Notas de TL:Millie pierde el control al ver a Moxxie ser baleado. Finalmente se revela el nombre del secuestrador.

Disclaimer: No soy dueño de Helluva Boss o Hazbin Hotel.

VIII

El nombre

En el momento en que escuchó el disparo y vio a su esposo desplomarse, Millie sintió que el mundo se hacía añicos a su alrededor. Su cuerpo flácido simplemente yacía allí bajo la fría lluvia mientras el tirador solo lo miraba con un gruñido de asco antes de escupir sobre su cara… Antes de darse cuenta, Millie soltó un rugido de rabia mientras saltaba de su escondite.

Todo lo que pudo pensar en esos breves momentos mientras corría eran los recuerdos de su tiempo vivido con Moxxie. Millie siempre había sido vista como extraña, loca e incluso infantil por aquellos que conoció en su vida… Fue Moxxie quien vio a alguien diferente: Él vio a un hermoso ángel de la muerte que había sido su fuerza para ser mejor de lo que era. A pesar de sus rarezas, Moxxie vio a una diablilla que él creía que era una mujer amable y cariñosa la cual había encendido su corazón en llamas. Un amor con el que él quería pasar el resto de sus años.

…Nunca nadie había sido así con ella; O la mantenían a distancia, la usaban solo por sus habilidades o bien fueron aventuras de una noche que porque querían estar con la 'chica loca' …Moxxie no quería ninguna de esas cosas: Lo que quería era a la Millie real que yacía en el fondo. Ese deseo llevó a Millie a abrirse verdaderamente con alguien por primera vez, con ese hombre primero como su amigo, quien luego se convirtió en su amante y finalmente, en su esposo. Todos los días recordaba su voto matrimonial de estar el uno para el otro en las buenas y en las malas… Y ese voto ahora se rompió por culpa de esos engendros frente a ella.

Engendros que iba a descuartizar.

Millie se arrojó sobre de los caninos del infierno, quien miró hacia arriba solo para ver a la muerte dirigiéndose directamente hacia él. Su lanza fue directo a su cara sorprendida antes de que ella lo clavara sobre el pavimento, con su sangre salpicándole la cara, pero a ella no le importó. No fue suficiente: Le dispararon. Le dispararon al único diablillo que ella amó y podría amar.

El único diablillo que le había dado algo que ella apreciaba por encima de todo. Amor. Se lo quitaron. Se llevaron el "amor" de Millie.

Sacando la escopeta que traía, Millie se volvió hacia el canino infernal más cercano y le disparó al estómago antes de que pudiera reaccionar con su propia arma. La explosión lo envió volando contra su motocicleta, pero aún estaba vivo a pesar de que el intestino se le salía por el estómago como viscosas culebras rojizas. Millie no perdió el tiempo, corriendo hacia el perro del infierno, siempre con lágrimas en los ojos, y miró fijamente su rostro asustado y suplicante del perro… Pero todo lo que podía ver era su dulce Moxxie sonriendo. Una sonrisa que nunca volvería a ver. Ella apretó el gatillo dos veces para hacer que la cabeza del perro se deshiciera en una explosión de sangre y materia cerebral. Se dio la vuelta, gritando para matar a más de ellos, pero encontró a dos de ellos ya muertos por múltiples heridas de bala, y el líder, el hijo de puta que hizo esto, estaba en el suelo con los guardias de las sombras ya encima de él, este último echando una tormenta de insultos, pero enmudeció de golpe cuando Millie le puso la escopeta en la cara y lo hizo gemir.

― ¡Millie! ¡Retírese! ―ordenó Grimbeak.

¡NO! ¡Mató a Mox! ¡MATÓ A MI MOXXIE! ― chilló Millie con lágrimas en los ojos mientras se preparaba para apretar el gatillo. ― ¡¡LO MATARÉ!

― ¡No está muerto!

En esa fracción de segundo ella se congeló. La frase resonó en su cabeza; lentamente se volvió hacia Grimbeak, quien sostenía el cuerpo de su marido. Grimbeak le quitó la máscara y le mostró que Moxxie aún respiraba, pero estaba inconsciente.

¡Moxxie! ― gritó Millie dejando caer la escopeta. Ella corrió hacia él y le tomo en sus brazos, acariciándole la cara magullada. ― ¡Despierta, Moxxie! ¡Moxxie!

