Segunda Oportunidad
Hola a todos! Finalmente he podido actualizar. Quiero agradecer enormemente por los reviews del capítulo pasado, ha sido el cap con más reviews y estaba tan feliz que quería actualizar muy rápido. Tristemente se me acumuló trabajo y no lograba encontrar un tiempo para escribir. Peeeeeero tuve tiempo de pensar! Jajaja y como agradecimiento por todos sus comentarios, pensé en traer un capítulo especial, este capítulo no era parte de mi plan inicial, así que espero que lo disfruten mucho!
Capítulo 8: Anhelo
–La obra estuvo maravillosa, muchas gracias por invitarme –exclamó Sakura quién caminaba junto a Mako. Acababan de salir del teatro y se paseaban tranquilamente por las calles de Konoha. Esta era ya su tercera cita y Sakura se sentía feliz. Mako era un chico amable, atento y divertido, se la pasaba muy bien a su lado.
–Sabía que te gustaría –indicó con una sonrisa astuta–. Bueno, está bien, voy a confesar. Ino me ayudó. Me dijo que te gustaba el teatro, incluso me habló de tus obras favoritas. Pero a pesar de eso, debes admitir que la compañía que te he ofrecido hoy ha sido inigualable.
Sakura rió vibrante, Mako siempre tenía una ocurrencia que le sacaba la risa –eres insoportable –respondió, aun riendo.
–Oh vamos, no digas eso. Sabes que no es cierto –dijo Mako guiñándole un ojo a lo que Sakura respondió rodando los ojos, divertida.
Caminaron un poco por el parque de Konoha y luego Mako acompañó a Sakura hasta la puerta de su apartamento –Ha sido una noche espléndida, Sakura. Espero que se repita pronto.
–Yo también –respondió Sakura tímidamente, mientras colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja. Repentinamente sus ojos se abrieron ante la sorpresa, cuando Mako tomó su mano y llevó sus dedos hasta sus labios y les dio un suave beso–. Te veré pronto, hermosa –se despidió.
Sakura sintió un vuelco en el estómago y un leve calor en sus mejillas. Se quedó parada en la entrada de su apartamento con la respiración ligeramente agitada mientras veía al castaño alejarse. Quizá todo estaba yendo muy rápido. No estaba segura si justo ahora estaba lista para una relación. Pero debía admitir que Mako era una persona maravillosa y quizá podía llegar a sentir algo por él.
Mientras se preparaba para dormir, recordó la conversación que había tenido con Ino y sonrió «Apuesto que no pasa un mes antes de que se te declare». Técnicamente Ino había perdido esa apuesta, porque a estas alturas ya había pasado poco más de un mes, se aseguraría de cobrar esa apuesta.
XXX
A la mañana siguiente Sakura salió de su apartamento temprano. Era día de entrenamiento, por lo que se reuniría con su equipo en las arenas de entrenamiento de Konoha. Cuándo salió a las calles, el cielo hacía poco se había iluminado por los primeros rayos del sol. Sin embargo, se encontraban en pleno otoño y las nubes cubrían por completo el celaje, dándole un aspecto lúgubre al ambiente. Hacía frío, pero era un frío agradable.
Cuando llegó a las arenas, se extrañó de ver que todo el equipo ya se encontraba reunido. Por un momento pensó que se le había hecho tarde, pero al ver su reloj aún faltaban diez minutos para la hora acordada. –Pero qué equipo tan responsable tengo –bromeó–. Hoy todos han madrugado.
–Buenos días, Sakura –saludó Sai con su habitual sonrisa.
–Buenos días –respondió y luego vio el rostro de Naruto, con la mirada fruncida en una mezcla de acusación y agravio. Sakura la devolvió una mirada de profunda paciencia y suspiró –bien Naruto, di lo que tengas que decir.
–¡Sé que saliste anoche con ese sujeto, Mako! –exclamó.
–Ajá…
–¡Ni siquiera lo niegas! ¡No lo puedo creer!
