Hola, les traigo un nuevo cap de esta historia. No será tan caliente como otros, pero este es importante para el desarrollo de personajes. 6u9 Se les agradece leer bais.


El amor también es azul

Doblaba su espalda mientras de su boca salían gemidos, sus mejillas tensas teñidas de rubor. Sus caderas se movían en un vaivén sin dejar espacio alguno entre piel en las caderas de ese macho mientras otro solo podía morderle el cuello agarrando su pecho.

—" solo un poco más " —Decía en sus adentros pensando únicamente en alguien —"Satisfácelos, que no vuelvan a pensar en otra mujer que no sea yo"— pensó, luego metió su pulgar en la boca del macho que se estaba cogiendo mientras lo miraban con una sonrisa ansiosa y su vagina le estrujaba el miembro. Y su otra mano manipulaba el pene de su segundo acompañante. —" Dejen de pensar… " —Una sonrisa cansada y dura se esbozó en su rostro tenuemente iluminando su rostro maltés.

Cansada era su mirada y su pecho agitado. Miraba la puerta de esa habitación, con ganas de salir pero el sueño ganó.

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—¡Ah! — gritó el panda siendo sometido por el garre de Tigresa, ambos estaban en le tejado de aquel castillo, por la noche. —¿Segura que no es toda tu fuerza?

—Si, antes podía destruí una barra de metal con solo un apretón. —Dijo mirando su mano. —De nuevo.

Po se abalanzó a puñetazos, con técnica caótica, bárbara y patadas dejando muchas aberturas para que la felina le dejase caer fácilmente, esto con solo una mano. Tigresa se queja de uno de los puñetazos que recibe en su palma.

—¿Estás bien? —Dijo extrañado.

—haa… Antes no solía sentir nada en ellas —Dijo sobándose la palma.

—Eso suena… duro — dijo relajando su postura.

—Jah… no… digo, si era útil para pelear y defenderme, pero… me gusta esta sensación. Dolor, suavidad, calidez, frío… es… no se como describirlo. —Po sonríe.

—Y, ¿Debía practicar así todo los días? — dijo refiriéndose a lo que hacian en ese tejado. Tigresa se sienta un momento mientras sobaban su palma, para ver la luna. Él se sienta a su lado.

—Yo sí, quise ser alguien que se ganara el orgullo de su padre… Tú eras un holgazán con un talento imposible de entender para mí. Me enfurecías. —Sonrió.

—¿Y lograste enorgullecer a tu padre? —Tigresa lo ve a los ojos.

—Gracias a ti. Mi padre necesitaba paz interior para aceptar su orgullo hacia mí. — tocó su hombro.

—Hablas de mí como si fuera una deidad generosa…

—Un héroe… —fijo cabizbaja —Tu nombre sonaba en toda China, los villanos temblaban y tenías muchas admiradoras —Po levanta una ceja algo disconforme —yo terminé siendo una… quería esta siempre a tu lado.

—Entonces si era difícil no ser un maldito presumido. —dijo divertido.

—No eras "presumido" —dijo divertida viendo al cielo — eras ingenuo, muy amable, muy extrovertido y alegre.

—¿Cómo alguien con esa descripción llegó a tener sexo contigo? —dijo con media sonrisa.

—¡Po! —dijo sonrojada Y avergonzada. La felina se frota la sien —No quieres saber…

—La pregunta está hecha… —dijo burlón, estirando sus brazos.

—Fui un poco posesiva contigo… estar en celo todo los días… me hizo cometer estupideces.

—¿Era un mandilón? — Tigresa rió. Asistiendo — Esas estupideces… ¿te llevaron a experimentar con otros, no? — la sonrisa de ella se borró.

—Si, todo eso dio pie a toda esta locura —se golpea la cabeza —¿Por qué no pude controlarme?...

—Si era un celo, poco podías hacer. Seguro hasta yo te fui infiel, por lo mandilón que era. —eso recorrió un escalofrío a la felina.

—Aunque así fuera, no afectó a nadie… —Po la interrumpe

—Déjalo como que ambos nos hubiéramos afectado. —Tigresa mete la cabeza entre las rodillas. " No, arruiné nuestras vidas" pensó.

—Oigan par de locos, bajen. Es tarde y si nadie los ve, sospecharan. —Dijo Sir abriendo la escotilla del tejado en la habitación de Po. —Es hora del descanso.

