La princesa de la noche se acercó maternalmente al confundido y joven ninja, quien lentamente bajaba sus armas.

La princesa miró el reflejo en el espejo y comprendió su confusión.

—Es normal que extrañes tu hogar, y al mismo tiempo te sientas en casa en Ponyville—le dijo Luna a Leonardo.

Leo guardó sus katanas tras su caparazón y también vio el espejo.

—Sé que mis hermanos me necesitan—se abrió Leo con Luna—. O tal vez... Yo los necesito más de lo que ellos a mí.

—¿Qué te hace pensar eso?—le preguntó la princesa alicornio.

Leo caminó lejos del espejo, seguido por la princesa Luna, quien construyó un apacible camino con su magia.

—Antes de llegar a esta dimensión—comenzó Leo—, mis hermanos platicaban sobre sus planes a futuro. Sobre lo que harían con sus vidas una vez que hayamos detenido a Destructor y sus secuaces de una vez por todas. Eso me hizo ver que, yo, no sé qué haré con mi vida.

La princesa Luna hizo aparecer el estanque donde entró Leo al mundo de Equestria, ambos vieron el reflejo del agua. En vez de sus reflejos, el estanque mostraba la Ciudad de Nueva York vista desde arriba, enfocándose en los sueños realizados de los hermanos de Leo: Mikey como un artista famoso, Donnie como un genio científico casado con Abril, y Rafa como un gran luchador.

—Siempre pensé que mis hermanos y yo estaríamos juntos por el resto de nuestras vidas. Nunca creí que, hubieran pensado en separarse del grupo y hacer sus vidas. Supongo que no soy tan indispensable para ellos.—confesó Leo.

La princesa Luna le sonrió maternalmente.

—¿Sólo porque tus hermanos compartieron sus metas, crees que quieren separarse de ti?—le preguntó la princesa.

Acto seguido, Luna tocó el agua del estanque con su cuerno, y mostró un reflejo más conocido para Leo. Eran sus memorias, todas las que él tenía con sus hermanos desde que eran pequeñas tortugas.

—Tus hermanos y tú son un equipo muy fuerte. No importa que tan diferentes sean entre ustedes, o cuantas veces lleguen a sacarse de quicio, saben que pueden contar el uno con el otro.

Leo comenzaba a sonreír a las memorias del estanque.

—Es muy sano que tus hermanos piensen en superarse de manera individual—continuó Luna—. Si te digo la verdad, las metas que te dijeron, no son exactamente lo que ellos quieren ser.

Leo se apartó del estanque y miró a la princesa a los ojos, confundido.

—Pero, ¡Ellos se oían muy seguros de sí mismos!

La princesa Luna sonrió.

—Miguel Ángel adora las artes—le dijo Luna a Leo—, pero también es un aficionado a los deportes extremos y a la comedia. Sin embargo, tiene miedo al fracaso; aunque parezca que se toma las cosas con calma, siente inseguridad de que nadie lo tome en serio. Donatello no sólo tiene pasión por la ciencia, en el fondo, desea seguir practicando el bajo e incursionar en la música. Además, sufre por su amor por la chica humana; sabe que lo suyo quedará como una amistad, y teme estar solo el resto de su vida. Y Rafael, en realidad no quiere ser un luchador. Lo dijo sólo por decir. Él admira al departamento de bomberos de su ciudad. Busca encontrar su lugar, ayudando y protegiendo a quien lo necesite. Es muy consciente de su origen en la tienda de mascotas y le encantaría rescatar a los animales de las calles y encontrarles un hogar. Pero él ha construido una gran coraza en su interior, que le impide mostrar sus sentimientos.

Leo se quedó boquiabierto, no tenía idea de todos los temores de sus hermanos.

—Sin embargo—dijo Luna—, los tres concuerdan, en que cada vez que sientan que sus temores los invaden, hay una tortuga con la que pueden sentirse tranquilos.

