UCHIHA SASUKE

Kakashi no creía que fuera en serio la propuesta de salir a dar un paseo, y menos por la actitud tan poco entusiasta que demostraba por todo lo que involucraba a la Hoja, además, la mañana había transcurrido sin una sola visita, y la tarde ya estaba bastante avanzada. Había pasado horas en completo silencio, hablando sólo con su mente, de nuevo en lo único que podía pensar era en estrategias para poder escapar de la Hoja.

Había estado observando por la ventana por un largo rato, era la única distracción que estaba a su alcance; la Aldea parecía más vacía, había muy pocos ninjas, o eso le parecía él, ocasionalmente los veía pasear, caminar por las calles con tranquilidad, vigilando silenciosamente. Pero ahora, sentía las calles menos concurridas, quizá como la calma antes de la tormenta, pero era absurdo, en la Hoja no habría ninguna tormenta, no tenía por qué haberla. De igual forma se quedó mirando las calles vacías, la ausencia de ninjas; y mientras más tarde se hacía, más silencioso se volvía todo. Vio a un par de ninjas que seguramente iban a la Torre Hokage, quizá a recibir instrucciones para misión de último momento.

Entonces la puerta se abrió y entró Sakura de improvisto, en realidad no esperaba verla. Interrumpió todos sus pensamientos. Entró tranquilamente, con un aire completamente despreocupado, o eso quería aparentar. Vestía una falda rosada, una blusa roja, su cabellera rosada estaba suelta y caía sobre sus hombros, incluso tenía las mejillas sonrojadas. Tardó unos segundos en ofrecerle una sonrisa, como si aún estuviera pensando en otra cosa y le costara deshacerse de eso.

-Revisaré su herida, y si todo está en orden, podrá dar un paseo. Es un lindo día, quizá llueva más tarde, pero creo que nos las arreglaremos.

Kakashi no dijo nada, ni siquiera cuando la médico dejó al descubierto la herida y comenzó a revisarla. ¿Qué podía decir de ella? Cuando creía tener una opinión, la veía y por alguna razón se le revolvían las ideas. Había estado en contacto con toda clase de ninjas, pero Sakura era la primera en ser un completo enigma, la mitad del tiempo le fastidiaba su actitud, su sonrisa tonta y sin sentido, y la otra mitad, no dejaba de llenarse de curiosidad por ella. Quizá eso era lo más frustrante de todo, que se sentía divido, que odiaba no poder decidirse y la médico ponía su capacidad de decisión en jaque.

Sakura comenzó a curar su herida, lo hizo durante algunos segundos, sus ojos jade se quedaron fijos en un solo punto. Sus gestos demostraban lo relajada que estaba, su piel blanca era un contraste con el color de su cabello, de sus ojos... no recordaba haber notado eso antes. La recordaba como una niña un tanto tímida y con un color de cabello peculiar, insegura se podría decir, sí sensible, pero no creía que eso fuera un talento especial. Pero a penas compartieron algún tiempo antes de que él se alejara, no, en realidad no la conocía, tan sólo hacía suposiciones. Incluso cuando la volvió a ver, en las ocasiones anteriores, sólo eran suposiciones. De pronto recordó el dolor que ella sentía al curar, lo bien que lo encubría, ¿Cuántos años de soportarlo para llegar a ese nivel de resignación?

-Es suficiente, estoy bien...

-Parece que todo está en orden, podremos salir – Sakura volvió a vendarlo y le ofreció una sonrisa – Lo dejaré para que se vista, y cuando esté listo, estaré afuera de la habitación – por más que lo intentó, su voz sonaba un tanto distante, en definitiva estaba pensando en otra cosa, o en alguien más. Naruto tal vez, se notaban que eran cercanos.

Ni siquiera le preguntó si realmente quería dar un paseo, sólo decidió que lo harían, eso lo irritó bastante, como si le estuvieran dando una orden. Pero sí quería dejar esa habitación, aunque fuera por unas horas. Necesitaba un poco de aire fresco, un respiro de sus propias ideas o se volvería loco. Podría dar un vistazo a la Hoja, averiguar cuál era su mejor oportunidad de escape, evaluar su entorno. Además, debía aparentar que era el ninja que la Quinta aseguró que era: satisfecho de haber vuelto. Y dar un paseo era una buena forma de demostrarlo, incluso podría ser interesante.

