Los guardias grysk estaban apostados en las torretas del cuartel, en Helska IV, mientras otros paseaban por los terrenos, de manera despreocupada.
Goran Beviin caminaba por los pasillos descubiertos cerca del centro del cuartel, cuando escuchó sendos sonidos explosivos detrás del cuartel, vibrando a todo el lugar.
Salió disparado hacia el centro cuando observó una nave, no era grysk, pero esta disparó contra las torretas.
—Defiendan las posiciones—ordenó Goran a los grysk que observaban pasmados a la nave, quien abrió fuego contra los soldados que se acercaban.
Waobb y el prefecto Rar Thyss se asomaron al balcón donde vieron como desde aquella nave, saltaron cuatro humanos vestidos con túnica.
—Quédate aquí—exclamó Rar furioso del ataque repentino.
Waobb se quedó en su sitio observando como aquel humano hacía que los grysk saliesen volando por los aires y como aquella arma luminosa se agitaba con gran velocidad.
¿Será un tipo de magia? Se preguntó Waobb.

Goran Beviin se acercó con su bastón de cortosis hacia los dos Jedi que se acercaban a la entrada.
—¡Escoria Jetiise!
La mujer Jedi esquivó el bastón mientras su compañero iba hacia el sótano, y ella le propinó sendos golpes en el abdomen y luego una patada en el casco.
Goran Beviin cayó al suelo, inconsciente y luego ella procedió a irse a los sótanos rápidamente.

Rar bajó rápidamente, totalmente furioso y fue al patio exterior.
Kubariet seguía avanzando, quien usaba la Fuerza para golpear y abrirse camino, a diferencia de su compañero, quien solo usaba el sable de luz para atacar.
¿Dónde están los cazas?
El hangar fue destruido, señor—exclamó un soldado grysk.
Y el prefecto sintió que alguien le golpeaba la espalda, cayendo de cara al suelo, mientras el soldado grysk levantaba su arma contra los Jedi que tenía enfrente, la mujer lo apuñaló con su sable de luz y fueron hacia el patio, pero estaban bajo fuego.
—¡Suban!—exclamó Kubariet, su compañero fue abatido por unos tiradores en el techo, el otro Jedi lanzó una bomba térmica.
El lugar se agitó, la mujer y su compañero lograron subir a la cautiva Danni al transporte.
—Llévatela.
—No.

El Jedi saltó hacia el patio, pero dos grysk lo abatieron a tiros, sin darle tiempo para ayudar a Kubariet, quien estaba viéndose rodeado por más soldados grysk.
—Debemos irnos—exclamó el piloto al ver que, en el otro techo, tres grysk montaban una artillería sónica.
—¡Váyanse!—bramó Kubariet
—Vamos—exclamó la mujer, y la nave se alejó del cuartel, esquivando los disparos sónicos de los artilleros, Kubariet vio a Goran avanzando lentamente por el patio, pero los grysk lograron abatirlo.
Rar se acercó y miró a Goran.
—Anda, persíguelos.
—Lo haré.

Goran Beviin fue a la salida, donde vio que había tres grysk empezaban a subirse a los deslizadores.
—Tomaré uno, órdenes del prefecto.
El grysk le cedió el lugar, y Beviin, junto con los otros grysk se alejaron del cuartel.
Mientras tanto, Waobb se acercó al patio, donde aún se respiraba el aire a laser quemado y nubes negras se extendían al cielo.
Se acercó al cuerpo de Kubariet, donde se arrodilló, observó sus manos y agarró el sable de luz.
—¿Qué es esa habilidad tan maravillosa?—preguntó Waobb sin dirigirse a nadie, Rar miró el cuerpo con odio.
—No me importa. Debo reportar esto al Ejecutor.

Se alejó del patio furibundo, Waobb apenas le prestó atención. Aún recordaba los movimientos y de cómo los soldados salían volando, de cómo los disparos se evaporaban al tocar el láser.
—¿Sería posible replicar esta habilidad en un soldado grysk?— se preguntó Waobb y se imaginó un ejército de grysk con habilidades como el del hombre caído.
Se guardó el sable de luz y llamó a dos soldados que se acercasen.
—Necesito que cubran este cuerpo y lo lleven a refrigeración. No olviden ponerle etiqueta para saberlo. Me lo llevaré cuando envíen una nave.
—A la orden, señor.
Los dos soldados empezaron a mover el cuerpo de Kubariet y Waobb observó a los otros cuerpos.
No quiso llevarlos, el de ellos no usaban ese tipo de habilidades a diferencia de él.
Dependían mucho de los sables brillantes y siempre se ponían a cubierto para evitar más disparos.
Waobb llegó a la conclusión que ellos no tenían ese poder a diferencia del cuerpo que iba a estudiar.
Beviin se detuvo en el bosque junto con los otros dos soldados, observando como la nave saltaba al espacio. Ellos parecían maldecir en su idioma, pero Goran sonreía bajo el casco.


Habían logrado rescatarla, pero lamentaba que Kubariet haya muerto en la acción.
Mientras tanto, la nave aterrizó en Plooma, donde Grogu los esperaba sentado en la rampa de la nave que había llegado previamente.

Taryn y el piloto ayudaron a bajar a Danni, quien estaba muy pálida y temblorosa, el pequeño alien verde se acercó.
—¿Kubariet?—preguntó.
—No lo logró—exclamó Taryn mientras el grupo se subía a la otra nave, y una vez que llegaron a la bodega, Danni se sentó temblorosamente, mientras Taryn se sentaba al lado de ella, Grogu se paseó mientras el otro, el piloto mandaloriano iba raudamente hacia la cabina de pilotaje.
—Siento mucho por tus hermanos de armas, Taryn—exclamó Grogu, bajando las orejas de la tristeza, Taryn asintió—Pero me alegra verte bien.
—Gracias, Grogu—exclamó Taryn y miró a Danni, quien tenía la mirada fija en el suelo.
—¿Puedes oírme?
—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Danni mirando con miedo—¿Son Jedi?
—No, somos mandalorianos, pero él, mi hermano, es un Jedi—exclamó Taryn mirando a Grogu.
—¿Hermano?—preguntó confusa.
—Es evidente que no nos parecemos, pero somos hermanos adoptivos. Nuestro padre nos adoptó en momentos determinados en nuestras vidas. Yo fui a entrenarme con el maestro Skywalker mientras mi padre conocía a una huérfana en Nar Shaddaa, y ella es Taryn. Somos del clan Djarin.
—¿Esos eran grysk?
—Sí…si lo son—exclamó Danni y se llevó ambas manos a la cabeza—¡Debo ir a Belkadan! ¡Debo avisar a la Alianza!
—No, haremos algo mejor—exclamó Grogu sentándose en la banqueta, la nave ya había salido del espacio dalonbiano, dejando atrás todo el acontecido—Iremos a Taris.
—¿Taris?—exclamó Danni—¿La capital?
—Sí, la capital—exclamó dulcemente Taryn, quien sonrió—No te preocupes, estás a salvo con nosotros. Yo te acompañaré hacia el Palacio de los Cristales, buscaremos a al Jefe de Estado y hablaremos con él.
—De acuerdo…de acuerdo—exclamó como ida y luego parpadeó—No…con la directora Connix, manteníamos contacto con ella.
—De acuerdo, buscaremos a Connix.
Danni asintió.
—¿Cuál es tu nombre?
—Danni Quee— y observó a Grogu y luego a Taryn—¿Cómo me encontraron?
—El mandaloriano que estaba en Helska es un amigo, su nombre es Goran Beviin y nos contactó.
—Sus nombres, creo que no los escuché bien cuando nos sentamos—exclamó avergonzada—No les presté mucha atención. Excepto que él te llamó Taryn.
—Sí, soy Taryn, él es Grogu, somos del clan Djarin mientras el piloto que nos está llevando a Taris, se llama Tor del clan Rau.
—¿Quiénes fueron los que…murieron?
—Kubariet, el Jedi y mis hermanos de armas: Gregór, Valkian y Mazze.
Danni bajó la mirada, Taryn agarró con firmeza su mano y se puso de pie, dirigiéndose a la cabina de piloto, solo Grogu se quedó en su lugar, observando a la joven científica.


El Halcón Milenario salió del hiperespacio y fue acercándose al planeta Belkadan a velocidad media.
—Encontré el centro de Investigación—exclamó Jannah—Te pasaré las coordenadas.
—Capto vida ahí…pero oculto—exclamó Han.
Rey maniobró el viejo carguero por los bosques del planeta hasta aterrizar a una distancia prudencial del edificio.
El ExGal se veía muy lamentable, se notaba algunas rajaduras y hoyos negros, enredaderas verdes y cuerpos sin vida, cerca de la putrefacción.
Rey se acercó a un cuerpo de un humano, quien estaba irreconocible pero el logo de su hombro y el chaleco no había duda de que eran parte de la guardia de la Alianza Galáctica.
—Son soldados—exclamó Jannah examinando un cuerpo, R2 D2 se colocó al lado de la maestra Jedi.

Rey se arrodilló, y estiró la mano sobre la espalda del cuerpo inerte, sin tocarlo, y empezó a moverlo, buscando algún eco de la Fuerza.
En el eco, vio al hombre bajo una lluvia de disparos láseres, había alzado la vista y observó las naves de aspecto rocoso. Y a unas extrañas criaturas de barbilla y cabeza alargada, quienes lo mataron a tiros.
—Fue asesinado por una especie que desconozco—exclamó Rey poniéndose de pie y mirando a Jannah—Barbilla y cabeza alargada, vestía una armadura que me recuerda a los cangrejos, un rifle de aspecto extraño. Hablaban un lenguaje raro—frunció los labios—Debí traer a C3 P0.
—Podemos entrar al edificio—exclamó Han—Tal vez encontremos pruebas.

Los tres, estando el viejo droide astromecánico a la cola, avanzaron hacia el edificio; el lugar estaba pobremente iluminado, de una luz tenue azul y los pasillos de polvo, trozos de cemento y cables zafados.
El olor era bastante malo en el lugar, pero soportable, Rey llegó al umbral de una sala de reuniones, donde observó varios cuerpos caídos.
—Creo que encontramos a los científicos—exclamó Han— ¿Crees que los asesinos estén por aquí?
—Vamos a explorar el lugar—exclamó Rey—Iré al centro de comunicaciones con R2 D2. Jannah, al piso superior mientras Han, quédate por esta zona.
—De acuerdo.
Han se quedó parado en el umbral, observando como su madre y Jannah tomaban caminos diferentes.
El joven aprendiz ingresó a la sala, empezó a caminar por el lugar, curioseando y deseando internamente tener la habilidad de escuchar los ecos de la Fuerza, algo que solo tenían su madre y Karr Nuq Sin.

Examinó los cuerpos, notó que algunos fueron heridos con armas cortantes y otros mostraban signos de asfixia, al menos conjeturaba, algunos rostros casi estaban irreconocibles.
Salió de la sala, y notó que estaba solo, al expandirse a la Fuerza, sintió a su madre y a Jannah bastante lejos de él.
Decidió salir del lugar, para dar una vuelta sobre el complejo, y con las manos en el bolsillo, noto algunos lagartos que correteaban por las paredes, se detuvo para observa a una, pero por más que intentaba "hablar" con ella, no podía hacerlo, era como si una pared invisible se hubiera interpuesto ante ella.
Y una vez que estuvo afuera, empezó a caminar por la hierba amarillenta, vio aves revolotear en los árboles, ansiosas, pero no podía sentirlas; y empezaba a ponerse nervioso, se dio la vuelta para buscar a su madre cuando vio a tres sujetos de barbilla y cabeza alargada.
No los había sentido, y cuando su mano fue hacia su arma, sintió un pinchazo en el brazo y cayó al suelo inmóvil.
—¡Kriff!
Llévenselo al campamento, yo me encargo de las infieles— exclamó Reto, en un idioma que Han no podía entender, y lo que lo dejó aún más perplejo, era que no podía sentirlos, sus dos captores lo amordazaron y fue lanzado a una camilla. Han estuvo al borde del pánico, no pida sentir a su madre ni a Jannah, era como si algo le bloquease su sensibilidad a la Fuerza, levantó la cabeza y vio al extraño agarrar unos lagartos del suelo, y sus ojos se cruzaron, él sonrió de manera diabólica.
Y cuando más se alejaba del edificio, de alguna manera, sintió la presencia de la Fuerza en los seres vivos y en sus captores, dejándolo aún más confuso.
Pero no podía dejar pasar esa oportunidad, cerró los ojos y se abrió a la Fuerza, enviando una alerta hacia su madre, debido a que su enlace con ella era más fuerte, y cuando estaba por usar la Fuerza para deshacerse de sus captores, sintió un pinchazo en la nuca y todo se volvió oscuro.