–Oye, oye. No estoy tratando de ocultar nada, nunca fue un secreto –respondió colocando sus manos a ambos lados de la cintura.
–¿Entonces son novios? ¿Y no nos habías dicho nada? ¡No lo puedo creer!
–Espera Naruto, deja de inventar cosas. Mako no es mi novio, solo hemos salido algunas veces.
–Pues para que lo sepas, no me cae bien –informó cruzándose de brazos.
Sakura puso los ojos en blanco, ligeramente irritada –jamás te ha caído bien un chico con el que haya salido.
–¡Por supuesto que no! Tienes un muy mal gusto en hombres –exclamó levantando los brazos–. Y si quieres pruebas de eso, estuviste años enamorada de este pelmazo –agregó señalando a Sasuke.
Sasuke le lanzó una mirada fulminante, mientras Sakura dejó escapar una exclamación, similar a un gruñido.
–Ya déjate de tonterías –dijo Sakura, evidentemente avergonzada–. Vamos a entrenar. Hoy me toca entrenar con Sai, iremos a la siguiente arena. Ustedes quédense en esta y por favor no destruyan el lugar ni a ustedes –dijo mientras se alejaba, seguida por Sai.
Sasuke estaba profundamente enfadado. Por supuesto que él ya sabía que Sakura había estado saliendo con ese imbécil. A diferencia de Naruto, él sí escuchaba cuándo la gente hablaba. Pero odiaba la manera en que se lo habían restregado en la cara. Se sentía fastidiado y frustrado, además de traicionado. Sakura siempre había proclamado amor eterno hacia él y así como si nada lo había olvidado.
Además, antes de irse en su viaje de redención él le dijo que volvería, incluso había golpeado su frente como muestra de afecto. Ella debía saber que era importante para él. ¿Cómo era posible que ahora estuviera saliendo con un imbécil? Cuando él había vuelto por ella, cuando finalmente estaba listo para corresponder sus sentimientos. Era un insulto a sus sentimientos y se sentía furioso, pero se sentía aún más furioso porque sabía que estaba siendo irracional.
–Bien, estaba esperando la oportunidad de patearte el trasero otra vez –exclamó Naruto, ansioso por iniciar la batalla. Honestamente, el entrenamiento que más disfrutaba era cuándo le tocaba entrenar junto a Sasuke.
Sasuke dirigió la vista hacia su idiota compañero y le dedico una mirada de resentimiento, aún indignado por su anterior comentario. –Y según tú ¿cuándo me has pateado el trasero? –preguntó con voz severa.
–La última vez fue en nuestro último entrenamiento, 'ttebayo.
–Ya quisieras –respondió lanzándose sobre él, dispuesto a descargar el primer golpe.
Naruto logró esquivar el puño por apenas unos milímitros –¡Oye! Empezaste sin avisar –exclamó, tomando una postura defensiva.
Sasuke no le dio tiempo a Naruto de seguir quejándose porque en cuestión de segundos ya se encontraba nuevamente en el aire, directo a arremeter en su contra. Logró detener el golpe con una serie de clones que se interpusieron. Sasuke destruyó instantáneamente a varios de los clones que le impedían el paso. Repentinamente se giró cuando percibió el peligro que se avecinaba a su espalda. Se trata de otro par de clones que se disponían a atacarlo. Con una habilidad impecable, los partió por la mitad con su espada. Cuándo cayó al suelo, Naruto había desaparecido de su vista.
Permaneció en silencio, tratando de percibir la presencia de su compañero, a quién no tardó mucho en localizar. Sasuke atacó nuevamente, con la espada desenvainada y Naruto volvió a esquivarlo hábilmente, pero se dio cuenta muy tarde que se trataba de un clon de sombras, trató de girar en el aire, pero el verdadero Sasuke ya se encontraba sobre él y estaba realizando el Katon no jutsu. La manga del suéter que llevaba puesto se encendió y Naruto tuvo que quitarse la prenda, antes de que todo el ardiera en llamas completamente.