Sakura había hecho un buen trabajo con la herida, logró levantarse a penas sintiendo un pinchazo de dolor, tomó la ropa que estaba sobre su cama y comenzó a vestirse, un pantaloncillo ninja limpio, una camisa de manga larga, pasó una mano por su rebelde cabellera gris, se acomodó la mascara y salió de la habitación. Dar apenas unos pasos fue una sensación muy satisfactoria, sentir cómo se estiraban sus músculos, la energía que comenzaba a recorrer su cuerpo de forma continua, la sangre que parecía fluir más rápido y bombear hasta su corazón. Quería volver a entrenar, lo necesitaba, sentir su cuerpo al límite, algún tipo de adrenalina que lo hiciera sentirse vivo...

Salió de la habitación y efectivamente Sakura lo estaba esperando allí afuera, recargada en una pared. Mirando hacia la nada, cuando él salió sus ojos jade se posaron en los suyos.

-¿Está listo? – preguntó estirándose un poco, su blusa se levantó y su ombligo quedó al descubierto, sólo por unos segundos – Entonces vamos.

La médico comenzó a caminar y él la siguió, sus piernas empezaban a tomar cada vez más fuerza, sí, aún estaba un poco cansado, pero la sensación de fatiga por estar en cama era mayor. Agradeció mentalmente por ese paseo. Estiró las manos, las pasó por arriba de la cabeza, giró el cuello en una clase de masaje improvisado, y apenas sintió que estaba herido. Caminaron por los pasillos del Hospital, sin duda que estaban en un lugar alejado, y en el último piso, la sensación de estar encarcelado casi vuelve, pero luego recordó que todo eso había sido para protegerlo, o, mejor dicho, para alejarlo de Danzo, porque aún no estaba seguro de si querían protegerlo. Cuando por fin salieron del Hospital la luz del exterior lo deslumbró por algunos minutos, era un día un tanto nublado, pero hacía casi dos semanas que no estaba en el exterior, siempre bajo una luz artificial, así que tuvo que parpadear un par de ocasiones para acostumbrarse a la iluminación natural.

-Si necesita volver al Hospital, si se siente cansado, no dudo en decírmelo.

Kakashi la escuchó pero no respondió nada, estaba distraído por volver a ver el entorno que alguna vez le fuera familiar; no hacía más que contemplar a su alrededor, las calles, los puestos de comida, la gente que iba y venía sin prestarles gran atención. Recordaba cada calle, cada puesto, claro que había algunos nuevos, pero reconocía a la Hoja. Era casi como si los años de separación hubieran sido menos, quizás había estado lejos durante algunos meses, en una misión, y ahora regresaba. Intentó por todos los medios sonreír, recordar algunas de sus memorias en ese lugar, su padre, su sensei, sus compañeros estuvieron allí, pasaron por el mismo lugar que ahora recorría él, pero no, no hubo sonrisa, ni siquiera la sensación de comodidad. Era un extraño en la hoja, y la Hoja era una extraña para él.

Sakura caminaba tranquilamente a su lado, ella sí estaba en su ambiente, no podía evitar notar cuánta gente la saludaba, en realidad parecía muy conocida, y no era para menos si trabajaba en el Hospital. Era más que un saludo, eran sonrisas, eran gestos de sincero de agradecimiento, incluso los más pequeños, algunas niñas la señalaban y le susurraban algo a sus madres que sonreían con satisfacción. Él era un completo extraño, una sombra más. Pasaron algunos minutos y muchas calles, hasta que alguien lo reconoció, era un ninja, uno que él no podía reconocer en absoluto, eso lo desconcertó. Lo observó durante algunos segundos, con una mirada un tanto singular y terminó por asentir, después siguió con su camino. Lo mismo pasó con el segundo y con el tercero, lo veían a él, asentían. Esos fueron los únicos tres ninjas que se encontraron en las calles, de verdad era algo digno de notar, tres ninjas que no le eran familiares, solo tres que parecían estar en servicio, ¿y el resto?

