231.11.30
Mierda.
No.
No.
NO.
Esto no puede estar pasando. Él no debería estar en la fiesta.
Ella no podía creer como tenía tanta mala suerte de terminar metida en una situación así otra vez. Sabía que estaba detrás de ella acercándose después de escuchar a su padre llamarlo. Podía sentir su mirada quemando su trasero y las piernas le temblaban pero se aferró a Seth como si fuese su ancla.
La realidad es que el bebé era un buen escudo para esto. Si él sospechaba y sentía que ella era suya, entonces su hijo le demostraría lo contrario, ya que se suponía que su alma gemela no podría tener hijos con otros hombres y, hasta dónde él sabía, los otros no se habían encontrado con ella.
Thomas se paró al lado de su padre sonriéndole a los demás y a ella. Tenía el cabello negro y era musculoso pero no tan corpulento como Gally. A pesar de que trató de no demostrar que se sentía físicamente atraída por lo que veía, era bastante difícil con él comiéndosela con la mirada. Era bastante indecoroso la intensidad con la que la miraba y lo único que faltaba era el comentario típico de "consigan una habitación" para romper la tensión. Ella lo único que pudo hacer fue mejorar su máscara de indiferencia, mientras apretaba los muslos tratando de contener la excitación, y planeaba la excusa que diría para huir de allí luego de presentarse rápidamente.
Para empeorar aún más las cosas la ministra seguía mirando a Seth.
-Hija, este es Thomas. El mismo del que te hablé tantas veces. Seguro se llevarían bien, es tan brillante como tú-dijo guiñándole un ojo, finalmente rompiendo la tensión en el ambiente.
-Encantada de conocerte, he escuchado muchas cosas buenas sobre ti. Soy Hayleen y este es mi hijo Seth-le sonrió falsamente tratando de ignorar cómo él miraba a Seth, finalmente recayendo en su presencia.
-Yo también he escuchado solo cosas buenas acerca de ti, hermosa-le contestó, aún parecía extremadamente confundido mientras miraba de ella al bebé constantemente.
-El padre es un Cranck y por eso no está presente, Thomas. El primer amor de esta linda chica-finalmente dijo Ava Paige-. El niño tiene… ¿un año y tres meses dijiste el otro día, Randall?
-Exactamente, Ava. Pero no hablemos de él por favor. Es un tema sensible para mi hija como imaginaran. Lo importante es que finalmente puede conocerte Thomas. Quería presentártela pero nunca encontré la oportunidad con lo ocupado que estas.
-Sí, es una lástima que no haya podido conocer a ninguno de los otros antes de que se vayan-le contestó Thomas aun mirándola con sospecha, parecía estar intentando resolver un rompecabezas muy complicado.
-Oh, sí, es una verdadera lástima. Estuve muy decepcionado durante mucho tiempo pero después Gabby me contó que pudo conocer a tu hijo, Ava, antes de que se vaya a las pruebas
¡NO!
¿Por qué tenía que mencionarlo? Todo venía muy bien, dentro de lo posible, después de la aparición inesperada.
-¿Ah, sí?-la ministra preguntó mirándola intensamente y también a Seth- Gally no mencionó nada.
-Papá…-trató de interrumpir Hayleen para decir su excusa de la noche y huir a su casa, a salvo, pero él la ignoró, entusiasmado con la conversación.
-Él no podría Ava querida. Se conocieron la primera vez que ella vino a visitarnos, el día que iniciaron las pruebas. La Dra Gabriella Jhonson tuvo la amabilidad de presentársela a tu hijo cuando le dio el sedante, y los dejó esa hora para que se conozcan. Es lamentable que él no la recuerde pero ya tendremos otra oportunidad, ¿no? No mencioné nada antes porque no quería meterla en problemas, después de todo se suponía que él tenía que estar solo durante esa hora. Se los digo ahora porque confío en ustedes amigos míos y que entenderán que Gabby lo hizo sólo porque sabía lo decepcionado que estaba yo de que mi heredera no conozca a ninguno de esos muchachos tan maravillosos.
Randall parecía no darse cuenta de lo que estaba causando. La ministra Paige y Thomas habían intercambiado una mirada rápida y al mismo tiempo que él avanzó un paso, Hayleen retrocedió uno.
-Papá, lamento interrumpir tu importante conversación pero tengo que irme. Seth ya debería estar durmiendo-dijo dándole un beso en la mejilla.
-No es necesario que te vayas tan tarde a tu casa, pueden quedarse en una de las habitaciones del cuartel-ofreció la madre de Gally mirándola con ojos depredadores.
-Realmente no es necesario, mi madre me espera. Un placer conocerlos a todos-les sonrió mientras retrocedía velozmente y se dirigía a la puerta.
No había hecho ni dos pasos cuando Thomas se lanzó hacia ella agarrándola de la muñeca. Instantáneamente la electricidad recorrió su cuerpo, prendiendo fuego a cada terminación nerviosa y haciéndola sentir algo húmedo que caía por sus muslos incómodamente. El pequeño gemido que se le escapó coincidió con el gruñido apenas contenido de él.
Se liberó bruscamente del agarre y aceleró el paso, la sensación de urgencia hundiéndose dentro de ella.
-¡Deténganla!-ordenó la ministra de CRUEL-¡No dejen que esa chica se escape!
-¿Qué está pasando?-preguntó confundido su padre cuando escuchó esto y la vio correr desesperada hacia la puerta.
Los guardias la atraparon justo antes de que Thomas la alcance y la giraron para que esté de frente a él. Ella lo miró desafiante pero él sólo tenía una mirada hambrienta en los ojos y la miraba como si fuese su presa. Después miró a Seth que estaba molesto en los brazos de un guardia y lo agarró. El bebé se calmó instantáneamente.