Naruto notó que los movimientos de Sasuke eran mucho más rápidos y agresivos de lo normal por lo que aumentó su concentración en la pelea. Esta vez no era una buena idea distraerse. Continuaron con un enfrentamiento de taijutsu sobrehumano. Dando golpes y patadas a una velocidad descomunal. Repentinamente Naruto se distrajo una milésima de segundos y fue suficiente para que Sasuke encontrara una apertura en su defensa y descargara sobre él su puño.
Naruto salió volando varios metros hasta estrellarse con un muro, el cual terminó destruido por el impacto –maldita sea Sasuke, ¿cuál es tu problema? –exclamó Naruto tratando de incorporarse.
Sasuke se detuvo en seco, notando hasta ahora que quizá se había extralimitado un poco en el golpe que le había propinado a Naruto –¿Estás bien? –preguntó acercándose hasta el rubio, que seguía en el suelo.
–¡Por supuesto que no! –Gritó sosteniendo su abdomen–. Me partiste las costillas ¿cómo quieres que esté bien?
Sasuke frunció el rostro en una ligera muestra de arrepentimiento –lo lamento –vociferó sentándose a su lado.
Naruto se limitó a responder con una especie de mugido –me quedaré aquí hasta que venga Sakura-chan a curarme. Seguro nos gritará a los dos y todo será tu culpa.
Sasuke desvió la mirada molesto. Pero se quedó junto a Naruto, esperando a que el resto del equipo regresara. No tomó mucho tiempo para que Sakura y Sai estuvieran de vuelta.
–Eso fue divertido –comentó Sakura estirando sus brazos–. ¿Cómo ha ido su entrenamiento? –le preguntó a los dos chicos que se encontraban en el suelo.
Naruto rio nervioso, tendido sobre su espalda. Para entonces su propio chakra ya había comenzado la regeneración, pero aún estaba adolorido –verás Sakura-chan, creo que quizá me he partido una costilla.
Sakura dejó escapar un gruñido –¡No lo puedo creer! ¿Acaso no les dije que tenían que aprender a controlarse? ¡Eso también es parte de su entrenamiento!
–No me regañes a mí, todo ha sido culpa de ese bastardo –se apresuró a responder Naruto.
–Quédate dónde estás, te voy a revisar –dijo Sakura luego de lanzarle una mirada furibunda a Sasuke. Comenzó a evaluar los daños en Naruto y a reparar los huesos rotos. Esos dos no tenían remedio. No era la primera vez que terminaban la sesión de entrenamiento con ella reparando los daños. Incluso Kakashi se había quejado que cada vez que Sasuke y Naruto entrenaban tenía que enviar a un grupo de genins a reparar la arena.
–¿Y quién ganó su pelea? –preguntó Naruto, tratando de desviar el tema.
Una sonrisa socarrona se formó en el rostro de Sakura.
–Fue Sakura. Me tomó por sorpresa, nunca imaginé que fuera a usar un genjutsu en mi contra.
–Llevo algún tiempo entrenando un poco en genjutsu y pensé que sería el momento ideal para ponerlo a prueba.
–Oh vaya Sakura-chan, Kakashi alguna vez dijo que podrías ser muy buena en genjutsu, pero nunca te he visto utilizarlo.
–Sí, bueno, creo que simplemente nunca tuve maestros que pudieran enseñarme. Tsunade-shishou no es del tipo genjutsu y el genjutsu de Kakashi-sensei es del sharingan que es un poco diferente al genjutsu común, no había mucho que pudiera enseñarme.
–¿Has encontrado un maestro de genjutsu? –preguntó Sai curioso.
–No, solo he leído bastante al respecto y he practicado por mí misma. Lo he tomado como pasatiempo y pensé que hoy podría poner algo a prueba. Son solo algunas técnicas básicas –justo entonces retiró sus manos, qué aún tenía sobre Naruto–. Bien, ya está. Espero que puedan aprender a comportarse –señaló con voz dura y dirigió su mirada de Naruto a Sasuke.