No pasó mucho hasta que se dio cuenta del error que había cometido al abandonar la habitación del Hospital, la sensación de incomodidad se volvió tan grande, tan insoportable; las miradas, los gestos, el lugar, las calles, todo, no podía soportarlo, era demasiado y no tenía por qué aguantarlo. No volvería a salir del Hospital, sentirse como un extraño en el que alguna vez fuera su hogar fue una sensación fastidiosa, exasperante. Suspiró un par de ocasiones, estaba harto de esas miradas, de la Hoja, de su gente. Entonces se dio cuenta de que Sakura lo observaba, sus ojos jade lo veían con suma atención, eso terminó por irritarlo, no quería ser observado, ni mucho menos evaluado, ella no tenía ni idea de lo que estaba pasando por su mente. Estaba por gritarle, por marcharse de ese lugar y volver a la habitación, era mejor permanecer recluido, pero entonces la voz de Sakura resonó en medio de todo el caos, tranquila y serena.

-Luce cansado, quizá deba sentarse en algún lugar más tranquilo...

Antes de que él pudiera protestar, porque planeaba hacerlo, la médico lo tomó de la mano, sólo por algunos segundos, pero ese era el primer toque no forzado, era la primera vez que ella lo tocaba porque sí, y no porque debía curarlo. Su mano estaba tibia, pero era tan suave, sus dedos eran delgados. Después de unos segundos lo soltó, para ese momento Kakashi ya estaba siguiendo a la médico sin importarle a dónde iban. No tardaron en llegar a un lugar muy tranquilo. Aunque estaban cerca del muro Hokage y eso lo incomodó bastante, al menos estaban lejos de las personas, de las miradas, de los saludos incómodos, de las calles, de los recuerdos, de todo lo demás... Había un gran árbol, césped, seguía nublado, soplaba un aire fuerte, uno que sacudía la melenita de Sakura.

-Creo que aquí estará más cómodo.

-Guy me contó sobre tu herida – por un momento los ojos jade la médico se agrandaron por la sorpresa, desvió la vista y cubrió la cicatriz con una mano, no esperaba esa reacción – Dijo que ocurrió hace unos años, cuando apenas comenzabas con tu entrenamiento.

-¿Eso fue todo lo que dijo?

-Mencionó que él estaba a cargo de la misión.

-No fue nada grave – esa era una mentira, pero a Kakashi no le importó, no le importaba si ella le mentía o no. Ella pareció leer sus pensamientos así que sonrió, una sonrisa completamente genuina que iluminó su rostro y que desvió su atención hacia su rostro y no hacía la cicatriz en su brazo, parecía más relajada – Fue un error, me distraje durante algunos segundos, era una novata en ese entonces, muy torpe y descuidada– se encogió de hombros.

-¿Y ahora ya no eres una novata? – la sonrisa se Sakura se hizo más grande, esa pregunta, en lugar de molestarla, la hizo reír. Eso lo sorprendió.

-No – dijo con absoluta franqueza – He trabajado duro para dejar ese título atrás. Entreno todos los días; me enfoqué en uno sólo objetivo y no descansé hasta lograrlo, estoy aprendiendo de la mejor y no desaprovecho esa oportunidad. No, ya no soy una novata.

Kakashi la observó con suma atención, sus rasgos, sus gestos, lo que sea para intentar descubrir algo más sobre ella. Mientras la observaba el primer pensamiento que le vino a la cabeza fue cómo hubiera sido ella de seguir aferrada a Sasuke, la imaginaba terriblemente dependiente de él, en espera de su reconocimiento, de su atención, con la esperanza de traerlo de nuevo a la Hoja, siempre pendiente de sus movimientos y a penas prestándole atención a su propio progreso. La imaginó estancada, sí, como una médico, pero sin poder explotar todo su potencial, a la sombra de sus compañeros. No habría sido culpa de Sasuke en ningún momento, él jamás le había pedido su atención o algo parecido, pero imaginaba a Sakura demasiado sensible, demasiado arraigada a su pasado como para ver hacia el presente, siempre esperando por su compañero, anhelando su regreso. Quizá, en otra vida, esa hubiera sido Sakura.