Jannah revisaba en una habitación poco iluminada, revisando algunos folletos y libretas que había encontrado en el suelo, supuso que el lugar era el vestidor y estaba hecho un desastre, se dio la vuelta y dio un salto de la sorpresa.
Delante de ella, estaba un sujeto de barbilla y cabeza alargada, quien tenía su mano en una bolsa de piel y lanzó unos objetos circulares con cuchillas en los bordes, Jannah encendió su sable de luz y logró destruirlas.
Y no podía sentirlo en la Fuerza, no solo a él, tampoco podía "ver" a Rey ni a Han, era como si se hubiesen apagado.
—Jeedaii, supongo—exclamó Reto, observando el color naranja del sable de luz de Jannah—He estado oculto entre ustedes en los últimos diez años. He escuchado de ustedes y de su adoración a su dios, al que llaman la Fuerza.
—La Fuerza no es un "dios"—exclamó Jannah retrocediendo y preguntándose porque no podía sentir su sensibilidad, pero cuando vio a unos lagartos encaramándose en el cuello del sujeto, lo entendió. Era la primera vez que lo veía, ya que solo lo había visto en hologramas, aquel lagarto es un Ysalamiri, una criatura endémica de Myrkr. Su principal característica era que creaba una burbuja neutral a la Fuerza, bloqueando su sensibilidad mientras esté en su círculo de cercanía.
—¿Quién eres?—preguntó Jannah, adoptando una posición defensiva y buscando una manera de deshacerse del lagarto encaramado en el hombro del sujeto.
—Soy Reto Ghaqevv, agente de la avanzada pretoriana grysk. Mi misión es matarte y luego mataré a la infiel. Los Jeedaii serán exterminados.

Lanzó sendos objetos puntiagudos, ocasionando que Jannah volviese a blandir su sable de luz, pero luego se tiró a su derecha, ella luego notó que tenía un bicho en la garganta.
Reto sacó su couffe, un cuchillo de hoja larga y curva, con el filo envenenado para matar de manera rápida a su oponente, pero Jannah les lanzó polvo a los ojos del grysk, quien retrocedió y la Jedi se abalanzó contra él, cayendo de espaldas.

Habían caído fuera del cuarto, cayendo en el pasillo, pero debido al golpe, el Ysalamiri chilló del dolor y corrió escaleras abajo, aterrado.
Reto le propinó un codazo a la cara de Jannah, quien retrocedió adolorida y se aferró a su sable de luz, el grysk se puso de pie bruscamente mientras se restregaba sus ojos.
—¿Dónde estás? ¡Ven ahora! —bramó Reto, buscando al Ysalamiri, pero no regresó, Jannah sintió la Fuerza volver a ella y ahora podía sentirlo, además captó a Han en problemas.
Movió la mano para empujarlo por las escaleras, y dio un salto hacia el piso inferior, cayendo con las rodillas flexionadas, Reto levantó su couffe y agitó su arma, las hojas chocaron con fuerza.
Reto era un buen espadachín, los golpes iban y venían, los dos daban unos pasos adelante o también retrocedían, y cuando la Jedi logró desarmarlo, extendió la palma para lanzarlo hacia la pared, pero no sucedió nada.
Y Reto sonrió de placer y le propinó una bofetada, haciéndola caer de rodillas, con el rabillo vio al lagarto de pie, mirándolos con curiosidad.
—Lo siento, amigo—exclamó Jannah mirando al lagarto y se puso de pie, dándole con la cabeza a la barbilla de su contrincante, quien retrocedió.
Jannah blandió su sable de luz, rozando el suelo mientras el Ysalamiri chilló de miedo, correteando hacia la salida.
Se giró y vio a Reto correr hacia ella con su couffe en alto, Jannah levantó su mano y lo atrajo hacia ella, apuñalándolo al llegar a su arma.
Reto lanzó un gemido de dolor, sus ojos grises y los de Jannah se observaron por unos segundos antes de morir.
Rey apareció corriendo, llegando al recibidor y vio a la maestra Jedi dejar caer el cuerpo inerte de su rival.
—¿Qué es esa cosa?
—Un agente pretoriano grysk, según sus palabras—exclamó Jannah y miró a Rey—Hay Ysalamiris aquí. Rey…Han.
—Lo sé, me envió una alerta en la Fuerza.
—Ve por él, cargaré el cuerpo hacia el Halcón.
Rey asintió y corrió hacia la salida, solo quedando ella y el droide astromecánico, quien se acercaba hacia ella.
—¿Encontraste algo?
R2 D2 emitió sonidos, movió la cúpula, Jannah supuso que era algo afirmativo.
—Bien, vamos al Halcón.

