stoker.

—Es real, ambas razas nos caracterizamos por ser depredadoras así que es natural que te lleves mal con quien… bueno, con quien te quita la comida —repuso el aludido, corriendo el rostro como si le incomodara el tema. Aunque al momento se irguió y citó: — Pero la Guardia de Eel nunca discriminó por razas y siempre recibió con brazos abiertos a quien necesitara ayuda, brindándonos refugio y ayudándonos a construir vínculos, demostrándonos que aunque seamos diferentes todos somos atravesados por la misma dolorosa e injusta realidad y sólo con la unión haremos la fuerza para luchar por un mundo mejor.

La joven se tomó unos segundos para digerir su repentino discurso, observándolo en aquella postura demasiado solemne pero que irradiaba gran sentimiento. Chrome parecía muy jovial para conformar el Consejo de la Guardia de Eel, sin embargo entendió que se debería a sus enérgicas y contundentes convicciones que lograba trasmitir con tanta pasión.

—Ese es mi jefe —exclamó Matthew, llevándose un puño al pecho. — Nah mentira, en realidad es Lance.

—En realidad es Huang Chu.

—Pffff, jamás reconoceré como jefe a alguien que no tiene ni se interesa en buscar potenciar sus abs. Maldito test de selección de guardia, podrías proponer al consejo que lo mejoraran, ¿no crees? ¿A quién se le puede ocurrir que yo encajaría bien en Absenta, detrás de un laboratorio y recibiendo los ladridos de la jefa con la cabeza agachada?

—Ay, no otra vez con lo mismo… ¿lista para ir a casa, Erika?

—Totalmente —repuso la aludida, recogiendo su bolso. — ¡Nos vemos mañana, Jamón! No me extrañes mucho.

Los tres salieron del gimnasio rumbo al vehículo de Chrome que permanecía estacionado cerca, debajo del manto del ocaso que daba paso poco a poco a la noche. Ambos muchachos fueron a los asientos de adelante, dejándola a ella recostarse atrás a lo largo de todo el asiento trasero mientras soltaba unos pequeños quejidos de dolor.

—Erika, comienzo a preocuparme en serio —comentó Matthew, volteándose desde el lugar del copiloto. — Es difícil que suceda, pero puedes desgarrar los músculos del abdomen si sigues así.

— ¿Y qué puedo hacer al respecto? El abdomen es el eje del cuerpo, hay muy pocos ejercicios que no lo involucren y es vital para el cardio —protestó, disfrutando las relajantes vibraciones que le trasmitía el vehículo al ponerse en marcha.

—Mira, no tengo mucha idea de qué juzgarán Huang Chu y Jamón cuando se cumpla el plazo de las dos semanas, sin embargo estoy seguro de que siempre será mejor llegar en una pieza y con un nivel un poco por debajo de lo esperado que desgarrarte en el camino por una sobreexigencia —señaló Chrome, corriendo el espejo retrovisor para observarla mientras manejaba.

—Concuerdo, además un desgarro lleva semanas para reponerse y eso te llevaría a una derrota inminente… y mira, como humano me entrené con la Guardia y ellos ya saben a qué atenerse con nosotros, ya generaste buen impacto en Jamón cuando comprobó que tu cuerpo respondía bien debido a tu época de ejercitación en el gimnasio.

— ¡Sí! Insiste en la fortaleza de tus piernas y en que tienes mucho equilibrio, dice que haces muy bien las sentadillas y mira que es un ejercicio que requiere de mucha técnica y precisión.

—Sí, ya me lo dijo varias veces —bufó molesta. Se sentía realmente halagada por sus palabras aunque sabía que no conseguiría pasar la prueba sólo con eso. — Aish, ¡es que…! ¡Es que ésta es la única decisión que pude tomar desde que Golden Dawn invadió mi vida!... Bah "decisión", en realidad es un trato inconsistente e imposible de llevar a cabo en tan corto tiempo, todo para hacerme creer que están siendo comprensivos conmigo cuando ya estoy condenada a terminar con Los Sabios.

— ¡Ey, eso es muy perverso! —Protestó Chrome, herido en su orgullo. — Estamos invirtiendo tiempo y energía en ti, ¿no crees que tenemos mejores cosas que hacer que actuar una farsa para convencerte?