Sasuke, sin dar ninguna señal comenzó a alejarse del grupo, mientras el resto lo veían un poco confundidos, era costumbre que después de entrenar todos iban a comer juntos y Sasuke nunca se había saltado una comida hasta ahora.
–¿A dónde vas Sasuke? –Preguntó Naruto.
–¿No irás a comer con nosotros? –agregó Sakura.
–Estoy ocupado –respondió cortante, sin voltear a verlos y continuó su camino.
La respuesta sorprendió ligeramente a la kunoichi, hacía ya un tiempo que Sasuke no se comportaba de esa manera –¿Y ahora qué le pasa? –preguntó confundida.
–No le hagas caso. Quién sabe qué mosco le picó en la noche. De hecho, últimamente se ha mantenido de un humor de perros –respondió Naruto desinteresadamente mientras se encogía de hombros.
–Quizá tenga una personalidad bipolar, eso explicaría mucho –comentó Sai, recordando un libro que había leído.
Sakura lanzó una carcajada –sí, creo que podrías tener razón Sai.
Sai frunció la mirada confundido, si lo que decía era cierto no era gracioso. Probablemente era necesario que Sasuke recibiera algún tipo de apoyo médico. Sin embargo Sakura era médido, así que su actitud lo confundía aún más. Luego de dedicarle algunos segundos de meditación, llegó a la conclusión de que probablemente era algún tipo de situación médica graciosa que solo Sakura conocía y que él no lograba comprender –¿Qué vamos a comer? –preguntó finalmente, dando por zanjado el asunto.
–¡Nos caería bien un tazón de ramen!
–¡Oh no! hoy me toca elegir a mí y yo quiero unos dangos –lo detuvo Sakura y se mostró impasible ante Naruto, quién no paraba de rezongar.
XXX
La tarde comenzaba a caer en Konoha, las calles de la aldea comenzaban a adquirir esa tonalidad naranja, que seguramente a Naruto le resultaba bastante agradable. Sasuke había pasado el día meditando en el bosque y tratando de tranquilizar su mente. Estaba consciente de que se estaba nuevamente comportando como un idiota.
Mientras caminaba pasó frente a la tienda de flores de la familia Yamanaka. Se detuvo para observar la vitrina de la tienda. Hacía algunos días había visto a ese imbécil en esta tienda comprando flores. Estaba seguro que habían sido para Sakura. Seguramente ese era un tipo de detalle que a ella le gustaría. Trató de imaginar un escenario apropiado en el que él le regalaría flores, pero por más que lo pensaba, no encontraba ninguno en el que eso pudiera ocurrir.
–¡Hola Sasuke! ¿Piensas comprar flores? –la voz lo sacó de sus pensamientos. Se trataba de Ino, quién había salido a la puerta para saludarlo.
El Uchiha se sorprendió ligeramente al verla parada junto a él, ni siquiera la había notado acercarse –no –respondió secamente y comenzó a caminar nuevamente. Dejando a una confundida Ino.
Aún se estaba recuperando de la reciente impresión cuando una nueva voz le volvió a sacar de sus pensamientos.
–¡Eh, Sasuke! Te he buscado por todas partes ¿dónde te habías metido? –gritaba Naruto a viva voz, quién corría en su dirección.
–Estaba entrenando, ¿qué quieres? –preguntó.
–Quería preguntarte si todo estaba bien. Creo que algo te preocupa y bueno, solo quería que decirte que puedes confiar en mí –respondió mientras le seguía el paso.
Sasuke le dirigió una mirada de reojo, ese rubio cabeza hueca de alguna forma le hacía sentir mejor –Estoy bien, solo he tenido mucho en qué pensar.
–Mmmmm ya veo. Bien, ya sabes que si quieres hablarlo siempre soy todo oídos. También te buscaba para hacerte una invitación –agregó–. Mañana iré con Tenten, Lee y Kiba a una tienda de armas que se encuentra en un pueblo cercano. Kiba dice que la tienda está increíble, ¿qué dices?
