2 de mayo 1925

Despertar al día siguiente a las cuatro de la mañana como de costumbre fue distinto para Tanya. Sentía una sensación extraña en su espalda, se talló los ojos y notó que esta no era su tienda. Volteo hacia un lado y acurrucada contra ella estaba Cara Uriel, Meiyo, dormida cubierta por la cobija. Estaban desnudas. Si era honesta, nunca pensó que haría algo así en este mundo, y menos tan rápido. Pero allí estaba, la pelinegra con el cuerpo repleto de mordidas y chupetones, era una fortuna que el uniforme que las dos usaban podían tapar sus heridas completamente. Tanya no tenía eso. Una que otra mordida, pero no tantas como la de su amante. Lo difícil en esta situación era que el vestuario de Meiyo estaba completamente roto. No sólo se había hecho pedazos por la misión, pero Tanya también se lo había arrancado la noche anterior.

—¿Tanya?— La rubia volteo hacia la otra. Por favor, que ya dejara de mirarla con esos ojos o no iban a salir de aquí. —Buenos días...

Tanya solo le acarició el cabello con un suspiro. —Buenos días.

Ahora debía averiguar cómo pedir ropa para Meiyo sin sonar sospechosa. Ahora que hacía conciencia, se había acostado con su capitán, no solo eso, la de una alianza que resulta ser la princesa del aliado. Ahora sí, si tuviera aún su hombría la encontraría separada de su cuerpo por parte de las enfermeras y soldados del reino hechicero.

—Vístete Tanya, todo estará bien— ¡¿cómo supo Meiyo lo que estaba pensando?!

—Y tú?— hizo la pregunta absurda mientras se cambiaba, su blusa de manga larga ya puesta

—La teniente Solution estará más que feliz en ayudar— dijo la pelinegra con una sonrisa y sentándose. —Y no, no te van a dañar por esto. Creeme.

Tanya le dio un beso poniéndose su saco. Fue más complicado de lo que creyó separarse de su amante. Amante, sonaba bien pensarlo. Se acomodó los últimos botones y el cristal, no le tomó mucho ver a Solution y su escuadrón de cuatro.

—¡Mayorcita!— Dijo Solution sonriéndole. Tanya tragó saliva pero no mostró los nervios que sentía. Era la hora de la- —¿Se divertió?

Tanya se detuvo en seco frente a ella. Pero antes de que pudiera hablar la otra rubia comenzó a reír.

—¡Claro que lo hizo! El hechizo de discreción no se desactivó hasta esta mañana.

—Felicidades en consumar su relación— dijo la que tenía orejas de gato con algo de seriedad.

—Necesito traerle ropa— dijo Tanya decidiendo en contra de responder.

—¡Aquí está!— La pelinegra con toques rojos dijo emocionada entregándole a Tanya un uniforme de enfermera. Se dio cuenta que los uniformes habían sido modificados para que se parecieran más a los de ellas. Sin embargo, el concepto era el mismo. El vestido le recordaba a uno que ella fue obligada a usar, solo que un tono rojo aún más oscuro y los detalles en colores dorados y blancos. Tanya asintió.

—Antes de que se valla— una voz medio altanera hizo que la menor volteara. Era la albina que había rescatado a Meiyo. —¡Debería tener más cuidado! ¡¿Que pasa si la próxima solo le queda su cabeza?!

—¡Subteniente Weiss Schnee! ¡Esa es información clasificada!— Solution sonaba seria, firme, no era algo a lo que Tanya estaba acostumbrada. Y ver que las otras tres se pusieron igual significaba que algo traían entre manos. Fuera lo que fuera Tanya se iba a enterar, lo quisieran o no.

Cuando Tanya le dio la ropa a Meiyo, no tuvo mucho tiempo para preguntar.

—Ah, este... ¿y ustedes son?— comentó Tanya algo desubicada, de cierta forma logrando romper la tensión irritante.