—Chrome —le cortó Matthew con rapidez, dándole un suave puñetazo al hombro. — La secuestramos, le hicieron un análisis de sangre contra su voluntad y prácticamente no tuvo otra opción más que formar parte de la orden… su razonamiento no es incoherente, cualquiera desconfiaría de nosotros después de todo por lo que tuvo que pasar.

— ¡No niego eso! ¡Pero aunque hubiera escapado de nosotros y de Los Templarios en Samhain terminaría siendo involucrada en todo esto porque el mundo entero está sumido en crisis! —Rezongó el aludido, observándolos a ambos. — Escucha, ya de por si es inverosímil que hayas permanecido oculta de todo el mundo faery y del censo poblacional que ejercen las órdenes para registrar a las distintas razas, ¿en serio crees que podrías continuar tu vida como una humana normal si sólo no hubieras aparecido en Samhain? ¡No seas tan ingenua, tarde o temprano tu estirpe sería expuesta y tuviste mucha suerte de que haya sido por parte de Golden Dawn! ¡No hemos sido nosotros quienes te condenamos, sino la sangre que llevas en las venas!

Sus palabras la apuñalaron directo al pecho, hiriéndola en profundidad y segregando amarga hiel por todo su cuerpo. Pese a las agónicas protestas de su abdomen se incorporó como pudo en el asiento, conteniendo los mareos que la desestabilizaban y temblando por la llameante furia que había prendido en su ser contenida en un hilo de voz:

— ¿Estás insinuando que la culpa de que toda mi maldita vida se fuera a la mismísima mierda es de mis padres desaparecidos y mía? ¿Acaso fueron ellos quienes me secuestraron y me obligaron a incorporarme a una secta mágica que pretendía recluirme en otro país, confiando en que me quedaría de brazos cruzados mientras me involucran en conflictos políticos y raciales de alcance mundial y me vuelven su Símbolo de Fortaleza?

— ¡No me refería a eso!

— ¿Entonces a qué?

Matthew volvió a propinarle un puñetazo al hombro del conductor, ésta vez más fuerte que el anterior.

— ¡Auch, ya para con eso!

—Eres un idiota, frena el auto y explícate ahora mismo.

Chrome bufó y obedeció, estacionando el vehículo en el primer espacio que encontró libre.

—Discúlpame, no soy muy bueno con las palabras. No me refería a que todo lo que nosotros te hicimos padecer carece de valor sólo porque era algo que te pasaría tarde o temprano, tampoco quise decir que fuera culpa de tus padres —resopló, eligiendo con más cuidado sus palabras y volteándose hacia atrás, aplastando sus triangulares orejas lobunas contra su cabeza. — Sé que soné como un bruto insensible que no entiende nada, sin embargo soy capaz de comprender lo difícil que debe ser lidiar con la incertidumbre de saber si tus padres estarán bien o no… yo perdí a los míos hace muchos años y entiendo lo que implica sentirse solo y a la deriva en un mundo que parece cerrarse sobre tu garganta, apretando hasta la asfixia pero sin matarte, gozando de la tortura de verte desesperado y agonizante… intenté por muchas vías encontrar un salvavidas en ese entonces, viéndome envuelto en circunstancias y con personas siniestras que me pesarán en la consciencia por el resto de mi vida… no quisiera que te pasara lo mismo, yo tardé mucho tiempo en orientarme pero aun así la Guardia de Eel me apoyó y me contuvo, ayudándome a procesar y superar mi dolor para poder seguir adelante.

El auto se sumió en un incómodo silencio.

—Nuestra intención no es invalidar tus sentimientos y el posible trauma que te hayamos causado, sino ayudarte para lidiar con ello. Todo pasó muy rápido y la repentina noción de que tu vida y la de tus familiares está en peligro por una organización de la envergadura de Los Templarios debe ser escalofriante —continuó Mattew, saliendo en auxilio de su amigo. — No te juzgo por desconfiar de nosotros ya que es lo que cualquier persona en tu lugar haría, sin embargo concuerdo con Chrome en cuanto al hecho de que el mundo se encuentra en una compleja crisis política y racial que permanece apenas contenida entre las altas esferas de los gobiernos, pero pronto se extenderá a cada rincón del planeta… aunque hubieras permanecido milagrosamente oculta de las órdenes -y con un porcentaje peligroso y latente de caer en las garras de Los Templarios- la realidad del conflicto inminente terminaría impactando en tu vida al igual que con el resto de la población mundial.