Sasuke sonrió casi imperceptiblemente –¿estás seguro que tus amigos quieren que me invites?
–¡Pues claro! Ha sido idea de Kiba, dijo que el lugar seguro te gustaría.
Sasuke no recordaba la última vez que había sido invitado a una actividad tan trivial, con un grupo de compañeros (sin considerar a su equipo actual). Seguro había sido antes de abandonar Konoha. Esos recuerdos se sentían tan lejanos que parecían de otra vida.
–¿Y bien? Estoy seguro que no tienes nada mejor que hacer. Di que irás con nosotros –insistió el rubio.
–De acuerdo, pero solo si cierras la boca.
–¡Excelente! –Rio Naruto–. ¿Y ahora a dónde vamos?
Sasuke rodó los ojos, estaba seguro que no podría quitarse a Naruto de encima el resto de la tarde, y a pesar de que no estaba de humor, el rubio no tardó en convencerlo de ir a entrenar nuevamente, argumentando que se lo debía por las costillas rotas de la mañana.
XXX
Sakura se estiró en la silla de su oficina y sintió algunos huesos de su espalda crujir como respuesta. Al parecer había pasado muchas horas en la misma posición, faltaba poco para la media noche. Se le había ido el tiempo revisando algunos cuadros clínicos y sus respectivos tratamientos. Estaba agotada, pero se sentía feliz de haber terminado.
Luego de colocarse su abrigo y apagar las luces salió de la oficina y aspiró sorprendida al encontrarse frente a ella a Sasuke, quién se encontraba recostado sobre la pared, frente a su puerta –¡S-Sasuke! –exclamó–. ¿Qué haces aquí?
–Desde fuera se puede ver la ventana de tu oficina y vi la luz encendida –respondió –pensé que no habías cenado.
Sakura lo observó en completa incredulidad, con la boca ligeramente abierta y parpadeando varias veces, como si esperara que en cualquier momento Sasuke desapareciera, como una visión de su propio cerebro.
El Uchiha elevó ligeramente sus manos para mostrar lo que llevaba, se trataba de una lata de café y un pastelillo empacado –Era muy tarde y no había nada abierto. Solo encontré la máquina expendedora.
–¿Estabas esperándome? –preguntó finalmente, cuándo logró articular sus pensamientos.
–No quería interrumpir tu trabajo –dijo encogiéndose de hombros–. Pero creo que ya se ha enfriado –agregó, lanzando una mirada a la lata que llevaba en la mano.
Sakura sintió su estómago estremecerse, hasta casi el punto de ser doloroso y un ligero calor se extendió hasta sus mejillas. Luego de algunos segundos, en los que su mente intentaba reaccionar, se apresuró a recibir lo que Sasuke le ofrecía.
–¿Vas para tu casa? –soltó el chico, en completa tranquilidad.
–S-sí… yo… ya he terminado.
–Bien, vamos entonces –respondió mientras comenzaba a caminar.
Sakura caminó tras él, aún más confundida –¿vamos?
–Vamos en la misma dirección ¿no? ¿Prefieres caminar sola?
–¿Qué? ¡No! No me refería a eso… es solo… yo… no te esperaba. Me sorprendiste –finalizó Sakura, quién ya caminaba a su lado y volvió su vista a él. Sasuke caminaba con la vista hacia el frente, desde ese ángulo podía ver su perfil, alumbrado por los bombillos de las calles. Aunque se veía enteramente serio, su semblante lucía relajado. Sakura sonrió conmovida y luego comenzó a reír.
Sasuke volteó hacia ella, con el ceño ligeramente fruncido. Seguramente preguntándose qué demonios le ocurría.
–Lo siento –soltó Sakura aun riendo–. De verdad me sorprendiste. Gracias por esto, Sasuke –dijo y vio como el pelinegro volvía nuevamente la vista al frente, con un leve sonrojo en las orejas. Sakura volvió a sonreír–. Quizá es la primera vez que te dicen esto, pero eres muy gentil –bromeó y le dio un codazo juguetonamente en el costado.
