Como ya saben nada de esto me pertenece, la dueña de estos personajes es Stephenie Meyer y la autora de esta graciosa historia es la autora Hoodfabulous, yo solo traduzco ;)
Y como siempre me acompaña mi querida amiga y Beta, Erica Castelo. Gracias por tu ayuda *
Capítulo Siete: Espejito, espejito, dime quién tiene el pajarito más lindo
"Mierda. Esa es mi mamá," susurro, las palabras dichas en voz baja llenas de horror.
Los ojos oscuros de Cullen se hacen más grandes. La mano agarrando la parte de atrás de mi cuello se desliza, cayendo a la cama. Empiezo a moverme con torpeza, tratando de quitar mi cuerpo todavía húmedo del suyo. En mi prisa por apartarme, pierdo mi equilibrio, casi cayendo de la cama. Cierro mis ojos, esperando que mi cuerpo golpee el suelo, pero no sucede.
Cullen me agarra justo a tiempo, tirando de mí de donde cuelgo parcialmente del lado de la cama. Sus dedos se entierran en la piel sobre los huesos de mis caderas y nuevamente estoy muy cerca de él. Su cálido aliento me envuelve, haciendo hormiguear mi piel cuando los dos nos sentamos en la cama uno frente al otro.
"Ibas a besarme," suelto, porque soy una tonta.
Cullen cierra sus labios abiertos y entrecierra sus ojos. Sacude ligeramente su cabeza y aprieta su mandíbula. Sé que va a negarlo. Incluso con esos dedos arrugados por la lluvia todavía extendidos alrededor de mi cintura, rozando suavemente contra mi piel cada vez que respiro, sé que lo negará.
"Quisieras."
"¿Qué estabas haciendo entonces, eh? Atrayéndome—"
"¿De verdad quieres hablar de esto ahora? ¿Mientras tu mamá está subiendo las escaleras?" Pregunta, interrumpiéndome.
Cada suave quejido de los escalones bajo los pies de mi madre, marca sus palabras. Ignorando la aparición de una nueva sonrisa engreída, me tambaleo desde la cama para cerrar la puerta de mi recámara con fuerza y pongo el seguro.
"¿Bella?" Me llama, y creo que tal vez me da un leve ataque al corazón. La opresión en mi pecho sin duda se siente así.
"Tengo compañía, mamá," le digo, cerrando mis ojos y cruzando los dedos detrás de mi espalda. "Estamos estudiando. Bajaremos en unos minutos."
"¿Y por qué la puerta con seguro?" Pregunta, sacudiendo el pomo.
"Estamos… probándonos ropa."
"¿Tú y tu compañera de estudio se prueban ropa?"
"Sí."
"¿Tu compañera de estudio que conduce un Volvo con pegatinas de Fall Out Boy y My Chemical Romance en la ventana trasera?"
Maldita sea.
"Uh, sí, supongo que sí."
"Ajá. Abajo huele como a tienda Abercrombie y Fitch. ¿Ese aroma viene de tu amiga ahí dentro?"
Maldito Cullen y su puñetero perfume de chico.
"Jesús, mamá. Solo dame un minuto, ¿está bien?"
"Está bien, cariño. Recuerda lo que siempre te digo."
Oh, querido Dios. Por favor, no ahora.
"Sin protección, no hay acción."
Golpeo mi frente contra la puerta, queriendo hundirme en el suelo. Me doy la vuelta, y me paralizo al ver al chico casi desnudo, tumbado despreocupadamente en mi cama. El labio inferior de Cullen está rosado e inflamado, hinchado por morderlo mientras mi mamá hablaba. Los pies de mi mamá se arrastran alejándose de la puerta, y de repente, solo somos nosotros dos.
Solos otra vez.
Presiono mi espalda contra la puerta, un calor repentino sube lentamente por mi pecho y mi cuello, encontrando su hogar en mis mejillas bajo su atenta mirada. Cullen se recuesta en mi cama sobre sus codos, chupando sus viper bites entre sus dientes. Mis ojos se mueven rápidamente entre la expresión casi malévola en su rostro, las profundas hendiduras de sus abdominales, y mi diario abierto que está cerca. Cuando nuestra atención ya no está en el diario, de pronto me siento muy… desnuda, muy expuesta bajo su mirada errante.