Erika suspiró frustrada, pasando su mirada entre ambos muchachos que esperaban expectantes alguna devolución de su parte. Más allá de la brusquedad de Chrome, entendía bien lo que trataban de decirle aunque no podía evitar ofuscarse al respecto. Sean cuales fueran las múltiples probabilidades que pudieron ocurrir en un futuro hipotético de su vida, nada podía apaciguar la realidad de que todo se fue a la mierda desde Samhain, al punto de perder a sus padres y las riendas de su propio destino.

Aunque cualquier opción parecía mejor que ser sacrificada para los despiadados designios de Los Templarios, no podía verle el lado optimista a la situación cuando se obligaba a sobreexigir su propio cuerpo para desviar su mente del colapso emocional que amenazaba con hacerla implosionar.

Sin embargo no podía compartirles eso. Era comprensible que ambos sean tan leales a la Guardia de Eel considerando todo por lo que habrían pasado en un mundo tan caótico como el que le habían narrado que era Eldarya, así que no tenía mucho sentido extender aún más la discusión. Además, los dos eran simpáticos con ella y las únicas relaciones que mantenía dentro de la orden, no quería perder el agrado de sus compañías.

—Está bien, entiendo lo que intentan decirme y lamento la bronca súbita, aún me siento muy estresada y confundida por el drástico vuelco que ha dado mi vida.

—No te preocupes, podemos entender que debe ser terrible tu situación ahora mismo, tómate el tiempo necesario para digerirlo y asimilar bien todo lo que te ha pasado en estos días.

—Sí, es admirable que a pesar de todo estés esforzándote tanto para unirte a nosotros —agregó Chrome, volviendo a encender el motor del auto. — Insisto en que Jamón estaba muy sorprendido por tu capacidad y eso que Huang Chu le aclaró que estabas anémica.

—No te frustres por no rendir el desempeño que esperabas, sólo esfuérzate en hacerlo lo mejor posible sin morir en el intento.

—Es que quiero mejorar lo más pronto que pueda, me desagrada mucho sentirme tan vulnerable. Quiero ser fuerte para valerme por mí misma y no sentir la obligación de acatar órdenes de Golden Dawn porque no tengo otra alternativa, quiero ser yo quien decida si les brindo mi ayuda o no —explicó, recostándose contra una de las puertas del vehículo, presionando su bolso contra su cuerpo.

—Ey, esa es una muy buena motivación, —observó Matthew— casi tan buena como tener abs.

—A propósito de los abs, ¿por qué la base del entrenamiento es físico cuando se supone que mi fuerte radica en los índices de maana en mi sangre? Quiero decir, Jamón ya me explicó que un buen estado físico ayuda a equilibrar el maana en mi cuerpo, ¿pero no sería mejor que al menos me expliquen lo básico de hechicería?

—Mmmm verás, hay muchas cosas que debemos enseñarte antes para que puedas sobrevivir por cuenta propia en esta sociedad —comenzó Chrome, disminuyendo un poco la velocidad para poder dedicarse a la charla. — Lo principal es que tengas un buen estado físico para poder enseñarte cómo defenderte de los depredadores.

— ¿Depredadores así como los vampiros y los hombres lobo?

—Esos son los más comunes en las zonas urbanas y metrópolis como ésta, aunque hay muchos más y uno tiene que estar bien prevenido para poder hacerles frente —acotó Matthew, alzando el dedo índice.

—Generalmente las razas depredadoras nos caracterizamos por nuestra dificultad de sintetizar maana de los alimentos corrientes... y por eso debemos… cazar a individuos de otras especies que sí puedan —explicó Chrome, presionando el volante con fuerza de la incomodidad. — No es… no es por maldad, es la única manera de que podamos sobrevivir, aunque yo no cazo ni nada…

—Está bien, es algo natural así que creo entenderlo… entonces tengo que evitar volverme comida de faery, ¿verdad?

Los dos muchachos intercambiaron una mirada significativa antes de que el hombre lobo continuara:

—Nuestros índices de maana están en un promedio decente pero, debido a nuestra necesidad constante de cazar para no morirnos por carencia de energía, nuestros cuerpos no sintetizan maana para convertirlo en magia sino que optimizan nuestras capacidades físicas. Dependiendo la especie van variando las características, aunque la fortaleza principal de cualquier depredador radica en su velocidad, resistencia y fuerza física.