Pero en la joven que tenía frente a él no reconocía ninguna de esas atribuciones. Sakura realmente se veía segura, pero era una seguridad firme, que no se tambaleaba de ninguna forma, confiaba en sus habilidades, en su entrenamiento y en su potencial. Era cierto, ya no era una novata, podía verlo en sus ojos jade. Además, había algo diferente en ella, debía ser que no esperaba a nadie, que su crecimiento era sólo de ella y no le pertenecía a nadie más. Era independiente de cualquier hombre, incluso de Naruto, Sakura era sólo de ella, y de nadie más. La mujer frente a él estaba completa. La cicatriz en su brazo no tenía importancia, no era grave, como ella decía, era simplemente un proceso en su crecimiento, aceptaba el dolor como la ninja que era, y seguía curando como la médico que deseaba ser. Quizá más de uno se imagina el futuro de Sakura de otra manera, con la obstinación de traer de vuelta a Sasuke, no era de sorprender que sus habilidades terminaran por eclipsarse, pero eso no sucedió... De pronto la mujer que tenía adelante era muy sensual, muy llamativa.

Se quedó viendo esos ojos jade, hechizado por ellos, admirando cada parte de su cuerpo... Apretó la mandíbula con fuerza y tragó duro. ¿En qué se suponía que estaba pensando?

-Creo que es hora de volver al Hospital – dijo desviando la vista y aclarándose la garganta.

-De acuerdo – dijo la médico con voz neutral.

Le exasperaba tanto la tranquilidad con la que Sakura respondía, su actitud que de nuevo parecía tan desinteresada por todo, le irritaba su escases de palabras, las frases cortas, las sonrisas automáticas. Toda su admiración desapareció en ese momento y se convirtió en frustración. Ella parecía tan insípida.

-¿Dónde está Naruto? – preguntó mientras caminaban de regreso al Hospital.

-Naruto tuvo que salir, una misión de emergencia, pero llegará mañana a primera hora. Guy-sensei también salió de misión.

-La Aldea luce un poco vacía – observó el ex ANBU.

-sí, a mí también me lo parece. Parece que surgieron algunas misiones de improvisto, pero no es nada de qué preocuparse – aun así la voz de la ninja sonó un poco tensa, no insegura, tan sólo tensa, pensativa – Naruto y Guy-sensei planeaban visitarlo hoy, pero lo verán mañana cuando regresen, también Kurenai-sensei.

-¿Kurenai está de misión?

-No, ella ha dejado de ser una ninja activa.

-¿Qué hay de Asuma? – Sakura se detuvo, se detuvo por completo y suspiró. De pronto sus ojos se llenaron de tristeza.

-Asuma-sensei murió – fue todo lo que dio y siguió avanzando. Kakashi se quedó parado durante algunos instantes, completamente quieto y tratando de asimilar lo que acababa de escuchar, sabía que de ninguna forma era una broma o mentira, era sólo que no estaba preparado para escuchar algo así. Deseaba hacer más preguntas, averiguar cómo había sucedido, cómo era posible que un ninja como él hubiera muerto, pero se tragó todas sus dudas. Asuma había sido un buen amigo, leal a la Hoja, y profundamente enamorado de Kurenai; y también estaban sus alumnos, Shikamaru, Ino, Chouji, ¿cómo lo habían soportado? Por primera vez el ex ANBU se lamentó haberse alejado de la Aldea. Parpadeó un par de veces y se apresuró a alcanzar a Sakura que ya le llevaba algunos metros de ventaja.

De nuevo se vio rodeado de ese mar de miradas curiosas, estaba harto de todos ellos que lo veían como un extraño, estaba desencajado por enterarse de la muerte de Asuma y no tenía humor para lidiar con nada más. Quería recordarles todos los sacrificios que había hecho él por esa Aldea, años de servicio ANBU en los que no hizo una sola pregunta, estaba dispuesto a sacrificar su vida, eliminó a ninjas que representaban una amenaza para el legado del Cuarto... Ellos no sabían nada y Asuma estaba muerto.

Siguió con su camino, no le importaba nada de lo que el resto pensara, no le importaba la Hoja ni sus ninjas, ninguno. Levantó la cabeza con auténtica arrogancia y desinterés, no tenía nada de qué avergonzarse. Llegaron al Hospital sin intercambiar otra palabra, de nuevo ese silencio tan irritable de Sakura, la insistencia de acompañarlo cuando su relación no podía ser más incómoda. Un viento de lluvia seguía soplando con fuerza, era probable que lloviera en la madrugada. Llegaron a la habitación cuando ya todo estaba oscuro, y con la amenaza de lluvia, la oscuridad era más prematura y profunda.

