Descargo de responsabiliad de Niteryde: no soy dueña de Dragon ball ni de ningún personaje del mismo.
Nota de la autora: en este capítulo hay menciones de violencia doméstica y de suicidio, nada explícito, solo se los aviso. ¡Gracias por todo el apoyo!
Culpable como el pecado
Capítulo ocho
Demonios del pasado
Vegeta se bajó la gorra sobre los ojos antes de mirar con cuidado desde la esquina de la tienda local. Estaba a unas pocas cuadras del apartamento de Bulma, de donde había hecho una salida rápida hace solo unos minutos por la escalera de incendios. Sabía que debía haber huido de allí, pero se quedó con la vana esperanza de estar equivocado. Confiaba en haber malinterpretado la situación, que sus instintos lo hubieran llevado por un mal camino cuando vio que faltaba el arma en el mostrador y no que todo le hubiera explotado de un modo tan catastrófico en la cara. Y, sobre todo, esperaba no haber arruinado lo que fuera que tenía con Bulma: su relación, su química... su amabilidad hacia él. Como todas las cosas buenas en su vida, no había apreciado lo que tenía hasta que las perdió, así que deseaba desesperadamente haberse equivocado.
Estaba empezando a relajarse y pensar que, después de todo, tal vez solo había sido un paranoico, cuando dos carros de la policía dieron la vuelta por la esquina opuesta. Se echó hacia atrás instintivamente, incluso sabiendo que no lo verían mirando por su esquina desde una distancia tan amplia, especialmente con lo oscuro que estaba. Los autos hicieron sonar sus sirenas interrumpiendo escandalosamente la tranquilidad del vecindario residencial con el ruido y las luces antes de que las llantas prácticamente patinaran hasta detenerse frente al apartamento de Bulma.
Vegeta se apartó mientras un sentimiento de desasosiego se apoderaba de su corazón; la vista fue la confirmación de que había estado en lo correcto. Su tapadera fue descubierta y Bulma sabía la verdad. No entendía cómo lo hizo, pero eso no sirvió para evitar que la decepción pesara en su pecho. Suspiró, se quitó la gorra con una mano temblorosa para tocarse la parte de la sien que no tenía las puntadas e hizo una mueca de dolor.
La cabeza le latía terriblemente después de correr por la escalera de incendios hacia su ubicación actual. No estaba pensando con claridad, eso era obvio, porque nunca debería haberse puesto en esta posición. La conmoción debió haber sido la culpable de que cometiera una serie de errores tan colosalmente estúpidos: aceptar volver al apartamento de Bulma, abrazarla, besarla y seguir quedándose cuando debería haberse ido hace mucho tiempo.
Vegeta se volvió a poner la gorra. Estaba agotado y herido, las intensas emociones de que le dispararan a Gokú y de que Bulma descubriera que él era el justiciero, lo abrumaban; además había policías a unas cuadras de distancia que en cualquier momento estarían recorriendo el vecindario buscándolo para arrestarlo. La última parte era lo único que importaba ahora, se ocuparía del resto más tarde. Por lo pronto, tenía que ponerse en movimiento. Su venganza todavía no finalizaba, su hermano aún no había sido vengado, así que no podía permitir que lo detuvieran.
No podía permitir que ella lo detuviera.
Respiró hondo para calmar sus nervios, luego se empujó de la pared y se dirigió rápidamente a la siguiente cuadra donde había una entrada del metro justo al nivel de la calle. Corrió por las escaleras hasta la estación con poca luz para poder tomar un vagón hacia el hospital, allí recogería su camioneta y finalmente se dirigiría a su unidad de almacenamiento donde podría pasar la noche sin peligro. Mañana, se desharía de la camioneta y averiguaría cómo diablos seguir adelante ahora que Frízer y Bulma sabían que él era el justiciero.