Han despertó lentamente cabeza abajo, en un cuarto oscuro donde una luz se filtraba por una ventana, muy alta. Hacía mucho frio y sentía el olor a humedad en el ambiente.
Notó que estaba fuertemente atado con troncos y al intentar moverse, sintió que las espinas hincaban su piel, desde el pecho hasta las piernas.
El pánico empezaba a apoderarse de él, deseó que Shara estuviera ahí, para rescatarlo, como siempre lo hacía cuando eran niños. Pensó usar su enlace de mellizos, pero luego lo descartó, estaban muy lejos, y si lo hacía, el tiempo que tardaría en llegar a donde estaba, tal vez seria demasiado tarde. Han se retorció un poco pero luego lo lamentó, las espinas incrustaban su carne, pensó en su hermano, luego en su padre y finalmente sus pensamientos fueron hacia Tara, sus ojos azules y su larga cabellera roja, atada en una trenza, estar con ella era lo mejor en su vida, sentir su calor y amaba el hecho que ella le gustaba acurrucarse bajo su brazo, debajo de un árbol mientras observaba los lagos de Shedu Maad. Pero no podía rendirse, cerró los ojos y se abrió a la Fuerza, buscando a su madre, deseando que ella se haya percatado de su ausencia cuando sintió pasos, al abrir los ojos, vio a una figura alta de barbilla y cabeza alargada, hombros anchos y una larga capa negra, aquel se llevó un escarabajo a la garganta, detrás de él, ingresaron dos soldados, colocándose a la espalda del tronco donde estaba atado.
—¿Puedes oírme hablar en básico estándar?—preguntó, Han asintió.
—De acuerdo, soy Ar'lat Losh, comandante supremo de las tropas grysk. Soy un grysk por supuesto—exclamó mientras avanzaba con un sable en mano, el adolescente descubrió que era su sable de luz y deseó tenerlo en sus manos.
—¿Grysk?
—¿Quién eres y de dónde vienes?
—De ninguna parte.
—De acuerdo, vienes de "ninguna parte" ¿Cuál es tu nombre?
—Zillo.
—¿Eres un Jedi, Zillo?
—No.
—¿Y que es esto?—blandió el sable de luz.
—Una linterna. —exclamó mordazmente, los dos soldados movieron las ramas y las púas se incrustaron en su piel, gritando de dolor.
—¡No!—ordenó a sus soldados—No he dicho que usen el "Abrazo del dolor". La verdad, no se porque tengo que interrogarlo aquí. Salgan, y desátenlo.
Los dos guardias removieron las ramas y Han se deslizó suavemente, quedando boca arriba. Luego sintió como los dos guardias se iban.
—¿Qué quieres de mí?—exclamó jadeando—No soy nadie importante.
—Siento que me mientes, Zillo. He interrogado a varios prisioneros y sé identificar las mentiras.
Han respiró hondamente pero no se movió de su sitio, Losh empezó a mover el sable entre sus dedos y levantó el arma, presionando el botón de encendido, observó la luz verde de manera maravillada.
—No es una linterna de hecho—observó, pero no estaba molesto—¿Un Jedi?
—Lo…lo encontré aquí, solo soy un explorador de la Alianza.
—¿Aquí? Extraño, Ghaqevv tenía ordenes de revisar el cuartel de arriba abajo. Él es un agente y nada se le escapa.

Han se mantuvo en silencio, sentía que sus brazos le pesaban y escuchó el sonido del sable apagándose, el adolescente se movió, y apoyó las manos en el piso, levantó la cabeza.
—Déjame ir—exclamó Han—Mi madre me espera, y soy su único hijo. —imploró, usando la Fuerza en su voz, intentando usar la persuasión.

Losh parpadeó con el arma en mano, y escuchó dos golpes en la puerta, saliendo del trance, Han se puso de pie con dificultad mientras el grysk avanzaba hacia la puerta, pero esta se abrió y Rey levantó la mano.
Han se movió a la derecha mientras el cuerpo del grysk iba hacia el trozo de madera, y el aprendiz movió las ramas, y esta vez, era el grysk que estaba atrapado.
El sable de luz fue hacia la mano de Han mientras Rey se acercaba hacia su hijo.
—¿Estás bien?
—Sí—gimió, Rey asintió y lo jaló hacia la salida.
Madre e hijo usaban la Fuerza para abrirse camino ante los soldados grysk, y llegaron al deslizador donde llegó la maestra Jedi, Han levantó una roca y bloqueó el camino para que no fuesen perseguidos.