La ventana de la habitación estaba abierta, así que se sentía más frío. Sakura encendió una lámpara y se quedó parada, esperando por algo.

-Necesito revisar su herida, asegurarme de que el paseo de hoy no representó ningún problema, quizá pueda volver a entrenar más pronto de lo que creía.

Kakashi ni siquiera asintió, comenzó a desvestirse, justo ahí, sin importarle que la médico estuviera en la misma habitación. Se quitó la playera, y además la camisa elástica, dejó su rostro al descubierto, total, ella ya lo había visto, así que no perdería el tiempo intentando cubrirse. Sakura parpadeó un par de ocasiones, lo estaba viendo sin camisa, pero esa tampoco era la primera vez que sucedía, así que lo sorprendió cuando las mejillas de ella se tiñeron de rojo. Cuando Kakashi estaba por bajarse los pantaloncillos y quedar solo en ropa interior, Sakura se giró bruscamente.

-Ya me habías visto así antes – aclaró Kakashi divertido, era la primera vez que lograba sonreír genuinamente – No creo que sea el primer hombre que ves.

-No, efectivamente no lo es – aclaró Sakura que se negaba a verlo a los ojos – Pero eso no significa que no le de a mis pacientes la privacidad que necesitan.

-Está bien, ya puedes voltear.

El rostro de Sakura terminó por enrojecer, Kakashi estaba parado frente a ella tan sólo con unos boxers, nada más lo cubría, y la sorpresa de la médico fue lo más gracioso desde que regresara a la Hoja. Sus ojos se abrieron de pura sorpresa, el sonrojo que estaba en sus mejillas se extendió por todo su rostro y llegó hasta las orejas. Lo sorprendente fue que no se dio la vuelta, se quedó allí parada, encarando su bromita.

-Recuéstese, necesito revisar su herida – pidió Sakura con un tono muy sereno para el sonrojo de su rostro.

Kakashi obedeció satisfecho por haberla incomodado. En realidad, era la primera vez que sentía que verdaderamente estaba hablando con Sakura, incluso había un ligerísimo ambiente de diversión entre ellos, por fin veía algo genuino de la médico. Sakura se acercó sin dejar de mostrar esa seguridad que había adquirido con el paso de los años. Quitó las vendas, había una pequeña macha de sangre que ocasionó que la médico chasqueara la lengua un tanto inconforme.

Había sido muy interesante sacarla de su zona de confort, tomarla desprevenida y averiguar que se sonrojaba, que en ocasiones no sabía cómo actuar y que eso le molestaba. Después del fracaso del paseo, de las miradas que había recibido, de convertirse en una sombra al lado de la médico, de enterarse de la muerte de Asuma, después de todo eso, había logrado obtener un poco de aire fresco cuando sentía que se sofocaba, y lo había obtenido de ese pequeño momento compartido con Sakura. Mientras la observaba curarlo, pudo notar la ternura y el cuidado que ella dejaba en su cuidado, la delicadeza con la que quitaba o ponía las vendas, la suavidad en sus toques, esa sin duda, era una característica propia de ella. Por fin sentía que podía conocerla un poco más, con ese sonrojo, con los cuidados que procuraba, con su actitud siempre amable, siempre dispuesta a ayudar, era una mujer sensible, pero fuerte, decidida, aunque frágil.

En ese momento un aire especialmente frío se coló por la ventana, la melenita de Sakura se agitó mostrando su rebeldía, el sonrojo en su rostro había desaparecido por completo y de nuevo mostraba esa concentración tan absoluta en su paciente. Eso no fue lo que llamó su atención, la mirada del ninja se posó inmediatamente en le pecho de la médico, y no por una razón cualquiera, era porque ese aire frío que había entrado en la habitación provocó un cambio en la temperatura de la joven. Y ese cambio en su temperatura dejaba en evidencia sus pezones. Dos pequeñas marcas a través de la blusa, dos marcas muy delicadas que sobresalían seductoramente.