Inmediatamente, el estanque mostró todas las veces en que Mikey, Donnie y Rafa se acercaban a Leo. Sin decir nada, los hermanos lucían más confiados y seguros estando cerca de Leo.

El estanque dejó de mostrar las memorias de la tortuga ninja.

—Proyectas en ellos más confianza de la que crees—le dijo Luna—. Cada noche que salen a luchar por un mundo donde sientan que pueden pertenecer, los motivas a ser la mejor versión de ellos mismos. Tal vez no te lo digan, pero eres tú quien les quita el miedo al futuro y los inspira a expandir sus horizontes y descubrir el lugar donde deben estar.

Leo se sintió halagado, pero todavía estaba inquieto. Luna reconoció sus sentimientos.

—No obstante, parece ser que tú ya encontraste un lugar al que perteneces.

La princesa de los sueños volvió a utilizar su magia y se transportó junto con Leo al centro de Ponyville. La tortuga ninja miró a su alrededor y sonrió. Todos se veían alegres y tranquilos. Las ponies que conoció reían y charlaban entre ellas. Las Cutie Mark Crusaders jugaban junto con Spike. Y Twilight se acercaba a Leo y la princesa Luna.

Leo se ruborizó y saludó a Twilight, pero ella los pasó de largo y se reunió con sus amigas. Esto hizo que Leo se sintiera triste.

—Sabes que seguimos en tu sueño. ¿Verdad?—le preguntó Luna.

—Es sólo que—dijo Leo—, siento que no es correcto que me haya enamorado de ella. Pero no puedo evitarlo. Es hermosa, inteligente, valiente, fuerte, leal, divertida, generosa. Pero yo soy una tortuga mutante y ella es una princesa. ¡Caray! ¡Incluso en este mundo existen las tortugas de mi especie! ¡¿Sería muy raro para ella enamorarse de alguien como yo?!

Leo caminó frustrado por la plaza, pero se detuvo al ver que estaba frente al castillo de Twilight.

—Además, lo nuestro no podría funcionar—suspiró Leo, cruzándose de brazos—. Yo debo volver con mis hermanos y mi Sensei. Mi lugar está en Nueva York y el de ella aquí.

—Lo dices como si quisieras convencerte—observó la princesa Luna.

Leo volteó a verla. Luna lo llevó al portal que estaba construyendo junto con las ponies, ya casi estaba terminado.

—No puedes obligar a tu corazón a negar el amor. Si sientes una conexión especial con Twilight, tal vez te esté indicando tu lugar en el mundo.

—¡Pero no puedo quedarme!—se asustó Leo—¡Mis hermanos creerán que los abandoné! ¡Y Splinter! ¡Además, Destructor aún no ha sido derrotado! ¡Podría atacar en cualquier momento!

—No puedes pensar por tus hermanos o por tu maestro, Leo, ¡Ni mucho menos por Destructor!—le dijo Luna con una voz tranquila y serena—. No puedes controlar lo que sucederá en el futuro, pero puedes hacer mucho con tu presente. Tu familia aceptará cualquier decisión que tomes, porque saben que sin importar la distancia, tú jamás los abandonarás, y serás feliz. Además, has causado un impacto positivo en la vida de Twilight desde que llegaste.

El portal de pronto mostró a Twilight y a Leo en su forma de alicornio, conviviendo, usando magia y riendo. Leo se ruborizó y sintió latir su corazón muy fuerte.

—Al igual que tus hermanos, quienes deben de construir su futuro, tú también debes hacerlo, pero no significa que lo tengas que hacer en tu dimensión de origen.

—Quieres decir—pensó Leo en voz alta—. ¿Que era mi destino llegar a Ponyville?

Luna simplemente sonrió y proyectó en el techo una bóveda celeste, con miles de constelaciones.

—Nuestro destino no siempre está escrito en las estrellas, Leonardo—le dijo Luna—. Son nuestras acciones y decisiones las que lo forjan.