–Hmmmp –Gentil no era una palabra que lo describiera, pero ahora que lo pensaba, no era la primera vez que alguien se lo decía, su madre se lo había dicho hacía ya muchos años. El recuerdo vino acompañado de nostalgia, pero se sintió feliz, de alguna forma sentía que su madre estaría orgullosa de que alguien más le hubiese dicho que era gentil.
–Sabes, el café aún está caliente –dijo Sakura, luego de dar algunos sorbos. El líquido tibio se sentía agradable en su garganta contrarrestando el frío del ambiente. Era café con vainilla «¿cómo habrá sabido que me gusta el café con vainilla?» se preguntó, aunque en realidad esa no era la pregunta más importante que rondaba su mente.
Sakura volvía a confirmar que el Sasuke que caminaba junto a ella tenía una actitud completamente diferente a la que ella había conocido. No era que el Sasuke de doce años no fuera gentil, siempre lo había sido a su manera, aunque se esforzara por no demostrar esa gentileza. Pero ahora era diferente, ahora era como si se esforzara por mostrarle que era gentil. ¿Estaría ella imaginando cosas? No quería hacerse ideas raras, ni mucho menos crearse falsas ilusiones.
Luego de pensarlo por un buen rato, llegó a la conclusión que era la forma en que Sasuke trataba de acercarse a ella. Es decir, Naruto y Sasuke tenían una relación especial desde siempre y ellos se entendían y compenetraban en sus entrenamientos. Sakura sabía que ellos entrenaban casi a diario, además de los entrenamientos que compartían los cuatro como equipo. Así que la solución más parsimoniosa para todo esto, era que Sasuke quería acercarse a ella al igual que lo hacía con Naruto y esta era la manera en que lo hacía.
Cuando estuvieron frente al apartamento de Sakura, Sasuke se despidió parcamente y comenzó a caminar en dirección a su propio apartamento.
–¡Sasuke! –Lo llamó Sakura en un impulso. No estaba segura de por qué lo había llamado, sin embargo cuándo lo vio alejarse deseó que se quedara con ella, solo un poco más.
Sasuke caminó de regreso hasta estar frente a ella y ladeó ligeramente la cabeza, esperando que continuara.
–Mmm… ¿no te gustaría pasar y tomar algo? –preguntó vacilante.
Sasuke aceptó y entraron al apartamento y por alguna extraña razón Sakura se sintió ligeramente nerviosa «no seas ridícula» se reprendió. Luego de dejar sus abrigos y zapatos en la entrada, Sakura le pidió que se sentara en la mesa del comedor, mientras ella se dirigió a la cocina. –¡Oye, acabo de recordar que tengo Sake! ¿Qué dices? ¿Quieres un poco? –preguntó emocionada, sacando de debajo de uno de los muebles una caja llena de botellas de Sake, la cual colocó en la mesa frente a Sasuke, con una enorme sonrisa.
Sasuke arqueó las cejas, sorprendido por la gran cantidad de botellas que Sakura parecía guardar.
–Vamos, quita esa cara. No pienses que soy una alcohólica o algo por el estilo. Tsunade-shishou me envía una botella de sake cada vez que visita un nuevo pueblo, así que se me han ido acumulando –se defendió de la mirada incrédula que le ofrecía.
Sakura colocó una botella sobre la mesa y se sentó frente a él –el avance de la reconstrucción de tu brazo va muy bien, ¿sabes? No tienes por qué preocuparte de nada, en Konoha tenemos el equipo más avanzado para este tipo de procedimientos.
–En realidad no me preocupa –respondió Sasuke dando un sorbo de sake.
Sakura recostó su cabeza sobre una mano y miró a Sasuke fijamente por algunos segundos –¿qué te hizo cambiar de opinión? –preguntó repentinamente.
Sasuke desvió la mirada y bebió Sake nuevamente –¿eso importa?