Claro que los ojos de Kakashi se quedaron ahí, viendo su pecho, el relieve de sus pezones ligeramente erectos por el frío. Y Sakura sin darse cuenta, ella seguía curando la herida y chasqueando la lengua. Y aunque él no tenía nada en mente, su cuerpo se movió como si fuera un reflejo más. Se puso de pie de un salto, las vendas cayeron al suelo, la herida quedó expuesta. Sakura se quedó completamente quieta, no sabía lo que estaba pasando, pero su seguridad le impidió dar un paso atrás. De verdad no entendía lo que estaba sucediendo, y gran parte de él, tampoco. Kakashi estaba frente a ella con una sola idea en al cabeza, sus ojos la recorrían por completo, pero se detuvieron en su pecho, en su pecho cubierto por esa blusa, donde sus pezones seguían mostrando ese relieve tan seductor. Una de sus manos se fue directamente a su pecho, sus dedos temblaban cuando la tocó; acarició uno de sus senos con suavidad, incluso a través de la tela podía sentir esa tibieza. Se repasó con la lengua los labios, era como si la boca se le hiciera agua.

Sus caricias tomaron un poco más de fuerza, tomó uno de los senos de la joven, cerró su mano en torno a él y jadeó. No podía ni explicar lo que estaba sintiendo. Pero Sakura se alejó, dio un par de pasos para atrás y rompió el contacto. Su mirada era de completa confusión, sus ojos jade recorrían toda la habitación en búsqueda de algún escape, de poner distancia. La mente de Kakashi no estaba pensando con claridad porque él sólo quería repetir esa sensación. Los pasos que Sakura había retrocedido, él los avanzó de nuevo, la terminó por acorralar contra la pared, la encerró sin posibilidad a escapar. Sus manos pararon en la cintura de la joven, la tomó con fuerza y levantó su blusa de un solo movimiento. La subió hasta que cubrió su rostro, no le importaba ver su cara, su cuerpo sí. Su pecho quedó al descubierto, sus senos cubiertos con tal sólo un ligerísimo sostén, eso explicaba porqué sus pezones se revelaban con el aire frío. Sus labios probaron esa piel, besaron su pecho por encima de la tela, saborearon cada centímetro de esa piel suave y perfumada. Sakura hacía pequeños intentos por liberarse, pero no eran intentos verdaderos, el ex ANBU jamás podría olvidar cómo tocar a una mujer, sabía exactamente qué hacer, su lengua recorría con maestría el pecho de la médico. Sabía el placer que estaba sintiendo, que ese mismo placer la tenía confundida y le impedía pensar con claridad, la tomó completamente desprevenida y de inmediato la inundó de placer.

Besar esa piel tan suave, tan delicada, sentir sus pezones en la lengua, juguetear con ellos sobre la tela. Sus manos ya la estaban tocando bajo la falda, se enredaban en sus bragas y acariciaban sus muslos. Sentía cómo su miembro latía de placer puro, hacía años que no sentía esa sensación, que no se dejaba llevar por ese placer. De sólo tocar a la joven, de sólo aspirar su aroma, escuchar su respiración, la sangre le hervía. Lo más extraño era que a pesar de estar controlando la situación se sentía tremendamente vulnerable, era la consecuencia de tocar esa piel, de probarla.

Sakura lo tomó de las manos y las apartó de ella, lo apartó de ella con un fuerte empujón que lo hizo retroceder. La médico bajó su blusa y acomodó su falda. Lo veía con una mirada dura, le ordenaba no acercarse.

-Alguien viene – dijo observando a su alrededor, de pronto su posición cambió, se le veía alerta – Alguien está cerca – susurró mientras chakra verde salía de sus manos – Nadie debería acercarse aquí.

Eso alertó al ninja, sus sentidos despertaron completamente, la médico tenía razón, alguien se acercaba. Pero una parte de su mente seguía pensando en las razones por la que ella no se había apartado en primer lugar, el motivo para aceptar las primeras caricias, para dejarse llevar, para ceder ante el placer. Tomó los pantaloncillos y comenzó a vestirse. Y justo cuando terminó de ponerse el pantaloncillo, la voz de la médico resonó del habitación.

-Sasuke.

Escuchar ese nombre lo habría desconcertado, pero sabía perfectamente la razón. Le estaba dando la espalda a la ventana, pero antes de que se girara, sabía quién se encontraba allí.

-Es hora de irnos - avisó Sasuke con su típico tono. Por fin una voz familiar – No tenemos mucho tiempo.

-Vamos.

Kakashi se dio vuelta, Sakura quedó a su espalda. Aún tenía el torso desnudo, se agachó y tomó la camisa elástica.

