Fic

Matrimonio Concertado

Por Mayra Exitosa

Capítulo 8

Cuestiones del matrimonio

Las clases amatorias del joven Duque de Grandchester todavía siendo tan joven avanzaban ya que su Duquesa se encontraba preñada, practicaba constantemente con varias de sus concubinas, ahora con la asistencia constante a ciertos burdeles de placer, las mujeres le enseñaban como hacer del sexo algo de mayor satisfacción.

Había que saber que el Duque era más joven que su mujer, así que, aun habiéndolo preparado no tenía una experiencia tan basta como se podía obtener con el paso del tiempo y las buenas prácticas. El mayor por casi cinco años era su primo William Andrew, solo que ambos tuvieron diferentes suertes, pues la Duquesa Inglesa le llevaba tres años al Duque de Grandchester, mientras que, Lady Candy era menor que su esposo por ocho años. La edad no importaba cuando la pareja demostraba embonar en la clase social.

Para Candy tener la sospecha de que estuviera preñada no era suficiente, su tía le había asegurado que los primeros meses se perdían las gestaciones, por lo que era necesario dejar pasar un poco más de tiempo, ella al fin se sentía tomada en cuenta por Dios, al sentir que no llegaban sus días de sangrado, más tampoco tenía los síntomas que muchas mujeres mostraban en las primeras semanas, así que esperaba a que no fuera un retraso por el traslado del viaje y cambio de clima de Inverness a Glasgow, por lo que todavía no llamaba a la comadrona, ni mencionaba nada a sus damas de compañía, estas no se entrometían hasta que ella lo mencionara, algo si no podía evitar y era esa extrema sensibilidad en sus bustos, el exceso de humedad en su cuerpo y el olor de las cosas con mayor agudeza, por lo que pensaba que era por la falta de aire, casi no salía a los jardines ni a donde estuviera expuesta a que alguien la viese o tuviera acceso a ella, no le dejaban exponerse fuera del palacio, hasta no haber pasado un poco más de tiempo, después del atentado antes de casarse la prioridad de su marido era que ella por nada estuviera en riesgo.

En la habitación principal la pareja, estaban en algunas actividades, ella le bordaba el escudo de armas a su ropa y así era cuando ella aprovechaba para conversar con él, - Mi Lord, ¿puedo hacerle algunas preguntas? - Las que guste mi Lady, respondía, mirando los papeles y escribiendo mientras ella le hacía conversación sin mucho interés, - Tendrá usted concubinas en el palacio aquí en Glasgow.

El simple comentario lo puso en alerta dejando sus papeles y levantando el rostro con cierta incertidumbre, respondía - ¿Perdón? ¿No le entendí? - Ahora que esperemos salga preñada… ¿usted tendrá concubinas? Lo digo para… prepararles habitaciones. El la miraba asombrado, por ver como estaba ruborizada, dejaba la pluma en el tintero y se sentaba junto a ella en la mesita central que había cercana a los ventanales ahí en sus habitaciones.

- ¿Usted desea que yo tenga concubinas? - La realidad no, pero eso no es mi deseo, es el de los hombres el que provoca tener concubinas. - ¿Usted ya no desea mis atenciones? - ¡Por supuesto que deseo sus atenciones, mi Lord! Lo decía con tal efusividad que él tuvo que apretar su boca para no reír y ella cubrirse el rostro al sentirse descubierta por lo que había alzado su tono de voz.

- Mi Lady, no quiero concubinas, la quiero solo a usted. Y solo si usted desea que tenga concubinas, que me salga de sus habitaciones, estaré dispuesto a lo que me ordene, pero me apenaría mucho alejarme de su persona.

- ¡Oh mi Lord! Yo… me siento avergonzada de haber tocado este tema, sinceramente me siento muy apenada por lo que usted ha dejado de realizar sus labores, al quitarle su valioso tiempo. Él se levantaba de su silla y se arrodillaba mirándola fijamente le tomaba ambas manos y notaba un brillo en sus pupilas, quizás de la pena, posiblemente deseaba llorar y el comentaba,

- No se apene jamás conmigo, sé que nadie nace sabiendo lo que se espera de uno para formar una pareja, mucho más para engendrar un hijo. Al decir esto ella se sentía descubierta, acaso él lo presentía, sin medir preguntaba, - ¿Lo sabe usted?

William la miraba asombrado, meditaba ¿Qué sabía el de engendrar un hijo? - ¿Lo sé? ¿Qué quiere decir, mi lady? El hombre ahora sospechaba que alguien le había comentado a su mujer que él tenía hijos con alguien más, cuando eso era completamente falso. Ella nerviosa al sentirse descubierta le respondía, - ¡Oh mi Lord! No quería decir esto a nadie, pero tengo un retraso y no quiero decir que estamos esperando un hijo porque…

William se sorprendió al escucharla y ahora entendía a su tío cuando le decía que ella no le diría que esperaba un hijo con tal de tener sus atenciones constantemente, eso le gustaba, por una parte, por otra su seguridad de que ella se cuidara y no informara a nadie que podía estar preñada, era lo más sabio que podía hacer una mujer en su condición, era muy lista, debía ser porque deseaba que él la cuidara más ahora.

- ¿Tiene usted un retraso? No quiere decir que ya le he preñado. - ¡Oh mi Lord! a usted jamás le escondería algo tan importante y suyo, es solo que, no tengo ningún síntoma de esos que devuelven la comida, sigo comiendo muy bien, además… me gusta contar con usted en las noches, esta habitación se me hace enorme cuando usted se va, aunque me hago cargo de ver a la gente, no me permite usted salir del palacio, ni de la seguridad de este lugar o que me encuentre cerca de usted.

- ¡Mi Lady! ¡Mi lady! ¡Me hace el hombre más feliz! No necesita decirle a nadie, me doy por satisfecho y enterado al compartir la buena nueva entre usted y yo, si usted desea mis atenciones, no dude en que las tendrá, si se siente incomoda, me lo dirá y la cuidaré mucho, independiente de que queremos un varoncito, no me importaría tener hijas hermosas como usted, le prometo que estoy muy feliz con su persona y todo lo que nos ha dado, para bien de nuestra familia al recibir su dote con tal majestuosidad, todos los Andrew estamos agradecidos por lo que usted significa para mí al igual para mi gente.

Continuará...


Agradeciendo que continúen leyendo y comentando los capítulos que aunque son pequeños, son más constantes

seguimos escribiendo más Historias de Albert y Candy

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa