Star Wars y sus personajes no son propiedad mía sino de Lucas Films y Disney, lo único de mi intelecto es la historia aquí presentada.


Ahch-To era un planeta boscoso en su mayoría, habían pasado días desde que Gray huyó de la protección de la Republica Cosmos y lo único que podía hacer para despejar sus ideas de arrepentimiento y culpa era admirar el paisaje que tenía enfrente.

El universo era basto y había planetas de todos colores inimaginables, Gray intentaba concentrarse en cada uno de ellos, intentando adivinar que recursos solventaban la vida que había ahí. En Ahch-To era distinto, a pesar de tener una gran diversidad, había poca vida ahí, y parecían convivir muy bien con la naturaleza, cuya luz y oscuridad eran fuertes aunque equilibradas.

Tardó un poco en encontrar un lugar poblado donde pudiese aterrizar la nave, el Shadow Man era una nave ligera, pero las cumbres donde se veía población eran demasiado empinadas para ésta, por lo que tuvo que elegir un lugar apartado y optó por caminar.

Al hacerlo, aves de simpáticos rostros le miraban recelosos, y algo en su interior le dijo que su nombre era Porg.

Avanzó hacia las chozas viendo una flora y fauna desconocida, el lugar era agradable aunque templado, agradeció que dentro de la nave Ezra dejara una capa de color claro esperando por él.

Cuando por fin llegó a la zona donde seres de grandes ojos convivían, descubrió que tendría una gran dificultad por delante, no entendía su idioma. Él conocía unos cuantos, pero ese era nuevo para él, mierda, en todo el tiempo que estuvo curioseando en la nave no había visto algún traductor o algo de ayuda.

Los seres al ver que su comunicación era nula, lo hicieron sentarse en una piedra mientras varias criaturas se alejaban del lugar. Mientras esperaban, Gray agradeció que sus anfitriones fuesen amables, porque al parecer iban a ir en búsqueda de algún traductor, y mientras le ofrecían comidas y bebidas autóctonas de ahí.

Optó por comer un pescado que era lo que más le pareció familiar, y aunque no combinase, decidió acompañarlo con un poco de leche azul, era lo único que le daba confianza para comer sin intoxicarse, esas criaturas parecían agradables, pero puede que su resistencia a algo toxico fuese diferente, y no quería correr ningún tipo de riesgo.

Admiró las chozas de piedra hasta que vio como una mujer humana de aproximadamente treinta años se acercaba a él.

— ¿Un nuevo visitante? ¿Qué te trae por aquí? — Preguntó, y él agradeció escuchar algo más que solo graznidos.

Gray se levantó de la pequeña mesa improvisada que le tendieron, luego aclaró su voz.

— Mi nombre es Gray, vengo de parte de la República Cosmos, tengo la misión de buscar textos Jedi que involucren reencarnación o resurrección humana. — Dijo intentando recordar lo que le había explicado Wynnet.

La mujer rápidamente le tradujo a la lideresa de aquellas criaturas. Ésta sólo graznó en respuesta.

— Has hecho un viaje en vano forastero — Le dijo la mujer — Los textos Jedis de aquí se perdieron en un incendio hace décadas, no queda nada que pueda ayudarte en tu búsqueda.

Gray se sintió decepcionado, ni siquiera en una búsqueda podía ser útil.

— Pero puedes quedarte aquí — Ofreció la mujer — Descansa, come, y si bien no hay libros, las paredes a veces hablan ¿Sabes? Puedes investigar de una forma alternativa si es que eres sensible a la fuerza.

— Gracias — Le dijo — Sí lo soy.

La mujer sonrió.

— Mi nombre es Athyaá — Se presentó — ¿Te he escuchado antes? Tu voz me parece conocida.

Gray comenzó a ponerse nervioso, incluso con casco ¿También debía de cuidar su voz además de su rostro?

— No lo sé, he vivido en varios planetas, mi familia pertenece a los fundadores de la Republica Cosmos, por lo que la convivencia con desconocidos fue algo con lo que traté desde infante.

— Así que así se llama ahora — Dijo para sus adentros ella — Perdóname, no nos conocemos de ahí, yo he estado aquí antes de que la nueva república tuviese nombre, estoy desactualizada de lo que ha pasado en el exterior. No… te conozco de otro lado, ¿Tienes alguna pertenencia tuya que pueda ver?

Gray revisó sus bolsillos, no tenía nada, cuando se embarcó en el viaje hacía el origen del mensaje, nunca pensó que sería su despedida del todo. No tenía nada salvo el holograma que le dio Ezra, al sentirlo, sintió como casi le quemaban las manos.

Por inercia lo sacó y se lo tendió a la mujer.

Athyaá lo tomó y entonces lo activó. Al ver a la mujer en la palma de su mano, su gesto se enterneció.

— Así que eres tú, el bebé de Naboo — Dijo mientras apagaba el holograma, Gray no podía creer lo que estaba escuchando ¿Naboo?

— ¿Disculpe?

— Por supuesto que no me recuerdas, eras un recién nacido. Cuando tenía doce años te encontré en medio del bosque cuando te escuché llorar, eras tan pequeño y frágil, te cuidé por un par de días, eras un bebé muy inquieto. Después apareció esta chica, e inmediatamente supe que tenía alguna relación contigo, apenas estuviste en sus brazos dejaste de llorar y dormiste como nunca lo habías hecho conmigo.

— ¿Rey? — Preguntó aturdido, estaba escuchando algo que nunca creyó escuchar.

— Así que así se llamaba — Dedujo Athyaá — Nunca nos presentamos, ella estaba demasiado aturdida viéndote, parecía que estaba a nada de llorar o tener una crisis emocional, personalmente me preocupé, si ya te había perdido una vez, tal vez pudiese hacerlo de nuevo. Pero mi madre me obligó a ser fuerte y separarme de ti, lo único bueno que los dejó la chica, Rey, fue que nos recomendó este planeta para vivir. Mis habilidades con la fuerza se especializan en ruidos, escucho muchos de todos los seres vivos, y eso físicamente me pone mal cuando estoy en lugares concurridos, es por eso que mi madre y yo nos tuvimos que aislar aquí.

— ¿Ella que es mía? ¿Lo dijo? — Preguntó Gray nervioso, ese viaje inicialmente era para investigar sobre lo que estaba buscando Finn, pero había dado un giro de 180 grados y ahora era de su origen.

— No lo sé, mi madre platicó más con ella, pero no dijo mucho. Supusimos que estaban emparentados porque nadie en Naboo preguntó por un niño perdido, y eso que investigamos en muchos lugares, al parecer habías venido de la nada, así que cuando ella apareció de la nada también, creímos que era lógico su parentesco, pero nunca nos explicó si era tu madre, hermana o qué.

Las emociones de Gray bajaban y subían rápidamente, al fin tenía una pista, Naboo, pero de nueva cuenta, su destino parecía estar mucho más entrelazado a Rey de lo que le gustaría.

— ¿Tú madre podría aceptar tener una conversación conmigo?

La mujer suspiró.

— Falleció el año pasado, lo lamento. — Gray sintió como la desesperanza lo agobiaba. — Sin embargo puede que tenga una pista, Takodana. Cuando Rey nos dijo que visitáramos el planeta nadie lo conocía, por lo que nos indicaron que fuésemos a Takodana a buscar a Maz Kanata, y cuando le dimos las señas de Rey ella nos ayudó con gusto, nos dijo que conocía a la chica y cualquier amigo de ella era amigo suyo. Si las cosas no han cambiado entre ellas, tal vez Maz tenga más respuestas de la que te puedo dar yo.

Gray agradeció la información recibida, ese día decidió investigar las ruinas de la biblioteca Jedi y tal como esperaba no encontró nada, por lo que sólo aceptó dormir esa noche y entonces se embarcó en búsqueda de Maz, él debía de permanecer oculto, pero era mucho más seguro estar viajando que quedarse en un solo planeta, Athyaá era agradable pero muy inocente, no quería que se involucrada en algo turbio debido a su culpa, fue por eso que ni siquiera le permitió ver su rostro.

Cuando llegó a Takodana el Shadow Man comenzó a tener problemas, era lo malo de no tener un droide consigo, pero por lo que le dijo Athyaá, Maz era la dueña de un bar y tenía contactos de todo tipo, igual si no le ayudaba a descubrir su origen, podría ayudarle a reparar la nave.

Se acercó al castillo donde una estatua de lo que suponía era Maz presumía su poderío y entró intentando ser lo más intimidante posible, era joven, inexperto y posiblemente alguien deseaba matarlo, debía de estar alerta a todo, y por eso llevaba la empuñadura en forma de cruz escondido en la manga de su atuendo blanco.

Si hubo miradas sobre él cuando llegó fueron discretas, la música seguía sonando y encontró un lugar en la barra disponible. Rezó a todos los espíritus Jedi que los créditos con los que portaba fuesen suficientes para pagar el tipo de bebidas que ofrecían ahí.

Un joven de aspecto desconocido para él se acercó para tomarle la orden.

— ¿Qué es lo que deseas?

— La especialidad de la casa — Dijo para intentar no sonar tan novato.

— ¿Algo más?

— Deseo hablar con Maz.

El hombre acomodó su postura y tronó su cuello.

— ¿Quién eres?

— Un amigo.

— Todos son amigos de Maz en este lugar, tienes que ser más específico.

Gray comenzó a ponerse nervioso, ese lugar no parecía muy legal del todo, las miradas seguían sobre él y seguramente espantaría a alguien si decía que era de la República, así como asustaría si enseñaba el Sable de Luz. Optó por el holograma, ya le había ayudado una vez, tal vez podría tener suerte de nuevo.

Se lo tendió al joven.

— ¿Esto qué?

— Enséñaselo a Maz, ella entenderá. — Dijo lo más confiado que pudo, estaba jugando con la suerte y lo sabía, maldijo el momento cuando Ezra no le quiso enseñar a controlar a las personas, eso hubiese sido mucho más fácil.

El hombre lo miró por unos segundos y entonces le sirvió una bebida mientras tomaba el holograma. Gray no se permitió tomarla, no se quitaría el casco, pero jugó con ella con el vaso para controlar la ansiedad que lo carcomía por dentro.

Pasaron minutos que parecían horas hasta que una mujer bajita y de color naranja se acercaba hacia él con el holograma en las manos.

— Así que eres tú — Le dijo confiada, mientras le hacía señas al hombre de que los dejara solos — ¿Es cierto?

Gray no entendió a qué se refería, pero agradecía que aquel holograma de Rey funcionase, tal vez si se presentaba podría descubrir más sobre su pasado.

— No, no creo que sea así — Se contestó a sí misma la mujer mientras se posicionaba enfrente de él, sólo con la barra como división, las personas cercanas a ellos se alejaron, respetando la privacidad que la mujer necesitaba. — Esas ropas blancas y el que estés aquí me demuestra que se trata de un impostor, ¿Necesitas ayuda? ¿Cómo está Rey? Han pasado años y no ha venido a saludarme, ni ella ni el wookie de mis sueños. No entiendo, te envía a ti que eres el hombre más buscado de la galaxia. Muchos de aquí matarían por tener una parte de tu cuerpo desmembrado, te has hecho de bastantes enemigos con el pasar de los años.

— Disculpe, creo que soy yo quien no entiende. ¿De qué está hablando?

Maz rio mientras se ajustaba los lentes.

— Puede que creas que con el color nadie se fijará en ti, pero esa estatura y musculatura es sumamente reconocible. Quien lo viera, los años no han caído sobre ti, sigues mostrando una presencia joven.

— Es porque soy joven.

— Tienes 52 años ¿No? Creo que en edad humana eso es ya ser viejo.

Gray se desesperó.

— No, me está confundiendo, tengo 21 años.