Traidor.
-¡Suéltalo, monstruo!-le gritaba ella desesperada mientras luchaba por soltarse de los que la sostenían pero él le sonrió burlonamente y la ignoró.
-¿Podrías cuidar a tu nieto por nosotros, Ava?-le preguntó mientras se lo entregaba a la sonriente mujer.
-¡¿Qué?!-gritó Randall alterado y confundido sin saber si mirar a su hija, a Thomas o a la ministra.
-Me temo que a su madre y a mí nos espera una noche intensa, que sería mejor para un menor no presenciar-contestó ignorando a su padre y la mirada de furia y los gritos de su alma gemela.
-Por supuesto, querido. Me imagino que tendrán una noche muy ocupada recuperando el tiempo perdido. No puedo esperar a que Gally conozca a este pequeño y se reencuentre con su alma gemela-dicho esto se escuchó un grito ahogado por parte del padre de Hayleen-. No te preocupes, Randall. Estás más que claro lo inconsciente que eras acerca del destino de tu hija y el verdadero padre de su hijo.
-Pero, no puede ser. Mi hija no es inmune-tartamudeó por primera vez en su vida.
-Estoy seguro de que si realizamos un nuevo análisis en nuestro laboratorio se demostrará lo contrario-contestó Janson mirando a su hijo-. Las pruebas fueron manipuladas, no hay duda de eso.
-No puedo esperar a que Newt la conozca. ¡Ella es perfecta, Ava! ¡Incluso más de lo que esperaba!-dijo la Sra. Anderson emocionada.
-Pero, Ladena…Ella no podría, ¿o sí?-seguía tartamudeando Randall impactado. Finalmente miró a su angustiada hija en busca de respuestas-. Hayleen, nena, ¿es verdad?
Como respuesta obtuvo una mirada furiosa de su hija que lo desafiaba a ponerse del lado de los padres de sus almas gemelas y enfrentar su ira.
-Hay una forma fácil de averiguarlo-aseguró Thomas sonriendo y acercándose a ella con una mirada oscura en los ojos que la hizo temblar aún más.
Mientras los guardias la sostenían y ella luchaba por soltarse, él sacó la chalina brillante de su cuerpo y la dejó caer al piso.
-¿Qué es esto, hermosa?-preguntó refiriéndose a los lugares tapados en su cuello y clavícula.
-Nada que te interese. Me lastimé el otro día-le contestó mirándolo desafiantemente.
-Entonces, ¿qué sucedería si los saco de tu piel?-preguntó burlándose de ella.
-Verías las marcas que me dejó mi amante la otra noche cuando me follaba contra la pared-le gruñó intentando molestarlo…cosa que logró sin duda.
La mirada de Thomas se oscureció aún más y se veía increíblemente furioso de solo imaginarse a otro tocándola.
-Eres mía-le gruñó mientras arrancaba las tiritas de su piel una por una, desvelando los nombres en su piel para que todos los vean-. Nadie que no sea yo o ellos puede tocarte.
Una de sus manos estaba aferrando su cuello posesivamente y la otra su trasero aparentándolo y pegándola a su cuerpo para que lo sienta contra ella. Su boca se acercó a la de ella en un beso furioso que era todo diente y lengua para demostrar su dominio. Los gemidos quedaban atrapados en su boca y la única razón por la que no cayó al piso debido a sus piernas temblorosas, fue porque no había un centímetro que los separara el uno del otro.
Finalmente se separaron agitados. La mirada de él le prometía que no quedaría ahí y que les esperaba una noche salvaje.
-Te mereces un gran castigo por esconderte de nosotros. Por supuesto, cuando Gally te vea estará más que feliz de dártelo. Aunque yo podría darte un adelanto, después de todo podríamos haber pasado dos años juntos si no hubieses huido de mi-le susurró en el oído antes de separarse.
Su padre se había acercado con los otros y la miraba como si ella hubiese pateado un perrito. Para él lo que habían hecho con su madre era incluso peor que eso y se sentía terriblemente traicionado. También estaba tratando contener la emoción por el giro de los acontecimientos. Lo que estaba sucediendo era todo lo que había soñado y más.
-¿Dónde tengo que firmar?- les preguntó a sus ya no tan enemigos sin dejar de mirar a su hija que ahora lo observaba iracunda-. Hayleen no me mires así. Eres todo lo que tengo y solo quiero lo mejor para ti. Eso es estar con ellos. ¡Salvaras a la humanidad! Y sabes tan bien como yo que sólo ellos pueden hacerte feliz, así como tú a ellos. ¡Son tus almas gemelas! Ellos van a cuidarte y amarte como la maravillosa chica que eres. Y nos darán increíbles nietos-agregó adulador, guiñándole un ojo a Thomas.
-Muchos hijos-le susurró al oído a Lyn, haciendo que un escalofrío la recorriese dejando piel de gallina.
-¡No tendré ninguno más! No me vas a tocar-le gruñó enojada-. Eso es lo que tú quieres, papá, pero no lo que yo quiero de mi vida. No quiero estar con estos psicópatas. Si estoy con ellos es porque me obligaron a estarlo. ¡No consiento que me toquen!-le dijo a su padre mientras le disparaba miradas mortales con los ojos-. No me sorprende que los apoyes y estés de su lado. Siempre supe que lo harías.
-Nena, no te enojes. Sabes que eres lo más importante para mí y te amo. Puede que no lo quieras aceptar ahora, pero ellos son tu destino y tu final feliz. Jamás podría alejarte de eso, no entiendo como tu madre puede. Thomas ve, cuidaremos de Seth –agregó con una sonrisa tranquilizadora y sugestiva.
