Capítulo 8

Los estudiantes de Pakku se reunieron a primera hora de la mañana. Todos estaban llenos de curiosidad y emoción, por tomar aquella clase con el mismísimo avatar y no podían esperar a conocerlo cara a cara.

Todos excepto Zuko.

Al contrario de sus compañeros Zuko no sentía emoción por tomar clases junto a él, todavía se sentía molesto con su presencia y el no saber el motivo, lo ponía furioso, tanto que hasta sus compañeros podían notar una aura de ira emanando de él, lo que les indicaba que no se le acercasen.

Cuando el maestro Pakku llegó al campo de entrenamiento, todos los estudiantes dejaron de hablar, se formaron en una línea e hicieron reverencia. Pero entre los estudiantes se pudo ver una cara de decepción al no ver al avatar entre ellos.

-¿Y el avatar? -preguntó uno de ellos en voz baja.

-De seguro le darán clases privadas – contestó otro. -Ya sabes, por ser una celebridad.

-¡Que mal! Yo quería verle.

-¡Maestro Pakku espere! -gritó Aang a lo lejos.

Zuko al igual que sus compañeros, dirigió la vista hacía la entrada del campo de entrenamiento y vio como el avatar corría hacía ellos, pero no venía solo, junto a él estaba la chica con la que había llegado a la ciudad. Cuando estuvieron frente al maestro Pakku, ambos hicieron una reverencia y Aang procedió a presentarle a su amiga. Sin embargo lo que hizo que todos abrieran la boca asombrados, fue que el avatar la presentara como la amiga que aprendería agua control junto a él.

Cómo era de esperar, el maestro Pakku la rechazó, y la mandó a las clases de curación. Zuko no pudo evitar sentir lastima por ella, pues había visto que la chica mostraba mucha emoción por aprender y en tan solo cinco segundos su emoción se convirtió en decepción. Con anterioridad, le había confesado su desaprobación de tales tradiciones a Yugoda, quien de igual forma no estaba de acuerdo, no obstante, ella le había advertido no expresar su inconformidad en voz alta, pues los ancianos no serían piadosos con él y mucho menos siendo un extranjero.

De momento, solo podía observar como la clase continuaba.

-Hoy tenemos un nuevo estudiante entre nosotros. - dijo Pakku refiriéndose a Aang. - Así que espero que le den una buena bienvenida. ¡Empecemos!

La primera hora de clase consistió en calentamientos básicos, no obstante, Zuko pudo observar que Aang no parecía tomarse en serio los ejercicios, pues no paraba de reírse junto con los otros estudiantes, más a parte que de nuevo estaba haciendo ese truco de las piedras giratorias.

A la siguiente hora, el maestro Pakku dividió al grupo en parejas y para suerte de Zuko, fue emparejado con el avatar.

-Joven Aang me gustaría saber que tanto control tiene del agua- dijo Pakku. - Por lo que tendrá una pequeña pelea de calentamiento con Lee.

-De acuerdo – dijo Aang no muy seguro, pues ¿qué clase de maestro lanza a un novato a una pelea?. Luego se dirigió a Zuko y lo saludó, pero éste solo le lanzó una mirada despectiva y se colocó en medio de la campo listo para empezar.

-Oye ten cuidado – le advirtió uno de los estudiantes a Aang. -Lee es el mejor de la clase, es un poco...duro, en especial con los novatos.

Aquellas palabras no le inspiraron confianza a Aang, pero sin tener otra opción, fue hacía el centro de la pista, mientras escuchaba a sus compañeros lamentarse de su suerte. Una vez que estuvo en posición, el maestro Pakku dio la señal de inicio y Aang en un abrir y cerrar de ojos, vio como su oponente le lanzaba un latigazo de agua, el cual logró esquivar por unos cuantos centímetros.

Sin darle tiempo de establecerse, Zuko comenzó a lanzarle bolas de agua a Aang y este, dando brincos con ayuda de su aire control, los esquivaba sin problemas. Al príncipe esto no le pareció nada divertido, ya que su oponente no parecía querer defenderse.

-¡Deja de saltar! - exclamó Zuko al mismo tiempo que le lanzaba un torrente de agua y veía como el avatar lo esquivaba sin problemas.

Pero lo que más lo enfureció, fue ver como Aang saltó por encima de él y sin darle tiempo a reaccionar, lo golpeó en la espalda con ayuda de su aire control, y lo envió directamente contra una pared de hielo.

Pronto se escucharon las risas de los demás estudiantes al ver como el príncipe se estrellaba contra la pared y eso provocó que la ira de este aumentara más. Y dejando que lo guiase, Zuko se levantó y corrió hacía Aang con una solo meta: destruirlo.

