Disclaimer:
La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.
Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
[PROHIBIDA SU COPIA]
Aun incrédulos los tres hombres veían el polvo negro sobre el suelo, mientras que Ladybug se mantenía ausente de todo.
- Maestro, ¿Qué ha pasado?, ¿por qué no se ha purificado el akuma? - inquirió extrañado el más joven de ellos.
Los dos guardianes se vieron entre si y sin decir palabra alguna habían llegado a la misma conclusión.
- No había nada que salvar, era tal el odio y la negatividad en los sentimientos que la poseían que se había corrompido por completo. - explicó el maestro Zhu sin dejar de ver las cenizas en el suelo.
- Acabó, ya todo acabó. - la vista de los tres se posó sobre la heroína ante sus tenues palabras que denotaban algo más que la derrota de Hawk Moth.
Sin poder contener más sus sentimientos rompió a llorar, las lagrimas retenidas en sus azules ojos resbalaban ahora libres sobre el antifaz y caían sobre el suelo mezclándose con las cenizas que lentamente se filtraban por los surcos de entre las lozas.
Cansada se dejo caer pesadamente sobre sus rodillas y sin dejar de llorar se abrazó a si misma tratando de mitigar el dolor en su pecho. Tal vez hubiera destruido a su enemigo pero ella había sido la única perdedora de aquella contienda.
Hacía ahora ya algo más de un mes cuando aquel día que prometía ser uno de los más felices de su vida, donde por fin ella y Adrien se darían el sí definitivo para reafirmar su futuro juntos, este se convirtió en el inicio de su calvario cuando de manera ruin le fue arrebatado el que era el amor de su vida.
Profundos sollozos acompañaban sus lagrimas, sentía frío así como ligeros temblores que estremecían su cuerpo, por más que trataba no encontraba el consuelo en aquella situación.
Una vez más el maestro Fu veía acongojado la triste estampa que ofrecía su protegida, se acercó despacio y se acuclilló frente a ella para abrazarla, esperando con ese simple gesto tratar de reconfortarla.
El maestro Zhu siendo prudentemente se alejó dándoles el espacio que ahora necesitaban. Sin olvidarse de aquello que viniera a su mente antes de que la aparición de la Ascalapha lo interrumpiera fue hasta donde estaba el cuerpo de Adrien.
No pudo evitar sentirse mortificado al ver el cuerpo inerte del joven héroe, el cual a pesar de todo reflejaba en su rostro una tranquilizadora paz. Dejando escapar un profundo suspiro se acuclilló junto a él.
Con cuidado puso ambas manos sobre su cuello, haciendo una mayor presión sobre las carótidas. Estuvo así unos segundos, manteniendo los ojos cerrados buscando así una mayor concentración. Un gesto de inconformidad se mostró en su rostro, colocando ahora ambos pulgares sobre las sienes de Adrien llevó sus manos hacia atrás hasta juntar sus dedos justo en la nuca de este. Una vez más cerró los ojos mientras que con pequeños círculos presionaba las sienes, al igual que la primera vez la mueca de disconformidad era más que evidente en su rostro.
Abrió los ojos soltando parte del aire contenido, apoyando las manos sobre sus piernas miraba pensativo el cuerpo de Adrien desde la cabeza hasta los pies con esmerado cuidado de no omitir ningún detalle. Al pasar la vista sobre su pecho sintió la aprensión de ver aun ahí el cuchillo enterrado. Tomando aire fue abriendo uno a uno los botones de la camisa impregnada de sangre, dejando a la vista parte del torso desnudo. Una vez más dio una profunda inhalación para después apoyar sus manos sobre el pecho ensangrentado, moviéndolas lentamente desde los extremos hasta converger en el centro, ahí las mantuvo haciendo presión durante varios segundos, se apreciaba el movimiento nervioso y rápido de sus ojos bajo los parpados.
Soltando de golpe el aliento en forma de una fuerte tos abrió desorbitados los ojos, su rostro mostraba la sorpresa del momento hasta que una sutil sonrisa de suficiencia se dibujó en sus labios. Olvidándose de su edad se puso en pie de inmediato dando un pequeño salto.
- ¡FU! - el gritó asustó al guardián y a Marinette que ahora veían extrañados como el maestro Zhu avanzaba rápidamente hacia el atril - ¡EL ANILLO DE CHAT NOIR!.
Marinette apartando las lagrimas que aun nublaban sus ojos miró confundida al maestro Fu, quien al parecer no sabía de lo que estaba hablando su antiguo maestro.
El mayor de los guardines llegó hasta el atril y sin dilación comenzó a buscar una página en concreto del libro. Una gran sonrisa se marcó en su rostro al encontrar el ritual que buscaba y fue ahí cuando los glifos del pórtico comenzaron a brillar una vez más en un azul intenso.
El maestro Fu se puso en pie y se dirigió al antiguo guardián - Zhu, ¿a qué te refieres?, ¿Qué quieres decir con el anillo de Chat Noir? - inquirió aun confundido por las palabras de antes.