El metro se encontraba vacío y el tren arribó casi tan pronto como Vegeta llegó al andén. El viaje de regreso transcurrió sin incidentes; nadie más estaba en el vagón con él. Se apoyó contra uno de los postes y dejó que le ayudara a mantenerse de pie. Sabía que, si se sentaba, probablemente sucumbiría al dolor cada vez más insoportable en su cabeza. Se ponía tenso en las paradas del metro, como si la policía estuviera lista para asaltarlo, pero no pasó nada.
Sin embargo, cuando finalmente salió de la estación antes de la parada del hospital, notó que más carros de la policía se dirigían hacia allí haciendo sonar sus sirenas. La oscuridad de la noche se estaba disipando, así que Vegeta se mantuvo alejado de las calles principales y avanzó por los callejones de regreso a su camioneta. Como afortunadamente no había perdido todo su juicio la noche anterior, aparcó lejos del estacionamiento principal del hospital. Le pareció que Bulma estaba anticipando sus movimientos, eso le hizo fruncir el ceño mientras se ajustaba más la chaqueta.
Unos minutos más tarde, pasaba dentro de su camioneta junto a unos carros de la policía en la dirección opuesta. Ninguno de ellos se dio cuenta.
Bulma tan estaba nerviosa que no se había molestado en irse a la cama. Para cuando llegaron sus colegas y ella dio su declaración junto con la orden de que fueran a vigilar el estacionamiento del hospital en caso de que Vegeta apareciera por allí, la luz del amanecer comenzaba a brillar. Estaba cansada por la larga noche, avergonzada de haber tenido al justiciero delante de sus narices sin siquiera darse cuenta y, sobre todo, jodidamente cabreada. No sabía con quién estaba más enojada, si con Vegeta por jugar y manipular sus sentimientos para que pudiera mantenerse un paso por delante de la investigación o con ella misma por ser lo suficientemente estúpida como para caer en la trampa.
Mientras, con la cara roja, le explicaba a los oficiales de policía que eran sus colegas cómo había conocido a Vegeta, estaba agradecida de que su reputación como detective fuera impecable. Un detective menor habría perdido mucha de su credibilidad y hasta hubiera estado bajo sospecha directa de confabulación con el justiciero. Eso era especialmente cierto con la corrupción que plagaba a ciudad Oeste. Por fortuna, la reputación de Bulma la salvó de una investigación mayor, ya que el departamento de policía y su jefe estaban más ansiosos por arrestar a Vegeta que por investigar el cómo y el porqué de su relación con él.
Ella siempre había mantenido una política estricta de no mezclar su vida personal con la laboral y ahora estaban terriblemente entrelazadas. La única solución era separarlas con dureza: iba a atrapar a Vegeta sacando al violento justiciero de las calles, restauraría su reputación profesional y le enseñaría una lección en el proceso.
Bulma entró en la estación de policía unas horas más tarde, perfectamente centrada y lista para volver al trabajo con dos tazas de café fuerte una en cada mano y su placa y pistola cargada sujetas a su cinturón. Mientras pasaba por los escritorios de los oficiales uniformados para subir las escaleras al área de detectives, sus ojos azules se desviaron hacia el escritorio de Gokú. Frunció el ceño, se preguntaba si él supo la verdad sobre Vegeta todo el tiempo. Ella lo había visitado en el hospital de camino al trabajo —también con la intención de ver si descubrieron algún indicio de Vegeta—, pero Gokú todavía seguía inconsciente. Sin embargo, sus signos vitales ahora estaban mejorando, así que era solo cuestión de tiempo antes de que despertara.
Tan pronto como lo hiciera, Bulma lo visitaría para tener una conversación muy necesaria. Simplemente no podía creer que Gokú se hubiera asociado con un asesino tan violento y manipulador como el justiciero que corría descontrolado por ciudad Oeste. Gokú, el infante de marina y oficial de policía modelo, el tipo más agradable que conoció en su vida, con la moral más inquebrantable; no, no podría haberlo sabido, porque nunca toleraría tal cosa.
