Tsume No Kyojin
Capitulo 6
Interior de la muralla Rose - Pueblo Dauper
El grupo de policías a caballo se estaba retirando del pueblo montañés luego de haber pasado la primera parte de la mañana recaudando los impuestos a los pobladores del mismo. No hubo ningún problema durante el proceso, a diferencia de otras ocasiones ninguna persona dijo nada sobre el excedente que les estaban cobrando a ellos, cosa que les pareció sospechosa tanto a los militares como a la persona que habían enviado para que realizase el trámite.
En cuanto todos se fueron en el interior de la posada se reunieron todos quienes habían venido a presentarse antes. Luego de unos minutos entro rápidamente Yaguar quien llevaba su camisa blanca doblada hacia arriba sobre sí mismo como una bolsa debido a la carga que tenía allí.
Con una sonrisa, desparramo sobre la mesa en el centro del lugar cientos de monedas de acero. Era el "excedente" que les habían cobrado a los habitantes del pueblo. Todos se juntaron alrededor de esa mesa a reclamar su parte.
Resulto, según la señorita Blouse, que la policía se aprovechaba de que ese era un pueblo apartado de las murallas para ir y cobrarles el impuesto a la milicia a mucho más costo de lo que realmente era, una situación que evitaba que el pueblo se desarrollase. Eso había sido así durante años, la policía se robaba su dinero para usarlo en fines propios.
Para el adolescente efectuar el robo fue algo relativamente sencillo, no tanto como lo hubiera sido en Trost pero pudo quitarle a ese recaudador de impuestos una enorme cantidad de dinero sin que lo notase con tan solo unos cuantos "acercamientos" a sus bolsillos. Además de que los guardias de la policía que andaban allí no parecían prestarle ningún tipo de atención a nada, casi parecían muertos vivientes.
-Con esto podremos aguantar mejor el invierno sin tener que morir congelados cazando- Dijo un hombre que estaba terminando de meter dichas monedas en sus bolsillos.
-No hay que exagerar, solo es un poco de dinero- Le corrigió la dueña del lugar.
-Puedo volver cada mes- Intervino Yaguar.
La idea fue bien recibida por la gente de allí, después de todo no podían reclamarles nada sobre un robo a algo que no les debían haber cobrado, más si el perpetrador era un niño desconocido.
Ya con todo el dinero repartido a sus dueños originales todos comenzaron a regresar a sus casas, algunos dándole las gracias al chico de cabello anaranjado mientras que otros estaban algo apenados de obligar a un niño a robar y se iban sin decir nada.
Mientras tanto la señorita Blouse en señal de agradecimiento le preparo un almuerzo bastante decente, iguales a los que le hacía a su hija cuando cerraba la posada e iba a su casa de vez en cuando. Para tener más ingresos ella y su esposo habían decidido trabajar cada uno en lugares separados de la zona, ella atendiendo esa posada que había heredado y donde lo había conocido mientras que él iba a vender lo que cazaba.
Yaguar agradeció el gesto, y luego de eso volvió a su habitación a seguir planeando su cruzada.
Obviamente el trabajo del robo no lo hizo exactamente "gratis" sino más bien porque él también quería obtener de ello. Consiguió sacar de una de las mochilas que tenían los policías en sus caballos un mapa completo de todos los distritos y pueblos que había en el reino. Seguramente era el que usaban a la hora de realizar esos asuntos.
Tendría que llegar hasta Mitras, la capital.
"Este lugar es perfecto" Pensó el.
En efecto, de un momento para otro el pueblo aquel había pasado a ser el mejor lugar para estar, no solo por el trato y la gente que se beneficiaba de que él estuviera ahí, sino porque podía utilizarlo como base sin que nadie sospechase. Le hacía sentir un poco mal el hecho de tener que robar para sobrevivir durante bastante tiempo, pero al menos allí era por una razón medianamente justa. Al menos no iba a tener que lidiar con la policía como tendría que hacerlo en un distrito.
De cualquier manera lo siguiente que tenía que hacer era buscar otro medio de transporte para cruzar la siguiente muralla sin llamar la atención. Por lo que en unos días tendría que dirigirse de nuevo hasta Trost para poder "cazar" otro comboy de carretas.
Pasaron los días y ya era el momento de irse, cuando bajo deicidio hacerle algunas preguntas a la dueña de la posada para orientarse un poco.
-Disculpe Señorita Blouse-
-¿Si Yaguar?- Respondió ella en un tono amistoso.
-¿Usted sabe de algún lugar donde pueda rentar un transporte o algo para llegar hasta Sina?
A la mujer le extraño por un momento la pregunta, luego recordó que Yaguar era un viajero joven, aunque igual era raro escuchar algo así en un lugar como ese pueblo el cual tenía una población constante.
-Mi esposo vive a unos kilómetros de aquí con nuestra hija- prosiguió ella -él puede alquilarte un caballo hasta que regreses-
Justamente uno de los trabajos que hacían en ese pueblo radicaba en el alquiler de caballos para viajeros y miembros de la policía, no era algo que ocurriera todos los días pero si era un medio de vida que tenían por el momento.