—Y esas son las cualidades que más suelen flaquear en las razas que tienen un gran control de la hechicería, alquimia y esoterismo —agregó su compañero, volteando hacia ella y haciendo una mueca. — A menos que tengas una gran maestría en la manipulación del maana como Koori, serías una presa fácil.

Erika recordó la velocidad inhumana con la que había visto a Nevra desplazarse y sintió un escalofrío en todo el cuerpo. Si así de ágiles eran los depredadores, no tenía idea alguna de cómo podría defenderse de ellos.

—Por eso es importante el entrenamiento físico, no llegarás a estar preparada para combatir contra un depredador en tan poco tiempo pero tu cuerpo necesita una base de entrenamiento mínima para instruirte en las tácticas defensivas básicas… además es peligroso depender sólo del maana para protegerte, suena hilarante pero hubo casos de individuos que se han abstraído tanto en el medio de una batalla que han cruzado el límite de conversión de energía y acabaron suicidándose.

—Espera, ¿en serio? ¿Hubo gente que murió de esa manera? —Inquirió Erika conmocionada. No creía que la magia fuera algo fácil, sin embargo ahora se le presentaba como algo mucho más complicado de lo que esperaba.

—Más de lo que crees, por eso un guerrero debe saber moverse con destreza y buen juicio para dirimir cuál es la mejor opción y método para abordar un combate e inclinarlo a su favor —pronunció Matthew inflando el pecho. — Es importante equilibrar bien tu cuerpo y tu mente para disponer de manera correcta de tus recursos.

— ¿Y qué lugar ocupan los individuos de las Tres Grandes Razas? ¿Son grandes hechiceros o grandes depredadores?

—Ambos. Esa es la razón por la cual son tan magnánimos, tienen un talento natural y superior para todas las maestrías —respondió Chrome, notando que el tráfico se iba congestionando. — Su fortaleza radica en la versatilidad para abordar y destacar dentro de cualquier disciplina, superando a cualquier otra raza que no se encuentre a su altura.

—Guau, parece que hablaras de algún semidios o algo así —reparó avergonzada, dudando que algún aspecto de su descripción concordara con ella. — Entonces deduzco que están por encima de la cadena alimentaria pero, como yo no sé defenderme de los depredadores, me encuentro en lo más bajo de todo… igual, siendo honesta, no puedo verme siquiera aspirando a escalar hasta donde están los fenghuangs, ya han visto que no puedo entrenar y respirar profundo al mismo tiempo sin morir de dolor en el intento.

Chrome soltó una repentina maldición, obligado a manejar con suma lentitud por el intenso tráfico de la avenida. Aplastó sus triangulares orejas contra su cabeza, aturdido por las aullantes bocinas de los otros vehículos que sonaban en protesta.

—Hora pico —suspiró Matthew.

—Estos días volvimos a esta hora y el tráfico no estaba tan malditamente congestionado.

—Creo que hoy estaba organizada una marcha de vecinos para reclamar por el paradero de las víctimas y desaparecidos de la represión de Samhain.

Un deprimente silencio se instaló en el auto, sumiéndolos a los tres en un ánimo alicaído hasta que Chrome suspiró.

—Erika, si deseas unirte a la Guardia de Eel tendrás que aspirar a ocupar el lugar que te corresponde en el estatus del reino faery ya que podrías verte condenada por tu propia sangre —anunció, observándola por el espejo retrovisor. — Verás, dentro de nuestras muchas obligaciones nos involucramos para brindar protección a las comunidades que sufren acoso de parte de los depredadores, además de intervenir en el tráfico ilegal de sangre…

— ¿Hay un mercado negro de sangre?

—La sangre contiene la mayor concentración de maana de un organismo vivo y es el principal alimento de los depredadores. Como la cacería está prohibida debido a que es una práctica que pondría en peligro el delgado equilibrio entre humanos y faeries, existe un mercado que compra sangre a individuos voluntarios y luego se encarga de venderla entre nosotros —explicó el hombre lobo, resoplando. — El sistema es beneficioso para la economía y política de la sociedad, pero aun así es usual recibir denuncias de civiles que fueron atacados o asesinados por su sangre.