Bueno, eso y en el hecho que traigo ropa interior color carne, húmeda que se amolda a mi tembloroso cuerpo.
"Tu mama es muy guay."
"¿Qué?"
"Quiero decir que es genial," se ríe, rodando los ojos por mi idiotez.
"Solo cierra la boca, y date la vuelta para que pueda vestirme," demando, girando mi dedo en el aire en caso que necesite una ayuda visual.
Una ayuda visual aparte del show nudista que le estoy dando en este momento.
"¿Por qué tengo que darme la vuelta? Ya estás prácticamente desnuda."
"Porque necesito quitarme mi ropa interior mojada, cara de mierda. No voy a ponerme ropa seca sobre mi ropa interior húmeda. Mi mamá verá el agua traspasando mi ropa en un segundo. No puedo escabullirme al baño del pasillo. ¿Y si vuelve a subir? Puede atraparme."
"¿Y si digo que no?"
La sonrisa engreída se hace más grande en su rostro, y juro que su cabeza crece con cada palabra que pasa por sus labios.
Y no estoy hablando de la cabeza sobre sus hombros.
Me obligo a no mirar a su polla cubierta por su bóxer mojado, pero está resultando ser difícil, sobre todo cuando tiene esa maldita V bajando y desapareciendo dentro de la ceñida tela negra. Lamo mis labios, manteniendo mis ojos fijos en los suyos.
"¿Y si dices que no? ¿Y si te rompo la cara?"
Cullen se burla, y luego se pone de pie. Trato de dar un paso hacia atrás cuando él da uno hacia adelante, pero mi espalda ya está contra la pared. No estoy segura qué es más rápido… el latido de mi corazón en mi pecho o la velocidad en que mis pezones hormiguean y se endurecen. Mi pulso se acelera con cada paso que da, hasta que finalmente está frente a mí, colocando sus manos a cada lado de mí. Muerdo mi labio y bajo la vista. La forma en la que huele es deliciosa… ridículamente deliciosa. Contengo la respiración, rogando que no me desmaye.
"¿Y si digo que no?" Repite, con voz baja y gutural, su aliento haciendo cosquillas en mi oreja.
"¿Y si tiro de esos enganches de remolque en tu labio inferior?" Respondo.
"Creo que te gusto," musita, tocando levemente mi barbilla con la punta de su dedo.
Trago grueso, atontada por el roce de la punta endurecida en mi piel. Esos dedos son delgados, pero duros, ásperos por el punteo y rasgueo de su guitarra. Estoy segura.
Cullen se ríe entre dientes, luego se aleja. Mis ojos se cierran cuando su labio inferior roza accidentalmente con mi mejilla. Inhalo profunda y silenciosamente cuando se aleja. De espaldas hacia mí, cruza los brazos y literalmente da golpecitos con su pie como el pendejo que realmente es.
Agarro un par de jeans negros y ajustados, una camiseta del armario y ropa interior seca de mi cómoda. Mantengo mi vista fija en los delgados contornos de su espalda al quitar la ropa mojada de mi cuerpo, maldiciendo el hecho de no tener mi propio baño adjunto a mi habitación. Cuando me pongo mis jeans, le digo que puede darse la vuelta.
Cullen no se ve como Cullen una vez que se da la vuelta. Hay una expresión sombría, casi tímida en su rostro. Esos músculos tensos en sus hombros están relajados… caídos, y evita mi mirada, casi como si estuviera avergonzado de sí mismo.
"Voy a bajar a distraer a Esme y a agarrar tu ropa de la secadora."
Cullen asiente, con su mano frotando distraídamente su colorido pecho. No me muevo por un minuto, cautivada por sus dedos tocando su colorida piel. Salgo de mi estupor cuando siento sus ojos sobre mí.
Ojos reticentes.