Mientras subía las escaleras con determinación, se sintió inquieta al pensar que podría estar muy equivocada. Ella apartó el sentimiento; ese era un puente que cruzaría en el futuro, por ahora, tenía preocupaciones más urgentes.
Krilin estaba sentado frente a su escritorio, era el único detective en la oficina. Tenía el codo apoyado en el escritorio, su cabeza descansaba en una mano y el bolígrafo se le había caído de la otra. Estaba dormido con la boca abierta y un pequeño indicio de baba amenazaba con salir mientras roncaba. A pesar de todo, la leve insinuación de una sonrisa se extendió por un instante en el rostro de Bulma. Krilin era muy dedicado y después de que este caso terminara, ella iba a interceder para que fuera ascendido a detective.
—Buenos días, Krilin —lo saludó Bulma. Los ojos de Krilin se fueron abriendo a medida que parpadeaba rápidamente y una vez que se despertó, revisó varios papeles en su escritorio.
—Ah, lo siento, ha sido una noche larga —respondió con timidez.
—Ni que lo digas.
Krilin sonrió un poco aliviado cuando Bulma le entregó una taza de café.
—Gracias.
—¿Tienes algo para mí? —preguntó ella antes de tomar asiento frente a su escritorio donde encendió la computadora.
—Sí.
Bulma se conectó, luego se volvió hacia él con una mirada seria en el rostro.
—Bien, entonces vamos a empezar —le ordenó.
Krilin tomó un gran sorbo de su café y suspiró satisfecho por la oleada de cafeína. Más despierto ahora, podía entender el caos en su escritorio, así que cogió varios archivos diferentes frente a él. Finalmente, abrió una carpeta y se puso a hojear la información que había reunido con la ayuda de su equipo en las últimas horas desde que Bulma le dio el nombre del justiciero —consiguió su nombre completo de Raditz—. Krilin hojeó sus notas donde resumió los puntos más destacados, luego se aclaró la garganta para comenzar.
—Vegeta Príncipe Jr., treinta años, nativo de ciudad Oeste. Nacido de Celyra y Vegeta Príncipe, ambos fallecidos. Un hermano, Tarble Príncipe, fallecido… asesinado hace seis semanas a los veintidós años, caso sin resolver. Vegeta padre había heredó una escuela de artes marciales de su familia y tuvo bastante éxito en el momento del nacimiento de Vegeta Jr. Sin embargo, hace veinte años, parece que la escuela estuvo al borde de la quiebra, lo que significaba que la familia habría perdido todo, incluyendo la casa. Vegeta padre había tenido problemas financieros años antes por el juego, así que es una suposición razonable que agotó todos los fondos familiares debido al vicio, aunque no estamos del todo seguros.
»Las finanzas a partir de ese momento se vuelven ... sospechosas. Hay evidencia de que Frízer se involucró: si seguimos el modus operandi habitual de Frízer, probablemente se ofreció a adelantarle a Vegeta padre el dinero para salvar la escuela a cambio de lavar dinero a través de él... bueno, eso o Vegeta padre estaba desesperado y se acercó a él en busca de ayuda. Vegeta, nuestro futuro justiciero, lo llamaré así para no confundirme, en ese momento era un prodigio de las artes marciales que ganaba todos los torneos juveniles en los que participaba. Hay recortes de noticias que dicen que se estaba ganando una reputación como un joven luchador talentoso y que quería entrar en las artes marciales mixtas cuando fuera mayor. Parecía un niño tímido por los videos y entrevistas. Era excepcionalmente inteligente, se expresaba bien y era muy educado. El último campeonato que ganó Vegeta fue cuando tenía diez años, justo en el momento en que la evidencia de la participación de Frízer comenzó a presentarse en la escuela de artes marciales. Esta se recuperó financieramente casi de la noche a la mañana.
»Parece que varios niños que habían estado asistiendo a la escuela de artes marciales comenzaron a ganarse una reputación criminal a partir de ese momento... incluido Vegeta. Nuevamente aparece el protocolo habitual de Frízer y su propensión a reclutar niños soldados para su llamado ejército. Podemos asumir que conseguir la mano de obra extra para sus filas era parte del trato y que Vegeta padre acordó incluir a su hijo en eso.