Ambos se pusieron de pie para bajar de ahí, tras hacerlo, Sir estaba pecho descubierto y manchada de esperma parte de su cara y pecho. Tigresa la vio algo confundida. Po solo pasó de largo por una toalla para lanzársela. En la cama de Po había otro macho , desmayado.

—Descuiden le di un mejunje adormilante, no creo que despierte. —el limpia.

—¿y Label? — pregunta Po, pues siempre estaba a esa hora para saludarlo.

—Creo que se sobre esforzó mucho hoy para mantener su farsa. —dijo viéndoles la cara.

—Si, lo siento… — dijo Tigresa algo apenada. — debo irme… —Sir la detiene.

—¿Po, porque no vas a avisarle que ya no debe seguir tomando su lugar? — dice esta.

—Pero…

—¡Que vayas!, tenemos que hablar a solas… —Tigresa le ve relajada con una sonrisa.

—Ve… — se suelta de su agarre, para empezar a desnudarse. Po sin ver, sube de nuevo por la escotilla del techo, debía entrar por la puerta principal.

—¿Estas segura que Él nos puede sacar de este lugar?, no quiero apresurar las cosas, pero llevan una par de semanas "entrenando".

—Por supuesto… —Tigresa recibe una cachetada de su parte, la sintió bastante.

—Reconozco la mirada de una gata enamorada, ¿entiendes que debemos salir de aquí verdad?, debes hacer que recupere esos poderes Místicos de guerrero no se qué.

—Yo no dije nada de…

—Tigresa, entiendo que tienen un pasado ustedes dos, que se liaron… pero entiende que ese no es el Po que conociste antes. Enfócate maldición. Por ti decidí devolver las esperanzas de salir de aquí. —dijo cruzandose de brazos la lince.

—Yo… —Tigresa tenía un gran conflicto en sí misma, no podía negar que subía a ese tejado sólo para verle a solas. —Necesito saber si puede recordarme… —Dijo entristecida. Sir lleva su mano a su frente.

—Eres egoísta, ¿sabes?. — coge su top y sale de la habitación, rumbo a la cantina. Dejando a una Tigresa sumida en sus recuerdos agachada entre sus rodillas.

En la otra habitación…

Estaba acostada Label en la cama, dormida. Sin ruido Po entró, no había nadie en la habitación; era muy oscura, con una ventana pequeña y circular iluminando tenuemente parte de la cama del lugar donde ella estaba. La felina estaba echada boca abajo, cuando su nariz por si sola se movió tras percibir un olor familiar.

—Po… —dijo abriendo los ojos. No podía moverse mucho, estaba débil aún. El panda se acerca y se sienta en el suelo frente a ella, y le regala una sonrisa amable. —tu sonrisa es bonita pandita —bosteza.

—Te esforzaste mucho esta vez. —él lleva su mano a la suya. Con cara de preocupación —no debiste proponer esto.

—Los machos buscan a "la tigresa", buscan una tigresa dispuesta —con esfuerzo logra sentarse de lado en la cama. Tenía el pecho desnudo, las sábanas cubrían su parte inferior —No les interesa el color, les interesa que los satisfagan… —rascando su hombro lo ve a los ojos —admito que es difícil estar a la altura de tu novia… pero… —Po la interrumpe.

—No es mi novia, ustedes ya lo saben, que hayamos tenido algo en el pasado no quiere decir que eso siga… —dijo serio, no era la primera y poca vez que le mencionan el tema.

—¡Deben ser mis celos! —dijo nerviosa desviando su mirada, procurando que suene lo más parecido a una broma. —además contamos contigo.

Hace unas semanas…

Estaban todos en aquella habitación, la de Po. Quinto pasillo del lado izquierdo, del gran pasillo principal, la ultima puerta izquierda de éste. El de "la tigresa" estaba exactamente en la misma posición, pero en el lado derecho, para el más curioso. Cosa que no faltaba ante las atentas miradas del panda, la lince y la tigre maltés, mientras escuchaban a Tigresa contar sobre esa vida pasada con tanta nostalgia y algo de dolor.

—[…] No estábamos orgullosos de eso, pero el equipo funciona muy bien. Po tenía una buena defensa con su… —lo ve un momento, a su disminuida barriga —panza…

—Jojojo ¿Po era un panzón? —dijo Sir apoyándose en su hombre con una risita picándoselo. Tigresa ladea el rostro.

—Así era adorable y me gustaba… —sonríe —No es que me acostumbre a no verte con la panza reducida… como guerrero era una ventaja formidable.