El maestro Zhu se giró hacia los tres con la ansiedad reflejada en su rostro - ¡El ANILLO, FU!, ¡PON EL ANILLO EN EL DEDO DE ADRIEN! - exclamó exaltado - Aun hay una pequeña oportunidad. - explicó más calmado.
La sorpresa fue lo primero que mostró su cara, eso último era lo que Marinette necesitaba escuchar para sin siquiera pensarlo se pusiera en pie y con determinación avanzara hacia el joven pupilo que aun miraba desconcertado a su maestro, con un rápido movimiento le arrebato de su mano la pequeña caja hexagonal.
Junto con el maestro Fu fueron donde el cuerpo de Adrien yacía, la azabache tuvo que esforzarse por contener las lagrimas, el verlo ahí inmóvil, completamente inerte, le comprimía el corazón. Afianzándose a las frágiles esperanzas que las palabras del maestro Zhu le insuflaron mantuvo su aplomo, entregándole así el ornamentado estuche al guardián.
En cuanto el maestro Fu abrió la caja tanto él como Ladybug tuvieron que cubrirse los ojos ante el fulgurante resplandor verde. Al apagarse la brillantez del momento bajaron las manos viendo frente a ellos al pequeño kwami de la destrucción.
Con parsimonia sus parpados se abrieron dejando ver sus adormilados ojos, tras un profundo bostezo su sorpresa fue mayúscula al ver frente a él al maestro Fu con semblante serio y a Ladybug cabizbaja con un brillo cristalino en sus ojos.
Confundido movía la cabeza en ambos sentidos tratando de saber donde estaba, aquella estancia se le hacía familiar pero ya habían pasado muchos siglos desde la última vez que estuviera ahí.
Cuando se disponía a preguntar qué era lo que pasaba vio como una solitaria lagrima resbalaba por la pálida mejilla de la heroína, sin más siguió con su vista hasta aquello que ella miraba con tanta melancolía.
Sus pequeños ojos se desorbitaron ante la dantesca imagen, había imaginado varios escenarios en los que se veía amonestando a su portador por la irresponsabilidad de desprenderse de su prodigio y de haberlo encerrado en él por tanto tiempo. Pero jamás se pensó con encontrarlo así.
Era un ser mágico que había vivido por siglos pero nunca tuvo que afrontar ese tipo de pérdida de uno de sus portadores, ver de esa manera Adrien le producía sensaciones que nunca había experimentado antes.
Muy lentamente fue descendiendo hasta posarse en su pecho muy cerca de la cara. Con sus pequeños brazos acariciaba con cuidado la mejilla de su otrora compañero, el frió de su pálida piel lo hizo estremecer, levantando la vista hacia el guardián sus pequeños ojos vidriosos mostraban su tristeza y su inquietud por saber.
- El...él se sa...sacrificó por salvarme. - pronunció en un débil hilo de voz la heroína.
Junto al atril el maestro Zhu sin perder atención en el libro repetía cada una de las palabras de aquel ritual a la vez que interpretaba con sus manos los diferentes movimientos que las ilustraciones le mostraban.
Según avanzaba en la lectura los glifos poco a poco fueron perdiendo su intensidad hasta apagarse por completo, fue entonces cuando toda la actividad se centró en el interior del pórtico donde un punto de luz blanca se expandía inundando toda la estancia de una intensa claridad, fue ahí cuando un nuevo punto de brillante luz azul apareció girando con tal rapidez que formó un vórtice rotacional en espiral, una vez más en ese día el portal había sido abierto.
El maestro Fu y Ladybug atraídos por la brillante claridad se giraron viendo con sorpresa como el antiguo guardián abría el portal. La heroína en silencio mostraba su angustiosa confusión, en su interior la carcomía la impaciencia por saber a qué se había referido el maestro Zhu con lo de que había una oportunidad...¿acaso él podría...?.
Por su parte el maestro Fu en cuanto vio el portal abierto, rápidamente tomó el anillo de su estuche y sosteniendo la mano derecha de Adrien colocó con cuidado la gema en su dedo anular. Con un ligero suspiro miraba esperanzado el prodigio en la mano de su protegido.
- ¡Perfecto, el portal está abierto! - exclamaba exaltado el antiguo guardián mientras se acercaba a paso rápido al maestro Fu y a la heroína.
- Muy bien Fu, has colocado el anillo. - aun cauteloso le dio una palmada en el hombro a su amigo mostrando su confianza - ahora necesito el libro de los prodigios.
Buscando en su cartera el maestro Fu sacó el libro, entregándoselo aun desconcertado a su antiguo maestro.
- Bien, recuerdo que estaba por aquí. - hablaba para sí mismo mientras pasaba las hojas buscando una en concreto.
Ladybug lo miraba impaciente, los segundos le parecían horas al estar solo como mera espectadora en aquellos delicados momentos.
