¡RECUERDEN!
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario, es como manosearme la teta y salir corriendo.
Porque eso es de gente muy cochina *lean esto con la voz de Deadpool*
Recomendación musical: "Monochrome no Kiss" interpretado por Omar Caban/"Monochrome no Kiss" By Sid.
Notas:
[Presente]
[Pasado]
["Pensamientos"]
[Teléfono/Mensajes/Cartas]
Narrador extra
Los personajes de The Abandoned Empress son propiedad de Jeong Yuna
.
.
.
.
.
.
.
.
_oOo_
Acto I. La caída del telón.
Escena III. Vacaciones (4).
_oOo_
Aflojando el cuello de su traje, Arkint se dejó caer en su silla, pasándose ambas manos por el rostro, despejando su frente del flequillo, mirando hacia arriba, notando la atención de Ernia puesta en él, sonrió alegremente, tomando su mano, retirando el fino guante blanco de su mano, apoyándola en su mejilla.
La diferencia de temperatura le alivio gratamente.
—¿Y de que querías hablar cariño?
—Arkint… — Su voz, sonaba con la advertencia implícita.
—Bien, bien. —Suspiró derrotado, dejando ir la comodidad de la cálida mano de su esposa en su rostro. Girando en su silla, para verla, estirando su cuello hacia arriba.
¿Sería demasiado atrevido pedirle que se sentara en sus piernas?, aunque una buena idea, posiblemente ella lo reprendería ante sus insinuaciones en un lugar medio público a plena luz del día. Relajo su semblante, esperanzado en llevar la conversación a un rumbo romántico.
— Solo pensé que podríamos pasar tiempo de convivencia. La última junta tomo más tiempo del necesario, postergándola para nueva fecha dentro de dos día. Con el aumento de plebeyos en la capital, es todo un caos.
El juicio de la familia Jena tomo más de tres días en gritos y alegatos para que Lady Grasper fuera incluida en una ejecución publica, ignorando su reconocimiento como niña bendita de Vita y las grandes cantidades de plebeyos que se acumulaban en la capital y fuera del palacio, listos para la justicia en mano propia si el Emperador aceptaba los términos.
Tras una extensa deliberación, al día siguiente, Ruveliss declaro, como se esperaba una ejecución por guillotina al Duque Jena y su familia, por traición al Imperio, intento de asesinato al Emperador, secuestro a Lady Aristia la Monique y el apuñalamiento del Marqués la Monique, agregando otros tantos crímenes, que eran de desconocimiento público hasta ese momento, perfectamente cubiertos con el uso de terceros.
Aquellas evidencias físicas, estuvieron en manos de Ruveliss, presentadas ante los ojos de cada miembro en la sala al iniciar con la reunión, procurando no develar el origen o informante, sumándolo a los registros familiares de los Jenas y de otros nacimientos alrededor de Castina en los últimos veinte años de niñas, es que Lady Jieun Grasper quedo libre de toda sospecha en una participación activa.
Y como toque final, su opinión personal, al ser testigo del momento en que el Duque Jena, trato de asesinarla y el Marqués la Monique la protegió del ataque, dejaba bastante claro, que el único criminal, es y siempre fue, el líder de la familia Jena.
Todas las bocas molestas, guardaron silencio, asintiendo al veredicto otorgado por el Sol del Imperio. Los preparativos se hicieron al finalizar la reunión, anunciando, que, al día siguiente, justo al medio día en la plaza central, se ejecutaría a los criminales de la familia Jena y cualquier otro asociado a esta casa que los apoyara.
—Su majestad el Emperador, ¿piensa mantener encerrada a Lady Grasper hasta que envejezca? —Preguntó Ernia, regresando el guante a su lugar, dando unos pasos más cerca de su marido.
La idea general, consistía en solo cuidarla y tener una estricta vigilancia una vez despertara —si es que lo hacía —, mientras calmaba a la turba enfurecida de plebeyos que asistieron a la ejecución y esperaban ver a la Santa junto al Emperador.
Arkint resistió reírse por lo gracioso en considerar que su casa se volviera una especie de monasterio, con aun virgen paseando en cada pasillo, profesando la palabra de Vita.