"Lo siento," murmuro, con el calor de vuelta en mis mejillas.
Mi mano se congela en mi pomo por un milisegundo. Vuelvo a echar un vistazo hacia el diario abierto sobre mi cama, preguntándome si debería agarrarlo antes de bajar. Cullen me observa, siguiendo mi mirada hacia el libro abierto.
"¿Vas a mirarlo mientras no estoy?"
Cullen sacude su cabeza, su mirada penetrante. Entonces hace una cruz sobre su corazón en su pecho tatuado. Mis dedos se mueven nerviosos, sin desear nada más que agarrar el libro y llevarlo conmigo, pero al final, lo dejo. Giro el pomo en mi mano y salgo de la habitación, dejándolo solo y con mi diario abierto.
Confío en él, pero por qué, no lo sé.
El ruido de algún tipo de música que suena espiritual me lleva a la sala. Ha empujado los muebles a un lado, y mamá se quitó su ropa de trabajo y se puso sus pantalones de chándal. Me recargo en la entrada observando como hace ejercicios de precalentamiento.
"¿Qué pasó con tu rutina matutina?" Pregunto, toda casual, como si no hubiera un chico desnudo tumbado en mi cama arriba.
"Se me hizo tarde y me perdí de mis ejercicios matutinos," explica, girando la parte superior de su torso de un lado al otro. Hace una pausa para darme una sonrisa coqueta por sobre su hombro.
"Bella, ¿quién está arriba?"
Hago un ruido que suena como algo entre un murmullo y un gruñido mientras Cooch me mira con desaprobación.
"Lo siento, ¿qué fue eso?"
"Cullen," refunfuño, y luego suspiro.
"¿Cullen?
¿El chico del internet?
¿El chico de la banda?
¿El chico ardiente?
¿El chico de la malteada?"
Mi mamá ya no está haciendo su precalentamiento. Me mira con una sonrisa tonta en su rostro, y estrellas en sus ojos.
"Jesús, mamá. No es tan excitante como tu mente lo está imaginando en este momento, puedo asegurártelo. Mi camioneta se descompuso, y me dio un aventón. Eso es todo. Todavía lo odio."
"¿Y todavía crees que él te odia?"
Abro mi boca para responder, pero de repente no estoy tan segura. Por primera vez desde que desperdicié mi malteada sobre su cabeza en la cafetería, no estoy segura de sus intenciones. Es el casi beso el que lo hizo, y ese casi beso hizo resurgir eventos simples y tontos en mi mente… probablemente eventos sin importancia.
"Ya no camines sola por la carretera. Hay osos en el bosque. Es peligroso caminar a solas por la carretera."
"Tú también remueves algo en mí."
"Seré delicado. La trataré como si fuera mía."
"Me gusta cuando me llamas Edward."
"Oh, Dios mío," susurro.
Mamá sonríe con suficiencia desde donde está ahora arrodillada. El tapete de yoga color rosa fuerte que usa hace ruidos al despegarse cuando lo desenrolla sobre el piso de madera.
"Supongo que finalmente te estás dando cuenta que le gustas al chico, ¿eh?" Pregunta, soltando una risita al final.
"No. No, no, no," murmuro una y otra vez, sacudiendo mi cabeza. "Las cosas malas… las cosas malas que ha dicho y hecho… eso sobrepasa lo bueno."
"Cielo, traté de decírtelo. El chico probablemente no sabe cómo reaccionar a lo que está sintiendo por ti, así que recurre a lo que es natural en él—actuar como un cretino. Imagino que tal vez tiene problemas relacionados con su madre—sí, definitivamente problemas con su madre. Eso o solo es un idiota."
" Wow, doctora Platt," murmuro con sarcasmo, "¿Cuánto por el análisis de personalidad y el examen psiquiátrico?"
"El primero es sin costo."
Mamá me lanza un guiño y presiona el botón de reproducir en el control remoto. Una vista serena de la ladera de una montaña con una cascada llena la pantalla de la televisión, extendiéndose por todas las setenta pulgadas y algo más de gloriosa pantalla panorámica. Soy prácticamente invisible cuando mamá se concentra en la criatura sensual con la flexibilidad de un contorsionista callejero, inclinándose o alguna mierda de esas en la televisión.