–Supongo que no –respondió Sakura despreocupada–. Me da la impresión que no es algo que estés haciendo para ti. Pero no tienes que responder. Solo me dio curiosidad –agregó–. En realidad no me importan tus razones, solo estoy feliz de que hayas decidido hacerlo.
–Vas a necesitar hacer más análisis a mis ojos –preguntó. Luego de la visita de Sasuke al hospital, había llegado algunas veces más para que Sakura pudiera examinarlo.
–Si no te molesta, me gustaría hacer otros exámenes. Prometo que serán los últimos.
–Está bien, no me molesta.
Sakura sonrió complacida –En verdad te lo agradezco, me ayuda mucho en mi investigación. Por cierto, Kakashi-sensei me contó que estás pensando en volver al barrio Uchiha.
–Sí, luego de que Kakashi me lo sugiriera me pareció buena idea. Inicié la construcción de una casa frente al muelle.
–Vaya, no sabía que había un muelle allí –comentó pensativa y luego sonrió–. Me hace muy feliz saber esto, saber que construyes tu vida aquí en Konoha. Ese miedo constante de que un día despertaré y otra vez te habrás ido se hace cada vez más pequeño.
–No me iría sin decirte nada… –respondió Sasuke suavemente, como si tuviera miedo de que ella escuchase.
«Tan diferente» era lo único que venía a su mente –más te vale...
La charla continuó amena entre ambos ninjas. Esta vez Sasuke le relató algunos de sus viajes cuando estuvo fuera de Konoha, incluso le contó de algunos viajes que había hecho cuando aún estaba con Orochimaru.
–Esa Ciudad de las Flores que mencionas pareciera un lugar que tengo que visitar –dijo Sakura, arrastrando las palabras producto de las botellas vacías de sake que se encontraban en la mesa–. He pensado que para mis próximas vacaciones tomaré un largo viaje. Había considerado que quizá podría acompañar a Tsunade-shishou un tiempo, pero la verdad no me apetece pasar mis vacaciones en casinos y bares.
–Creo que quizá Tsunade sea una mala influencia –reflexionó Sasuke en voz alta. No podía evitar pensar eso cada vez que veía a Sakura beber de la manera que lo hacía.
Sakura rio por el comentario –y yo creo que puedes tener toda la razón –respondió, luego de dar el último trago de su o-choko. En ese momento se disculpó con Sasuke y se dirigió al baño. Al ponerse de pie sintió que el aire le faltaba ligeramente y que la casa quizá se movía de manera particular. Se enderezó lo más que pudo y se dirigió al baño tratando de parecer lo más digna posible. Cuando venía de regreso, sintió que las piernas le fallaban ligeramente y trató de sostenerse de la pared. Antes que pudiera alcanzarla, Sasuke ya se encontraba a su lado, sosteniéndola.
–Cielos, creo que ya he bebido mucho –confesó–. Sasuke, prometo que la próxima vez que vengas a mi casa solo te daré té. No quiero que te hagas ideas equivocadas sobre mi consumo de alcohol –bromeó.
–¿Estás bien? –preguntó el pelinegro, quién aún la sostenía de la cintura.
–Sí, no te preocupes –respondió sonriendo, fue entonces cuando sintió la cercanía de sus cuerpos. El rostro de Sakura casi se enterraba entre el cuello de Sasuke, y demonios, olía tan bien. Sakura elevó su mirada y se encontró con los ojos de Sasuke que la observaban.
La chicha trató de pensar en algo que decir, pero sus pensamientos no lograban coordinarse. Posiblemente por la cantidad de alcohol en su sistema. Observó en silencio el rostro de Sasuke y sintió una mezcla de sentimientos arremolinándose en su pecho. Sentimientos a los que en ese instante no lograba ponerle palabras. Sin lograr detener sus acciones llevó su mano hasta el rostro de Sasuke y lo acarició suavemente, con la mirada perdida en sus ojos.
Los ojos de Sasuke se abrieron ligeramente por la sorpresa, no esperaba aquella respuesta de parte de Sakura. Sin embargo, no se movió, dejó que el roce de su mano enviara descargas por todo su cuerpo.