- ¡Sí!, ¡lo encontré! - exclamaba victorioso clavando su dedo índice en la página en cuestión.
- ¿Zhu?, ¿Qué es lo que estás haciendo? - inquirió cauteloso ante el completo desconocimiento de lo que el mayor de los guardianes hacía.
- Es hora de traer a Chat Noir. - respondió mostrando una sonrisa de suficiencia.
Ladybug abrió de mas los ojos sorprendida ante aquel comentario, ahora lo miraba aun mas desconcertada que antes. En un primer momento se sintió contrariada, ya que sabía lo que aquellas palabras conllevaban, pero también sabía que Adrien no podía...
- Pero Zhu, - intervino incrédulo el menor de los guardianes - sabes...sabes que si el portador no invoca la transformación no será posible que ... - guardó silencio ante lo que iba a decir y miró retraído a la heroína, lo que menos quería era lastimarla rompiendo la frágil esperanza que su amigo les había dado.
- Lo sé, - respondió sosegado y mostrando un sonrisa de confianza le enseño la página que había encontrado - y se también que es posible.
El maestro Fu leía con detenimiento aquella página tratando de interpretar la antigua escritura lo más rápido posible. Al finalizar el escrito solo pudo mirar sorprendido a su antiguo maestro.
Plagg se había mantenido en silencio sin despegarse de Adrien, observaba a los guardianes con atención y trataba de seguir su conversación. No entendía del todo a lo que se estaban refiriendo pero intuía que tenía que ver con él.
- Plagg - habló el maestro Zhu dirigiéndose con seriedad al kwami.
La mirada del pequeño ser así como la de todos los demás se posó atenta sobre el antiguo guardián.
- No tenemos mucho tiempo y necesitamos de ti, hay una mínima oportunidad de ayudar a Adrien pero para ello es necesario que facilites su transformación. Sera un paso doloroso para ti ya que al no estar consciente tu portador es necesario forzar tu fusión con el anillo.
Plagg miró con lastima una vez más el rostro apagado su portador, en completo silencio flotó hasta la mano de Adrien y con cuidado se posó junto al anillo - Hare todo lo que haga falta - respondió a la petición sin aparta ahora la vista de Ladybug.
- Bien...- dijo el maestro Zhu dejando entrever ligeramente su nerviosismo - en ese caso comencemos. - le dio el libro al maestro Fu para que lo sostuviera en lo que él se preparaba.
Al igual que hiciera con el portal comenzó a leer el ritual y a reproducir con las manos las imágenes que acompañaban al texto.
De pronto el reluciente anillo comenzó a emitir pequeños destellos, Plagg entrecerraba los ojos y apretaba con fuerza sus labios, todos los ahí presentes sabían que el kwami estaba sufriendo pero se mantenía firme sobre la mano de su portador.
Al leerse la última palabra el anillo dio un brillante destello y una poderosa energía envolvió a Plagg tirando con fuerza de él hasta ser engullido por el prodigio.
Todos veían con asombro como el anillo lentamente se tornaba negro y de él salía un intenso resplandor verde que cubrió por completo a Adrien. Al atenuarse la brillante luz Ladybug ahogo un grito llevándose las manos sobre sus labios ante la impresión de tener de nuevo ante ella a Chat Noir, una vez más sus azules ojos se anegaron al venir a su memoria tantos recuerdos.
- Perfecto - murmuró para sí el maestro Zhu.
- ¡Marinette! - exclamó con energía el antiguo guardián.
La heroína se exaltó al escuchar su nombre pronunciado con tanto ímpetu, centrando de inmediato su atención en los dos guardianes.
- Ahora debes de ser tú quien complete esta tarea - hablaba más sosegado hacia la desconcertada heroína - deberás de atravesar el portal junto con Adrien, - los vidriosos ojos de la azabache mostraron su sorpresa - tanto tú como él al estar transformados están protegidos por la magia de los prodigios, así que no correrán ningún peligro.
- Pe...pero no sé qué es lo que tengo que hacer. - dijo nerviosa.
- No te preocupes de nada, tú solo llévalo al otro lado. - tomó su pequeña mano entre las de él brindándole su confianza.
Marinette dio un profundo suspiro y apartando las lagrimas que aun permanecían en sus ojos se acuclillo frente a Adrien para tomarlo entre sus brazos con el mayor de los cuidados.
Con él en brazos y ante la esperanzadora mirada del maestro Zhu caminó hacia el portal, se detuvo ante el pórtico y en un cariñoso movimiento apegó más a Adrien contra su cuerpo y delicadamente besó su frente.
- Siempre juntos, amor... - susurró hacia él.
Con decisión dio el primer paso hacia el brillante vórtice, perdiéndose en un instante en medio de la intensidad de aquella luz.
- ¿Zhu...?
- Shhhh...se lo que vas a decir y no, no sé lo que pasara, ahora está todo en sus manos...