—Hey… ¿quién dice que la deje de usar?, en las guerrillas la usaba para soportar golpes. —dijo palmeando su barriga, un poco más dura de lo que acostumbramos.

—Para mí se ve sexy, tal cual está —dijo quien no había dicho una palabra por casi una hora —Tu solo hablas de él como si fuera un gruñón burlándote de cómo era —dijo la maltés a la lince —…y tu que te cuesta ver cuán diferente es ahora. —dijo a Tigresa algo más desafiante. Sir se aparta de Po y Tigresa agacha la cabeza, ya había visto esa mirada antes.

—Label —la voz del panda paralizó a la maltés —está bien… no me molesta que cuenten como era, ya no tengo un espejo al cual verme, ¿No? —dijo viendo a Tigresa y luego al espejo roto con una sonrisa. —Si bien estoy contento de saber todo eso, no cambiará nada de lo que soy ahora, así que, para todas: Tranquilas —dijo calmándolas —Tigresa no pudo evitar ver al panda de antes en su rostro, en esa sonrisa calmada. Se le quedó viendo y las demás felina lo notaron Sir da un aplauso.

—Bien, muy lindo tus recuerdos de maestra de Kung Fu. Sabemos que formaron parte de una pandilla furiosa, salvaron China, cogieron como conejos —se sonrojaron — …y que yo les acomodaba los huesos y por eso estamos aquí. —Tigresa no podía creer que aquella dulce y a veces ingenua doctora ahora fuera tan grosera.

—Bueno, Sir tu te cogiste a Po también —dijo Tigresa no tan orgullosa, pero con humos de reproche. Esta puso cara de sorpresa, Label solo agarró su orejas.

—¿Noooooo?... — comenzó a picar el hombro de Po, el con cara de fastidio, y Tigresa con leve cejo fruncido.

—No puede ser, soy la única que no lo ha hecho con Po en esta habitación — dijo sin ignorar a las chicas drogadas en la cama del panda —¿Cómo alguien tan celosa y mal humorada como tu permitió que ésta se acostara con tu novio? —dijo la maltés señalando a Sir.

—Calla gata azul —responde Sir aún picando a un fastidiado Po. Tigresa arrugó los labios, pero entendía que no debía ocultar nada.

—Yo se lo propuse. Era virgen. — eso dejó quieta a la felina. — o eso recuerdo… —dijo algo insegura. —Tomamos semillas de hibisco, dadas por las zorras.

—Eras virgen —le Dijo el panda sonriendo con su cabeza apoyada en la mano.

—Al parecer alguien aquí no era tan cotizada, como ella creyó —dijo burlona la maltés. — wow… tremendo pene para su primera vez… —dijo con maldad, ganándose un cejo fruncido y una cara avergonzada con una risa del panda.

—Jajaja Muy divertido. Pero es tiempo de para un segundo y ponernos serios. —dijo el panda relajándose volviendo a su habitual rostro. Tigresa suspiró, tenía razón. —estas zorras secuestran personas de otras partes, quizá han viajado por el mundo robándole la vida a muchas mujeres y hombres para su cruel juego de lujuria. —Dijo viendo a Label. —No sabemos nada de Label — la mencionó, porque en su momento es quien mejor entendió su situación, no saber nada.

—No, no pasa nada Po yo… —dijo la maltés fingiendo.

—Se muy bien lo que pasas ahora, no sabes quién eres. — dijo viéndole, Tigresa interviene.

—Luego de saber la verdad, debes estar indignada. Ellas te arrebataron tu vida.

—Además estaría furiosa, te mantuvieron como una mascota por mucho tiempo, sin comer… te usan como objeto.

La tigresa se acurruca tomando sus piernas y metiendo su nariz en sus rodillas, pensar todo eso le abrumaba mucho, tanto que asimilar. Todo lo que recordaba eran los barrotes de su jaula, el dolor de las garras del rey en su piel, el aroma y saber sus fluidos… todo fue tan extraño luego de salir de esa habitación, hasta estar ahí sentada. Vivió tan poco, a comparación de lo que le fue privado… pero…

—La verdad… —llamó la atención de todos. — antes de todo esto, creo que mi vida fue una mierda. —Po cierra el puño —Jeh… lo único que sabemos de mi… es que… —su voz se cortó. Tigresa miró al suelo — que me entregué al rey sin mucho más que decir… ¿No, Tigresa? — dijo viéndole con notoria tristeza.