—¿Su propio padre accedió a que se uniera a las filas de Frízer? —lo interrumpió Bulma haciendo una mueca de disgusto. La pierna que tenía cruzada se movía inquieta mientras procesaba rápidamente toda la nueva información—. Frízer debió haberlo forzado, no debe haber tenido otra opción.
—Sí, es cierto que solo estamos conectando los puntos y eso fue hace mucho tiempo... pero por los recortes de periódicos y videos que el equipo desenterró, el señor Vegeta no era exactamente un padre cariñoso en lo que a Vegeta se refería. Parecía un tipo duro para ser honesto contigo. El niño ya tenía un cinturón negro en kárate cuando aprendía otras artes marciales y dominaba los torneos juveniles, pero al parecer nada de eso era lo suficientemente bueno para su padre. Habló sobre el niño en una entrevista como si fuera una completa decepción.
—Hmm —murmuró Bulma pensativamente y frunció el ceño—. Continúa —ordenó mientras levantaba su café tomar un sorbo.
—El primer encuentro oficial de Vegeta con la ley fue cuando tenía once años. Estuvo involucrado junto con otros socios de Frízer en el secuestro de alguien que iba en un vehículo, la víctima era un sujeto al que Frízer había marcado. Vegeta fue arrestado tratando de huir. El objetivo del crimen murió, aunque no está claro hasta el día de hoy quien exactamente apretó el gatillo.
»Le pasó a Bulma la foto policial de un niño de once años. Ella tragó saliva mientras lo miraba. Ese era realmente él, con una mirada intensa que parecía demasiado seria para un chico tan joven. Tenía el cabello alzado y un flequillo juvenil colgando sobre sus ojos. Bulma tomó uno de los recortes de periódico de un torneo que Vegeta ganó cuando tenía ocho años. Había una pequeña reseña sobre él, la escuela de su familia y el impacto positivo que esta producía en la juventud de la comunidad local. Junto a la reseña había una foto de un niño sudoroso con un gi de artes marciales y cabello recogido, sonriendo de oreja a oreja sin un diente, con las manos detrás de él y una medalla en el cuello mientras posaba para la cámara. Vegeta estaba radiante en la foto y la entristeció inmensamente preguntarse cuando fue la última vez que él sonrió así.
»Vegeta fue sentenciado a seis meses en la correccional donde la rehabilitación era la principal fuerza impulsora —continuó Krilin, luego revisó en sus archivos y sacó una información armada caóticamente que solo tenía sentido para él—. Eso pareció poner tensión en su vida familiar. Fue mientras Vegeta estaba encerrado que la policía fue llamada por primera vez a su casa por un incidente de violencia doméstica entre sus padres. Hubo un aumento enorme de esas llamadas después de que Vegeta fue liberado, algunas por peleas entre los padres, pero sobre todo por peleas entre Vegeta y su padre, que para entonces había desarrollado un grave problema con la bebida, según los informes policiales.
»Vegeta tuvo otro enfrentamiento con la policía a los trece años —continuó Krilin mientras le pasa otra foto policial a Bulma—. Él era parte de un grupo que golpeó a un hombre hasta casi matarlo, un tipo que le debía dinero a Frízer. Además, Vegeta tenía un arma ilegal en él. Fue sentenciado a la correccional nuevamente por otros seis meses y fue durante este tiempo que su madre murió.
Bulma alzó la mirada, no quería preguntar, pero necesitaba saberlo.
—¿De qué?
—Suicidio, disparo —respondió Krilin sombríamente mientras le pasaba el recorte del periódico.