—Para que te hagas una idea de la dimensión del peligro, cada tanto aparecen ventas ilegales de sangre fenghuang que se vende por millonadas en el mercado negro… y eso que los fenghuangs son seres poderosos que abatirían a cualquiera —suspiró Matthew, especificando mejor el asunto. — Las manadas de traficantes son difíciles de localizar y eliminar ya que cuentan con el amparo de la policía, así que te imaginarás quienes se encuentran detrás de todo esto…

La joven tembló en su lugar, recibiendo una punzada en el pecho que se sumó a las otras punzadas musculares en su abdomen y le revolvió el estómago, provocándole náuseas.

—Entonces, si llego a pasar la prueba y me inicio en la Guardia de Eel, tendré que intervenir en los conflictos con traficantes que se morirán de ganas de ponerme las manos encima para comercializar mi sangre de… ya saben qué.

—Si bien la mayoría son terrestres y nunca podrían aspirar a un instinto tan agudo como el de Nevra, a la más mínima herida que te infrinjan quedarás expuesta como faelienne de ya sabes qué ante los depredadores que te cruces —repuso Matthew con una mueca de disgusto. — Obviamente que no estarías sola ni te adjudicarían una misión de tal riesgo sin estar bien preparada y armada, sin embargo creo que es importante que sepas el peligro extra que cargas en tus hombros sólo por ser tú.

Ella agachó el rostro, con la mirada perdida en sus pies mientras procesaba esa nueva información. Mientras más se volcaba en aquel mundo, más peligroso se volvía, comprimiendo su existencia en dolorosas y minúsculas proporciones.

—Escucha Erika, nuestra intención no es asustarte para que tires la toalla y te inicies con Los Sabios sin protesta alguna, sino que tomes dimensión del mundo que nos rodea —se apresuró a decir Chrome, tratando de ser cuidadoso con sus palabras. — Creo que fortalecerte para adquirir autonomía de Golden Dawn es una gran motivación, aunque ten en cuenta que aún los más poderosos pueden ser vulnerados por los más débiles. No olvides que la historia nos presenta a los humanos como vencedores del privilegio de ser quienes habitarían La Tierra hasta ahora, demostrando que aún con su inferioridad lograron supremacía gracias a la unión de su propia raza… en esta sociedad construida en base al desarrollo intelectual y tecnológico, los individuos de las Tres Grandes Razas se encuentran en mayor indefensión debido al sistema estructural humano planteado para erradicar el concepto y el uso del maana. Al encontrarse diezmados por el Sacrificio Azul, las principales comunidades de depredadores escalaron en el estatus de razas al asociarse con Los Templarios para mantener bajo control el índice poblacional y evitar que la humanidad vuelva a afrontar el riesgo de lidiar contra especies de vastos poderes.

El dolor emocional pronto se sintió más angustioso que el dolor físico, aplastándola en un lánguido escalofrío que le recordaba su realidad infernal y cómo su deseo de libertad se volvía cada vez más inalcanzable, como si la luz al final del túnel estuviera titilando indecisa en una tortuosa incertidumbre sobre si se extinguiría o no.

Luego de varios minutos de lento avance, Chrome pudo tomar un desvío del embotellamiento de la avenida principal, accediendo a una calle paralela donde el tráfico era un poco más ágil. A pesar de los metros de distancia, los tres podían vislumbrar el tumulto de civiles que cortaban la arteria principal, protestando a grito vivo y con golpe de tambores mientras llevaban pancartas y banderas gigantes reclamando justicia por sus familiares desaparecidos.

Había un nombre que se repetía copiosamente en los carteles: Ava Byrne.

—Veo que se está visibilizando mucho su caso… —murmuró Matthew, concentrado en el panorama que le enseñaba su ventana.

—Mi abuela me comentó que no paraba de resonar su nombre y su foto en las noticias… ¿era humana o faery?

—Humana. Si bien hay miles en la lista de secuestrados por la policía esa noche, tal parece que sus familiares insisten y presionan a la justicia y a los medios de tal forma que han conseguido visibilizar su caso en todo el país, negando así la explicación del gobierno que dictaminaba que los desaparecidos de Samhain fueron víctimas de un ataque terrorista.

—Estas movilizaciones y protestas coaccionarán sobre los gobiernos quienes a su vez coaccionarán sobre Los Templarios, aletargándolos de sus siniestros propósitos —suspiró Chrome. — Aunque esto sólo nos da un poco más de tiempo, tienen tanto poder y potestad en la sociedad que siempre terminan cayendo bien parados.

— ¿Y Ava Byrne? —Preguntó la joven, en un susurro lastimero. — ¿No han tenido éxito interviniendo por ella y el resto de los humanos desaparecidos?