"Solo voy a agarrar un par de bebidas, ¿está bien?"
"Sí, sí, sí," dice, despidiéndome agitando su mano de forma extraña antes de saludar al sol o algo así. "Solo asegúrate de traer a mi futuro yerno a conocerme antes de que se vaya."
Posiblemente vomito un poco en mi boca, y luego le muestro el dedo medio. No me ve, por suerte, al concentrarse en ser lo más parecida a un gato como le es posible. Agarro un par de Cocas antes de sacar la ropa de Cullen con aroma a detergente para sábanas de la secadora, solo para no ser una total mentirosa.
Cullen está parado junto a la ventana de mi recámara cuando regreso. La puerta hace un suave ruidito detrás de mí, pero no se vuelve. Mis hombros se relajan por el alivio cuando veo el diario sobre mi cama al parecer sin tocar.
"Jasper es un buen tipo, ¿sabes?"
La voz de Cullen suena malhumorada… que está perdido en sus pensamientos, recordándome la forma en que habló sobre su madre dentro de su coche en la entrada de mi casa. Dejo su ropa seca en la cama, y luego me acerco lentamente a él, tocando con mis dedos la condensación de las resbaladizas Cocas heladas. Las coloco con cuidado en el escritorio cerca de la ventana, para luego estirar la mano vacilante y tocar su espalda. Lo atraviesa un escalofrío, desde sus pies hasta sus hombros. Cierra sus puños a sus costados, y lentamente retiro de su piel las puntas de mis dedos cubiertos con agua, dejando gotas en su espalda. Se deslizan por su piel a un paso lánguido, para luego desaparecer dentro de la tela de su bóxer. Me siento como una mujerzuela porque lo único que pasa por mi mente es la sensación de su piel debajo de mi lengua cuando imagino seguir ese rastro húmedo de agua por su espalda plagada de tinta.
"Tú también eres un buen tipo, cuando quieres serlo."
Cullen suelta una risita, y luego agacha la cabeza. Apenas puedo ver el perfil de su rostro cuando me asomo alrededor de su hombro. La expresión que porta es casi dolida—pensativa y dolida.
"No soy un tipo amable."
"Me advertiste sobre los osos," le recuerdo con una sonrisa. "Me viste varada hoy y ofreciste ayudarme. Podrías haberme dejado sola en la lluvia."
Cullen vuelve su cabeza, dándome una mirada de soslayo.
"Nunca te dejaría varada sola en la lluvia."
Cullen se vuelve nuevamente hacia la ventana antes de poder ver mi reacción. Es ridículo cómo me derriten sus palabras… bueno, a Cooch y a mí. La perra suelta un suspiro de ensueño y luego se le queda mirando con ingenuo asombro. Mi corazón galopa en mi pecho, y hay una sonrisa en mi rostro. Estiro mi mano hacia él, una vez más rozando su espalda con mis dedos, pero él se aleja de mí.
Hay una punzada de dolor que viaja desde el centro de mi pecho. Da vueltas alrededor de mi corazón, cortando el duro órgano en indiferentes jirones. Mis dedos pausan en el aire, a centímetros de su piel. Cierro mi puño, apretándolo, luego dejo caer mi mano a mi costado.
"La mamá de Jasper es una adicta," Cullen me dice, colocando una mano en el marco de mi ventana y se recarga en ella mientras habla. "Todo el tiempo está drogada. Su padre se fue cuando él todavía estaba en pañales. El tipo prácticamente vive conmigo cuando su mamá no está en casa. Cuando ella está en casa, él está limpiando su orina y su vómito. El chico ha tenido una vida difícil, ¿sabes?"
"Eso apesta," le dije, todavía herida por su rechazo, pero ahora sintiendo un nuevo tipo de dolor. "Jasper siempre se ve muy… feliz."
