TEASE
GOLOSINAS
-¡VAMOS, TÚ PUEDES! ¡CONCENTRATE UN POCO MÁS!
-¡UGH!... ¡Es demasiado! ¡NO PUEDO SOPORTARLO MÁS!
-Si te das por vencida ahora, puedes estar segura de que serás castigada por tu pereza, ahora…
Estaba exhausta, podía sentir sudor corriéndole por la frente, la espalda y bastantes otros lugares, dejándola pegajosa e incómoda, lo cual era nada en comparación al súbito terror que sintió al escuchar las últimas palabras del Amo de la Torre.
-¡YA VOY, YA VOY!
Se concentró todo lo que pudo, podía sentir perfectamente como la fuerza en su interior se vaciaba rápidamente hasta dejarla casi seca y agonizante, un último esfuerzo, y el pequeño círculo que había dibujado en el piso un par de horas atrás, con un par de runas y símbolos extraños, había comenzado a brillar, como iluminado por un largo cable de luces led con que se iluminaban grandes letras y anuncios en la ciudad en que se había criado durante su vida pasada. Una súbita emoción pareció revivirla al notar aquello. Puso un poco más de si, cerrando los ojos y visualizando el objeto que quería aparecer, tal y como Arwin le había instruido la última semana, cada día al medio día.
¡PUFF!
Era como si le hubiesen arrancado algo de último minuto para dejarlo en el círculo, el impulso había sido tal, que había caído de espaldas, sin aliento y tan dolorida y cansada, como si hubiera corrido sin detenerse por días.
-¿Qué es esto, querida clienta?
Latte se incorporó lo suficiente para mirar hacia el círculo. Arwin permanecía fuera del mismo, observando en cuclillas, el extraño objeto alienígena que había aparecido en el centro de la estrella de siete puntas que Latte había tardado un día entero en trazar correctamente.
-¿Qué? -Suspiró completamente cansada.
El mago de cabellos platinos la miró un momento, poniéndose en pie y acercándose a ella, ayudándola a levantarse y acercándola a una distancia prudente. Lo único bueno de esas clases prácticas de magia que le había estado dando todos los días durante el primer mes del invierno, era que no le jugaba bromas, el lado sádico de Arwin parecía disfrutar ponerla a hacer todo tipo de ejercicios espartanos de concentración, trazado y proyección de mana.
-¿Qué es eso? -Murmuró el mago, sacándola de sus pensamientos.
Latte observó por un momento, sintiendo como poco a poco, una sensación de orgullo, felicidad y asombro la iban embargando al tiempo que su mente procesaba lo que estaba contemplando frente a si, sus ojos incluso se llenaron de lágrimas brevemente.
-No puedo creerlo, ¿podrán ser…?
Estaba completamente extasiada, separándose repentinamente de Arwin para estirarse, alcanzando la pequeña caja roja y café que había en el medio del círculo.
-¡No deberías entrar al círculo! ¡MUCHO MENOS TOMAR LO QUE ESTÁ AHÍ SI NO SABES LO QUE HAS MATERIALIZADO!
Ignoró a Arwin, sentándose de nuevo sobre sus rodillas, completamente emocionada y mirando fijamente la pequeña caja entre sus manos. La giró un poco, conteniendo la emoción que sentía, sus dedos encontraron el pequeño sello plástico de la parte superior. Lo desprendió con algo de dificultad, abriendo con reverencia y revelando una pequeña bolsa metálica al interior.
-¿QUÉ ES? ¿YA DIME?
Latte sacó la bolsita del interior, temblando ligeramente justo antes de trozarla con cuidado, el aroma a chocolate y galleta atacándola de inmediato, logrando que una enorme sonrisa apareciera en su rostro. La rubia terminó de abrir el paquete en ese momento, abriéndolo y tomando del interior una de las pequeñas varitas de galleta cubiertas de chocolate, observándola con curiosidad justo antes de metérsela a la boca.