—Yo… no, no nos contaste mucho…

—No fui una princesa, o una doctora, nadie me buscó seguramente… nadie me espera allá en China. —Po quién escuchaba eso la tomó en brazos para estrujarla en un abrazo, ante la sorpresa de una Tigresa que se sentía apartada Y una Sir con sentir culpable.

—No importa quienes fuimos ya, el ahora es lo importante. ¿Qué importa si no fuiste una princesa?, hoy eres una tigre muy amable y cariñosa, única en tu clase. —la apartó diciendo lo último regalando una sonrisa —estoy seguro que jamás conoceré a alguien como tú en mi vida jajaja.

—No te burles de mi —dijo la felina gimoteando y limpiando sus ojos y nariz. Po se pone de pie, tomándole de la mano para ayudarla a levantarse —… Y si bien se lo dije a Label, también va para ustedes dos, Sir, Tigresa —ayuda a levantarse a Sir, esta le regala una sonrisa.

—Realmente me alegra que hayas sido mi primera vez —dijo contenta la lince. La lince lo abraza a un lado, al igual Label.

—Ahora faltas tu Tigresa, ven… —dijo Po

—Yo, no… —dijo desde el suelo, tras ver tan escena se sentía algo mal, inferior, incompleto.

—No soy mucho de abrazos… —dijo más relajado Po. Tigresa se lo pensó un momento, se puso de pie y fijó sus ojos a los jade del panda y sólo por ese momento sintió que era para ella. Se le acercó para fundirse en aquel extraño abrazo, lo necesitaba.

Duró un par de minutos, nadie decía nada. Sir quién estaba a su izquierda sentía su pacifico corazón latir, su grueso pelo tapaba su mejilla y se confundía con sus patillas. Label mojaba su pelo con lágrimas, quería aferrarse con su garras a ese panda, no dejarlo apartarse, cerraba los ojos, inundó su nariz con su olor, quería saber dónde estaba siempre. Tigresa, quien estaba al medio, sentía una presión terrible en el pecho, como quien oculta una gran mentira, a pesar de haber contado todo cuán sabía del pasado a todos, la presión de haber perdido algo muy importante era. Llevó ambas manos alrededor del cuello del panda para aferrarse más fuerte mientras soltaba una lagrima y frotaba su mejilla con la de él. Fue la primera en apartarse, seguido todos menos Label quien sostenía y dejaba ir de a poco su brazo, lo dejó. Tigresa estaba de espaldas, para disimular el dolor.

—Hay que salir de este lugar —dijo una Tigresa decidida, imitando a la de antaño —y para eso Po, debes ayudarme, debes sacar tu maestría en Kung fu de tu interior.

—¿No es sólo dar golpes y patadas?, hasta que el otro caiga. —dijo ignorando cuán serio lo dijo Tigresa. Luego al no escuchar respuesta supo que dijo una tontería. —¿Cómo lo hago?, no puedo recordar nada de mi entrenamiento en Kung fu.

Seguido Tigresa pisotea uno de los vidrios del espejo, el más grande, alzandolo en el aire para luego darle una patada y que esté fuera directo a su rostro. Po por reflejo tira a ambas al costado e hizo girar el vidrio en pleno impulso, lo desvío hacia Tigresa, quien lo esquiva fácilmente. El vidrio choca con la ventana del lugar y de hace trizas. Po se congela en su posición sin saber como lo hizo ante las miradas atónitas de las demás.

—¿¡Estás loca Ti…?! —no pudo terminar Sir.

—¡Silencio! —calló, retumbando su mando en la habitación —El Kung fu no son patadas y golpes al azar, el Kung fu es un flujo, fluye por si sólo en nuestro ser…—explicó aquellos ojos de intenso ámbar a un Po que le veía fijo — la fuerza de tu oponente fluye con tus movimientos en equilibrio. Tu cuerpo lo sabe, eres el guerrero dragón. No necesitas recordarlo, necesitas disciplinarte, entenderlo… Yo te enseñaré como hacerlo. —dijo relajando su semblante y suavizando su voz.

—Yo yo yo yo yo… había escuchado de un guerrero que desvío un bola de fuego, solo con sus manos —dijo Sir sorprendida por lo que acaba de ver. Poniéndose de pie —siendo mascota, mi dueño siempre contaba historias a sus inferiores. ¡Nunca imaginé que fuera chino el tipo, y que fuera real! —dijo tomándose ambas patillas con emoción, Tigresa sonríe.

—Fui testigo de eso… una vez —dijo la felina aportando a la euforia del momento, recordando ese día en ese rio.