"Le gustas," suelta, elevando sus ojos y mirándome por sobre su hombro. "La primera vez que te vio… en la cafetería, te pidió para él… dijo que iba a hacerte su chica." Cullen lame sus labios al volver enfocarse en la ventana. "Lo he visto pasar por un infierno estos últimos años. El chico merece algo de felicidad."
"¿Quieres que salga con Jasper?"
Cullen no responde. Esos puños suyos se relajan por un segundo, luego estira sus dedos mientras mira al camino desierto frente a mi casa.
De pronto, me siento totalmente ridícula. Las palabras de mi madre y mis propios pensamientos me engañaron. Empezaba a creer que le gustaba a Cullen, pero no; él está tratando de hacerle un favor a su amigo, y ligarlo conmigo.
¿Ten cuidado con los osos? Sí, no quiere que se coman a la potencial novia de su mejor amigo.
¿Removiendo algo dentro de él? Probablemente repulsión. Estoy segura que odia la idea de alguien que obviamente detesta, saliendo con su mejor amigo.
Le gusta cuando lo llamo Edward. Sí, esa todavía no la entiendo.
"¿Por qué te estás riendo?" Pregunta, ahora frente a mí.
Limpio las lágrimas por la risa de mis ojos, sonriendo al ver su rostro irritado. Se me escapa otra risita nerviosa al atorarse en mi garganta, y rompe el tenso silencio. Sacudo mi cabeza, luego me dejo caer en mi cama, de espaldas a la puerta de mi recámara.
"Me estoy riendo porque soy una idiota." La risa muere, remplazada con un suspiro cansado. "Vístete, Edward. Tengo tarea qué hacer."
Edward da unos cuantos pasos hacia la cama. Bajo la mirada, y mi corazón revolotea en mi pecho cuando toma un mechón de mi pelo entre sus dedos. Está metido detrás de mi oreja, atrapado en el pequeño espacio con la suave caricia de sus dedos.
"Me gusta cuando me llamas Edward."
Su voz susurra.
Frágil.
"Lo sé."
Pero no sé por qué.
Todavía no puedo mirarlo. De hecho, no levanto la vista hasta que esos abdominales definidos y esa V pronunciada ya no están a la vista. Cuando miro hacia arriba, inhalo profundamente entre mis dientes.
Mierda. El espejo de mi tocador… ¿por qué no me di cuenta antes que estaba ahí? ¿Me vio él… desnuda?
Edward me mira a los ojos en el espejo. El reflejo me devuelve la mirada, sombrío y malhumorado. Edward engancha sus pulgares en la cintura de su bóxer, que se aferra a su piel debajo de sus caderas. El espejo me da una vista perfecta de la tela que empezaba a secarse mientras la desliza lentamente por los apretados músculos de sus muslos. Mis dientes perforan mi labio inferior cuando se atora en su polla, pero él lo baja. Mis ojos se cierran, pero me sorprendo abriéndolos de nuevo, con demasiada curiosidad como para no mirar.
"¿Te gusta lo que ves?"
Mis ojos salen disparados del bóxer a sus pies hacia los iris oscurecidos de sus ojos. Hay una tentativa sonrisa engreída en su rostro, pero no se desarrolla por completo. No como normalmente lo hace.
"¿Te gustó lo que viste?" Replico, levantando una ceja.
Edward se queda callado por un momento. Agarra los jeans que saqué de la secadora, bloqueando momentáneamente mi vista de su polla semi erecta. Cooch suspira decepcionada, apoyándose en sus codos imaginarios esperando a que deje caer la tela de su vista.
"Tu cuerpo está bien." Se encoge de hombros, apartando sus ojos de los míos.
Sujeto el edredón entre mis dedos mientras Cooch se regodea. Mi estómago da vueltas, practicando saltos mortales.
"Pensé que estaba demasiado flaca y fea," le recuerdo.
"No hay nada feo en ti. Tus tetas son increíbles, y tu trasero es perfecto."