—Suicidio —repitió Bulma incrédula y tomó el recorte de periódico de Krilin. Había trabajado como detective el tiempo suficiente para saber cómo funcionaban las cosas en ciudad Oeste, especialmente bajo la corrupción de Frízer. Sus ojos azules revisaron el artículo—. Frízer a veces hace que las cosas parezcan un suicidio, ¿alguien lo ha investigado?
—No parece que su esposo presionara por que se aclarara el hecho. Casi inmediatamente después de su muerte, la escuela de artes marciales quebró, la familia perdió su hogar y Frízer posiblemente dirigió su mirada hacia otra parte. Aun así, parece que Vegeta permaneció en sus filas.
—Entonces ella muere, supuestamente por suicidio, y luego Frízer deja de apoyar a la escuela haciendo que la familia pierda todo su dinero, aunque mantiene al niño en sus filas —murmuró Bulma frunciendo el ceño pensativamente—. Se alinea con su curso de acción típico cuando alguien le dice no: diezma a la familia y hacer de ti un ejemplo para que nadie más se atreva a negarle algo. Si el padre de Vegeta quería retirarse del arreglo, es por completo verosímil que Frízer destruyera el negocio de su familia, matara a su esposa y mantuviera sus garras en el hijo mayor solo para probar un punto. Quizás amenazó con llevarse al otro hijo también, solo para mantenerlos a todos en línea.
Bulma dejó escapar un suspiro tembloroso después de efectuar su análisis y luego se mordió el labio cuando la necesidad de gritar surgió dentro de ella. La gran cantidad de vidas que Frízer había destruido a lo largo de los años, directa e indirectamente, era obscena. Miró el recorte del periódico; su intuición rara vez le fallaba en su trabajo y estaba bien versada en las tácticas de Frízer. Frunció el ceño mientras se preguntaba si Vegeta alguna vez sospechó algo con respecto a la muerte de su madre. Si había una verdad más siniestra allí, ¿él la conocería? Solo tenía trece años cuando ella murió.
Krilin asintió.
—Sí, nunca se termina con Frízer —comentó tristemente, sin saber qué más decir. Cogió su café, tomó otro sorbo y dejó que Bulma leyera algo de lo que le había dado.
Finalmente, ella tomó su taza de café de nuevo con un profundo suspiro.
—Está bien, ¿qué más hay?
—El último encuentro de Vegeta con la policía fue cuando tenía diecisiete años, cuando estuvo involucrado en un robo a mano armada a alguien que le había hecho daño a Frízer. Eso lo llevó a la cárcel por tercera y última vez otros seis meses. Probablemente Frízer movió algunos hilos para evitar que fuera juzgado como adulto y terminara en prisión por años.
Krilin le entregó el informe policial, pero Bulma lo tomó con renuencia. Adjunto había una foto policial de Vegeta a los diecisiete años, lucía como si desbordara rabia hacia la vida y a todos los que estaban en ella.
»Las cosas estuvieron tranquilas después de que salió de prisión o no hubo más roces con la policía, en todo caso. Luego, cuando Vegeta tenía veinte años, finalmente se graduó de la escuela secundaria. Después se unió inmediatamente a los marinos, su reclutador vio un gran potencial en él, especialmente por sus habilidades en artes marciales, así que le dieron la oportunidad de darle un vuelco a su vida. Vegeta finalmente se escapó de la ciudad, parecía ser justo lo que necesitaba.
»El servicio militar de Vegeta fue sobresaliente —dijo Krilin asombrado mientras le entregaba una foto. Bulma la tomó y la estudió de cerca. Era un retrato militar oficial. Vegeta parecía tener poco más de veinte años, vestía su uniforme formal de la Marina que estaba impecable sin una arruga a la vista. Tenía el cabello corto que se desvanecía debajo de su sombrero y una expresión seria frente a la cámara.
»Ascendió de rango muy rápidamente, ganó bastantes medallas de honor, al valor en combate y cartas de elogio tanto por su habilidad en el combate cuerpo a cuerpo como por su puntería como francotirador. Finalmente se unió a un grupo de operaciones especiales de élite y trabajó en operaciones secretas. Según todos los informes, Vegeta prosperó en el ejército hasta que fue dado de baja con honores a los veintiséis años cuando se negó a extender más su servicio. Parece que pagó personalmente para que Tarble asistiera a un internado privado, lejos de ciudad Oeste todo el tiempo que estuvo en el ejército.