―Ugh… ¿…Qué? ― murmuró Moxxie despertando lentamente. Ella miró profundamente esos grandes y hermosos ojos dorados que pensó que nunca volvería a ver y lo besó con tanto fervor que casi se tambalea hacia atrás. ― ¿Mi-Millie? Espera... ¡¿Estoy vivo?!

―La máscara te salvó. ―explicó Grimbeak mientras la sostenía, mostrando la bala clavada en la frente. ― …Parece que está hecho de algo a prueba de balas. Tienes mucha suerte, Moxxie.

―...Odio ir de encubierto. ―gimió Moxxie antes de que sus ojos rodaran detrás de su cabeza y se desmayara.

Millie simplemente lo abrazó y sintió que sus lágrimas regresaban, solo que esta vez fueron de alivio en lugar de dolor. ―Está bien, Moxxie. Solo descansa. No te dejaré.

Grimbeak comenzó a gritar órdenes de esconder los cuerpos y llevarse a su prisionero con ellos, pero a Millie no le importó… Todo lo que le importaba estaba ahí en sus brazos. Todavía con ella, ahora y siempre.


Stolas se sintió aliviado cuando escuchó que Moxxie iba a estar bien: Solo tenía una pequeña conmoción cerebral que sería fácil de curar con magia y luego solo necesitaría descansar. Stolas sabía que hubo un riesgo en este plan, y el hecho de que la suerte hubiera evitado que todo se hubiera convertido en un desastre solo hizo que el príncipe estuviera más decidido a obtener la información correcta esta vez.

No quería perder el tiempo llevando al perro del infierno capturado a su mazmorra, por lo que le había ordenado a Grimbeak que lo mantuviera retenido en uno de los almacenes mientras se teletransportaba hacía allí. Había usado un portal para enviar a Millie y Moxxie al palacio para que este último pudiera ser atendido mientras Loona y Octavia esperaban con ellos… Su querida hija estuvo al borde del llanto al enterarse de lo sucedido. Después de todo había sido idea suya, y la idea de que Moxxie estuvo a punto de morir la había dejado aterrorizada.

Tomó nota de hablar con su hija después de esto, pero necesitaba concentrarse por ahora: El tiempo no estaba de su lado y necesitaba saber dónde estaba Blitzø o al menos saber quién era el cerebro detrás de su secuestro. Stolas estaba cada vez más preocupado por lo segundo basado en las pistas que tenía: Sabían del Grimorio de los Mundos y lo querían, sabían de su relación con Blitzø, tenían acero angelical, eran ricos y tenían altos contactos para contratar mercenarios.

Stolas estaba cada vez más preocupado de que este "secuestrador" estuviera más arriba en la cadena alimentaria de lo que pensaba, quizás incluso en la corte personal de Lucifer. El príncipe Stolas tenía muchos enemigos allí, y sabía que, si no jugaba esto con cuidado, no sería solo el final de su Blitzy, sino también el final de su propia familia.

Al llegar al almacén a través de un portal, el príncipe Stolas vio al líder de los perros infernales atado y bajo vigilancia de una fuerte guardia, con Grimbeak asintiendo con la cabeza ante su llegada. El perro del infierno se congeló al ver entrar a Stolas mientras su aura demoníaca comenzaba a extenderse por todo el lugar. La frustración y la ira de Stolas ya no estaban bajo control cuando sus alas se extendieron y se encendían en llamas. Sus ojos, carmesí y resplandecientes de poder, miraron al lloriqueante perro del infierno que se había convertido en un indefenso cachorro bajo su mirada.

Con su garra derecha brillando bajo un aura púrpura y negra, Stolas la golpeó directamente en el pecho del perro infernal, atravesándolo con absurda facilidad como si fuera mantequilla, pero al entrar no salió ninguna herida ni sangre. El demonio perro jadeó cuando sintió las garras de Stolas agarrar su corazón y comenzó a ahogarse ante la falta de la sangre cuando el príncipe búho lo apretó por un breve segundo.

¿Sabes qué es eso?le preguntó el príncipe Stolas en voz queda, susurrando siniestramente al oído del perro infernal. ― Es tu corazón. Con solo un simple apretón, puedo aplastarlo y hacer que te ahogues con tu propia sangre. O podría ir por tus pulmones...Movió la mano hacia uno de los lados y palpó el órgano, lo que hizo que el perro comenzara a llorar. ―. O tu hígado. Tu estómago. Columna vertebral. Incluso puedo hacer que se te salgan tus bolas. Puedo aplastarlos. Moverlos. Manipularlos en formas tan incómodas que rogarás por la muerte. Puedo hacer todo eso y más, perro.