—¿Quieres que Po use esas habilidades para que nos saque de aquí? —dijo la maltés algo agitada por el momento, desde el suelo.

—Nos ayudará a escapar, a todos.

—¿A todos? —pregunta la maltés.

—No pienso dejar a nadie más en éste lugar, ni que ese maldito Pantera con sus lacayas se salgan con la suya. —mira a Po, buscando esperanzas, buscando fuerza para seguir con el plan, y fue así.

—Cuenta con migo. —dijo el panda apretando El puño. La felina sonrió, esa mirada seguía ahí. —Hay que buscar un lugar donde entrenar, sin que sospechen. —todos pensaban en un lugar, pero casi no salían del lugar.

—¿El techo? — Tigresa luego de pensarlo, recordando que pudieron estar solos ahí… la última vez.

—¿No darán problemas los cuervos del rey? —pregunta Sir, recordando lo que dijo Po hace un tiempo.

—Ellos se han ido de aquí, abandonaron a su rey. Pocos lo notan y saben que significan —dijo Po viendo la ventana —Si sus más fieles le abandonan, hay algo malo que esta ocurriendo en este lugar. Es la mejor oportunidad para atacar. —dijo optimista el panda.

—con razón las zorras no se enteran de muchas cosas últimamente — dijo aclarando todo Sir —que estemos aquí juntos, sin preocuparnos, que se creyera la farsa de ayer del secuestro de Tigresa… todo encaja —dijo esbozando una gran sonrisa la lince. —¿Hay esperanza de salir de aquí? — Tigresa, tras ver a Po asiente, firme y decidida. —¡Si! ¡Uh, maldición!, no pensé decir esto pero, ¡Te amo Tigresa! —se le aproxima para darle besos en las mejillas —Saldremos de aquí, azulita.

—¿Y si sospechan? —dijo, ésta levantándose —Digo, Po tiene muchas clientas —señala las hembras en su cama — y bueno… tú.

Eso puso a pensar a todos.

—Puede ser de noche, en el techo… —dijo Sir —¿Ustedes dos trabajan de noche no?.

—Yo si, "la tigresa" tanto de día como de noche. Si no fuera porque ayer pidió estar una noche conmigo por lo del rescate, no estaríamos todos hablando aquí —dijo Po.

—si, si me ausento, levantaré sospechas… —Dijo Tigresa Cruzando los brazos. Label habla.

—Ponemos muchas excusas. —dijo, la voltean a ver. —Necesitan que Tigresa esté libre por las noches para… entrenar con Po. Yo puedo tomar tu lugar, por mientras… —Tigresa se sorprende.

—No creo que sea… —vocifera sin antes ser interrumpida.

—Puedo hacerlo, será por las noches únicamente. Nadie me conoce fuera de ese antro, no soy popular, pero soy una tigre. Buscan a una tigre el… el color, no importará si lo hago tan bien como tú —dijo abrazado su antebrazo, dándole una fugaz Miranda a Po. —Así, entrenan. Pueden descansar de día… —todos le ven algo inseguros de lo que está diciendo, aunque sea un buen plan.

—Yo puedo preparar un mejunje que puede dejarlos dormidos un buen tiempo —refiriéndose a las hembras en la cama de Po — Si no quieres…

—Puedo usarlo para cuando Tigresa me reemplace — dijo la maltés pensando en cómo lo haría. —así no sospechan que somos diferentes. —levanta la mirada y se aproxima a la Tigresa poniéndose a su lado. —No somos muy diferentes — se empina un poquito para quedar a su altura. Era ligeramente más baja —obviamente tengo más pechos que ella.

—¿Qué? —exclama Tigresa. Ríen a lo bajo, incluyéndola.

— Yo las veo iguales —niega Po algo divertido. —No tienes que hacerlo Label.

—Oye, yo me ofrezco sola, ¿Quién lo haría?, ¿Sir?... Créeme las tigresas nos movemos muy diferente —dijo mirando de reojo a Tigresa, esa solo exhala.

—No veo que quiera cambiar de opinión. —dice Tigresa —Po, tu podrías reunir más información, durante el día, mientras descansamos, tu y Sir son los que más salen de este lugar, los que menos pueden levantar sospechas. NO entrenaremos todos los días, así tu… Label, no te harás cargo de todo mi encubrimiento, también debo poner mas de mi parte —le sonríe —Sir, sería genial que hagas ese mejunje adormecedor, será útil, usa tu tiempo libre para conseguir lo necesario, así como información. —comandó a todos. Cuáles quedaron algo sorprendidos.