-¿La llevamos? – preguntó Sasuke viendo a Sakura.

-No – respondió la médico con tanta seguridad que impresionó al Uchiha, Kakashi pudo ver el brillo en los ojos de su alumno, le sorprendía la actitud tan confiada de la joven. Lo entendía por completo, pero si Sakura había intentado dejar en claro que no pensaba ir a ningún lado, lo que ocasionó fue despertar el interés de Sasuke. En realidad, la pregunta de su alumno iba dirigida hacia él, no hacia ella, y la única respuesta de Kakashi fue encogerse de hombros.

-¿Es buena? – preguntó el Uchiha terminando de entrar por la ventana.

-Sí, pero tiene guardaespaldas personal y sólo ocasionarás más problemas si te la llevas.

-Estoy dispuesto a correr el riesgo, además, alguien la quiere lejos de la Hoja – Kakashi volvió a encogerse de hombros, pero se quedó pensando en la respuesta de Sasuke.

El ninja renegado avanzó, estaba dispuesto a llevarse a la médico. El ex ANBU se giró para ver lo que ocurriría porque estaba seguro de que sería interesante. Sakura no había cambiado de posición, se le veía alerta, veían a su alrededor con atención, ni un solo toque de inseguridad, chakra luminoso salía fluidamente de sus manos. Cuando Sasuke se movió para intentar acorralarla, ella también se movió con rapidez y evadió su agarre. Eso sorprendió al Uchiha, pero no a Kakashi que ya esperaba un movimiento así. Sasuke lo intentó de nuevo, en esa ocasión fue más rápido y logró tomarla del brazo. Pero en un solo giro la médico se libró de él, un movimiento delicado, como de alguien que baila.

En un último intento, seguramente el más desesperado, Sakura lo observó a él, al que alguna vez fuera su sensei, pidiendo por su ayuda, sabía que de ninguna manera podía hacerle frente a Sasuke, que tan sólo lo estaba esquivando y que pronto se vería completamente acorralada, así que estaba pidiendo su ayuda con esos ojos jade. No quería ir con ellos, eso era evidente. Le pedía, le suplicaba que intercediera por ella, que no dejara que se la llevaran, él era su única oportunidad, la hoja era su Hogar, y, quizá, después de todo, se lo debía. Pero Kakashi sólo desvió la vista y comenzó a caminar hacia la ventana. Sasuke no tardó en activar su Sharingan y en segundos Sakura cayó en un profundo sueño. Ahora ella estaba bajo una ilusión, Sasuke podría haberlo hecho desde el principio, pero se había divertido un poco acorralando a la joven, midiendo sus habilidades, y seguro que estaba complacido con los intentos de escapar de Sakura. Evadirlo dos veces, en un lugar tan pequeño, mostrarse segura aunque estaba perdida...

-¿Por qué tardaste tanto? – le preguntó Kakashi a su alumno que ya tenía en sus brazos a la médico, ambos están por salir de la habitación por la ventana.

-No fue fácil encontrar el punto débil de esta Aldea, pero cuando lo haces es demasiado simple.

-¿Danzo? – Sasuke asintió con una sonrisa.

-Él no te quiere aquí en la Aldea, parece que tiene sus propios planes, y por alguna razón, tampoco quiere a Sakura. Ahora vámonos, el grupo no espera.

Atravesaron la Hoja sin ninguna clase de contratiempo. Ningún ninja, nadie que pudiera impedir que se marcharan, sí, en realidad todo estaba planeado. Kakashi por fin sentía que podía respirar de nuevo, por fin abandonaba la Aldea, y más pronto de lo que creía. Ni siquiera hacía falta agradecerle a su alumno, él ya sabía que Kakashi estaba sinceramente agradecido.

-¿Quién es ella? – preguntó Karin a penas vio a Sasuke llegar con una joven en sus brazos. Pero él ignoró completamente su pregunta.

-Vámonos – ordenó tomando con más fuerza a Sakura, la acunó en su pecho y comenzaron a andar.

Su estadía en la Hoja había sido demasiado corta, pero ahora no podría olvidarse tan fácilmente de la Aldea, en especial porque Sakura los acompañaba, aunque fuera en contra de su voluntad. Y porque era seguro que Naruto iría tras ellos.