Un olor nauseabundo procedente de los pantalones del perro del infierno hizo que algunos de los guardias lo miraran con asco, pero a Stolas no le importó. ―P-Po-Por favor…

Solo hay dos preguntas que quiero que me respondas, o de lo contrario pasaré las próximas horas haciéndote mi perra―gruñó Stolas. ―. Dónde. Esta. ¡Blitzø!

―Yo... no sé…―murmuró el perro del infierno. ―Mi... mi empleador nunca me dijoooOOOOO ¡AAAAAAAAHHHHHHHH!

Stolas continuó agarrando la columna del perro infernal durante unos minutos más, apretándola con tanta fuerza que estuvieron a punto de partirse en dos hasta que lo soltó. ― ¡La siguiente respuesta incorrecta hará que te arranque el culo! ¡AHORA DIME SU NOMBRE!

Y él lo gritó.

Lo gritó tan fuerte que hizo eco en todo el almacén e hizo que todos se quedaran mirando al perro infernal. El poder de Stolas se desvaneció por la pura conmoción de lo que había escuchado. Sus alas volvieron a la normalidad mientras retiraba lentamente su mano del pecho del perro, que lloraba. Lo miró fijamente, aceptando lo que acababa de escuchar y se preguntó si era verdad. Stolas volvió a exigir el nombre y lo oyó gritar por segunda vez.

El Príncipe trató de sentir si el perro del infierno estaba mintiendo, pero no lo estaba, jurando por Satanás que estaba diciendo la verdad, y Stolas le creyó. En ese momento, Stolas sintió que su corazón se partía en dos. Su alma gritó de dolor ante esta revelación. Este... este acto era de total traición.

Convocando poder en su garra, Stolas agarró al perro infernal por el cuello y le arrancó la cabeza. Dejó caer la cabeza decapitada y la columna al suelo mientras su guardia permanecía allí en silencio. Grimbeak caminó lentamente hacia su amo y colocó su garra sobre el príncipe Stolas. ―Señor... ¿se encuentra bien?

―No, Grimbeak. ―susurró el príncipe Stolas mientras sus ojos comenzaban a empañarse. ―. No lo estoy.

Octavia nunca se había sentido más culpable en toda su vida: Había estado segura de que su plan iba a funcionar, pero no había contado que esos perros del infierno intentarían apuñalarles por la espalda en el último segundo. Fue una jugada tan obvia que Octavia se quería patear a sí misma por no haber pensado en esa posibilidad.

Tal error por poco hizo que Moxxie perdiera la vida y Millie casi quedara viuda. La princesa mochuelo podría no ser tan cercana al matrimonio de diablillos como lo era con Loona, pero todavía eran parte de la familia de su amiga (incluso si la misma Loona nunca lo admitiera) e inocentes en todo esto; Por ello continuó disculpándose con todos ellos hasta que Loona finalmente le dijo que se callara.

― ¡Mira, ya entendimos, tú lo lamentas! ―exclamó Loona ya harta, poniendo los ojos en blanco. ―Mira, Moxxie no está muerto. A pesar de ser un cobarde, es un hijo de puta con suerte que siempre se las arregla para llegar a la cima cuando importa, y las cosas salieron bien, ¿no?

―Pero, yo…

―Princesa Octavia―terció Moxxie levantándose lentamente de su cama de hospital. ―, no le culpo por lo que pasó. A pesar de mis protestas todavía hice esto por mi propia elección al final. Aun así…―Y Moxxie miró a Millie y Loona entrecerrando los ojos―, ¿la próxima vez? NO voy a ir encubierto de nuevo.

― ¡Cariño, no tienes que hacer nada que no quieras nunca más! ―exclamó Millie abrazando a su esposo con fuerza, rodeando su cuello entre sus brazos y acariciándolo un poco antes de besarlo en la mejilla. ―. Mientras te quedes conmigo te dejaré hacer lo que quieras.

―Aw, Millie…―susurró Moxxie conmovido mientras le devolvía el beso. ―, sabes que nunca te dejaré.

―Millie... yo…―empezó Octavia, pero Millie la interrumpió, levantando una mano.

―Octavia, suficiente: Llorar y lamentarse no ayudará a nadie. El caso es que Mox está bien y tenemos al hijo de puta que entregó al jefe. ―replicó Millie, sonriendo. ―. Solo contemos nuestras bendiciones y no nos preocupemos por los 'que hubiera pasado'.