-¡NO COMAS ESO, PODRÍAS MORIR! -Exclamó Arwin, intentando detenerla sin éxito alguno.
El sabor era el mismo que recordaba, no pudo evitar cerrar los ojos embelesada, sintiendo que escuchaba ángeles cantando en coro con campanas tocando de fondo.
-¡Extrañé tanto los pokis! -Dijo en un gemido de satisfacción luego de haberse terminado el primero.
Hasta ese momento, pudo volver a notar su alrededor.
Estaba cansada, muy cansada.
Arwin estaba molesto, muy molesto.
Había un círculo mágico dibujado en el suelo de su habitación, una caja de pokis en el suelo y un paquete metálico entre sus manos.
No pudo evitar sacar otro, volteando a ver a Arwin al tiempo que se le ocurría una idea.
-¡Cálmate un poco, Arwin querido!, esto es solo una golosina, deberías probarla.
No lo dejó objetar, simplemente le introdujo el palito de galleta en cuanto él intentó discutirle, para luego acercarse y atrapar la otra mitad con su boca, observando el enorme sonrojo repentino cruzando la cara de su marido.
q.p
JAMÁS EN TODA LA HISTORIA DE LA MAGIA UN CONJURADOR SE HABÍA METIDO A LA BOCA LO QUE HUBIERA CONJURADO… jamás, en toda la historia de la magia, un conjurador había obligado a otro a probar lo que había conjurado, para luego ingerirlo también, y por alguna razón, el delicioso sabor a chocolate parecía más intenso de lo que le habría parecido, tal vez, por notar el rostro de su esposa tan cerca del suyo, sosteniendo entre sus labios la misma exacta vara que le había metido a la boca.
La escuchó romper la larga y delgada galleta, mirándolo como si él fuera una presa indefensa, sonriendo malévola y luego ingiriendo una porción más, quedando sus labios alejados tan solo por medio milímetro.
¿Qué había dicho Latte?, ¿qué aquello era una golosina?, ¿cómo estaba tan segura?
Miró de reojo la caja, estaba llena de caracteres extraños que desconocía totalmente, dejó de pensar en ellos cuando algo suave y cálido se pegó a su cuerpo y a sus labios. Tuvo que morder el pequeño palito, masticándolo apurado y sintiendo como la pequeña parte que había quedado entre sus labios era alejada y succionada por su esposa, la cual había aprovechado para besarlo a él también.
¿Cómo había llamado Latte a aquella cosa crujiente y dulce?, no podía recordarlo, el hecho de que los besos de Latte supieran a chocolate era algo demasiado tentador ahora.
La atrajo un poco más, dejándose caer de espaldas a un lado del círculo mágico para profundizar el beso y mejorar el abrazo, concentrándose repentinamente en transportarlos a ambos hasta la cama, sintiendo su suave y mullido colchón un par de segundos luego de pensar en eso.
-¡ARWIN, MI ROPA!
No pudo evitar sonreír con demasiada confianza, notando como Latte se sentaba sobre él, indignada y completamente desnuda ahora.
-Alguien no estaba escuchando las indicaciones, mereces un castigo adecuado, querida hada.
-¡Espero que no castigues de este modo a todas las aprendices! -Le gruñó la rubia completamente molesta y mirando a un lado y con los brazos cruzados sobre su pecho.
-Suelo mandar a los otros a lugares peligrosos, tú eres un caso especial, debes ser castigada por el Maestro de la Torre en persona.
Se giró en ese momento, escuchando a Latte riendo un poco sin poder evitarlo, justo antes de quedar sobre ella, observándola un par de segundos antes de retirarle el extraño envoltorio con dulces que había conjurado.