El deslizador se movió rápidamente por el bosque y lograron visualizar el Halcón Milenario donde estaba R2 D2 en la rampa, quien pitó con urgencia.
—Vamos, seguro vendrán más.
Subieron con urgencia, Rey se sentó en el asiento de piloto mientras Jannah encendía la nave, Han se sentó detrás de su madre y respiró hondamente.
—Mamá…esos eran grysk, así se hacen llamar.
El Halcón Milenario abandonó la superficie de Belkadan, mientras Jannah se giraba para verlo.
—¿Estas bien?
—Sí, lo estoy. Casi fui torturado.
—Grysk—exclamó Jannah—Asi se identificó el alien que tengo en la bodega.
—¿Tenemos un grysk a bordo? —preguntó Han alarmado.
—No te preocupes, está muerto—exclamó Jannah.
—Grysk—exclamó Rey—¿Serán estos los que atacaron Bimmiel y Sernpidal?
—Es probable. Y debemos alertar a la Alianza— y miró hacia el pasillo—Y ojalá Neespi pueda examinar ese cadáver que tenemos atrás.
El Halcón Milenario sobrevoló el espacio y luego, saltó.


Rar Thyss pensó que el envío de otro grupo de tropas a Helska tomaría días, estuvo sorprendido que llegasen al día siguiente, pero también observó a Waobb siguiendo a dos soldados que llevaban una camilla con un cadáver envuelto en una bolsa negra. Al no tener hangar, la nave solo estaba al frente del cuartel.
—Póngalo en la bodega de carga—oyó decir a Waobb de pie ante su nave transporte, Rar se acercó.
—¿Te vas?
—Sí, quiero empezar con mi investigación sobre este Jeedaii—exclamó Waobb, girándose para verlo—Al igual que tú, también hablé con el Ejecutor.
—¿Hablaste con él?
—Sí, le conté sobre el Jeedaii, pero él, como sabes, ha estado infiltrado en la galaxia hace diecinueve años, así que me explicó un poco lo que sabe de ellos, sobre el poder que los Jeedaii son dueños: la Fuerza.
—¿La Fuerza?
—Un culto, adoradores de un dios falso.
—Herejes—exclamó Rar escupiendo al suelo—Yungrysk los castigará.
—Mi intención no es hablar de nuestro amado Yungrysk, mi intención es insertar esta Fuerza en nuestras tropas. ¿Te imaginas un ejército de usuarios de la Fuerza? ¡Ellos acabaran con los infieles Jeedaii!
—Pero no sabemos dónde se esconden estos herejes.
—Ah…eso no es problema para el Ejecutor—exclamó Waobb con una sonrisa de oreja a oreja—Él ya lo sabe, gracias a su informante.
Waobb sin decir nada más, le dio la espalda y fue hacia su nave, dejando a Rar de pie, sumido en sus pensamientos, apretó los puños, el Ejecutor no le había confiado esa información ¿Atacarían ya a los Jeedaii? Realmente empezaba sentirse impaciente, quería atacar y odiaba ser espectador mientras el resto de los comandantes y maestros Bélicos ya hacían sus operaciones.

Apenas prestó atención a la partida de la nave, pocos soldados aún estaban en las afueras, cuando alguien pasó por su costado, parpadeó y vio al mandaloriano que se subía a su deslizador.
— ¿Te vas tú también? —exclamó mirándolo con el ceño fruncido.
—Sí—respondió secamente Beviin, enciendo su transporte—Debo reportarme con mi superior, la Mand'alor.

Sin esperar ninguna respuesta, el mandaloriano partió dejando atrás a Rar Thyss, quien entrecerró los ojos. De alguna manera recordó el ataque, le parecía demasiada casualidad el día que llegó el mandaloriano, días después, Danni fuese rescatada por un grupo de Jeedaii.
Rar recordó que solo un Jeedaii usaba la Fuerza, el resto solo usaban sus armas sin ningún tipo de habilidad fuera de lo común, e incluso, Beviin fue dejado de combate muy pronto y demasiado rápido.
La científica había rogado que le rescaten a Beviin, la había escuchado cuando estaba en la celda ¿Él estaría detrás de ese ataque? Rar apretó los dientes de la rabia, pero luego se calmó, seria cuestión de tiempo de atacar a los mandalorianos.
La alianza que tenían con ellos no solo era falsa, era para engañarlos y tenerlos subyugados. Sonrió de placer al imaginar a Beviin con las manos en el suelo, y colocando sus pies en su espalda como una banqueta.

Los mandalorianos, de aguerridos guerreros pasarían a ser esclavos serviles sin mente propia.