Nota: La reunión de JJ con Aaron Hotchner. ¡Disfrutad!
Capítulo 7
Un par de días después, el pueblo se había calmado. Ya no se escuchaba a la gente indignada por las calles, y Allegheny volvía a ser un pueblo tranquilo. JJ salió de su casa a media mañana, bastante nerviosa y con la mochila cargada de preguntas. Apenas había dormido la noche anterior, y se preguntaba si de verdad era una buena idea lo que estaba a punto de hacer.
Dio un par de vueltas por delante de la casa antes de decidirse a acercarse, sobre todo para evitar que la gente que todavía pululaba por allí la viera. Dejó la bicicleta junto a un seto y llamó rápidamente a la puerta, deseando que el morador de la casa no tardara demasiado en abrir. Se quedó sin palabras cuando lo vio. No se parecía en nada al hombre que ella recordaba. Aaron Hotchner estaba mucho más delgado, se le marcaban los pómulos, tenía los ojos hundidos y una barba poblada, aunque bastante bien arreglada.
-Jennifer, ¿qué haces aquí? -preguntó Hotchner, mirando nervioso por encima del hombro de la chica, por si alguien los veía.
-Yo…necesito hablar con usted, por favor – el hombre la miró fijamente un instante, y JJ tuvo un dejavú, volvía a estar en su clase de historia.
-Está bien, pasa.
Lo siguió a la cocina, pero JJ pudo ver cajas de cartón por todo el pasillo.
-¿Se va? -preguntó sentándose dónde él le indicó.
-Por supuesto. Aquí ya me han crucificado. No puedo salir a la calle, he hecho la compra por Internet y han increpado al repartidor. Y nadie me contratará en 200 kilómetros a la redonda. Mi hermano vive en Nueva York, me iré con él. Espero poder rehacer mi vida allí.
-¿Cuándo se va? -quiso saber la chica.
-La semana que viene, el Martes. ¿Te apetece un té? -JJ asintió y él se levantó a prepararlo-. Cuéntame porqué estás aquí, Jennifer.
JJ respiró hondo y se lo contó todo. El hombre la miró fijamente, mientras apretaba con fuerza la taza en sus manos. La chica se sintió tan cohibida que bajó nerviosa la cabeza.
-¿Por qué estás tan segura que soy inocente, Jennifer? -preguntó él al cabo de un momento.
-¿No lo es? -preguntó ella a su vez, con una pizca de miedo en su voz, aunque esperando que no se notara.
-Eso no es lo que te he preguntado. Me has dicho que quieres saber la verdad, que estás casi segura que todos están equivocados y que me condenaron injustamente. Entonces, dime porqué.
-Porque lo veía todos los días en el instituto, nunca he visto a nadie que diera las clases con tanta pasión como usted, se preocupaba por todos, porque entendiéramos la lección, y sé que tiene un gran corazón y sería incapaz de hacerle daño a nadie, y mucho menos a la señora Strauss.
Hotchner asintió levemente ante la afirmación de la chica, y una expresión de tristeza se instaló en su cara.
-Sí, jamás le haría daño a Erin -murmuró.
-¿Puedo grabar la conversación, por favor? -pidió la chica.
-Adelante.
JJ sacó todo rápidamente, y cuando miró de nuevo a su profesor, pudo decir que éste estaba perdido en sus pensamientos. Carraspeó brevemente para hacerlo volver al presente.
-¿Puede decirme cómo conoció a la señora Strauss? -preguntó JJ suavemente.
-Yo era el profesor de historia de Emily, y era ella la que solía ir a las tutorías. Nos veíamos por el pueblo alguna vez, como todo el mundo, supongo, tampoco es un pueblo demasiado grande y nos conocemos todos. Hasta que un día al salir del supermercado se le habían roto las bolsas, y tenía la compra por el suelo, y la ayudé a recogerlo todo. Luego me invitó a un café por el agradecimiento, y nosotros …-el hombre cerró los ojos y se pasó las manos por la cara, en señal de frustración.
-La quería ¿verdad? -preguntó la joven sin poder evitarlo.
-¿Cómo sabes…?
-Los vi un día juntos. En la fiesta de Navidad del instituto, yo buscaba un sitio para estar un rato a solas, y los vi besarse en el despacho del conserje -Hotchner la miró con tristeza-. No se preocupe, nunca se lo conté a nadie. Ni lo haré ahora.
-Mira JJ, no sé quién mató a Erin, pero puedo asegurarte que no fui yo -la chica asintió casi imperceptiblemente, con compresión.
-¿Cuánto tiempo estuvieron viéndose?
-Diez meses.
-¿La vio el día que murió?
-No. La última vez que nos vimos fue un par de días antes. Solíamos vernos en un hotel en Monroeville, tres veces a la semana, cuatro si podíamos. Teníamos mucho cuidado para que nadie nos viera -el profesor habló con nostalgia y tristeza.
-Alex Blake nos dijo que anuló su cita con ella para ir al cine esa misma tarde. ¿Tiene alguna idea de qué iba a hacer?
-No. No lo sé.
-¿Y por qué cree que lo acusaron de su muerte? Nunca se llegó a decir que mantenían una aventura, sin embargo encontraron pruebas en su coche y por eso se dijo que fue usted -siguió preguntando la chica.
-No se dio a conocer esa información, gracias a Dios supongo, pero la policía sí lo sabe. Tuve que explicar porqué había huellas y algún pelo suyo en mi coche, aunque no tengo ni idea de cómo llegó su sangre al maletero -el profesor bajó la voz, conmocionado.
-¿Y tiene alguna idea de quién podría querer tenderle una trampa? Por eso simularon una escena de crimen y…
-Esto parece un interrogatorio policial -la interrumpió Hotchner divertido.
-Lo siento -JJ volvió a bajar la cabeza, avergonzada.
-No, no tengo ni idea de quién podría haber sido. Llevo preguntándome lo mismo los últimos dos años.
-Gracias por su colaboración, profesor Hotchner. Me gustaría volver a verlo antes de que se vaya el Martes -él asintió-. Y le deseo lo mejor.
-Igualmente Jennifer. Y nunca dejes de ser tú misma y luchar por lo que crees.
JJ pedaleó con fuerza camino a su casa, contenta con su entrevista. Le había gustado volver a ver a su profesor favorito, a pesar de encontrarlo muy desmejorado, y estaba segura de estar llegando al fondo del asunto.
Justo al entrar en casa, JJ se fijó que en el porche de la casa de enfrente, Emily Rossi la miraba fijamente y con seriedad. La chica cerró la puerta con fuerza.
Continuará…