—Ahora sabemos quien llevaba los pantalones en la relación jeje —dijo Sir viendo a Po.

—Debemos encontrar la manera de que todos los demás se den cuenta de la farsa de la zorras y que se pongan de nuestro lado. No debemos apresurar las cosas… —dijo Tigresa con los ojos cerrados —Puede llevarle más tiempo a Po volver a desarrollar sus habilidades… yo… yo… —empieza a sentirse mareada. Cae de rodillas, siendo atrapada por Po. —Soy una mandona, ¿No? —dijo sonriendo la tigresa de ojos Carmín posando su mano en la mejilla de Po. Todos sonríen, y ella se duerme.

—estuvo mucho tiempo sin dormir —dijo Po.

Presente…

—Sabes, casi no vienes a verme luego del entrenamiento —dijo levantado su brazos para estirarse —¿Sir, te dijo que vinieras? —apenas se podía ver su rostro iluminado y parte de su pecho derecho.

—¿Tan obvio soy?

—Jah… Es que entrenar te tienen más ocupado, ¿Algún progreso? —Po exhala.

—Tratamos de trasformar la fuerza a nuestra ventaja. Según ella aquí los Guerreros pegan con pura fuerza bruta. Aún no soy tan rápido o ágil.

—No te preocupes, no hay que apresurarnos… algo podría salir mal si lo hacen.

—Lo sé. Pero siento que debo apresurarme, tu en esto, Sir arriesgó mucho intentado saber donde estamos exactamente la última vez, robando un mapa.

—Me lo contó, pudo esconder el mapa en la enfermería. Aún así la encerraron por entrar a los aposentos de las zorras.

—Están sacrificando mucho. Tigresa también, mostrándome cosas, y haciendo lo que tu por el día. Debe descansar.

—ah, te preocupas por nosotras ahora. Antes eras más cretino, decían… —dijo recostadose frente a él en la cama, le toma las mejillas. —A mí no me consta, siempre vi tu lado amable, de tras de tanta rudeza.

—Creo que te estas poniendo muy romántica Label —dijo entre labios, ella lo suelta.

—Lo siento, es que tus mejillas son adorables pandita.

—No me llames así.

—Jah… Po… —dijo cubriéndose entre la oscuridad, dejando ver solo el brillo de sus ojos amarillentos. —¿Tu realmente sientes algo por Tigresa? —llamó la atención del panda desde la oscuridad.

—No se a que te refieres.

—Po, sentimientos, cariño… amor. —dijo cerrando los ojos la maltés.

—No se de amar, así que lo que sienta dudo que sea amor. —dijo más serio.

—Entonces si sientes algo.

—La admiro. Es lo mas cercano a lo que siento. Algo dentro de mi me dice que la conozco.

—Comparten un vínculo muy fuerte aún… supongo — dijo con tono melancólico.

—Label, ¿Qué sucede?, preguntas todas estas cosas como si… —lo interrumpen.

—Pandita, estoy triste. No creo que seas tan tonto, como para no darte cuenta que siento cosas por ti. —Po traga grueso y suspira.

—Si, no soy tan tonto, como para no notarlo. —dijo viendo a un lado.

—No me importaría si la eliges a ella, al menos sé, que sabes que lo siento.

—Label, debemos estar unidos si queremos salir de aquí juntos. Pensar en estas cosas, en estos momentos, hará las cosas más difícil y…

Label sale de entre las sombras y estampa sus labios con los de él, tomando ambas mejillas del panda. Todo su cuerpo cayó encima de él, sin importar su desnudez, no se separó.

—Yo jamás voy a separarme de ti… —sus cristalinos ojos estaban sobre los suyos, aún con la mano en su mejilla.

Hace un tiempo…

Tigresa le daba una paliza en técnica al panda, sobre aquel techo. Mientras la lince y la maltés los veían.

—¿No tiene clientes Tigresa esta vez? —pregunta Sir a la tigres que aun posaba su vista en la pareja que practicaba.

—Sip, solo uno, pero lo dejé dormido en la cama, atado… era un masoca, detesto los masoquistas. Osea, que tienen de excitantes que te dañen el cuerpo para sentir placer —cuestionó.

—Si, tienes razón. Hay personas muy extrañas. Una vez me tocó uno que le encantaban chuparme las patas, era tan asqueroso.

