FIC
Caída del Cielo
Por Mayra Exitosa
CAPITULO VIII
Mi novia antigua
Candy cerraba el entrecejo, bastante extrañada, a lo que él continuaba con su idea, - Quieres quedarte aquí, para mí eso sería genial, puedo decir que eres mi novia desde hace tiempo, mi vida privada no es de la incumbencia de nadie, yo mismo le hice creer a uno de mis empleados que estaba hablando con mi novia muy enojada, porque me habían comprometido y no era cierto. Con mi trabajo y mi forma de vivir no tengo novia. Ella lo miro incrédula, a lo que escribía, - ¿Quieres que sea tu novia? - Más bien que digas que eres mi novia desde hace más de un par de años. Claro que no salga un listo y me haga caer en mi propia mentira.
Ella escribía que trabajaba en ventas, llevaba cuatro años laborando para el corporativo Cornwall en New York y no tenía novio, o al menos no había mencionado a nadie.
- ¿Entonces aceptarías ser mi novia desde hace unos años? Total, tendríamos un noviazgo muy nuestro, solo nos vemos a solas, estamos juntos ahora. Ella lo miraba, sabía a donde quería llegar, puesto que lo habían comprometido sin su consentimiento y él deseaba decir que ya estaba más liado con ella desde hacía tiempo y usarla como su tapadera. Ella le escribía - ¿Sería una novia de mentiras? ¿Eres gay?
Él se reía y negaba, a lo que le tomaba su rostro con ternura y besaba su boca suavemente, luego lentamente la traía de la silla y la sentaba en su pierna, para continuar besándola, procurando no lastimarla, ella cerraba los ojos, devolviéndole el beso, aceptando la intromisión de su lengua, para profundizar lo que ambos estaban haciendo. El rubio se detenía suavemente y sin alejarse la miraba con su rostro cerca, - No sería de mentiras, solo diría que tenemos mucho tiempo de ser novios y que no voy a dejarte por una mujer a la que no conozco. Ella lo miraba y asentía con una sonrisa escondida en su mueca, a lo que él le daba pequeños besos por su rostro y ella reía por las cosquillas que le hacía su barba. - ¿No te gusta mi barba? Ella le tocaba y acariciaba con sus manos. Hacía seña de que le hizo cosquillas, él se acercaba y volvía a darle cosquillas viendo ahora como sonreía, agregaba,
- Tienes que tomar tus medicamentos, pasaste muy mala noche, podemos volver a dormir, afuera está lloviendo. Le hacía seña con su mano hacía la ventana y ella giraba a ver la cama y trataba de levantarse despacio, él la iba a llevar y ella le decía que lo estaba intentando, al hacerlo la camiseta que fungía como su vestido se le quedaba subía hasta la cintura y caminaba despacio, mostrándole su hermoso trasero bien formado y él se aguantaba la risa, se veía preciosa, a pesar de todos esos golpes, no tenía ninguno en ese trasero precioso. Al final doblaba la pierna porque no era de hule y vaya que le estaba elevando la autoestima a él. Despertando sus ansias al estar a solas con ella.
En el corporativo comenzaba a mostrarse el video de Candy como la paracaidista que bajaba del avión del Corporativo, mostrando que ella formaba parte de la empresa y que era tratada como un ángel del cielo. La asistente se quedaba en silencio y al no saber aun nada de ella, aguantaba las ganas de llorar y como había prometido no contar nada, Jim estaba yendo diariamente a buscar a Candy junto a cuadrillas de rescate de la compañía cinematográfica, que seguían con forme ala ruta que tenía la tormenta, logrando ver que de New York se había trasladado a Chicago.
Alistar solicitaba a un investigador rescatista particular y comentaba los detalles de una de sus empleadas de manera que este para saber sobre el caso firmaba de confidencialidad una carta y le mencionaba que requería que la buscaran, estaba de vacaciones y deseaban saber a donde se había ido la señorita Candy White.
- ¿Datos extras que tenga? - Ninguno de momento, solo que está siendo buscada por la empresa que la contrató de manera privada y dio ahí sus servicios como paracaidista, pero ella es empleada de esta compañía y nos interesa mucho encontrarla primero. - Comprendo. - Si no la localiza en dos semanas, se cancelarían los servicios. - Eso será más costoso. - Solo si la encuentra, si no, se cobraría el servicio con resultados de su búsqueda exhaustiva.
En la cabaña, ambos se llevaban como amigos y se reían, él por fin había ido a buscar su celular y le comentaba leyéndole sus mensajes, como amigos ella se recargaba en su pecho ambos en la cama, donde Johnson le decía que sabía que se encontraba en Escocia, que si su novia estaba molesta, lo comprendía pero que él solo estaba investigando los motivos que tenía su Tía para exigir una matrimonio, solo por esa inversión, ahí respondía preguntándole Albert, si le había comentado de sus nuevas inversiones a su tía y este respondía de inmediato, -"Para nada, Señor".
Candy se notaban ahora los golpes más intensos y obscuros, pero otros ya se difuminaban, incluso la cabeza era uno de los que se notaba ampliamente una mancha negra, y la cintura, pero ya caminaba y se podía mover con facilidad.
- Mi vida, me iré a dar un baño al río, ahora vuelvo. - ¿Podría darme un baño? Tal vez mejore la circulación de mi sangre y se desaparezcan los moretones de las piernas. - El agua es muy fría, no quiero que te enfermes. - Pero si me da calambre me saldría, además hace un sol riquísimo. Albert asentía y le tomaba de la mano, el se desnudaba completo y ella igual, a tal manera que él se lanzaba desde un costado y ella de otro, y si, estaba muy fría, pero se mojaba completa y comenzaba a moverse en el agua con velocidad, dejándose ver por él, estaban completamente desnudos, él ya la había visto y ella le daba la espalda para no invadir su espacio, pero fue él quien se acercaba como tiburón al acecho y la abrazaba de manera sorpresiva.
- Te dije que estaba muy fría. - ¡Siiiiiii! Decía con temblores, pero sonriendo y se ponía a nadar, y él la seguía, estaba muy emocionado, llevaban poco más de dos semanas juntos, y hoy ella había hablado con Jim y le había dejado un mensaje de voz, diciéndole que se encontraba bien y que estaba siguiendo sus vacaciones con su novio, quien la cuidaba de reponerse de algunos raspones y magulladuras que le había ocasionado la bajada del paracaídas.
- Albert, crees que Jim, me devuelva la llamada. - No, mi celular tiene numero privado, preciosa. El no sabrá de donde lo llamaste, pero ese mensaje es muy tranquilizador, y más para mí, le dijiste que te encontrabas conmigo y que te estaba cuidando.
Continuará...
Gracias por solicitar así como seguir leyendo y comentando esta historia que será rápida si todo va bien, con la finalidad de avanzarlas y completarlas
Continuamos escribiendo más historias de Albert y Candy
Un Abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