—¡Es verdad, no nos hemos presentado!— comentó la rubia voluptuosa saludando a Tanya de la manera militar con las otras cuatro chicas detrás de ella. —Soy la Teniente primera, Solution Epsilon, una de las pleiades, encargada del grupo exterior terrenal 5 de Nazarick. Especie Slime—

—Teniente segunda, Ruby Rose, segunda al mando del grupo exterior terrenal 5 de Nazarick— dijo la pelinegra con tonos rojos con una sonrisa alegre —Especie, Shinigami—

—Teniente segunda, Weiss Schnee del grupo exterior terrenal 5 de Nazarick. recuérdenlo humanos insolentes— dijo la albina —Especie, Yuki Onna.

—¡Teniente segunda, Yang Xiao-Long del grupo exterior terrenal 5 de Nazarick, Presente!— dijo la otra rubia —Especie, dragonborn shifter.

—Teniente segunda, Blake Belladonna— dijo la última pelinegra. —Parte del grupo terrenal exterior 5 de Nazarick. Especie, demihumana Nekomata.

—Un gusto, Mayor Tanya von Degurechaff— las saludo de manera militar y luego se rió un poco. Las otras la miraron un poco confundidas.

—¿Pasa algo mayorcita?— comentó Solution.

—Nada malo, solo es que me parece curioso que sus superiores o de donde son tiene una cierta fascinación por tener efectivos no humanos— dijo la rubia acomodándose su gorro. No tendía a reír genuinamente, aunque no le molestaba mucho hacerlo, casi siempre era una risa falsa que todos se creían.

—Ah, es que así lo decidieron los seres supremos— dijo Yang alzando los hombros. —Podríamos decir que los humanos no los trataban bien, y prefirieron evitar que ellos estuvieran.

—¡No olvides que también han entrado varias veces a intentar robarnos cosas! ¿¡Quienes se creen?!— se notaba que la albina se enojaba fácilmente.

—Entiendo, pues si van a estar con nosotros trabajando juntos... Lo mejor será que conozcan al grupo, pero les advierto que todos son hombre, solo Visha y yo somos mujeres— comentó Tanya alzando los hombros. —Y algunos no pueden controlarse a veces.

—¡No se apure por eso!— dijo Ruby alegremente. —¡Ha sido divertido trabajar con ellos! Aunque por alguna razón nos tienen miedo.

—Teniente Solution ayudó en un ataque— dijo Blake tranquila. —Un slime comiendo enemigos es algo que un humano estaría asustado de ver.

—¡Y ayuda a que dejen a los homúnculos en paz!— antes de que pudiera continuar la queja escucharon las voces de Visha y Meiyo a lo lejos. Principalmente a Visha.

Callada, con Schnee, Ruby y Yang detrás de ella Tanya se fue acercando al par. Visha parecía estar mirando a Meiyo desafiante mientras la otra le reflejaba la mirada. Pero algo dentro de Tanya le decía que estaba herida, insegura, asustada. Era instintiva.

—¿Y por qué debería alejarme de la mayor?

—Yo soy su secretaria...— dijo Visha intentando verse intimidante. En realidad parecía un gatito mojado queriendo arañar a su dueño. —¡Y-y soy parte de su misma patria!

—Eso no cambia que somos parte del mismo equipo de combate. Pero si vamos a títulos. Mi rango es mayor al tuyo.

—Esa yegua...— escuchó a Schnee decir, decidió llamarla por su apellido mentalmente para evitar confundirse.

—Weiss... Cálmate— murmuro Ruby.

—¡No te tengo miedo!— Visha era firme. Al menos en su convicción. —¡S-Solo no trates de convencer a nuestra mayor de cosas erróneas!

—¿Y se podría saber, teniente Serebryakov, que cosas me está diciendo la capitán Uriel?— La interrupción de la rubia hizo que ambas voltearan con un saludo.