—No es una prisionera.
—¿De verdad? —Levantó su fina ceja azul, apoyando el brazo en el respaldo de la silla. —O, te has creído al decirle a su majestad, el Emperador, que ella es una invitada. —Hizo comillas usando sus dedos, acentuando la palabra invitada, con disgusto.
Con cierta culpabilidad y nerviosismo en su rostro, Arkin se encogió de hombros. Fue un comentario dicho al aire, potencialmente peligroso pero conveniente, con las circunstancias y la ira del Emperador, era eso o una ejecución sin juicio.
—Necesitaba calmar a Ruveliss de enviarla a un calabozo, con su condición inestable moriría cuando menos se dieran cuenta.
—Y eso hubiera sido preferente.
—Ja, ja… querida no bromees. —Ella no le respondió. La sonrisa en sus labios tembló, levantándose de la silla y tomando a su esposa por los hombros. —¿Hablas enserio? —El silencio era todo lo que necesitaba para afirmar lo dicho.
Un pequeño nudo se formó en el fondo de su garganta. Todo su apoyo era para Lady Aristia, gano a pulso su derecho como futura Emperatriz, mientras que Lady Grasper, solo contaba con el templo, siendo un fantasma en las reuniones sociales, carente de emociones y silenciosa.
Quedaba bastante claro, su rechazo al puesto de Emperatriz, aun con los acontecimientos recientes, marcando un punto y aparte. No la conocía suficiente, pero, no era malvada, solo, triste.
—Uhm… Es verdad que es un tanto raro con un aura inquietantemente tenebrosa…
El día del funeral del anterior Emperador Mirkan por poco se le sale el corazón por la boca al verla presentar sus respetos antes de enterrarlo. El negro acentuaba su piel y mostraba una bonita figura, su expresión adormilada con ojos perdidos y el cabello suelto, con algunas hebras cayéndole sin orden, le daba la apariencia de un alma en pena o un mensajero de la muerte, bajando para tomar su alma.
Negó, regresando de sus recuerdos.
—¡Eso no significa que la quiera muerta!
Por más tenebrosa que fuera, desear terminar con su vida, estaba fuera de discusión.
—... —Aparto las manos de su esposo, dejándolas descender, sin soltarlas, acaricio los nudillos con sus pulgares. — "Todos estaríamos más tranquilos" —Exhalo, alzando su mirada azulada, dejando que sus cejas se fruncieran hacia abajo, con preocupación. —Y no estamos encomendados a entregarle ese trágico final, siendo que estuvo a pocos pasos del mismo.
—Ernia.
—Ya he perdido lo suficiente en mi vida, Arkint. —Sus azules ojos claros transmitieron la calidez que ocultaba de otros, el amor y total entrega por su familia se filtraba por cada uno de sus poros. —Lo que menos deseo es perderlos a ustedes también.
—Lo sé. —Traer a la superficie viejos recuerdos y temores de años complicados, hizo al Duque enojarse consigo mismo. Su esposa, podría verse fuerte en el exterior, demostrar una elegancia envidiable para cualquier dama, no dejando ver la suavidad de su corazón y lo apasionado de sus sentimientos. La fragilidad de una princesa oculta al mundo y que lucha ante sí misma.— Discúlpame. No he tomado en cuanta tus sentimientos o tu opinión, es solo, no sé… me dio lastima.
—¿Lastima? — Repitió esa última parte, incrédula.
—Si.
—¿Cómo sientes lastima de una niña bendecida por Dios?
Esa era una pregunta difícil de responder, tomando en cuenta que la misma persona lucia aterradora cuando sus ojos por mera casualidad coincidían con los suyos. Un cascarón vacío y desolado a una edad joven.
Frunció sus labios, ladeando el rostro, juntando sus ideas para formar una frase coherente.
—Supongo que, al verla confundida, perdida y asustada la primera vez, me influencio en cierto grado.
Ernia asintió, dejándolo continuar.