»Vegeta regresó a ciudad Oeste después de su baja, consiguió un apartamento y un trabajo en la construcción. Tarble también regresó después de graduarse de la secundaria y comenzó a estudiar en la universidad de ciudad Oeste. A partir de entonces, Vegeta se mantuvo alejado de los problemas y las cosas estaban tranquilas. No hay evidencia de ningún vínculo adicional entre él o su familia con Frízer. Su padre murió de cáncer un año después y Tarble se mudó con Vegeta después de eso.
»Y así llegamos rápidamente hasta este año. Tarble se graduó el verano pasado con honores de su programa de premedicina en la universidad e iba a asistir a la escuela de medicina en el otoño. Lo siguiente que tenemos es la muerte de Tarble hace solo seis semanas. Fue baleado doce veces justo afuera del apartamento que compartía con Vegeta, después de llegar a casa de una cita. Vegeta se negó a comentar con nadie de la prensa al respecto y solo hay un breve anuncio del funeral en los periódicos después de eso. Desafortunadamente, se le asignó a Mike el caso de Tarble, por lo que lo dejó morir con otro encubrimiento. Eso es todo lo que tenemos.
—Y ahora está buscando venganza por lo que ha perdido —respondió Bulma en voz baja.
Ella acercó su silla para estar al lado opuesto del escritorio de Krilin y dejó allí las fotos y los recortes de periódicos que había estado mirando. Tragó saliva mientras examinaba todo lo que tenían frente a los dos. A pesar de su anterior ira hacia Vegeta, no pudo evitar sentir que su corazón sufría por él. Apenas había tenido más de unos pocos años de paz en su vida y finalmente comenzó a comprender toda su intensidad. Probablemente se sintió más en casa en medio de la violencia y del caos, que en lo normal y cotidiano. Y Vegeta era uno de los "afortunados" que había logrado escapar de las filas de Frízer; eso, por su experiencia, era raro.
Sus ojos azules se posaron una vez más en la foto del niño de ocho años que sonreía de oreja a oreja y sintió una creciente tristeza en su interior mientras pasaba pensativamente su pulgar sobre la foto un par de veces. Su mente volvió a hace unas horas cuando tocaba el lado del rostro magullado de Vegeta mientras miraba sus ojos oscuros de una profundidad tan magnética e incomprensible. En ese momento, había contemplado explorar algo más profundo con el hombre tranquilo por el que se sentía atraída, hasta que Vegeta le robó todo el pensamiento con un beso y esas manos fuertes que la sostuvieron.
Pero cuando unió las piezas, todo se vino abajo de una forma bastante estrepitosa.
Trató de deshacerse de esos pensamientos que no la ayudarían ahora y se enfocó. Tenía un trabajo que hacer, incluso si se había vuelto mucho más difícil, ya que conocía todos sus antecedentes.
—¿Por qué Frízer tendría a Tarble en la mira después de todos los años que Vegeta no estuvo involucrado con él? —reflexionó Bulma en voz alta, su rostro lucía pensativo.
—Eso no lo sé.
—Si acabó con Tarble de un modo tan violento debe haber sido en represalia por algo... para enviar un mensaje. —Ella miró a Krilin frunciendo el ceño—. ¿No hay señales de que Tarble estuviera involucrado con Frízer?
—No —dijo Krilin mientras revisaba el lío de papeles como si la respuesta fuera a surgir de allí—. Nada. El chico estaba totalmente limpio, nunca participó por lo que pudimos constatar, solo fue un excelente estudiante haciendo las cosas que hacen los universitarios.