Diciendo esto, Luna usó su magia para alinear dos estrellas y así, conectar un largo camino de luceros.

Luna voló hacia las estrellas y se acercó a la luna. Antes de irse, se dirigió a Leo por última vez.

—El tiempo sigue corriendo, Hamato Leonardo. Y tú no eres el único que puede usar el portal para regresar a tu mundo.

Luna desapareció con su última advertencia. Leo escuchó una malvada sonrisa provenir del portal que tenía enfrente. Miles de kraangs entraron por él y comenzaron a destruir todo a su paso. Los mutantes de Destructor también cruzaron y aterrorizaron a los ponies de Equestria.

De pronto, un gigantesco Destructor atrapó a la princesa Twilight entre sus manos.

—¡¡¡NOOOOOOO!!!—gritó Leo.


Asustado, con la respiración agitada y sudando frío, Leo despertó en la cama que Spike le había prestado para descansar. Eran las 9 de la noche y Spike roncaba sobre una gran almohada en el otro lado de la habitación.

Leo se inspeccionó, era un alicornio. Todo había sido tan sólo un sueño. ¿O no?

Discretamente, Leo salió de la habitación y trotó velozmente hacia la sala del portal.

Aún estaba incompleto e inactivo. Leo suspiró aliviado. De pronto, vio un libro abierto sobre un estante y se acercó a inspeccionarlo.

Horas después, Twilight se despertó al notar una luz encendida por el pasillo. Eran ya las doce de la noche. ¿Quién podría estar despierto ahora?

Sigilosamente, Twilight se asomó a la sala del portal.

—¿Qué sucede?

Leo volteó asustado. Se impresionó al ver a la princesa Twilight, asomándose por la puerta.

—Creí que descansarías toda la noche—le confesó Twilight, bostezando.

—Lo hice en el día—le contestó Leo—. Solamente tuve una... pesadilla.

Twilight se acercó a Leo y observó el libro que estaba leyendo. Tenía la imagen de la temible Nightmare Moon.

—¿La princesa Luna te visitó en sueños?—se sorprendió Twilight.

Leo no dijo nada. Se quedó mirando la página con una mirada de angustia.

—Muchos de tus amigos antes fueron tus enemigos—dijo Leo.—Dime ¿Cómo encontraste el perdón en ellos, a tal grado que ahora confías en ellos?

Twilight sonrió.

—No todos nacen malos, Leo—le explicó la princesa—. Algunos ponies sólo están confundidos, faltos de amor, llenos de miedo. Mis amigas y yo nos hemos enfrentado a muchos peligros, pero eso no significa que hayamos derrotado a nuestros enemigos.

Leo la miró confundida.

—Mientras tus acciones se rijan por los valores de la generosidad, la amabilidad, lealtad, honestidad y veas el lado positivo en cualquier situación, la magia de la amistad te ayudará a ti, y a quienes te rodeen, a encontrar la luz en su vida, y el valor para seguir adelante.

Leo pensó en las palabras de la sabia princesa, y sonrió.

—Tiene usted toda la razón, alteza.

Leo miró al portal y suspiró cansado.

—Como dormí todo el día, no sé si pueda dormir el resto de la noche—confesó Leo.

Twilight voló sobre una repisa y tomó un libro.

—Antes yo solía tener insomnio por tanto estudio. Hasta que encontré este libro.

Leo tomó el libro con su magia y leyó el título en voz alta.

—¿"Hechizos de Morfeo para el sueño profundo, volumen cinco"?

—Te aseguro que no pasas de la primera página—bromeó Twilight.

Ambos rieron y salieron de la sala, pero antes, Twilight miró del portal a Leo y viceversa, y sospechó de los sentimientos del alicornio. Y dudó sobre sus propios sentimientos.

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—¿Ya está listo tu detector Donnie?—preguntó Mikey.

—Creo que... ya ¡Listo!—celebró Donnie.

—No nos precipitemos—le dijo Rafael—. Deberías de hacer una prueba para comprobar que tu invento funciona.