—¡Mayor Degurechaff!

De repente el cielo se oscureció formándose espirales en color rojo que aparecían, confundiendo a casi todos los presentes.

—Las olas empezaron— dijo Meiyo quien volteo hacia Tanya.

Tanya cerró los ojos, había escuchado de ellas una ocurrió cuando nació. Traían caos y destrucción, la gente decía qué demonios aparecían. Esto no debía ser tan difícil como pelear con titanes. Ahora, como mayor, su responsabilidad era formar a sus soldados y prepararse para lo que fuera esto. Antes de empezar Meiyo jalo a Tanya a un lugar escondido y le dio un beso, la rubia se relajó un poco. Se lo devolvió, poniendo sus manos en los hombros de la otra, cuando se separaron Tanya vio en las manos de Meiyo su cristal. Antes de poderla detener la pelinegra lo había hecho trizas.

—Tienes otro puesto. Ya no necesitas venerarlo.— dijo Meiyo con una sonrisa. Tanya se tocó el pecho, era verdad, tenía otro. Podía sentir su energía estabilizarse, se dio cuenta que tenía más de la que recordaba. —Es hora de dar instrucciones Mayor Tanya Von Degurechaff.

La princesa se dio la media vuelta para comenzar a dirigirse hacia los demás. Sin embargo, la jaló de la muñeca y la volteó para besarla de nuevo.

—No sabes lo que me haces.

—Me tendrás que mostrar luego— Tanya asintió, las dos se dirigieron lo más rápido que pudieron hacia donde estaba comenzando la pelea. Mientras más avanzaban Tanya lograba ver qué el estilo de pelea se volvía más arcaico a lo que estaba acostumbrado. No se escuchaban disparos, solo algunas explosiones debido a los hechizos que veía. Lograba distinguir a los enemigos, pero solo eran monstruos, nada humano en ellos.

—Rápido, ayuden a los civiles a escapar— ordenó Tanya a su batallón.

Rápidamente cada compañía se separó y empezó la evacuación.

—Esta habría sido más rápido de haber traído algún camión o vehículos. Lástima que aún no se inventan los helicópteros...

—¡Mayor! ¡Los civiles han sido evacuados!— dijo Weiss.

—Muy bien Teniente Weiss.— dijo Tanya por la radio. —¡Ahora, acabemos con estas cosas! ¡Grupo N 5, informes!

—¡Se trata de goblins! Goblins de sombras, al ser destruidos eso se vuelven cenizas, la cabeza es el punto más débil.

—¡Gracias Teniente Epsilon!

—Mayor—era Meiyo. —Hemos encontrado caballeros a las siete siendo escoltados por un pelinegro de nombre Naofumi Iwatani alias el héroe del escudo. También lo acompaña un demihumana mapache y una reina filolial. No son hostiles. Provienen de Melomarc, su misión parece ser destruir a los goblins de sombras.

—Supongo que podemos ayudar un poco ya que estamos en las fronteras.— Tanya suspiró. —Vámos.

No le gustaba, pero no tenía mucha opción más que estar a un nivel más bajo. —Destruyan sólo a los hombres verdes feos. ¡Esos son los goblins!— ordenó Tanya. Los soldados aceptaron, disparándoles a las criaturas. Tanya casi rezaba por impulso. Pero no era necesario. Ella se encontró con Meiyo en el camino, las dos flotando hacia donde había caballeros y los otros mencionados. Ahora vio un pueblo cerca. ¡¿De donde vergas salió ese pueblo?! Qué pueblo era ese?! Bueno qué importaba, parecía ser del imperio, por lo tanto, su responsabilidad.

—Bienvenidos a la frontera señores— dijo Tanya. —Un gusto saber que no tendré que pedirles visa porque brindan protección a estos civiles.

—¿Quiénes son?— murmuró uno de los caballeros.