-¿En serio? Vaya suerte- Dijo el imaginando las posibilidades, ahora tenía más razones para andar de vez en cuando por allí –Iré de inmediato-
Yaguar se despidió de su anfitriona y siguió por el camino que le había indicado, por el camino se encontró con algunos de los pueblerinos con los que se había encontrado días antes pero no hubo nada más que un saludo sin conversación. Inclusive vio de nuevo a Nifa, aunque ella se esforzó por ignorarlo lo cual le pareció extraño, realmente nadie hizo o dijo nada sobre su apariencia o etnia como pensaba que iba a ocurrir.
En un momento se metió dentro de un bosque por donde continuaba el camino de tierra y donde se debería encontrar la casa del Señor Blouse. La vio entra un grupo de enormes troncos.
Cuando llego hasta estar en frente de la misma comenzó a escuchar los gritos infantiles de una niña que se escuchaban en la parte trasera. Sin pensarlo demasiado se movió unos metros alrededor del terreno para ver la fuente del escándalo.
-¡Ven aquí trozo de comida cruda!- Se trataba de una niña bastante menor que el, la cual se encontraba persiguiendo a un polluelo con el aparente objetivo de comérselo vivo. Se parecía bastante a la dueña de la posada pero con la piel notablemente más clara y le pareció cómico el hecho de que corría con un hilo de baba saliendo de su boca. Sim embargo lo sorpresivo fue que ese pequeño animal era el mismo que él había dejado atrás cuando salió de Trost, lo reconoció rápidamente.
El contemplo la escena durante unos minutos casi como hipnotizado, no fue hasta que ese anima se metió entre los arbustos que volvió hasta el frente y golpeo la puerta para que alguien salga a atenderlo.
-Ya va- Dijo una voz masculina un tanto suave desde dentro –No tiene que tirar a puerta-
Cuando la puerta se abrió apareció un hombre alto, le quitaba al menos una cabeza al chico, tenía el cabello y barba marrón. Usaba un traje digno de un cazador y llevaba en su espalda un enorme arco, aparentemente estaba a punto de o volviendo de cazar.
-Hola, mi nombre es Yaguar, vine aquí porque su esposa me digo que alquila caballos- Comenzó a hablar Yaguar porque parecía que iba a tener ahí para rato.
-¿Mm? Sí, yo puedo prestarte uno jovencito- Le respondió el inmediatamente mientras se rascaba por debajo de su sombrero de cazador. No se había sorprendido porque el fuera casi un niño, sino más bien por la curiosa petición ya que hacía tiempo que nadie iba hasta allí por eso salvo algún que otro granjero.
El guio a Yaguar hasta el pequeño establo que estaba detrás de la propiedad en la que había varios caballos en sus corrales. Saco uno joven para afuera de allí.
-Serian unas tres semanas el tiempo que lo necesitare solamente-
-¿Tres semanas? Pues serian unas quinientas monedas de acero-
-¿Nada más? Puedo pagarlo todo ahora mismo- Dijo mientras sacaba una bolsa de monedas de dentro de su mochila.
-No es necesario todo en este momento, solo la mitad ahora y el resto cuando vuelvas- Al terminar de decir esto él le arrojo la rienda del caballo hasta sus manos y el suspiro ahogadamente. Podía pagar esa cantidad de dinero en ese momento pero significaría renunciar a casi todo el dinero que le quedaba, ahora al menos tenía tiempo de reunir más antes de volver.
-Me parece bien- dijo finalmente mientras tomaba la cuerda y acto seguido comenzó a sacar el dinero para pagarle a ese hombre por sus servicios.
-Oh, esto está muy bien, ahora tendré tiempo para trabajar en la casa- Le dijo el otro recibiendo su paga en sus manos.
-¿Qué tipo de trabajo?- Pregunto Yaguar tratando de hacer conversación.
-He querido construir una valla para comprar ganado y agrandar- Respondió mientras señalaba un perímetro –Pero cada vez estoy más ocupado cazando y no me da el tiempo para talar la madera-
-Ya veo ¡Pues espero que le sirva el dinero!-Dicho eso se montó finalmente sobre esa criatura y comenzó a avanzar.
-Gracias- agradeció el hombre su buena voluntad –Espero verte pronto Yaguar- Le dijo despidiéndose en un tono amistoso.
"No tienes idea" Penso el mientras se terminó de montar en ese animal.
Luego de salir de la propiedad Yaguar se dirigió a caballo de nuevo hasta el cruce de caminos donde estaba la posada para ir desde allí hasta la siguiente muralla. Le esperaba un camino largo pero al menos ahora podía hacerlo solo y sin llamar tanto la atención. Era una suerte que al haber crecido en una granja común ya tenía entendimiento de cómo manejar ese medio de transporte.
Mientras trataba de hacer que el caballo comenzase a trotar se puso a meditar sobre lo que le dijo aquel hombre y su problema.