Se hizo un incómodo silencio y notó cómo ambos muchachos volvían a intercambiar miradas.

—Los humanos se encuentran fuera de nuestra jurisdicción, legalmente no podemos hacer nada por ellos porque implicaría invadir la potestad de Los Templarios y eso traería aún más conflicto y burocracia dentro de la situación tan delicada en que nos encontramos —anunció el hombre lobo, corriendo el rostro. — Además, ya ha pasado más de una semana desde Samhain, dudo mucho que sigan vivos.

El silencio volvió a instalarse ahí dentro. Erika pegó la frente contra el frío vidrio de la ventanilla, abrumada por el retumbar de tambores que vibraban con angustia en su corazón.

Ava Byrne y las demás víctimas de la represión policial de Samhain probablemente ya habrían sido sacrificadas, mientras que ella seguía viva por un mero capricho del destino que había colocado primero a Leiftan y luego a Koori en el momento exacto en que necesita ser socorrida.

El auto se detuvo de pronto y ella se sobresaltó al comprobar que ya habían llegado a su casa. Se quitó el cinturón de seguridad con torpeza, aún trastocada por la ola de gritos y percusión que resonaba muy a la distancia.

—Erika, debo llevar a Matthew a otro lado, recuerda permanecer dentro y activar el sello que dejó Nevra en caso de alguna urgencia —anunció Chrome. — Hay varias patrullas cerca así que te socorrerán de inmediato.

—Sí, mi gata suele meterse entre los matorrales para husmear el tal sello, ya sé dónde está. Lo tendré en cuenta.

— ¡Nos vemos mañana, Lance! Recuerda alimentarte y descansar bien, sino nunca podrás desarrollar el verdadero poder de tus abs.

—Comer seis veces al día es imposible aunque prometo que seguiré intentado, por el futuro de mis abs —respondió, abriendo la puerta y deslizándose hacia afuera. — Nos vemos mañana, Matt.

— ¡Erika! —Exclamó Chrome, bajando el vidrio de la ventanilla.

Extrañada por su llamado, rodeó el vehículo y se acercó hasta él.

—Perdóname por lo de antes, no quise ser un insensible… sólo quería ayudarte a mirar para adelante porque entiendo lo que se siente estar en tu lugar y… no quise decir que estuviera mal que desconfiaras de nosotros, me enojé de golpe y yo…

—Está bien, entiendo lo que quisiste decirme —le detuvo, volviendo a sentir una chispa de indignación que se apresuró a extinguir. — Lo discutiré con la almohada, buenas noches.

Se despidió de ambos y atravesó el pesado portón de metal, cerrándolo detrás suyo y soltando un suspiro al encontrarse por fin en los lindes del territorio de su hogar. Las luces de la casa frontal estaban encendidas y se escuchaba un elevado parloteo de parte de Kiki, quien probablemente se encontraba hablando por teléfono con Ágatha.

Cruzó el jardín con sigilo y entró a su casita del fondo, arrojando su bolso a un lado mientras iba a la kitchenette a colocar una olla con agua en el fuego para después precipitarse al baño.

Su cuerpo magullado y fatigado le agradeció la ducha de agua caliente, aunque apenas pudo aliviarse debido al dolor emocional que la cercenaba por dentro. En cuanto terminó de asearse y, a la par que se iba secando y vistiendo con otra muda de ropa más cómoda, se observó en el espejo con especial detenimiento.

Apenas reconocía la imagen que le devolvía su reflejo.

¿Siempre había tenido los ojos tan grandes y redondeados? ¿Sus pómulos siempre habían tenido esa forma, enmarcando los pálidos surcos de sus ojeras? ¿Su boca siempre fue tan pequeña y lánguida?

Tocó la fría superficie del espejo con las yemas de sus dedos, incómoda ante aquella imagen tan familiar y a la vez tan distante. Sabía que la cuestión no radicaba en cómo lucía su aspecto físico, sino en que su propia crisis de identidad comenzaba a desbordarla a tal punto que ni siquiera podía recordar los rasgos generales de su propio rostro.

¿Quién soy?

Se dirigió a la kitchenette, arrojando un puñado de fideos sobre la olla de agua hirviendo y esperando a que estuvieran listos. Fue a husmear en el nuevo celular que la Guardia de Eel le había obsequiado, el cual contaba con un sistema operativo privado y más seguro que los comerciales, solicitándole que abandonara el anterior y que además cerrara sus redes sociales para una mayor protección de su información… y apostaría lo poco que le quedaba de cordura en que tenía un GPS oculto para poder monitorearla constantemente.