Sin perder el tiempo, Zuko realizó un sin fin de ataques. Aang por su lado, se asustó al ver tal muestra de habilidad, ahora entendía perfectamente porque le habían dicho que era el mejor, pero lo que más le sorprendió es ver que su oponente no parecía rendirse hasta atraparlo, y curiosamente le recordó perfectamente a cierto príncipe que, por cierto, no sabía nada de él desde hacía mucho tiempo.

Desafortunadamente, por estar pensando en eso, Aang fue golpeado por una bola de agua, que podría haber jurado que se sentía como una roca. Pero eso no sería todo, la misma bola que lo golpeó regresó y lo golpeó en la espalda y así fue por un rato, la bola de agua iba y venía, hasta que con un movimiento de aire control consiguió partirla en dos, y aprovechando esos segundos saltó para colocarse lo más lejos posible de su oponente. Sin embargo, Zuko fue más rápido que él, y creando un látigo de agua logró sujetarle el tobillo derecho, impidiendo su escape.

-¡AARRRGGG! - gritó Aang al mismo tiempo que caía al suelo y se agarraba el tobillo.

-¡Suficiente! - ordenó Pakku rompiendo el látigo de Zuko.

Zuko se detuvo en seco, su respiración estaba agitada y vio como sus compañeros iban corriendo para ayudar al avatar.

-¿Qué te pasa? - le reclamó uno de sus compañeros. - Era un combate de calentamiento, no de muerte.

-Llévenlo con Yugoda – dijo Pakku. - La clase terminó.

Sin poder decir o hacer nada, Zuko vio como Aang era llevado fuera del campo de entrenamiento. Al comienzo de ese día, no podía evitar sentirse molesto y con ganas de darle una paliza al avatar y ahora que lo había hecho, solo podía sentir culpa y remordimientos.

Debía hacer algo.


La clase de curación no había sido mala, al contrario había sido muy interesante. Katara aprendió algunas cosas que desconocía del agua control para curar, y sabía que aquello le sería de útil cuando se llegasen a encontrar con la Nación de Fuego, especialmente con el príncipe loco. No obstante, durante toda la clase, no pudo evitar suspirar varias veces al pensar que su aprendizaje en la tribu del Norte solo se reduciría a la curación y no a las artes marciales. ¿Cómo se enfrentaría a los enemigos? ¿Con poderes de curación?

La maestra Yugoda dio por terminada la clase, todas las niñas se despidieron y salieron rápido del salón, todos excepto Katara.

-¿Ocurre algo? - le preguntó Yugoda. - Toda la clase te vi un poco distraída. Dime, ¿acaso no estás feliz por tu compromiso?

-¿Qué? - exclamó Katara fuera de si.

-Tú collar, es un símbolo de compromiso.

-¡Oh no! Esto es un malentendido – dijo Katara rápidamente y señalando su collar. - Este collar fue un regalo de mi abuela Kanna.

-¿Eres nieta de Kanna? - preguntó Yugoda asombrada y al ver que Katara asintió, está esbozó una enorme sonrisa. -Kanna era una de mis amigas.

-¿En serio? - dijo Katara sin poder creerlo.

-Tú abuela es oriunda de la Tribu del Norte. Ella junto con mi hermana y yo solíamos ser las mejores amigas, y siempre nos metíamos en problemas.

-¡Wow! Jamás la mencionó a usted o que estuvo aquí.

-No la culpo, al final, nuestra amistad no fue por el buen camino.

-¿Qué ocurrió? - Katara no estaba segura si era correcto preguntar aquello, pero su curiosidad era muy fuerte.

-Kanna, siguiendo la tradición, fue comprometida a un maestro agua reconocido, pero a pesar de que lo amaba, ella no estaba contenta con las costumbres de la tribu y mi hermana le propuso abandonar la ciudad e ir a la Tribu del Sur. Yo me opuse, pues esa idea se me hacía totalmente descabellada y terminamos peleando. Así que un día desperté sola en mi casa y descubrí que Kanna y mi hermana se habían marchado.

"Lo último que supe de ellas, fue gracias a una carta de mi hermana en dónde me contaba que habían llegado a la Tribu del Sur y que vivían felices"

-Increíble.

-Por favor, si la ves, mandale mis saludos.

-Claro – dijo Katara con una sonrisa.

-¡Maestra Yugoda!

Ambas mujeres dirigieron la vista hacía la entrada del salón y se sorprendieron al ver a dos chicos cargando al avatar, quien hacía muecas de dolor.

-¡Aang! - exclamó Katara acercándose a él. -¿Alguien te lastimó? ¿Dónde te duele?