Maz por fin se permitió escucharlo, su rostro se veía nervioso.

— ¿Quién eres? ¿Qué acaso no es Rey la del holograma?

— Mi nombre es Gray, y sí, es ella, la estoy investigando de hecho, y me enteré que usted también la conoce, necesito que me diga todo lo que sabe de ella y su relación conmigo.

Maz observó a los asistentes de su bar, todos parecían tranquilos en lo que cabía.

— Acompáñame, tenemos que hablar.

Gray asintió mientras dejaba su bebida en la barra, ahora que Maz lo guiaba a las profundidades del bar, muchas más personas comenzaron a observarlo. A pesar de ser bueno con el sable, sabía que si todas las personas se unían en contra de él, ni siquiera con ayuda de Maz podría salir invicto.

Llegó al fondo del bar y Maz le indicó que bajaran unas escaleras, estaba entrando al subterráneo y la luz era cada vez menor, pero la mujer podía ver bien, y el casco le ayudaba, así que caminó sin mayores problemas.

La mujer le indicó que entrara a una sala y cuando lo hizo, ella cerró la puerta con fuerza y sacó un arma que él no había visto.

— ¿Quién eres? — Volvió a preguntar, aunque su voz era más dura. — Dime la verdad.

— Gray, de la República Cosmos.

Maz disparó hacia la pared atrás de él.

— Déjate de bromas, te estoy preguntando enserio — Le amenazó — Mi arma está cargada y ahora si dispararé contra ti si vuelves a mentir. Vuelvo a repetir, ¿Quién eres?

— Ya le dije, no entiendo porque no me cree. — Respondió él, intentando acercarse lentamente a su sable de Luz, el amarillo.

Apenas lo tomó Maz de un disparo lo destruyó.

— A mí no me engañas, sé que tienes el rojo en el otro lado. — Advirtió, y Gray levantó las manos rendido, esa mujer era rápida. — ¿Por qué haces esto?

— ¿Hacer qué?

— Las cosas más difíciles.

— Oiga, yo no soy el que comenzó a disparar, sólo quiero hablar con ustedes.

— Si tanto quieres hablar conmigo entonces quítate el casco.

Gray se tensó.

— ¿Disculpe?

— Sí, quítatelo, estamos a solas, nadie te reconocerá, quiero ver si eres capaz de seguirme mirando a los ojos cuando te atrevas a mentirme de vuelta.

— ¿Está segura? Puede ser peligroso — Intentó argumentar él, estaba en serios problemas, y tal vez hacerle caso a la mujer era la mejor forma de solucionar las cosas, aunque con la advertencia de Finn y Ezra, sabía que su rostro era algo que debía proteger.

— No te estoy preguntando, hazlo.

Decidió obedecer, sí acaso Maz volvía ponerse violenta, ya había movido sus manos y sería mucho más fácil tomar su sable de luz. Era todo lo que podía hacer.

Activó su caso y éste lanzó un ruidito antes de que se lo pudiese quitar, cuando lo hizo y miró directamente a Maz, ésta dejó caer el arma y lo miró sorprendida.

— ¿Qué te pasó? — Preguntó mientras se acercaba hacia él. — Te ves joven… ¿Y tú cicatriz?

Gray al sentir su asombro entendió que así como él no mentía, ella tampoco.

— Es porque soy joven — Repitió él — Y no sé de qué cicatriz está hablando.

Maz se atrevió a acercarse a él, tanto que invadió su espacio personal.

— No entiendo, eres tú, pero a la vez no lo eres. ¿Quién eres? ¿Dónde está Rey?

— Gray — Repitió él molesto — Y ella está desaparecida desde hace años.

— Lo sé, pero… Si sigue desaparecida ¿Por qué no la has buscado?

— Es lo que estoy haciendo. — Contestó contarte el joven, esa conversación no parecía tener ningún sentido.

— Pero antes, cuando desapareció.

— Era un bebé en aquel entonces.

Maz se congeló al escuchar su declaración.

— ¿Qué?