Muero por un segundo. Juro que lo hago. Mis dedos índices se abren paso a mis oídos, y los sacudo por un segundo porque tengo que estar escuchando cosas. La perra de Cooch me abofetea. La muy puta. Pero ni eso me devuelve los sentidos. Joder, tengo que estar soñando.
"¿Acabas de halagar mis tetas y mi trasero?"
"No dejes que se te vaya a la cabeza. Mis estándares no soy muy altos."
Edward se ríe cuando ve mi mirada furiosa, luego baja los jeans para pasarlos por sus piernas. Mis ojos se centran en el reflejo de su polla en el espejo. Quiero darme la vuelta, pero a estas alturas tengo miedo de lo que haré. No puedo confiar en Cooch, la zorra. Ahora está confabulada con mi boca. Las dos están babeando simultáneamente.
"Limpia tu labio inferior," bromea, luego pausa antes de subir la tela desgastada por sobre sus muslos. "¿Por qué miras con tanta intensidad? Vas a hacer que me acompleje."
"Yo solo…" Toso. "Yo, uh, nunca he visto uno tan grande. ¿Eso es… eso es normal?"
"No lo sé, Bella," dice con una carcajada, pasando los dedos por su desordenado cabello. "Nunca he andado por ahí pidiendo comparar pollas con alguien más."
"¿Qué es eso que tiene?"
Los ojos de Edward se abren mucho por el pánico, sus jeans están completamente abiertos mientras inspecciona su polla. Trago en seco, cautivada por la forma en que envuelve su mano en torno a la base. Se endurece y crece en su mano, y siento lástima por quien sea a la que le meta esa cosa.
Bueno, lástima y extremadamente celosa.
"¿Qué cosa?"
"Esa cosa en la punta. Jesús, no puedo darme la vuelta y mostrarte. Esto ya es lo bastante incómodo."
"Sí, será mejor que no te des la vuelta." Sonríe engreído. "Los objetos en ese espejo son más pequeños de lo que parecen."
Dulce madre de los pajaritos bonitos. Si se hace más grande, va a atravesar mi nuca.
"¿Esto?" Pregunta, tocando algo brillante cerca de la cabeza de su hinchada polla. "Es un piercing Apadravya."
"¿Para qué querrías un piercing en tu pene? ¿No dolió eso?"
Edward suelta una risita, mientras vuelve a subir sus jeans. Cooch gruñe, cuando su perforado pene maravilla ya no está a la vista, ahora oculto detrás de una capa delgada de mezclilla deslavada. El sonido de su cierre es una decepción.
"Joder sí, duele. Pero disfruto del dolor casi tanto como del placer."
El cuerpo me hormiguea por sus palabras. Mi labio inferior encuentra el camino entre mis dientes cuando imagino el dolor que debe haber sentido durante las múltiples perforaciones que tiene en su cuerpo: orejas, pezones, labio inferior… su polla. Casi me desmayo cuando mi mamá me llevó a Walmart a que me perforaran las orejas. Después de todo, tenía cuatro años.
"Te verías bien con un piercing Nefertiti," dice, la risa ya había desaparecido, remplazada por una mirada oscura y una sonrisa siniestra.
"¿Qué es un piercing Nefertiti?"
"Búscalo en Google cuando puedas," me dice, deslizando su camiseta por encima de su cabeza.
~c00ch~
Una vez que Cullen está vestido, me sigue abajo. Está tan cerca que puedo escuchar cada suave exhalación. Mi mente sigue evocando las persistentes imágenes de él desnudo en mi recámara.
No puedo creer que vi su polla.
"¿Tal vez deberías mantener lo que pasó entre nosotros?" Murmura, apretando mi codo y soltado entonces mi brazo. Pasa los dedos por su pelo y evita verme a los ojos. "No es como si lo hubiera disfrutado."
"Lo que digas, Cullen."
Con sus labios apretados con fuerza en una línea recta me sigue a la sala. Mamá está terminando sus ejercicios. Ha recogido su cabello castaño rojizo en un moño flojo en su nuca, y tiene gotas de sudor en su frente. Esa irritante música desaparece cuando presiona el botón de pausa en su control remoto. Cuando se da la vuelta, se queda inmóvil cuando sus ojos quedan fijos en el chico parado detrás de mí.