Arkint, apoyo la mano bajo su barbilla, realmente no hablo directamente con ella, tampoco se tomó el tiempo de conocerla de ninguna manera, ¿Fue solo su semblante paliducho y deprimente lo que le causo lastima?, haciendo a su cerebro trabajar rápido con los recuerdos ocultos, una chispa se encendió, moviendo sus labios al instante, profesando palabras seguras que su esposa desconocía la procedencia, hasta que cierto nombre se incluyó.
— Aun cuando todos los de la facción aristocrática se inclinaban ante ella, los ignoraba, a pesar de vivir cómodamente huía de las atenciones y eso, porque Keiran me lo dijo. —Tosiendo incómodamente, menciono un hecho más reciente, al cual si tuvo acceso de presenciar —También, en su regreso al palacio junto a Tertius, no mostraban preocupación o alivio de tenerla segura, parecía más, como si anhelaran que muriera.
Ese día hubo demasiada presión, sus ojos posiblemente le fallaron al identificar las expresiones de todos.
—Tienes un buen corazón, querido. —Acarició la mejilla de Arkint, deslizando en pequeñas caricias circulares el pulgar por su pómulo. — Ahora, tu discúlpame a mí, si difiero contigo. —Inspiró profundamente, dejando salir el aire, relajando sus hombros, juntando ambas manos, apoyándolas bajo su vientre .— Lady Grasper no es una niña inocente que desconozca la bondad de la maldad, es a causa de sus acciones generosas que hay un caos por toda la capital.
La economía estaba mejorando con el número masivo de visitantes, pero, también el descontento de los plebeyos, estacionándose fuera del palacio exterior.
Esta no era una situación particularmente agradable, menos ser ella quien la dijera abiertamente frente a su marido, que intentaba darle algo de comprensión a la niña bendita de Vita.
—Si la mayoría deseamos su muerte no es porque la odiemos, sino que su existencia es un problema para la estabilidad de Castina.
Solo bastaba derramar sangre en un lugar, la sangre de cualquier inocente y todo colapsaría, las personas moverían contra sus opresores, la balanza del bien y el mal trabajaría hasta romperse con tal de equilibrarse. Entonces, con el dolor de su corazón, guardando silencio en lo profundo de su ser, vería a su esposo e hijos pelear en la primera línea por el Imperio en nombre del Emperador.
Sus ojos azul cristalino se humedecieron por las lágrimas que se acumulaban, cubriéndolas con el dorso de su mano, retirándolas antes de que arruinaran por completo su maquillaje.
—"También eres amable, Ernia." —Pensó, extrayendo un pañuelo, ayudándola en limpiar los restos de maquillaje arruinado — "Cuidas y amas a tu familia".
El gran afecto y ternura por su esposa, crecía cada día, agradecido en amarla profundamente y ella le devuelva el sentimiento. Nunca tendría un límite a su amor, solo atesorarlo como merece.
— He pensado sobre ello.— Dijo, dejando el pañuelo en manos de Ernia. Dejando el dorso de su mano apoyado melodramáticamente en su frente, usando un tono de voz triste al punto de un llanto exagerado. — Razón que me ha robado preciosas horas en tu compañía, mi adorada esposa. ¿Qué te parece un relajante viaje lejos de la Capital?
Ernia apretó el pañuelo en su mano, regresando a la serenidad.
—Actualmente no estamos en posición de salir o tomarnos un par de días libres. — Escuchó la risa retenida por su esposo, tratando de disimular la diversión que escondida una gran travesura. Dejo ir el pañuelo en sus manos, caminando hacia Arkint — Espera, no. — La sonrisa del Duque creció. — ¡Por el reino de Vita!, ¿Qué hiciste?, ¡No!, ¿Qué le propusiste al Emperador?
—Esta vez, te prometo que la idea no provino de mí. —Tan calmado como su semblante, reverencio a su esposa, enderezándose al instante. — Ruth es el de la mente ingeniosa yo me encargue de agregarle el toque sutil. — Guiñó su ojo juguetonamente.
—¿Llamas sutil enviar a la niña bendita kilómetros lejos de Castina?
—Si lo dices de esa manera, lo haces ver mal. Es un buen plan. —Levantó ambos pulgares. Todo lo que maquinara la mente de Ruth en favor del Imperio traía excelentes beneficios al final, no dudaría de los cálculos de su amigo el Primer ministro. — Cambiar de aires también le ayudaría a ella, mientras se resuelve el descontento con los plebeyos y evitamos contactos amistosos de la facción aristocrática.