Bulma suspiró con tristeza, sus ojos azules se posaron en una foto de Tarble. Tenía una sonrisa fácil y rasgos más suaves que los de su hermano mayor. Aunque sus ojos eran tan oscuros como los de Vegeta, reflejaban un espíritu más claro, no habían visto ni una fracción de lo que él vio. Lucía dulce, un tanto travieso y ella lamentó que hubiera muerto antes de que incluso tuviera la oportunidad de vivir.
—Me pregunto si Frízer quería a Vegeta de vuelta en sus filas —reflexionó Bulma en voz alta mientras cogía la foto de la graduación universitaria de Tarble para colocarla junto a una foto de Vegeta de la misma edad con su uniforme de marino—. Tal vez dijo que no y por eso Frízer le hizo eso.
—Quizás, todos sabemos que nadie le dice que no a Frízer.
Ella frunció el ceño pensativamente, se puso de pie y pasó una mano por algunos de los mechones sueltos de su cabello azul.
—Necesito un poco de aire... tengo que pensar en todo esto. También tengo que entrevistar en una hora a la casera de Vegeta para averiguar qué sabe, así que te veré después. Por cierto, hiciste un excelente trabajo al recopilar toda esta información tan rápido. Me alegra que estés en esto conmigo, Krilin.
Krilin se animó y una sonrisa se extendió por su rostro.
—Gracias, Bulma, te lo agradezco.
—Mientras estoy fuera, busca cualquier alias que pueda estar relacionado con Vegeta, para ver si podemos obtener una pista sobre dónde podría estar escondido ahora. Asumiendo que su familia fue enterrada, quiero una patrulla cerca de los cementerios donde sus padres y el hermano están, que vigilen allí en caso de que aparezca. Ah, y cuando Gokú despierte, avísame de inmediato —dijo ella antes de correr escaleras abajo de regreso al piso principal de la estación.
Bulma se mantuvo centrada mientras salía de la estación de policía hasta que se subió a su auto. Después de cerrar la puerta, agarró el volante con una fuerza increíble hasta que sus nudillos se pusieron blancos. La ira que llevó al recinto se había quedado en ese sitio, en algún punto entre escuchar los detalles de la muerte de la madre y del hermano de Vegeta. No tenía idea de qué emoción quedó en su lugar.
Respiró hondo unas cuantas veces para calmarse y, de repente, se arrepintió de no haber podido dormir. Finalmente, sacó un paquete de cigarrillos, no le importó que fueran poco más de las siete de la mañana de un domingo. Bajó la ventana y una vez que estuvo segura de que estaba a salvo —después de lo que le sucedió a Gokú, una nunca sería demasiado cuidadosa, incluso justo enfrente de la estación de policía— su celular sonó de improviso. Bajó la mirada y frunció el ceño cuando vio aparecer el nombre de Krilin. Supuso que debió haberse olvidado de proporcionarle alguna información clave.
—¿Sí? —dijo cansada y sostuvo el celular entre su mejilla y su hombro mientras trataba de encender su cigarrillo. Habría ayudado si sus manos no estuvieran temblando.
—Hay buenas nuevas, Gokú despertó —contestó Krilin. Prácticamente podía oír la sonrisa en su voz.
Ante eso, las manos de Bulma se estabilizaron y finalmente pudo encender su cigarrillo. Tanto el alivio como la emoción la inundaron mientras tomaba una calada, luego exhaló y respondió:
—Es una noticia fantástica, Krilin —dijo sonriendo—. Iré allí ahora antes de ver a la casera. Llámala y dile que podría llegar un poco tarde, por si acaso.
—Entendido.
—Ah, y Krilin, tómate una buena siesta en algún momento de esta mañana. Necesitamos estar con todas nuestras fuerzas.
—Tú también. No olvides que el jefe quiere un informe actualizado tuyo al mediodía para seguir una estrategia con respecto al justiciero.
—Entendido. Gracias, hablaremos pronto.
Ambos colgaron. Poco después, Bulma conducía de regreso al hospital para una conversación que hacía mucho tiempo debió tener.