"Tal vez sea una buena oportunidad para probar con algo de tecnología"
Muralla Sina – Distrito Hermina
Habían pasado ya dos días y medio en los cuales duro todo el viaje desde una muralla hasta la otra.
Yaguar se sentía bastante cansado, aunque no se podía decir lo mismo de su caballo el cual parecía que podría seguir avanzando por una semana más. Él pensó que seguramente eso era algo que tenía relación con esos enormes caballos que usaba la policía y la Legión. Con el dinero que le había sobrado no tuvo problemas para mantenerlo alimentado durante el trayecto pero ya era tiempo de conseguir más "financiamiento".
En especial si quería llevar a cabo un plan que había ideado durante el viaje que podría ser de ayuda en el futuro.
Entro fácilmente al distrito Hermina pero al hacerlo tuvo que desmontar para evitar llamar tanto la atención, después de todo el llevaba días con el mismo cambio de ropa y sabía que allí arrestaban a los indigentes a diferencia de en sus anteriores paradas.
Tuvo la suerte de mezclarse entre un grupo de comerciantes a la hora de entrar al interior del territorio de la última muralla y lograr atravesar Mitras.
Al hacerlo su reacción de sorpresa fue inevitable.
-Vaya… Es igual que Liberio- Tal como él dijo pensando en vos alta, allí se encontraba una ciudad bordeando la muralla que fácilmente podía confundirse con la ciudad Eldiana por la que había pasado antes.
Por fuera de Hermina había una ciudad igual a la que había por fuera de Trost, con la única diferencia de que esta se encontraba completamente pavimentada y que la arquitectura era bastante diferente. Era obvio el tipo de gente que debía vivir en aquellos lugares, ya sabía que no iba a tener demasiados inconvenientes en conseguir dinero.
Tan pronto como paso el medio día comenzó a hacer varias paradas.
Primero paso por una tienda de ropa para comprar nueva y tirar la que tenía. No era nada muy complejo, una camisa blanca con un chaleco gris y un pantalón y botas altas negras. Con eso iba a pasar desapercibido un poco.
Luego le dio algo de atención a su pequeño plan, para eso tuvo que llegar hasta una herrería, de aquellas que se dedicaban a ensamblar y a arreglar carretas que usaban personas de clase alta. Allí iba a conseguir la parte más importante de lo que iba a construir cuando volviese a Dauper.
Al encontrar una y entrar fue atendido por un hombre adulto, un poco mayor que el señor Blouse, quien era encargado de hacer los trabajos duros. Era un hombre de una altura apenas mayor a la de él, tenía el cabello grisáceo y estaba en camino de volverse calvo.
Cuando se presentó como el asistente de un arquitecto lo primero que hizo fue pasarle unos planos improvisados de lo que quería que forjase.
-Es esto- dijo el dándole los papeles con el diagrama simple que incluía tamaño y medidas –Es para fabricar una nueva herramienta en los bosques de la muralla Rose-
-Ya veo- Respondio el hombre mientras analizaba los planos –Es algo así como una rueda completamente de acero ¿Qué metal quiere que use jovencito?-
-Cualquiera está bien, mientras sea más duro que un hacha- Dijo finalmente, a lo que el herrero asintió. Acto seguido el hombre le dio un presupuesto que Yaguar no tuvo problemas en pagar inmediatamente gracias a que había tenido una jornada activa "consiguiendo financiamiento" durante las horas que estuvo recorriendo el distrito y ese poblado. En eso el herrero le extendió un recibo.
-Lo podre tener listo recién en una semana ¿cree poder estar aquí en ese momento?-
-Podre venir de nuevo en dos semanas recién ¿Podría guardármelo cuando esté listo?-
-¡Por supuesto!-
Luego de terminada la conversación Yaguar le dio las gracias y se retiró del comercio. Compro algo de alimento para su caballo alquilado y siguió su camino hasta el centro del reino montado en él.
Durante los siguientes días Yaguar atravesó la capital del reino, llego hasta el distrito norte de Sina y continuo su camino hasta la última ciudad del norte de la última muralla.
En todo el tiempo que duro su interminable camino no sintió nada pareció a la coordenada o a ese "pulso" que debería sentir por estar cerca del titán fundador. Al emprender el camino de vuelta desde el norte hasta Mitras de nuevo el joven de cabello anaranjado se sintió mínimamente realizado, no sabía exactamente a que distancia debería estar de aquella persona para saber si estaba cerca o no, pero al menos supo que hizo bastante en poco tiempo.
Cuando volvió hasta donde estaba la herrería a retirar la pieza, el encargado le dijo que como él le había pedido, utilizo metal muy duro como el que utilizan las tropas de exploración. Yaguar no pregunto al respecto y solo dio las gracias por el haber realizado el trabajo a tiempo.
Ahora solo tenía que regresar hasta el pueblo Dauper para llevar a cabo su nuevo "trabajo mensual" y echar a andar su proyecto durante los días de descanso que se iba a tomar al llegar.