–Siento que a veces no termino de entenderte… me gustaría saber lo que piensas… –susurró, sus palabras apenas descifrables para los oídos de Sasuke.
Sasuke no respondió, pero apretó ligeramente más su agarre.
La pelirrosa deslizó sus dedos por la mandíbula de su compañero, dejándose llevar por su instinto. Incapaz de procesar cualquier pensamiento que la detuviera de sus actos y sin dedicarle ningún pensamiento tiró de él para besarlo.
Sasuke correspondió inmediatamente a aquel beso, cargado de deseo y necesidad. Se aferró aún más fuerte a su cintura, juntando ambos cuerpos. Sakura rodeó su cuello con ambas manos profundizando aún más el beso.
Sasuke sintió la lengua de Sakura entre su boca moviéndose lentamente, masajeando sus labios y lengua y deseo más, deseó todo de ella. En un rápido movimiento la levantó con su único brazo y la estrelló contra la pared. Como respuesta, Sakura enrolló sus piernas a la cintura del pelinegro, sin separar el contacto de sus labios, los cuales se movían con vehemencia, hambrientos de deseo. Elevó aún más sus manos y sus dedos se entremezclaron entre sus negros cabellos y tiró de ellos, provocando un gemido de placer.
Sasuke se separó finalmente de sus labios, jadeante y comenzó a besar su mandíbula y cuello. Saboreando cada parte de su piel con la que tenía contacto. Disfrutando cada segundo en el que estaba vivo. Cada segundo en el que finalmente sus sueños y deseos se hacían realidad. Luego de recorrer toda la piel que pudo encontrar a su paso, volvió a esos labios, suaves y ardientes que rogaban en silencio por más.
Sakura deslizó sus manos suavemente hasta la camisa de Sasuke y comenzó a desabrocharla. Fue en ese instante que un rayo de lucidez golpeó al pelinegro. Dejó a Sakura nuevamente en el suelo y se separó de ella abruptamente.
–¿Q-qué haces? –exclamó Sakura, dando unos pasos en su dirección. Ardiendo en deseo, todo su cuerpo reclamando por esa violenta separación.
Sasuke dio media vuelta y salió por la puerta sin voltear. Dejando a Sakura completamente desconcertada.
Trató de comprender lo que acababa de ocurrir, pero su cerebro parecía reacio a funcionar. Caminó lentamente hasta el sillón de la sala y se desplomó sobre él, aún con la respiración agitada por la falta de aire. Levantó su mano y acarició suavemente sus labios hinchados –nunca puedo entenderte… –susurró para sí, antes de caer dormida inmediatamente.
Sasuke caminaba a una velocidad anormal, necesitaba calmarse. No podía volver a su apartamento en ese momento, de nada le serviría intentar dormir. Estaba furioso consigo mismo por haberse dejado llevar de esa manera. Estuvo a punto de aprovecharse de una persona que seguramente no recordaría ningunos de sus actos al otro día «maldito pervertido» pensó contrariado.
Cuando finalmente logró calmar los latidos de su corazón se detuvo y se dio cuenta que se encontraba en la banca de la entrada de Konoha. La misma banca en la que había abandonado a Sakura hacía ya tantos años. «Que ironía». Se dejó caer en la banca e inclinó su cabeza hacia atrás, recordando los últimos momentos. Aún llevaba el olor de Sakura impregnado en todo su ser, aún sentía sus labios entre los suyos, su cuerpo aún reactivo ante la excitación. Secretamente se odiaba por haberse detenido, si tan solo se hubiera podido quedar unos minutos más, disfrutar ese instante un poco más. ¿Cómo podría verla nuevamente sin desear con locura esos labios, sin desear desesperadamente ese calor adherido a su cuerpo, sin desear ese olor que lo llevaba al delirio?
XXX
-Continuará…
Espero que lo disfrutarán! Confieso que disfrute mucho escribir este capítulo, gracias por leer :D
