Los nombres de los personajes que utilizo en esta historia; no son de mi pertenencia sino de RUMIKO TAKAHASHI. La historia si es mía y queda prohibida su copia total o parcial.


El vestido de Rin

Capítulo 8


Nuevamente se observó de arriba abajo, pensando en que quizá, era demasiado para su primera cita o, quizá muy simple. Soltó un suspiro, no es como si anteriormente le hubiese costado tanto trabajo, no era la primera vez que tenía una cita con un muchacho, pero, no se trataba de cualquiera, ese era el detalle.

Sesshomaru era diferente, a cualquier otro. Tenía la capacidad de hacerla temblar con una sola mirada, de arrancarle suspiros con solo escuchar su voz y, de hacerle pesar miles de cosas que no era correcto pronunciar en voz alta. Rin cerro los ojos, y mientras se repetía que debía permanecer tranquila, escucho el timbre de su casa, él, ya había llegado.

Después de tomar aire, se encamino a abrir y cuando lo hizo, verlo frente a ella, luciendo tan atractivo como siempre, con ese cabello plateado, esos ojos fulminantes que le dedicaban una mirada encantadora, y esa manera de pararse que la enloquecía, solo le comprobó lo perdidamente enamorada que se encontraba.

Porque si, ciertamente Rin estaba enamorada de él, y no había dudado en aceptar sus sentimientos, pues solo habían bastado unos días para descubrirlo. Y ¿Cómo lo había hecho? Fácil, era el primer hombre quien le hacía sentir tantas emociones, el primero que después de haberlo conocido, la había dejado tan intrigada que su deseo de volver a verlo, se volvió una necesidad diaria, que combinada con su clara conexión, no la hizo dudar.

Paso saliva y después de un saludo, se marcharon.

A pesar de los constantes encuentros, charlas e incluso la rutina que sin saber de dónde había aparecido, ya tenían. Los nervios de la primera cita estaban al límite, y era porque simplemente, esa noche era decisiva, no solo estaban solos, sino que estarlo, significaba la atracción que existía entre ambos, así mismo, se definiría que clase de relación tendrían a partir de ese momento.

Porque en efecto, todo era diferente, su conversación de esa noche, no serían simples encuentros que habían compartido anteriormente en el campus, donde podían mencionar unas cuantas palabras y después marcharse cada uno a su destino, teniendo el tiempo suficiente de esperar el siguiente en el día o pensar en los mejores comentarios, esta vez, pasarían al menos dos horas continuas, juntos.

Incluso, estar dentro de su auto era diferente a las mañanas camino al campus, pues aunque ya habían establecido una rutina de encontrarse cada mañana en la cafetería y después irse juntos, parecía que esa noche era la primera vez que el espacio entre ambos se reducía a compartir un café. Porque si, su confianza y "amistad" había avanzado de manera monumental, lo suficiente que Sesshomaru, ya no pudo contener sus ganas de estar a solas con ella y claro, dar el siguiente paso.

Era inevitable, cada vez que la veía, su corazón comenzaba a acelerarse, y el deseo de tocarla aumentaba cada que saboreaba el aroma de su perfume, esa chica, simplemente le encantaba, en todos los sentidos, su personalidad, el tono de su voz, su manera de pensar, todo de ella, era perfecto, por eso mismo, esa noche, seria especial.

- ¿A dónde vamos? – pregunto Rin, al ver que salían de la ciudad

- Ya lo veras… - respondió dejando a la chica aun con más intriga, pues a su alrededor solo se podían ver arboles

¿A que le lugar la llevaría en medio del bosque? Entonces, al ver duda en su rostro, Sesshomaru añadió:

- ¿Confías en mí? – levanto una ceja

- Si… - contesto ella, casi sin pensar

Quizá le parecía extraño, pero de una cosa estaba segura; si estuviera en sus manos, elegir, estaba dispuesta a perderse con él. Porque no solo a su lado sentía una inmensa seguridad, sino que también una extraña felicidad que parecía ser adictiva.

Entonces, por fin llegaron y el joven, no pudo resistir, voltear para disfrutar la expresión de la hermosa chica a su lado.,

Literalmente, era un establecimiento en medio del bosque, de dos pisos, hecho de cristal, grande, muy grande y lleno de luces que iluminaban de manera encantadora, los arboles a su alrededor. Y aunque parecía extraño para Rin, había autos suficientes, por lo tanto, el lugar era bastante conocido.