—Vienen a ayudar...— dijo un chico de cabello negro pareciendo desconfiado, quien, Tanya suponía que era Naofumi. El escudo en su brazo con un cristal gigante verde era una señal obvia que él era el héroe del escudo. Su cabello era un desastre, sus ojos rasgados verdes llenos de frustración y sospecha. La rubia suponía que esto tenía algo que ver con ser invocado a este mundo y ser forzado a luchar. De cierta forma ella podía simpatizar con él.

—¡¿Qué más vamos a hacer?! Nuestro campamento estaba cerca, es nuestro deber. Además de cierta forma es nuestra culpa quitarles las defensas... insurrecciones y así— bromeó Tanya, con la mirada veía a sus escuadrones trabajando con los soldados.

—¡Gracias!— dijo la demihumana castaña con orejas de mapache. Vestía de rojo y beige, una espada guardada a su lado, y su cola moviéndose un poco. Era una demihumana adorable, no era el tipo de Tanya, pero linda aún así.

—¿Y los demás héroes?— preguntó Meiyo. —¿No deberían estar juntos?

Tanya solo fingió saber de qué hablaba.

—Tienes razón— dijo Naofumi. —No tengo idea de lo que hacen, deberían estar acabando con esta ola. Pero parece que ha pasado casi dos horas.

—Está decidido.— Tanya encendió su radio. —Teniente Weiss, Teniente Grantz, sus equipos se quedan de apoyo, no dejen que ningún enemigo siga con vida— luego volteo hacia Naofumi —Te escoltamos a ti y a tu equipo a donde deben estar. La patria está en peligro.

—Bien.

Tanya y Meiyo estaban volando a cada lado de Filo, un pájaro gigante blanco que Tanya supuso era el filolial del que habló Meiyo antes. También aprendió que la demihumana era Raphtalia. Se les había dicho a Solution y su equipo que se quedaran. Los otros tres equipos que quedaban con sus enfermeras integradas seguían a Tanya por cada lado y por arriba. Cada uno a una distancia de cinco horizontal y vertical.

—Entonces, me dices que tus camaradas no están trabajando como deberían.

—Tuve acusaciones falsas. Pero nadie me creyó, digamos que ser una hija del rey y que la religión de la tierra odie tu símbolo no ayuda mucho mi caso— dijo Naofumi. Tanya asintió, le había tocado lidiar con estas cosas en su otra vida al ser parte de recursos humanos. Algunos eran falsos otros reales. Era complicado.

—¡Amo Naofumi!— Raphtalia interrumpió la conversación.

—¡Barco volador a las cuatro!

No había necesidad de que Visha le avisara lo podían ver. Tanya casi creía que era un pulpo quien lo manejaba por los tentáculos. Escuchó también una voz joven dando órdenes. No podía ser alguien mayor que Naofumi o Raphtalia. Eran arqueros disparando hacia el barco. Solo un arco se veía medio especial, con cristales similares al que tenía Naofumi al centro de su escudo.

—¿¡Dónde están los demás?!— preguntó Naofumi. El chico que tenía el arco de cristales, volteo hacia el.

—En el barco— dijo él. —Les dije que sí atacaban a la figura en el barco traería a nuestro enemigo. Pero no, no querían escuchar.

—Evangeline— Meiyo volteo hacia una chica usando un velo blanco y un qipao del mismo color con un dragón dorado. —¿No te creyeron lo que has estudiado?

La chica negó la cabeza.

—¿Qué es lo que saben ustedes?— preguntó Naofumi. De verdad Tanya estaba irritada, no tenía respuestas y no podía atacar sin saber qué era ese enemigo.

—Las sombras. Las sombras son lo que traerán al enemigo final— contestó Evangeline. Tanya volteo hacia Naofumi, los dos se miraron fijamente. ¿Vámos?

Vamos.

Los dos asintieron y con eso los escuadrones junto al héroe del escudo fueron hacia el barco.