Octavia asintió con la cabeza antes de notar que su padre había entrado por la puerta de la enfermería. ―Hola papá. ¿Obtuviste algo... de…?

La mirada en los ojos de su padre hizo que Octavia se quedara sorprendida: Parecía que le hubieran chupado toda la vida y sus ojos no había nada más que vacío. El resplandor rojo oscuro que alguna vez tuvieron estaba apagado y casi negro, mientras que sus alas y cola casi se hundían contra el suelo. Ella no fue la única que se dio cuenta cuando se volvió hacia el equipo de I.M.P. y vio que ellos también estaban confundidos.

― ¿Papá?

―Yo... encontré el nombre…―susurró Stolas, pero en lugar de triunfo, su tono era de desesperación.

―B-Bueno, eso es bueno, ¿verdad? ―dijo Moxxie sonriendo nerviosamente. ―. ¡Eso significa que podemos rescatar al jefe!

El príncipe Stolas no se mostró para nada entusiasmado. De hecho, se veía francamente devastado. Octavia se acercó a su padre con los ojos llenos de preocupación. ― Papá, ¿qué ocurre?

Su padre la miró y ella pudo ver que las lágrimas comenzaban a formarse por el rabillo de los cuatro ojos. De repente, la abrazó y envolvió sus alas alrededor de ella. ―Octavia... lo siento mucho... lo siento mucho

― ¿Pa-papá? ―Los ojos de Octavia se abrieron como platos mientras tragaba saliva. ―. Qu-quién... quién es…

―...Es Stella. ―dijo el príncipe Stolas finalmente con un profundo suspiro. ―…Es tu madre.

…Madre.

¿Su madre?

No, no puede ser. Su madre podía ser estricta, y puede que no le gustaran los diablillos y otros demonios de clase baja, pero seguramente no haría esto. No lastimaría a su padre así ni a su hija. ¡No, no puede ser verdad!

―N-No…―murmuró Octavia retrocediendo lentamente. ―. ¡Es-estás mintiendo! ¡O el perro está mintiendo! ¡No puede ser ella!

—Octavia —susurró Stolas mientras cerraba los ojos. ―, lo siento, pero estaba diciendo la verdad.

Octavia quería gritar que estaban engañando a su padre, pero entonces las pistas empezaron a golpearla: ¿Quién podría haber sabido que su padre estaba usando el libro y lo qué hacía? ¿Quién más en su familia sabía que I.M.P. lo estaba usando? ¿Quién más tenía el dinero y las conexiones para contratar a Vaax, los perros del infierno, y ganarse la lealtad de los Tengus debido a su antigua línea de sangre? ¿Cuántas veces su madre había desaprobado que saliera con Loona y sus otros amigos, todos los cuales eran vistos como demonios de clase baja? Sin mencionar cómo sus padres discutieron en numerosas ocasiones sobre la atracción de Stolas por Blitzø y los temores de que su reputación se viera arruinada si alguna vez salía a la luz que se estaba acostando con un diablillo… Octavia siempre había pensado que era una pelea estúpida considerando que su madre también se estaba acostando con otras personas, pero ¿realmente odiaba tanto a Blitzø?

Luego, sus pensamientos se dirigieron a la familia de su madre. Su abuelo era el ángel caído Malphas (1), a quien nunca conoció debido a su muerte hace años a manos de los ángeles, pero su espada angelical era una reliquia familiar. Su abuela y su tío materno nunca ocultaron su disgusto por los generosos tratos de su padre con los demonios de clase inferior, por eso rara vez Stolas trataba de lidiar con ellos. Si bien su madre siempre había despreciado a la clase baja, su tío y su abuela los veían como una absoluta escoria… Por eso Octavia trató de evitar visitarlos por completo. ¿Estaban involucrados? ¿Participaron en esto?

Cuanto más pensaba en ello, más piezas se juntaban. Fue su madre. Su madre hizo esto. Ella lastimó a Blitzø. Ella lastimó a Loona. Ella lastimó a su familia.

…Incapaz de negarlo más, Octavia cayó en los brazos de su padre y rompió en llanto. Su corazón gritaba de rabia y vergüenza por las acciones de su madre. Los dos demonios búho se abrazaron mientras sus gritos resonaban por toda la mansión.

TBC

Glosario:

(1) Malphas es un poderoso Gran Presidente (o un Príncipe para algunos autores) del Infierno, teniendo cuarenta legiones de demonios bajo su mando. En la cultura popular aparece como jefe en varios juegos conocidos como Devil May Cry o Castlevania: Symphony of the Night.