—hiug… —sobró el escalofrío. —¿Crees que Po tenga algún gusto extraño?

—No, no creo, es un macho duro de roer…

—No, se, quizá sean las felinas… —dijo divertida —siempre está rodeado de ellas jajaja.

—¡Buena observación!... La única personas que sabría la respuesta a eso, sería Tigresa. Lo sabe todo de él. —Label, chasquea los labios, en señal de fastidio.

—Siempre se trata de ella.

—¿Ah?, ¿no escuchaste?, fueron pareja…

—No se recuerdan, ¿No? —dijo apoyada en su brazos — después de todo lo que le hizo, esta predestinado que su relación haya terminado.

—Oh, azulita, calma tus celos —dice en tono burlón.

—Po me salvó, antes de ser la mascota del rey. —soltó sin más viéndolos fijamente.

—¿Qué? —dijo anonadada la lince —Creí que no se conocían.

—Nunca nos hablamos. Fue en la revuelta cuando él casi masacró medio castillo, guardias, todo lo que se entrometiera.

—Ow, ese día… si, fue una barbarie. Si no hubiera intervenido el rey hubiera matado a las zorras.

—Yo desperté amarrada en una cama, por un tipo que me llevó por unos pasillos muy raros apuntandome la garganta con cuchillo.

—Fuiste una rehén —dijo, prestándole atención.

—No sabía que pasaba, solo quería huir, tenía tanto miedo. Por cada pared que miraba sesos adornandolas, sangre … fue horrible. Moriré, me decía. Sentía la punta del cuchillo clavarse en mi garganta de lo nervioso que estaba ese guardia.

—Yo estaba en una carreta cuando sucedió —dijo rememorando ese día.

—Yo lo miré, a Po, tenía un bozal de metal en el pico, gritaba, no podía decir nada. Nos miró a los dos, y el guardia que me tenía, reafirmó el cuchillo en mi garganta. Le decía que se apartará o me mataba, por alguna razón no nos atacó… —ambas voltean a ver a Tigresa. —Ahora se porque…

—La buscaba a ella, inconscientemente.

—A lo mejor, no sé. Esa noche me salvó, justo después de matar al guardia, con sus manos, me acarició las mejillas… —Sus ojos se pusieron brillosos —No sabes que tan aliviada me sentía, que tan protegida, que tan… querida me sentí. —dijo aparentando el borde de la escotilla. —luego llegó el rey y golpeó muy fuerte, así lo pararon. Me encontraron y me entregaron como mascota al rey…

—Por ser testigo… —Sir, movía los dedos inquieta — milagro no te mataron.

—jajaja fingir demencia puede salvarte, creo —dijo aliviando el ambiente tenso. — prometí estar a su lado si nos volviéramos a ver…

Presente…

—… Y no me importa si me eliges o no, no me importan las demás, estaré ahí para lo que quieras —Seguido le abraza por la cabeza dejando su cara entres sus firmes tetas.

—Label, eres una atrevida… —ella lo suelta.

—No temo a decir lo que quiero — dijo a su lado limpiando sus ojos. —no miento al decirte que te quiero, ni que voy a estar a tu lado siempre. Lo juraré por mi vida si eso te quita cualquier duda sobre mis palabras. —Po niega con una sonrisa y se levanta tomando su mano.

—No dudo de lo que dices, eres una chica fantástica y no necesitas probarme nada, a mi, ni a nadie. —la levanta — también espero que estés a mi y nuestro lado al salir de aquí. — Label le aprieta los dedos de la mano, con ambas.

—Tigresa me mataría si me hubiera oído decir todo eso…

—jajaja lo que haría si te encuentra así —refiriéndose a su desnudez en tono de burla. A la felina se le para y eriza la cola.

—Oh, ¿Es esa acaso una indirecta para tener sexo, Po? —Po se extraña por lo que dijo, y más cuando la ve dirigirse a la puerta para echarle seguro.

—Sabes bien que Sir y Tigresa, saben que estoy aquí —dijo sin inmutarse.

—Oh, vamos… —dijo caminando hacia el, con una mano entre sus pechos, acariciando el pelo de su pecho, caminando sensual. —se bien que te mueres por hacerme tuya, aquí, en la cama, o en piso… —dijo acercándose poniendo una mano en su hombro, recostadose en su pecho y sobando su frente en su cuello.

—Ah… —exhala el panda, cansado —¿Que pasa si me niego a coger contigo?