-Creo que dejaremos esto por aquí, no me gustaría que algo que desconozco reaccione de mala manera ante mi magia, en cuanto a tu castigo…
Su esposa estaba completamente sonrojada, sus ojos cafés llenos de anticipación apenas él la tomó de ambas muñecas, agachándose para comenzar a marcarla con besos, haciéndola gemir y jadear, vaya que iba a castigarla, el castigo sería de tal magnitud, que de seguro su pequeña y amada escritora terminaba usando la experiencia como material para varias escenas sucias de alguno de sus próximos libros. Sonrió ante la perspectiva, continuando con las caricias que había comenzado a prodigarle en medio de las clavículas y descendiendo poco a poco, solo por hoy, se tomaría su tiempo para dejarla completamente enloquecida y rogando antes de reclamarla, ese, definitivamente, sería un excelente castigo para una alumna tan desobediente y floja como la que tenía a su merced.
q.p
-¿Puedo quedarme en cama un rato más? -Preguntó la rubia, completamente exhausta y bañada en sudor.
-Mi querida clienta es una perezosa sin remedio -Repuso el mago con una sonrisa ladina, dejando un beso en la sien de Latte justo antes de salir de las cobijas y tomar el pequeño paquete plateado que había iniciado todo.
-Tú eres… ¡no puedes esperar que me queden fuerzas luego de todo eso!, ¡ni siquiera voy a ser capaz de caminar por un rato!
-Yo puedo caminar perfectamente.
-No es a ti al que le tiemblan las piernas en este momento.
Lo escuchó reír más contento de lo usual, todavía examinando cuidadosamente el paquete de pokis que ella había logrado invocar hacía un rato.
-Eso no va a morderte, te dije que era comida.
Arwin volteó en ese momento, sus ojos escarlatas reluciendo ante la curiosidad que sentía, mirándola tan fijamente, que la había hecho sonrojar.
-¿Cómo estás tan segura?, ¿ya habías visto esto antes?
-¡Por supuesto que los he visto! -Contestó ella, haciéndose la ofendida y volteando a otro lado al mismo tiempo que cubría la mitad de su rostro con las sábanas.
Arwin hizo un ligero movimiento de manos, la caja roja donde había estado el paquete apareció en sus manos en ese momento. Ahora no podía quitarle los ojos de encima a su mago psicópata, estaba realmente fascinado, mirando la caja por todas partes con cuidado, tardando un par de minutos examinando cada pequeño centímetro de la caja antes de voltear a verla con renovado interés.
-¿Sabes lo que dice aquí?
-¡Por supuesto que lo sé, dice POKIS! PO KIS
Arwin miró la caja de nuevo, justo antes de recostarse al lado de ella sin molestarse para nada en cubrirse, entregándole la caja y observando, como si estuviera estudiando algo particularmente complicado en uno de sus libros.
-¿Dónde dice esa palabra rara?
-Justo aquí, y aquí, aquí también lo dice, esta palabra de aquí dice Ingredientes, luego aquí dice…
-¿Qué idioma es ese?
Latte se detuvo en ese momento, desviando su mirada a Arwin y notando que el mago no estaba viendo ni la caja, ni las letras, sino a ella, como si fuera un espécimen raro a punto de hacer algo totalmente desconocido hasta ese momento.
-No lo conoces. -Murmuró ella, repentinamente temerosa y preocupada.
-¿Era tu idioma antes de renacer aquí?
Latte lo miró con incredulidad esta vez, completamente confundida y sorprendida, ¿cómo había llegado Arwin a esa conclusión?, ¿le había estado leyendo la mente, o…?
-¿Sorprendida?, ¡pensé que lo recordabas!
-¿Recordar qué?
-Nuestra noche de bodas… dijiste algo sobre tu vida anterior en un reino que no conozco… ¿no estabas consciente entonces?
Intentó recordar que había pasado esa noche, recordaba que había sido un poco doloroso, lo había disfrutado, no tanto como ahora, definitivamente no en la medida en que lo había disfrutado momentos atrás… luego estaba segura de que se había quedado profundamente dormida, su noche de bodas había estado exhausta completamente.
-Lo lamento Arwin, no recuerdo haber dicho nada al respecto.
-¿Y entonces?, ¿esto que invocaste es algo de tu vida pasada?