Complacido por los ojos brillantes de la chica, estaciono el auto y tan caballero como siempre, la ayudo a bajar.

- ¿Qué es este lugar?

- Una cafetería – respondió él, encaminando a Rin para poder entrar

A primera impresión, le sorprendió que el hermoso establecimiento fuera una cafetería, realmente no le molestaba, Sesshomaru lo sabía, diario tomaba café, pero lo más extraño es que él, realmente no. Nunca le había negado el Americano que siempre le llevaba pero aun así, llevarla a ese lugar ¿Qué sentido tendría? No lo supo, hasta que entraron.

- Buenas noches, joven Taisho – saludo un hombre quien vestido de traje, les dio la bienvenida. Rin observaba todo con detalle – Lo llevare a usted y su hermosa acompañante hasta su mesa – Sesshomaru agradeció y se encaminaron dentro

Claramente, no era una cafetería normal, por lo que la chica veía, es que era sumamente elegante, había mesas separadas, como si cada una fuera un espacio reservado, con hermosos arreglos de flores, luces y un impresionante candelabro en medio del lugar, así mismo, cada mesa estaba acompañada por un mesero que dé pie, esperaba atento a que lo llamaran. Y la barra, donde se preparaban los pedidos, tenía diferentes granos de café.

Por lo que sus ojos alcanzaron a ver, se podía pedir cualquier tipo de café, preparado ahí mismo, con los granos de café que se exhibían como joyas.

La mesa a donde se dirigieron fue en la segunda planta, que no solo estaba apartada de todas las demás, sino que tenía la mejor vista de todas, pues en cuanto se acercaron, Rin pudo ver un enorme ventanal que le regalaba la panorámica del bosque, donde los árboles, adornados por cientos de luces, formaban un camino al lago que se veía a lo lejos.

- ¿Qué se les ofrece esta noche? – pregunto el mesero, pero por el rostro de la chica, Sesshomaru prefirió esperar

- Permítenos un momento

- Claro, joven Taisho – y justo después de retirarse, Rin mirando con una sonrisa confundida, se dirigió a su cita

- Bueno, me queda claro que esta no es solo una cafetería

- Así es…

- ¿Qué tan exclusivo es este lugar Sesshomaru?

- Solo los miembros pueden asistir – respondió sincero con cierto aire de arrogancia

Rin se mordió los labios, ¡Claro! Sesshomaru era miembro de ese extraño club y por lo visto, uno de los más importantes. No supo cómo sentirse, era increíble pero…

- ¿Por qué venir aquí? – cuestiono dudosa

- Te gusta el café, ¿No es así?

- Si… sí, claro, pero… a ti, casi no

- El que venden aquí, si – Rin levanto una ceja, deseaba más información – Es de los pocos lugares a los que me gusta asistir, quería mostrártelo porque sabía que todo lo que hay aquí…

- Sería maravilloso… - interrumpió - Y lo es… – suspiro complacida – Realmente es hermoso, y la vista es… ¡Por Dios!– Sesshomaru sonrió

- ¿Ya quieres ordenar?

- No lo sé… ¿Qué podría ser?

- Aquí también hay, Americano – Rin rodo los ojos, intentando ocultar el sonrojo de sus mejillas – A menos que prefieras un Kopi Luwak

Ya no supo que responder, Sesshomaru era encantador, no solo la había llevado un lugar de enseño, sino que parecía estar decidido a complacerla en todo lo que quisiera. Después de compartirse un par de miradas cómplices, ambos ordenaron un Macchiato y continuaron con su conversación.

Todo iba de maravilla, el sabor de ese café era delicioso, el ambiente era encantador, la conversación perfecta, y tenerlo frente a ella, viendo bajo la luz el color ámbar de sus ojos, era más que hermoso, pues esa actitud de Sesshomaru, que le demostraba abiertamente como si no hubiera nada más en ese momento que ella, le llenaba el pecho de suspiros.

Entonces, algo más apareció.

De un momento a otro, la cortina que parecía cubrir un pequeño espacio, justo en medio del lugar, se abrió lentamente para mostrar a un grupo que comenzó a tocar hermosa y suave música. Así que, con eso, había llegado el momento, por lo tanto, Sesshomaru se levantó. Observo a la chica y ofreciendo su mano, la invito a bailar.

