-Perfecto, tenemos acá dos especiales del chef para la pareja de enamorados y un vino de reserva como regalo de la casa.

Levi me miró, no sé de vinos, pero por su expresión ese debía ser caro. Nanaba también lo notó.

-Tranquilo, Levi. Hange es mi mejor amiga y nunca había traído a nadie a conocerme, créeme que es un excelente momento para compartir uno de estos vinos con ustedes- diciendo eso, se fue.

Perfecto, al fin solos.

-Hey, pero ¿no es esa acaso mi pareja favorita?

¿Qué hacía el jefe ahí? Sé que nuestra ciudad es relativamente pequeña, pero ¿POR QUÉ APARECE SIEMPRE?

-Ay no- suspira el pelinegro a mi lado.

-Aquí vamos de nuevo.

El ambiente era excelente, Nanaba se había ido, al fin podríamos tener algo de privacidad para sentirlo realmente como una cita y pasa esto.

La vida nos odia.

Luego de una corta conversación con el jefe y su esposa, y de terminar de comer las maravillas cocinadas por Mike, pagamos y nos retiramos.

No sin antes tener que pasar por las miradas sugerentes tanto de mi amiga como del jefe.

-¿Quieres que te deje en tu apartamento?- preguntó el enano apenas me subí a su auto.

-¿No tenías nada más planeado?

-No realmente. Tengo que decir que nada de lo de hoy salió como yo esperaba.

¿Inseguridad? ¿Frustración? No sé cómo interpretar lo que dijo.

-Pero... -dudo un poco antes de seguir hablando- yo creo que estuvo bien. Hicimos juntos algo que te gusta, y conociste a mi mejor amiga.

-Y a tu ex novio.- veo cómo rueda los ojos.

-Claro, pero eso no cuenta.

Y ahí, me ilumino y Levi lo nota porque en seguida me responde.

-¿Qué tienes en mente?

-¿Quieres bajar conmigo en mi departamento y... no sé, vemos unas películas y pedimos pizza?

-Claro, pero hay un solo inconveniente.

-¿Cuál?

-Me siento sucio.

-Pero eso no es problema, puedes ducharte en mi apartamento.- le sonrío.

Y entonces lo noto.

Esas palabras pueden malinterpretarse y a juzgar por el sonrojo en su cara, él cayó en la misma conclusión.

-Tsk. Está bien, siempre traigo ropa de cambio en mi automóvil.

-Perfecto. Ducha, películas y pizza será el panorama, entonces.

Llegamos a mi apartamento, Levi se dirige en seguida al baño y yo me resigno, no va a pasar nada con lo que fantaseé durante el resto del viaje.

-Aguarda cinco minutos- le grito- tengo unas toallas nuevas para que uses.

Escucho cómo da un grito afirmativo, le llevo las toallas y me siento en el sofá frente al televisor a esperarlo. En menos de un cuarto de hora, sale.

Olvidó su ropa de cambio en su auto, así que lo veo salir solamente envuelto de la cintura para abajo en su toalla.

Su cuerpo fue tallado por los mismos dioses, no sé qué cara tengo en estos minutos, pero él mismo se encarga de darme una idea.

-Cierra la boca o te entrarán moscas, cuatro ojos.

Tan simpático como siempre. De todos modos, no puedo evitar mirarlo detenidamente, su piel nívea tiene aún gotas de agua que bajan desde su pelo húmedo, pasando a través de su pectoral y abdomen marcados y se pierden en la toalla que cuelga de su cintura.

Empezó a hacer calor. Pero sé que aun no es momento, tengo que cambiar el tema de alguna forma.

"Vamos, Hange, tú puedes. No es tan difícil. Puedes formar una oración que no te haga quedar como estúpida."

-Ropa en el auto.

"Perfecto, todo lo que no queríamos que pasara, pasó."

-¿Ah?

-Que si quieres que vaya a buscar tu ropa que se te quedó en tu auto.

-Ah, claro, gracias.

Al menos salir a tomar aire podría ayudarme a evitar esa clase de pensamientos fantasiosos que no quiero tener… aún.

A quién trato de engañar, muero de ganas de abalanzarme sobre Levi y dejarme llevar con él.

Pero llevamos menos de un mes saliendo oficialmente, él quiere hacer las cosas bien y yo también, sería precipitado.

"Aguanta, Hange. Tú puedes. No es tan difícil."

Entro de vuelta y está ahí, de pie frente a mí.

Es realmente difícil aguantar. Le extiendo su ropa y él la toma. Luego de vestirse, y de que yo me duche y me cambie, nos encontramos los dos uno al lado del otro escogiendo una película para ver mientras esperamos que llegue la pizza que ordenamos.

No es difícil sentirme cómoda en esta situación con Levi.

De hecho, creo que podría acostumbrarme a esto, de reojo miro cómo extiende su mano hasta tomar la mía para hacerme cariño, yo le respondo y nuestras manos se acarician durante un buen rato y luego no son solo nuestras manos, en un movimiento rápido me tumba sobre el sofá y me besa los labios.

Amo los besos de Levi, podrá ser bueno en muchas cosas, pero besando es una jodida estrella.

Y yo… yo me limito a sentir.

Siento cómo sus manos se mueven a través de mi ropa y la forma como desciende con besos por mi cuello y yo le respondo con mis manos que se cuelan bajo su camiseta para explorar ese torso que me vuelve loca, hasta que Levi hace un alto, pone una mirada seductora que ignoraba que existía y se la saca dejando al descubierto su cuerpo y acercándose para hacer lo mismo con la polera que llevo puesta, hasta que el timbre empieza a sonar.

-Tsk. Llegó la pizza.

-No puede ser- esto es realmente frustrante.

-Ve tú, tienes más ropa puesta.

Me ordeno un poco el pelo, salgo, recibo el pedido, pago, entro y ahí está.

-Entonces… ¿quieres continuar donde lo dejamos? - Pregunto viendo que sigue sin ponerse la camiseta.

Levi me mira y me hace una seña para que vuelva rápido a su lado.

-Cuatro ojos, ven aquí.