¿Y qué más daba? Con o sin GPS ya estaba atrapada por Golden Dawn.

No tenía mucho que hacer con él ya que solamente tenía agendados los números de Kiki, Matthew y Chrome, así que husmeó en los portales de noticias encontrándose con diversas notas sobre Ava Byrne y la marcha convocada en su honor y el de los miles de desaparecidos.

Al igual que ella, Ava salió la noche de Halloween a pasar el rato y distenderse un poco de la angustia producto de la cuarentena por el coronavirus, con la sola diferencia de que ella nunca fue rescatada y ya estaba prácticamente muerta.

Era una ironía bastante triste: los padres de Ava Byrne estaban en ese instante encabezando una movilización para obtener información sobre el paradero de su hija, mientras ella -Erika- había sobrevivido a la represión policial pero sus padres eran quienes estaban desaparecidos… y era muy factible que fuera por su culpa, debido a los intereses de los poderosos que había despertado con la exposición de su sangre aengel.

Coló los fideos y sacó algunas verduras y legumbres que tenía ya cocidas en la heladera, mezclándolo todo en un gran plato y sentándose en un pequeño banquito a comer. No tenía ánimos, sin embargo sabía que tenía que atenerse de la manera más estricta posible a la rutina de alimentación de Huang Chu si es que quería que su cuerpo resistiera esas pruebas.

Quizás Chrome tenía razón y era sólo cuestión de tiempo para que la invisible condena de ser faelienne de aengel terminara enroscándose en su garganta como una correa de acero que la asfixiaba y la obligaba a amoldarse a esa nueva realidad para sobrevivir. Quizás se estaba regodeando demasiado en su propia miseria mientras que el mundo seguía girando y personas como los padres de Ava Byrne salían a luchar por su hija desaparecida pese a la gran probabilidad de que ya estuviera muerta. Gente sencilla y humana que, atravesada por la horrible agonía de perder a un ser querido en manos de quienes se suponen que deberían protegerlos, salen a marchar a fuerza de sangre, sudor y lágrimas contra los más fuertes… mientras que ella se autocompadecía y lloraba a sus padres y a su vida pasada encerrada dentro de aquellas cuatro paredes.

En cuanto acabó su comida dejó el plato en el fregadero. Ajustó su pantalón jogging negro y se colocó encima una sudadera bordó con capucha, además de uno de los barbijos que le había tejido su abuela. No solía llevar el celular encima, sin embargo lo metió en el bolsillo considerando que aquella era una buena ocasión para comprobar si la hipótesis del GPS era cierta.

Salió de la casilla y, mientras cerraba con llave, se percató de que su abuela se encontraba en el jardín llenando los cuencos de comida de los gatos. Se intercambiaron una mirada y la oyó suspirar con tal tristeza que sintió que se le rompería el corazón.

— ¿Vas a salir?

—Sí.

— ¿Vas a ir a la marcha por la chica desaparecida en Halloween?

—Sí.

Kiki se irguió y la miró con mayor detenimiento, negando con la cabeza.

—Cambiaste mucho desde esa noche, de repente has vuelto a entrenar y sales más seguido… estoy muy preocupada por ti, Erika —se confesó, sin rodeos. — Dime que no te has metido en nada raro.

—Quiero sumarme a la movilización por pura convicción, esa noche yo pude ser Ava Byrne —respondió, eludiéndola. No podía permitirse dañar la salud mental de la única persona que le quedaba en el mundo, ella se moriría de dolor en cuanto supiera el infierno en que se había convertido su vida.

—Ya eres una mujer adulta, no puedo impedirte nada —murmuró más para sí misma que para su nieta. Se dio la vuelta y se fue caminando despacito hacia la casa. — Por favor, vuelve pronto y cuídate mucho. Seguro que la policía saldrá a reprimir si la protesta se extiende demasiado.

—Lo sé, es lo más probable —repuso la joven, abriendo el portón y deslizándose afuera. — Trataré de mantenerme lo más lejos posible del conflicto. Te quiero mucho Kiki, volveré pronto.

—Yo también te quiero.