—Le diré a las demás que lo hicimos, porque soy la única que no ha sido cogida por ti. — dijo mordiéndose los labios. Po, fastidiado, sabia bien que eso sería más insoportable, estar negando eso, y soportar preguntas de las otras dos.

—Bien, no prometo gran cosa… —Dijo el panda, cuando ahí de pie la felina se le abalanza a los labios para besarlo más profundo, de lengua —wow, tranquila…

—Como desee esto… — le besaba el cuello a la vez que sentía como su miembro crecía en su mano a menudo lo manoseada por encima de la ropa.

Bajó a besos hasta ponerse de rodillas frente a él y bajarle los pantalones y dejar caer su pene en su cara, le hizo mojar de inmediato solo verlo, su aroma, todo de él lo quería. Acariciaba el largo de su miembro con sus patas suaves, el no tener garras le hacia el tacto una sensación única al panda; la maltés rápido engullo sin queja su pene hasta la mitad, sus colmillos limados hacían más delicado el pasar su miembro en su boca, los saboreaba, cada rincón lo lamia con su lengua, eso excitaba al panda, por ello el grosor de su pene aumentó, casi hasta dejar bien abierta la boca de la maltés, quien se masturbaba dejando un ligero charco de sus jugos provenientes desde el muslo interior de sus piernas, desde su vagina caliente. Po sólo alcanzaba a tomas sus orejas y acariciarlas mientras veia como su pene era devorado con la tigre maltés con tanta hambre.

—Ah, eres muy buena en estoo —Exclamó el panda al sentir como ella sin sacar su miembro acaricia sus testículos.

—Ah, si, Mmm… —vociferó sacando la verga del panda, dejándola dura recta y venosa, embobada por la vista —Ah, ya, la quiero… quiero que me llene y me raspe duro —dijo dándole la espalda poniéndose en cuatro, pensando el pecho al suelo alfombrado, frotando ansiosa la mejilla en ésta. Seguido se abre los labios de la vagina, hinchada de las ganas, jugosa de las ansias. Solo levantó la cola lo más alto que pudo al sentir como el grosor de a poco le iba dividiendo el interior, como su vagina se abría a tremendo miembro. No tenía como aferrarse al suelo sin sus garras, solo podía retorcerse de placer sintiendo cada centímetro de largo y diámetro abrirla. — ¡Uh!, ¡Ah!... —vociferó jadeante sintiendo como empezaba a moverse, el mejor pene de su vida la estaba penetrando.

Un par de embestidas bastaron para hacerla correr y hacer más cremosa y resbaladiza su vagina, para encanto de Po, quien la tomaba de las nalgas y apretaba mientras miraba como sus espesos jugos salian alrededor de su miembro y su entrada. Sus pezones ardían, esbozaba una sonrisa y ojos caídos en placer sintiéndola entrar y salir de su vagina. Ni un solo gemido, hasta que sintió un desgarrador placer en su interior, era la punta de su pene ensanchándose, dándole aviso a la felina que se iba a correr.

—Ahhhh…. Mmmm… si, pandita, llename con tu esperma, no me dejes con espacio para más —Exclamó al sentir el tibio y espeso líquido explotar en su interior, volteando los ojos, ella también se vino, obligando a Po soltar parte de su carga en su trasero, parte de la cola y piernas. Po se tiró atrás, cansado, ella solo relajó la postura. — E… so… da… —dijo con dificultad con la cara en la alfombra del suelo.

—Ah, ah… ¿Qué? —dijo jadeante el panda, viendo a la ventanilla.

—El mejor sexo de mi vida —dijo aclarando la maltés, jadeante, sudada, y levemente ruborizada.

—jahjahjah Creo que depende con quien estés, lo será —se sienta, para luego pararse, luego jala del brazo a la felina para dejarla boca arriba.

—Mmmm… no sabes las ganas que tengo de dejarme preñar —dijo llevado con debilidad sus manos al vientre.

—No seas idiota, asegúrate de comer la semilla de hibisco. —dijo alcanzando una de la bolsas con estas desde las mesas de noche. Se la deja caer al lado.

—Si, no lo hago podría tenerte a mi lado, por obligación… —dijo en broma. Po respondió con una mirada mala, y negando —esta bien, era una broma… solo bromeo, se bien lo que les pasa a quienes se embarazan. Dijo tomando la semilla, Po sale de la habitación dejando a la felina con la semilla en los dedos —¿Y si…? — se rasco el vientre… —No.

Luego traga la semilla.

Espero les haya gustado gracias por leer ]