— Escuche, no sé con quién cree que está hablando — Gray se hartó — Mi nombre es Gray, Rey me encontró hace veinte años en Naboo, al parecer no tenía familia y me llevó junto con ella a la Resistencia. No sé el propósito con el que lo hizo, porque apenas me dejó al cuidado de Finn volvió a viajar y desapareció. Crecí como hijo adoptivo de Finn, y por alguna extraña razón él me odia, todos lo hacen, tanto que me obligaron a usar cascos para ocultar mi rostro. Apenas escapé de K´shiy y estoy intentando descubrir mi lugar en el mundo, pero por alguna extraña razón varios me han confundido, usted incluida y al parecer tengo que seguir escondiéndome, y ni siquiera sé porque.

Maz lo miraba impactada, intentando digerir todo lo que había escuchado. Era imposible, así un milagro lo que estaba sucediendo.

— ¿Qué sabes de Rey? — Preguntó ella con la voz seca — ¿Qué fue lo que te dijo Finn de ella?

— Heroína de la Resistencia, originaria de Jakku, última Jedi, amiga cercana de él y Poe.

— ¿Qué más?

— No me lo dijo Finn, pero sé que él estaba enamorado de ella, tal vez por eso me odie, no sé muy bien que ocurrió entre ellos, pero sé que hubo un hombre que dio su vida por la de ella, literalmente, ella murió y volvió a vivir gracias a él, sospecho que tal vez ese hombre y yo estuvimos relacionados de alguna forma, pero no conozco todos los detalles de la historia.

— Eras tú… — Dijo ella.

— ¿Disculpe?

— Sí, no, lo lamento. — Se atragantó con sus palabras — Olvida lo que dije.

— He olvidado la mayoría de las cosas que me dijo, no le entiendo.

Maz se abrazó a sí misma.

— ¿Qué es lo que quieres saber sobre Rey? Estás aquí por eso ¿No?

— Quiero saber si usted conoce qué tipo de conexión tenemos, ella siempre estuvo involucrada de alguna u otra forma conmigo desde bebé, no sé si somos consanguíneos o qué fue lo que hizo que ella decidiese tomarme, no sé si tengo padres o qué, y ahora tengo una nata curiosidad sobre porque mucha gente desea matarme. Nadie me ha querido dar respuestas, tal vez porque no las saben o porque hay algo que quieren esconder, estoy harto.

Maz se dejó caer en una caja para poder sentarse.

— No tengo todas las respuestas a tus preguntas — Dijo ella — Y tengo todas las respuestas a preguntas que no has hecho, es irónico, pero creo entender lo que sucede, la fuerza a veces obra de formas misteriosas.

— ¿La fuerza que tiene que ver?

— Ambos son portadores de ella — Explicó Maz — Y sólo ésta tiene las respuestas a tu verdadero origen. Creo que por eso Rey se aventuró una vez te encontró, ella también necesitaba respuestas.

— Ella realizó el viaje dónde se perdió ¿Por mí? Creo que con 20 años ya debió de haber encontrado algo. No lo sé, todos hablan bien de ella, pero yo no le tengo tanta fe, arruinó mi vida, crecí y viví con el rechazo constante de las personas que debían de cuidarme, y nunca tuve ninguna pista sobre quienes eran mis padres.

— Eso sí te lo puedo contestar yo. — Habló Maz — Creo que no daño a nadie si te digo que conocí a tus padres, aunque te lo advierto, no te puedo dar muchos detalles.

— ¿Por qué?

— Porque tienes el sable de luz en forma de cruz a tu costado, y temo por mi vida ¿Sabes? Sospecho lo violento que te puedes poner si es que algo no te agrada, y varias cosas que sé son muy desagradables. Además, eso es prescindible en estos momentos, lo importante es encontrar a Rey.

Gray sintió como la frustración lo comenzaba a cubrir, estaba recibiendo respuestas pero muy lentamente, el nombre de Rey lo odiaba y hacia que casi comenzara a odiar el suyo, pero al menos un poco de claridad comenzaba a llevarle esperanza.