Ernia presionó las yemas de dos dedos contra su frente, la próxima gran migraña se anunciaba con anticipación.
—Pensaba que la facción aristocrática había desistido con su líder ahora muerto, el terror de perderlo todo más que su propia vida los puso a lamer la suela de los zapatos del Emperador. —Incluso ella como la última familiar de línea directa con Ruveliss, recibió generosos regalos sin notas, las sirvientas pronto alardearon de un admirador secreto.
Cada uno fue devuelto al lugar de donde se envió, rechazando claramente sus intentos de ganarse su favor para hablar en su nombre o el de cualquiera. Tenían que estar lo suficientemente desesperados para que quisieran que intercediera por ellos, olvidando convenientemente su relación distante con el joven Emperador.
—Duró hasta la ejecución. Los plebeyos emboscaron a unos cuantos escoltas imperiales, exigiendo saber de Lady Grasper.
Por suerte no fue tan grave, ellos se mantuvieron al margen, evitando salir lastimados seriamente y apenas con marcas. En cambio, los plebeyos pasarían una larga temporada en prisión.
—Siguiendo el rastro de las migajas con desespero, que no les importa mancharse con un poco de fango en el proceso. —Dijo Ernia.
Las codiciosas garras de los nobles, ansiaban el dominio total del Imperio, que sus intereses prevalecieran por sobre la gente. Y ahora… ¿Querían pelear junto a ese gente por justicia?
Ridículo, el Duque Jena estará retorciéndose en su tumba con las llamas del infierno quemándolo.
—Lo mejor es alejarla de la capital, especialmente con el intento de asesinato bajo mi supervisión, tendré que hablar directamente con Ruveliss. —Masajeo su cuello, moviendo de un lado a otro su cabeza, escuchando a sus músculos destensarse — Ahh… se enojará, bastante. —Rio.
—¿Por qué aceptaste tal responsabilidad? —Ernia no encontraba nada divertido en el desenlace de estos acontecimientos, que parecían un preludio a la catástrofe.
Preparar una habitación individual en una sección aislada de la mansión, colocar patrullas de caballeros cada cierto tiempo, intercalar a las sirvientas, inspecciones diarias de los alimentos y otros suministros. Todo, firmemente aceptado por su marido, cediendo parte de la encomienda a Carsein para que ganara algo de consciencia. Mientras rezaba diariamente a Vita para que la niña bendita desapareciera de sus vidas. Hablaba con los médicos y verificaba las cartas escritas por su hijo antes de entregarlas personalmente al Emperador.
Ella tenía que encontrar sus propias maneras de mantener segura a su familia y no solo esperar un milagro.
—Le dije a Carsein que es nuestro deber, pero, ¿Por qué Arkint? — Borro el TÚ implícito en la pregunta.
Incluso solo aislarla en una zona remota con vigilancia habría funcionado igualmente, el único peligro una filtración externa o traición interna, podría llegar de cualquier parte, y antes de tomar medidas preventivas seria tarde.
Una lluvia de calidez se dispersó por todo el cuerpo de Arkint, quien, acercándose a su esposa, la sujeto entre sus brazos por la cintura, uniendo su frente a la de ella, tomando su tiempo en el silencio, disfrutando de la paz que traía su compañía. Beso su frente y alzo su barbilla, acunando su rostro con ambas manos.
—Porque desde el día que te conocí hasta el día que nos comprometimos para casarnos y aun hoy, sigo amándote. Amo a nuestra familia. No me importa lo que tenga o deba de hacer para mantenerlos seguros.
Ante la hermosa declaración, Ernia respondió.
—Eres un gran masoquista.
Su marido rio regocijado, besando sus labios.
—Te amo. —Entrelazando los dedos detrás de su cintura, manteniéndola pegada a su pecho, mirándola con tanta dulzura.
—Solo… —Mordió su labio inferior, exhalando profundamente. Abrazándolo y recargándose en su pecho — Ten cuidado. —Pidió, con un suave susurro.