—Por favor—se jactó Donnie—¿Cuándo ha fallado alguno de mis inventos?

—Pues el portal se hizo con varios de esos, Donnie—observó Mikey.

—Esto es serio—dijo Rafa—. Sólo tendremos una oportunidad para obtener los cristales que necesitamos para traer a Leo de vuelta a casa.

Donnie asintió y preparó una prueba para su detector de cristales.

Pero algo salió mal, y su invento estalló.

—¡¡RAYOS!!—se quejó Donnie.

—¿QUÉ SUCEDE?—se asomó el Maestro Splinter.

—Nada Sensei—se apresuró Rafa—. Sólo un proyecto de Donnie. Aún necesita trabajar en ello.

—Puede trabajar en su proyecto mañana, ya es tarde y es hora de dormir.

—Hai, Sensei—dijeron las tortugas al unísono.

Las tortugas se dirigieron a sus habitaciones.

—¿Y ahora qué?—preguntó Mikey en un susurro.

—El detector falló y pronto tendremos que ir a buscar los diamantes. Sólo tenemos una oportunidad y la única forma de encontrarlos se ha ido—dijo Donnie en un tono derrotista.

De pronto, Mikey empujó a sus hermanos dentro de su habitación y cerró la puerta detrás de él.

—¡No! ¡No voy a permitirlo!—les dijo a sus hermanos en un tono serio.

Donnie y Rafa lo miraban confundido.

—¡No vamos a rendirnos estando tan cerca de regresar a Leo a casa!—afirmó Mikey.

—Pero, aún con todo el equipo de rastreo que podamos conseguir en las siguientes 24 horas, nos tomaría días encontrar el lugar exacto en donde se ocultan los cristales—calculó Donnie.

—Sin mencionar que no sabemos la clase de peligros a los que tengamos que enfrentarnos al llegar a ese punto. Esos cristales también son como un imán de problemas. No olvides que en el pasado nos enfrentamos a los Triceraton para obtenerlos.

Entonces, a Mikey se le ocurrió una idea.

—Es obvio que necesitaremos ayuda, y creo que conocemos a los mutantes indicados para ayudarnos.

Donnie y Rafa se miraron confundidos, hasta que empezaron a tener la misma idea que su hermano.

—No. No, no, no, no, no. No estarás hablando de...

—Bebop y Rocksteady—asintió Mikey.

—¡¿Estás loco?!—le regañó Rafa—¡¿Esos tontos cómo van a ayudarnos?!

—Bebop es el mejor rastreador mutante. Y Rocksteady es fuerte, podría no sólo ayudarnos a pelear, sino también a extraer los cristales—. Razonó Mikey.

Donnie asintió lentamente con la cabeza.

—Debo admitir, que Mikey tiene un buen punto, Rafa—asintió Donnie.

—Además, desde que luchamos contra los Triceraton, se volvieron de nuestro lado, convirtiéndose en aliados—recordó Mikey.

—¡Es una terrible idea, Mikey!—se enfadó Rafa.

—¡TENEMOS EL TIEMPO ENCIMA Y NO NOS QUEDAN MUCHAS OPCIONES! ¡¿SE TE OCURRE UNA MEJOR IDEA?!—Mikey retó a Rafa como nunca antes lo había hecho en su vida.

Rafa le sostuvo la mirada a los ojos, pero la verdad, no se le ocurría un mejor plan.

—Está bien—suspiró Rafa—. Partiremos temprano. Junto con Abril y Casey, iremos a reclutar a los mutantes para ayudarnos.

—Sólo espero que esto no nos explote luego en la cara—rezó Donnie.

¡HOLAAAAA! ¡Ya volví! Lamento la tardanza. Se acercan mediados de semestre y con ello el doble de trabajo. Pero no se preocupen, historia que comienzo, historia que termino.

Espero que estén disfrutando de este fic tanto como yo.

¡Cuídense mucho!