"Cullen, Esme. Esme, Cullen."
Una suave sonrisa se abre paso en sus labios. Da unos cuantos pasos hacia el frente y le ofrece su mano. Cullen la toma de forma educada y le da un pequeño apretón.
"Un placer conocerla, señora Platt."
"No señora, querido. A diferencia de mi hija, todavía no he conocido al señor Correcto. Y puedes llamarme Esme."
Mi rostro arde por sus palabras. Gimo mientras ella le sonríe a su figura alta y desgarbada. Cullen la suelta, para luego meter las manos en sus jeans. Se mece hacia atrás sobre sus talones dándole una sonrisa relajada.
"He escuchado mucho sobre ti," empieza a decir ella, ignorando mis ojos como platos.
"Cosas buenas, espero," comenta él, mirando de soslayo mi rostro fruncido.
"Bella me dice que su camioneta se descompuso hoy. Gracias por traerla a casa."
"No hay problema." Él se encoge de hombros. "Cuando me vaya, iré a casa y pediré prestada la camioneta de mi papá. Él tiene todo tipo de herramientas en su caja. Puedo arreglar la camioneta de Bella, si quiere."
"Eso sería estupendo." Mamá suspira. "Tenemos que deshacernos de La Bestia. Creo que ya ha corrido su carrera."
"Mamá," gimo. "Sabes que amo mi camioneta."
"Es un accidente esperando a ocurrir," gruñe Cullen. "Necesitas algo más seguro en la carretera."
"Eso es muy dulce de tu parte… preocuparte por la seguridad de Bella," murmura mamá, desviando sus ojos hacia mí deliberadamente.
Pongo los ojos en blanco al ver la expresión soñadora en el rostro de mamá. Las mejillas de Cullen están rosadas, y es una distracción, considerando que rara vez se ve avergonzado por algo que diga o haga.
"Mi papá es dueño de una concesionaria de coches en Seattle," Cullen le dice. "Tal vez debería pasar y echar un vistazo un día de estos."
Mamá le sonríe, subiendo y bajando su traidora cabeza. "Tal vez lo haga."
Creo que ya se imaginan qué pasará ahora, estamos cada vez más cerca del prólogo. Y bueno, sigue el estira y afloja entre estos dos, pero ahora sabemos que en interés de Jasper parece ser genuino y un problema para que estos dos terminen juntos, es evidente que aunque Cullen siente algo por Bella, también quiere que su amigo tenga algo de felicidad, considerando que Jasper también la ha pasando difícil, pero… ¿no sería mejor que tomaran en cuenta qué quiere Bella? ¡Hombres! Por lo pronto, la Cooch se quedó aún más caliente cuando le presentaron lo que tanto desea. Sin duda, ahora estará más resuelta a conseguirlo , ¿no creen? Jejeje. Espero que hayan disfrutado del capítulo y como siempre, estaré esperando sus reviews para saber qué les pareció y leer pronto el siguiente ;) No olviden que sus reviews es el único pago que recibimos por hacer esto para su diversión.
Muchas gracias a quienes dejaron su review en el capítulo anterior: Shikara65, kryzpollito, kaja0507, Missannie L, Freedom2604, miop, aliceforever85, bealnum, PRISOL, Paola Lightwood, Vianey Cullen, mrs puff, somas, Leah De Call, Car Cullen Stewart Pattinson, NaNYs SANZ, Isis Janet, Lizdayanna, Aidee Bells, Mapi, Manligrez, NarMaVeg, Sully YM, AnnieOR, tulgarita, Lady Grigori, ClaryFlynn98, MajoRed, Maryluna, Tata XOXO, Mio1973, JessMel4, Edith, Ali-Lu Kuran Hale, Liz Vidal, saraipineda44, Lectora de Fics, Mafer, EriCastelo, glow0718, y algunos anónimos. Saludos y nos leemos en el siguiente capi que espero sea muy pronto.