Asintió con recelo, no estaba muy segura de como afrontar que alguien supiera sobre su vida anterior en Corea, especialmente con Arwin… al menos, hasta que el mago tomó la caja con delicadeza, observándola de una forma tal, que se había sentido repentinamente celosa.
-¡Es solo una caja en coreano!, no entiendo porqué te emocionas tanto por la caja.
Arwin comenzó a reír a carcajadas, visiblemente divertido por su reacción, ella logró relajarse hasta ese momento. Este mago loco y sin escrúpulos, este hombre que había resultado ser completamente maravilloso, que había ido en contra de los designios de su autor incluso, de él no podía esperar sino comprensión absoluta, tal y como había demostrado al no espantarse por los escritos que ella publicaba o prohibirle seguir con sus historias. Sonrió más tranquila entonces, acercándose y moviendo los brazos de Arwin hasta posicionarse entre sus brazos, sintiendo como el mago la mimaba con el brazo con que había sido obligado a abrazarla.
-Creo que podría traer más cosas de allá… si me dejas descansar adecuadamente, no tienes idea de lo cansado que fue traer esto.
-¿Estabas pensando en traer esto cuando lo invocaste?
-No realmente… si soy sincera, esto de practicar magia me produce hambre.
Arwin la alejó un poco, lo suficiente para poder mirarla a los ojos con el ceño fruncido y una expresión completamente seria.
-¿Es que tú solo piensas con el estómago, querida clienta?
-Con el… ¿de dónde has sacado esa idea? -Reclamó Latte, haciéndose la ofendida en ese momento, notando un brillo juguetón en los ojos de Arwin.
-Tus padres me comentaron una vez que fuiste tú la que inventó eso de las palomitas, ¿no será acaso que eso también lo comías en esa Corloquesea?
-Corea, CO RE A… ¡no es tan difícil!
-Pero entonces, ¿estoy en lo correcto?
-Si, yo… necesitaba palomitas para… algo.
Arwin la miraba con una intensidad demasiado peligrosa, ese desgraciado estaba a punto de hacerle pregunta tras pregunta hasta conseguir sacarle toda la información que quisiera y, viendo hacia donde se estaba dirigiendo la conversación, no sería nada bueno dejarlo saber sobre La Flor y La Bestia, o sus intenciones de hacerse amiga de Ibelín solo para ver en primera fila como él y los otros dos "peces" se deshacían por la morocha extranjera, después de todo, él aún se ponía irritable si ella mencionaba a Ibelín.
-Querida clienta -Oh no, el interrogatorio estaba por comenzar, era mejor que le cambiara el tema antes de que fuera imposible hacerlo-, ¿porqué…
-…invoco comida?, bueno, tal vez, solo tal vez, extraño un poco las golosinas de allá, los pasteles y los dulces que hay aquí son deliciosos, pero les falta algo, no sabría decir el qué, además, poder reproducir golosinas del mundo donde vivía antes le ha valido una buena remuneración a mis padres, incluso el cocinero de la casa se sintió inmensamente orgulloso cuando las palomitas fueron un éxito.
Estaba nerviosa, el platino la miraba con suspicacia, como decidiéndose a tomar el tema que le estaba ofreciendo o volver sobre el que en realidad había querido abordar.
-Entonces… ¿admites que piensas con el estómago?
-… ¡ARWIN!
Las risas no se hicieron esperar, lo besó, había logrado evadir un tema difícil y un poco delicado, algún día, cuando Arwin se sintiera algo más seguro respecto a ella, le contaría la triste historia de Kim Hye Jung y cómo había estado intrigada por una novela de romance llamada La bestia y la rosa.
.
Notas de la Autora:
Este capítulo, debo admitir que me causó un par de dolores de cabeza, quería jugar con las posibilidades de Latte haciendo un poco de magia, sin embargo, la inspiración no me llegó, para de colmos estoy en temporada de edición de libros, así que no había tenido mucho tiempo para sentarme a terminar, espero que haya sido de su entero agrado.
SARABA