Los chicos que cargaban a Aang lo colocaron con mucho cuidado sobre unas pieles que Yugoda tenía para sus pacientes y Katara con mucho cuidado levantó el pantalón y quitó el zapato derecho de Aang para observar la herida.

-¡Por los dioses! - exclamó Katara al ver que el tobillo derecho de Aang presentaba una terrible quemadura. -¿Quién te hizo eso?

Yugoda al ver la herida del avatar, cuestionó con la mirada a los dos muchachos y estos desviaron la vista con nerviosismo. Al final, uno de ellos dijo:

-Fue Lee.

-Informenle al maestro Pakku que me haré cargo del chico. Pueden irse.

Los muchachos salieron a paso rápido del salón de curación, dejando solos a las mujeres con el avatar.

-Katara – dijo Yugoda. - Traeme del estante de allá unas algas.

Katara sin oponerse, fue por las algas y vio como Yugoda envolvía con mucho cuidado el tobillo de Aang y aplicaba unas curaciones con agua control, que ayudaron a Aang a sentirse mejor.

-Aang, ¿qué fue lo que pasó? - le preguntó Katara.

-El maestro Pakku nos hizo hacer un combate de calentamiento – dijo Aang llevándose una mano detrás de la cabeza. -Pero al parecer mi oponente no estaba al tanto de que era de calentamiento.

-¡Pero esto no parece una quemadura con hielo! - dijo Katara molesta - ¡¿Dónde está ese tal Lee?! ¡Quiero decirle un par de cosas!

-Me gustaría escuchar ese par de cosas – dijo Zuko al mismo tiempo que entraba al salón de curación.

Katara al verle, fue directo hacía él y alzando la cabeza para mirarle a los ojos dijo en un tono enojado:

-¡¿Qué demonios te pasa?! ¡Le hiciste mucho daño! ¡¿Qué acaso te gusta lastimar a la gente?!

-¡Eso se lo buscó por andar huyendo en vez de pelear! - se defendió Lee y apartando suavemente a Katara de su camino se acercó a Aang y le dijo. -Como el avatar debes tomarte en serio tu deber, hay mucha gente depositando todas sus esperanzas en ti y lo único que haces es juguetear como un niño.

Aang al oír esas palabras, solo atinó a agachar la cabeza. Sabía que Lee tenía toda la razón, no se había tomado en serio la clase y si lo pensaba bien, siempre se la pasaba haciendo bromas. ¿Qué clase de avatar era?

-Es suficiente– ordenó Yugoda. - Preparé un poco de té, así que para cuando vuelva no los quiero ver peleando.

Yugoda subió las escaleras que llevaban al segundo piso y Zuko dejando escapar un suspiro y mirando a su alrededor, asegurándose de que no había nadie, se sentó frente al avatar y sin que este pudiera decir nada, le quitó el vendaje con algas que le cubría la herida.

-¡Si te atreves a hacerle más daño verás de lo que soy capaz! - exclamó Katara preparada para defender a su amigo.

-¡Shh! - la calló Zuko. - Se lo que hago.

Zuko hizo levitar un poco de agua y la concentró en el tobillo de Aang. A los pocos segundos un destelló de color blanco azulado se formó alrededor de la herida provocando que tanto Aang como Katara abrieran los ojos como platos. Sin embargo, Aang pudo percibir una especie de energía, que de alguna forma le hacía rememorar la sensación que sentía cuando usaba el estado avatar, solo que está energía, se sentía más controlada y en armonía.

Cuando la luz se desvaneció, Aang descubrió que la quemadura ya no estaba y que se había ido todo rastro de dolor.

-¡Sorprendente¡ - exclamó el avatar alzando el pie y moviéndolo para comprobar que no le doliera. -¿Cómo lo hicis…

-No digan una palabra, en especial a Yugoda – interrumpió Zuko al mismo tiempo que vendaba de nuevo el tobillo con las algas.

Sin decir más, Zuko se dispuso a levantarse pero al hacerlo, la sensación de mareo se hizo presente y se tabaleó un poco en su lugar. Katara que fue la primera en reaccionar, lo sujetó del brazo para evitar que se cayera, pero el príncipe se lo arrebató bruscamente y disimulando su mareo se dirigió rumbo a las escaleras que había tomado Yugoda segundos antes y desapareció, dejando a Aang y a Katara sin palabras.


Por fin tuvieron su encuentro Aang y Lee, el cual no terminó bastante bien, pero como vieron, Zuko tomó su responsabilidad y curó al Avatar.

Zuko se siente molestó al ver al avatar, y no sabe el motivo, o más bien dicho, aún no recuerda el motivo.

¿Qué pasará ahora en adelante?

Si quieren saberlo no duden leer el siguiente capitulo.

Nos leemos a la proxima.