Cerró el portón detrás suyo y se tomó unos segundos para coordinar sus ideas, abatida por la noción de que estaba construyendo un muro para separar a su abuela de su vida en su afán por protegerla. Ella era lo único que le quedaba en ese mundo horrible que le había concedido la oportunidad de sobrevivir de la cacería de Los Templarios, no podía permitirse perderla aunque eso implicara distanciarse.

El sutil retumbar de los redoblantes se percibía a la distancia, vibrando en sintonía con su dolor físico y anímico, provocando que la sangre le hirviera deseosa de justicia. Miró hacia todos lados, percatándose de que aún había movimiento en la calle pero que, tal como se imaginaba, Chrome aún no había regresado. Era mucho más relajado que Nevra y varias veces se había percatado de sus esporádicas ausencias, las cuales ahora podía atribuir al conocimiento de que tenía una novia con la cual sólo podía compartir tiempo de noche.

Se irguió y respiró profundo, comenzando la caminata de cuadras que la distanciaban de la avenida principal y de la marcha. Todo su ser se consumía por el deseo de sumar su voz junto con todas aquellas para gritar por las víctimas de las ambiciones de los poderosos que, igual que los eldaryanos, consideraban que los humanos eran desechables y reemplazables.

Quizás aún no tenía bien en claro quién era, sin embargo ya había decidido que aceptaría ser faelienne con todo lo que eso implicaba para sí misma. Se consideraría aengel de la misma forma en que se recordaría que también era humana, porque ser faelienne implicaba ser atravesada por las distintas realidades de ambos mundos, así como también implicaba luchar por ellas por más que la "jurisdicción" de Golden Dawn no se los permitiera.

El déjà vu le llegó como un escalofrío que intentó pero no pudo desconcertarla, abstraída por la excitación que aumentaba a medida que se acercaba y el retumbar iba llenándola cada vez más y más.

¿Qué quién soy?

Soy Erika y soy faelienne, soy aengel y humana al mismo tiempo… y esta noche soy Ava Byrne y todas las víctimas de la cacería de Samhain, reclamando justicia.


¿Me extrañaron? ¡Porque yo sí! No saben cuánto extrañé actualizar, me dolió ver que llevaba más de un mes sin actualizar y me estaba quemando las pestañas para escribir tres capítulos lo más pronto posible...

Me apuré en terminar el borrador del capítulo 10 ya que, considerando que Eldarya vuelve este lunes, quería dejarles el comienzo del nuevo arco dentro del fin de semana... así que volvemos con la dinámica del arco anterior: no puedo prometer un capítulo semanal porque ustedes son conscientes de estos textazos que llevan mucho tiempo, en cuanto termine el borrador del 11 volveré a actualizar uwu

¿Saben? Quizás para el lector sea obvio pero recién ahora caigo en la cuenta de que la historia da para MUCHOS capítulos y mucho tiempo -llora porque nunca terminó ningún fanfic- y veo que la historia ya cobró un poco de autonomía y no es tanto ni Origins ni New Era... estoy tanteando y, si bien ya está definida la trama base del fanfic, ¿les molesta que empiece a cobrar su propio curso o les desmotiva un poco? ¿Les gusta también que desarrolle más en los seres fantásticos y en la mitología, además de las estructuras del reino faery? A mi parecer, al menos por lo que va en Eldarya, hay mucho potencial dentro de las etnias faeries que no explotan aunque a futuro podría contradecir el lore original del juego, así que estoy con ideas cruzadas... díganme qué opinan.

¿Y qué opinan de la nueva portada? No está muy relacionada con el juego pero ME ENCANTA porque la siento más climática con la historia en sí, es bellísima y siento que le hace más justicia al fanfic uwu

¡Espero que les haya gustado! Y prepárense para todo lo que sigue jaja, espero que tengan mucha imaginación porque será necesario uwu

Muchas gracias por sus lindos comentarios y por invertir su tiempo en todo este *mucho texto*, recuerden decirme todo lo que sienten que fue negativo y positivo del texto que no tengo quién pueda corregirme y soy muy insegura al respecto :c díganme si lo sienten denso o aburrido, así consigo mejorar... aprovecho y le agradezco mucho a Hikari Hinoken y su fanfic hermoso y SUPER RECOMENDADO Aferrándome que me motivaron a escribir y luchar contra el autoestima baja y la inseguridad con la historia uwu

Espero que disfruten mucho el retorno del juego y nos leemos pronto uwu


Próximamente

:

Capítulo 9 —Déjà Vu