- No sabía que te gustaba bailar – comento Rin, intentando evadir su emoción

- No me gusta en realidad – suspiro sincero causando curiosidad a la castaña

- ¿Entonces?

- Sé que a ti si… - no hizo falta decir otra cosa, para que Rin, después de compartirle su hermosa sonrisa, tomara su mano y se levantara a bailar

Sesshomaru sabía bien lo hacía, así que tomando con delicadeza las manos de la chica, la guio hasta su cuerpo, ya cerca, coloco una de sus manos en su irresistible cintura mientras sostenía sus nudillos con la otra. Teniéndola lo suficientemente dócil, la acerco un poco más y comenzaron a bailar.

Rin parecía un tomate, pero así como se sentía de nerviosa, también disfrutaba enormemente, de estar rodeada por su calor, de sentir como esa mano grande y varonil, abrazaba su cintura, como esos ojos la veían sin despegar la mirada y como la trataba con tal delicadeza en cada movimiento que daban al bailar.

Y ¿Qué decir de Sesshomaru? Tenerla tan cerca de él, solo le provocaba encender sus instintos, sus brillantes ojos color café, lo miraban con tan dulzura que cautivaban su corazón, esa hermosa voz, era como una melodía y esa sonrisa ¡Por Dios! Esa sonrisa parecía tener el poder de controlar toda su fuerza, haciendo aún más difícil su deseo de besarla.

Además, podía verlo en ella, también deseaba ese beso, así que no dudo en acercarse, pero la pregunta que de pronto soltó la castaña, lo desconcentro de su intención.

- ¿Cómo sabias que me gusta bailar? – Sesshomaru levanto una ceja – No recuerdo habértelo comentado

- Lo supe desde el primer momento en que te vi

- ¿El día que… te tire encima el café? – cuestiono dudosa

- Esa no fue la primera vez que te vi – Rin se sorprendió y sin tener que preguntarlo, su mirada le imploro que le explicara – Fue una noche, en el "Amapola" te vi bailar a lo lejos, justo después ya no pude quitarte los ojos de encima - Su sinceridad era escalofriante, pero al mismo tiempo muy seductora

- Ya veo… - suspiro sonrojada

- Pero no fue solo tu belleza lo que me paralizo – añadió tomándola del mentón –Sino… algo diferente

- ¿Diferente? – suspiro hipnotizada

- Desde la manera en cómo te perdías cantando, hasta la sonrisa que esbozabas, en cada movimiento y después de conocerte… tu manera de expresarte, de pensar, todo de ti… siempre fue, rela, único.

Debía admitir que la historia se parecía a la de Kirinmaru, cuando este, le confeso la primera vez que la vio, pero Sesshomaru le había explicado una experiencia diferente, una especial, maravillosa, lo que hizo que confirmara sus sentimientos por él. Porque Sesshomaru no solo admiraba y admitía su belleza, sino también su personalidad, su carácter y todo lo que la hacía ser Rin.

Así que ya no hizo falta que pronunciara más palabras, con eso era más que suficiente para dejarla muda y paralizada, solo esperando el momento en que Sesshomaru robara de sus labios un beso. Y obviamente, el joven no tardaría en hacerlo, ya había esperado lo suficiente, era el momento perfecto, sus ojos se conectaban y su cercanía era tal que hasta podía saborear su aliento, por lo tanto, llevo una mano a su rostro, le acaricio con ternura y poco después probo esos labios rosas que hace tiempo ya deseaba saborear.

Esa noche no solo había sido romántica, era la noche más maravillosa que había vivido. Ambos, conocían la atracción del otro, pero no fue hasta ese besos que comprobaron sus sentimientos mutuos, porque si, efectivamente, tanto Rin como Sesshomaru, estaban enamorados. Fue a partir de esa noche que ninguno deseo estar con alguien más.

Para Rin, solo existía Sesshomaru y para Sesshomaru, no había nadie más que Rin.


Comentarios de la autora:

Bueno… ya saben, me encanta el romance y la primera cita de Sesshomaru y Rin, se merecía un capitulo largo, así que espero que les gustara y me puedan dar su opinión.

También me disculpo por la tardanza, estoy algo saturada pero no se preocupen, saben que les tendré las actualizaciones.

Les mando un fuerte abrazo, saludos.

PD: Creo que nadie escucho las canciones… jejeje