Arkint asintió, aspirando el dulce aroma natural de Ernia combinado al perfume. Si pudiera permanecer por siempre en tal tranquilidad con su esposa en sus brazos y olvidando sus deberes como Duque.
No sería tan loca la idea, de fugarse. ¡Aún a su edad!, podría ser un gesto romántico.
Abriendo sus ojos, miro por encima del hombro de su esposo, directo a la ventana contigua al jardín.
—¿Hm?, ¿Qué es eso? —Entrecerró los ojos, colocándose en puntas, usando de base a Arkint, identifico un familiar color rojo borroso y una mancha blanca. — ¡¿AH?! — se alejó, sin soltar al Duque, rodeándole y llegando hasta la ventana apartó la cortina.
Arkint la siguió de cerca, confundido por el repentino cambio de su esposa.
—¿Algo mal? — Miro en la misma dirección que ella. — Es Carsein en el jardín con… ¿Lady Grasper?
Ahora compartía la sorpresa con su esposa. Su segundo hijo vivía tan libremente, siempre apoyado por ambos, rechazando la etiqueta, salvo, por cierta señorita con la que aprendió a recuperar esa educación básica. Mostraba un encanto poco usual en él, de compartir un almuerzo en el medio del jardín.
— Vaya, esa… Esa es una singular escena. — Reflexiono, pensando en que tema de conversación podrían tener un par de jóvenes que se conocían a penas de vista. Siendo su boca más rápida que su razonamiento. —¿Crees que sea una buena nuera?
Se arrepintió casi de inmediato, al escuchar el cristal del vidrio romperse y un aura oscura rodeando el fino semblante de su esposa. Sus ojos estaban ciertamente vacíos, con el filo de una espada dispuesta a apuñalar a cualquiera en el camino.
Inconscientemente retrocedió, colocando sus brazos al frente como barrera. Lo miro con una sed de sangre, dando vuelta, agitando las ondas de su faldas que se alzaron.
—Ya vuelvo. —Enderezó su postura, taconeando con fuerza cada uno de sus pasos hasta llegar a la puerta.
Arkint tan estupefacto como se podía estar, reacciono al estar alejado más de cinco centímetros de Ernia, llamándola por su nombre en interrogación, deteniéndola cuando colocaba la mano en el pomo. Inseguro de que decir, opto por lo más obvio.
— ¿Nuestro momento intimo? — Jugueteó con las puntas de sus dedos índices.
Ella lo miro por encima del hombro, silenciosa, molesta y con ganas de cortar cabezas.
—Retomaremos la conversación del castigo para la sirvienta antes de la cena. —Devolvió su vista al frente, abriendo la puerta. — Con permiso.
Su mandíbula casi se desprendía de su maxilar, golpeándose el rostro con la palma de la mano, grito internamente, resistiendo el arrancarse los cabellos de la cabeza.
Tenía un excelente ambiente y lo mando todo a la mierda con su boca floja. Aun escuchando el fuerte taconeo de su esposa, salió disparado de la oficina, gritando por ella.
—¡Espera!, ¡Yo también voy!
Arrebozo a varias sirvientas, esquivando a otras tantas que limpiaban la cerámica y por poco la dejan caer, eso sería específicamente su culpa, por suerte, ella tenía buen equilibrio con la pesada vasija y él consiguió hacerse a un lado.
Justo al doblar una esquina, antes de la puerta, alcanzo a su esposa, dando unos cuantos saltos para llevar el mismo paso. Era rápida y con tacones.
— Al parecer a mi hijo le gustan las mujeres difíciles. Es idéntico a su padre."
Justo fuera de la mansión y con la luz del sol, tuvieron un mejor acercamiento de la adorable escena protagonizada por su segundo hija y la niña bendecida de Vita.
— Ya te había dicho, ¿Cuan orgulloso estoy de nuestros hijos?
—Querido, cállate.
_oOo_
.
.
.
.
.
.
.
.
Continuara…
¡RECUERDEN!
A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario, es como manosearme la teta y salir corriendo.
Porque eso es de gente muy cochina *lean esto con la voz de Deadpool*
